AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Haydee Alexandre Tebelyn-Danglars
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Haydee Alexandre Tebelyn-Danglars
Haydee Alexandre Tebelyn-Danglars
Nombre del Personaje
Haydee Tebelyn-Danglars
Edad
19 años
Especie
Humana
Tipo y Clase Social
Cazadora – Clase Alta
Orientación Sexual
Bisexual
Lugar de Origen
Francia
Nombre del Personaje
Haydee Tebelyn-Danglars
Edad
19 años
Especie
Humana
Tipo y Clase Social
Cazadora – Clase Alta
Orientación Sexual
Bisexual
Lugar de Origen
Francia
Descripción Física
No sé cuánto pueda decir de mi cuerpo, ni cuánto se pueda confiar en una descripción propia, pero trataré de ser lo más honesta posible.
De un metro setenta y cinco centímetros, con los infaltables zapatos de tacón incluidos, o al menos eso me hizo saber la modista a la que suelo encargarle mis vestidos y otras prendas; de un cuerpo fino y bien torneado por el entrenamiento al que me he sometido. Una piel pálida, algo molesto en lo que se refiere a las heridas y moretones, pero no me quejo porque me permite jugar con el contraste de mis ropas y mi cabello. ¡Por supuesto! Olvidé mencionar mis rasgos más característicos, el intenso color rojo de mi cabello y el tenue gris de mis ojos. Bueno, supongo que con mi edad no podrían esperar mucho más, y lo último que cabría destacar son mis pechos, del tamaño perfecto para mi cuerpo, o quizás ligeramente más voluptuosos.
Creo que estoy sonando tan egocéntrica y me estoy saliendo de mi rigor metodológico, así que el resto tendrán que averiguarlo cuando me vean, y espero que sea en un ambiente… cordial.
De un metro setenta y cinco centímetros, con los infaltables zapatos de tacón incluidos, o al menos eso me hizo saber la modista a la que suelo encargarle mis vestidos y otras prendas; de un cuerpo fino y bien torneado por el entrenamiento al que me he sometido. Una piel pálida, algo molesto en lo que se refiere a las heridas y moretones, pero no me quejo porque me permite jugar con el contraste de mis ropas y mi cabello. ¡Por supuesto! Olvidé mencionar mis rasgos más característicos, el intenso color rojo de mi cabello y el tenue gris de mis ojos. Bueno, supongo que con mi edad no podrían esperar mucho más, y lo último que cabría destacar son mis pechos, del tamaño perfecto para mi cuerpo, o quizás ligeramente más voluptuosos.
Creo que estoy sonando tan egocéntrica y me estoy saliendo de mi rigor metodológico, así que el resto tendrán que averiguarlo cuando me vean, y espero que sea en un ambiente… cordial.
Descripción Psicológica
Es demasiado complicado desentrañar algo como esto, y no es que me agrade tener que contar cosas personales, ya que incluso en mi trabajo trato de dar el mínimo de información sobre mí.
Bueno parto por advertir, y pedir, que siempre hagan la distinción según el contexto. Con esto no quiero decir que sea una persona bipolar ni nada por el estilo, pero nadie se comporta igual en un baile o recepción que en su trabajo ¿O me equivoco? Aún más considerando mi… profesión.
Fría por naturaleza y elección cuando se trata de mi trabajo, me gusta ser lo más profesional posible, llegando a al extremo del perfeccionismo, para hacer valer cada uno de los francos que mis contratantes depositan en mis arcas. No dejo que nimiedades ni sentimientos irrumpan en mi concentración, así que si llegase a sonreír sería una mera actuación ¿Ya les había contado lo buena que soy en el teatro? Es una cualidad muy valiosa cuando hay que mezclarse entre grupos de gente tan diversos, desde la clase alta hasta lo más bajo de la sociedad, aunque claro, hay criminales y asesinos en ambos lados ¿No es divertido?
Bueno, esta es la Haydee adicta a su trabajo, y sí, por si no lo habían adivinado soy una despiadada mercenaria, y como mi tiempo libre se está haciendo cada vez más escaso debido a la oleada de infelices criaturas que comenzó a inmigrar a mi natal París, será la Haydee con la que se encontraran la mayor parte de tiempo.
Supongo que eso sería todo. No. Está bien, creo que no es justo ocultarles es resto si vamos a ser “amigos”.
Existe una Haydee fuera de las armas y la sangre, muy diferente, y que siempre trato de ocultar, aunque no por cobardía, sino que por evitarme la mayor cantidad de malos momentos que mutuamente podríamos hacernos pasar. Tiendo a ser bastante pasional en lo que respecta al sexo, sería más bien un deporte o pasatiempo, pero no deja de ser eso, encuentros sin sentimientos de por medio. Disfrazarme bajo esa fría máscara de indiferencia no es más que un mecanismo de auto-preservación, no sé ustedes, pero yo ya he sufrido suficiente a mis diecinueve años. Engaños, desamor, larga historia. Y aunque en el fondo, muy en el fondo, soy una joven tierna y romántica, pero la sola posibilidad de alguien se adueñe de mi corazón me aterra, así que no creo que vayan a verme suspirando por nadie… tal vez. Aunque sería irresponsable de mi parte descartar la posibilidad, así que sería muy especial la persona que conociese ese lado que debe estar oculto en algún lugar de mí.
En síntesis. Indiferente, fría, ambiciosa, seria e inteligente. Apasionada, divertida, egocéntrica, curiosa y caprichosa. Todo depende del contexto.
Bueno parto por advertir, y pedir, que siempre hagan la distinción según el contexto. Con esto no quiero decir que sea una persona bipolar ni nada por el estilo, pero nadie se comporta igual en un baile o recepción que en su trabajo ¿O me equivoco? Aún más considerando mi… profesión.
Fría por naturaleza y elección cuando se trata de mi trabajo, me gusta ser lo más profesional posible, llegando a al extremo del perfeccionismo, para hacer valer cada uno de los francos que mis contratantes depositan en mis arcas. No dejo que nimiedades ni sentimientos irrumpan en mi concentración, así que si llegase a sonreír sería una mera actuación ¿Ya les había contado lo buena que soy en el teatro? Es una cualidad muy valiosa cuando hay que mezclarse entre grupos de gente tan diversos, desde la clase alta hasta lo más bajo de la sociedad, aunque claro, hay criminales y asesinos en ambos lados ¿No es divertido?
Bueno, esta es la Haydee adicta a su trabajo, y sí, por si no lo habían adivinado soy una despiadada mercenaria, y como mi tiempo libre se está haciendo cada vez más escaso debido a la oleada de infelices criaturas que comenzó a inmigrar a mi natal París, será la Haydee con la que se encontraran la mayor parte de tiempo.
Supongo que eso sería todo. No. Está bien, creo que no es justo ocultarles es resto si vamos a ser “amigos”.
Existe una Haydee fuera de las armas y la sangre, muy diferente, y que siempre trato de ocultar, aunque no por cobardía, sino que por evitarme la mayor cantidad de malos momentos que mutuamente podríamos hacernos pasar. Tiendo a ser bastante pasional en lo que respecta al sexo, sería más bien un deporte o pasatiempo, pero no deja de ser eso, encuentros sin sentimientos de por medio. Disfrazarme bajo esa fría máscara de indiferencia no es más que un mecanismo de auto-preservación, no sé ustedes, pero yo ya he sufrido suficiente a mis diecinueve años. Engaños, desamor, larga historia. Y aunque en el fondo, muy en el fondo, soy una joven tierna y romántica, pero la sola posibilidad de alguien se adueñe de mi corazón me aterra, así que no creo que vayan a verme suspirando por nadie… tal vez. Aunque sería irresponsable de mi parte descartar la posibilidad, así que sería muy especial la persona que conociese ese lado que debe estar oculto en algún lugar de mí.
En síntesis. Indiferente, fría, ambiciosa, seria e inteligente. Apasionada, divertida, egocéntrica, curiosa y caprichosa. Todo depende del contexto.
Historia
Muchos de los llamados cazadores tienen tristes historias, familias o amigos asesinados, huérfanos acogidos por órdenes religiosas, todos ellos en busca de venganza. Pero no es mi caso, y aun me cuestiono si yo debería encontrarme en esa categoría, no tuve una vida difícil, y si carecí de afecto, simplemente no me importó. Aunque, creo que no sería interesante si no existiese un pequeño trauma, un pequeño momento en que el hilo de mi vida se hallase en peligro, y la verdad, lo hay.
Llegué al mundo un nevado día del invierno de 1781, no puedo hablar mucho sobre los momentos antes de mi nacimiento, pero enteré de cosas desconcertantes a través del diario de mi madre, cuando tuve edad para comprenderlo, claro. Hija de un imponente noble de París, Alexander Danglars, y una bella dama perteneciente a la nobleza de una zona rural de Francia, Isabella Tebelyn. De no ser por las circunstancias, dos personas como ellos jamás habrían estado juntos, y esas circunstancias tenían un nombre, Haydee Alexandre Danglars Tebelyn, pero yo no me enteré de esto sino hasta que cumplí los trece años.
Tuve una infancia relativamente normal, a mi parecer al menos, jugando y siendo educada sin escatimar recursos en ello, como correspondía a alguien de mi clase, así que jamás conocí ningún otro mundo fuera de los muros de mi casa. Luego un poco más mayor, cuando bordeaba los seis o siete años, comenzaba a extrañarme de no ver más niños de mi edad, a lo más algunos de los hijos de los amigos de mi padre, que luego se convertirían en mis compañeros de entrenamiento. Casi nunca veía a mi padre, así que no guardaba el típico afecto que una hija debería tener, sino que era más bien una especie de miedo reverencial que rozaba la indiferencia. En cambio, la relación con mi madre era diferente, ella siempre trataba de llenar los vacíos de afecto, en la medida de lo posible, pues a mi padre le parecía que aquello era innecesario por ser una mala forma de criar a su heredera.
El día en que cumplí los ocho años todos los juegos y mi infancia en general acabaron, mi padre mandó a buscarme una noche, llevándome a su despacho para conversar conmigo, sin dejar que mi madre entrara con nosotros. Ese día me apuntó directamente con un revolver de plata, y aun suelo soñar con ese frío tubo en mi frente, luego simplemente soltó una fuerte carcajada y puso el arma en mi mano.
- Acostúmbrate, desde hoy se acabaron los juegos – sentenció con firmeza, arrebatándome todo lo que hasta entonces había sido mi infancia.
No preguntaba, ni replicaba, solo me preocupaba de obedecer, sin acabar de comprender porque mi cuerpo comenzaba a ser entrenado, y mi mente adoctrinada.
Cinco años más tarde, nuevamente mi vida se estremeció, pero de una forma algo diferente a la anterior. Buscaba a mi madre por toda la casa para pedirle que cambiara el vendaje que tenía en mi abdomen, debido a un fuerte golpe que me había dado uno de mis compañeros de entrenamiento. Acabe buscándola en su habitación, pero solo me encontré con lo que parecía un libro abierto en su escritorio, pero que resultó ser su diario, el que varias veces la había visto esconder bajo llave en uno de los cajones de su mesita de noche. La curiosidad me pudo, mi maldita curiosidad, y simplemente lo leí. Parecía casi la trama de una novela, pero que hacía calzar cada uno de los episodios de mi vida, los cuales por motivos obvios resumiré en unas cuantas palabras. Embarazo, deshonra, matrimonio arreglado. El resto es fácil de imaginar.
Corrí al despacho de mi padre a exigir explicaciones, para oír su versión, pero solo acabé encontrándome con una verdad que cambió por completo los pocos sentimientos de afecto que tenía hacía él.
- No debiste haber nacido – dijo encogiéndose de hombros mientras seguía mirándome con desprecio – De no ser por ti, todos seriamos más felices ahora, pero no se puede cambiar lo que pasó. Eres un monstruo –
¿Monstruo? ¿Yo? ¡Él me convirtió en esto! Y sí, quizás sea un monstruo, pero es su culpa. Llevé una mano a mi rostro, esperando que estuviese surcado de lágrimas, pero no fue así, mis ojos continuaban secos pero mi corazón comenzaba a llenarse de rencor y odio. Pero seguí obedeciendo y envenenándome por dentro.
Cuando cumplí los quince años estaba lista. Tanto como para aprender el secreto de mi familia, como para ir de cacería con mi padre y sus compañeros. Así que en vez de tener un lindo vestido con volantes y ribetes como regalo de cumpleaños, recibí un par de dagas, unas baselard de plata con un tratamiento especial para aumentar la resistencia del material, y acceso al salón subterráneo donde se encontraban registros, libros, armas y la mesa de trabajo.
Por razones obvias no puedo contarles mucho de la historia, sin nombres, sin fechas, sin lugares. Solo puedo contar a grandes rasgos lo que ha ocurrido en la Casa Danglars desde tiempos inmemoriales. No es un culto, religión o algo por el estilo, es simplemente una profesión que pasa de padres a hijos en mi familia, generalmente por línea masculina, pero ya ven como las cosas le salieron mal a mi padre. Se supone, según los registros que leí, que en principio el dinero de mi familia, que se remonta a muchísimas generaciones atrás, fue forjado de aquella manera, por encargos de asesinato, pero a través de los negocios esa fortuna se ha ido limpiando para volverse más legitima, así que los ingresos de mi trabajo no son en absoluto necesarios para mi estilo de vida, lo que no quita que continúe con este trabajo, más que nada por una cosa de tradición y deporte. No se hace distinción entre criaturas humanas y no humanas, todo tiene un precio, y en lo personal, pienso igual ¿Para qué discriminar en un trabajo como este?
Seguro se preguntaran cómo demonios, aun matando a humanos, tal vez inocentes, nunca se ha atrapado a nadie de mi familia. Fácil, si se tienen los contactos adecuados, es cosa de dejar una pequeña pista. La tradición, y el aspecto práctico, nos exigen dejar una marca característica en el lugar, en nuestro caso, el del Arsénico, que usaban los alquimistas, para que así nuestros… aliados en la policía obvien el asesinato, aunque claro, aquello por una parte de los beneficios obtenidos del trabajo ¿No les parece justo?
Había asistido a varias misiones exitosas en los dos años siguientes, y había manchado mis manos con más sangre que muchos de mis compañeros, no me di cuenta, pero ya le había tomado gusto a mi trabajo, volviéndolo un arte más sofisticado cada vez que debía desenfundar mis armas. Todo iba perfecto, podía conllevar mi vida de joven de alta sociedad, con sus compromisos sociales, relaciones, escapadas, pasiones; y mi vida de asesina.
Aquello hasta que un día las cosas salieron mal, por la incompetencia de uno de mis compañeros que se suponía debía cubrirme y vigilar. Un maldito licántropo me golpeo y me llevó inconsciente a una especie de sótano, exigiendo a mi familia información y dinero, la que por supuesto no le dieron. Pero no me quejo, era obvio que vendrían a asesinar el licántropo y yo volvería a mi vida de siempre.
Pero de nuevo algo salió mal, o quizás es que estuvo mal desde el principio, mi padre llegó solo al lugar y apenas armado, cosa que me extrañó mucho, él jamás cometería un error tan estúpido, y no lo era. Solo se rió en mi cara al verme apresada en una jaula como si fuese un animal. Pensé inmediatamente que era solo un escarmiento para bajarme el ego, una lección, pero al ver que le pedía al licántropo que me liberara y este se rehusó, las cosas se pusieron peor. Lo único que supe después, fue que mi padre fue herido por el sujeto, que acabó huyendo al ver que no sacaba nada con continuar la treta.
Solo quedábamos él y yo, enfurecida. Me habían herido, y dejado una cicatriz en uno de mis costados, que llega hasta mi muslo, aunque es fácil de ocultar con un poco de maquillaje, pero aun busco una forma de deshacerme de ella de forma permanente. Lo que sucedió luego es un secreto con el que cargo desde entonces, puedo decirles que solo uno de los dos salió vivo de aquel sótano. Así que fórmense una idea de lo ocurrido.
Después de aquello me hice cargo del negocio de la familia y cuando cumplí la mayoría de edad invertí el orden de mis apellidos, por razones obvias. Pero quise mantener el de mi padre, por los beneficios que conllevaba, aunque claramente se cree que es para mantener su memoria, cosa que me tiene sin cuidado.
Mientras seguiré cazando, buscando nuevos compañeros, nuevas armas, nuevas técnicas. Todo lo que haga falta para llevar mi deporte y profesión a un nuevo nivel. Ya sabes, aquello tiene un precio, pero si no puedes permitírtelo, podemos llegar a un… acuerdo. Solo búscame.
⇝Casa Tebelyn-Danglars⇜
Llegué al mundo un nevado día del invierno de 1781, no puedo hablar mucho sobre los momentos antes de mi nacimiento, pero enteré de cosas desconcertantes a través del diario de mi madre, cuando tuve edad para comprenderlo, claro. Hija de un imponente noble de París, Alexander Danglars, y una bella dama perteneciente a la nobleza de una zona rural de Francia, Isabella Tebelyn. De no ser por las circunstancias, dos personas como ellos jamás habrían estado juntos, y esas circunstancias tenían un nombre, Haydee Alexandre Danglars Tebelyn, pero yo no me enteré de esto sino hasta que cumplí los trece años.
Tuve una infancia relativamente normal, a mi parecer al menos, jugando y siendo educada sin escatimar recursos en ello, como correspondía a alguien de mi clase, así que jamás conocí ningún otro mundo fuera de los muros de mi casa. Luego un poco más mayor, cuando bordeaba los seis o siete años, comenzaba a extrañarme de no ver más niños de mi edad, a lo más algunos de los hijos de los amigos de mi padre, que luego se convertirían en mis compañeros de entrenamiento. Casi nunca veía a mi padre, así que no guardaba el típico afecto que una hija debería tener, sino que era más bien una especie de miedo reverencial que rozaba la indiferencia. En cambio, la relación con mi madre era diferente, ella siempre trataba de llenar los vacíos de afecto, en la medida de lo posible, pues a mi padre le parecía que aquello era innecesario por ser una mala forma de criar a su heredera.
⇝Secretos de Familia⇜
El día en que cumplí los ocho años todos los juegos y mi infancia en general acabaron, mi padre mandó a buscarme una noche, llevándome a su despacho para conversar conmigo, sin dejar que mi madre entrara con nosotros. Ese día me apuntó directamente con un revolver de plata, y aun suelo soñar con ese frío tubo en mi frente, luego simplemente soltó una fuerte carcajada y puso el arma en mi mano.
- Acostúmbrate, desde hoy se acabaron los juegos – sentenció con firmeza, arrebatándome todo lo que hasta entonces había sido mi infancia.
No preguntaba, ni replicaba, solo me preocupaba de obedecer, sin acabar de comprender porque mi cuerpo comenzaba a ser entrenado, y mi mente adoctrinada.
Cinco años más tarde, nuevamente mi vida se estremeció, pero de una forma algo diferente a la anterior. Buscaba a mi madre por toda la casa para pedirle que cambiara el vendaje que tenía en mi abdomen, debido a un fuerte golpe que me había dado uno de mis compañeros de entrenamiento. Acabe buscándola en su habitación, pero solo me encontré con lo que parecía un libro abierto en su escritorio, pero que resultó ser su diario, el que varias veces la había visto esconder bajo llave en uno de los cajones de su mesita de noche. La curiosidad me pudo, mi maldita curiosidad, y simplemente lo leí. Parecía casi la trama de una novela, pero que hacía calzar cada uno de los episodios de mi vida, los cuales por motivos obvios resumiré en unas cuantas palabras. Embarazo, deshonra, matrimonio arreglado. El resto es fácil de imaginar.
Corrí al despacho de mi padre a exigir explicaciones, para oír su versión, pero solo acabé encontrándome con una verdad que cambió por completo los pocos sentimientos de afecto que tenía hacía él.
- No debiste haber nacido – dijo encogiéndose de hombros mientras seguía mirándome con desprecio – De no ser por ti, todos seriamos más felices ahora, pero no se puede cambiar lo que pasó. Eres un monstruo –
¿Monstruo? ¿Yo? ¡Él me convirtió en esto! Y sí, quizás sea un monstruo, pero es su culpa. Llevé una mano a mi rostro, esperando que estuviese surcado de lágrimas, pero no fue así, mis ojos continuaban secos pero mi corazón comenzaba a llenarse de rencor y odio. Pero seguí obedeciendo y envenenándome por dentro.
⇝La tradición Danglars⇜
Cuando cumplí los quince años estaba lista. Tanto como para aprender el secreto de mi familia, como para ir de cacería con mi padre y sus compañeros. Así que en vez de tener un lindo vestido con volantes y ribetes como regalo de cumpleaños, recibí un par de dagas, unas baselard de plata con un tratamiento especial para aumentar la resistencia del material, y acceso al salón subterráneo donde se encontraban registros, libros, armas y la mesa de trabajo.
Por razones obvias no puedo contarles mucho de la historia, sin nombres, sin fechas, sin lugares. Solo puedo contar a grandes rasgos lo que ha ocurrido en la Casa Danglars desde tiempos inmemoriales. No es un culto, religión o algo por el estilo, es simplemente una profesión que pasa de padres a hijos en mi familia, generalmente por línea masculina, pero ya ven como las cosas le salieron mal a mi padre. Se supone, según los registros que leí, que en principio el dinero de mi familia, que se remonta a muchísimas generaciones atrás, fue forjado de aquella manera, por encargos de asesinato, pero a través de los negocios esa fortuna se ha ido limpiando para volverse más legitima, así que los ingresos de mi trabajo no son en absoluto necesarios para mi estilo de vida, lo que no quita que continúe con este trabajo, más que nada por una cosa de tradición y deporte. No se hace distinción entre criaturas humanas y no humanas, todo tiene un precio, y en lo personal, pienso igual ¿Para qué discriminar en un trabajo como este?
Seguro se preguntaran cómo demonios, aun matando a humanos, tal vez inocentes, nunca se ha atrapado a nadie de mi familia. Fácil, si se tienen los contactos adecuados, es cosa de dejar una pequeña pista. La tradición, y el aspecto práctico, nos exigen dejar una marca característica en el lugar, en nuestro caso, el del Arsénico, que usaban los alquimistas, para que así nuestros… aliados en la policía obvien el asesinato, aunque claro, aquello por una parte de los beneficios obtenidos del trabajo ¿No les parece justo?
⇝La noche negra⇜
Había asistido a varias misiones exitosas en los dos años siguientes, y había manchado mis manos con más sangre que muchos de mis compañeros, no me di cuenta, pero ya le había tomado gusto a mi trabajo, volviéndolo un arte más sofisticado cada vez que debía desenfundar mis armas. Todo iba perfecto, podía conllevar mi vida de joven de alta sociedad, con sus compromisos sociales, relaciones, escapadas, pasiones; y mi vida de asesina.
Aquello hasta que un día las cosas salieron mal, por la incompetencia de uno de mis compañeros que se suponía debía cubrirme y vigilar. Un maldito licántropo me golpeo y me llevó inconsciente a una especie de sótano, exigiendo a mi familia información y dinero, la que por supuesto no le dieron. Pero no me quejo, era obvio que vendrían a asesinar el licántropo y yo volvería a mi vida de siempre.
Pero de nuevo algo salió mal, o quizás es que estuvo mal desde el principio, mi padre llegó solo al lugar y apenas armado, cosa que me extrañó mucho, él jamás cometería un error tan estúpido, y no lo era. Solo se rió en mi cara al verme apresada en una jaula como si fuese un animal. Pensé inmediatamente que era solo un escarmiento para bajarme el ego, una lección, pero al ver que le pedía al licántropo que me liberara y este se rehusó, las cosas se pusieron peor. Lo único que supe después, fue que mi padre fue herido por el sujeto, que acabó huyendo al ver que no sacaba nada con continuar la treta.
Solo quedábamos él y yo, enfurecida. Me habían herido, y dejado una cicatriz en uno de mis costados, que llega hasta mi muslo, aunque es fácil de ocultar con un poco de maquillaje, pero aun busco una forma de deshacerme de ella de forma permanente. Lo que sucedió luego es un secreto con el que cargo desde entonces, puedo decirles que solo uno de los dos salió vivo de aquel sótano. Así que fórmense una idea de lo ocurrido.
⇝Haydee Tebelyn-Danglars⇜
Después de aquello me hice cargo del negocio de la familia y cuando cumplí la mayoría de edad invertí el orden de mis apellidos, por razones obvias. Pero quise mantener el de mi padre, por los beneficios que conllevaba, aunque claramente se cree que es para mantener su memoria, cosa que me tiene sin cuidado.
Mientras seguiré cazando, buscando nuevos compañeros, nuevas armas, nuevas técnicas. Todo lo que haga falta para llevar mi deporte y profesión a un nuevo nivel. Ya sabes, aquello tiene un precio, pero si no puedes permitírtelo, podemos llegar a un… acuerdo. Solo búscame.
Datos Extras
⇝No odio a ninguna criatura en particular, a excepción de los licántropos, así que no me tomo mi trabajo como algo personal, así que si su cabeza no tiene un precio, no tiene por qué preocuparse⇜
⇝Todas las criaturas humanas y no humanas me dan cierto grado de desconfianza⇜
⇝También se me ha contratado para asesinar humanos, no me interesa la diferencia, con tal de que paguen el precio adecuado⇜
⇝Nunca he vuelto a llorar, desde que era pequeña, ni siquiera cuando mi padre me contó la verdad, de forma consciente al menos. Ya que las noches en que duermo sola, al parecer lloro sin darme cuenta, porque me despierto con los ojos enrojecidos y las mejillas con marcas de lágrimas secas⇜
⇝Tengo una cicatriz en mi costado derecho, con forma dentada, que va desde debajo de mi pecho hasta el comienzo de mi muslo, ahora es casi imperceptible, pero aun así me fastidia⇜
⇝Siempre llevo mis dagas baselard conmigo, aun cuando debo llevar vestido, bien ocultas en un cinto en mi muslo⇜
⇝Tengo especial predilección por las espadas y artilugios extraños, pero también manejo a la perfección las armas de fuego⇜
⇝Poseo bastantes animales entrenados para la labor, especialmente perros y caballos⇜
⇝No bebo, no fumo, y no tengo ningún otro vicio… a excepción del sexo, aunque creo que sería mejor considerarlo un pasatiempo⇜
⇝No me importa relacionarme con criaturas no humanas, de hecho tengo buenos amigos, algunos más que eso, en esas razas. Pero los licántropos son otra historia… pero quien sabe, no puedo descartar nada⇜
⇝Todas las criaturas humanas y no humanas me dan cierto grado de desconfianza⇜
⇝También se me ha contratado para asesinar humanos, no me interesa la diferencia, con tal de que paguen el precio adecuado⇜
⇝Nunca he vuelto a llorar, desde que era pequeña, ni siquiera cuando mi padre me contó la verdad, de forma consciente al menos. Ya que las noches en que duermo sola, al parecer lloro sin darme cuenta, porque me despierto con los ojos enrojecidos y las mejillas con marcas de lágrimas secas⇜
⇝Tengo una cicatriz en mi costado derecho, con forma dentada, que va desde debajo de mi pecho hasta el comienzo de mi muslo, ahora es casi imperceptible, pero aun así me fastidia⇜
⇝Siempre llevo mis dagas baselard conmigo, aun cuando debo llevar vestido, bien ocultas en un cinto en mi muslo⇜
⇝Tengo especial predilección por las espadas y artilugios extraños, pero también manejo a la perfección las armas de fuego⇜
⇝Poseo bastantes animales entrenados para la labor, especialmente perros y caballos⇜
⇝No bebo, no fumo, y no tengo ningún otro vicio… a excepción del sexo, aunque creo que sería mejor considerarlo un pasatiempo⇜
⇝No me importa relacionarme con criaturas no humanas, de hecho tengo buenos amigos, algunos más que eso, en esas razas. Pero los licántropos son otra historia… pero quien sabe, no puedo descartar nada⇜
Haydee Tebelyn-Danglars- Inquisidor Clase Alta
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Re: Haydee Alexandre Tebelyn-Danglars
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Nigel Quartermane- Vampiro/Realeza [Admin]
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