Un paseo nocturno por las aguas (Alizee)

por **Johnel Disraeli** Lun Ago 08, 2011 10:27 pm

Era ya bastante noche cuando decidí dar un recorrido a toda la ciudad. No lo habia echo desde que habia llegado aquí, hace tan solo unos días.

Mis pasos me habian llevado desde mi carreta hasta un poco más afueras de la ciudad. Pase cerca de aquel enorme cementerio y di con una calle pequeña y discreta que daba en dirección del lado norte a donde yo me dirigia ya casí de regreso.

La curiosidad pudo más y segui ese sendero que parecía no muy transitado. Los árboles de alrededor crecían amenzantes y grandes, sus enormes raíces sobresalian por entre la tierra obscura de aquel lugar, y el pastizal crecía rebelde.

No podía mirar el cielo, y era una pena, la noche estaba bellicima. Los sónidos de aquel lugar eran tan arrulladores como temorosos. Un buho ululaba muy cerca de mí, como una advertencía que no debía inmiscuirme más en aquel lugar tan silencioso y descónocido para mí, pero siempre me gusto la aventura, y decidí correr el riesgo.

Seguí caminando un tramo mas. Observando atento cualquier señal de algo extraño, pero solo me tope en el camino a una zorra despistada que vagaba al igual que yo, tal véz sin un hogar...

Entonces, pude distinguir no muy lejos un resplandor pálido. Achique los ojos para observar atento, y apure el paso para ver que habia en ese lugar...

Una hermosa Laguna se encontraba frente a mí. Sus orillas lamian un suelo suave y frío y en su centro brillaba reflejada aquella luna rádiante y llena de luz.

Maravillado me acerque un poco y quite mis botas para poder mojar mis píes con esa agua.

Me acerque y pude sentir la tibieza de aquella agua. Sonreí y suspiré sin apuraciones mientras me quitaba la camisa y los pantalonsillos. Era una noche perfecta para tomar un baño, pero sobre todo, era una noche perfecta para conocer.

Me acerque a un pellazco lejano y grite fuertemente al aíre, al agua, al cielo.

Me sentía en esos momentos libre. Con una enorme sonrísa en los labios me deje caér en esas aguas desconocidas y profundas y pude saber que la vida era tan solo un instante en el reflejo.

Nade un rato, disfrutando como un chiquillo de aquel lugar tan... mágico y fue cuando note un ruído extraño en las orillas de aquel lugar tan apasible

por **Alizée Signoret** Lun Ago 08, 2011 11:28 pm

Hacía ya unas horas que abandoné mi residencia en el centro de la ciudad, para disfrutar de una velada tranquila que solo París puede entregar. Una noche magnifica recorriendo las galerías de arte, algunos bares y disfrutando de buena compañía. Como era habitual, en los lugares que visite, no faltaron los clientes, antiguos y nuevos, pero esta noche mi interés no estaba en llevar a aquellos caballeros a mi lecho… Deseaba disfrutar de mi libertad, de la naturaleza.

- Qué maravillosa ciudad - susurré mientras me alejaba de la zona residencia, del centro de la ciudad y dejaba que mis pasos me guiasen, sin seguir una dirección clara, simplemente sus deseos, si es acaso ellos podían tener voluntad propia.

Un escalofrío me recorrió cuando pase cerca del cementerio, amaba tanto la vida, que pensar en la muerte era algo que me estremecía. Me parecía tan lejano aquello, que imaginarme el paso del tiempo, el fin de la vida, era una aberración; Cómo era posible que en una ciudad tan llena de vida, alguien se permitiese dejar de vivir.

Cerré los ojos, moví lentamente la cabeza, intentando borrar aquellas ideas de mi mente, para continuar con mi paseo nocturno. Claro con cantidad de seres sobrenaturales que habitaban en París, dar un paseo solitario, no era precisamente una oda a la vida. Pero para mí, aquellos seres le daban emoción a la cotidianeidad.

Paris tenía de todo lo necesario para que la vida en la ciudad fuese perfecta, lujos, placeres, teatro, emociones, aventuras… Y en medio de una de las ciudades más concurridas de Europa, un espacio de paz y tranquilidad, rodeada de arboles la Laguna de Paris, un rincón para los secretos.

Me adentre entre los árboles para disfrutar de aquella fantástica soledad, tan poco frecuente, y sobre todo poder disfrutar de la naturaleza. Aquella noche llevaba un ligero conjunto veraniego, un vestido cuyo faldón era azul cielo y el corset un azul más oscuro, sobre mis hombros una capa corta. Me descalce para poder recorrer la orilla del lago y sentir el suave hormigueo de la hierba en mis pies.

Pero lo que parecía ser uan velada perfecta y tranquila, se vio alterada cuando entre los árboles, unos brillantes y amarillos ojos se clavaron en mi, y un fuerte rugir me alerto. Voltee a ver al sitio donde provenía aquel ruido, y ante mí un felino hambriento, y yo completamente sola sin tener mucho con que defenderme.

por **Johnel Disraeli** Mar Ago 09, 2011 8:59 pm

Me quede quieto unos instantes observando al rededor, no es que fuera miedoso, pero habia escuchado algunos mitos de París y no le agradaría para nada toparse con alguno de esos muertos vivientes ni extrañas figuras humanas. Esas historias prefería dejarlas en ese cajón vago de recuerdos donde nada ni nadie los fuera a perturbar.

Mi corazón latía fuertemente sin saber porque.

Entonces fué cuando escuche aquel rúgido que provenía de dentro de aquellos árboles. Rápidamente, un sentido de alerta me hizo salir del agua y colocarme la ropa a prisa mientras tomaba un tronco seco que habia cerca de mí. Sin dudarlo dos veces me acerque unos metros hacia donde se habia ocurrido el ruído y espere a ver si algo me atacaba.

Sabia, por experiencia propia que ningun felino rugiría así a menos que se sintiera en amenza o estuviera cazando, y cualquiera de esas dos cosas me ponían a mi en primer plano.

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