Bienvenue à Paris [Libre]

por **Virginie Bon Alliot** Mar Ago 02, 2011 10:06 am

Recuerdo del primer mensaje :

La pequeña Virginie llevaba caminando horas. Aferrando con sus manitas su camafeo, único recuerdo de su hogar y de su verdadera familia. Le costó varios segundos y unos cuantos pestañeos darse cuenta de que aquellas calles debían ya pertenecer a la ciudad de la luz.

La ciudad le resulta fría y atrayente, como si en sí misma contuvieran ambos polos de un imán. Vaga por sus calles, que le resultan demasiado anchas, observándolo todo con ojos curiosos. Aquellos rincones no se parecían demasiado a los que ella había imaginado gracias a las historias de su abuela, quizá París había cambiado mucho, el tiempo no pasa en valde, ni siquiera para las ciudades.

Virginie empieza a sentirse abrumaba. Hay demasiados sentimientos a su alrededor y ella puede sentirlos todos: deseo, lujuria, sed, ambición, ira, miedo... Se siente confusa y sola a pesar de que París no está precisamente vacío a estas horas. Se esfuerza por mantener los ojos abiertos, ya que siente que si los cierra perderá la conciencia. Guía como puede sus paso a un saliente de la calle y se sienta. Procurando concentrarse solo en respirar.

por **Virginie Bon Alliot** Sáb Ago 06, 2011 12:22 pm

Al escuchar la palabra "vampira" la pequeña Virginie entró en pánico, quiso correr y salir de aquella casa, pero sus pies no le respondieron. Estaba demasiado asustada como para reaccionar. Se quedó invómil, mirando con los ojos muy abiertos a Ginebra.

Ella apenas conocía nada más que historias y fábulas sobre esos seres, de hecho, nunca se había planteado que existieran en realidad. Aunque todo tenía sentido, al fin y al cabo las burjas formaban parte de esas historias, y ella exitía. - ¿Vam.... vampira? - pronunció por fin aún en de pie en el mismo sitio. - Pero...¿cómo?, ¿cuanto tiempo hace?... ¿por qué no me has atacado? - no sabía qué decir en aquellos momentos.

Respiró profundamente y poco a poco se calmó. Ginebra no tenía por qué mentierle, había dicho que no le haría daño y le había contado la verdad acerca de su verdadero ser. Asique a Virginie le salieron del coarazón las siguientes palabras - Yo tengo dones, señorita, conozco las hierbas, las palabras, las emociones, los hechizos... soy una bruja. Y tú eres una vam... vampira, y por alguna razón que no entiendo, confío en usted. - sonrió, quiza aquellas eran sus últimas palabras, o quizá aquello era el principio de una amistad o de una nueva alianza entre distintos seres más allá de lo común.

por **Ginebra Le Boursier** Sáb Ago 06, 2011 4:19 pm

-Pues…me convirtieron en contra de mi voluntad por una técnica llamada “embrace” se trata de beber la sangre de quien convertirás hasta la última gota y al final ofrecerle la tuya antes de que muera. Tengo 5000 mil años, ya te imaginaras hace cuanto. No ataco solo por sangre- contesto a sus preguntas en el orden que las dicto, deteniéndose solo un instante para tomar un respiro. Cuando oyó sus últimas palabras en su corazón creció una inmensa felicidad.

En toda su vida humana se había limitado a ver y obedecer nada mas, mientras que en la inmortal se caracterizo por no hablar con nadie, no formo y se encargo de pasar inadvertida por la sociedad. Ni siquiera había hablado durante cinco mil años, no lo recordaba. Hasta que conoció a su ex esposo. A veces extraño esa vida era un sufrimiento eterno pero la falta de lazos la hacían menos susceptible a enamorarse o encariñarse con las personas, especialmente si se trataban de humanos. –Gracias por no tenerme miedo, me hace muy feliz- sonrió de una manera dulce.

Tenía el presentimiento de que todo saldría muy bien, no como algunas personas que la conocieron y al enterarse le pidieron rápidamente la inmortalidad. Fue una de las causas de su aislamiento. Admiro la determinación de la joven y la confianza aun mas al principio sintió temor de ella inevitablemente.

por **Virginie Bon Alliot** Sáb Ago 06, 2011 6:27 pm

Escuchó atentamente la historia de Ginebra, y ella sintió también su dolor. No era tan fácil al fin y al cabo distinguir quién era un mounstro y quién era simplemente una víctima. 5000 años, eso era toda un eternidad. Virginie no tenía miedo la muerta, había crecido asumiendo que era parte del contrado de la vida, pero ahora sabía que era real que aquel contrato podía quebrase, ¿acaso deseaba ella la inmortalidad?, en aquellos instantes pensó que tenía motivos para vivir, pero que vivir para siempre era algo que le asustaba tanto o más que la propia muerte. - Lo siento, GInebra - pronunció con la voz quebrada - nadie tenía derecho a hacerla así contra su voluntad. Puedo imaginar que ha sufrido mucho...

La pequeña chica se quedó allí parada unos instanas y después se acerco a Ginebra, al oirle decir que el que no la temira le hacía feliz. Se colocó a su lado y sostuvos su mano tiernamente - Usted ha hecho por mí en un día más de lo que nadie había hecho en una vida entera, me aprece una persona a la que no podría temer, a pesar de su naturaleza. - dijo apretándole un poco la mano de manera cariñosa.

Sentía que París le abría las puertas. Sentía que ahora ya no estaría sola, tenía a alguien y además a alguien que perduraría siempre.

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