El fantasma de una vida anterior.

Recuerdo del primer mensaje :

El cielo parisino se mostraba totalmente limpio aquella noche. No había ninguna nube en el cielo. La luna llena se mostraba en todo su esplendor. Y yo nuevamente paseaba en la soledad de las tinieblas en completa soledad.
No quise tomar el carruaje ya que no sabía dónde ir, solo quería pasear. Había ido entrando y saliendo de Paris tantísimas veces, que solía perderme mucho, algunas ciudades europeas realmente se parecían mucho.
Mis pasos me llevaron hacia la catedral, como había llegado hasta allí eso era un misterio para mí.
Me quede absorto mirando la arquitectura, realmente me sentía muy pequeño y fascinado con la belleza de aquel lugar, a pesar de que mi raza no es que fuera precisamente “devota” de nada. Se nos había acusado tantísimas veces de ser los hijos de Satanás que ya comenzaba a pensar que era cierto.
Sonreí en las penumbras con mis propias divagaciones.
Aun a la vista de mi mala orientación, me parecía realmente genial descubrir aquellos rincones de la ciudad. A penas quedaban personas rondando aquel lugar, era tarde y los ciudadanos decentes no salían a tales horas a dar paseos nocturnos.
Sin embargo yo disfrutaba de aquel momento solitario. La belleza de la ciudad a veces se mostraba en los lugares más increíbles y en los momentos más inesperados. Me senté en unos escalones de un edificio que estaba enfrente de la catedral, quedando como paisaje de fondo.
Saque de uno de mis bolsillos una pequeña libreta de cuero negro.
Dentro tenia lleno de apuntes, apuntes de algunos de mis escritos viejos que siempre publicaba bajo pseudónimos, algunos poemas algo siniestros e incluso notas sueltas de composiciones que tenía en mente para crear en el piano.
Busque una hoja en blanco y comencé a escribir algunas notas musicales, en mi mente imaginaba como sonarían. Me deje llevar la melodía invisible un buen rato fijando la vista en la catedral algunos momentos, buscando la inspiración.
Cuando de pronto una figura encapuchada paso por delante de la catedral. Le mire algo sorprendido, ya no había nadie en las calles. Metí la libreta sin tomarle mucha atención en uno de los bolsillos.
Aquella figura paro por un instante y se quito la capucha, pude ver la hermosa y ondulada melena que caia por sus hombros moviéndose casi con vida propia mientras la joven se acomodaba el cabello serenamente.
Me quede helado, yo había visto aquel gesto antes, Por un instante me quede realmente alucinado. Aquel pequeño gesto en una persona me había hecho recordar, no sé exactamente el que, pero sí que sentí que ya había visto aquello antes.
Yo había visto a aquella hermosa joven, pero donde? Seria en Noruega mi ciudad natal? O quizás en alguna otra ciudad nórdica? Me levante rápidamente y camine hacia ella intentando seguirla mientras ella seguía su camino perdiéndose por los alrededores de la catedral. Intrigado con su presencia intente seguirle veloz, pero perdí su pista.
Mire hacia todos lados, buscando con la mirada.
No era posible, el desaliento llego y realmente me sentí mal. Habría sido una ilusión? Un fantasma tal vez? Un recuerdo de una vida anterior?...Una vida anterior…eso era, por un momento lo comprendí. Yo le había visto en una vida anterior, cuando era humano, no era más que un niño… Era eso posible? Quizás simplemente había perdido la cabeza, porque era tan importante? Comencé a pensar en ello…
…De alguna forma significaba un pequeño contacto con el pasado, pero sería cierto? Quizás alucinaba…Aun así, por un momento había sentido como si volviese a tener un contacto con el mundo. Algo a lo que agarrarme, algo familiar.
Camine de vuelta hacia donde me había encontrado momentos antes no sin antes palpar mis bolsillos, donde estaba aquella libreta? Mire hacia todos lados…
-Porque la suerte no me acompañaba?

Sus palabras me hicieron sonreír. Al parecer ninguno de los dos solía intentar controlarse tantísimo cuando estaba con otros, porque nos sentíamos así? Que nos pasaba?
Después de todo no éramos jovenzuelos de la edad que aparentábamos…que nos ocurría? Sería que la edad ya nos afectaba? La idea de la demencia senil me hizo sonreír para mis adentros.
-El que se contiene soy yo…Creéis de verdad que es tan fácil bailar con un ángel cuando uno es un ser impuro? Sonreíamos, ambos divertidos y también algo tensos el uno tan cerca del otro.
Si todas estas sensaciones eran a causa de la demencia, pensaba darle la bienvenida a la locura y pedirle que se quedase mucho tiempo a mi lado.
Cansado…? A su lado no me sentía cansado. Aunque sabia que tendríamos que descansar aunque fuesen unas pocas horas si no deseábamos sentirnos agotados por la noche…
Cuando sus brazos rodearon mi cuello y ella se puso de puntillas acercando aun mas su rostro, sentí un vuelvo en el estomago, su gesto al cercarse había hecho que dejase de respirar…otra vez.
-Lo intente…fue el ultimo susurro que salió de mi.
Le mire un instante ya sin poder controlarlo ni un ápice más.
ella toda en si era demasiado. El magnetismo que tenia sobre mi hacia que me volviese a olvidar de todo lo demás, ni la hora, ni el cansancio, ni todo lo que tenía pendiente, ni la posibilidad del desastre total en mi hogar, ni siquiera el lugar en el que estábamos, ni el hecho de que ya hubiésemos dejado de bailar me importaba ya en lo más mínimo.
Acerque mi rostro hacia el suyo apretándola contra mí. Sintiendo nuevamente su sabor, su aroma y su esencia toda envolviéndome una vez más. Acerque su cabeza hacia mi enredando mis dedos en su hermosa y ondulada cabellera. Le abrace mientras bajaba con mis besos por su cuello. Nos movimos hacia atrás por la violencia de nuestros movimientos.
Sin tomar en cuenta las penumbras que nos rodeaban, sin tener en cuenta el suelo frio y las piezas mecánicas que estaban almacenas, sin tener en cuenta aquel delgado trozo de hojalata que me hizo resbalar y caer encima de mi hermosa acompañante...
Nuestros reflejos de poco habían servido ya que nuestros sentidos no estaban precisamente puestos en el entorno.
Me había resbalado con aquel trozo y me había desequilibrado, empujando conmigo a Eyra al suelo ya que le tenía abrazada. Haciendo que mí peso cayese encima de la pobre. Mala suerte? Pastosidad? Fuese como fuese esas cosas me ocurrían en los peores momentos.
Ahora estábamos los dos en el suelo. Rodeados de una ligera polvareda
Le mire, me había caído encima suyo como si todo fuese una mala jugarreta de una mano invisible. Me apoye en mis brazos mientras le miraba.
-Te juro que no he hecho esto aposta dije mordiéndome los labios para no reír aun a escasos centímetros suyo. Mientras aun seguía encima aplastándole…
Lo bueno de todo esto es que nadie más lo había presenciado… Se habría hecho daño?...Me cruzarian la cara de una bofetada de una buena vez?? solo el tiempo lo diria...

Su susurro me arrancó una sonrisa llena de diversión para entonces, sentir sus labios sobre los míos a medida que nuestras bocas se entreabrían a cada beso. Nuestras lenguas empezaron entonces su particular juego de seducción, envolviéndose la una con la otra.

Sus dedos se enlazaron en mi cabello y yo mantuve su rostro cerca del mío gracias a mi agarre del cuello que no solté ni siquiera cuando Jerarld tropezó y cayó sobre mí, prometiéndome que eso no era cosa suya. Solté una carcajada relajada y acaricié su mejilla con picardía, pues cada roce de mi mano con su piel despertaba una corriente eléctrica casi magnética, como si quisiera evitar que se despegara de su piel. Mis ojos centelleaban con un brillo especial y mis labios ardían por volver a besarle. Con las manos aún enlazadas en su cuello, le di un pequeño tirón para poder volver a perderme en su boca de miel.

Su cuerpo permanecía sobre el mío, pero su peso no me dolía ni me molestaba, dado que por mi gran vejez la fuerza era algo que tenía muy arrelado, por lo que el simple peso de una persona no significaba más que el de una mosca sobre mi mano. Aún así, mi mente seguía nublada por momentos y mis dudas a veces me empujaban hacia él y otras me detenían.

- Jerarld...- jadeé en su oído, sabiendo que lo mejor sería confesar aquello que me atormentaba.- Aunque no haya nadie que me espere... si hay alguien en mi mente más no todavía en mi corazón.- susurré, clavando mis ojos en los suyos para mostrarle la valentía de mi sinceridad.

Mordí mi labio inferior y mis manos resbalaron de su cuello a su pecho, sin apartarlo ni ganas de que él lo hiciera. ¿Qué me sucedía? ¿Qué estaba haciendo? Adoraba la sensación que me envolvía cuando estaba junto al vampiro. No deseaba separarme de él. Pero...

Su carcajada me relajo y su tirón me dio a entender que si me iba a cruzar la cara seguramente sería después…nos volvimos a fusionar mientras su aliento y su aroma me embriagaban cada vez mas…Hasta que escuche aquel susurro algo tenso en mi oído.
Le observe aun encima suyo por un momento abrumado. A pesar de que no deseaba que nuestra piel dejase de tocarse me quede un momento quieto.
Era cierto lo que había escuchado? Por supuesto que lo era. Quien se podría resistir a ella? Su magnetismo me había dejado casi sin palabras, no debía sorprenderme pero aun así, algo dentro de mí quería negar aquella afirmación.
Contemple sus ojos angustiados, a pesar de todo valoraba profundamente que me lo hubiese contado, la gente no solía decir las cosas mirando a los ojos, y ella había tenido la valentía de decírmelo aun a pesar de no saber que podría pensar yo de ella.
Desee seguir entre sus brazos e imaginar que no había escuchado nada, pero no podía hacer eso. Decidí levantarme, después de todo ella estaba siendo sincera conmigo y yo debía serlo con ella también.
Me levante poco a poco y le ayude a sentarse, ambos quedamos el uno frente al otro con las piernas cruzadas y las manos tomadas. Su rostro seguia cerca del mio, podia sentir su respiracion pausada.
Me quede un momento en silencio sin saber lo que decirle. Pues entendía perfectamente a lo que se refería.
-Yo…lo entiendo. Entiendo que pueda haber alguien más por ahí. Comente sereno y en calma, intentando aclarar todas las ideas que me venían de golpe a la mente. Mientras ella me miraba asombrada.
-De hecho también hay alguien en mi camino…no me espera, ni me reconoce del todo aun… y aunque no ocupa mi corazón…está presente en mi vida…
Había una joven humana que había formado parte de mi pasado.
Ella había despertado tal ternura en mi desde que le vi por primera vez, que a partir de aquel entonces decidí que le protegería y que la cuidaría procurando evitarle cualquier mal, aun cuando yo fuese el peligro y tuviese que sacarme a mí mismo de su vida para no hacerle daño.
De hecho había sido exactamente eso lo que había ocurrido. Poco después ella perdía la memoria y ahora el destino y su mano invisible nos había hecho volver a coincidir después de todo este tiempo en Paris…
Baje la vista a sus manos aun entrelazadas con las mías. Las acerque a mi pecho mirándolas. Tan blancas y perfectas.
Entendía lo que sus palabras significaban y seguramente ella también sabría a lo que yo me refería.
No es que no fuésemos sinceros. Nadie esperaba que volviésemos, ni se preocupaba ahora mismo por nosotros…Nuestros corazones aun no tenían dueño, pero sí que de alguna forma estas personas pensarían en nosotros alguna vez. Quizás preguntándose qué hacíamos…quizás preguntándose si pensábamos en ellos.
Le mire y me acerque para abrazarle, mientras aun nos manteníamos en el suelo sentados.
Acaricie sus cabellos y deje que mi cabeza reposase sobre su hombro.
Ahora si que sentía que mis parpados comenzaban a pesar cada vez mas…
-Seria un idiota si aquel que mencionas no te quisiera…No creo que exista alguien que no pueda quererte… comente dulcemente con un tono afligido,
-Entendería que no quisieras verme nunca más… comente casi como un susurro.
-Pero…No deseo perderte a ti también…A ti no…Comente recordando aquella época en la que había sido un niño. Todos a los que amaba habían desaparecido, y ahora volvía a sentir esa sensación como si fuera algo inevitable.
Significaba esto que no volveríamos a vernos? De solo pensarlo había comenzado a sentirme mareado, Ella no solo había dado vida a mi pasado, ahora había dado vida a mi presente.
Me había hecho sentir como si aun tuviese algo que ofrecer, como si aun me quedase esperanza…Como si la opción de tener un futuro mejor aun estuviese allí y aquello no era algo fácil de lograr.
Su aroma me envolvía como una suave fragancia, seguía pensando que todo aquello era un sueño, un sueño del que no deseaba despertar aun…

Su reacción me sorprendió, pues lo corriente en aquella situación hubiera sido que él me abrazara aún más fuerte y que me dijese algo así como "Tranquila, no soy celoso" e intentara hacerme el amor. Pero Jerarld no había caído en esa tentación y locura, probablemente. Él se levantó del suelo y me ayudó a ponerme en pie, quedándonos ambos sentados y con las manos enlazadas. Sus ojos perdieron aquél centello que tanto me había atraído y su rostro quedó en penumbra. Jer me habló de alguien en su vida y no pude evitar sentir envidia de aquella muchacha afortunada. Sus palabras hicieron mella en mí sin ni tan siquiera comprenderlo. Sentí envidia porque ella ocupara sus pensamientos, porque ella fuese su obsesión, porque quizás ella era la dueña de sus sueños cuando dormía y de sus anhelos cuando despertaba. Y aquella idea perforó mi pecho, sintiendo que me faltaba el aire. Pensé en levantarme e ir a una pequeña apertura donde el Sol no había iluminado todavía, sólo para poder tomar el aire y airear mis pensamientos. Sabía que había cometido un error y sabía que jamás podría enmendarlo. Ahora que estaba dispuesta a abrirme en todos los sentidos a aquél vampiro... veía cómo las puertas se cerraban en mis naries... Por una humana. Sus brazos me envolvieron y me abrazó, peinando con dulzura mi cabello y murmurando cosas que no eran ciertas.

- Él no me ama y si lo hace, lo oculta muy bien.- respondí con un hilo de voz.- Aún así, ni yo misma sé lo que siento por él, es sólo que me pasa algo parecido a lo que siento cuando estoy contigo.- admití sin mirarle.- Y ahora te miraba y creía ver en tí el compañero eterno que siempre he buscado.- proseguí, bajando la voz casi hasta el sonido de la respiración.

No pude proseguir. Quería decir algo como una broma para limar la posible tensión que nos acechaba. Pero ni siquiera pude expresarle que realmente me hallaba entre la espada y la pared. Pero él tenía derecho de ser feliz con quien elegiese y si era la humana... le deseaba lo mejor del mundo. De pronto, su idea de no vernos me atravesó la espalda como un puñal envenenado, haciendome soltar un jadeo de forma refleja. Me aparté de sus brazos y tomé su rostro entre mis manos, posando la punta de mi nariz en la suya y frunciendo el ceño.

- No vuelvas a pensar algo así, Jerarld, te lo suplico.- le imploré con un hilo de voz y sintiendo mis ojos humedecerse.- Ésta noche te has convertido en alguien demasiado importante para mí.

Su aliento en mi rostro, sus ojos penetrantes, sus labios perfectos... Cerré los ojos y volví a besarle. Ésta vez, de un modo pausado, suave y delicioso. Fue un beso efímero, lleno de miedo por su reacción. Abrí mis párpados sin soltar todavía su rotro de mis manos. Oh, Dios... Jerarld acabará con mi cordura, pensé entonces, sintiendo unas lágrimas resbalando por mis mejillas. Entonces comprendí que, en aquella situación límite, el rostro, el nombre, el aroma de Wolfgang estaba muy lejos de mi mente. Supe que lo único que invadía mi pecho era Jerarld. Pero quizás ahora ya era demasiado tarde...

Aun con sus manos en mi rostro le mire angustiado de ver que había sido yo el causante de aquellas perlas brillantes en sus ojos. Nuestros labios volvieron a juntarse y yo pude sentir aquella humedad en mi piel.
Ella se separo de mí mirándome de una forma que jamás podre olvidar.
-No llores… oh Eyra…dije pegando mi frente a la suya, me odie profundamente por haberle causado dolor. Volví a juntar mis labios con los suyos muy suavemente, casi como si fuera una caricia, como si temiese hacerle daño.
Sintiendo como sus lagrimas se deslizaban por su mejilla mojando también las mías. Su dolor era mi dolor, ahora lo compartíamos.
Me sentía como si me quisiesen arrebatar la mitad del corazón, pero no podía hacer oídos sordos a aquello, había alguien más en su vida. un ser afortunado. Él era importante para ella…pero a pesar de no conocerle ya sentía que él no se la merecía. Para mi nadie podría merecerla.
Sus palabras por un momento habían vuelto a darme esperanza, a pesar de todo lo que se interponía, había algo mucho más fuerte que nos unía. Y ella tampoco deseaba que ese algo nos separase.
El temor de no volver a vernos confirmaba que no era solo yo el que lo pensaba. Le contemple, tan dulce, tan sensible,solo una mujer realmente fuerte podía estar allí mirándome, siendo sincera consigo misma y conmigo, sabiendo que haría frente a su destino, sin huir, sin mirar atrás. Realmente dolida por verse inmersa en aquello.
Al ver sus lágrimas lo supe inmediatamente…Había surgido algo entre nosotros, algo que no podía describir.
Era absurdo, primitivo, un sinsentido. Pero aun así sabia que ya nada sería lo mismo a partir de ahora. Tuve miedo de pensar en el nombre de ese sentimiento.
Aquella era una de las cosas que mas temía del mundo.
Sus manos aun rozaban mi rostro, nuestras narices se tocaban, y yo contemplaba sus ojos brillantes deseando dejar de ver aquel dolor.
-Quizás el tiempo nos separe, quizás otros intervengan e irrumpan en nuestras vidas, pero tu siempre tendrás un lugar dentro de mi…Aunque nunca seas mía, aunque yo nunca pueda ser tuyo…
Nada tenía sentido hasta esta noche. Tu lo acabas de cambiar todo, por fin entiendo que era lo buscaba todo este tiempo… tu..tu…eres lo que yo siempre he buscado…dije cerrando los ojos frunciendo el ceño, decir aquello me hacía sentir débil y vulnerable, pero era cierto.
La vida solía hacer malas pasadas, pero en este caso se había llevado la palma, nos había juntado para hacernos entender que no podríamos entregarnos el uno al otro.
Los escritores siempre se quejaban de que la vida era cruel…y a mi esa expresión siempre me había hecho gracia, cualquier cosa podía ser cruel, pero en este caso la situación iba mucho mas allá de eso, implicaba tener una eterna existencia llena de vacío, comprendiendo que lo que más anhelas jamás será tuyo.
El repiqueteo mecánico de aquellos engranajes seguía haciendo su particular y lejano ruido. Sentí como mis fuerzas comenzaban a flaquear.
Así que indique a Eyra que nos apoyásemos en la pared, nos movimos del suelo y me apoye. Sostuve a Eyra entre mis brazos mientras ella se acomodaba sobre mi pecho hundiendo su cabeza en el hueco de mi cuello, yo me apoye en ella también, cerrando los ojos.
Seguramente no tardaría en anochecer. Desee por primera vez en más de doscientos años que el dia no acabase.
Era como si el día, algo que suponía la muerte para nosotros fuese ahora nuestra única esperanza. Ya que la noche nos separaría, sino suponía un “para siempre”, al menos significaba separarnos por un tiempo…No quería que existiese esa distancia.
-…Descansa dulce ángel…encuentra el descanso que tanto anhelas…Pues yo velare tu sueño… hasta que las sombras nos lleven consigo…
Ahí apoyado contra aquella fría pared manteniendo los ojos cerrados note como éstos se humedecían en el total y completo silencio, sin que pudiese hacer nada por evitarlo. Deseando que ella no pudiese verlo.
A donde iría ella? A quien visitaría? Cuando podría volver a verla? Aun quería saber más cosas sobre su persona, todo el tiempo juntos no me había parecido el suficiente.
Intente quitar aquellos pensamientos de mi cabeza. No tenia que pensar en eso ahora…Quería disfrutar el máximo tiempo posible de aquellos momentos con ella en mis brazos. Pues la noche comenzaba a cernirse sobre nosotros.

Jerarld se había dado por vencido conmigo y entendí tal gesto como el resultado de su elección. Pero... ¿es que a caso deseaba que Jer siguiera luchando por mí? Irremediablemente, así lo sentía. Y sus palabras, aludiendo a mí como su contínua búsqueda, casi me ilusionan de nuevo con la sola idea de permanecer junto al vampiro. Pero él lo había dicho ya:"aunque no seas mía". Aquello me hizo marear pero logré disimularlo con otro beso del inmortal. Éste me supo a despedida y en mis setecientos años, jamás me hizo tanto daño ese beso.

Jerarld me llevó a un muro en el que nos recostamos, apoyando mi cabeza en el hueco de su cuello. Cerré los ojos y en un intento para evitar que aquella locura terminara, sólo susurré unas palabras.

- Ahora ya te pertenezco.

Su esencia, sus brazos, sus palabras, sus besos... parecieron matar todas aquellas dudas y sufrimientos. Arropada por él, me sentía protegida, a salvo. No quería cambiar ese momento por ningún otro... Una lágrima cayó en mi frente y supe que no se trataba ni de una gotera ni de mí. Jerarld lloraba angustiado como lo estaba yo.

. ¿Por qué lastimarnos así, Jerarld?- pregunté en voz alta.- Si ambos sentimos lo mismo... si ambos queremos lo mismo... si ambos somos lo mismo... ¿por qué nos torturamos?

Suspiré profundamente y dado su silencio, imaginé que o bien se había dormido ya y por ende no me había escuchado, o bien las palabras le quedaban cortas para poder responderme. En cualquier caso, los párpados pesaban demasiado y tuve que sucumbir al sueño por unas cuantas horas, hasta que mis ojos se desperazaron y clavando la vista en una de las aperturas de la sala, vi que se estaba sucediendo el crepúsculo.

Seguía acunada por los brazos de Jerarld y mientras esperaba a que despertara de su sueño, medité sobre todo lo acontecido, preguntándome qué era lo que podía separar de aquél modo a dos inmortales. No hallando la respuesta por temor y con verdadero pánico a una despedida, decidí marcharme antes de que él despertara. Por lo que incliné mi rostro hacia él buscando sus labios... un último beso... cuuando sus ojos se abrieron de par a par antes de que mi piel pudiese rozar la suya. Me congelé en aquella extraña posición y sin poderlo evitar, volví a morder mi labio inferior.

Su susurro me hizo sonreír antes de que el agotamiento me impidiese decirle que yo también le pertenecía…
Era como si de alguna forma ambos lo supiésemos. Como si siempre lo hubiésemos sabido.
Pocas cosas se sabían con tanta certeza en una existencia, y al parecer esta era una de ellas.
Escuche sus palabras y por primera vez en mucho tiempo yo, el que siempre tenía la última palabra, me veía en silencio. Sin saber cómo describir lo que sentía.
Yo, que era el dueño de las palabras no sabía que decir.
No se porque nos hacemos esto…Es como si algo se interpusiese…pero el que?...pensé. Había muchas cosas en mi mente y no lograba ponerlas en orden, lo único claro era lo que sentía en aquel instante.
El sueño me llevo y me hizo sumirme en la profunda oscuridad.

No había nada ni nadie en ninguna parte. Solo un susurro solo su voz en la lejanía. Aun en las tinieblas de la noche, su voz era lo único que seguía allí. Ella era la última esperanza incluso en mis vacios sueños.
Recordé sus palabras. Eran una gran verdad, porque torturarnos? Porque insistir en lastimarnos?...Le vi en la lejanía. Quise acercarme hacia ella pero de pronto como si algo me hubiese traspasado, sentí el frio de una manera sobrecogedora dentro de mi, como si me acabasen de atravesar con algo. Aquello me alejaba aun más de su voz.
Abrí los ojos despertando de aquella pesadilla y vi su rostro cerca de mi. Con sus labios casi rozando los míos.
Con solo mirarle supe lo que ocurría.
No..No! Dije en susurros tomando su rostro entre mis manos. La desesperación y frustración me desbordaron.
-Es cierto…No podemos negar que existen otras personas…No lo podemos negar…Pero aun asi no pienso darme por vencido…Ya he perdido todo lo que amaba, no voy a permitir que eso ocurra otra vez…No estoy dispuesto a perderte otra vez.
Sus ojos estaban posados en los míos, aun seguía lo suficientemente cerca como para poder sentir su aliento y su aroma aun mezclándose con el mío. Como iba a poder vivir sin sentir su aroma? La agonía se cernía sobre mi sintiendo como poco a poco mi alma comenzaba a desgarrarse.
Sus labios volvieron a tornarse carmesíes y esta vez los limpie juntándolos con los míos, volviendo a sentir una vez más su sabor dulce…un sabor que sabia a despedida y a adiós. Me separe solo un poco de ella.
-Puede que este sea nuestro castigo…hay que aclarar esos otros asuntos…lo se...pero acaben como acaben, yo no pienso aceptarlo. No me separare de ti…
Quizás ella se mereciese estar con aquel que ocupaba también sus pensamientos, quizás le escogiese a él, pero si esto ocurría no me importaba, algo tenía claro. Aquello no me iba a separar de ella.
Aunque lo único que se me permitiese no fuese más que su amistad yo pensaba seguir allí. Jamás me separaría de ella…a menos que ella lo deseara.
Solté su rostro, baje mis manos hasta tomar las suyas, me levante poco a poco del frio suelo.
Las sombras de aquella estancia dejaban su rostro en penumbras, sin embargo sus ojos seguían brillando, podía ver cada detalle de sus perfectas facciones cerrando los ojos, quizás intentando reflexionar también.
Camine con ella tomada de la mano abriendo el viejo portón de madera que nos separaba de la realidad.
Fuera el atardecer ya casi desaparecía para dar paso una vez más a la noche. Cada paso que dábamos era como si nos acercase nuevamente a la muerte.
Contemplamos el cielo oscureciendo cada vez más, mientras la luna que seguía como nuestra invitada silenciosa nos observaba pensando quizás en las desgracias de aquellos seres a los que iluminaba.
La catedral estaba allí, aquel lugar sagrado para muchos de alguna forma nos había unido a nosotros, seres impuros, imperfectos y pecadores…Como si algo superior nos hubiese dado por un momento otra oportunidad.
Contemple a Eyra aun con su mano fuertemente apretada. Mientras nuestros dedos entrelazados parecían ser lo único que impidiese que nos alejásemos el uno del otro...

Jerarld despertó con promesas entre sus labios y un beso que supe que sería el último, y pese a sentir mi alma desgarrándose por aquél pensamiento, mantuve mi compostura tan sólo por la esperanza y sus promesas. Promesas que no sabía si podría cumplir, pero que alumbraban mi camino hacia la soledad y la oscuridad.

El vampiro tomó mi mano y juntos salimos de nuevo hacia la superfície del mundo, em campanario dónde ahora el sonido de las campanas restaba silencioso, casi temeroso de romper la belleza de aquél momento, empañado sólo por algunas lágrimas que emergieron de mis ojos. La luna nos observaba desde su trono y su manto de noche cubierto por diminutas estrellas parecía querer envolvernos. Cerré unos segundos mis ojos e inspiré una bocanada de aire.

- Te estaré esperando, Jerarld.- le prometí, antes de girar mi rostro una vez más hacia el inmortal que había robado algo más que mi corazón.

Acaricié su mejilla con la otra mano libre y le sonreí con ternura, dejando que una brisa noctura se llevara mis lágrimas. Poco a poco mis dedos se desenredaron y sin más palabras, salté del campanario, corriendo a velocidad vampírica y deseando que la noche me meciera entre sus brazos como nunca ante slo había hecho. Jamás olvidaría aquél momento con Jerarld. Y esperaba realmente que algún día, él viniera a por mí. Mientras, yo le esperaría en vela cada noche de mi existencia, rezando para que mi ladrón regresara con su botín para devolverlo al interiorn de mi pecho.





Off: ¿Cierras post?

Observe sus ojos brillantes observándome.
Las lágrimas resbalaban por sus mejillas cual perlas brillantes deslizándose por el frio mármol.
Como dejar de mirar aquellos ojos profundos y misteriosos? Como vivir con la ausencia de su aroma?
Su sonrisa ilumino la noche y yo también le sonreí con tristeza, tomando su mano que descansaba sobre mi mejilla sintiendo aquella caricia como lo que era; el último contacto entre nosotros.
La brisa nos brindaba el aroma de la despedida, la perdida y el adiós…Pero sabía que no sería algo definitivo.

Contemple como ella desaparecía a una velocidad que nadie mas podría haber visto salvo yo. Observando cómo su cabello ondulaba con la brisa del aire desapareciendo... Esfumándose entre las sombras…Habría desplegado sus alas y echado a volar?...

No sabía donde se dirigiría, ni siquiera si permanecería en la ciudad. Pero algo me decía que nos volveríamos a ver.
Después de todo, tenía toda la eternidad para buscarla. Y sabía en lo profundo de mi ser, que aunque tuviese que ocupar toda mi vida en ello, no descansaría hasta volverla a ver, de eso estaba seguro.

Mire hacia el suelo, había pasado el día mas intenso de toda mi existencia. Revelando incluso la naturaleza de mi alma. Y eso solo había sido rozar la superficie de lo que éramos.
Camine solitario por aquella plaza, sin tener en cuenta el entorno. Ni la catedral, ni la plaza, ni la luna ni el cielo. Ya nada era relevante. Ahora todo volvía a ser como siempre.Normal y sin sentido.
La eternidad ante mí, y el vacio de mis pasos conduciéndome hacia casa…con el tormento de haber encontrado un ángel, con el tormento de haber quedado cegado por él…con el tormento de no poder contemplarle una vez más.
Todo cambio a partir de aquella noche, el destino aun tenia preparadas muchas jugarretas para nosotros.
Pero nosotros no sabíamos nada de eso…ya que era al fin al cabo, el principio de algo mucho más grande que nosotros…