Donde los sueños y realidad comparten sábanas - [Brigitte Guielle]

por **Thibault Colville** Miér Jun 16, 2010 1:53 am

Mi regreso a Paris era sin duda un gran vórtice de recuerdos que se abría paso en mi mente. Buenos, malos, pero terribles sobre todo. A pesar de estar claramente convenció de lo que me había traído hasta aquí era tan solo mi sed de venganza, no podía negar que amaba Paris, no podía lograr ocultar con mucho éxito el éxtasis que me producía el volver a andar por sus calles, incluso por las peores que era justo por donde mis pies andaban. Mis zapatos se encontraban ya incluso un poco llenos de barro, pero nada grave que me hiciera desistir de recorrer esas calles que algún día me habían visto crecer y ¿por que no? también morir. Eran casi las doce de la noche pero las personas no parecían prestar demasiada importancia a unas insignificantes manecillas de un reloj, el tiempo para ellos parecía ir a su favor, siempre en pro de su diversión.

Y así mientras deambulaba cual fantasma por las calles pude darme cuenta de que había llegado el momento que tanto había odiado durante años: la hora en la que debía buscar a alguna victima, al mas desgraciado o desgraciada de los humanos, a alguien que osara a cruzarse por mi camino sin tener la minima idea del cruel destino que le esperaba. No era que el remordimiento de asesinar para yo sobrevivir hubiera desaparecido, pero era irremediable el hacerlo, aunque yo siempre procuraba el no asesinar a nadie, mi acto era tan solo una especie de practica en la que pedía prestado un poco de ese vital liquido a algún mortal, solo el suficiente para poder mantenerme con fuerza yo. Claro estaba que al hacer esto me exponía a que quizás algún día no muy lejano alguna de esas victimas sobrevivientes a mi ataque me reconociera en algún lugar, aunque eso para mi era todavía mas aceptable que el hecho de cargar con una vida mas en mi conciencia.

Una música fuerte llego hasta mis oídos acompañada de risas y voces de ambos sexos provenientes de un pequeño local que se encontraba a apenas escasos metros de mis pasos. Avance hasta el lugar y sin necesidad de alzar la vista para ver de que tipo de lugar se trataba pude saberlo gracias a la vestimenta poco pudorosa de una mujer que salía de ahí acompañada de un caballero de aun mejor apariencia que la suya. Observe la entrada por unos instantes, dude en ingresar al interior, pero finalmente lo hice. Tal y como mi desarrollado oído había captado, el lugar estaba atestado, mujeres con poca ropa que dejaban poco a la imaginación se paseaban por la mesas contoneando sus curvilíneas figuras, hombres con miradas lascivas las seguían relamiendo sus labios con lujuria y yo, tan solo tome asiento haciendo caso omiso de mi alrededor por un instante. No eran placeres carnales lo que quería satisfacer esa noche, era sed de sangre lo que me había llevado a hasta aquel lugar. Espere con paciencia visualizar a quien seria mi victima.

por Invitado Vie Jun 18, 2010 7:43 am

Impotencia. Rencor. Soledad. Desgarro. Opresión. Inferioridad. Humillación. Encarcelada.

Sentimientos que podrían resumirse en uno solo: dolor. Aquellos mismos sentimientos, los cuales la chica intentó hacer desaparecer en el momento en el que se sumergió en aquella gran palangana de madera que las chicas solían utilizar como bañera. Así permaneció unos segundos, manteniendo la esperanza de que esos sentimientos quedaran hundidos en el fondo de aquel recipiente.

La cabeza de la joven salió de aquel lugar atrapando una gran bocanada de aire, demasiado tiempo era el que había pasado aguantando su respiración, sobre todo si al final sus intentos fueron en vano. La chica froto sus ojos retirando el resto de agua mezclado con el carbón que marcaba sus cautivantes ojos, desesperada. Pero siguió sin encontrar solución, únicamente una imagen algo demacrada en la que el escaso maquillaje que aquella noche llevaba se había corrido con el frío agua a lo largo de toda su cara. Con cuidado de que no escapase mucho agua, Brigitte se dispuso a salir de la improvisada bañera para terminar vistiéndose, pero hoy no se molestaría mucho en sus ropas…

Llegó a la parte del “espectáculo” de aquel local estirándose aquella falda larga de color marrón chocolate, y colocándose las mangas de su simple pero abultada blusa color crudo, para dejar sus hombros al descubierto. Se observó en el largo espejo que se encontraba en frente de la pequeña barra que ejercía como taberna, en silencio, buscando que un mero objeto le diera alguna solución. Pero no encontró nada más que la visión de un nuevo cliente entrando al local. Suspiró. Había que sacar fuerzas hasta de debajo de las piedras.

El caminar de aquella realmente joven chica se distinguía desde kilómetros al del resto de mujeres que por allí rondaban, en ella hoy no existía cualquier ápice de provocación o sensualidad. Caminaba sin muchas ganas, tras lo que acababa de sufrir poco le apetecía cualquier cosa vinculada al burdel. Retiro algunos mechones aun húmedos de su rostro de camino a su objetivo. Cuando llegó a la mesa en la cual se encontraba sentado el nuevo cliente simplemente comentó en lo que pareció ser casi un susurro…

-Buenas noches, bienvenido al lugar dónde todos sus sueños se convierten en órdenes.-Ironizó en apenas un murmuro prácticamente inaudible.

La chica se retiró levemente para toser un par de veces, notándose que el gesto era bastante forzado y se retiro de nuevo hacia el cliente esbozando una fingida media sonrisa.

-¿Qué desea?-Preguntó sin borrar aquel incómodo gesto de su cara.

La mirada de la chica se centró en el hombre, o más bien joven que allí se sentaba. Aquellos ojos azul perla recorrieron la figura del que allí se sentaba.¿Cuantos años debería tener? No debería sobrepasar los veinticinco.

"Cada día más jóvenes, donde iba a terminar la sociedad...No es de extrañar que todos terminen pensando con lo de ahí abajo al fin y al cabo.". Esos pensamientos eran los que rondaban por la mente de la chica, nunca había sido feminista, ni machista. Ni nada por el estilo. Pero simplemente, hoy se encontraba destrozada, y eso le generaba un extraño mal humor.

Off: Perdón por la enorme tardanza. Prometo no volver a tardar tanto:$

por **Thibault Colville** Lun Jun 21, 2010 2:45 am

Y así con la vista fija en la madera medianamente roída de la que estaba hecha la mesa que había elegido como mía por esa noche, fue que a mi mente llegaron un sin fin de cosas. Mi mente jamás reposaba, activa siempre se vería, sobre todo de pensamientos llenos de dudas, de tormento, de odio hacia mi mismo. Aun no terminaba de entender como era que me había acostumbrado a poder asesinar a una persona sin pudor alguno…en realidad culpa si sentía, pero cuando la sed de sangre me consumía me era casi imposible el razonar como una persona, algo que ya no era desde hacia mas de 15 años; me era casi imposible el controlarme, era como una bestia que se dejaba sucumbir por la necesidad de ser alimentada. La curva de mi boca se transformo en una línea recta ante tales pensamientos tan viles y en ese instante una voz femenina me obligo a alzar la vista encontrándome con una joven de ojos extraordinariamente bellos, azules como el mar, mas hermosos que este incluso. Le escuche decir algo que quizás ella creía no podría oír, claro que ella no contaba con que el hombre que tenia enfrente no era sencillamente eso, un hombre, si no una bestia, quizás de las peores.

Pude notar cierto cansancio en su rostro el cual era delicado, de facciones suaves como los de una muñeca de porcelana, incluso tan frágil que podría romperse en cualquier instante. Su forma de hablar me dejo entendido que ese lugar no era precisamente lo que deseaba para su vida, quizás era una de esas pocas mujeres que se veían obligadas a ejercer tal empleo muy a su pesar, por necesidad.
- Buenas noches mademoiselle. – Respondí luego de un silencio prolongado de la manera mas amable posible. El verla nuevamente y aun mas fija me hizo dudar una vez mas, incluso por mi cabeza paso la idea de tan solo ponerme de pie y retirarme de aquel lugar al que jamás había entrado incluso en mi vida humana, los placeres carnales jamás habían sido para mi una necesidad, al menos no tan desesperante como para venir a buscarla a un burdel y con una extraña para luego darle un par de libras. – Supongo que lo que buscan todos aquí. – Respondí de manera poco inteligente, a nadie podía negarle que me sentía extraño allí. Gire mi vista y me encontré con una pareja la cual estaba conformada por un hombre de algunos cuarenta y cinco años que palpaba con lujuria el cuerpo de una joven de apenas algunos diecinueve, ocultos en la oscuridad de un rincón, suponiendo que así podrían hacer de aquel acto algo mas “privado”. La idea de irme volvió a venir a mi mente, pero entonces un dolor en el estomago me hizo recordar la razón que me había arrastrado hasta ahí. Tenía dos días sin alimentarme, estaba débil, incluso mi piel lucia mas pálida de lo habitual y lo peor de todo es que sabia que no podía quedarme así y después exponerme a visitar a mi sobrina Francine exponiéndola de esa manera. – Quizás algo de privacidad me haría sentir mas cómodo. – Mientras más rápido acabara con ello, mejor.

Off: No te preocupes, sin presiones Wink

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