Freja Malinovskii

Edad
Veinte años.

Especie
Humana.

Tipo y Nivel Social
Cortesana ~ Clase baja.

Lugar de Origen
Rusia.

Fecha de nacimiento
Catorce de septiembre de Mil setecientos ochenta.

Descripción Física

Spoiler:

Descripción Psicológica
Sin dudas en lo que más destaca es en el arte de la actuación.
Es capaz de esconder todos sus sentimientos.
Por dentro, triste y resignada, con intenciones de morir y acabar con todo sufrimiento de la vida. Cobarde, desconfía de lo que pasa a su alrededor. Es indecisa y suele ponerse tensa con frecuencia.
Por fuera parece alegre y decidida. Sus palabras suenan seguras y pareciera que no se arrepiente de sus acciones o pensamientos.
Graciosa y elocuente. Siempre con una sonrisa.
Agradable y llena de vida, despreocupada y luminosa.
Es callada, pero cuando habla, se enfoca en temas banales para evitar los verdaderamente importantes.
Educada y amable. Delicada. De movimientos finos y palabras llenas de cortesía. Es así que no comparte el carácter superficial y burdo que muchas otras cortesanas pueden llegar a tener como característica. Es por eso que se destaca. Se mantiene allí en un rincón, sin hacer espectáculo escandaloso. Cautiva con su mirada ya que conserva en ella un mundo lleno de tristeza y oscuridad bajo un brillo improvisando vitalidad.
No suele meterse en problemas ajenos. Sabe que no es capaz de solucionar ninguno, por lo cual no pregunta nada que pueda tener como respuesta algo muy significativo.
Es inconscientemente autodestructiva. No sabe sobrellevar ciertos hábitos que signifiquen sobrevivir, es decir, ella no suele preocuparse por sus necesidades básicas. Aún así, es muy cuidadosa con su aspecto, no por ser cortesana –lo cual requiere dedicación en cuanto a lo físico-, sino porque es parte de su actuación: si se ve mal, vienen las preguntas y luego las preocupaciones, y sabemos que es lo último que quiere.
Cuando está deprimida es imposible que te enteres, al menos que ya la conozcas desde hace tiempo y sepas que cuanto más nerviosa la veas, con más intenciones de hablar de cosas banales e incluso buscando una noche sin control, descubrirás que no se encuentra bien.
Si se enoja suele ser bastante complicada: parece que no hubiera forma de volver las cosas atrás: has muerto. Punto. No tiene intensiones de seguir sufriendo gratis.
Es rencorosa debido a su memoria prodigiosa que impide que olvide hasta el más pequeño detalle.
¿Sus sueños?
Volver a ser la mujer que era, pero sabe que jamás podrá volver el tiempo atrás.

Familia
Maxim Malinovskii – Padre.
Conde ruso.
Un hombre estricto incapaz de dejarse llevar por cualquier emoción.
Es frío y calculador. No tiene capacidad para poder demostrar amor… ¿o simplemente no conoce ese sentimiento? Se cree que no.
Es una persona que impone respeto y miedo. No se aflige por amenazas ni por pérdidas.
No le importa nada de su hija, incluso espera no volver a saber nada de ella.
Freja lo ha dado por muerto.

Tatiana Aleksandrov – Madre.
Una mujer de gran carácter.
Callada, capaz de controlar todo con apenas una mirada.
Fiel a su marido y a sus decisiones, nunca sintió la necesidad de contradecirle.
De helado corazón y severa mirada.
Se siente decepcionada por su hija, y siempre cambia de tema cuando mencionan algo relacionado con ella por vergüenza.
Freja tampoco siente nada por su madre.

Roger Malinovskii – Hermano mayor.
Dulce y comprensivo, nunca le dio la espalda a su hermana.
La protegió todo el tiempo que estuvieron juntos.
Leal y compañero.
La realidad es que Roger la extraña mucho y se arrepiente de no haberla seguido cuando ésta se marchó.
Freja, por su parte, lo recuerda todo el tiempo y no siente rencor por el hecho de que él no la haya apoyado en el momento más difícil, ya que sabe que es lo mejor que pudo haber hecho.


Historia
Freja en un principio fue el orgullo de la familia Malinovskii.
Ella era la más bella y educada de la corte.
Sus padres la valoraban como si de una deidad griega se tratase sólo por conocer las ventajas que la belleza de su hija podría traerles en la posteridad: todos querían ser el elegido por el padre de la joven. Todos ambicionaban tener a esa hermosa mujer en su vida, y lo bueno es que ella jamás se creyó capaz de contradecir las órdenes de su padre: sabía lo que era correcto, y en ese entonces lo atinado era casarse con el caballero más importante de la sociedad para hacer una alianza fructífera entre ambas familias.
Así fue como Freja recibió una crianza basada en los mejores y más estrictos consejos para hacer de la bella niña, una mujer perfecta.
Los padres se encargaron de llevar a su residencia a los mejores maestros de todas las artes que se creían necesarias para la formación de una joven de su edad. Estos maestros distaban mucho de ser comprensivos, sino que al contrario, la trataban con frialdad e inculcaban las creencias que compartían con los padres de la niña.
El protocolo fue una parte importante de su niñez, lo que le sumó una forma excelsa de comportarse.
Un gran factor en el carácter de la joven fue el ser hija de personas tan frías y distantes, quienes imponen miedo con una sola mirada e impiden que intentes refutar alguna orden, consejo o idea.

Así pues, nadie creería que la desgracia podría tocar la puerta de la residencia Malinovskii: un caballero respetado, una mujer comparada con la mismísima reina, un hijo encantador y fuerte y una niña bella y de personalidad exquisita, jamás podrían ser portadores de noticias tan desagradables y fuera de lugar.
Pero así fue.
Y créanme que todos podrían pensar cualquier cosa de cualquier integrante de la familia, menos de la pequeña niña, menos de Freja.

Aquí comienza la historia, o el tormento.
Freja contaba con tan sólo doce años cuando conoció a Artur Borowski: un joven de veintisiete años, proveniente de buena familia y con una personalidad encantadora.
Ella era la pequeña que danzaba con una gracia fascinante en la fiesta más importante de aquella primavera. Él era el hombre más observado por todos los invitados.
Sólo Freja tuvo la posibilidad de conocerlo.
Fue en el jardín el primer encuentro.
La niña se mantuvo correcta todo el tiempo, y el joven fue cortés e incluso adorable.
No pienses mal: tú tampoco te negarías a tan maravilloso joven.
Conclusión: con apenas tres fiestas siguientes a esa, ellos se volvieron grandes amigos.
Él fue su protector por varios años. La cuidaba de cualquier mal y la trataba como si fuera su pequeña hermana.
Freja, claro, al principio lo llegó a comparar con su hermano Roger, pero finalmente se dio cuenta de que su amigo no era su hermano sino que era un hombre.
Tenía catorce años cuando advirtió los sentimientos hacia su mejor amigo.
Eso fue una bendición para la familia Malinovskii ya que saber que la joven estaba enamorada del caballero perfecto era un punto a favor: se sabía que ella haría lo posible con tal de atraer y enamorar a su amigo, y él ya luego no lo pensaría dos veces y el matrimonio sería un hecho.
De todas formas, la joven soportó un año completo las presiones de su familia, ya que ella no se animaba a expresar sus sentimientos y sabía que Artur jamás se fijaría en alguien como ella, sabía que la rechazaría y que acabaría la amistad.
Entonces no fue hasta una vez cumplidos los dieciséis años que se animó a confesarle su amor.
Artur no se negó. Es más: se atrevió a decirle que no había pedido su mano porque comprendía la diferencia de edad y lo que menos quería es que ella terminara casada con un hombre mayor al que no amaba.
Maxim y Tatiana Malinovskii nunca estuvieron tan felices. La boda se realizaría apenas seis meses más tarde y su hija sería reconocida por haberse casado con el mejor partido de toda la corte.

Faltaban, en ese momento, tan sólo tres meses para la gran ceremonia de la que todos hablaban, cuando llegó el hermano menor de Artur: German.
El joven parecía ser todo un encanto: mucho más tímido que su hermano y sin tanto carácter. Era sin dudas el muchacho que aún no sabía como desenvolverse en la vida.

Antes de continuar, haré una pregunta, si me lo permites.
¿Por qué los humanos subestiman hasta a la vida misma?

German, más allá de su timidez y su carácter inseguro, terminó creando una amistad con Freja casi tan fuerte como la que había sido resultante entre Artur y la joven.
Por su lado, el mayor de los hermanos, no se sentía inseguro con ello, al contrario, le encantaba que su futura esposa entablara una relación con el único integrante que quedaba vivo de su familia.

Oh!
Sí…
Parecen buenos augurios, pero no. Lo lamento, vendré con una historia más alegre la próxima vez.
Debo decir entonces, en esta oportunidad, que las intenciones de German no eran siquiera semejantes a las de su hermano.
Sé que supones que el muchacho se enamoró de su futura cuñada y esperaba entonces conquistarla, pero no necesitaba amor, necesitaba su sangre.
El menor de los Borowski no era tímido. Sólo se trataba del personaje que interpretaba.
German había sido toda la vida inseguro, pero cuando se convirtió en vampiro, cambió bruscamente.
Y nadie se enteró…

El ahora sádico vampiro tenía sed, y adoraba la sangre de Freja, al igual que adoraba el drama.
¿No crees que sea dramático crear toda una actuación previa antes de asesinarla?
German sí lo creía.

Dos semanas antes de la boda de Artur con su amada, el prometido murió.
Su propio hermano estaba acabando con la vida del mayor, bebiendo cada gota de su ser, sin saber que Freja era espectadora de ello.
En ese momento, la joven no pudo hacer más que quedarse perpleja observando lo que parecía una tonta pesadilla. No pudo intentar salvarlo, aunque bueno, tampoco hubiera hecho demasiado de intentarlo.
Pero entonces algo increíble sucedió: Artur, casi a punto de morir, hizo un intento de defenderse de su hermano cuando en el forcejeo mordió al vampiro. Fue como un acto reflejo, tal vez fue por la sed ardiente o quizás como método para deshacerse de quien lo atacaba, pero en definitiva, digamos que se condenó a sí mismo.
Escapó en cuanto pudo y por unos días no se supo nada de él.

Más tarde, German aparecería diciendo que había encontrado muerto a su hermano y que no era capaz de presentar el cadáver para no hacerle mal a su cuñada.
Claro que Freja no le creyó nada.
De hecho, se ganó el título nobiliario de loca.
Nadie escuchó su versión. ¡Era imposible! ¿Qué clase de ser podría hacer eso? ¡Y recuerda que ella estaba atacando al joven más inocente de la tierra!
Por cierto, German no era solamente el más inocente, sino que ahora era el más rico…
Y la función continuó, porque él se encargó de dirigirla.
¿Te imaginas qué viene ahora?
Exactamente.
Maxim no se negaría a casar a su hija con el hermano del difunto Borowski.
¿No es emocionante?
Si eres un sádico vampiro comprenderás lo que se siente convertir a tu futura víctima en tu hermosa esposa.

Freja se negó, incluso hizo escándalos en la vía pública para impedir que el matrimonio se llevara a cabo.
Ella terminaría casada con el asesino del amor de su vida, quien, si lo recuerdas, estaba prófugo por razones desconocidas ya que él no fue quien atacó a una persona inocente, sino que simplemente se defendió.

Aún así, nada de lo que hizo resultó excusa suficiente como para impedir lo que sucedió días después: la tan esperada unión entre un Borowski y una Malinovskii.

Lo más admirable de la historia es la paciencia de German para atacar a su esposa.
Él no le dio ni una razón para que ella siguiera acusándolo de algo. Sólo tenía en su haber –y ni siquiera lo había admitido- la culpa de intento de homicidio hacia su propio hermano. Más allá de eso, nunca la trató mal, jamás le fue infiel y lo mejor: no intentó alimentarse de ella en ninguna oportunidad.
Lo único que todos destacaban como extraño del joven era que no salía de día por razones no conocidas.
Ni la misma Freja sabía por qué su esposo aceptaba invitaciones a reuniones nocturnas o el hecho de tener una casa lúgubre bajo el manto negro de terciopelo que cubría cada cortina de la gigantesca residencia.
Lo cierto era que todos cuestionaban aquello pero nunca fueron capaces de hacer pública la duda.
Pero Freja era víctima de muchas preguntas indecorosas.

PREGUNTAS SIN RESPUESTAS
¿Cuándo tendrán un heredero?
¿Es verdad, como dice su esposo, que usted no se alimenta como es debido?
¿Ama a su marido?
¿Por qué le hace sufrir al señor German?

Obviamente, Freja nunca intentó responder ninguna de esas preguntas, simplemente cambiaba de tema con gracia y se juraba internamente no contestar jamás esas cuestiones.

Pasaron varios años de infelicidad.
La muchacha era la co-protagonista de la historia que su marido había escrito desde hacía tiempo: fingía estar bien y evitaba problemas.
Dentro ignoraba a German sin razones aparentes, ya que él continuaba actuando incluso dentro de su propia mansión.
Ella siguió sufriendo por el amor que no fue con Artur y se preguntaba todos los días qué había sido de él, dónde se encontraba, por qué no volvía.
Hasta que un día, casi sin quererlo, Freja llegó a una costa con faro, y la luz iluminó por unos instantes su tormentosa vida.

Tenía dieciocho años cuando viajó con su esposo a Francia.
La rutina era exactamente la misma sólo que las noches se consumían en paseos novedosos por París.
Más allá de eso, ella seguía ignorando a German y hacía su vida como si fuese soltera.
Cuando debía montar escena, entonces sonreía y fingía ser feliz. Estaba acostumbrada a eso, no le costaba.

La tercera noche en la capital de Francia, su esposo se ausentó para alimentarse.
Freja estaba acostumbrada a esas salidas nocturnas de German aunque no conocía el motivo, pero tampoco le interesaba.
Fue entonces como decidió caminar sola por la ciudad para desprenderse de la tristeza que la ataba a las paredes que contenían su vida con su esposo.
Estuvo varias horas vagando en las calles más transitadas, y cuando acabaron, continuó con su camino por los lugares de menor reputación.
Fue entonces, frente al burdel, que se encontró con Artur.
El hombre se veía exactamente igual que la última vez que se había visto con ella, sólo que no tenía expresión alguna en el rostro.
Ella ni siquiera se sintió mal por haberlo visto salir de evidente reunión, porque estaba feliz: lo había encontrado.
Emprendió viaje detrás de él hasta que por arte de magia desapareció en un callejón oscuro.
Y así se apagó la llama que había encendido su corazón.
Pero fue el empujón que necesitaba para comenzar a vivir por ella misma.

Los días restantes en Francia se basaron en una constante investigación para volver a ver a su amado.
Iba todas las noches bajo alguna excusa al burdel.
Lo vio en dos oportunidades allí: la primera fue mientras él entraba al lugar; la segunda fue dentro del carruaje donde estaba en compañía de German, quien no advirtió la presencia de su hermano.
Dos días después, volvieron a Rusia.

Habían pasado tres meses de la primera vez que había visto a Artur.
Tres meses de ideas, planes, impulsos frenados y locura.
Dos meses después, llegó la solución.

Revisó su plan muchas veces y notó que sería complicado.
Intentó arrepentirse y borrar tales pensamientos de su cabeza.
Buscó la manera de darse cuenta, finalmente, que su destino era morir al lado de German sin esperanzas de volver a ver a su amado.
Pero no podía.

El día se acercaba y me resulta adorable ver cómo nuestra pequeña hizo su primer acto de verdadera rebeldía el mismo día de su cumpleaños.
Los humanos son artesanos de nacimiento.
Son artistas.
Hacen bosquejos de su destino. Lo reafirman en un dibujo. Lo llenan de bellos detalles. Lo materializan. Lo presentan. Y siempre queda en la nada.
De todas formas, no la culpo. Después de tanta actuación no podemos impedir que hiciera su mejor escena sobre el escenario.

El catorce de septiembre fue como cualquier día, sólo que estaba lleno de preparativos para la reunión de la noche.
Una reunión frustrada, por cierto, ya que ella nunca llegó al gran salón donde todos los invitados la esperaban.

Escapó.
Su destino: Francia.
Sabía que sería difícil, pero no moriría sin volver a ver a Artur.

Para quienes juzgan a las personas de familias adineradas, aquí tienen la respuesta de una persona que nació en cuna de oro.
Freja resignó todo lo que tenía por amor.
Olvidó su fortuna. Olvidó la vida perfecta que tenía. Olvidó la seguridad.
Cedió ante la pobreza. Comenzó un camino lleno de obstáculos. Perdió la seguridad.
Fue a Francia sin conocer su territorio, sin tener contactos, sin tener herramientas para cubrir sus necesidades básicas.
Entró al burdel. Al lugar que le pareció, irónicamente para una niña rica, el más seguro.
Lo hizo su hogar.

Pasaron varios meses, y aún no hubo resultado.
No encontró la gloria en los brazos de Artur ni tampoco encontró la desgracia, puesto que German aún no ha aparecido hasta el momento en su nueva vida.

Lo único que esta muchacha puede decir es que al menos vive.
Vive por ella misma y por la esperanza fruto de su amor a Artur.

Aún así sigo sin comprender a los humanos…
Pero me fascinan.

Datos Extras
*Tiene una cantidad de dinero guardado, que al ser cortesana, resulta ser considerable.
*Es adicta a los zapatos.
*Camaleónica, le encanta cambiar de estilo.
*Sabe tocar el piano.
*Ama ir a funciones de teatro.
*Sabe francés e inglés.
*Siempre lleva una pequeña daga para defensa personal.
*Conserva el anillo de compromiso que Artur le obsequió.