En un lugar alejado de París (Bernard Boneau)

por **Yulianna Fiódorovna** Miér Ago 24, 2011 4:44 pm

20:00. Oscuro atardecer.

Tarde. Demasiado tarde. Yulianna no llegaría a cenar. No hoy. Se preocuparían. Le daba igual. Necesitaba espacio. Así que huyó. En ese momento podría ser capaz de escapar y no volver.

Su caballo, Babieca, y ella. Montaba a su preciosa yegua negra, pero esta vez más rápido que nunca. Cabalgaba por el bosque con el cabello recogido, cubrido por su casco y traje negro de montar. Botas oscuras, relucían, y la única luz eran los pequeños diamantes que iban pegados a sus orejas, y la blusa blanca que llevaba. También guantes. Normalmente cuando montaba quería vivir nuevas experiencias, y necesitaba libertad, conocer un mundo nuevo, y aunque sabía que no existía, al menos por unos momentos lo habitaba. Y por ello cabalgaba. La hacía sentirse llena.

Yulianna, la cual estaba sola en este mundo necesitaba algo que la llenara, y empezaba a pensar que con cinco minutos cabalgando no le llegaba. Necesitaba adrenalina, nuevas emociones, volver a su país, revivir momentos, volver a sentir. Amar.

Frenó en seco.

"Quieta pequeña", susurró acariciando el lomo de su caballo. Pero era tarde. ¿Bandidos? ¿Un ladrón? No estaba del todo segura, pero por el ápice de luz que el sol aún regalaba pudo comprobar que se trataba de un hombre. Ella, era una persona valiente, tozuda, y sobretodo fuerte. La vida la había echo así. Y se quedó mirando ese par de árboles de donde aquella persona salía. Montaba a caballo. Iba lento, pero entonces ella, a unos diez metros de él emprendió el galope tan lanzada como antes, y cuando se vio cerca ambos frenaron y ella le miró de frente. Entrecerró los ojos y entonces se dio cuenta de que esa persona no era como ella pensaba o al menos no la asustaba. Por el momento.

por **Bernard Boneau** Jue Ago 25, 2011 10:45 am

El sol por fin se alejaba del día, ya caía la noche, Bernard se coloco una capa plateada sobre todo el cuerpo impidiendo así que cualquier rastro de luz le tocara la piel, se dirigió al granero al granero y arrió al caballo que siempre le acompañaba, Dark, así le había llamado, cepillo un poco su cola y su lomo para luego subir encima de este, avanzo dando suaves galopes hasta el portón el animal salió con él encima, este giro los brazos y cerro ambas puertas, casi no se observaba rastro de luz, Bernard partió en cabello hacía el bosque, una carrera momentánea contra el mismo es lo que sería o al menos eso tenía planeado, quizá algo podría pasar, algún enemigo, algún amigo, o algo nuevo para esta noche, sed no había así que no era una necesidad, el nunca bebió por placer, solo por subsistir, continuo por una hora hasta llegar por fin a la entrada del bosque, el rastro del sol ya no existía, delgados hilos de luz casi endebles se asomaban entre los frondosos arboles del lugar, la capaba se estiraba ya que el aumento la velocidad al jalar las riendas, de pronto otros sonidos captaron su atención, otro caballo estaba muy cerca, se dirigía hacia el, continuo hasta que partió de unos arboles y le vio detenerse en seco, pero Bernard no paro y luego el caballo pronto dejo de ser solo un animal ya que al levantar el rostro observo a una mujer rubia y este se detuvo justo antes de impactar.

-Buenas noches Mademosielle, a sido bastante peligroso, un choque de bestias sería devastador -observo a la mujer a los ojos con la mirada entre fría y perdida que era común en él ante los extraños y bajo del caballo lentamente para luego dejar la capa plateada encima de la silla del corsel- -Es extraño, ¿sabe?, una mujer sola en medio del bosque, a caballo, aunque quizá no lo sea -sonrío- -Su bestia es muy hermosa, muy hermosa, la mía ya tiene unos años, no esta decrepita claro, es muy rápida y buena en lo que hace y por lo visto la suya también, ¿dónde aprendió a montar?, por mi parte, se podría decir que llevo demasiados años cabalgando y sin rumbo. -río bajo para mirar un poco las copas de los arboles que emitían los sonidos de todos los animalejos del bosque-, -el bosque siempre parece tranquilo, pero esconde más de lo que uno ve a simple vista. -volvió la vista a la mujer y sonrío de lado mientras acariciaba a Dark- -Bien Dark, parece que tomaremos un descanso, sería descortés dejar a la dama sola.

por **Yulianna Fiódorovna** Jue Ago 25, 2011 11:47 am

El hombre frenó su caballo, que por lo que Yulianna podía apreciar era macho, y entonces se bajó inesperadamente de él. Ella, por su parte, no se movió. Estaba impasible, incluso un tanto desafiante. Ya la habían intimidado con anterioridad, pero ahora eso jamás volvería a pasar.

Al cabo de unos segundos pudo observar el rostro del hombre, y también su porte, pues anteriormente este llevaba una hermosa capa plateada, que le impedía a ella verlo bien.

Tras bajarse de, cabe decir, su hermoso caballo, parecía una persona como otra cualquiera. El hombre parecía abierto, amable y también simpático. La primera impresión era buena, pues en realidad la había sorprendido.

-Oh... no pretendía que chocásemos... se controlarme... ¿verdad pequeña? -Dijo refiriéndose a su hermoso caballo, a Babieca. -Pero me pareció que un poco de adrenalina estaría bien. Por eso vine aquí. -Dijo mirando a su alrededor. Y entonces Babieca relinchó y quiso revelarse, pero Yulianna, que montaba desde hacía años la calmó.

-Aprendí a montar en mi país natal... en Rusia, cuando a penas tenía nueve años. -Dijo orgullosa de que una buena mañana su querido padre tomara la decisión de que su niña tuviera un caballo.

Se bajó de ella, y cuando se vio en el suelo, se dio cuenta de que estaban más cerca de lo que ella pensaba. Y se quitó el casco. Zarandeó su melena para que se soltara y lo miró intensamente. "Bonitos ojos", pensó. Quizás fuese agradable conocer a alguien nuevo, ¿conocerle a él? No sabía ni su nombre, pero quería hacerlo.

-Me llamo Yulianna. Yulianna Fiódorovna. Un placer. -Dijo con una sonrisa. Y entonces aceró su mano derecha a él para saludarle.

por **Bernard Boneau** Dom Ago 28, 2011 11:30 am

Seguía siendo extraño para Bernard relacionarse con seres humanos, realmente era extraño para él tener relación alguna con alguien, nunca estaba seguro del todo si estaba bien tenerla, eran pocas las personas a las cuales el siquiera se esforzaba por comprender y por querer menos aún, más no podía ser descortés y debía siempre sonreír ante una visita o nuevo encuentro, a pesar de eso, no le desagradaba la persona que esta noche tenia presente.

-Sonrío divertido por sus comentarios- -Adrenalina y auto-control son algo que usualmente no vienen juntos, menos en un ser humano....., pero me parece muy bien que busque algo divertido y que le llene o le divierta, sobre todo en las noches, donde la soledad parece calar en lo más profundo de tu ser -observa al animal y ve como ella le controla- -Vaya, vaya, se nota que lo tiene bien amaestrado, sin duda a echo usted un muy buen trabajo al domar a su bestia, me gustaría saber hace cuanto que monta encima de ella.

-Rusia eh -levanto ambas cejas- -Últimamente me estoy topando con muchas chicas de Rusia -dice recordando a aquella bruja- -parecen ser todas muy buenas y amables personas, espero llevarme de usted la misma impresión que de otras chicas de su país, que por cierto no tengo la dicha de conocer a fondo, ni de su cultura o creencias. -observo como la mujer de retiraba de la montura para aterrizar con gracia el suelo, los cabellos de la mujer fueron cediendo lentamente al quitarse el casco esta y se quedo observando curioso- -Usa artilugios de protección, eso significa que teme caer y dañarse, me gustaría decir lo mismo. Más lo dijo porque el no podría caer del caballo que por su fuerza sobre humana que le protegía de los golpes. -dio unas palmaditas a Dark y giro el cuello- -Bonito nombre, Bernard Boneau, es un gran placer haberle encontrado en medio del bosque, uno pretende encontrar aquí seres horribles o malintencionados -ríe por dentro ya que muy en el fondo el se consideraba uno de ellos- -Pero me eh encontrado con una simpática mujer rubia -sonríe mientras toma su mano y deposita un suave beso en el torso de esta- -Y dígame su viaje a caballo fue inesperado o tenia algún rumbo fijo, si es así, me puedo hacer un lado, no me gustaría interrumpirla. -se quedo observando mientras soltaba su mano y volvía a erguir el cuerpo completamente-

por **Yulianna Fiódorovna** Dom Ago 28, 2011 12:07 pm

Yulianna sonrió.

-Soy una persona que no tiene un plan fijo. Hoy estoy aquí, pero mañana puedo estar allí. -Dijo con seguridad. -Y en ese momento decidí correr. ¡Lo necesitaba! -Ella tampoco se explicaba por qué había necesitado ese "subidón", pero se dio cuenta de que aquel joven tenía razón con sus palabras. Por la noche se sentía aún más sola de lo normal. No sabía por qué lo habría notado. ¿Vería tristeza en sus ojos? Podia ser, pues casi no habían hablado, y no se habían visto jamás por lo que era imposible otra razón. Pero eso era lo de menos.

Sonrió tras su cumplido.

-Ya hace bastante... la compré en una feria. Fue un flechazo. No pude salir de allí sin ella. Y es que la trataban tan mal... La traje del circo. Tuve que pagarle bastante a aquel hombre, pero no podía soportar el echo de exibir a tal animal de esa manera tan ruin. No es una marioneta. -Yulianna la acarició con dulzura y miró a Bernard, como había dicho que se llamaba.

-Usted también tiene un bonito nombre, y créame, tiene mucha razón con sus palabras pues la noche es mi peor enemiga. -Notó su piel fria, y es que esa noche hacía frío, y el tacto con aquel hombre le había provocado un escalofrío, y más aún cuando habló de personas peligrosas. Ella no había deparado en aquello, pues incluso aquel hombre podría hacerle daño. Debía dejar de ser tan confiada.

-No. Lo cierto es que no tengo rumbo fijo... como he dicho antes. ¿Y qué le trae a usted por aquí señor Boneau?

por **Bernard Boneau** Mar Ago 30, 2011 1:13 pm

-Sin plan fijo, a lo que el viento le lleve, comprendo, hace muchisimos siglos que no aplico esta técnica, uno ya no puede, debe cuidarse las espaldas y esas cosas...el único contra tiempo de esto es que uno se vuelve frío, calculador y pierde la sorpresa a las cosas, así como yo -sonrío de lado-

-Comprendo, así que fue por lastima, por sus palabras puedo asumir que es un ser muy bondadoso, ya que si se apiado así por un animal, por un ser humano..¿qué podría hacer?, o por algún ser diferente a un animal o un humano.. -río bajo y apoyo el cuerpo contra Dark dejando azomar la espada de mango dragonico-

-¿Mi nombre es bonito?, no recuero el nombre de mi madre, ni el de mi padre, tan solo el mío y mi apellido, quizá el de mi hermana más no me gustaría mencionarlo -ladeo el rostro con desdén- -¿La noche es su enemiga?, que mala sensación debe de sentir ahora entonces, por el contrario, la noche es y será mi templo siempre, por la eternidad -río bajo observando la reacción de la mujer- -Quizá en algún momento deba encontrar su rumbo, ¿no?, por mi parte, creo tener uno, pero no se si sea un rumbo noble o malvado....., esta noche estoy aquí tan solo por distraer la mente realmente, me relajan los paseos a caballo y Dark es de los mejores que en tantos años eh montado.

Era bastante extraño, Bernard no tenia interés nunca en nadie, ni siquiera era de los que se detenían a buenas a primeras a hablar del destino o de los planes con otras personas, pero aquella mujer parecía ser bastante bondadosa y amable, tanto que Bernard podía confiar en que ella no dañaría de alguna forma su esencia, sin problemas entonces podría expresarse ante la mujer, pero siempre cuidando de nunca hablar más "allá", eso prohibido que nadie debía saber

por **Yulianna Fiódorovna** Jue Sep 01, 2011 11:14 am

Bernard no dejaba de sorprenderla. Le hablaba como si de una persona de ochenta años se tratara. Y eso le agradaba, pues debía significar que conocía bien todo lo que pasaba a su alrededor, y que había viajado. Que era sabio. Y quizás de ahí su manera de hablar. Parecía, sin duda, alguien interesante.

-¿Siglos? No parece usted tan viejo, señor Bernard... -dijo ella y rió. -Pero bueno... supongo que está bien estar fijo en un sitio, aunque para cuidarse las espaldas no se si será correcto... -dijo ella algo pensativa. Luego enarcó las cejas y dejó pasar ese detalle de la conversación.

Por sus palabras, le parecía que él quería intimidarla, como si se tratase de alguien tenebroso y oscuro, pero ¿asustar a Yulianna? Rara vez sentía miedo.

-Si quiero a ese ser humano... y hablo de querer, no de amar... podría matar, y si amo a alguien... -calló con gesto de dolor ante esto. Siempre había soñado con un ser con el que compartir todo, con "su media naranja", pero parecía que no llegaría nunca. Así que en ese aspecto... no era que tuviera mucha fe. -¿Y usted no sería capaz de todo por una persona a la que quiere?

Luego, él mencionó algo sobre su hermana, pero no parecía tenerla en alta estima. Bueno, Yulianna no mantenía relación con la suya así que ya tenían algo en común. Pero ella, seguía queriendo a Martha, aunque esta ignorase su existencia.

-¿La noche es su templo? A mi me trae soledad, melancolía, tristeza... -asumió. Pues era la realidad.

-Y... ¿cuál es su rumbo señor Boneau? -dijo ella acercándose más a él y observando más de cerca a su caballo.

Lo que le gustaba era que hablaba mucho, y parecía observardor. Y quién sabe lo que les depararía el futuro... quizás llegaran a ser amigos. ¿No?

por **Bernard Boneau** Vie Sep 02, 2011 10:22 am

-Veo que usted ignora la forma que tiene enfrente verdad, no se confunda, no me gusta causarle miedo o temor, solo soy consciente de quien soy...parecería tan solo un jovenzuelo, ¿verdad?, pero no soy un ser humano y los siglos son poco para mi -río bajo observándole- -Sí, supongo que sería capaz, estoy enamorado y esta vez puedo admitirlo....creo que tocarle y sufrir por cada roce con ella es la mejor prueba de que no me importa cuanto daño o dolor pueda venir después de disfrutar tan solo un poco..

Bernard no entendía porque siempre esa mujer rubia estaba presente en sus pensamientos y cada vez que alguien le preguntaba de amor o si estaba enamorado de ella...

-Claro que sí, la noche es mi templo, yo soy un ser de la noche, el sol no me gusta tanto que digamos, quizá aún no sea pronto que sepa algo que parece desconocer -sonríe de lado- -Cada uno tiene una estrategia para sobrevivir, ¿verdad?, según la mía debo calcular todo y sin duda eh fallado y vergonzosamente, ya que enamorarme no era parte de mi plan...lo peor de todo esto es que por mi culpa si se descubrieran mis sentimientos hacia cierta persona, esto le pondría en peligro...por mi culpa, le expondría a algún daño el cual no perdonaría jamás.. seguro mataría al infractor y me aniquilaría ami mismo por permitirme que tal suceso ocurra...drama, ¿no? -río irónico-

Pero tan solo pensar que algún Creed siquiera descubriera que Bernard pensaba en aquella mujer... sí, le daba temor, por primera vez en su muerte, tantos siglos, tenia miedo, miedo... de que dañaran lo único que el quería de verdad..

-De todas formas Mademosielle, el amor muchas veces es mera ilusión, sobre todo para los seres humanos... son tan despreciables en su mayoría, engañan, torturan, lastiman o a fin de cuentas solo buscan placer carnal lo cual solo los hace más vacíos aún y sin gloria y si hablamos de encontrar a alguien especial o alguien que valga la pena, es algo realmente "casi imposible"...incluso para mi que soy inmortal -ríe y la mira serio- -Luego de más de tres mil años creo que encontré a la persona que amo

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