Una hermosa pieza musical [Lexie Breckenridge]

por **Spencer Reid2** Jue Sep 22, 2011 7:12 pm

Tenía entre ambas cejas las perturbadoras palabras casi vomitadas en el papel de cierto libro del Marqués de Sade que sostenía en las manos… no podía decir que las apreciara de ninguna forma pero… se me estaban acabando los libros de la biblioteca por cuarta vez seguida y me veía obligado a variar si no quería terminar por aprender cual tratado de filosofía “moderna” se le ocurriera a los editores imprimir que… últimamente eran las publicaciones más populares.

Leía rapidísimo y recordaba cada palabra lo cual, a pesar de que a muchos les podría parecer una ventaja, a mi comenzaba a resultarme aburrido, le ganaba en velocidad a la imprenta y eso hacía que tuviera que esperar muchísimo tiempo para obtener un nuevo título. Pero no había nada en esa mañana que pudiera ponerme de malas, ni siquiera las torturas, sadomasoquismo y fetiches del autor, de cuando en cuando levantaba la vista para borrar de mi cabeza las imágenes que la lectura me dejaba, haciendo alguna que otra mueca.

El día estaba precioso y como buen ermitaño que soy, me coloqué, cual anciano solitario, en una banca de la plaza llena de personas que al igual que yo, planeaban disfrutar del precioso día que nos hacía el honor con su aparición. Un sonido melodioso hizo que apartara los ojos de la tétrica lectura, era un hombre anciano armado de un violín muy viejo (la madera estaba gastada y las cuerdas parecían reutilizadas varias veces), pero al pasar el arco delicadamente por las cuerdas una sensación de bienestar me abrazó.

Estaba ahí, parado en medio de la plaza mientras las personas lo ignoraban, con el estuche del viejo violín abierto, postrado en el suelo esperanzado de recibir las limosnas que posiblemente le darían de comer por el día. Reconocí la pieza de inmediato, Sarabande, de George Frederic Handel cerré los ojos y tiré la cabeza hacia atrás perdiéndome entre las melancólicas notas de aquel violín que destilaba historia.

Cuando el hombre hubo terminado la pieza abrí los ojos y me incorporé. Una mujer se encontraba a mi lado, sentada en la misma banca, de inmediato me avergoncé de mi desgarbada postura pues ella me miraba. – Lo siento mucho, no sabía que había alguien… - le sonreí en gesto de disculpa. – Soy Spencer Reid señorita y creo que ha podido notar que me agrada bastante la pieza -

por **Lexie Breckenridge** Vie Sep 23, 2011 10:34 pm

Día.......la luz del día había entrado sin permiso a su habitación. La hora?? no importaba, hacía casi 7 años que no las tomaba en cuenta pues todo lo que importaba comenzaba al anochecer, cuando por fin podía ser ella misma, podía hacer lo que quería y además recibía un sueldo.....

Caminó hacia la ventana y al mirar a la calle notó que ese día en particular era bello, y hacía mucho tiempo que no salía a tomar un paseo y tampoco la tía Amanda, entonces se aseó y se dirigió a la habitación de su tíaque tristemente se encontraba indispuesta "Oh cariño!!"Lo siento pero hoy me siento un poco cansada....." había contestado la anciana a la proposición de Lexie "Ohh..... pero no te preocupes ve tú, has estado encerrada hace tiempo, un poco de sol te hará bien, anda ve!!" continuó "...ve, ve querida, yo estaré bien!!" replicó antes de que la chica pudiera decir algo.

Después de un momento de duda, la joven cogió su sombrilla y salió a la calle. Extrañamente la zona estaba casi abarrotada, un montón de gente se dirigía a todos lados lo que asustó la un poco. "Es por esto que me gusta más la noche.... cuando la calle es para mi" susurró mientras caminaba. Llevaba un libro en la mano "La Locandiera" el favorito de la tía Amanda, sonreía mientras hojeaba el libro, buscando de cuando en cuando una banca donde ponerse cómoda y pasar el día.

Entonces una hermosa y conocida melodía captó su atención y al buscar con la mirada de donde provenía, con sorpresa y tristeza encontró que el dueño de tan maravillosas manos era un anciano con harapos que tocaba un viejo violín de manera magistral pero al que nadie tomaba en cuenta. Frente a sus pies casi desnudos debido a los viejos zapatos se encontraba su viejo estuche, el que carecía de las monedas por las que el anciano esperaba tocando con gran esmero. Lexie se enterneció con el anciano y caminó hacía el sacando algunas monedas de su pequeño bolso y depositándolas en el estuche mientras el anciano le dedicaba una de esas miradas.......... una mirada de gratitud y de cansancio, de esperanza y de tristeza; a lo que la chica respondió con una mirada y una sonrisa sincera.

La joven se quedó de pie un momento mientras su mente se llenaba de la melodía que continuaba ""Sarabande", George Frederic Handel", pensó y entonces buscó una banca cercana al hombre para continuar deleitándose con el agradable concierto y, tras buscar un poco encontró una donde se posaba un joven un tanto desgarbado que parecía dormido, Lexie restó importancia de momento y decidió tomar asiento perdiéndose de nuevo en la melodía que no cesaba; y cuando al fin terminó, solo pudo lanzarle la más bella y sincera de sus sonrisas en señal de respeto a la que el anciano respondió con una de agradecimiento.

De pronto el joven que yacía a su lado comenzó a incorporarse, lo que asustó un poco a Lexie que lo miraba un poco extrañada. "Si, la melodía es hermosa y el anciano del violín es magistral tocando su instrumento, soy Lexie, Lexie Breckenridge" contestó y sonrió mientras extendía la pequeña mano cubierta por el guante de encaje "Es usted muy afecto a la música de Handel?" continuó mientras observaba discretamente que en su mano descansaba un libro del Marqués de Sade "Lo siento, ese es un libro del Marqués de Sade?" preguntó abruptamente debido a la curiosidad que la embargó.

por **Spencer Reid2** Mar Sep 27, 2011 3:41 pm

-Tiene razón- le dije convencido del talento casi sublime que derrochaba el pobre anciano. Acomodé la posición a una más conveniente, irguiendo la espalda y levantando la barbilla ligeramente para proferir una presentación aceptable – Lexie Breckenridge – incliné la cabeza ligeramente para evitar la completa reverencia – Es un placer, mi nombre es Spencer, Spencer Reid. Y no me consideraría afecto, pero debo decir que Händel me provoca remembranzas, sin duda – Moví el brazo discretamente tratando de esconder el título del libro que tenía en las manos pues me di cuenta de que ella cargaba otro libro por igual.

-Sin duda su nacionalización y su adaptación de estilo para satisfacer a todo público me resultan melancólicos, además de que se encuentra al nivel de Purcell y Elgar en mi país… es importante. Creo que tiene que ver más con esto que con afecto como tal…. – le dije tratando de mantener un tono de voz uniforme pues a fin de cuentas, me encontraba frente a una mujer hermosa de cualidades atrayentes e imponentes, lo cual, siempre me hacía nervioso.

Sentí un escalofrío cuando me di cuenta de que había reconocido si no el título, el autor del libro que para nada me hacía orgulloso de conocer y sobre todo, de seguir leyendo – Ehm…. Si Sade… - le dije entrecortadamente. – No es que sea dedicado a su literatura, pero siempre me encuentro en un problema al momento de encontrar nuevos títulos así que he de reciclar el material que tengo en casa, además, siempre fui educado a que cualquier tipo de “obra literaria”, por darle algún concepto, aporta aunque sea el mínimo de cultura a la mente que se sumerge en él - baje la vista apenado y con el rostro completamente sonrojado por el contenido del libro que tenía en las manos.

Tratando de hacer menos severo su juicio le dije –Aunque tal vez entienda mi punto de vista ya que veo también que usted es adepta a la literatura, ¿me equivoco? – señalé con un gesto de la cabeza el título que también guardaba celosamente en su regazo. –Goldoni… el padre de la comedia italiana – le dije en un tono más bajo de voz. El violinista se desató en otra interpretación que reconocí, pero ahora me encontraba más centrado en la reacción de la hermosa mujer frente a mi.

por **Lexie Breckenridge** Sáb Oct 01, 2011 3:17 pm

"Sin duda Purcell y Elgar son grandes exponentes, la forma en la que liberan las notas, permite que uno las saboreé tanto como para cavar en el corazón de uno en busca de algún recuerdo que sepa igual que la melodía, aunque no podemos olvidarnos de Vivaldi, Rameau o Bach que impresionantes también, no le parece?" comentó la dama, sin dejar escapar el dato del origen del caballero "Entonces viene usted de Inglaterra monsieur Reid? Vaya coincidencia, soy oriunda de ahí también!" dijo dibujando una sonrisa en su rostro.

Entonces si era el Marqués de Sade; aunque nunca había leído un libro de tal autor, pues nunca se lo habían permitido en casa debido a los temas sobre los que se especializaba; a su llegada a Francia y después al burdel había escuchado algo de lo escrito en esos libros; pero al no ser muy diferente de lo que ella misma hacía en su trabajo, nunca se había interesado en leerlo..... ya era suficiente con lo que veía y hacía cada noche, sin embargo, su curiosidad había despertado al observar a tal caballero leyendo esa clase de libros; pero cuando contestó, ella amplió más su sonrisa; era el problema en que ella misma se veía cuando después de siete años con la misma biblioteca no había más que releer los tomos, aunque de cuando en cuando encargaba a la imprenta nuevos títulos sin olvidar que a la tía Amanda le gustaba solo uno.

"No, no se equivoca. La literatura es una de mis más grandes pasiones en la vida, pero a diferencia de usted yo desafortunadamente no tuve la libertad de leer lo que yo deseara debido a mi educación y a la religión que se profesaba en mi hogar, hasta que llegué aquí. Ahora que veo la realidad, pienso que es bueno leer toda clase de obras, quitarse de encima cualquier clase de tapujos, pues de otro modo cuando la realidad nos encara, puede ser más difícil de lo que imaginamos....." respondió, sumergiéndose en sus recuerdos, aquellos recuerdos que la pintaban como una niña dulce e inocente notando de pronto en lo que se había convertido, y todo gracias a que? al estúpido puritanismo de su madre que no hacía más que enfermarla.........

Entonces regresó a la realidad de pronto, haciéndola recordar el sitio donde estaba y que estaba con un total desconocido "...... así que creo que es bueno leer libros aún cuando se hayan leído miles de veces, siempre hay algún dato que podemos obtener o recordar; en lo personal, cuando encuentro una obra literaria que me atrape de verdad, no me molesta leerlo una y otra vez! Aunque a veces podemos terminar más que aburridos, echando a perder todo lo bueno que pueda tener tal escrito." terminó con una sonrisa cortés, esperando que su comportamiento no hubiera parecido muy extraño.

"Así es, Goldoni. Es el libro favorito de mi tía, tal como lo dije ella puede escucharlo una y otra vez, sin aburrirse, pero dígame monsieur Reid, tiene usted un escritor predilecto?" preguntó con renovada curiosidad.

por **Spencer Reid2** Sáb Oct 01, 2011 7:37 pm

-Lo cierto es que la palabra favorito me parece tan… objetiva, sería como tratar de reducir todo el talento y la magia que desbordan los libros en una cuestión de gustos… así que realmente no, el simple hecho de dejarme llevar, por un momento; por efímero que sea; hacia la mente o ilusiones de alguien más me atrae por si solo – le dije algo reticente ante mi extensa e innecesaria explicación.

Me moví un poco en mi asiento pues me provocaba cierta emoción estar conversando con alguien de mi país que por fin había encontrado después de tanto tiempo, comencé a hablar en mi lengua natal de inmediato –Es un verdadero gusto poder encontrar a alguien de linaje igual al mío, pero… si no le parece impertinente mi pregunta claro está ¿Qué la ha traído hasta acá? – le dije sin evitar que mis propios motivos fluyeran dispersos en mi mente.

Por pura cortesía, ya que no la conocía demasiado y parecía que la conversación se estaba llevando bastante bien le pregunté también –Me permite preguntar ¿A qué se dedica? - Apoyé mi barbilla en mi puño y mi codo en la pierna que había doblado sobre la banca.

por **Lexie Breckenridge** Lun Oct 03, 2011 10:30 pm

Dejarse llevar....... eso era algo que Lexie hacía con cierta frecuencia a la hora de leer libros; y en algunas otras situaciones también, de modo que entendía a la perfección las palabras de Spencer.

El caballero comenzó a hablar en su lengua materna, lo que la chica imitó inmediatamente, era realmente agradable hablar de nuevo en su lengua original y era más aún haber encontrado a una persona que tal vez hubiera recorrido el mismo camino que ella. Entonces entró en un pequeño conflicto.... como podía explicar el motivo que la llevó hasta París, si ni siquiera ella lo sabía con exactitud? "Ehmmmm........." titubeó "Pues mi tía, que reside aquí, esta ya muy entrada en años y mis padres no creyeron correcto que se quedara sola o al cuidado de los sirvientes, de modo que me enviaron aquí a velar por ella y por sus intereses" respondió finalmente, esperando ser convincente y rogando por que el caballero no preguntara más.

Pero su hasta entonces "pequeño" conflicto se convirtió en todo un golpe que fue directo a su estómago, dejando solo vacío a su paso también en su cerebro. Que se supone iba a decirle? "Verá, sucede que la primera vez que estuve con alguien, descubrí lo mucho que me gusta el sexo y me vine a vivir aquí porque mi tía Amanda no se da cuenta ni de lo que hacen los sirvientes, entonces ni siquiera notó que entré a trabajar a un burdel por puro gusto!! Estas loca Lexie Breckenridge! Loca de remate, ni siquiera lo conoces!" pensó.

Sus manos fueron directo a los caireles que caían a sus hombros, y mientras sus dedos atrapaban uno y comenzaban a torcerlo una y otra vez; sus ojos vagaban en búsqueda de algo que pudiera sacarla del problema "Pues en realidad no tengo una actividad fija, es decir....." tragó saliva ".......me hago cargo de la mansión de mi tía, y de todos sus intereses..... y a usted, que lo trajó hasta aquí? Negocios?" finalizó. Se dio cuenta de que sus dedos se encontraban estrangulados ya por el cabello e intentó liberarlos rápidamente pero los nervios la traicionaron y solo logró darse un buen jalón "Auch!!" se quejó, pero al mirar al caballero; se dio cuenta de que su comportamiento había sido inapropiado y enseguida se sonrojó "Ahora que?......." pensó "........me voy??"

por **Spencer Reid2** Mar Oct 04, 2011 4:52 pm

Sin duda había tocado fibras sensibles con los temas que había decidido abordar, ella parecía nerviosa, incómoda y parecía también que escondía algo, pero no pretendía hondar más profundo en un tema que parecía poner tan mal a una mujer que conocía apenas hacía unos minutos. –Lo lamento – le dije debido a lo que había visto con su comportamiento. –No quería incomodarla – y le sonreí cómplice con la mejor de mis sonrisas, mostrando todos los dientes y cerrando levemente los ojos, todavía un poco sonrojado.

A mi tampoco me gustaba dar detalles de mi vida, pero se lo debía debido al mal rato que la había hecho pasar con mis preguntas. Aunque antes, el hombre viejo guardaba su instrumento – Permítame un momento señorita – le dije y me apresuré hacia el viejo – Es increíble la manera en la que toca señor – le dije mientras sacaba algunos francos de mi bolsillo, luego pensé en la disculpa perfecta para la señorita – me gustaría pedirle un favor – le dije al hombre y me acerqué a él para hablarle en secreto que, a pesar de su aspecto me transmitía una confianza y una ternura inmensas. Tomé 100 francos y se los extendí para que no dudara en completar el favor que le había pedido.

Me acerqué de nuevo hasta la chica y tomé mi lugar – En verdad lamento haberla incomodado con mi pregunta, espero que esto lo compense – le dije mientras le asentía al señor que se había acercado con su magistral instrumento. Y comenzó a interpretar La primavera de Vivaldi una pieza que, aunque fuera en contra de la estación en la que estábamos, resultaba perfecta para alegrar cualquier estado de ánimo.

Idiotizado miré al hombre y la maestría con la que atacaba las cuerdas de su gastado violín. De vez en cuando me fijaba en la expresión de Lexie, una vez que hubo terminado me levanté y le aplaudí la interpretación. El nos sonrió y juguetonamente hacía reverencias fascinado por la atención que recibía de ambos. Después lo vi partir con su estuche, su instrumento y los cien francos resguardados en su bolsillo. Por lo menos esperaba haberle dado la misma alegría que él nos había proporcionado aquella tarde.

Me volví a sentar a su lado -Ahora si señorita, disculpe la improvisada interrupción que propicié. – me preparé para explicar mi lastimosa situación, pero se lo debía – Yo me encuentro aquí, tal vez con un motivo parecido al suyo, para tratar de cuidar a un ser querido. Mi madre se encuentra en el manicomio pues sufre de esquizofrenia, y tengo la intención de sacarla, llevarla a casa y hacerme cargo de su cuidado – le dije con el rostro agachado. Después sentí la necesidad de aligerar el tema, más por mi que por ella. – Le puedo decir a que me dedico, soy profesor en la universidad de Francia – le dije mientras le sonreía tímidamente.

-Espero de corazón que la condición de su tía no absorba su tiempo y que se encuentre bien -

por **Lexie Breckenridge** Vie Oct 07, 2011 1:40 pm

El caballero se disculpo; lo que advirtió a Lexie que su comportamiento había sido demasiado inapropiado y sobretodo sospechoso. "Oh! No se preocupe, sucede que tal vez una dama de mi edad debería estar haciéndose cargo de su propio hogar y de sus hijos o por lo menos de un negocio propio, y yo no soy nada de eso; lo que no es bien visto a ojos de la sociedad, por eso me apena un poco el tema, me entiende?" contestó Lexie con palabras atropelladas en un intento fallido de explicar su incomprensible comportamiento.

Entonces el joven se excuso y se levantó de la banca dejando a la joven en shock..."Oh, genial Lexie!! buena forma la tuya de ahuyentar a la gente!!" se reprendió mentalmente. Pero su shock se convirtió en desconcierto cuando notó que el joven hablaba con el anciano del violín, le entregaba un puñado de monedas y hablaba con el en secreto. "Pero que......?" musitó cuando el joven regresaba con ella haciéndose acompañar del hombrecillo.

Tras escuchar unas palabras de Spencer que Lexie no escuchó del todo; el joven hizo una seña al anciano y este comenzó a tocar una alegre melodía "La Primavera de Vivaldi" descubrió la chica unos segundos después de comenzada la melodía. Los ojos de la mujer se abrieron desmesuradamente .....la melodía era para ELLA!! El joven sin saberlo había elegido una de las melodías favoritas de Lexie, y todo para hacerla olvidar el mal rato que el ni siquier habpia provocado. "Sin duda un gesto de caballerosidad que hacía años nadie tenía contigo Lexie! Deberías estar avergonzada por hacerlo creer que el tiene la culpa de los episodios de locura que tienes gracias a la dobre vida que TU escogiste!" seguía reprendiéndose mentalmente.

Sin embargo, pasados unos momentos se perdió en las notas que le recordaban esos hermosos momentos de su infancia que solo podían hacerla sonreír, sonrisa que perduró hasta el final de la melodía si advertir que a ratos Spencer la miraba. Una vez finalizado el acto, la dama aplaudió alegremente desde su asiento y dirigió una gran sonrisa de agradecimiento primero al anciano y después a Spencer. "Muchas gracias! Monsieur Reid no debió.......pero agradezco mucho el gesto; sin saberlo ha permitido que mis oídos escucharan una de mis melodías favoritas tocada hasta hoy, solo por mi padre y sin duda ha alegrado mi día!!" habló con sinceridad.

Pero su sonrisa se borró momentos después, al escuchar el motivo que traía al joven a París; un motivo lastimoso, triste y...... para nada parecido al de Lexie que comenzaba a sentirse verdaderamente mal por no ser del todo sincera con Spencer que, al parecer comenzaba a abrir su corazón o por lo menos estaba siendo realmente honesto. "Pero que hago? Si le digo lo que realmente soy, lo más probable es que salga corriendo! Que hago?" pensaba cuando el joven mencionó su ocupación. "la Universidad de Francia dice? Y como es ahí?" preguntó con renovada curiosidad, desplazando momentáneamente el remordimiento. "Oh! mi tía es fuerte como un roble, es más, creo que ella terminará enterrándome a mi!" contestó pensando en esa tía a la finalmente había aprendido a amar y por la que realmente seguía en París y en un arrebato de amor, o locura o lo que fuera preguntó "monsieur Spencer, sería inapropiado de mi parte pedir su aprobación para visitar y cuidar de su madre algunas tardes?".

Su corazón latía a mil por hora, era incomprensible que una total desconocida pidiera una cosa como esa y más sin saber realmente lo que era la "Señorita Breckenridge" pero por un lado, SI quería conocer a mademoiselle Reid y por otro lado se lo debía a Spencer por su falta de sinceridad.

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