¡Te encontré! [Manita Atriella]

El silencio se apoderaba de las calles parisinas, e3ra como si en un segundo toda la ciudad se hubiese callado para ella, los coches corrían a toda velocidad siendo guiados por un grupo de corceles blancos mientras las personas andaban sobre la acera moviéndose a un ritmo vertiginoso, todo a su alrededor se movía sin embargo los sonidos no parecían llegar a ella, porque la chica no estaba interesada en ver siquiera la aburrida vida de los residentes de la gran ciudad del amor.
Sus pies comenzaron a caminar por si solos entre la muchedumbre mientras su nariz captaba un conocido olor, era tan familiar, tan cálido que no pudo evitar sentirse reconfortada con el. Mientras avanzaba su vestido blanco se movía al son de su andar, recordándole las frías noches en la jaula y aquellos rítmicos bailes con los cuchillos, hacía tiempo que había abandonado esa vida, sin embargo aun la extrañaba ¿La razón? Esa era fácil, su hermano pequeño, él estaba siempre con ella, cuidándola y curando sus heridas

- Hu…-un pequeño sonido salió de sus labios, ella lo llamaba hermano pero no estaba segura del significado de aquella palabra, solo sabía que él le hacía compañía todo el tiempo.
Durante el tiempo que no se vieron ella estuvo viendo en una casa muy rica, llena de lujos y opulencia, rodeada de sirvientes que la atendían en todo momento y cuidada por miles de personas hasta que se le ordenaba un nuevo trabajo, la vida era muy diferente a la del circo pero sin el viejo vampiro cerca se sentía de alguna manera insegura, además de completamente solitaria, no conocía a nadie, pero si lo miraba con detenimiento tampoco le importaba demasiado.
- Mmm-murmuro cuando sintió su cuerpo precipitarse sobre el suelo, se había topado con una dura pared que no le permitió avanzar

El cachorro no podía describir el mar de emociones que casi le inundo, sintió que todo su sistema nervioso era inundado por un algo, una emoción fuerte, un deseo casi infinito y una felicidad que le sacio del todo, es que al reconocer es rico aroma que le reconfortaba, agrando los ojos como un pequeño al ver ese inexpresivo rostro, estaba más feliz que en toda su miserable vida.

Para el todo se paralizo todo se detuvo en ese justo momento, cuando se levantó y se abalanzo sobre esa silueta, quería creer que no era una ilusión, ahora sí ‘era un perro con suerte’, ella estaba ahí, mejor que nunca, ahora sí podría cuidar de él, estar más tiempo juntos no como en el circo cuando apenas y se veían tras bambalinas, esta vez las cosas eran completamente distintas. –Atriella- apenas susurro con asombro al estrujarle con fuerza sin medir esta, solo estaba feliz completamente feliz.

Sabía que ella en el fondo lo era, aunque casi no hablara, aunque fuera fría y reservada y no dejara que el mundo conociera su interior, pero Badou era parte de ella y eso le mantenía en conexión, sintió como una especie de agua le inundaban en los ojos cuando la tuvo en brazos, casi quiso ladrarle, llamar más su atención.

La soltó y admiro que también adaptada estaba dentro de la sociedad y bajo la mirada, seguramente ella estaba muy feliz con todo aquello, aunque él había pasado mucho por encontrarla casi no le importaba ahora estaba juntos. - ¿Estas bien? – ladeo el rostro y le miro por donde sea, para asegurarse de que no tenía alguna herida grave, aun deseaba seguirla protegiendo.

¿Qué si la había extrañado?, Badou era sumamente feliz, amaba a su hermana, la quería, era todo y lo único que pedía en este mundo, solo eso, volver a contemplar el firmamento mientras ella se acostaba en sus piernas, mientras él le musitaba palabras, eso era lo que hacía feliz al cachorro, empezó a verla de pies a cabeza, era tan elegante como siempre, a diferencia de Badou que aún tenía ese aspecto descuidado. La abrazo con fuerzas, con todas sus fuerzas, ella olía realmente delicioso ese ahora que ella desprendía y que le era tan familiar y reconfortante.

Le miro una vez más y le sonrió con toda la calidez que le era posible, beso su mejilla y se hundió entre el hombro y el cabello castaño de su hermana, la había extrañado, había pasado mucho en su búsqueda y finalmente ahí estaba, las noches frías, cuando la lluvia caía y lo empapaba todo sin techo alguno solo recordando a su hermana se habían acabado justo ahora. Amaba el tinte de voz que ella tenía al pronunciar su nombre. – Aquí estas, te extrañe, Atriella no me dejes más – dijo bajito cuando volvió para sonreírle, una pequeña lagrima salió de sus ojos, por la enorme felicidad que en ese momento experimentaba.

Aunque ella casi no le hablara, la comunicación a través de sus sentimientos era todo lo que él necesitaba, todo se había acabado, esos días y noches en la calle con hambre, con frío, ahora valían la pena. Acaricio el rostro de Atriella con mucho cuidado, revisando que no tuviera heridas, ¿Quién se las curaba si él no había estado en todo ese tiempo?... – Me alegra encontrarte, solo te necesito a ti… hermana – le abrazo de nuevo, solo ellos dos existían en ese momento.

Sus pensamientos volaron al tiempo que estuvo sin él, todo fue confusión en un principio, las cosas eran nuevas, la soledad jamás fue problema sin embargo el no escuchar los ladridos de su hermano comenzó a volverla loca enseguida, corría como posesa por todo el bosque buscando algún rastro de el pero no encontró nada, en el pasado el buscarlo y encontrarlo jamás fue un problema sin embargo de repente, al estar lejos de la carpa sitio como si su olfato hubiese sido cubierto por un tapón que no le permitía distinguir correctamente los olores y estuvo a punto de volverse salvaje, sin embargo debido a extraños acontecimientos logro recuperar su forma humana antes de que el proceso fuese irreversible

Ella sabía que jamás se alejaría de su pequeño hermano por voluntad propia pero no sabía cómo decírselo así que se dedicó a hacer algo aprendido de los humanos durante su tiempo suelta por ahí, asintió tratando de mostrarle que entendía sus sentimientos y que eran total y completamente recíprocos, lo que sucedía alrededor de su persona no solía importarle demasiado pero había unas cosas del comportamiento humano que aun la intrigaban y quería saber más de ellos, con su hermano junto a ella claro está, el tiempo separados fue demasiado como para volver a repetirlo

- Badou!!-exclamo algo fuerte ya que no solía medir le altura de su voz cuando hablaba, su diafragma parecía algo afectado por el desuso pero sin duda su pudiese comparar su tono vocal con alguna cosa será algo parecido a un reloj de arena, fino, lento, viejo, fascinante en cierto modo, lastima, ella jamás fue de muchas palabras por lo que en el momento en el que la euforia paso comenzó a encerrarse en si misma de nuevo desapareciendo la expresión de su rostro casi al momento de abrir la boca, quería contarle que la última noche había intentado ser un perro doméstico en una gran mansión pero las cosas nunca le salían como ella quería de modo que lo único que atino a hacer fue señalar con el dedo las viejas casas a su alrededor

Cuando se separó de su hermano pequeño se sintió perdida, busco por todos lados sin encontrarlo y vivió un buen tiempo apartada de toda aquella aglomeración de personas, se refugió en el bosque en donde vivo como salvaje durante semanas, cazando animales y alimentándose de la carne cruda que estos le proporcionaba, estar fuera del circo no era más difícil que adentro por lo cual no le consto trabajo adaptarse a los habitad salvajes en los que otro cambiaformas también crecieron, sobrevivir le resulto extremadamente facil…cuando se encontraba en su forma canina, así fue también como descubrió las ciudades, aquellas cuevas gigantes albergaban personas que pasaban la mayor parte del tiempo dentro de ellas, los que vivían ahí eran diferentes en su mayoría a los que vivian en el circo, ahí todos andaban bajo el sol sin volverse ceniza y no había visto una sola persona que pudiese transformar su cuerpo, todos andaban a dos pies y muchos se vestían igual que su viejo dueño del circo.

También noto que podía quedarse a vivir en cualquiera de las cuevas si se encontraba en su forma canina, a aquellas personas no les molestaba tenerla en la entrada de su casa durmiendo o incluso dentro, la alimentaban y la cuidaban un montón, sin embargo cambiaba de hogar cada tanto cuando aquellas personas se ponían muy cargantes con ella hasta el punto de intentar cambiarle el nombre o querer ponerle encima ridículas telas que no estaban diseñadas para su cuerpo compacto. Bueno, las cosas iban así de bien pero solamente si la veían en su forma de cachorro, ya que en cualquiera de las otras las cosas siempre terminaban con un muerto arrastrándose tras ella, no comprendía muy bien la diferencia entre uno y otro pero sí que el tamaño importaba y mucho, en varias ocasiones se encontró arrancando brazos con los caninos cuando alguien intentaba arrebatarle la piel a jirones o blandía armas contra ella… lo que más odiaba era encontrarse con hembras chillonas, que llamaban a sus machos cuando la veían acercarse como si a ella le importase un hueso lo que hacen con sus vidas.

- Badou!!!!-exclamo ella de manera infantil respondiendo a su llamado, había aprendido hace tiempo que badou a diferencia de ella necesitaba que le demostrase que la escuchaba en ocasiones, para él estaba bien que ella fuese como se le antojase, ellos podían comunicarse sin palabras ni toques con las manos , ellos habían desarrollado una manera de hablar y de hacer sentir bien al otro muy poco convencional a diferencia de los demás en el circo que se comportaban ruidosos molestando al amo todo el tiempo, pero a veces, cuando Badou estaba alterado se ponía mejor con unos pocos sonidos de su boca, de manera que cuando sentía que debía hacerlo abría la boca para hablarle-Badou!!!-dijo nuevamente abrazándose mas

Tema Cerrado, Gracias hermanito, pronto tendre el siguiente *o*