[Priv]No mires atrás...No mirés atrás...oh no, miré...corre![Cyara Seery]

Estaba nerviosa. Mi cuerpo entero temblaba. Cada uno de mis musculos. Me escocian los ojos y no sabia de que. Todas estas sensaciones eran horribles. Damasiado horribles. tenia miedo mucho, demasiado. Y a la vez el odio y el dolor recorrian una a una todas mis venas. Negandome a quedarme quieta. Obligandome a aullar a gritar, ah... a cambiar... Pero no podia permitir que eso ocurriese no en mitad de la ciudad, no en casa de los Quatername...no en ningun lado...

En estos dias desde que aquello ocurrio habia pasado miedo dolores. En especial durante la noche. Durante el dia habia llevado bien todo y más el trabajo. Pero la noche...Sin embargo esta noche esta luna era peor. Mucho peor. y...me habia asegurado no era luna llena y aun así era más dolorosa más terrible. Más confusa.

Tosí con dolor en la nariz arrugandola y acelerando el paso. Un olor demasiado horrible llevaba un tiempo acechcandome como si me siguiesen. Si me detenia le olor se detenia. Si andaba el olor andaba. Era un vampiro un vampiro me seguia. Noté como el picor en los ojos aumentaba y como se afilaban mis dientes y mis garras. Temiendo que perdiese el control y para evitar crear un gran problema corri como alma que lleva el diablo notando como uno de sus siervos, el vampiro se acercaba hacia mi, persiguiendome.

Me metí en las redes de callejones intentando perderle allí. yo los conocia esperaba que el vampiro no lo hiciese. Aumente el ritmo de mi carrera. Chocándome con alguna pared al girar en una curva cerrada. Pero no me detuve a pesar de que el escozor en mis ojos era horrosoro que mis uñas se habian afilado y endurecido de forma peligrosa y mis dientes eran tanto o más afilados que los de un lobo.

Pero escuché un golpe sordo y después....después nada...ni sonido...ni olores. El vampiro habia desaparecido. Continue corriendo un poco más hasta que ya no podia más me dejé caer en una esquina y mi abracé a mis rodillas al ver mi reflejo en el suelo. Mis ojos eran completamente amarillos. Daban miedo. Eran los ojos de un lobo. Los ojos de la bestia.

Las lagrimas corrian por mi cara. Intentanba controlarme no queria seguir cambiando. aunque sabia que no era luna llena y segun las leyendas un lobo solo se transformaba en luna llena. Epseraba que fuese verdad.

Me abracé con más fuerza con mis rodillas cuando escuché un golpe sordo. Estaba asustada muy asustada. Creo que no sabia donde estaba....Pero no podia dejarme acobardar de ese modo...

-¿quien...quien anda ahi?

Dije casi sin voz.

Estaba feliz, mejor dicho, ¡me encontraba contentísima! Al final el arduo trabajo en mi propia juguetería había obtenido sus frutos y al fin había conseguido un encargo especial, para llevar una casa. El encargo lo había hecho una mujer, que por sus apariencias parecía ser de clase alta y lo demostró enseñándome un papel con lo que me iba a ofrecer si conseguía lo que ella estaba buscando. Había pasado una semana desde entonces, desde que aquella mujer de mirada seria pero noble corazón me encargó una muñeca de porcelana para su nieta enferma. Por lo que me había comentado por encima, llevaba dos semanas con toses y frío y aquéllo le había impedido salir a la calle a hacer la vida normal de una niña de su edad y categoría. Tal era su estado, que tuvieron que atrasar sus primeras clases de piano. Aquéllo hizo que sintiera pena por la niña y que me esforzase más en el diseño y fabricación de la muñeca. Por suerte, yo siempre había gozado de buena salud desde pequeña, pero hubo una vez que caí muy enferma, cuando una gripe azotó Cork y mis padres hicieron todo lo posible con tal de curarme. La gripe por la que pasé me afectó tanto que aún estando sana, no quería salir a la calle. Sonreí al recordar cómo se las ingenió mi padre para hacer que saliera.

Él era juguetero, mucho mejor que yo, él me enseñó todo lo que sé ahora, pero yo sabía que nunca podría hacer la maravilla que hizo por mí. Un día, un sonido muy divertido entraba a la casa. Sabía que venía de fuera, aún así quería salir y descubrir qué era. Cuando abrí la puerta y di dos pasos, me encontré con un pequeño muñeco que por el movimiento del viento las maderas chocaban y provocaban un sonido de lo más original. Mi padre se encontraba detrás mía, me agarró y me subió a sus hombros mientras me preguntaba si le gustaba mi regalo. "¿Regalo? Si no es mi cumpleaños" "Que problema... ¡Entonces dejémoslo como una recompensa por haber sido tan valiente y haber salido de casa!"

Con cuidado, fui colocando los rizos rubios en la cabeza de la muñeca y después, un sombrerito pequeño rosa que iba a juego con el vestido y los zapatos que llevaba. Dándole los últimos retoques, me quedé impresionada por el empeño que había puesto en la fabricación de aquel juguete. Guardé la muñeca en mi cesta y salí de la tienda, no sin antes cerrarla con llave. Todo iba de maravilla. Suspiré para mis adentros y comencé con la marcha hasta la casa de la señora. No creía que París fuera tan grande hasta ese día, cuando se hizo de noche tras entregarle la muñeca a la señora. La miró maravillada, diciendo que ojalá ella hubiera tenido una muñeca igual en su infancia, y agradeciéndome nuevamente todo lo que había hecho. Dijo que me traería noticias sobre su nieta si llegaba a mejorar, que era lo que yo deseba. ¡Incluso me pagó más dinero de lo acordado! Hoy sin duda, era mi día de suerte. Lo presentía.

Anduve y anduve, hasta que me perdí. Me perdí en los callejones de París, un lugar de lo más recóndito y peligroso sobretodo si era de noche. Pero yo me sentía segura, más que nada porque sabía defenderme sola. Repentinamente, cuando había encontrado el camino hacia la juguetería, un olor a licántropo junto a vampiro llegó a mi nariz. Éso significaba que no estaban muy cerca. Me guié por mi olfato hasta la localización exacta, encontrándome con una chica desorientada de cabellos castaños y un hombre persiguiéndola con una mirada voraz. El licántropo era la chica y el vampiro aquel hombre. Los seguí a una distancia prudente, pero observé que la joven no hacía nada, simplemente huir de aquel vampiro. ¿Acaso no iba a pelear contra él? Entonces me decidí.

Agarré bien fuerte mi cesta, donde antes había llevado la muñeca de porcelana, y la lancé para que golpease al vampiro. Sabía que no le iba a provocar daño alguno, pero la acción era simplemente para llamar su atención. Me miró con cierto desdén y con sed de hambre, se acercó a mí y le dije:

-Largo de aquí, no buscamos pelea -hablé en plural ya que ambas éramos de la misma raza, y por naturaleza, debíamos protegernos.

El vampiro no quería marcharse, aún así notó mi mirada llena de ira y tras observar por última vez a la joven, se alejó de nosotras hasta perderse por los callejones. Cuando comprobé que ya no podría regresar, fui corriendo hasta la joven. Parecía estar sufriendo, podía ver sus garras a pesar de la oscuridad, y cuando preguntó ya comprendí que era una licántropo recién transformada. Recordé que yo también por esa fase de confusión, por lo que me decidí a ayudarla. Le toqué el hombro para llamar su atención y dije:

-Tranquila, el vampiro ya se ha marchado. Mi nombre es Cyara y... soy como tú, una licántropo -aún me costaba pronunciar aquella palabra. Le acaricié ambas manos para tranquilizarla y le aconsejé-. A menos que te relajes, no podrás cambiar.

Miré con miedo a mi alrededor esperando ver si aquel ser salia de donde estuviese. ¿Seria otra vez el vampiro? Pero...pero no olia a vmapiro olia bien. Olia como yo...bueno no como yo pero el mismo tipo de aroma.

Sentí algo en mi hombró y miré asustada hacia allí, encontrandome cara a cara con la dueña de aquel olor. Era una mujer no muy mayor, rubia y con cara de persona sabia. La miré con algo de miedo. Pensando si habria venido a hacerme más daño. No sabia quien era...

Pero quizás fuese quien me ha librado del vampiro...quizás fuese buena...o quizás quisese matarme ella misma...Cerré los ojos cogiendo aire. Tranquila, tranquila pensé...


-Tranquila, el vampiro ya se ha marchado. Mi nombre es Cyara y... soy como tú, una licántropo -¿Como yo..? no...no era como yo. Ella ya no era tan terrible como yo, tan bestia. Estaba segura que llevaba muchos años de licantropa...no, no era como yo...pero aun así...me alegraba ver a aluien como yo.. Vi como cogia mis manos o al menos lo que quedaba de ellas y las acariciaba. Me quedé mirando las manos-. A menos que te relajes, no podrás cambiar.


Levanté la mirada tragando saliva y notando una pequeña lagrima que caia por mi mejilla desde mi ojo. Aun me escocian pero parecia que aquella loba me daba paz. Al menos...no se...creo que es buena...si creo eso...tiene que serlo. Sus manos eran calidas. Hacia cuanto que no notaba unas manos tan calidas...mucho mucho tiempo. Me habia negado a ver a nadie desde que me habia pasado esto. E iba a trabajar por que lo necesitaba...pero lo demás...no queria hacerles daño...no queria morir...

Sacudí ligeramente la cabeza. Relajarme debia relajarme. Pensar tanto solo causaba el efecto contrario. Cogi aire echandolo de nuevo con delicadeza y miré a Cyara.

-Soy...soy Mimi...Mimi Price... y lo siento...yo...no...no soy capaz de relajarme...apenas se que me pasa..-Me mordí el labio.-y gracias por ayudarme.

Se me encogió completamente el corazón cuando vi como una lágrima de desesperación salía de sus ojos azules. La estudié con detenimiento a la vez que intentaba transmitir tranquilidad, aunque éso fuera poco posible. Eran los primeros cambios de la licantropía, los reconocía perfectamente. Al final, la chica consiguió las suficientes fuerzas como para presentarse. Decía llamarse Mimi y me confesó que no entendía lo que le estaba pasando. Durante unos instantes, la imagen de Mimi se distorsionó hasta convertirse en la de una joven de su misma edad pero con rasgos completamente distintos. Era rubia, con los ojos color verde cálido. Estaba gritando de dolor porque aquella era su primera noche con luna llena. Todo se transformaba en ella, y cuando habían más cambios, más dolor sentía la joven. Yo había sido aquella joven, la cual tuvo su primera transformación en los alrededores de su ciudad natal. Cada vez que había luna llena, volvía a rememorar aquel primer momento, tan doloroso físicamente como emocionalmente. Suspiré y la imagen de Mimi volvió a regresar a mi mente. Sin saber muy bien qué hacer, la abracé, solamente dándole seguridad podría llegar a cambiar su aspecto, al de la humana que había sido antes. Notaba su respiración entrecortada y nerviosa, y sin saber cómo, intenté sincronizarla con la mía, la cual era pausada y segura.

-Tranquila, ahora estás a salvo. No te van a hacer daño, ni tú le harás daño a nadie, ¿me oyes? -comprendía perfectamente su situación, ya que la mayoría de los primerizos sentían aquel remolino de sentimientos. Solamente algunas excepciones disfrutaban realmente con su transformación a licántropo. No compartía su visión de la vida, pero siempre venían bastante bien en cuanto a peleas contra vampiros se refería-. Respira. Una, dos, una, dos -las garras que habían crecido en sus delicadas manos iban desapareciendo, entonces, las preguntas asaltaron mi mente-. ¿Quién te ha hecho ésto? Quiero decir... ¿Quién ha sido el licántropo que os ha transformado? ¿Lo conocías? Y debes responderme a esta pregunta tan importante: ¿cuándo? -debía de conocer si había pasado ya por su primera transformación o no, si la había pasado todo sería más fácil y si no... Mimi debería esperar hasta la próxima luna llena.

Recordé entonces a Daimmen, a su rostro tranquilo iluminado por la luna llena. Me había citado aquella noche en un bosque cercano a Cork, decía que quería agradecerme por haberle ayudado como nunca antes le había ayudado a nadie. Yo por entonces era una chica ingenua e inocente, con deseos de casarme ya con mi prometido. Y mi curiosidad acabó por convertirme en lo que era ahora. Observé confusa como Daimmen se transformaba en un lobo gigantesco con gritos de dolor justo después de haberme intentado besar. No pude huir. No recuerdo muy bien lo que me hizo, pero sé que me dejó una marca imborrable. Por eso más que nada me encontraba en París, con la esperanza de poder encontrarle. ¿Por qué? Ni yo misma lo sabía. Pero debía dejar atrás mis recuerdos por unos instantes si lo que pretendía era ayudar a Mimi.

Esperé paciente mirando a la mujer llamada Cyara. Me miraba mucho pero…pero no decía nada. Quizás…quizás…haya cambiado de opinión..quizás ahora quiera deshacerse de mi, quitarse lo que podía ser un problema de encima. Entonces vi como me soltaba las manos y alargaba los brazos.

Cerré los ojos notando como mi pulso se aceleraba ¿iba a atacarme? Apreté los dientes asustada pero no sentí ningun golpe. Al contrario noté como dos brazos me rodeaban dándome más calor del que ya sentía. Y lo más importante seguridad. No pregunteis por que. Pero…pero…era agradable. Abrí los ojos despacio. Y efectivamente me encontraba entre sus brazos. Suspiré y empecé a escuchar la respiración de ella. Al contrario que la mia era muy relajada muy segura…muy tranquila…

-Tranquila, ahora estás a salvo. No te van a hacer daño, ni tú le harás daño a nadie, ¿me oyes? –Asentí despacio a sus palabras. ¿Estaba a salvo? ¿de verdad? Eso eso..seria fantástico…-. Respira. Una, dos, una, dos –asentí notando las pulsaciones de Cyara y como poco a poco sin moverme sin pensar en nada las mia iban parándose acoplándose a las de ella. Intentando convertise en una sola respiración en vez de en dos. Notaba el cosquilleo en mis manos pero no quería mirar pues sabia lo que ocurria. Ojalá… dije sin dejar de escuchar atenta las pulsaciones de ella. -. ¿Quién te ha hecho ésto? Quiero decir... ¿Quién ha sido el licántropo que os ha transformado? ¿Lo conocías? Y debes responderme a esta pregunta tan importante: ¿cuándo?

Cerré los ojos apretando ligeramente los dientes ante sus preguntas. No quería recordar aquel dolor que sentí ese dia. Uno tras otro. Parecia no parar y al final….nada…unas palabras y estaba sola…No habia nadie. Cogí aire y miré a la mujer sin separarme de sus brazos.

-Intentare …ser…lo más….clara posible madame…-dijé mucho más calmada mientras mi mente iba recordando todo paso por paso. Sin olvidar ni un pequeño detalle.-Venia de recoger unas plantas medicinales para la casa donde trabajo cuando noté que me seguían. Intenté huir corriendo pero sentí un disparo y leugo un dolor horrible en el pecho.-Tragué saliva recordando lo horroroso que habia sido.-A pesar de eso continue corriendo. Hasta que sentí que no me seguían y caí al suelo medio muerta. –Suspiré ahora pensaba que quizás estuviese mejor muerta. Asi el sufrimiento hubiese acabado ya…-Pedi ayuda y un ser extraño apareció. El era quien habia matado a los ue me perseguían. –tragué saliva.-Fue horrible madame. Se acercó casi sin hablarme y me mordió en el hombro…-subí una mano a mi hombro. Habia quedado una cicatriz que quedaría para el resto de mis días.- Ene se momento comencé a gritar de dolor. Y cai al suelo. El me cogió y me dejó en una casa abandonada. Yo gritaba de dolor notando como todo cambiaba en mi. Pero era agena a todo.-suspiré de neuvo recordando, rememorando cada detalle en mi mente.- El dijo algo así como que ahora era una hija de la luna y pocas cosas más luego desapareció…no…no le conozco. Nunca le habia visto.-sollocé débilmente de nuevo. Recordaba la impotencia ocn la que me habia sentido. No pude detenerle ni nada…- y…eso fue hace…-No recordaba bien, par ami habia sido una eternidad. Pero si lo pensaba bien…- no hará ni una semana madame desde que todo ocurrió…

Me limpie débilmente las lagrimas. No quería parecer débil. Pero esa mujer me daba confianza y me hacia sentirme bien. Aunque no me parecía demasiado mayor nunca se sabia.

Puede que fuera duro para Mimi el simple hecho de responder mis preguntas, no lo sabía. Nunca había sido una experta en el entendimiento de los sentimientos, aún así en aquellos momentos tenía algo que me serviría de ayuda y apoyo: mi propia experiencia. La joven parecía de clase bastante humilde observando sus atuendos y cuando terminó su historias, otras preguntas asaltaron mi mente, pero sabía que si las pronunciaba no serían contestadas, por lo que decidí guardarlas en un rincón de mi mente. Era extraño que un simple humano hubiera disparado a Mimi y que después, por el olor de la sangre, aquel licántropo apareciera sin lugar a dudas para salvar a aquella chica; ¿o quizá pretendía otra cosa? Lo desconocía. Desconocía los motivos por los que los licántropos convertían a otros. Yo siempre había llevado cuidado y precaución, y nunca en mi vida había convertido a otra persona en lo que yo era. No quería que otros pasasen por lo que yo había pasado, no quería dejar a primerizos desorientados, solos y sin respuestas; tal y como me habían dejado a mí. Me mordí el labio levemente por la impotencia que sentía, después de todo, la licantropía era como una enfermedad que aún sabiendo sus efectos se seguía contagiando una y otra vez.

Me separé de ella y una de mis manos recorrió la cicatriz que me mostró. Aquella cicatriz estaría allí como recuerdo durante el resto de su vida, recordándole cómo comenzó su nueva vida. Yo también tenía la susodicha cicatriz, pero en el cuello, en un intento de Daimmen por besarme, pero era demasiado tarde para él. A lo largo de los años, la gran mancha oscura que recorría mi cuello había estado desapareciendo, fingiendo ser simplemente una mancha de nacimiento que yo intentaba tapar llevando el pelo rubio suelto. Observé como se limpiaba las lágrimas, ¿qué habría sido de ella si yo no hubiera aparecido? Menos mal que el olor de los licántropos siempre nos delataba los unos a los otros. Entonces maldije para mis adentros que aquella chica aún no hubiera pasado todavía por su primera luna llena. Iba a ser la experiencia más terrorífica y dolorosa de toda su vida, y para ello solamente faltaban dos semanas. Yo aún soñaba con mi primera transformación en Cork, en mis gritos de dolor y en confusión; y después, al día siguiente, con la conversación entre la sanadora de Cork y yo.

-Tranquila, no vas a estar sola. Todos nosotros pasamos por esta primera experiencia... -no quería aún explicarle lo de la luna llena, Mimi ya estaba suficientemente aterrorizada como para meterle todavía más miedo en el cuerpo-. Puedes llamarme Cyara, Mimi. Como bien comprenderás, no puedo dejarte aquí sola en medio de los callejones, con la maldición sobre tu espalda. Yo... He decidido a ayudarte a sobrellevar tan dura carga. Todos hemos necesitado alguna vez a una persona que nos ayude en momentos de confusión -le acaricié el hombro, dándole más confianza. ¿Y si me estaba mostrando demasiado amable con ella? ¿Y si estaba haciendo que sospechase de mí?-. Lo primero que debes hacer antes de marcharnos, es relajarte. No puedes salir de los callejones con el aspecto de medio lobo, lo entiendes, ¿verdad? -y le sonreí. Esperaba que aquel vampiro que perseguía a Mimi no se encontrase por allí cerca, a muchos les gustaba jugar con los licántropos primerizos, lo sabía por experiencia. De momento, no detectaba nada.

El silencio que se formó no me gustó nada de nada. Temia que hubiese algo más que faltaba por contarme. Una pieza importante en este puzle y que por desgracia sospechaba que no era nada agradable. Tenia miedo. Miedo a todo esto. ¿No era ya suficiente difícil mi vida como para que se complicase mucho más? Si, si lo era. Pero al parecer eso a nadie le importaba. Por que yo era ahora mismo una don nadie. Y lo seria hasta que todo se aclarase o bueno…ya dudaba que con mi nueva condición pudiese cambiar o mejorar o lo que fuese…Para mi la vida habia vuelto a dar un vuelco y habia vuelto a cambiarme todo por completo. Suspiré sin dejar de escuchar las pulsaciones de Cyara para seguir a su ritmo y acabar de relajarme. La miré, evitando los ojos. Un gesto que no podía dejar de hacer. Parecia que ella por fin iba a hablar. Ojalá no me diese aun más malas noticias o más sustos. Por una noche habia tenido ya bastantes.

Asentí ante sus plabaras. Aunque la verdad lo dudaba…yo siempre…siempre estaba sola y siempre lo estaría. Aquellos a los que quería los pocos ya no podría volver a acercarme a ellos. No nunca. No podría cargar con mis espaldas si les hiciese daño. Lo único bueno que ahora quizás … la verdad ahora mismo no encontraba nada bueno…

La miré sorprendida sin creérmelo ante sus palabras. No…no podía haber dicho eso…Quiero decir si podía. Pero..pero…no me concia de nada. Por que por que iba a ayudarme? Por que iba a cargar con un problema como yo. La gente de hoy en día ya no es así. La gente ya no se preocupa. A ellos solo le importa le dinero y la fama. Los que quedamos debajo se los quitan como si deparasito nos tratamos y más yo…que como ella dijo llevo la maldición a mis espaldas. Suspiré y miré su mano cuando acaricio mi hombro. Aun no podía creérmelo. Podia ser una trampa. Pero me habia ayudado, me habia salvado del vampiro y era como yo…yo creo que eso ya era mucho. Si ahora me hacia algo me intentaría defender. Pero dudo que fuese a hacerme algo después de tanta molestia.

Asentí ante sus palabras y su sonrisa. Si lo entendía pero no era una tarea fácil. Nada fácil. Pero debía intentarlo con todas mis fuerzas para acabar de conseguirlo. La gente normal no podía verme así me considerarían una monstruo o una bruja y me quemarían seguramente. No tenia dudas de ello. Suspiré cogiendo aire y echándolo lentamente dejando que sus pulsaciones siguiesen domando a las mias. Miré de reojo mis manos. Que si por fin volvían a ser manos. Lo habia conseguido. No habia sido fácil pero lo habia conseguido.

La miré a ella algo timida…bueno muy timida para que negarlo me sentía ocmo un montruo, como un bebé que no sabia como comportarse ni que hacer y que más que metia la pata una vez tras otra. Que solo podía hacer daño y ocmeter destrozos que no podía comportarse. Pero tenia que hacer un esfuerzo y demostrar que aun quedaba la pequeña y joven Mimi Price que siempre luchaba por seguir adelante y arreglar su destrozada y llena de enigma vida.

-Gracias mad…Cyara. No tiene por que hacer esto…aunque se lo agradeco y verdaderamente lo necesito.-dije más calmada.-pero no quiero darle más problemas o preocupaciones. Y se que se las daré. Por que uanque no conozco nada de todo esto, se que soy peligrosa y más siendo una novata. Y no me gusta causar problemas a nadie.-Bajé la mirada y suspiré.- gracias es todo un honor









P.D: Siento el retraso pero estuve en la playa y me fue casi imposible contestar post. Pero ya ando de vuelta