Viviane Valette

Nombre del Personaje
Viviane Valette

Edad
20

Especie
Humana

Tipo y Clase Socia
Cortesana

Orientación Sexual
Heterosexual aunque con los clientes no hay distinción.

Lugar de Origen
París, Francia

-Descripción Física: Pose piedras por orbes, labios de fuego y cuerpo escultural. Eso es de lo que Viviane carece, una mujer que ronda el metro setenta, con largos y ondulados cabellos del color de la tierra seca. Sus ojos no son dos rubíes, esmeraldas ni piedras preciosas son obscuros en ausencia del sol y del color de la avellana cuando los ases luminosos se cuelan por su pupila, sus pestañas son crespas y alargadas quizás un poco más de lo usual. Su nariz recta termina en un pequeño punto que le hace lucir como una lanza de perfil. Le han dicho en más de una ocasión que sus labios son su mayor cualidad, diminutos y carnosos, como una trampa atroz y ruin. Piensa que Lucifer le doto de esta arma pues sabía ya de su próxima vocación es quizás por ello que no terminan de agradarle. De rostro cuadrado y mentón levemente pronunciado. Su cuerpo es esbelto, de amplias sentaderas y escaso busto.

-Descripción Psicológica:
Decidió hace algunos años encerrarse en un mundo apócrifo creado por su imaginación. Se ha encargado de adaptarse a aquel mundo que el destino y el caprichoso azar la ha arrojado sin mayor armadura que la cuna humilde. De cuantiosas y pensadas palabras que dan vestigios vagos de la inteligencia que en ella aguarda cual espeluznante animal ansioso de crecer y manar, no conoce nada más allá de lo que es por lo que nada más puede anhelar. Eterna e incansable soñadora de lo desconocido, crea en su imaginación historias de mundos paralelos. No es una princesa esperando ser rescatada es una persona que ansia la libertad, libertad a la que teme por desconocer.

Ha aprendido el arte del engaño aunque solo en su vocación logra usarlo debidamente. Fingir falsa compasión y dilección al prójimo, complacer cuando en el acto parte de su esencia se esfumaba. Teme que algún día no quede nada más de ella que un cuerpo vacío para entretener a la lujuria. No aborrece su vida actual porque no conoce algo mejor que ello sin embargo, no le entretiene su vocación. Una monotonía exagerada, una realidad fuera de la misma, un éxtasis al cual llegar cada noche sin nada más a aspirar, desearía a veces poder ser algo más que un simple cuerpo para los demás. Más tantas veces se lo han repetido que se lo ha terminado creyendo. Vende su cuerpo más no su alma aunque cree que la está perdiendo.

En el burdel es una joven sin mayor aspiración que conseguir dinero para sobrevivir, un encanto de mujer según algunos aseguran, una frígida en los días en que las preocupaciones agobian sus pensamientos. Una mentirosa y un engaño, en el burdel posee una vida que no es la suya y le gusta contar a sus clientes los cuentos que por las noches inventa. Unos días es una costurera que ha sido raptada y en otras ocasiones una condesa de tierras lejanas, una sirena encerrada. Fuera de el sin embargo yace su verdadera identidad, una mujer sin educación más gentileza. Una desdichada más, una mujer criada para servir y amar, más nunca ser amada.

Álzale una mano, escúpele en la cara hazlo tu que puedes y tienes el valor porque ella no se marchara, bajara la mirada y te permitirá hacer con ella lo que te plazca. Sin embargo nunca la veras llorar ni quejarse, sonríe porque cada día es un nuevo amanecer ¿difícil? Quizás, como cualquier persona con dos dedos de frente. Se esconde en ese mundo paralelo cuando esas cosas pasan, un mundo mejor, una realidad en la que le gustaría habitar. Se esmera en todo lo que hace y lo hace siempre con entusiasmo. No dice malas palabras y asiste a misa todos los domingos.

Buena o mala, adjetivos sobrevalorados. Su vocación debería hacer de ella una mujer atroz pues vende su cuerpo al mismo Belcebú aun así intenta salvar su alma, si es que aun la pose. No finge ser más de lo que es pues sabe que al final del día no es nada, ni nadie para los demás. Quizás no sea capaz de defenderse ella misma más haría cualquier cosa por los suyos y lo demuestra todas las noches en el burdel.

No se cree incapaz de amar, sabe bien que el día que lo haga no será correspondida porque nadie quiere a una cortesana más allá de su cuerpo. Es un precio que está dispuesta a pagar por alimentar a quienes la necesitan. Una cuidadora nata siente especial afecto por ellos que sufren pues en su dolor es capaz de comprender a los demás. Una persona que se esmera por salir adelante.

-cuéntame más- susurro el hombre con lasciva dejando un camino de humedad sobre su vientre.
Viviane en esa ocasión no se inmuto, ni el aliento cálido del hombre y su lengua recorriendo su cuerpo logro hacerle sentir algo, dejo escapar un engañoso gemido de placer y fingió falso deseo abriendo sus piernas –mi reino se esconde detrás de las montañas y bajo el suelo, donde yace un mar sin sol ni cielo- susurró cerrando los ojos para imaginar aquel mundo en el que era feliz, su refugio de aquella vida.

-Historia:
-¡Callen a ese engendro, por amor de Dios, cállenlo!- esas fueron las primeras y únicas palabras pronunciadas por su madre antes de abandonarla. Nació en una humilde morada en las afueras de París, allá donde los pájaros no cantan y la lluvia nunca cesa, donde el olor a putrefacción parece exudar de los vivos y en los muertos solo carne y abono queda. No recuerda aquel lugar pues en su memoria quedo sepultado, no recuerda el instante mismo en que vino al mundo pero está segura que debió ser algo mágico, inspirar por vez primera y saberse viva. Se pregunta si tuvo miedo o estaba feliz, si reía o lloraba o acallaba de la emoción. Distante fue la realidad, su primer bocado de aire estuvo cargado de fetidez e inmundicia, su llanto fue producto de la negligencia de una madre, su repentina mudez muestra tangible de cansancio y falta de atención. Fue regalada al bosque para servir de comida para las fieras que en el habitan.

Sin embargo la suerte golpeo a su puerta. Una mujer desconocida escucho sus lamentos y compadecida por la nueva vida que frente a sus pies tenia decidió llevarla a su hogar donde con dilección y paciencia la educaría y aconsejaría los próximos años. Fue así, como pasó los próximos quince años de su vida llamando madre a quien no lo era por lazo sanguíneo más por decisión. Aprendió el oficia que sus padres realizaban, alfareros sin más ni menos. Aprendió a hacer ollas y jarrones, juncos y tarros, aprendió a cocinarlos y barnizarlos. Una obra de mano más en aquel negocio familiar. Viviane fue la mayor de sus hermanos, adoptada por una infeliz mujer que había perdido a su tercer hijo después de la segunda semana de nacido. Sin embargo después de 6 años en soledad sus padres lograron concebir un hijo de su sangre y cuerpo, un pequeño de nombre Esau, tras de él y varios años después le siguieron Karine y Karim, quienes nacieron cuando ella cumplía ya los quince años de edad.

Sus padres jamás le mencionar que su sangre no era como la de sus hermanos, que su nacimiento no fue en aquel lugar y que su madre no fue sino la mujer que le abandono a su suerte. Cumplidos los dieciocho años de edad sus padres fallecieron junto con su hermano Karim presas de la peste negra. Se convirtió desde aquel momento y hasta la actualidad en la base sustentable de la familia, era su deber otorgarle a sus hermanos una vida digna.

El trabajo produciendo piezas de barro decayó con prontitud y aterrada por la desnutrición de sus hermanos busco mejor suerte en los barrios bajos de París donde consiguió trabajo como cortesana con la constante preocupación de perecer ante aquellas extrañas enfermedades dignas de esos lugares. Asistía todas las noches dejando a Esau a cargo de su hermana menor, al principio no había reproches ni cuestionamientos aunque últimamente no hay ocasión en que lo que cuestione porque ha de salir todas las noches. Se niega sin embargo a confesarle su vocación.

Tuvo que ser fuerte cuando no quedaba nada más y saco a su familia adelante con determinación y entrega no importándole jamás todo lo que ella debía sacrificar, su cuerpo, su amor, su alma y la humillación como pan de cada día. “Uno no elige quien le va a pagar, si la necesidad así lo dicta podrías terminar con un cerdo”. Varias veces ya a tenido que atender a hombres violentos que terminan golpeándola e insultando un honor que en antaño se extinguió.

-cuéntame más- susurro el hombre con lasciva dejando un camino de humedad sobre su vientre.
Viviane en esa ocasión no se inmuto, dejo escapar un engañoso gemido de placer y fingió falso deseo abriendo sus piernas –mi reino se esconde detrás de las montañas y bajo el suelo, donde yace un mar sin sol ni cielo- susurró cerrando los ojos para imaginar aquel mundo de inusual belleza, su refugio.

-Viviane…esta noche me toca salir a mi- farfullo Esau con aquellos ojos claros fijos en su hermana, la molestia manaba por su cuerpo como dos motas del color del arrebol en sus mejillas.
-no Esau…ya tendrás tiempo para salir a trabajar, pero por ahora yo cuido de ti- y con un beso lleno de franco y tierno amor emprendió su camino al burdel. Un engaño y nada más.

-Datos Extras:
- Se inventa cuentos cuando debe yacer con sus clientes, se encierra en fortalezas de cristal, encierra su alma en aquel lugar mientras su cuerpo gana el pan de cada día.
- Adora a sus hermanos por encima de todas las cosas.
- Le gustan los clientes que le permiten acurrucarse en ellos, aunque son tan pocos que es un placer que rara vez logra obtener.