Bienvenue à Paris [Libre]

por **Virginie Bon Alliot** Mar Ago 02, 2011 10:06 am

La pequeña Virginie llevaba caminando horas. Aferrando con sus manitas su camafeo, único recuerdo de su hogar y de su verdadera familia. Le costó varios segundos y unos cuantos pestañeos darse cuenta de que aquellas calles debían ya pertenecer a la ciudad de la luz.

La ciudad le resulta fría y atrayente, como si en sí misma contuvieran ambos polos de un imán. Vaga por sus calles, que le resultan demasiado anchas, observándolo todo con ojos curiosos. Aquellos rincones no se parecían demasiado a los que ella había imaginado gracias a las historias de su abuela, quizá París había cambiado mucho, el tiempo no pasa en valde, ni siquiera para las ciudades.

Virginie empieza a sentirse abrumaba. Hay demasiados sentimientos a su alrededor y ella puede sentirlos todos: deseo, lujuria, sed, ambición, ira, miedo... Se siente confusa y sola a pesar de que París no está precisamente vacío a estas horas. Se esfuerza por mantener los ojos abiertos, ya que siente que si los cierra perderá la conciencia. Guía como puede sus paso a un saliente de la calle y se sienta. Procurando concentrarse solo en respirar.

por **Ginebra Le Boursier** Mar Ago 02, 2011 2:04 pm

El trayecto de su travesía fue imaginablemente largo entre sus brazos tenia a un pequeño cachorro de lobo que no paraba de morder su mano. Encontró a la cría de lobo vagando por su hogar fue gravemente herido de una de sus patas traseras. Las riñas entre animales por el control podían ser extremadamente duras especial con los novatos dentro de su especie, aun así el animal mallugado mordía feroz mente tratando de librarse del agarre. El lobo sentía el peligro que ella imponía en su camino siendo uno de los depredadores más terribles dentro de la tierra que pisaba con otros seres. – ¿Podrías dejar de morder mi mano? Solo planeo llevarte al médico- aun después de milenios creía que los animales entendían perfectamente a los humanos. Era muy dada a ayudar siempre y cuando la ocasión lo ameritaba. En su camino por la atención que ponía al lobo topo con una joven de mediana edad, rubia de ojos verdes. Rápidamente se imagino que se trataba de una bruja. –Lamento el inconveniente- durante pocos segundos mantuvo un control mental en el lobo para evitar que saltara de su agarre y atacara a alguien por nervios.

por **Virginie Bon Alliot** Mar Ago 02, 2011 2:43 pm

Aún tenía los ojos muy abiertos cuando vió llegar a una preciosa mujer rubia.

Virginie no se manejaba bien con los extraños y aquella mujer le parecía de lo más extraño, aunque tampoco es que hubiera visto a mucha gente durante esto 16 años. Era como si aquella mujer también pudiera ver más alla de la apericencia, como si pudiera mirar dentro de ella. Cuando consiguió volver a controlar su respiración, cayó en la cuenta de que había algo aún más estraño, aquella mujer llevaba a un cachorro de lobo en sus brazos.

Virginie volvió a abrir exageradamente los ojos - ¿No teme que eso se vuelva en su contra, mademoiselle? - Quizá importunaba a aquella señorita, pero si había algo que era la pequeñe Virginie, por encima de tímida, era curiosa.

por **Ginebra Le Boursier** Mar Ago 02, 2011 2:58 pm

Rio un poco al sentir el aire enviándole el olor de la sangre de la joven, no había hurgado en ninguno de sus recuerdos interiores solo para ver si la joven se trataba de una bruja experimentada. De ninguna manera corrompería su mente y sus recuerdos serian una atrocidad muy descortés de su parte. –Ginebra le boursier, un placer- al acto hizo una reverencia esperando la presentación de la joven. En escasos segundos nuevamente se encargo de analizarla, sin duda era sumamente bella. –De ninguna manera le temo- comento con una sonrisa pensando que tal vez el lobo debiera temerle a ella. –Es una cría pero aun así tiene los colmillos muy filosos- el lobo tenía un gran espíritu para intentar sobrevivir en un terreno del cual no sabía nada y mucho menos para toparse piedras en su camino.

por **Virginie Bon Alliot** Mar Ago 02, 2011 4:43 pm

Observó detenidamente los gesto de su nueva compañía, en un momento determinado, la mujer rió y Virginie sonrió ante ese gesto sin entender mucho su significado.

Al escuchar el nombre de la señorita cayó en la cuenta de que estaba siendo maleducada. Su abuela siempre le contó que en París la gente le daba mucha importancia a los modales, sobre todo cuanto más alta fuera su clase social. -¡Oh! - pronunció a la vez que se tapaba con una la boca con una de sus manitas. - Perdoneme, Virginie, Virginie Bon Alliot - dijo finalmente devolviéndole el gesto de la reverencia algo más topermente.

Quizá aquella mujer era algún tipo de hechicera que controlaba a los animales. Nunca había visto nada así. O quizá en París era costumbre tener un lobo como mascota. Virginie de asomó curiosa a los brazos de Ginebra, para observar a la criatura. - Apuesto a que aún siendo cachorro podría destrozarme una mano...- entonces se percató de que parecía herido - ¿está herido? - preguntó con una mirada tierna en los ojos.

Las preguntas se la agolpaban en la cabeza, igual que las sensaciones, pero no quería entrometerse. Era de las pocas cosas que sabía de las relaciones, hacer demasiadas preguntas solo alejaba a la gente.

por **Ginebra Le Boursier** Mar Ago 02, 2011 6:59 pm

La ingenuidad e inocencia de la joven la hicieron sonreír con dulzura, a causa de esto recordó que ella misma también en numerosas ocasiones le ocurrió lo mismo. Cuando aún era humana y de clase baja. Los pensamientos de la joven venían como relámpagos hacia su mente pero no se aventuro a recorrer su mente sin que ella lo supiera. –Tranquila puedes tocarlo, tiene un pelaje sumamente suave- volvió a controlar al lobo para evitar un malentendido a causa de sus colmillos. Elevo un poco la mirada para ver como la joven acercaba su mano temerosamente primero palpando suavemente con sus yemas para luego acariciar la cabeza del cachorro con su palma –Si esta herido, así lo encontré en las cercanías de mi hogar. Lo llevare ahora mismo al médico si gustas puedes acompañarme- propuso de una manera calmada escondiendo su mano en la manga de la capucha para evitar que la joven contemplara la sanación acelerada de mis heridas. Por la mirada de sus ojos pudo objetar que tenía muchas dudas sobre la situación. –También contestare todas tus preguntas- sonrió de nuevo, deseaba verse alegre ante virginie –Se te ve muy curiosa-Dicho esto nunca se imagino que crearia una especie de aura de misterio hacia su persona.

A la lejanía olía a sangre fresca, demasiada fue derramada. La imaginación me permitía imaginarme sobre un certero asesinato, algún neófito o un vampiro muy hambriento. Solo deseaba que no expusiera el secreto de vampiros que deseaban vivir como humanos dentro de su propia sociedad. Algo sumamente difícil ya que los humanos eran muchos más y teníamos que vivir desacuerdo a una serie de normas y reglas para llegar a una sana convivencia.

por **Virginie Bon Alliot** Mar Ago 02, 2011 7:17 pm

Seguía asombrada por el tacto del pequeño cachorro. En mi tierra dejábamos a los animales libres, solo podíamos acercanos a ellos si estos gustaban de acercarse primero.

- Es una preciosa critatura, a pesar de todo. - comentó sin saber bien por qué mientras le dedicaba una cándida sonrisa a la señortia Ginebre.

La mujer le ofreció que le acompañara a llevar al animal a que lo sanaran. - Le acompañaré gustosa, soy una recién llegada y en realidad, no tengo a ningún otro sitio al que acudir - dijo con un matiz trsite en la voz, sin querer entrar en demasaidos detallas.

Ginebre desprendía control. Era dueña de la situación. Aquello casi enfadaba a Virginie, ya que le hacía parecer más torpe aún. Se ofreció amablemente a constertar a las dudas que surgían en su cabeza, asique la pequeña muchacha disparó sin más - ¿es usted alguna clase de hechizera? - era lo único que ella conocía y por tanto lo único que podía encajarle en esa situación, pero enseguida se ruborizó- espero no ofenderla, pero es...es como si usted en cierta manera pudiera controtal a ese lobo. Creo que si no fuera por usted, seríamos ambas quienes necesitaríamos ver a un médico. - terminó la frase y observó que Ginebre miraba al horizonte, asique copió el gesto, intentado vislumbrar si ella también podía intuir algo en la lejanía.

por **Ginebra Le Boursier** Mar Ago 02, 2011 7:36 pm

-Se podría decir que soy una clase de hechicera- continuo levemente mientras comenzaba a caminar el hospital más cercano que conocía estaba a una calle más. Comparado con lo que podía caminar con su resistencia no era más que un par de metros a la lejanía. –Te revelare después en qué clase de magia me han enseñado- Todo lo que decía no era más que una vil mentira pero tampoco deseaba corromper la mente de la inocente joven con historias sobre la inmortalidad y otras razas que convivían con ella en secreto.

-Puede sonar un poco extraño pero puedes venir a vivir conmigo si no tienes sitio donde quedarte- comento mientras volvía a revelar la mano que ocultaba para acariciar al lobo de la cabeza dejo desde hace varios momentos de controlarlo y estaba muy cansado como para seguir forcejeando como antes. –En mi hogar conviven muchas personas amables que podrían darte la bienvenida de una manera muy cálida- conforme conocía un poco más a la muchacha tenía un poco mas de confianza en hablar. Era muy dada a perder en cuanto hablar con respeto a otras personas, regularmente hablaba de “tu” aunque se tratase del mismo rey.

Espero cada una de las preguntas de virginie mientras se seguía una trayectoria para llegar con el médico. Una vez ahí pague lo suficiente como para que aceptase que puede checar a un cachorro de lobo sin ser atacado, solo le vendo la pata para inmovilizarla. Según el hombre se trataba de una quebradura simplemente lo cual la alivio. Al salir de la habitación local, logro conseguir un trozo de carne. A razón de que enseguida había un carnicero muy amable. Cuando la cría lo olio no tardo mucho en devorarse la carne para luego lamer su mano, la cual había usado como un oso de felpa.

por **Virginie Bon Alliot** Mar Ago 02, 2011 8:03 pm

Virginie sintió una instantanea alegría al escuchar a su nueva acompañante decir que era una especie de hechicera. A pesar de no entender del todo el sentido de sus palabras. Quizá París no era tan diferente de Fointenbleau al fin y al cabo. Quizás incluso podría aprender algun arte nueva de ella. Ginebre le ofreció alojamiento en su casa, aquello le resultó muy extraño, la pequeña muchacha no solía confiar tan rápido en extraños como para irse repentinamente a su hogar. Pero el hecho de que le dijera que allí sería bienvenida por otros le dió curiosidad - No quiero ser una molestia, señortia. - dijo, sin negarse del todo a la propuesta.

Observó atenta como Ginebre manejaba la situación en el hospital con aquel cachorrillo. Algo en aquella mujer fascinaba a Virginie. Nunca había sentido antes la ambición, las ganas de ser como alguien. Pero Ginebre tenía algo que hacía que la muchacha quisiera aspirar a más.

por **Ginebra Le Boursier** Mar Ago 02, 2011 8:52 pm

-No te preocupes, todos son criados. La única que se queda conmigo es Rossella, los demás se van antes de que se ponga el sol- dijo como si fuera una cosa de las mas naturales del mundo. –Estarás en un buen lugar, espero que no te incomode que viva en el centro del bosque- conforme pasaban los minutos cada vez sentía más empatía por la joven. No planeaba beber su sangre. Algún día tendría que decirle que en verdad no era una verdadera hechicera, no deseaba que llegase rápido. -¿Qué es lo que te trajo a parís?- se atrevió a preguntar después de todo iba a llevar a una desconocida a su hogar, o bien eso se podría decir. Ya que, ella en solo un par de segundos podía averiguar incluso sus mas ocultos secretos.

Dudo en un tiempo pequeño, a si que puso el lobo en las manos de virginie. Primero dejo que la olfateara por si algún rastro de peligro, luego cuando tomo confianza se acurruco en sus brazos a lo cual solo pudo sonreír.

por **Virginie Bon Alliot** Miér Ago 03, 2011 8:47 am

Aquella mujer tenía críados. Virginie había pasado toda su vida viviendo en comunión con la naturaleza, allí nadie mandaba sobre nadie y todos trabajaban para el bien común. El término críados le resultaba extraño y un tanto injuto, pero al fin y al cabo, ¿qué sabía ella sobre clases?. Ginebre le preguntó los motivos de su llegada a París, no le apetecía recordar todo el dolor, asique sería un poco esquiva y contestaría por que aquella mujer estaba siendo muy amable con ella

- Verá, señorita, yo no soy precisamente de alta clase. Y quizá en París está mal visto que se relacione conmigo. - no tenía ni idea de como funcionaban estas cosas y no quería perjudicar a su benefactora. Cuando la señorita Ginibre mencionó que vivía en el bosque una luz brilló en los ojos de Virginie, si iba a vivir en algún sitio ¿qué mejor que un bosque?, aquello era lo más parecido que iba encontrar en París a los campos que algún día fueron su hogar. - He venido a París porque me quedé sin hogar, alguien destrozó nuestro hogar... - pronunció las palabras con tristeza mientras una vez más se agarra a su colgante, la única pieza de su pasado. - ... solía vivir en el campo - continuó - asique vivir el en bosque no supone ningún problema para mí, señorita, es más es casi al lugar al que pertenezco. - sonrió levemente.

Entonces recordó todas aquellas historias de la abuela Adéle, sobre las criaturas nada fiables que habitaban en los bosques de París. Pensó en ello mientras sostenía al lobezno, que Ginebre había puesto entre sus brazos, parecía tranquilo. Tal vez solo eran historias, pero la pequeña Virginie no pudo evitar estremecerse un poco ante aquellas ideas.

por **Ginebra Le Boursier** Miér Ago 03, 2011 12:20 pm

Durante unos segundos noto que se había disgustado en sobremanera sobre lo que comento –Oh perdóneme, ellos no son precisamente criados son como mi familia siempre están conmigo en las buenas y en las malas pero ellos me han pedido que los llame “criados”. Se me hizo costumbre con el tiempo- admitió sinceramente, esas personas eran su familia. Al principio llamarlos de esa manera le sonaba muy cruel pero con el tiempo fueron recordándoselo al punto de que se volvió costumbre.

-No soy de las que se dejan llevar por las diferentes clases sociales y si está mal visto que estas se mesclen entre ellas. A mi poco me importa- comento riendo llevaba una eternidad con vida y no le había pasado nada por los chismes que muchas mujeres llegaban a escupir como cobras dispuestas a atacar a lo que se pusiese en su nariz.

-Es un motivo parecido por el cual vine yo también aquí- deseaba cada vez acercarse más a esa joven, ella era sencilla y de buen corazón. Algo a lo que ella no llegaba ni con recorrer grandes distancias. Durante su pasado fue una sanguinaria vampiresa denominada como “Deméter de la sangre”. Esa historia la encadenaba demasiado a su pasado sin poder superarlo. –Bueno si vamos ahora, Rossella te invadirá con un rio de preguntas- rio recordando cuando trajo a su pequeño tigre con ella, Rossella lo viboreo de pies a cabeza, analizando cada gesto que podía hasta que el final dio su aprobación sin que este se diese cuenta. –Podrá ser una mujer muy mayor pero es muy alegre y curiosa-

-También espero que no te incomode que la casa es demasiado oscura por dentro- esto a causa de que no podía ser expuesta a la luz del sol ya que moriría en cenizas. Desapareciendo por completo.

por **Virginie Bon Alliot** Miér Ago 03, 2011 5:01 pm

Echaba de menos el poder llamar a alguien familia. Había tenido suerte, a su llegada a París se había encontrado con una buena mujer que le ofrecía su casa, y la cual además estaba dispuesta a pasar por alto las opinones que alojarla le pudieran acarrear.

Hablaba de aquella Rossella con cariño, además mencionó que era una mujer mayor y Virginie no pudo evitar acordarse de su adorada abuela. - Responderé encantada a sus preguntas, es lo menos que puedo hacer si van a alojarme - contestó con el semblante alegre. Virginie solía ruborizarse cuando sonreía en exceso, como si ser demasiado feliz fuera una especie de pecado. Pero estab teníendo suerte y no podía evitar sonreír.

No entendió muy bien aquello de la luz, si a su casera no le agradaba la luz, Virginie no tenía demasiada posición como para quejarse de ella, a pesar de lo mucho que la pequeña muchacha disfrutaba del sol acariciando su piel; era sin duda un placer que podía disfrutar fuera de casa y más si iba a vivir en el bosque. - No es inconveniente, la luz siempre nos espera fuera. - sentenció. - Podemos ponernos en camino cuando gustes - dijo volviendo a sonreir.

por **Ginebra Le Boursier** Miér Ago 03, 2011 7:33 pm

No comento nada a lo largo del trayecto, llegarían al centro del bosque en alrededor de 20 minutos. Conforme se entraba aun mas al bosque los arboles tenían copas mas espesas y dejaban entrar solo poca luz. Era un lugar peligroso ya que en esos alrededores Vivian muchos licántropos pero en cambio para ella era un lugar cómodo. –Si te interesa la literatura tenemos una gran biblioteca- comento tranquila mientras el sendero revelaba una mansión de color blanco con grandes ventanales pero cortinas espesas y negras. Había dos grandes jardines a los lados de la casa y un poco más lejos un establo con caballos.

Ya dentro de la mansión pocas personas estaban dentro, las demás de seguro se habían retirado antes. –Rossella, tenemos una invitada- Una mujer vino a paso lento a darles la bienvenida, parecía cansada, en su cara unas cuantas arrugas y unos ojos color miel llenos de vida. Rossella se limito a analizarla y sonreír cuando la vio. Para comenzar a formular preguntas tan rápido como su boca podía hacerlo. En las conversaciones la mujer parecía que hablaba sola. -¿Tienes hambre? En un momento te guiaran a tu habitación- comento de forma educada mientras cogía un trozo de carne para la cria del lobo y prepararle una cama en el establo en el tiempo que tardaba en recuperarse.

por **Virginie Bon Alliot** Jue Ago 04, 2011 6:39 am

Virginie caminaba por el bosque mirándolo todo con ojos curiosos. Nunca había visto tanto árbol alto y un cielo que por ello se teñía de verde. La oscuridad las cubría y el viento silbaba entre las copas de los árboles, era inquietante y hermoso al mismo tiempo. Como su acompañante no dijo nada, ella tampoco lo hizo.

Cuando Ginebra mencionó que poseía una biblioteca Virginie volvió a sentirse abrumada, ella apenas sabía leer y escribir, lo suficiente como apra llevar un diario con hechizos y algunos apuntes sobre las historias que le contaba su abuela. - Ginebra, - dijo al fin con algo más de confianza - no soy una experta lectora, pero me encantaría conocer más sobre el mundo de los libros. - sonrió tímidamente.

La casa de la señortia Ginebra era hermosa, más grande de lo que la pequeña chica de campo había visto nunca. Era cierto que era oscura, pero eso le hacía tener un halo de mistero que encandilaba a Virginie. Volvió a mirarlo todo con los ojos bien abiertos y contestó pacientemente a las preguntas de Rossella, la cual, como ella misma había intuído le recordó enormemente a su abuela Adéle.

¿Hambre? ¡Oh, por supuesto! - contestó la muchacha, con tantas idas y venidas en un día se había olvidado del alimento. - me encantaría comer algo. - dijo tímida mientras observaba como el cachorro de lobo mordisqueaba su trozo de carne. - ¿Va a quedárselo? - preguntó curiosa. Nunca había pensado en que se puediera poseer a los animales, pero vivir con un lobo sería sin duda interesante.

por **Ginebra Le Boursier** Jue Ago 04, 2011 7:49 am

-Se quedara aquí, el lobo decide si quedarse o irse a voluntad- respondió a su pregunta cuando se aseguro de poner al pequeño lobo en una posición que no lo incomodara en absoluto. –Igual de la misma manera tú, me encantaría vivir con alguien, siempre vivo sola. Pocas personas entran aquí- admitió tranquila mientras se dirigía de nuevo a entrar a la casa. Tenía una gran fortuna que se iba aumentando en creces pero la mansión del bosque era en lo único que había invertido.

Adoraba su casa jamás se sintió tan feliz desde que se había mudado desde castilla a parís. En su habitación ya no tenía que dormir más en ese frívolo ataúd lleno de tierra y cuidado que nada de esa tierra entrase a su boca o terminara respirándola. Cuanto tuvo la oportunidad se deshizo de él a la primera. Aun cuando contenía más que la tierra de su querida castilla. Sentía una gran empatía hacia Virginie ya que en su vida mortal ella había sido de clase baja con pocos recursos. Había sido violada una noche mientras se dirigía a comprar unas tiras de pan para cenar con tu padre. Gracias a la sociedad, los de la clase baja nunca éramos escuchados por mas suplicantes que eran nuestros lamentos. No le deseaba lo mismo a Virginie y por eso sentía una necesidad muy grande de protegerla de los daños. Impartirle lo que en verdad era este mundo, ayudarle a crecer

Toco la perrilla de la puerta palpándola lo suficiente para girarla y cederle el paso hacia adentro a virginie. En la mesa había ya una pequeña cena para Virginie como bienvenida, Rossella en ocasiones exageraba con las comidas creando un gran festín. El olor para ella era nauseabundo, horrible para sus sentidos. –Buen provecho- ella solo tomo la copa de vino que era de ella, lo reconoció por un ligero olor a sangre convinado con el vino.

por **Virginie Bon Alliot** Jue Ago 04, 2011 5:57 pm

La actitud de la señorita Ginebra no paraba de cautivarla. Su mención a que tanto el pequeño lobo como la pequeña Virginie eran libres de quedarse o irse la conmovió. - Estaré aquí, a su lado, mientras me lo permita señortia. - dijo como cuando un niño pequeño pide permiso a sus mayores para hacer algo.

A los ojos de la pequeña Virginie toda aquella comida y aquella casa era un lujo. Se sentía dichosa por haber tenido tan buena suerte. Cerró los ojos y recordó las almas de toda su familia antes de probar bocado, si no lo hiciera sentiría que les estaba deshonrado. - Gracias, señortia Ginebra, es usted como un angel protector. - dijo ruborizada por la comparación que acaba de hacer.

Pero era lo que pensaba, aquella mujer le había acogido de la nada y no podía más que agradecérselo con palabras.

Comió tranquila. Se percató de que Ginebra no probaba bocado y se preocupó. En la comuna dónde solía vivir, solo las mayores tomaban vino a secas, para potenciar sus dones, decían ellas. Quizá eso era lo que estaba haciendo la señortia, ya que había mencionado que después le enseñaría qué clase de hechizera era. - Disculpe, - interrumpió Virginie - ¿no prueba bocado?. El vino solo, puede sentarle mal, he visto como causaba estragos... ¿lo hace para potenciar sus dones? - no quería importunarla, pero no podía evitar sentirse curiosa. Entonces los ojos de la pequeña chica de percataron de que el vino era más grana y más espeso de lo que habñia visto nunca. Aquello le recordó a toda la sangre derramaba el día de su partida, el semblante se le volvió blanco y tuvo que levantase hacia una de las tapadas ventanas para alejarse de la comida.

por **Ginebra Le Boursier** Jue Ago 04, 2011 7:25 pm

-No hagas ese tipo de comparaciones, haces que me sonroje- rio un poco abiertamente, solo actuaba. No era un ángel y mucho menos protector. Esperaba fervientemente evitar llegarse a convertir en un monstruo que reclamaba la sangre y vidas como el precio, no era un licántropo que hacia su metamorfosis en la luna llena. Más temible era que su hambre se desatara en esos mismos instantes.

Bebió rápidamente el vino que comenzaba a ponerse demasiado espeso algo que no le agradaba demasiado. Los vinos en su estantería eran exageradamente viejos con más de un siglo de antigüedad. Tenía la sensación de que ese mismo día descubriría. –Para nada Virginie, no necesito beber vino para aumentar mis habilidades es algo ilógico querida- comento bastante tranquila sin llegar a ser grosera, no sabía cómo continuaría con la mentira de la hechicera y trataría de mantenerla un poco más. –Mi magia es un tipo de magia negra no puedo enseñarte a usarla por lo peligroso que podría ser- prácticamente decía que podía convertirla en lo que era pero que no lo haría por obvias razones. –He aprendido un poco de la magia blanca en unos cuantos libros de la biblioteca- no eran pocos, eran alrededor de 20 libros sobre magia. Nunca los puso en práctica pero suponía que en esos momentos tendría que.

-¿se te ha quitado el apetito?- pregunto mientras ponía la copa en un lavabo dejándola remojar para evitar que la sangre quedara impregnada en la copa. Pidió a uno de sus ayudantes traer todos los libros en concreto, tenían muchas páginas y eran demasiado gruesos. Lograba a cada momento conseguir información sobre las razas diferentes a ella pero ningún libro del vampirismo.

por **Virginie Bon Alliot** Vie Ago 05, 2011 8:41 am

Cuanto más conocía a Ginebra, más se daba cuenta de todas las cosas que tenía que aprender sobre la vida. Aquella mujer estaba llena de sabiduría, Virginie pensó que incluso demasiada para una mujer que no era tan mayor, asique lo atribuyó a esos libros de los que hablaba con pasión.

Ginebra le explico a la pequeña chica que su magia era negra. Virginie nunca había visto nada de ese estilo y no pudo evitar sentir un pequeño escalofrío allí junto a la ventana. La mujer no parecía una de esas personas peligrosas, pero ahora la pequeña chica se preguntaba si estaría a salvo bajo ese techo. - Nunca he visto magia negra. - afrimó un poco asustada - ¿es peligroso?... Usted no me haría daño, ¿verdad? - aquella pregunta era estúpida, pues bien podría mentirle, pero no pudo evitar hacerla. - Me encantaría ojear esos libros - dijo intentando cambiar de tema, todo lo que ella sabía era por experiencia, pero nunca estaba de más aprender.

En realidad la pequeña Virginie tenía ganas de saber qué podía hacer la señortia Ginebra con sus dones. Si aquello se volvía en su contra, Virginie tenía algunos trucos bajo la manga como buena bruja, aunque no estaba del todo segura de poder manejar la situación. Ella nunca había usado sus dones contra nadie, por que nunca había tenido esa necesidad. Era una chica d epaz y espera que la señorita Ginebra también lo fuera.

- Llevo tiempo sin comer y me sacio rápido, mi estomago ha debido encoger - se excusó por su comportamiento en la mesa. No quería tensar más la situación, ahora mismo le surgían demasaidas dudas sobre las intenciones de la mujer, asique no estaba dispuesta a revelar los dolores de su pasado.

por **Ginebra Le Boursier** Vie Ago 05, 2011 8:22 pm

-La magia negra que pocas personas practicamos es muy peligrosa- en cierta manera lo era, acabaría con su vida para darle una nueva para toda la eternidad. Rio muy abiertamente por la segunda pregunta, duro bastante tiempo riendo. Su risa no era fuerte pero rio tanto que de sus ojos le salieron algunas lagrimas. –Oh lo lamento, hace mucho que no me reía tanto.- sonrió de nuevo con sinceridad –No, nunca te haría daño-

-En respecto a la comida, no te preocupes. Pide comida cuando tengas hambre a Rossella no le incomoda ni a mí. Es muy agradable tener invitados- miro como sus músculos se tensaban por nerviosismo. Precisamente se sintió una persona horrible por aparentar tener una vida y una faceta que no existía en ella. Comenzaba a creer que tenia carteles señalándole que era una mentirosa. –Virginie…yo….te mentí- aclaro suavemente su tono de voz no pretendía ocultar nada, no huiría de lo que era. –Soy una vampiresa, no una hechicera de magia negra- dirigió su mirada a ella cruzando lentamente los brazos –Mis habilidades podrían malinterpretarse como magia negra, pero no te hare daño. Si hiciera daño a cada persona que cruza esa puerta- señalo la susodicha puerta –Rossella no llevaría 50 años ayudándome- analizo lo último que dijo por lo cual tubo que taparse la boca. Había sido tan sincera que revelo que era muy antigua eso ya no importaba ya.

-Lo admito tengo más edad de lo que imaginas, mucha más edad-

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