AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
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¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Unos días anteriores el cachorro había salido todos los días a conocer un poquito más de París, por fin, había encontrado a su ‘gélida pero cariñosa hermana’ ya podían estar juntos como antes. Pero eso no le importaba mucho al muchachito, puesto que se había enterado por las personas que había conocido que en el mundo lo más importante era la educación y él no tenía ni idea de que era eso, arrastro esa noche a su hermana, ¿Cómo lo hizo?, eso no importa, el chiste es que estaban ahí, en la oscuridad y en ese edificio que se veía tan elegante.
-No hagas ruido Atriella, debemos entrar por la puerta trasera – Le susurro, mientras se la llevaba por detrás de semejante estructura, con paso apresurado – ves aquí es – le sonrío y le soltó un poco- entra primero que yo vigilo – dijo mientras forzaba la cerradura cosa fácil que aprendió.
Si bien la entrada no era de la más bonita, habían muchos polvo y libros viejos, arañas y telarañas como otras criaturas escurridizas en esas paredes, ¿Por qué estaban en una biblioteca?, bien fácil, el muchacho tenia inquietudes, como cuando le enseñas a un niño un libro y quiere ya saber que dice ahí, deseaba ir a la escuela aprender a leer y quería que su hermana le ayudara – Vamos Atriella muévete – le empujo para que avanzara donde estaban los libros. Pero esta no respondía y el salió por debajo de las piernas de su hermana y ahí estaba esa sombra, un hombre que los miraba curiosos a ambos. Ninguno de los dos cambia formas dijo nada esperando la reacción del hombre.
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Era muy raro que no tuviera un libro que deseara consultar, incluso en su residencia en París, cuya biblioteca era considerablemente más pequeña a la que tenía en su natal Nóvgorod. Quería revisar unos datos sobre el efecto del opio en referencia al dolor físico, un mero dato médico, uno que conocía pero no quería errar y era mejor confirmarlo. Tal vez por eso no tenía el libro adecuado, se trataba de algo sumamente básico, cosas que ya tenía almacenadas en la cabeza, que era una biblioteca por sí sola.
Comenzaba a disfrutar los beneficios del título nobiliario que ahora portaba casi por mero azar, abría muchas puertas, metafóricamente, pero en este caso, de forma literal, un par de misivas a las personas indicadas diciendo de quién se trataba y tuvo acceso a la biblioteca de París, no era la primera vez que la visitaba, pero sí la primera vez que lo hacía de forma “privada” por decirlo de algún modo.
Consultó el dato de forma expedita con una vela en la mano, era lo que él ya sabía de antemano pero ahora tenía la confirmación, dejó el libro de pastas color gris y se quedó un momento parado frente al estante de libros, luego miró a su alrededor, su misión estaba cumplida, ahora debía marcharse pero, ¿cuándo iba a volver a tener una oportunidad como esa?, como niño en confitería, la expresión calzaba a la perfección. Supuso que si dejaba todo como estaba no tendría problemas, un pensamiento un tanto infantil, pero qué se le iba a hacer, era el vampiro que pecaba de inocencia.
Caminó por las filas delineadas por libreros leyendo títulos al azar, novelas, libros de consulta, atlas, biografías, libros de poesía, había de todo, y lo mejor, puntualmente ordenados para facilitar su acceso. Se acercó al lado contrario del lugar, justo al otro lado de donde se encontraba la puerta principal y escuchó ruidos, se quedó muy quieto atento a los sonidos, escuchó con claridad como la puerta trasera, de la que se encontraba más cerca, era forzada y luego pasos, dos pares de piernas que se adentraban al lugar, giró la vista para ubicar a los dueños de aquellos pies y vio dos figuras, entornó los ojos pero la obscuridad era mucha, y la luz de la vela en su mano demasiado ajada.
Entonces aspiró profundamente, lo primero que supo era que ambos intrusos se trataban de seres como la señorita D’Luca y el joven de Homem-Christo, esos que poseían el maravilloso don de transformarse en animales, y también supo que eran jóvenes, aunque no supo calcular sus edades.
-Podrían meterse en problemas, ¿saben? –habló con voz clara pero calmada, no quería asustarlos, se preguntó que llevaba a un par de chiquillos a forzar la puerta de una biblioteca y entrar a hurtadillas a altas horas de la noche.
Comenzaba a disfrutar los beneficios del título nobiliario que ahora portaba casi por mero azar, abría muchas puertas, metafóricamente, pero en este caso, de forma literal, un par de misivas a las personas indicadas diciendo de quién se trataba y tuvo acceso a la biblioteca de París, no era la primera vez que la visitaba, pero sí la primera vez que lo hacía de forma “privada” por decirlo de algún modo.
Consultó el dato de forma expedita con una vela en la mano, era lo que él ya sabía de antemano pero ahora tenía la confirmación, dejó el libro de pastas color gris y se quedó un momento parado frente al estante de libros, luego miró a su alrededor, su misión estaba cumplida, ahora debía marcharse pero, ¿cuándo iba a volver a tener una oportunidad como esa?, como niño en confitería, la expresión calzaba a la perfección. Supuso que si dejaba todo como estaba no tendría problemas, un pensamiento un tanto infantil, pero qué se le iba a hacer, era el vampiro que pecaba de inocencia.
Caminó por las filas delineadas por libreros leyendo títulos al azar, novelas, libros de consulta, atlas, biografías, libros de poesía, había de todo, y lo mejor, puntualmente ordenados para facilitar su acceso. Se acercó al lado contrario del lugar, justo al otro lado de donde se encontraba la puerta principal y escuchó ruidos, se quedó muy quieto atento a los sonidos, escuchó con claridad como la puerta trasera, de la que se encontraba más cerca, era forzada y luego pasos, dos pares de piernas que se adentraban al lugar, giró la vista para ubicar a los dueños de aquellos pies y vio dos figuras, entornó los ojos pero la obscuridad era mucha, y la luz de la vela en su mano demasiado ajada.
Entonces aspiró profundamente, lo primero que supo era que ambos intrusos se trataban de seres como la señorita D’Luca y el joven de Homem-Christo, esos que poseían el maravilloso don de transformarse en animales, y también supo que eran jóvenes, aunque no supo calcular sus edades.
-Podrían meterse en problemas, ¿saben? –habló con voz clara pero calmada, no quería asustarlos, se preguntó que llevaba a un par de chiquillos a forzar la puerta de una biblioteca y entrar a hurtadillas a altas horas de la noche.
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Se quedó estupefacto ante la imponencia que emana ese hombre, aunque más bien arqueo una ceja, tenía cara de bueno más que de temible, así que se sintió en confianza, además su instinto se lo decía, así que termino de salir de las piernas de su hermana y se plantó frente a ella, mirando al hombre. - ¡AAAHH! – Grito sorprendido al reconocer el tipo de piel tan blanca, blanca como las nubes y miro a su hermana, señalando al sujeto - Usted es un- se quedó en silencio tratando de recordar y pensó bajito mientras buscaba las palabras - Vampiro ¿Verdad?, ¿Verdad? – se acercó más viéndole bien de cerquita, tan aficionado a ese tipo de seres.
El cachorro había conocido a una mujer así hacia poco en su último baño en el lago, bueno hacía mucho porque Badou no gustaba mucho del agua fría y menos en las noches. – ¿Problemas? – si, tal como le habían explicado, la razón que ellos dos estuvieran ahí era porque en la mañana cuando trato de venir no se le permitió la entrada al acceso por su aspecto así que bajo la mirada – Solo quería pedir unos libros… para que mi hermana me enseñara algo bueno – sonrió a ambos. Pero ninguno parecía contestarle en ese momento.
Además el hombre parecía sabio y de clase a juzgar por las ropas, tenía un acento raro en su habla, no como su amigo Spencer. El chico estaba un poco decepcionado, seguro que la buena cara solo era una apariencia, hizo un mohín, y suspiro bajito – Está bien, nos iremos… Solo quería un libro… - se disculpó con el hombre, mientras metía las manos al pantalón que estaba de por si bien agujerado y salían sus dedos por ahí – no lo volveremos a hacer se lo prometo – miro a Atriella indicándole con la mirada que salieran pronto del lugar.
El cachorro había conocido a una mujer así hacia poco en su último baño en el lago, bueno hacía mucho porque Badou no gustaba mucho del agua fría y menos en las noches. – ¿Problemas? – si, tal como le habían explicado, la razón que ellos dos estuvieran ahí era porque en la mañana cuando trato de venir no se le permitió la entrada al acceso por su aspecto así que bajo la mirada – Solo quería pedir unos libros… para que mi hermana me enseñara algo bueno – sonrió a ambos. Pero ninguno parecía contestarle en ese momento.
Además el hombre parecía sabio y de clase a juzgar por las ropas, tenía un acento raro en su habla, no como su amigo Spencer. El chico estaba un poco decepcionado, seguro que la buena cara solo era una apariencia, hizo un mohín, y suspiro bajito – Está bien, nos iremos… Solo quería un libro… - se disculpó con el hombre, mientras metía las manos al pantalón que estaba de por si bien agujerado y salían sus dedos por ahí – no lo volveremos a hacer se lo prometo – miro a Atriella indicándole con la mirada que salieran pronto del lugar.
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
La mirada de la joven se mantenía inmersa en la nada mientras su mente volaba hacia algún país lejano, tenía poco tiempo que se había reencontrado con su hermano de nuevo, no estaba segura de como tratarlo porque jamás había conocido a alguien tan cariñoso con ella, sin embargo no extrañaba para nada el trato que le daban en la carpa o aquella gran mansión en la que vivió después de separase con su hermano.
Esa noche Badou insistió en llevarla a un lugar especial, parecía realmente emocionado sin embargo ella no podía siquiera imaginar alguna cosa que fuese “especial” así que curiosa lo siguió atreves de los oscuros pasillos de la vieja construcción mientras su dedo índice se mantenía en sus labios acatando la orden de su hermano, “silencio” le había dicho
- shhh –se repitió a si misma cuando mientras al caminar sin querer movió uno de los libros de la magna biblioteca de parís, jamás había tenido problema en jugar con su Badou, pero no estaba segura de porque, de hecho durante toda su vida jamás estuvo segura de sus propias acciones prefiriendo que le ordenasen lo que tenía que hacer.
El sonido de un extraño la alerto de inmediato y al observar la reacción sorprendida de su hermano su cuerpo se puso de inmediato en guardia, conocía perfectamente aquel olor a muerte y putrefacta perversión, él era como ellos, los dueños del viejo y oscuro circo en el bosque, ella jamás en su vida se quejó de nada, jamás dijo una sola palabra para ofenderles pero si había algo que la sacaba de su caparazón era cuando alguien trataba de hacerle daño a su hermano pequeño
- Badou…-susurro con su tierna y dulce voz al tiempo que se colocaba delante de él protegiéndole con su cuerpo, ella no parecía escuchar las palabras de su hermano y no estaba dispuesta a retroceder ni un solo milímetro arriesgándose a reconocer la tristeza en los ojos ajenos al ser alejados de aquella cosa “especial”
Esa noche Badou insistió en llevarla a un lugar especial, parecía realmente emocionado sin embargo ella no podía siquiera imaginar alguna cosa que fuese “especial” así que curiosa lo siguió atreves de los oscuros pasillos de la vieja construcción mientras su dedo índice se mantenía en sus labios acatando la orden de su hermano, “silencio” le había dicho
- shhh –se repitió a si misma cuando mientras al caminar sin querer movió uno de los libros de la magna biblioteca de parís, jamás había tenido problema en jugar con su Badou, pero no estaba segura de porque, de hecho durante toda su vida jamás estuvo segura de sus propias acciones prefiriendo que le ordenasen lo que tenía que hacer.
El sonido de un extraño la alerto de inmediato y al observar la reacción sorprendida de su hermano su cuerpo se puso de inmediato en guardia, conocía perfectamente aquel olor a muerte y putrefacta perversión, él era como ellos, los dueños del viejo y oscuro circo en el bosque, ella jamás en su vida se quejó de nada, jamás dijo una sola palabra para ofenderles pero si había algo que la sacaba de su caparazón era cuando alguien trataba de hacerle daño a su hermano pequeño
- Badou…-susurro con su tierna y dulce voz al tiempo que se colocaba delante de él protegiéndole con su cuerpo, ella no parecía escuchar las palabras de su hermano y no estaba dispuesta a retroceder ni un solo milímetro arriesgándose a reconocer la tristeza en los ojos ajenos al ser alejados de aquella cosa “especial”
Atriella- Cambiante Clase Baja
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Se mantuvo atento al chico, aunque no perdía de vista a la jovencita que lo acompañaba, desde aquella plática con la señorita D’Luca, ese tipo de seres no sólo lo habían fascinado, sino intrigado también, conocía a los hombre lobo porque al ser transformado se le advirtió del peligro de éstos, pero esos que cambiaban su apariencia a placer, esos tenían un abanico de ventajas impresionante. Notó como el muchacho reaccionaba al descubrir que era un vampiro, no se sorprendió que lo supiera, aunque no todo mundo andaba pregonando por las calles de su existencia, muchos habitantes de París parecían estar al tanto de su presencia en la sociedad. Sonrió cuando el joven explicó sus razones, ¿por qué?, porque le gustaba que los hombres jóvenes quisieran aprender, era casi esperanzador pensar que a pesar de su juventud y de tener una vida por delante, tuvieran sed de conocimiento.
-Soy un vampiro –finalmente respondió su duda, que era más bien sólo una confirmación, asintió y dijo con voz clara y suave, sin borrar de su rostro la sonrisa amable que parecía jamás abandonarlo-, y bueno, no soy quién para juzgar sus métodos –bromeó –pero ¿no sería más sencillo venir durante el día? –eso sí que lo intrigaba, ¿por qué forzar la puerta y entrar a hurtadillas?, aguardó por una respuesta pero de pronto el joven dijo que se irían y algo en Daniil lo obligó a impedírselo, aunque no podía ignorar el semblante de la jovencita, a la defensiva y silente.
-No, espera… -dijo dando un paso al frente-, no se vayan, ya están aquí y si alguien los quiere meter en problemas le diré que vienen conmigo –propuso –yo estoy aquí con consentimiento de los encargados, así que no debería haber inconveniente –habló con suspicacia. No quería que los jóvenes se marcharan principalmente porque el chico lo había dicho, quería aprender y el vampiro tenía una terrible manía de querer instruir a todo aquel que estuviera dispuesto.
Avanzó lento hacia ellos, no los quería espantar, menos ahora que estaba al tanto que sabían de su naturaleza. Los suyos no eran los más amigables de las criaturas de la noche, aunque él no cayera en esa categoría, sus pueriles interlocutores no lo sabía. Arqueó una ceja al observar como ella se interponía como si fuese hacerle un daño a lo que supuso, era su hermano.
-Si quieren puedo recomendarles un libro –sonrió una vez más, cualquiera temería a la sonrisa de un vampiro, pero no con este en especial, todo en él indicaba sosiego, como una bestia domesticada. Dijo para dejar en claro que su intención no era lastimarlos.
-Soy un vampiro –finalmente respondió su duda, que era más bien sólo una confirmación, asintió y dijo con voz clara y suave, sin borrar de su rostro la sonrisa amable que parecía jamás abandonarlo-, y bueno, no soy quién para juzgar sus métodos –bromeó –pero ¿no sería más sencillo venir durante el día? –eso sí que lo intrigaba, ¿por qué forzar la puerta y entrar a hurtadillas?, aguardó por una respuesta pero de pronto el joven dijo que se irían y algo en Daniil lo obligó a impedírselo, aunque no podía ignorar el semblante de la jovencita, a la defensiva y silente.
-No, espera… -dijo dando un paso al frente-, no se vayan, ya están aquí y si alguien los quiere meter en problemas le diré que vienen conmigo –propuso –yo estoy aquí con consentimiento de los encargados, así que no debería haber inconveniente –habló con suspicacia. No quería que los jóvenes se marcharan principalmente porque el chico lo había dicho, quería aprender y el vampiro tenía una terrible manía de querer instruir a todo aquel que estuviera dispuesto.
Avanzó lento hacia ellos, no los quería espantar, menos ahora que estaba al tanto que sabían de su naturaleza. Los suyos no eran los más amigables de las criaturas de la noche, aunque él no cayera en esa categoría, sus pueriles interlocutores no lo sabía. Arqueó una ceja al observar como ella se interponía como si fuese hacerle un daño a lo que supuso, era su hermano.
-Si quieren puedo recomendarles un libro –sonrió una vez más, cualquiera temería a la sonrisa de un vampiro, pero no con este en especial, todo en él indicaba sosiego, como una bestia domesticada. Dijo para dejar en claro que su intención no era lastimarlos.
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Se asombró por el acto de su hermana, esa no era una buena señal, se quedó ahí sin decir nada, aun con la mirada baja, pero después de escuchar al susodicho apenas la dirigió a este. Hubo un silencio brutal, pues el lugar estaba vacío y era enorme observo por un rato la gran estructura, olía tan bien, la tinta las hojas eso Badou lo podía olfatear sin ningún problema y la sensación de ‘viejo’ o de un libro ‘nuevo’ le gustaba, era como esa última vez en la casa de Spencer, escucho la confirmación de aquel ser noctambulo, sabía quizá lo que pensaba su hermana de esos tipos, armados de dientes y garras, que mataban sin piedad alguna, pero el cachorrito no sabía mucho de eso.
Hizo un mohín al escucharle, y se asomó por el hombro de su hermana recargándose sobre este – No hagas nada malo Atriella – susurro apenas audible, mirando al hombre que tenía rostro de ser ‘bueno’, pero no, no quería que de nuevo alguien así le encerrara en una jaula, poniendo a trabajar a su hermana que ya tenía muchas heridas por los cuchillos, así que si ella peleaba, Badou también, no quería que nadie le hiciera nada a su Atriella.
-Me corrieron en la tarde cuando trate de venir – salió del lado de su hermana y mostro ese aspecto, extendiendo los brazos dejando ver los harapos que llevaba hace años, y aunque le daba vergüenza, pues era lo único que rescato después del incendio, además que no tenía casi ropa, pues pasaba sus días en la jaula como cachorro y los trapos que llevaba encima eran de su amo, que claro era más robusto que él. – Me dijeron que nunca volviera – Era claro que con palabras el pequeño no iba a expresar el repudio que la gente le mostro hacia unas horas, bajo la mirada y recargo la cabeza en el hombro de su hermana bajando la mirada. Volvió a dar una miradita curiosa por todo el lugar.
No esperaba que alguien a estas horas estuviera ahí, era por eso que había forzado la entrada, sintió un poco de vergüenza cuando se puso a pensar en el como si algo le comiera por dentro, si, quizá era la culpa pero el ¿Qué sabía de sentimientos?, si era la primera vez que experimentaba todo un maravilloso mundo nuevo a sus pies.
-Yo no sé leer –dijo bajito, observando de reojo a la inexpresiva muchacha que llamaba hermana, a la cual se aferró, abrazándole el brazo por completo. Le estaban entrando unas ganas de salir corriendo al ver la batalla de miradas entre el sujeto y su hermana. Quería irse ya, pero no sin ella, porque entonces se sentiría igual que desprotegido que siempre.
Hizo un mohín al escucharle, y se asomó por el hombro de su hermana recargándose sobre este – No hagas nada malo Atriella – susurro apenas audible, mirando al hombre que tenía rostro de ser ‘bueno’, pero no, no quería que de nuevo alguien así le encerrara en una jaula, poniendo a trabajar a su hermana que ya tenía muchas heridas por los cuchillos, así que si ella peleaba, Badou también, no quería que nadie le hiciera nada a su Atriella.
-Me corrieron en la tarde cuando trate de venir – salió del lado de su hermana y mostro ese aspecto, extendiendo los brazos dejando ver los harapos que llevaba hace años, y aunque le daba vergüenza, pues era lo único que rescato después del incendio, además que no tenía casi ropa, pues pasaba sus días en la jaula como cachorro y los trapos que llevaba encima eran de su amo, que claro era más robusto que él. – Me dijeron que nunca volviera – Era claro que con palabras el pequeño no iba a expresar el repudio que la gente le mostro hacia unas horas, bajo la mirada y recargo la cabeza en el hombro de su hermana bajando la mirada. Volvió a dar una miradita curiosa por todo el lugar.
No esperaba que alguien a estas horas estuviera ahí, era por eso que había forzado la entrada, sintió un poco de vergüenza cuando se puso a pensar en el como si algo le comiera por dentro, si, quizá era la culpa pero el ¿Qué sabía de sentimientos?, si era la primera vez que experimentaba todo un maravilloso mundo nuevo a sus pies.
-Yo no sé leer –dijo bajito, observando de reojo a la inexpresiva muchacha que llamaba hermana, a la cual se aferró, abrazándole el brazo por completo. Le estaban entrando unas ganas de salir corriendo al ver la batalla de miradas entre el sujeto y su hermana. Quería irse ya, pero no sin ella, porque entonces se sentiría igual que desprotegido que siempre.
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Aunque escuchaba con atención al joven, no podía dejar de notar a la chica, lucía desconfiada, pero sobre todo, desconfiada de él y eso era nuevo, estaba acostumbrado a que confiaran en él, ¿quién no lo haría tratándose de un médico?, si fuese otro vampiro usaría eso en su beneficio, para atraer víctimas, para darse festines con sus variopintos pacientes, pero no él, Daniil luchaba un día sí y el otro también por mantener esa parte suya a raya, porque sabía que la tenía, que tenía esa rama en su árbol, “maldad” la llamarían algunos, él no sabía cómo definirla, porque mató y quizá en el fondo lo disfrutó más de lo que le gustaría admitir, pero no se sentía bien, seguía culpándose por aquellos que murieron en sus manos aunque habían pasado años, siglos desde eso. Él no era como el resto de los suyos, y no, no era que se sintiera diferente para bien, al contrario, eso traía como consecuencia el no poder encajar en ningún sitio. Un vampiro muy débil, un humano demasiado sombrío. Claro que eso no lo sabían los jóvenes frente a sus ojos, y tal vez, aunque se esforzara en explicarles, no quisieran entender sus razones, sobre todo ella que lo miraba con ojos como dagas que cortan el aire, que silban cerca del oído.
Al observar su interacción, poca hasta entonces aunque suficiente, supo, como algo que hace clic en su cerebro, que sí, eran hermanos, por un segundo se pudo ver a él mismo con Sofiya, aunque diferentes en muchos aspectos, ese lazo que tienen los hermanos no podía esconderse tan fácilmente. Chasqueó la lengua cuando explicó lo que había pasado en la tarde y mostró sus harapos, no es que no los hubiera notado antes, era evidente que no era un joven proveniente de una clase privilegiada. Algo en todo eso que dijo le causó molestia, el hecho de que lo hubiesen corrido por su origen humilde, era tan común y aún así Daniil seguía sin aceptarlo.
No se acercó más, dejó la vela en una repisa que tenía al alcance, cuidando que no fuese a desatar un incendio, ya se lo imaginaba, el culpable de quemar la biblioteca de París, rió ante el pensamiento y eso lo destensó un poco.
-Lo siento –fue lo que dijo primero, negando con la cabeza –no me sorprende que pasen estas cosas y eso no es bueno –hablaba más para sí mismo-, como sea, lograste entrar –sonrió y aquello sonó como una especie de felicitación. Abrió los ojos cuando el joven confesó no saber leer, luego miró a su hermana (estaba seguro que era su hermana), la estudió, no lucía tan diferente.
-Yo podría enseñarte –se encogió de hombros –a los dos… no perdemos nada y ya estamos en el lugar indicado –la biblioteca, claro, aquello lo dijo como una especie de broma, aunque por la actitud de los chiquillos, sobre todo de ella, supo que no aceptarían su propuesta de inmediato-. ¿Qué edades tienen? –frunció el ceño, sabía que lucían más jóvenes que de lo que en realidad eran, eso le había dicho la señorita D’Luca cuando le contó todo sobre su condición.
Al observar su interacción, poca hasta entonces aunque suficiente, supo, como algo que hace clic en su cerebro, que sí, eran hermanos, por un segundo se pudo ver a él mismo con Sofiya, aunque diferentes en muchos aspectos, ese lazo que tienen los hermanos no podía esconderse tan fácilmente. Chasqueó la lengua cuando explicó lo que había pasado en la tarde y mostró sus harapos, no es que no los hubiera notado antes, era evidente que no era un joven proveniente de una clase privilegiada. Algo en todo eso que dijo le causó molestia, el hecho de que lo hubiesen corrido por su origen humilde, era tan común y aún así Daniil seguía sin aceptarlo.
No se acercó más, dejó la vela en una repisa que tenía al alcance, cuidando que no fuese a desatar un incendio, ya se lo imaginaba, el culpable de quemar la biblioteca de París, rió ante el pensamiento y eso lo destensó un poco.
-Lo siento –fue lo que dijo primero, negando con la cabeza –no me sorprende que pasen estas cosas y eso no es bueno –hablaba más para sí mismo-, como sea, lograste entrar –sonrió y aquello sonó como una especie de felicitación. Abrió los ojos cuando el joven confesó no saber leer, luego miró a su hermana (estaba seguro que era su hermana), la estudió, no lucía tan diferente.
-Yo podría enseñarte –se encogió de hombros –a los dos… no perdemos nada y ya estamos en el lugar indicado –la biblioteca, claro, aquello lo dijo como una especie de broma, aunque por la actitud de los chiquillos, sobre todo de ella, supo que no aceptarían su propuesta de inmediato-. ¿Qué edades tienen? –frunció el ceño, sabía que lucían más jóvenes que de lo que en realidad eran, eso le había dicho la señorita D’Luca cuando le contó todo sobre su condición.
Última edición por Daniil Stravinsky el Mar Oct 11, 2011 12:17 pm, editado 1 vez
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Con la mirada fija en sus dos acompañantes, atriella escuchaba atenta la conversación, tan peculiar e interesante, no era normal en su día a día el escuchar alguna otra voz interactuar con la de hermano, normalmente, Badou movía los labios sin parar, contándole y explicándole cosas de las cuales solamente llegaba a comprender la mitad, no es que el chico fuese malo expresándose, de hecho ella adoraba el sonido de aquella voz, más bien se trataba de lo poco interesada que solía mostrarse ante sus relatos, el aprender y superarse siempre formaron parte de los sueños de aquel cambiaformas pero ella, ella era feliz con recostarse en las piernas de su hermano y dormir tranquilamente bajo la luna, lo suyo siempre fueron los placeres simples, incluso podrían considerarse casi completamente mediocres.
Trato unos segundos en comenzar a destensar los músculos, pero ese hombre frente a el olía a muerte, igual que el viejo del circo, aunque a diferencia de él, este se mostraba completamente diferente, de un momento a otro no sabía que ocurría su alrededor, su hermano parecía estar del lado de aquella persona y sin embargo se mantenía esquivo con él, ¿Qué estará pasando? Se preguntó a si misma mientras ladeaba la cabeza confundida, momentos como ese le hacia querer haber prestado atención s la animada conversación que su hermano ofrecía, tal vez así le sería más fácil comprender todo aquello
- Badou…-dijo nuevamente, aunque esta vez solamente quería llamarlo, él era y seria su guía fuera de las carpas en donde nació, así que lo consideraba un apoyo en cualquier situación que no comprendiese, y esa era una de ellas, tal vez pudiese sonar raro para las personas normales, pero bueno ella no era una persona normal por lo que jamás fue buena manejando absolutamente nada que no tuviese que ver con lanzar un cuchillo al aire mientras sus pies danzaban con la música- Badouuuu…-comunico nuevamente al escuchar y analizar atentamente lo que aquel extraño decía. ¿Él quería enseñarles a los dos?¿Pero porque? Era badou el que quería aprender no ella…
Los ojos de la chica se mostraron inmediatamente desconfiados ante la propuesta, sin embargo no pretendía hacer nada hasta que su hermano le diese permiso para actuar, después de todo, él era el que sabía de esas cosas y ya le había repetido varias veces que no debía saltar sobre el cuello de la gente a la mínima provocación, no estaba segura completamente de lo que quería decir pero asumió que se trataba de un “Quédate quieta”
Trato unos segundos en comenzar a destensar los músculos, pero ese hombre frente a el olía a muerte, igual que el viejo del circo, aunque a diferencia de él, este se mostraba completamente diferente, de un momento a otro no sabía que ocurría su alrededor, su hermano parecía estar del lado de aquella persona y sin embargo se mantenía esquivo con él, ¿Qué estará pasando? Se preguntó a si misma mientras ladeaba la cabeza confundida, momentos como ese le hacia querer haber prestado atención s la animada conversación que su hermano ofrecía, tal vez así le sería más fácil comprender todo aquello
- Badou…-dijo nuevamente, aunque esta vez solamente quería llamarlo, él era y seria su guía fuera de las carpas en donde nació, así que lo consideraba un apoyo en cualquier situación que no comprendiese, y esa era una de ellas, tal vez pudiese sonar raro para las personas normales, pero bueno ella no era una persona normal por lo que jamás fue buena manejando absolutamente nada que no tuviese que ver con lanzar un cuchillo al aire mientras sus pies danzaban con la música- Badouuuu…-comunico nuevamente al escuchar y analizar atentamente lo que aquel extraño decía. ¿Él quería enseñarles a los dos?¿Pero porque? Era badou el que quería aprender no ella…
Los ojos de la chica se mostraron inmediatamente desconfiados ante la propuesta, sin embargo no pretendía hacer nada hasta que su hermano le diese permiso para actuar, después de todo, él era el que sabía de esas cosas y ya le había repetido varias veces que no debía saltar sobre el cuello de la gente a la mínima provocación, no estaba segura completamente de lo que quería decir pero asumió que se trataba de un “Quédate quieta”
Atriella- Cambiante Clase Baja
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
El cachorro apenas iba articular palabras, cuando de pronto escucho a su hermana ¿Qué era eso?, ¿Un regaño?, ¿Una advertencia?, bajo la carita con los ojos entristecidos, Atriella ya era de por sí un misterio y el tono de su voz aún más y no parecía integrarse a la conversación, era él un parlanchín, si justo como un pequeño, movió lentamente uno de sus pies jugando mientras escuchaba al caballero, aun con la mirada baja, se rasco la mejilla, que sucia estaba, eso le pasaba por andar yendo de un lado a otro como ‘cachorro’ a los callejones de parís y jugar con otros perros comunes. Y después escucho la propuesta ¡Aprender!, sus ojos desprendieron un gran destello una ilusión pero al mirar a su hermana se apagó tantito con ese llamado de atención al pronunciar su nombre.
-Veintitrés – contesto rápido y se tapó la boca, si, si, no debía, su Atriella aún le miraba. Él no sabía que era ‘veintitrés’, claro tampoco con esa actitud y rostro lo aparentaba. Los observo a ambos, Badou ahora era espectador, suspiro y sabía bien que a su hermana ese olor no le gustaba, le hacía recordar al viejito del circo, al amado amo de Badou, pero no entendía bien porque ella lo odiaba.
Así que sin la más mínima educación, jalo del brazo a su hermana, llevándola ‘lejos’ a donde había más estantes con muchos libros, portadas olía tan bien, casi quiso meter la nariz entre las páginas. –Dale una oportunidad – le murmuro suavecito al odio como si cuchicheara en un juego de niños. Le regalo una mirada a su hermano una poco convincente, como cuando un cachorro te mira pidiendo alimento. – Se ve que no es malo y si lo es podrías danzar y sacarle mucha sangre – Recordó esos viejos espectáculos en la carpa, si, deseaba ver a su hermana de nuevo bailar y jugar con esos cuchillos, claro si el vampiro presente se portaba mal.
Miro al caballero de lejos y le saludo con la manita con un gesto despacio y volvió a su hermana, mirándole directamente a los orbes. – Por favor, ¿Si? – insistió tanto que se colgó de las ropas de su hermana sin el mínimo recato.
-Veintitrés – contesto rápido y se tapó la boca, si, si, no debía, su Atriella aún le miraba. Él no sabía que era ‘veintitrés’, claro tampoco con esa actitud y rostro lo aparentaba. Los observo a ambos, Badou ahora era espectador, suspiro y sabía bien que a su hermana ese olor no le gustaba, le hacía recordar al viejito del circo, al amado amo de Badou, pero no entendía bien porque ella lo odiaba.
Así que sin la más mínima educación, jalo del brazo a su hermana, llevándola ‘lejos’ a donde había más estantes con muchos libros, portadas olía tan bien, casi quiso meter la nariz entre las páginas. –Dale una oportunidad – le murmuro suavecito al odio como si cuchicheara en un juego de niños. Le regalo una mirada a su hermano una poco convincente, como cuando un cachorro te mira pidiendo alimento. – Se ve que no es malo y si lo es podrías danzar y sacarle mucha sangre – Recordó esos viejos espectáculos en la carpa, si, deseaba ver a su hermana de nuevo bailar y jugar con esos cuchillos, claro si el vampiro presente se portaba mal.
Miro al caballero de lejos y le saludo con la manita con un gesto despacio y volvió a su hermana, mirándole directamente a los orbes. – Por favor, ¿Si? – insistió tanto que se colgó de las ropas de su hermana sin el mínimo recato.
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Mantenía la vista fija en el joven, aunque no perdía de su campo visual a la chica, quien lucía mucho más tensa y preocupada que su hermano, quien era de hecho y por ahora, más interesante, qué pasaba por su mente que la hacía actuar de aquel modo, no la culpaba, cualquiera desconfiaría de alguien como él. Era evidente que la sangre los unía, pero notaba diferencias considerables en sus formas de actuar, se preguntó qué historia había detrás de ambos chiquillos, seguro era alguna bastante digna de contarse, él parecía curioso por naturaleza, parlanchín, amigable y noble, mientras ella parecía desconfiar incluso de su sombra, más abstraída en su propio mundo, incluso lucía más salvaje que él. No separaba los ojos de los jóvenes, olió un poco más allá, el olor era similar al del joven de Homem-Christo, la señorita D’Luca desprendía un olor diferente, seguro, como László, estos jóvenes intrusos podían transformarse en animales caninos, sonrió un poco pero pronto borró la sonrisa de su rostro.
Sabía bien, porque el pasar de los años se lo había enseñado, que por más que lo intentara, no dejaba de ser lo que era, y que si había algo aterrador, eso era la sonrisa de un vampiro, por eso en cuanto notó lo que hacía borró el gesto de su rostro, para no asustarlos, casi se estaba ganando la confianza del joven, no quería perder ese avance. Debía moverse con cautela, ahora estaba intrigado y no iba a descansar hasta escuchar de la voz de los rapaces cuál era su historia, además era evidente que necesitaban ayuda, un techo quizá, ropa, comida, él estaba dispuesto a ofrecerles todo con una sola condición, que lo dejaran instruirlos.
Cuando escuchó su edad comprobó lo que ya sabía, que lo que tenían esa habilidad parecían comer años como termitas comen madera, iba a responder algo pero ya no pudo, observó a Badou (había escuchado que su hermana así lo llamaba) llevarse a la joven lejos de él. Alzó ambas cejas sin moverse de su sitio, aguzó el oído para escuchar su conversación aunque sabía que se estaba entrometiendo en algo que atañía a esa pequeña familia.
Sonrió de nuevo cuando el chiquillo lo saludó a la distancia; su sonrisa era clara y amable, no le costaba trabajo perfilar una expresión de esa índole porque ese era el Daniil real. Aguardó paciente pero notó que ella estaba renuente y abusó de sus poderes como vampiro para acercarse a ambos sin que ellos pudieran notarlo, se plantó a un par de pasos detrás del joven, guardando la distancia, sabía que aún no podía tocarlo si quiera sin temer una represalia de su hermana.
-¿Y bien? –dijo con tono cándido, alzando ambas cejas y procurando reflejar la mayor seguridad posible-, ¿qué dicen?, ¿aceptan mi propuesta? –les sonrió a ambos, aunque sabía que el mayor peligro ahora era sólo ella.
Sabía bien, porque el pasar de los años se lo había enseñado, que por más que lo intentara, no dejaba de ser lo que era, y que si había algo aterrador, eso era la sonrisa de un vampiro, por eso en cuanto notó lo que hacía borró el gesto de su rostro, para no asustarlos, casi se estaba ganando la confianza del joven, no quería perder ese avance. Debía moverse con cautela, ahora estaba intrigado y no iba a descansar hasta escuchar de la voz de los rapaces cuál era su historia, además era evidente que necesitaban ayuda, un techo quizá, ropa, comida, él estaba dispuesto a ofrecerles todo con una sola condición, que lo dejaran instruirlos.
Cuando escuchó su edad comprobó lo que ya sabía, que lo que tenían esa habilidad parecían comer años como termitas comen madera, iba a responder algo pero ya no pudo, observó a Badou (había escuchado que su hermana así lo llamaba) llevarse a la joven lejos de él. Alzó ambas cejas sin moverse de su sitio, aguzó el oído para escuchar su conversación aunque sabía que se estaba entrometiendo en algo que atañía a esa pequeña familia.
Sonrió de nuevo cuando el chiquillo lo saludó a la distancia; su sonrisa era clara y amable, no le costaba trabajo perfilar una expresión de esa índole porque ese era el Daniil real. Aguardó paciente pero notó que ella estaba renuente y abusó de sus poderes como vampiro para acercarse a ambos sin que ellos pudieran notarlo, se plantó a un par de pasos detrás del joven, guardando la distancia, sabía que aún no podía tocarlo si quiera sin temer una represalia de su hermana.
-¿Y bien? –dijo con tono cándido, alzando ambas cejas y procurando reflejar la mayor seguridad posible-, ¿qué dicen?, ¿aceptan mi propuesta? –les sonrió a ambos, aunque sabía que el mayor peligro ahora era sólo ella.
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Escucho un par de sonidos saliendo de la boca de aquel ser extraño y de su hermano, ellos parecían entenderse a la perfección pero a ella no le interesaba eso, ahora lo que llamaba su curiosidad eran esas cosa enfrente de ella, ¿Cómo habían dicho que se llamaban? ¿Libros? Bueno tampoco era de tantos importancia en realidad, ya que al estar cerca de aquellas viejas hojas de papel su nariz comenzaba a hundirse en un montos de olores distintos que la distrajeron de so objetivo original, de repente Badou ya no aprecia tenso así que entonces no había gran cosa de que preocuparse.
Extendió las manos ignorando lo que ocurría a su alrededor tratan do de alcanzar un libro que había llamado especialmente su atención, olía diferente a los demás, la tapa estaba recubierta de cuero y terciopelo en una perfecta combinación de manera que los colores sobrio lograron deslumbrar los ojos de la cambia formas, el tomo estaba mal colocado así que se alcanzaban a distinguir más detalles que con lama mayoría de los libros. Un pequeño y extraño resoplido salió de sus labios mientras trataba de alcanzar aquello que se encontraba en una estantería unos centímetros más alto que ella sosteniéndose en sus puntas, su hermano parcia entretenido en su conversación y ella solamente alcanzo escuchar algo relacionado con sus danzar, frunció el ceño, eso realmente no importaba para ella, solo quería aquella cosa en sus manos.
- Latín!!!!-grito como pocas veces mientras sus dedos se removían por sentir el tacto de aquella cosa en sus manos, aquella palabra, había escuchado que alguien la mencionaba muchas veces cuando estaba “estudiando” así que pensó que la manera de llamar la atención de los dos presentes era mencionando aquella diminuta composición de letras, sus pies descalzos habían llegado al límite de sus puntas así que no hizo rendida se alejó de la estantería, pero su vista seguía fija en la madera, un gruñido salió de sus labios y sus ojos cambiaron durante algunos segundos, si no podía bajarlo en esa forma tal vez sus cuatro patas podrían darle una mayor ventaja en cuanto a fuerza, tal vez podría tirar aquel gigante de manera que mantenía cautivo el olor a terciopelo y cuero
Unos pequeños colmillos comenzaron a sobresalir de entre sus dientes y giro el rostro para darle una última mirada a su hermano pequeño, este lugar no se regía de la misma manera que en el circo así para cualquier extraño movimiento que hiciese estaba dispuesta a pedirle consejos a su hermano, el sabia mejor como desenvolverse en aquel extraño lugar llamado sociedad
Extendió las manos ignorando lo que ocurría a su alrededor tratan do de alcanzar un libro que había llamado especialmente su atención, olía diferente a los demás, la tapa estaba recubierta de cuero y terciopelo en una perfecta combinación de manera que los colores sobrio lograron deslumbrar los ojos de la cambia formas, el tomo estaba mal colocado así que se alcanzaban a distinguir más detalles que con lama mayoría de los libros. Un pequeño y extraño resoplido salió de sus labios mientras trataba de alcanzar aquello que se encontraba en una estantería unos centímetros más alto que ella sosteniéndose en sus puntas, su hermano parcia entretenido en su conversación y ella solamente alcanzo escuchar algo relacionado con sus danzar, frunció el ceño, eso realmente no importaba para ella, solo quería aquella cosa en sus manos.
- Latín!!!!-grito como pocas veces mientras sus dedos se removían por sentir el tacto de aquella cosa en sus manos, aquella palabra, había escuchado que alguien la mencionaba muchas veces cuando estaba “estudiando” así que pensó que la manera de llamar la atención de los dos presentes era mencionando aquella diminuta composición de letras, sus pies descalzos habían llegado al límite de sus puntas así que no hizo rendida se alejó de la estantería, pero su vista seguía fija en la madera, un gruñido salió de sus labios y sus ojos cambiaron durante algunos segundos, si no podía bajarlo en esa forma tal vez sus cuatro patas podrían darle una mayor ventaja en cuanto a fuerza, tal vez podría tirar aquel gigante de manera que mantenía cautivo el olor a terciopelo y cuero
Unos pequeños colmillos comenzaron a sobresalir de entre sus dientes y giro el rostro para darle una última mirada a su hermano pequeño, este lugar no se regía de la misma manera que en el circo así para cualquier extraño movimiento que hiciese estaba dispuesta a pedirle consejos a su hermano, el sabia mejor como desenvolverse en aquel extraño lugar llamado sociedad
Atriella- Cambiante Clase Baja
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Ante de que Badou pudiera decir palabra alguna su hermanita se había alejado, él se quedó ahí sin prestar mucha atención bajo la cabeza y jugaba con la punta de sus zapatos rotos y gastados, se quedó mirando al hombre pero por momentos baja la mirada, a veces le era muy difícil saber qué decisión tomar, más cuando Atriella estaba ahí, sin decir mucho, ella era igual a un animal en ese aspecto, tan a la defensiva y sin ese sentido humano que todavía el cachorro tenía debido a su inocencia.
Los momentos más lindos era cuando ella se recostaba en las piernas de él entonces si se podían conectar como lo que eran, unos muy buenos hermanos, solo eso, miro al ‘vampiro’, y se acercó con mucha cautela, su hermana yacía examinando el lugar, muy en el fondo el cachorro sabía que Atriella deseaba lo mismo, a su manera pero lo hacía, su actitud a veces le divertía porque él podía bromear con ella aun cuando no esbozara sonrisa alguna. – Yo si quiero aprender – su tono de voz fue el más amable, ahora había perdido de vista a su hermana pero solo fueron unos momentos.
Después cuando volteo para buscarla, la vio ahí y por fin otro sonido diferente de sus labios había salido, ‘latín’ ¿Qué era eso?, quien sabe, pero ella lo deseaba, a pesar de querer ese libro que no alcanzaba Badou no se movió para ayudarla, fue porque en ese momento su cuerpo también empezaba a sentirse extraño, había cierta dominación o conexión entre hermanos y entre lo que eran y cuando ella le sonrío ya casi transformándose él sintió que su cuerpo estaba haciendo algo raro, achicándose. – Atriella – murmuro al verla y mirando el cuerpo de ambos alternadamente, esta vez no lo podía controlar.
Camino unos pasos donde ella, unos pequeños pasos, dándole la espalda al vampiro, hizo esfuerzos, pero era inútil, ya sentía que su cuerpo también perdía el control y así fue, de pronto ahí estaba, un cachorro entre blanco y amarillo por suciedad, se quedó sentadito y en un ladrido llamaba a su hermana.
-lamento la tardanza y lo pequeño de la respuesta-
Los momentos más lindos era cuando ella se recostaba en las piernas de él entonces si se podían conectar como lo que eran, unos muy buenos hermanos, solo eso, miro al ‘vampiro’, y se acercó con mucha cautela, su hermana yacía examinando el lugar, muy en el fondo el cachorro sabía que Atriella deseaba lo mismo, a su manera pero lo hacía, su actitud a veces le divertía porque él podía bromear con ella aun cuando no esbozara sonrisa alguna. – Yo si quiero aprender – su tono de voz fue el más amable, ahora había perdido de vista a su hermana pero solo fueron unos momentos.
Después cuando volteo para buscarla, la vio ahí y por fin otro sonido diferente de sus labios había salido, ‘latín’ ¿Qué era eso?, quien sabe, pero ella lo deseaba, a pesar de querer ese libro que no alcanzaba Badou no se movió para ayudarla, fue porque en ese momento su cuerpo también empezaba a sentirse extraño, había cierta dominación o conexión entre hermanos y entre lo que eran y cuando ella le sonrío ya casi transformándose él sintió que su cuerpo estaba haciendo algo raro, achicándose. – Atriella – murmuro al verla y mirando el cuerpo de ambos alternadamente, esta vez no lo podía controlar.
Camino unos pasos donde ella, unos pequeños pasos, dándole la espalda al vampiro, hizo esfuerzos, pero era inútil, ya sentía que su cuerpo también perdía el control y así fue, de pronto ahí estaba, un cachorro entre blanco y amarillo por suciedad, se quedó sentadito y en un ladrido llamaba a su hermana.
-lamento la tardanza y lo pequeño de la respuesta-
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Parecía que algo estaba genuinamente roto entre los hermanos, pero tampoco parecía imposible de remendar, sólo lucía como un desperfecto, y después de todo en esa vida ¿qué era la perfección?, era incluso en los defectos que se apreciaba una mayor belleza, porque era eso lo que diferenciaba algo de las demás cosas, Daniil entornó los ojos, cada vez más y más fascinado por la interacción de los hermanos, que aunque evidentemente la sangre los unía y tenían actitudes claras de eso que eran, también se salían bastante de la norma, y eso intrigaba al vampiro, pero contrario a querer arreglar eso que, desde luego ya no tenía remedio, quería sólo pulir, empezaba a creer que con esa forma tan rara de convivir funcionaban bien, sólo debía abrir puentes adecuados de comunicación. Ese era el reto.
Miró al joven y le sonrió cuando el mostró un verdadero entusiasmo por aprender, quiso responder que podían empezar cuanto antes, pero ambos saltaron un poco ante el exabrupto del grito de la chica, «¡Latín!» dijo, parecía venido de ningún sitio, así de la nada, miró al joven para ver si él sabía de qué se trataba y luego de nuevo a la chiquilla, vio como luchaba por alcanzar un libro, logró dar un paso para ser él quien pudiera socorrerla pero antes de dar el segundo observó lo que sucedía.
El ambiente cambió, o esa fue la sensación que percibió el vampiro al menos, y sonrió, supo lo que estaba pasando porque antes, frente a sus ojos, la señorita D’Luca ya se había transformado, aunque no dejaba de fascinarle, clavó sus orbes café en Atriella sin darse cuenta que junto a él, mucho más cerca, algo parecido sucedía, sólo se dio cuenta que Badou parecía estar imitando a su hermana de forma involuntaria cuando éste entró a su campo visual. Frunció el ceño, eso era nuevo, aunque nunca se había topado con hermanos con esa misma habilidad, aquello definitivamente abría muchas preguntas, cuyas respuestas era probable que los jóvenes no tendrían.
Los observó a ambos soltando una leve risa, aún le parecía difícil de creer que existiera gente con tan maravillosa habilidad, pero él era un vampiro después de todo, ¿no?, podía creer lo que fuera. Con cautela se acercó a ambos cánidos estirando la mano, por fortuna era Badou a quien tenía más cerca y no dudaba que respetaran sus personalidades de humanos, así que era el joven el más seguro.
-Ven –invitó, para medir el grado de confianza, no bajó la mano y sus pasos eran pequeños y lentos, precavidos, como esperando que el propio animal terminara por hacer el contacto.
Miró al joven y le sonrió cuando el mostró un verdadero entusiasmo por aprender, quiso responder que podían empezar cuanto antes, pero ambos saltaron un poco ante el exabrupto del grito de la chica, «¡Latín!» dijo, parecía venido de ningún sitio, así de la nada, miró al joven para ver si él sabía de qué se trataba y luego de nuevo a la chiquilla, vio como luchaba por alcanzar un libro, logró dar un paso para ser él quien pudiera socorrerla pero antes de dar el segundo observó lo que sucedía.
El ambiente cambió, o esa fue la sensación que percibió el vampiro al menos, y sonrió, supo lo que estaba pasando porque antes, frente a sus ojos, la señorita D’Luca ya se había transformado, aunque no dejaba de fascinarle, clavó sus orbes café en Atriella sin darse cuenta que junto a él, mucho más cerca, algo parecido sucedía, sólo se dio cuenta que Badou parecía estar imitando a su hermana de forma involuntaria cuando éste entró a su campo visual. Frunció el ceño, eso era nuevo, aunque nunca se había topado con hermanos con esa misma habilidad, aquello definitivamente abría muchas preguntas, cuyas respuestas era probable que los jóvenes no tendrían.
Los observó a ambos soltando una leve risa, aún le parecía difícil de creer que existiera gente con tan maravillosa habilidad, pero él era un vampiro después de todo, ¿no?, podía creer lo que fuera. Con cautela se acercó a ambos cánidos estirando la mano, por fortuna era Badou a quien tenía más cerca y no dudaba que respetaran sus personalidades de humanos, así que era el joven el más seguro.
-Ven –invitó, para medir el grado de confianza, no bajó la mano y sus pasos eran pequeños y lentos, precavidos, como esperando que el propio animal terminara por hacer el contacto.
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Badou dejo las ropas de lado, todos esos trapos con manchas de sangre, de grasa, suciedad y demás que no habían sido lavadas por demasiado tiempo, se quedaron regadas por el suelo, esparcidas, y de ahí solo salía un cachorrito blanco, o más o menos blanco debido a la suciedad en su pelaje, de entre sus ropas rascando su nariz con la patita se quedo ahí viendo a Atriella y el vampiro, quiso ir donde su hermana, aventurarse a jalarla o algo por el estilo pero su vista era más baja desde el suelo, empezó a lloriquear, pero más que eso era como ‘si estuviera conectándose con su hermana’, diciéndole algo, quizá solo advirtiéndole.
Le sorprendió como se veían las cosas desde ese entorno, miro de un lado a otro, había perdido el control de un momento a otro, lo que resultaba gracioso, Badou a diferencia de Atriella, no controlaba bien los momentos de su transformación en presencia de personas como ellos, aunque claro eso solo estaba probado junto a su hermana, pues hasta ahora no conocía a nadie más, incluso el joven Spencer a quien el cachorro le tenía gran cariño decía que no podía y la verdad llevaba poco en parís para aventurarse a conocer más.
Observo a Daniil, de pies a cabeza, se acercó a él cuando vio sus manos, no tenia miedo, pero una parte de él si, ese lado animal, algo en su instinto no le gustaba, es que como perro sus sentidos eran muchísimo mas desarrollados, se acercó y empezó a olfatear las piernas de aquel ser, sí, olía como su amo, lo que le trajo añoranzas y recuerdos a Badou, ¿Quién dice que los animales no sienten?, ¡Claro que sienten!, Badou estaba triste porque a pesar de todo su querido amo era uno de los mejores, como quien diría su padre, a pesar de los maltratos y azotes y esa era otra de las inseguridades.
Que aquel ser que le llamaba al cual olfateaba y miraba tímido, aun desconfiando atentara contra él, su terror los barrotes de aquella jaula, era la único que Badou sentía como triste a lo que sentía temor, él lo sabía no tan claro, pero en su ser eso le hacía temblar, el olor de sangre y muerte que emanaba del caballero le hacía desconfiar por momentos, pero después de aquello, se atrevió a treparse a sus piernas, y lamer los dedos de aquel ser, iguales, frío y con una especie de dureza, así como recordaba Badou así eran los del vampiro.
Comenzó a ladrar, emitir sensaciones de emoción, corrió de un lado a otro tomando distancia y arrojándose sobre el vampiro, pero a todo esto, ¿Dónde estaba su hermana? , por un momento la creyó desaparecida, se detuvo frente a los pies del caballero mirando de un lado a otro y olfateando el viento, pero nada aún. Busco a su hermana y volteo a ver a ese ser, a ver si podría decirle algo, aunque podría ser fácil volver a su estado ‘natural’ no lo intento por nada del mundo, le gustaba ser un cachorro que se rascaba las pulgas, perseguía su sombra, su cola o se mordía las almohadillas de las patas.
Le sorprendió como se veían las cosas desde ese entorno, miro de un lado a otro, había perdido el control de un momento a otro, lo que resultaba gracioso, Badou a diferencia de Atriella, no controlaba bien los momentos de su transformación en presencia de personas como ellos, aunque claro eso solo estaba probado junto a su hermana, pues hasta ahora no conocía a nadie más, incluso el joven Spencer a quien el cachorro le tenía gran cariño decía que no podía y la verdad llevaba poco en parís para aventurarse a conocer más.
Observo a Daniil, de pies a cabeza, se acercó a él cuando vio sus manos, no tenia miedo, pero una parte de él si, ese lado animal, algo en su instinto no le gustaba, es que como perro sus sentidos eran muchísimo mas desarrollados, se acercó y empezó a olfatear las piernas de aquel ser, sí, olía como su amo, lo que le trajo añoranzas y recuerdos a Badou, ¿Quién dice que los animales no sienten?, ¡Claro que sienten!, Badou estaba triste porque a pesar de todo su querido amo era uno de los mejores, como quien diría su padre, a pesar de los maltratos y azotes y esa era otra de las inseguridades.
Que aquel ser que le llamaba al cual olfateaba y miraba tímido, aun desconfiando atentara contra él, su terror los barrotes de aquella jaula, era la único que Badou sentía como triste a lo que sentía temor, él lo sabía no tan claro, pero en su ser eso le hacía temblar, el olor de sangre y muerte que emanaba del caballero le hacía desconfiar por momentos, pero después de aquello, se atrevió a treparse a sus piernas, y lamer los dedos de aquel ser, iguales, frío y con una especie de dureza, así como recordaba Badou así eran los del vampiro.
Comenzó a ladrar, emitir sensaciones de emoción, corrió de un lado a otro tomando distancia y arrojándose sobre el vampiro, pero a todo esto, ¿Dónde estaba su hermana? , por un momento la creyó desaparecida, se detuvo frente a los pies del caballero mirando de un lado a otro y olfateando el viento, pero nada aún. Busco a su hermana y volteo a ver a ese ser, a ver si podría decirle algo, aunque podría ser fácil volver a su estado ‘natural’ no lo intento por nada del mundo, le gustaba ser un cachorro que se rascaba las pulgas, perseguía su sombra, su cola o se mordía las almohadillas de las patas.
Lamento el retraso
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Rápidamente sintió como sus ojos cambiaban y aun esperando respuestas de su hermano lo observo convertirse en un pequeño cachorro, fue en ese momento en el cual decidió ella también su forma a escoger, los Cambiaformas eran criaturas extrañas inclusive entre los seres sobrenaturales por lo que ella tenía entendido así que pensó que aquel saco de huesos frente sus ojos debería estar realmente sorprendido, cuando se encontraba cara a cara con el viejo del circo podía reconocer algo extraño en su rostro que lo hacia sonreír cada vez que cambiaba frente aquellos fríos e inexpresivos ojos, probablemente encontraba fascinante el cambio, el observar como su rostro cambiaba y sus huesos se reacomodaban, incluso a ella le sorprendía cada vez que su columna vertebral comenzaba a doblarse y a eliminar, aumentar y combinar huesos hasta quedar en cuatro patas y cubierta de una suave y peluda piel
- Wofh!!!!-ladro la cachorra justo en el momento en el que termino su cambio, miro al frente, todo estaba en blanco y negro y trato de apretar los ojos para estabilizarse sin embargo algo cálido cubrió su cabeza y todo su cuerpo de una manera increíblemente rápida, removió sus patitas tratando de salir de embrollo en el que se había metido y alcanzo a reconocer algunas telas de las que llevaba puestas hacia unos segundos, el vestido blanco y desgastado que traía y que durante las noches le parecía insuficientes en ese momento parecían inmensas ya que su tamaño se redujo de una manera increíblemente dramática- Wofh!!!-ladro nuevamente levantándose y lanzando las patitas al aire hasta lograr liberarse por completo, entonces lo noto, su hermano había vuelto a cambiar junto con ella, desde siempre lo hacia así que no le sorprendió sin embargo alguna chispa parecida a curiosidad alumbro su cabeza, preguntándose el porqué de sus simultáneos cambios
Escucho el suave aullido de su hermano lloriqueando delante de ella y lo supo, el trataba de advertirle que no cambiase frente a su compañero pero el estaba ahí de pie mirándolo, y a ella no le importaba en lo más mínimo quien la viese mientras no intentara dañarlos, en el instante en que se sintiese aunque sea un poco amenazada las cosas cambiarían por completo, habría sangre corriendo por todo el lugar y aquel “Latín” pasaría a ser historia.
Se quedó quieta entonces observando como su hermano reaccionaba ante el extraño acercándose y olfateándolo, al igual que su reacción al sentir como su piel de animal le hablaba diciéndole que había peligro cerca, que había algo extraño de lo que debía alejarse así que la cachorra comenzó a gruñir rápidamente, sin embargo aun cuando en esa forma no era tan atemorizante como en cualquier otra ella estaba segura de poder encargarse de la situación con sus pequeños dientecitos, rodeo a su presa lentamente y aun cuando era solamente una pequeña bola de pelos blanca no dejo que nada la intimidase
- Wofh!!!!!-ladro una tercera vez colocándose en posición lejos de la vista de Badou, se agazapo unos segundos y movió la cola antes de saltar sobre la mano de Daniil mordiéndole lo nudillos para que soltara a su hermano, después cuando se aseguró de que sus dientecitos habían penetrado la carne se impulsó con las patas traseras cayendo hacia atrás y volviendo a gruñir mientras se encarreraba moviendo a toda velocidad sus pequeñas patitas para saltar nuevamente- Wofh!!!!-ladro una última vez
- Wofh!!!!-ladro la cachorra justo en el momento en el que termino su cambio, miro al frente, todo estaba en blanco y negro y trato de apretar los ojos para estabilizarse sin embargo algo cálido cubrió su cabeza y todo su cuerpo de una manera increíblemente rápida, removió sus patitas tratando de salir de embrollo en el que se había metido y alcanzo a reconocer algunas telas de las que llevaba puestas hacia unos segundos, el vestido blanco y desgastado que traía y que durante las noches le parecía insuficientes en ese momento parecían inmensas ya que su tamaño se redujo de una manera increíblemente dramática- Wofh!!!-ladro nuevamente levantándose y lanzando las patitas al aire hasta lograr liberarse por completo, entonces lo noto, su hermano había vuelto a cambiar junto con ella, desde siempre lo hacia así que no le sorprendió sin embargo alguna chispa parecida a curiosidad alumbro su cabeza, preguntándose el porqué de sus simultáneos cambios
Escucho el suave aullido de su hermano lloriqueando delante de ella y lo supo, el trataba de advertirle que no cambiase frente a su compañero pero el estaba ahí de pie mirándolo, y a ella no le importaba en lo más mínimo quien la viese mientras no intentara dañarlos, en el instante en que se sintiese aunque sea un poco amenazada las cosas cambiarían por completo, habría sangre corriendo por todo el lugar y aquel “Latín” pasaría a ser historia.
Se quedó quieta entonces observando como su hermano reaccionaba ante el extraño acercándose y olfateándolo, al igual que su reacción al sentir como su piel de animal le hablaba diciéndole que había peligro cerca, que había algo extraño de lo que debía alejarse así que la cachorra comenzó a gruñir rápidamente, sin embargo aun cuando en esa forma no era tan atemorizante como en cualquier otra ella estaba segura de poder encargarse de la situación con sus pequeños dientecitos, rodeo a su presa lentamente y aun cuando era solamente una pequeña bola de pelos blanca no dejo que nada la intimidase
- Wofh!!!!!-ladro una tercera vez colocándose en posición lejos de la vista de Badou, se agazapo unos segundos y movió la cola antes de saltar sobre la mano de Daniil mordiéndole lo nudillos para que soltara a su hermano, después cuando se aseguró de que sus dientecitos habían penetrado la carne se impulsó con las patas traseras cayendo hacia atrás y volviendo a gruñir mientras se encarreraba moviendo a toda velocidad sus pequeñas patitas para saltar nuevamente- Wofh!!!!-ladro una última vez
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Hacía mucho tiempo, centurias quizá, que no sentía una cosa similar, aquel escenario improbable, la biblioteca parisina, era la estepa, y esos niños unos animales, metafóricamente y literalmente hablando, y él, un observado que no debía irrumpir en sus rituales caninos, como un observador de aves que sólo tiene que ir tachando a aquellas que ha visto y están en su lista, sin interferir en nada de sus movimientos salvajes. Pero también lo invadió una curiosidad que rayaba en lo infantil, pensó tontamente que ahora que conocía de esos seres, que a partir que la señorita D’Luca y el joven de Homem-Christo habían desvelado su secreto frente a él, la fascinación disminuiría, pero no era así, es más, creía que al contrario, que más preguntas se formaban en su cabeza, sin embargo, entendía que esos dos chiquillos no eran los indicados para responderlas.
Aquella habilidad lo seducía en realidad porque, como siempre, todo en él se reducía a su miseria, una que se auto infringía para sentir que su existencia valía la pena. Se preguntaba con insistencia qué sería de él de haber tenido aquel don. En su mente, que todo lo veía gris y desencantado, se comparaba con ellos, los envidiaba. Él también se había transformado en algo más, pero sin opción a regresar a ser el hombre que alguna vez había sido. Era los añicos de algo que había nacido roto.
Salió de sus cavilaciones cuando Badou, en su forma canina se acercó a olfatearlo, un gesto parecido a una sonrisa se dibujó en su rostro, era una mezcla de sorpresa, curioseo y sincera felicidad. A penas sintió la fría nariz sobre su aún más fría piel se aventuró a colocar la palma sobre la cabeza y entre las dos orejas del cachorro, pero apenas estaba ejecutando aquel acto, recordó a Atriella, quien ladraba y parecía más inquieta que su hermano, la miró y cuando se dio cuenta ya la tenía ahí junto, clavándole los colmillos en los nudillos.
-¡Ouch! –apartó la mano y miró la herida, era profunda pero sanaría en cuestión de minutos. Los volvió a mirar, incluso de aquel modo era innegable su parentesco. Se agachó para poder mirarlos a los ojos que eran como canicas-, no les voy a hacer daño –habló claro, dejando de lado que acababa de ser atacado, carraspeó luego –sé que ahora pueden olfatear la sangre de más de un inocente rodeándome –admitió –pero créanme, lo hago porque tengo que hacerlo, no porque me guste –era raro, ahora que eran animales sentía mayor confianza al hablar de todo aquello que lo aquejaba (que era todo lo que lo rodeaba), suspiró y se volvió a erguir –quiero ayudarlos a descifrar lo que hay en estos libros, pero así no voy a poder, así lo único que podría hacer con ustedes es jugar a tirarles una vara –rio, evidentemente era una broma.
Sabía, porque la señorita D’Luca se lo había dicho, que dentro seguían siendo los mismos chiquillos curiosos que entraron a hurtadillas a la biblioteca, y que entendían lo que estaba tratando de decirles.
Aquella habilidad lo seducía en realidad porque, como siempre, todo en él se reducía a su miseria, una que se auto infringía para sentir que su existencia valía la pena. Se preguntaba con insistencia qué sería de él de haber tenido aquel don. En su mente, que todo lo veía gris y desencantado, se comparaba con ellos, los envidiaba. Él también se había transformado en algo más, pero sin opción a regresar a ser el hombre que alguna vez había sido. Era los añicos de algo que había nacido roto.
Salió de sus cavilaciones cuando Badou, en su forma canina se acercó a olfatearlo, un gesto parecido a una sonrisa se dibujó en su rostro, era una mezcla de sorpresa, curioseo y sincera felicidad. A penas sintió la fría nariz sobre su aún más fría piel se aventuró a colocar la palma sobre la cabeza y entre las dos orejas del cachorro, pero apenas estaba ejecutando aquel acto, recordó a Atriella, quien ladraba y parecía más inquieta que su hermano, la miró y cuando se dio cuenta ya la tenía ahí junto, clavándole los colmillos en los nudillos.
-¡Ouch! –apartó la mano y miró la herida, era profunda pero sanaría en cuestión de minutos. Los volvió a mirar, incluso de aquel modo era innegable su parentesco. Se agachó para poder mirarlos a los ojos que eran como canicas-, no les voy a hacer daño –habló claro, dejando de lado que acababa de ser atacado, carraspeó luego –sé que ahora pueden olfatear la sangre de más de un inocente rodeándome –admitió –pero créanme, lo hago porque tengo que hacerlo, no porque me guste –era raro, ahora que eran animales sentía mayor confianza al hablar de todo aquello que lo aquejaba (que era todo lo que lo rodeaba), suspiró y se volvió a erguir –quiero ayudarlos a descifrar lo que hay en estos libros, pero así no voy a poder, así lo único que podría hacer con ustedes es jugar a tirarles una vara –rio, evidentemente era una broma.
Sabía, porque la señorita D’Luca se lo había dicho, que dentro seguían siendo los mismos chiquillos curiosos que entraron a hurtadillas a la biblioteca, y que entendían lo que estaba tratando de decirles.
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
El cachorro observo a su hermana, y le ladro una y otra vez, para que se calmara, pero sabía que ella poco caso le haría, lo que tenia en mente era jalarla de la cola, pero al acercarse con timidez, el pelaje de la cachorra cruzo con su olfato, haciéndole estornudar, quedando como humano delante de ambos, era una cosa que Badou no podía controlar y una curiosidad de su parte, cada que se presentaba esa sensación sobre sus fosas nasales le ocurría lo mismo, tomo a Atriella entre sus manos abrazándola, para acurrucarla junto a él, aunque su desnudes estaba expuesta le acaricio la cabecita y se levanto con algo de trabajo, ya estaba acostumbrado, así que dolor no había, solo un serio debilitamiento debido a que no comía adecuadamente.
-No hagas eso Atriella- Murmuro tocándole la nariz a su hermanita, que lucia diferente y se veía graciosa al tenerla de ese modo, la reto por su mala acción, quizá el cachorro podía ser demasiado inocente, pero al mismo tiempo sabía de nobleza, lo que lo llevaba a ser un tonto ante los ojos de muchas personas, miro al vampiro frente a él y le sonrío de manera tonta como solo el solía hacerlo – Entonces comienza a leernos un cuento – Musito emocionado, notando inquieta a la cachorra.
A veces le causaba gracia la manera en la que su hermana le protegía cuando ella deseaba protegerla y cuidarla, dormir junto a ella mirando el firmamento y darle calor para que no pasara frío, esas cosas las extrañaba, avanzo hasta frente del noctambulo, mirando su mano – Yo quiero hacer eso – musito tan asombrado por como había sanado la herida, quedando ensimismado en la mano ajena.
No le importaba estar desnudo, porque de hecho andar sin nada era la liberación, el escaparate perfecto para correr ir y venir sin ningún pudor, así que por lo tanto, no se vestiría, a menos claro que su hermana se lo pidiera, cosa que era imposible al verla en ese estado. – ¿Entonces que nos vas a leer? – Inquieto comenzó a preguntar moviendo sus pies como balanceándose sobre los talones, aun Atriella en brazos, las miradas eran un tanto extrañas, y todo era silencioso, tanto que le sorprendía el eco que hacía su voz.
Cargo a su hermana de la pancita y la puso frente a Daniil, cara a cara – Vamos Atriella discúlpate – Susurro a la oreja de la cachorra, esperaba que su linda hermana no se atreviera a hacer nada, la movió de un lado y de otro como cargando a un juguete, disfrutando del pelaje suave y oscuro que poseía.
-No hagas eso Atriella- Murmuro tocándole la nariz a su hermanita, que lucia diferente y se veía graciosa al tenerla de ese modo, la reto por su mala acción, quizá el cachorro podía ser demasiado inocente, pero al mismo tiempo sabía de nobleza, lo que lo llevaba a ser un tonto ante los ojos de muchas personas, miro al vampiro frente a él y le sonrío de manera tonta como solo el solía hacerlo – Entonces comienza a leernos un cuento – Musito emocionado, notando inquieta a la cachorra.
A veces le causaba gracia la manera en la que su hermana le protegía cuando ella deseaba protegerla y cuidarla, dormir junto a ella mirando el firmamento y darle calor para que no pasara frío, esas cosas las extrañaba, avanzo hasta frente del noctambulo, mirando su mano – Yo quiero hacer eso – musito tan asombrado por como había sanado la herida, quedando ensimismado en la mano ajena.
No le importaba estar desnudo, porque de hecho andar sin nada era la liberación, el escaparate perfecto para correr ir y venir sin ningún pudor, así que por lo tanto, no se vestiría, a menos claro que su hermana se lo pidiera, cosa que era imposible al verla en ese estado. – ¿Entonces que nos vas a leer? – Inquieto comenzó a preguntar moviendo sus pies como balanceándose sobre los talones, aun Atriella en brazos, las miradas eran un tanto extrañas, y todo era silencioso, tanto que le sorprendía el eco que hacía su voz.
Cargo a su hermana de la pancita y la puso frente a Daniil, cara a cara – Vamos Atriella discúlpate – Susurro a la oreja de la cachorra, esperaba que su linda hermana no se atreviera a hacer nada, la movió de un lado y de otro como cargando a un juguete, disfrutando del pelaje suave y oscuro que poseía.
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Antes de poder hacer algo más, ante sus ojos, Badou regresaba a ser el joven que antes vio. No se inmutó ante su desnudez, era médico y estaba acostumbrado a ver todas las partes del cuerpo, miró a su alrededor, él no podía sentirlo, pero el clima no debía ser bueno y se quitó el abrigo que lo protegía a él, no le servía de mucho de todos modos. Observó por un par de segundos al joven con su hermana en brazos, aún convertida en perro y sonrió extendiendo el brazo con la prenda.
-Ten, cúbrete –le dijo. Luego se dedicó a recorrer con pasos cortos y lentos, para no alejarse, aquel pasillo mientras escuchaba la interacción de los hermanos. Él era el mayor, debía serlo, el como trataba de protegerla y cuidarla, a su forma burda pero noble.
-¿Esto? -miró su propia mano ante el comentario del joven y rio contrariado-, es difícil de explicar –dijo con vaguedad.
Comenzó a observar los lomos de los libros, algunos más ornamentados que otros, algunos más desgastados que otros, pensando en cuál elegir para leerle a los chicos, uno suficientemente atrayente como para interesarlos en la lectura y así, aceptaran que él les enseñara. Si habían decidido entrar ahí, es porque tenían un alma curiosa, sólo necesitaban alguien que supiera guiarla.
Cuando se giró encontró el hocico de Atriella, quien seguía en su forma canina a un palmo de distancia, se quedó por un segundo inmóvil temiendo que pudiera volver a morderlo, al parecer aún no se ganaba la confianza de ella.
-Estoy seguro que lo siente –dio un paso hacia atrás para alejarse y tomó un libro al azar, sin siquiera leer su título, luego jaló una silla que parecía ahí abandonada o usada durante el día para alcanzar los libros que estaban más inaccesibles, hizo que las patas del mueble se arrastran sobre el piso de madera y luego se sentó-, veamos –abrió aquel tomo y comenzó a hojearlo para luego cerrarlo de golpe y alzar la mirada en dirección a Badou, detrás de él había otra silla igual a la que él ocupaba-, siéntate… siéntense –indicó.
-Les voy a contar la historia del rey Berendéi y sus tres hijos –comenzó y se sintió raro, jamás había estado en una posición similar, contándole un cuento a un par de jóvenes casi niños. Antes de contarles algo de lo que había contenido en los libros de la biblioteca, les contaría un corto relato del folclor de su natal Rusia.
-Ten, cúbrete –le dijo. Luego se dedicó a recorrer con pasos cortos y lentos, para no alejarse, aquel pasillo mientras escuchaba la interacción de los hermanos. Él era el mayor, debía serlo, el como trataba de protegerla y cuidarla, a su forma burda pero noble.
-¿Esto? -miró su propia mano ante el comentario del joven y rio contrariado-, es difícil de explicar –dijo con vaguedad.
Comenzó a observar los lomos de los libros, algunos más ornamentados que otros, algunos más desgastados que otros, pensando en cuál elegir para leerle a los chicos, uno suficientemente atrayente como para interesarlos en la lectura y así, aceptaran que él les enseñara. Si habían decidido entrar ahí, es porque tenían un alma curiosa, sólo necesitaban alguien que supiera guiarla.
Cuando se giró encontró el hocico de Atriella, quien seguía en su forma canina a un palmo de distancia, se quedó por un segundo inmóvil temiendo que pudiera volver a morderlo, al parecer aún no se ganaba la confianza de ella.
-Estoy seguro que lo siente –dio un paso hacia atrás para alejarse y tomó un libro al azar, sin siquiera leer su título, luego jaló una silla que parecía ahí abandonada o usada durante el día para alcanzar los libros que estaban más inaccesibles, hizo que las patas del mueble se arrastran sobre el piso de madera y luego se sentó-, veamos –abrió aquel tomo y comenzó a hojearlo para luego cerrarlo de golpe y alzar la mirada en dirección a Badou, detrás de él había otra silla igual a la que él ocupaba-, siéntate… siéntense –indicó.
-Les voy a contar la historia del rey Berendéi y sus tres hijos –comenzó y se sintió raro, jamás había estado en una posición similar, contándole un cuento a un par de jóvenes casi niños. Antes de contarles algo de lo que había contenido en los libros de la biblioteca, les contaría un corto relato del folclor de su natal Rusia.
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Miro al hombre delante de el, seguro que esa cosa de las letras era algo del diablo o brujería, una vez estando en el circo escucho a uno de los cuidadores burlarse porque una de las gitanas que servían de alimento no había podido leer el cartel afuera de la carpa, sin embargo a ella no le parecía tan común es habilidad, ninguno de sus compañeros de celda sabia, además, el tiempo que estuvo sin su hermano se encontró con un montón de personas que no sabían, de hecho la mayoría de las personas con las que compartía el callejón apenas sabían que era la cosa con la que se escriben los libros.
Ladeo la cabeza confundida mientras era acercada al hombre por su hermano quien le pedía que se disculpase, ella no estaba realmente del todo segura de que significaba una disculpa, el todo el tiempo que llevaba caminando sobre la tierra jamás escucho sobre ellas, gruño confundida, de seguro que badou como había estado más tiempo afuera sabía perfectamente de que se trataba, lo cual la irritaba de sobremanera ya que ella era la mayor y la que “mandaba” de los dos. Se sintió con ganas de morderlo otra vez al ver como se curaba la herida, no porque quisiera hacerle daño realmente sino más bien por la curiosidad de saber cómo funcionaba el mecanismo de curación que le movía
- Woof!!!!!!-ladro lanzando sacando la lengua mientras movía la cola, estaba emocionada pensando en las cosas que podría aprender de aquel espécimen, a diferencia de badou a ella no le interesaba convertirse en bruja, estaba más curiosa de lo que podría aprender de aquella raza a la que pertenecía el dueño y a la cual jamás se le permitió explorar completamente aun cuando Rahegar le ilumino en algunos asuntos durante aquel encuentro en el bosque
El tener sus dudas era algo común en ella y entre todos los que la rodeaban, badou siempre estaba queriendo aprender cosas de modo que es o la hacía sentir diferente a los demás como le marcaron durante su niñez, gruño un poco al ver como aquel muerto andante retrocedía, en realidad por ninguna razón en especial, ella se comunicaba por gruñidos cuando se encontraba en su forma canina ya que su carácter siempre tendía a ser agresivo cuando el peligro asechaba sus espalada, arrugar la nariz se volvió un habito común en su cachorro.
El escuchar la voz calmada y melancólica del hombre la relajo enseguida pero aun así sintió que algo estaba mal, le gustaba eso, que él les contara historias, que se dirigiese a ellos tratándolos como seres pensante pero le molestaba que en ese momento se hubiese dirigido solo a su hermano- Wof!!!!!!-ladro mientras trataba de moverse en sus torpes patas peludas hasta llegar a Daniil y jalarle del pantalón para llamar su atención soltándolo al segundos después para gruñirle mientras mostraba sus caninos
La comunicación nunca fue necesaria para ella pero en estos momentos la cabeza le daba vueltas, tal vez porque su cuerpo ahora era del tamaño del dedo gordo de un pie aunque eso nunca le molestó cuando vivía en el circo, le ayudaba a dormir bonito en una jaula pequeña junto con su hermano, además saltar a la yugular de alguien no era menos peligroso en esa forma, así que esperaba que con un simple gruñido bajara la vista y notase que seguía ahí.
Ladeo la cabeza confundida mientras era acercada al hombre por su hermano quien le pedía que se disculpase, ella no estaba realmente del todo segura de que significaba una disculpa, el todo el tiempo que llevaba caminando sobre la tierra jamás escucho sobre ellas, gruño confundida, de seguro que badou como había estado más tiempo afuera sabía perfectamente de que se trataba, lo cual la irritaba de sobremanera ya que ella era la mayor y la que “mandaba” de los dos. Se sintió con ganas de morderlo otra vez al ver como se curaba la herida, no porque quisiera hacerle daño realmente sino más bien por la curiosidad de saber cómo funcionaba el mecanismo de curación que le movía
- Woof!!!!!!-ladro lanzando sacando la lengua mientras movía la cola, estaba emocionada pensando en las cosas que podría aprender de aquel espécimen, a diferencia de badou a ella no le interesaba convertirse en bruja, estaba más curiosa de lo que podría aprender de aquella raza a la que pertenecía el dueño y a la cual jamás se le permitió explorar completamente aun cuando Rahegar le ilumino en algunos asuntos durante aquel encuentro en el bosque
El tener sus dudas era algo común en ella y entre todos los que la rodeaban, badou siempre estaba queriendo aprender cosas de modo que es o la hacía sentir diferente a los demás como le marcaron durante su niñez, gruño un poco al ver como aquel muerto andante retrocedía, en realidad por ninguna razón en especial, ella se comunicaba por gruñidos cuando se encontraba en su forma canina ya que su carácter siempre tendía a ser agresivo cuando el peligro asechaba sus espalada, arrugar la nariz se volvió un habito común en su cachorro.
El escuchar la voz calmada y melancólica del hombre la relajo enseguida pero aun así sintió que algo estaba mal, le gustaba eso, que él les contara historias, que se dirigiese a ellos tratándolos como seres pensante pero le molestaba que en ese momento se hubiese dirigido solo a su hermano- Wof!!!!!!-ladro mientras trataba de moverse en sus torpes patas peludas hasta llegar a Daniil y jalarle del pantalón para llamar su atención soltándolo al segundos después para gruñirle mientras mostraba sus caninos
La comunicación nunca fue necesaria para ella pero en estos momentos la cabeza le daba vueltas, tal vez porque su cuerpo ahora era del tamaño del dedo gordo de un pie aunque eso nunca le molestó cuando vivía en el circo, le ayudaba a dormir bonito en una jaula pequeña junto con su hermano, además saltar a la yugular de alguien no era menos peligroso en esa forma, así que esperaba que con un simple gruñido bajara la vista y notase que seguía ahí.
Atriella- Cambiante Clase Baja
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Fecha de inscripción : 06/07/2011
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Re: ¡Cuéntanos un cuento![ Atriella & Daniil]
Cuando él era niño, siglos atrás, había escuchado ese mismo relato un millón de veces, de voz de su padre, de voz de su madre, de voz de su hermana que aunque era menor, parecía más enterada del mundo de lo que él estaba. Rara vez, a estas alturas, tenía un recuerdo de su vida mortal, no es que hubiese borrado todo aquello, era más bien que no le gustaba visitar aquellos rincones en su memoria, podían doler demasiado o podían hacerlo querer vivir en ellos y no en la realidad tirana, y sobre todo, recuerdos de su infancia, eran complicados en su propia tonalidad, jamás fue un niño que pudiese ser tachado de normal y todo regresaba a él como estampida salvaje en el Serengueti. Suspiró al recordar con una claridad portentosa la voz de su madre, hablándole de la leyenda del zar Berendéi, sus tres hijos y el pájaro de fuego, quizá la leyenda más conocida de su país.
Regresó a la realidad cuando Atriella, la chica aún convertida en cachorro, mordía su pantalón, la miró y acarició la cruz del animal.
-Lo siento, siéntate también –le dijo con una sonrisa aunque el temor de volver a ser mordido seguía latente, por alguna razón presintió que aquella había sido su molestia. Se acomodó en la silla y observó al chico, carraspeó y asió con seguridad el libro que, por ahora, no leía.
-Bien –trató de recordar dónde se había quedado-, ah, sí, el zar Berendéi y sus tres hijos, los zaréviches Piotr, Vasili e Iván. Poseía el zar un hermoso jardín con un manzano que daba frutos de oro. El zar cuidaba mucho de este manzano: contaba las manzanas todas las noches y volvía a contarlas todas las mañanas. Y una vez advirtió que durante la noche, alguien había entrado en el jardín, pues faltaba una manzana. Lo mismo comenzó a suceder noche tras noche. El zar puso guardias en el jardín, pero nadie podía descubrir al ladrón –su voz se tornó más la de alguien que relata, alguien que ha aprendido ese cuento de memoria -Triste, el zar dejó de comer y de beber, perdió la tranquilidad y el sueño. Sus hijos le decían para consolarle: «No te apenes, querido padre, nosotros mismos guardaremos el jardín.» Piotr, el hijo mayor dijo: «Hoy me toca a mí vigilar el jardín.»
»Al anochecer fue a cumplir su cometido, pero por más vueltas que dio arriba y abajo, no descubrió a nadie. Entonces se tumbó en la hierba y se quedó dormido. Cuando despertó faltaban varias manzanas de oro.
Temprano en la mañana el zar llamó al zarévich Piotr:
—¿Me traes buenas noticias? ¿Has descubierto al ladrón?
—No, querido padre; en toda la noche no he dormido, no he pegado un ojo, pero no he visto a nadie.
A la noche siguiente fue el zarévich Vasili a guardar el jardín y también se durmió. Por la mañana faltaban más manzanas de oro.
—Hijo mío —le preguntó el zar— ¿has visto al ladrón?
—No, padre. He estado al acecho, no he cerrado los ojos, pero no he visto a nadie.
Le tocó al hermano menor, el zarévich Iván, hacer la guardia en el jardín. Por miedo a quedarse dormido, no se atrevía ni a sentarse. Si sentía sueño se lavaba con el rocío que bañaba la hierba y reanudaba la vigilancia.
A eso de la medianoche, un gran resplandor iluminó el jardín como en pleno día. El zarévich vio que un pájaro de fuego estaba posado en una rama del manzano y picoteaba las manzanas de oro.
Iván se acercó sigiloso al manzano y asió de la cola al ave. Pero el pájaro de fuego se debatió con tanta fuerza que logró escapar, dejando en la mano del zarévich una pluma de su cola.
Guardó silencio entonces para observar las expresiones del chico y su hermana, que seguía en su forma canina, no quería aburrirlos, era un cuento corto pero tampoco quería perder su interés. Se inclinó en su lugar hacía el frente y recargó los codos en sus piernas, aguardando, esperando una señal de si debía continuar o detenerse ahí.
Regresó a la realidad cuando Atriella, la chica aún convertida en cachorro, mordía su pantalón, la miró y acarició la cruz del animal.
-Lo siento, siéntate también –le dijo con una sonrisa aunque el temor de volver a ser mordido seguía latente, por alguna razón presintió que aquella había sido su molestia. Se acomodó en la silla y observó al chico, carraspeó y asió con seguridad el libro que, por ahora, no leía.
-Bien –trató de recordar dónde se había quedado-, ah, sí, el zar Berendéi y sus tres hijos, los zaréviches Piotr, Vasili e Iván. Poseía el zar un hermoso jardín con un manzano que daba frutos de oro. El zar cuidaba mucho de este manzano: contaba las manzanas todas las noches y volvía a contarlas todas las mañanas. Y una vez advirtió que durante la noche, alguien había entrado en el jardín, pues faltaba una manzana. Lo mismo comenzó a suceder noche tras noche. El zar puso guardias en el jardín, pero nadie podía descubrir al ladrón –su voz se tornó más la de alguien que relata, alguien que ha aprendido ese cuento de memoria -Triste, el zar dejó de comer y de beber, perdió la tranquilidad y el sueño. Sus hijos le decían para consolarle: «No te apenes, querido padre, nosotros mismos guardaremos el jardín.» Piotr, el hijo mayor dijo: «Hoy me toca a mí vigilar el jardín.»
»Al anochecer fue a cumplir su cometido, pero por más vueltas que dio arriba y abajo, no descubrió a nadie. Entonces se tumbó en la hierba y se quedó dormido. Cuando despertó faltaban varias manzanas de oro.
Temprano en la mañana el zar llamó al zarévich Piotr:
—¿Me traes buenas noticias? ¿Has descubierto al ladrón?
—No, querido padre; en toda la noche no he dormido, no he pegado un ojo, pero no he visto a nadie.
A la noche siguiente fue el zarévich Vasili a guardar el jardín y también se durmió. Por la mañana faltaban más manzanas de oro.
—Hijo mío —le preguntó el zar— ¿has visto al ladrón?
—No, padre. He estado al acecho, no he cerrado los ojos, pero no he visto a nadie.
Le tocó al hermano menor, el zarévich Iván, hacer la guardia en el jardín. Por miedo a quedarse dormido, no se atrevía ni a sentarse. Si sentía sueño se lavaba con el rocío que bañaba la hierba y reanudaba la vigilancia.
A eso de la medianoche, un gran resplandor iluminó el jardín como en pleno día. El zarévich vio que un pájaro de fuego estaba posado en una rama del manzano y picoteaba las manzanas de oro.
Iván se acercó sigiloso al manzano y asió de la cola al ave. Pero el pájaro de fuego se debatió con tanta fuerza que logró escapar, dejando en la mano del zarévich una pluma de su cola.
Guardó silencio entonces para observar las expresiones del chico y su hermana, que seguía en su forma canina, no quería aburrirlos, era un cuento corto pero tampoco quería perder su interés. Se inclinó en su lugar hacía el frente y recargó los codos en sus piernas, aguardando, esperando una señal de si debía continuar o detenerse ahí.
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