AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Hola nuevamente...[Valerie]
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Hola nuevamente...[Valerie]
Yendo por las calles de París le mire a los ojos. Estaba frente a él, la estatua del soldado de plomo que al parecer era alguna muestra conmemorativa de alguna guerra o algún extraño ser que haya podido causar buena impresion en la guerra. Lo que sea. Le miraba, le miraba y perdio todo el interes en la pequeña estatua de piedra. Comenzo a mirar a todas partes de París bastante aburrido. No sabía que hacer ahora que tenía tal cargo real. Simplemente la verdad se dispuso a andar por las calles para hacer algo, hasta que de repente se encontró un rostro familiar. No podía ser verdad. ¿Era ella? ¿Aquella chica la cual ambos fueron...bueno, él salio ganando, pero aún así no había sido justo aquella apuesta que había hecho con su amigo. Al final salvó a la chica de algo mucho peor. La miraba desde una acera de la calle parisina fijamente sin perder detalle alguno. Sonrió al ver como se movía entre las flores, como le ponia el precio, como las regaba, como sonreía felizmente....bueno. Le hubiera gustado haberla ayudado a seguir en la Orden, pero esperaba que al menos le recordara...claro como no iba a hacerlo, por su culpa la echaron. Era buena, la verdad. El lugar en donde estaba ahora, era mucho mejor que una soga o algo mucho peor que pasar por la decapitación. Sacudio la cabeza para quitarse esa idea de su cabeza y cuando estaba con las manos en los bolsillos, no pudo evitar pasar la lengua por su dentadura blanca, para despues mostrar una sonrisa amplia y brillante para caminar hacia la floristería, aunque la verdad, cuando estaba cruzando la calle, se dió media vuelta dado que recapacitó la idea, aunque volvio a andar hacia la floristeria de nuevo y se puso delante del mostrador, pero para su diversión, al parecer ella no le había visto y veía como se metia dentro de la tienda. Apago el rostro al ver que se alejaba de ella, pero en cuanto hacia ademan de irse, se fijo en unas margaritas que tenían un aspecto bastante saludable. Si estas flores estaban siendo cuidadas por ella, hacía un trabajo estupendo. Se mordio el labio inferior a ver si le entraban ganas de comprar unas flores, pero no sabía por cual decidirse. Miraba y miraba y cuando iba a coger un cartel para mirar el precio el grito de un hombre, hizo alzar la mirada de Oliver hacia el anciano,, para después comenzar a pegarle con el bastón con la poca fuerza del mayor.
-¡aaah!-Se quejaba Oliver mientras se protegia del anciano-¡SEÑOR!-Decia para que parase.
-¡ALEJATE!-Dijo el anciano. Oliver estaba asombrado de la insistencia de este, hasta que vinieron dos guardias y uno cogio a Oliver para protegerlo y otro cogio al anciano del brazo para alejarlo de Oliver.
-¡aaah!-Se quejaba Oliver mientras se protegia del anciano-¡SEÑOR!-Decia para que parase.
-¡ALEJATE!-Dijo el anciano. Oliver estaba asombrado de la insistencia de este, hasta que vinieron dos guardias y uno cogio a Oliver para protegerlo y otro cogio al anciano del brazo para alejarlo de Oliver.
Oliver Lobhdain Douglas- Inquisidor Clase Alta
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
La salida por la puerta trasera de la Orden Escarlata había supuesto una decepción enorme para mi. Cuando los prejuicios que tenía contra ese sitio iban desapareciendo ese maldito incidente me costó una expulsión no merecida. La maldita fiesta de fin de curso en la que todos nos juntábamos para celebrar los aprobados, uno de los alumnos de último grado y su amigo apostaron algo parecido a “a ver quien la consigue primero” así que llegó el beso por parte de uno de ellos Oliver Lobhdain Douglas. Ahora creo que es algo así como conde de algún lugar… Tampoco me importa. Al no tener nada que hacer allí, recogí mis cosas y regresé a casa de mi tío que al contrario de lo que me esperaba de él, simplemente me abrazó y dio un puesto de trabajo en su floristería. Sinceramente eso iba mucho más conmigo que dar patadas y aprender como matar a un vampiro. Disfrutaba entre las flores, cuidándolas, regándolas, oliendo y diferenciando cada uno de sus olores. Me hacía sentir viva tener la tienda perfecta, sin una sola hoja con un toque marrón. Todo estaba siempre impoluto y brillante, por lo que mi tío cada vez iba menos a trabajar dejándome a mí al cargo.
Estaba cantando una de las canciones que me enseñó mi madre al mudarnos a Londres para conseguir que aprendiera a hablar inglés y colocando las macetas y ramos en la parte exterior para llamar la atención de los transeúntes como siempre me había dicho su tío, cuando le vi entrar con su típico bastón. Sonreí y me acerque a ayudarle pues ya estaba mayor, se sentó en el banco de madera cercano al mostrador y se puso a arreglar flores como siempre que venía a visitarme. Me fui a la trastienda a coger algunas cuerdas para atar los ramos cuando escuché los gritos de mi tío y otro hombre, salí corriendo viendo a mi tío con el bastón en alto intentando alcanzar al que parecía un cliente, adinerado además. Un par de guardias entraron enseguida para sujetarle mientras me acerqué -¡TÍO!- tiré de él alejándonos a ambos de la policía -¿Qué haces?- era un hombre sumamente tranquilo y amigable así que supuse que ese hombre enfundado en sus ropas caras debía haberle provocado para que sucediera algo así. -Es él- simplemente me señaló al individuo como explicación a todo. Mis ojos volaron hasta él encontrándome al responsable de la antes mencionada expulsión.
Por un momento no pude dejar de mirarle en silencio, esperando alguna palabra con sentido que decir, pero no encontré ninguna por lo que simplemente pregunté -¿Qué hace usted aquí?- delante de esos hombres de uniforme no podía hablar y expresarme con toda la claridad que deseaba asique esperé a que salieran al ver que no había más problemas. -¿Cómo tiene la poca vergüenza de plantarse aquí después de lo que ocurrió?- deseaba golpearle pero se detuvo a medio camino mirándole con fiereza.
Dejando el odio que sentía hacia él de lado, seguía teniendo algo que la atraía sobre manera, podían ser los ojos azules o su manera de mirarme, no lo sabía pero la atracción no me ponía nada fácil echarle en cara todo lo que llevaba dentro desde hacía tanto.
Estaba cantando una de las canciones que me enseñó mi madre al mudarnos a Londres para conseguir que aprendiera a hablar inglés y colocando las macetas y ramos en la parte exterior para llamar la atención de los transeúntes como siempre me había dicho su tío, cuando le vi entrar con su típico bastón. Sonreí y me acerque a ayudarle pues ya estaba mayor, se sentó en el banco de madera cercano al mostrador y se puso a arreglar flores como siempre que venía a visitarme. Me fui a la trastienda a coger algunas cuerdas para atar los ramos cuando escuché los gritos de mi tío y otro hombre, salí corriendo viendo a mi tío con el bastón en alto intentando alcanzar al que parecía un cliente, adinerado además. Un par de guardias entraron enseguida para sujetarle mientras me acerqué -¡TÍO!- tiré de él alejándonos a ambos de la policía -¿Qué haces?- era un hombre sumamente tranquilo y amigable así que supuse que ese hombre enfundado en sus ropas caras debía haberle provocado para que sucediera algo así. -Es él- simplemente me señaló al individuo como explicación a todo. Mis ojos volaron hasta él encontrándome al responsable de la antes mencionada expulsión.
Por un momento no pude dejar de mirarle en silencio, esperando alguna palabra con sentido que decir, pero no encontré ninguna por lo que simplemente pregunté -¿Qué hace usted aquí?- delante de esos hombres de uniforme no podía hablar y expresarme con toda la claridad que deseaba asique esperé a que salieran al ver que no había más problemas. -¿Cómo tiene la poca vergüenza de plantarse aquí después de lo que ocurrió?- deseaba golpearle pero se detuvo a medio camino mirándole con fiereza.
Dejando el odio que sentía hacia él de lado, seguía teniendo algo que la atraía sobre manera, podían ser los ojos azules o su manera de mirarme, no lo sabía pero la atracción no me ponía nada fácil echarle en cara todo lo que llevaba dentro desde hacía tanto.
Última edición por Valerie Denoir el Miér Sep 28, 2011 6:34 am, editado 1 vez
Valerie Denoir- Cambiante Clase Media
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
Se peino el pelo hacia atrás para ver mejor. El guardia le insistía en que se alejara del lugar pues podría ser peligroso. La verdad es que la situación le gustaba bastante y no pudo evitar sonreír a la chica de lado. Era ella, sin duda tal y como había reaccionado al verle a la cara. El anciano parecía ser su tío, aquel que vio en la entrega de premios que nunca se separaba de ella. Resoplo y se recoloco la ropa procurando que su aspecto no variase. Las ropas caras de la realeza ahora tenía que llevarlas junto con el tartán azul bajo su chaqueta de sastre color negro. Suspiro y la miro a los ojos divertido.
-Solamente me dispuse a ver que valían aquellas margaritas-señala el ramo de margaritas con el bastón sin estropear la decoración-Pero su anciano tío vino para romperme la columna vertebral al parecer-Sonrió abiertamente para después poner una cara seria, que fue posando sobre Valerie de arriba abajo.-Sigues igual de guapa-Dijo con una sonrisa aunque posiblemente aquellas palabras le sonaran al comienzo de alguna guerra celestial. Lo único que ella no sabe es que lo hizo por su bien, era su ahijada y bueno aun así estando fuera de la orden, la protegería igualmente-Que el recinto de tus flores, Valerie-Dijo calmado. Sabía defenderse contra las mujeres, de hecho tenía experiencia en ello. De todas maneras no iba a ser de mas y la miro a los ojos-Tengo un encargo que hacerles...si estáis dispuestos a colaborar claro-Dijo lentamente mientras-Me gustan como están las flores de acá-Dijo señalando a un recinto pequeño y miro a Valerie-Solo dime que puedo al menos...tener vuestra colaboración. Dijo viendo a Valerie y a su tio agarrado de ella. De algún modo, vio que los guardias se alejaban de él, pero aun estando cerca de Oliver. Toda esta nueva vida le estaba resultando algo dificil de llevar, pero poco a poco se iba acostumbrando.
-Solamente me dispuse a ver que valían aquellas margaritas-señala el ramo de margaritas con el bastón sin estropear la decoración-Pero su anciano tío vino para romperme la columna vertebral al parecer-Sonrió abiertamente para después poner una cara seria, que fue posando sobre Valerie de arriba abajo.-Sigues igual de guapa-Dijo con una sonrisa aunque posiblemente aquellas palabras le sonaran al comienzo de alguna guerra celestial. Lo único que ella no sabe es que lo hizo por su bien, era su ahijada y bueno aun así estando fuera de la orden, la protegería igualmente-Que el recinto de tus flores, Valerie-Dijo calmado. Sabía defenderse contra las mujeres, de hecho tenía experiencia en ello. De todas maneras no iba a ser de mas y la miro a los ojos-Tengo un encargo que hacerles...si estáis dispuestos a colaborar claro-Dijo lentamente mientras-Me gustan como están las flores de acá-Dijo señalando a un recinto pequeño y miro a Valerie-Solo dime que puedo al menos...tener vuestra colaboración. Dijo viendo a Valerie y a su tio agarrado de ella. De algún modo, vio que los guardias se alejaban de él, pero aun estando cerca de Oliver. Toda esta nueva vida le estaba resultando algo dificil de llevar, pero poco a poco se iba acostumbrando.
Oliver Lobhdain Douglas- Inquisidor Clase Alta
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
Analizando su ropa sentí la inferioridad de clases demasiado marcada, su traje perfecto, seguramente hecho a mano le hacía destacar allí donde iba. Yo en cambio con un vestido sencillo en tonos verdes y una flor en el pelo, más parecía una niña que jugaba a ser mayor que una dama con las que seguro estaba más que acostumbrado a codearse. Cada uno de esos pensamientos quedó a buen recaudo en mi mente sin dejar que se reflejara en mi rostro. Al contrario mi mandíbula tensada y los ojos fijos en los suyos mostraba una actitud desafiante y confiada. Alcé la cabeza cuando su mirada me recorrió tratando que percibiera una seguridad y confianza en mí misma que no iba a conseguir destruir con un par de trucos típicos en los hombres.
-Si mi tío hizo eso sabe perfectamente a que es debido–dije cortante sin ganas de charlas. Su aparente prepotencia me ponía de mal humor, evité reírme cuando se interesó por las flores que llenaban el lugar -No creo que el precio le importe así que dígame lo que quiere señor conde- dije arrastrando las palabras con ironía, hablándole de usted. Me separé de mi tío despacio y avancé hasta estar a un metro escaso de Oliver –Di que quieres, te lo venderé y listo.- Despejé el mostrador de los ramos sin acabar y posé ambas manos en él haciendo sonar las uñas sobre él. Miré con dulzura fingida a los guardias para que vieran que todo estaba bien y se alejaran del lugar, actuación que causó el efecto deseado pues salieron aunque no se alejaron mucho de la entrada.
No sabía que pensar, era muy extraño que de todas la floristerías de Paris hubiera ido a dar justo a la que yo cuidaba. Pero tampoco podía creer que hubiera ido a verme a mí, ¿por qué iba a hacer tal cosa? Era una locura, el juego que hizo en la Orden fue una apuesta y eso lo sabía, sabía que nunca le gustó de verdad asi que alejó esos pensamientos de su mente. Mi tío se puso a colocar, sin quitarnos un ojo de encima, las macetas cercanas a las ventanas. Mientras yo esperaba la reacción y explicación de Oliver, ¿por qué era tan guapo? Sería mucho más fácil odiarle si no me gustara tanto, ¿sería también su carácter que me hacía rabiar lo que me gustaba? No lo sabía pero en todo caso no importaba, ese juego nunca llegaría. Y menos tras la Orden Escarlata. Si había una cosa que teníamos las personas escasas de dinero, era orgullo.
Recogí un cuadernillo y una pluma para escribir el supuesto pedido de Oliver, al menos conseguiría dinero gracias a él. Sonreí para mis adentros y clavé mi mirada en él de nuevo algo impaciente.
-Si mi tío hizo eso sabe perfectamente a que es debido–dije cortante sin ganas de charlas. Su aparente prepotencia me ponía de mal humor, evité reírme cuando se interesó por las flores que llenaban el lugar -No creo que el precio le importe así que dígame lo que quiere señor conde- dije arrastrando las palabras con ironía, hablándole de usted. Me separé de mi tío despacio y avancé hasta estar a un metro escaso de Oliver –Di que quieres, te lo venderé y listo.- Despejé el mostrador de los ramos sin acabar y posé ambas manos en él haciendo sonar las uñas sobre él. Miré con dulzura fingida a los guardias para que vieran que todo estaba bien y se alejaran del lugar, actuación que causó el efecto deseado pues salieron aunque no se alejaron mucho de la entrada.
No sabía que pensar, era muy extraño que de todas la floristerías de Paris hubiera ido a dar justo a la que yo cuidaba. Pero tampoco podía creer que hubiera ido a verme a mí, ¿por qué iba a hacer tal cosa? Era una locura, el juego que hizo en la Orden fue una apuesta y eso lo sabía, sabía que nunca le gustó de verdad asi que alejó esos pensamientos de su mente. Mi tío se puso a colocar, sin quitarnos un ojo de encima, las macetas cercanas a las ventanas. Mientras yo esperaba la reacción y explicación de Oliver, ¿por qué era tan guapo? Sería mucho más fácil odiarle si no me gustara tanto, ¿sería también su carácter que me hacía rabiar lo que me gustaba? No lo sabía pero en todo caso no importaba, ese juego nunca llegaría. Y menos tras la Orden Escarlata. Si había una cosa que teníamos las personas escasas de dinero, era orgullo.
Recogí un cuadernillo y una pluma para escribir el supuesto pedido de Oliver, al menos conseguiría dinero gracias a él. Sonreí para mis adentros y clavé mi mirada en él de nuevo algo impaciente.
Valerie Denoir- Cambiante Clase Media
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
El condenado tío de Valerie los miraba con tres ojos, literalmente claro. Oliver se acerco hasta el mostrador y coloco su bastón sobre el mostrador a media distancia del cuaderno de notas de Valerie. Sonrio ampliamente y miro por toda la tienda las diversas plantas que habia, observandolas una a una, para después posar su vista en la de Valerie.-Quiero....unos rosales de rosa roja, unas petunias, varios geranios y alguna hiedra o algo que adorne los ventanales-Dijo directamente sin perder la vista de los ojos de Valerie. La gente parecía entrar sin darse cuenta de la presencia de Oliver, de la presencia y poder de un Conde, pero claro, nadie tenia porque conocerlo y eso le parecia una idea estupenda. No queria volverse un antipatico para ahora que todos se alejaran de él, pero creyo entender a su padre en ese instante al haberse ido de la sangre real hace bastante tiempo, pero él no era un cobarde, el era el descendiente de un clan ancestral escoces que ha permanecido vigente desde hace mucho tiempo atras. Miró nervioso a Valerie, después a la gente. Puso su vista en los guardias que permanecían en la entrada, vigilando de que nada raro pasara y en cuanto una señora de aspecto agradable se acerco al mostrador, este miró a Valerie con un aire decepcionado, cogió su baston del mostrador y salió lentamente del establecimiento en busca de..."algo" Salió de la tienda con el ceño fruncido, salió violentamente andando a paso ligero por la calle, golpeando su bastón poco a poco contra la piedra del suelo. Ignoraba las reverencias de la gente, sus miradas de asombro ¿Que le pasaba? ¿Acaso atraía todas las miradas de los Parisinos y la de Valerie no? ¿Porque se hizo esa pregunta? -Mierda.....-Se olvido de la respuesta de Valerie a su pedido, pero volvio a caminar camino recto hasta que se encontro en una plaza que al parecer, estaba desierta aunque solo estaba una niña que en cuanto lo vio, se lanzo a sus brazos.
-¡OLIVER!-El sonido de la voz de aquella niña le hizo volver en si. Miró hacia abajo y pretendia apartarla de su lado, pero algo en su mente cambió, del odio paso a la verguenza y de la verguenza al recuerdo olvidado. Persefone, la niña que salvo aquella noche embrujada y que la cuidaba bajo el amparo de su protección. Desde que habia dejado de ir a la iglesia para ocuparse de sus relaciones y ahora de su cargo, se le olvido pasar a saludar. Se agacho a la altura de la niña y la abrazo fuertemente contra si, para despues mirarla a los ojos.-¡Persefone!-Dijo con una sonrisa amplia en su rostro. Había pasado mucho tiempo, ahora, al parecer Persefone estaba con una mujer que la cuidaba en lugar de él. Saludo a la mujer con una leve inclinacion de cabeza y miro a Persefone-Oye...-sonreia mucho-Mirate cuanto has crecido desde que me fui....-Sonrio abiertamente, casi a punto de desbordarse de la emoción de aquel instante-¿Qué tal todo?-Dijo con ganas de saber de ella, pero le miraba con una sonrisa en los ojos para luego posarla en alguien que habia detrás suya. Oliver se levanto, puso a Persefone pegado a él y en cuanto se giro vio que era Valerie. Suspiro aliviado de que no fuera nadie extraño, aunque Valerie había adquirido un caracter bastante tosco como para ser el de una dama. Sonrio levemente, escondiendo a Persefone detrás suya y la niña agarrada de su mano.
-Ho....Hola Valerie-Dijo entrecortadamente de repente sin querer. Algo pasaba, Persefone tiraba de la mano de Oliver para captar su atención y que este le diera un apreton como respuesta.
-¡OLIVER!-El sonido de la voz de aquella niña le hizo volver en si. Miró hacia abajo y pretendia apartarla de su lado, pero algo en su mente cambió, del odio paso a la verguenza y de la verguenza al recuerdo olvidado. Persefone, la niña que salvo aquella noche embrujada y que la cuidaba bajo el amparo de su protección. Desde que habia dejado de ir a la iglesia para ocuparse de sus relaciones y ahora de su cargo, se le olvido pasar a saludar. Se agacho a la altura de la niña y la abrazo fuertemente contra si, para despues mirarla a los ojos.-¡Persefone!-Dijo con una sonrisa amplia en su rostro. Había pasado mucho tiempo, ahora, al parecer Persefone estaba con una mujer que la cuidaba en lugar de él. Saludo a la mujer con una leve inclinacion de cabeza y miro a Persefone-Oye...-sonreia mucho-Mirate cuanto has crecido desde que me fui....-Sonrio abiertamente, casi a punto de desbordarse de la emoción de aquel instante-¿Qué tal todo?-Dijo con ganas de saber de ella, pero le miraba con una sonrisa en los ojos para luego posarla en alguien que habia detrás suya. Oliver se levanto, puso a Persefone pegado a él y en cuanto se giro vio que era Valerie. Suspiro aliviado de que no fuera nadie extraño, aunque Valerie había adquirido un caracter bastante tosco como para ser el de una dama. Sonrio levemente, escondiendo a Persefone detrás suya y la niña agarrada de su mano.
-Ho....Hola Valerie-Dijo entrecortadamente de repente sin querer. Algo pasaba, Persefone tiraba de la mano de Oliver para captar su atención y que este le diera un apreton como respuesta.
Oliver Lobhdain Douglas- Inquisidor Clase Alta
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
Le miré directamente a los ojos aunque para mi fuera una tarea ardua, sin que se notaran las dudas que crecían por momentos en mi mente. No entendía casi nada de esa visita pero me negaba a mi misma la simple idea de que hubiera ido para verme aunque sus ojos no desvelaran maldad alguna. Simplemente me limité a tomar nota de lo que quería, a medida que iba enumerando las cosas que necesitaba, pero cuando fui a preguntar cuantas unidades precisaba una mujer ya conocida para mi pues iba casi todas las semanas a comprar algo, entró en la floristería cosa que para mi asombró espantó a Oliver haciendo que saliera del establecimiento a pasos rápidos. Me quedé allí plantada con el cuaderno encima del mostrador y el lápiz en la mano. -Tío, encárgate de atender a Evángeline ¿quieres? – esperé a que se acercara para no dejarla sola y cogiendo el cuaderno salí buscando con la mirada a Oliver. Realmente no sabía el motivo de por qué le estaba siguiendo, lo más fácil sería quedarse en la tienda y dejar que desapareciera de nuevo, una vez más. Además era él el que me había fallado ahora por segunda vez habiéndose ido de la tienda.
Negué con la cabeza mientras le seguía por la acera sorteando gente, tropecé con uno de los bordillos estando a punto de caer, con la ayuda de un caballero y mi correspondiente sonrojo conseguí mantener el equilibrio y seguir mi camino. Me detuve a cierta distancia cuando le vio agachado, anduvo un par de metros para ver a qué se debía que se hubiera detenido. Para mi sorpresa le encontré hablando con una niña pequeña, cogí aire avanzando hacia ellos despacio. Cuando noté la mirada de la pequeña sobre ella supe que Oliver no tardaría en girarse -Hola de nuevo Oliver, lo siento no quiero interrumpir nada.- aclaré mirándole tratando de no sonar dulce a causa de la simpatía que sentía por los niños pequeños.
Me agaché ignorando momentáneamente a Oliver y sonreí a la pequeña que se escondía tras las piernas del cazador. Quité la flor que tenía colocada en mi pelo y se la ofrecí, guiñándola un ojo- A vos os quedará mejor princesa- esperé a que la cogiera alegre y me volví a colocar frente a Oliver cambiando mi rostro una vez más- Si de verdad quiere hacer un pedido Conde, debería especificar cuantas flores quieres, ¿no cree? –dije con un tono lineal, odiándome a mi misma por no poder dejar de mirar sus ojos. Realmente tenía algo que me gustaba, ¿pero por qué? Sacudí mi cabeza disimulando como si me estuviera colocando el pelo.
Cogió a la niña en brazos que jugaba con la flor tratando de ponerla en su melenita como la tenía yo antes de darla, no pude evitar reír y acercarme; aunque algo sonrojada por la cercanía que eso suponía con Oliver; para colocársela yo misma de forma que la quedaba posada sobre la oreja tapando el tallo luego con el pelo-Listo- acaricié su mejilla con un dedo y di un paso atrás esperando lo que Oliver tuviera que decirme, respecto al pedido o cualquier cosa.
Negué con la cabeza mientras le seguía por la acera sorteando gente, tropecé con uno de los bordillos estando a punto de caer, con la ayuda de un caballero y mi correspondiente sonrojo conseguí mantener el equilibrio y seguir mi camino. Me detuve a cierta distancia cuando le vio agachado, anduvo un par de metros para ver a qué se debía que se hubiera detenido. Para mi sorpresa le encontré hablando con una niña pequeña, cogí aire avanzando hacia ellos despacio. Cuando noté la mirada de la pequeña sobre ella supe que Oliver no tardaría en girarse -Hola de nuevo Oliver, lo siento no quiero interrumpir nada.- aclaré mirándole tratando de no sonar dulce a causa de la simpatía que sentía por los niños pequeños.
Me agaché ignorando momentáneamente a Oliver y sonreí a la pequeña que se escondía tras las piernas del cazador. Quité la flor que tenía colocada en mi pelo y se la ofrecí, guiñándola un ojo- A vos os quedará mejor princesa- esperé a que la cogiera alegre y me volví a colocar frente a Oliver cambiando mi rostro una vez más- Si de verdad quiere hacer un pedido Conde, debería especificar cuantas flores quieres, ¿no cree? –dije con un tono lineal, odiándome a mi misma por no poder dejar de mirar sus ojos. Realmente tenía algo que me gustaba, ¿pero por qué? Sacudí mi cabeza disimulando como si me estuviera colocando el pelo.
Cogió a la niña en brazos que jugaba con la flor tratando de ponerla en su melenita como la tenía yo antes de darla, no pude evitar reír y acercarme; aunque algo sonrojada por la cercanía que eso suponía con Oliver; para colocársela yo misma de forma que la quedaba posada sobre la oreja tapando el tallo luego con el pelo-Listo- acaricié su mejilla con un dedo y di un paso atrás esperando lo que Oliver tuviera que decirme, respecto al pedido o cualquier cosa.
Valerie Denoir- Cambiante Clase Media
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
Negaba con la cabeza hasta que vio acercarse a la niña para tenderle la flore y como confiada que era, Persefone, aceptaba todo lo que le dieran, hasta que se hartara de ello, pero las flores era algo por lo que sentía gran devoción. Oliver miro a Persefone la cual esta le miro raro en cuanto Valerie dijo lo de Conde. Se lamio los labios mirando a Persefone de un modo bastante intranquilo, pero esta alzo los brazos para que lo cogiera en brazos. Oliver suspiro aliviado y entonces cogió a Persefone en brazos, le coloco la flor torpemente hasta que vio las habilidosas manos de Valerie sobre aquella flor cual recolocaba en la oreja de Persefone. Miro a Valerie a los ojos y Oliver hizo lo mismo-La verdad es que no tengo una cifra fija, algo no muy elevado a lo que podríamos decir de una gran cantidad de flora en mi residencia.-Hizo una pausa a lo que se refería al cargo de las flores, pero estaba interesado en algo más que en unas flores-Y ahora que lo pienso soy un poco torpe en lo que se refiere a la jardinería, tengo a Persefone que también le gusta eso de las flores, pero creo que necesitaría una mano mas experimentada para que cuide de mi jardín...¿no crees?-Volvio a dejar a Persefone en el suelo, pero le cogio de la mano para no volver a perderla de vista, todo esto mientras miraba a Valerie fijamente a los ojos con el rostro serio pues hace unos instantes parecia haberle molestado.
-Si tienes mucho trabajo, deberias volver-Le dijo antes de mirar a Persefone-Porque ya veo tus pocas ganas de aternderme al parecer...-Las palabras salieron lineales una detras de otra, como si fuera una cola de silabas y vocales con el mismo tono de voz aburrido. Al principio, no quiso entrar en aquella floristeria aun sabiendo de las consecuencias si entraba en ella y sin saber como, el destino le hizo estar al lado de las mujeres mas bellas, su antigua amiga, Valerie y la niña que acogio en su seno en secreto, en la que aquella noche salio a pasear bajo la luz de la luna en busca de un poco de practica. Miro a Persefone y después a Valerie. Volvio su mirada a Persefone cuando se fue separando de él, para acercarse a Valerie y esta tiraba de la manga de su vestido, intentando captar su atencion al igual que le decia que se agachara-Oiga...Oiga....-Dijo Persefone con aquella voz infantil que le salia tan facilmente.
Oliver alzo una ceja, observando con cuidado a Persefone por si le decia cualquier cosa sospechosa que pudiera dejarlo en evidencia-Oliver es tonto....-Oliver se cruzo de brazos lentamente mientras mantenia su mirada fija en Persefone, pasando de la incredulidad a un estado de alarma-A lo mejor....-elevo sus pequeños pies para acercarse al oido de Valerie-Querra hacer un pedido en el que venga usted incluida Madame....-Dijo entre susurros en el oido de Valerie, volviendo a poner los talones sobre el suelo de la calle en la que el trio se encontraba. En cambio, Oliver ahora la miraba con el ceño fruncido, con un cierto rubor en las mejillas pero se apresuro a abrir la boca para protestar, pero se cerro al instante en cuanto fue agarrado del cuello por Persefone despues del salto que dio de vuelta para engancharse en sus brazos. Este rodeo el pequeño cuerpo de Persefone para sujetarla en brazos de nuevo. Suspiro un poco irritado por tener que soportar las consecuencias de las palabras de Persefone, pero en realidad ¿Era eso lo que queria Oliver? ¿O no? La verdad no sabia que pensar y si aceptaba tendria mucho tiempo para intentar que le perdonara por lo que hizo aquella noche en la Orden, se lo explicaria todo.
-Si tienes mucho trabajo, deberias volver-Le dijo antes de mirar a Persefone-Porque ya veo tus pocas ganas de aternderme al parecer...-Las palabras salieron lineales una detras de otra, como si fuera una cola de silabas y vocales con el mismo tono de voz aburrido. Al principio, no quiso entrar en aquella floristeria aun sabiendo de las consecuencias si entraba en ella y sin saber como, el destino le hizo estar al lado de las mujeres mas bellas, su antigua amiga, Valerie y la niña que acogio en su seno en secreto, en la que aquella noche salio a pasear bajo la luz de la luna en busca de un poco de practica. Miro a Persefone y después a Valerie. Volvio su mirada a Persefone cuando se fue separando de él, para acercarse a Valerie y esta tiraba de la manga de su vestido, intentando captar su atencion al igual que le decia que se agachara-Oiga...Oiga....-Dijo Persefone con aquella voz infantil que le salia tan facilmente.
Oliver alzo una ceja, observando con cuidado a Persefone por si le decia cualquier cosa sospechosa que pudiera dejarlo en evidencia-Oliver es tonto....-Oliver se cruzo de brazos lentamente mientras mantenia su mirada fija en Persefone, pasando de la incredulidad a un estado de alarma-A lo mejor....-elevo sus pequeños pies para acercarse al oido de Valerie-Querra hacer un pedido en el que venga usted incluida Madame....-Dijo entre susurros en el oido de Valerie, volviendo a poner los talones sobre el suelo de la calle en la que el trio se encontraba. En cambio, Oliver ahora la miraba con el ceño fruncido, con un cierto rubor en las mejillas pero se apresuro a abrir la boca para protestar, pero se cerro al instante en cuanto fue agarrado del cuello por Persefone despues del salto que dio de vuelta para engancharse en sus brazos. Este rodeo el pequeño cuerpo de Persefone para sujetarla en brazos de nuevo. Suspiro un poco irritado por tener que soportar las consecuencias de las palabras de Persefone, pero en realidad ¿Era eso lo que queria Oliver? ¿O no? La verdad no sabia que pensar y si aceptaba tendria mucho tiempo para intentar que le perdonara por lo que hizo aquella noche en la Orden, se lo explicaria todo.
Oliver Lobhdain Douglas- Inquisidor Clase Alta
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
La pequeña Perséfone era realmente una niña deliciosa, suavizaría el carácter y el mal humor de cualquiera por muy rudo o enfadado que estuviera. Y no era difícil sacarme una sonrisa por lo que la miré divertida por las muecas que dedicaba a Oliver, que no hacía más que atenderla y mimarla. Estaba viendo entre él y la niña una relación que nunca hubiera creído posible de no tenerlo ante mis ojos. Miré a Oliver aún con la sonrisa que me hacía sacar Perséfone, escuchando atenta los detalles sobre las flores que quería para su jardín, sin quedarme muy claro el número de ejemplares que requería aquello. Mi cara se ladeó de forma leve al entender entre las palabras que ahora dedicaba a la pequeña, que precisaba de alguien para que cuidara en inmenso jardín que debía tener, ¿acaso me estaba ofreciendo ese trabajo a mi?
-No es que tenga pocas ganas de atenderte, es que el lugar en el que atiendo a la gente está a una calle de aquí, en mi floristería– atajé para hacerle ver que en realidad quien había ido tras él era yo y no al revés. Ignorando ese tono que pretendía ser pasivo cuando en realidad había algo más tras todo aquello que no acababa de comprender. Le miré a los ojos, pero sin poder sacar de ellos ni rastro de al información que se negaba a darme, hasta que la pequeña hizo que me agachara a su lado para contarme algo son suma importancia al parecer, lo que hizo que me riera levemente y la mirara divertida –Dime princesa- la cogí las diminutas manos que tenía entre las mías animándola a continuar. Sin poder contener una carcajada al escuchar sus primeras palabras refiriéndose a Oliver, pero mantuve mi boca cerrada para que continuara viendo por el rabillo del ojo a Oliver no muy contento, cosa que hizo que me gustara más esa pequeñaja que me hablaba como si me conociera de toda la vida. Para nada me esperaba la explicación que me dio Perséfone de la solicitud indirecta de Oliver a que trabajara para él en el jardín de su casa, por lo que simplemente miré a la niña alejarse de mi de nuevo mientras me levantaba. Para mi desgracia, mis mejillas (como era costumbre en ellas) respondieron antes que yo misma a esa insinuación, poniéndose bastante sonrojadas.
- Am..- valoró la situación tratando de ser objetiva, pero el rubor que también manifestaba Oliver nubló su mente impidiéndola pensar con claridad, por lo que se arriesgó con la respuesta, sintiendo que estaba saltando al vacío con aquella decisión- vale, arreglaré y cuidaré de tu jardín– las palabras salieron de su boca como si otra persona las hubiera puesto ahí. -Ahora debo volver a la tienda, si quieres enseñarme mi nuevo lugar de trabajo ve alli a buscarme en media hora.- Mi mirada se detuvo en sus ojos, sin rastro de miedo ante la idea, casi retándole a que fuera a buscarme, no sabía que me hacía comportar asi aunque supuse que era una manera de protección al no saber porque me gustaba ese hombre que no había hecho otra cosa que dañarme. Sonreí levemente aún mirándole pasando luego la vista a Perséfone -Princesa, ya veremos por qué me ha pedido eso, ¿vale? Espero verte pronto-Besé su frente con cariño y tras una inclinación de cabeza hacia Oliver me dirigí a la floristería dando vueltas y más vueltas a mi cabeza antes de explicarle a mi tío, toda la situación. Con cierto grado de agobio me senté tras el mostrador, sin tan siquiera saber si Oliver iría o no a buscarme.
-No es que tenga pocas ganas de atenderte, es que el lugar en el que atiendo a la gente está a una calle de aquí, en mi floristería– atajé para hacerle ver que en realidad quien había ido tras él era yo y no al revés. Ignorando ese tono que pretendía ser pasivo cuando en realidad había algo más tras todo aquello que no acababa de comprender. Le miré a los ojos, pero sin poder sacar de ellos ni rastro de al información que se negaba a darme, hasta que la pequeña hizo que me agachara a su lado para contarme algo son suma importancia al parecer, lo que hizo que me riera levemente y la mirara divertida –Dime princesa- la cogí las diminutas manos que tenía entre las mías animándola a continuar. Sin poder contener una carcajada al escuchar sus primeras palabras refiriéndose a Oliver, pero mantuve mi boca cerrada para que continuara viendo por el rabillo del ojo a Oliver no muy contento, cosa que hizo que me gustara más esa pequeñaja que me hablaba como si me conociera de toda la vida. Para nada me esperaba la explicación que me dio Perséfone de la solicitud indirecta de Oliver a que trabajara para él en el jardín de su casa, por lo que simplemente miré a la niña alejarse de mi de nuevo mientras me levantaba. Para mi desgracia, mis mejillas (como era costumbre en ellas) respondieron antes que yo misma a esa insinuación, poniéndose bastante sonrojadas.
- Am..- valoró la situación tratando de ser objetiva, pero el rubor que también manifestaba Oliver nubló su mente impidiéndola pensar con claridad, por lo que se arriesgó con la respuesta, sintiendo que estaba saltando al vacío con aquella decisión- vale, arreglaré y cuidaré de tu jardín– las palabras salieron de su boca como si otra persona las hubiera puesto ahí. -Ahora debo volver a la tienda, si quieres enseñarme mi nuevo lugar de trabajo ve alli a buscarme en media hora.- Mi mirada se detuvo en sus ojos, sin rastro de miedo ante la idea, casi retándole a que fuera a buscarme, no sabía que me hacía comportar asi aunque supuse que era una manera de protección al no saber porque me gustaba ese hombre que no había hecho otra cosa que dañarme. Sonreí levemente aún mirándole pasando luego la vista a Perséfone -Princesa, ya veremos por qué me ha pedido eso, ¿vale? Espero verte pronto-Besé su frente con cariño y tras una inclinación de cabeza hacia Oliver me dirigí a la floristería dando vueltas y más vueltas a mi cabeza antes de explicarle a mi tío, toda la situación. Con cierto grado de agobio me senté tras el mostrador, sin tan siquiera saber si Oliver iría o no a buscarme.
Valerie Denoir- Cambiante Clase Media
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
¿Qué fuera detrás de ella? ¿Dentro de media hora?-¡Perséfone!-Claro como si fuera él un pez en el agua y tuviera que ir tras el anzuelo. Él era alguien muy tranquilo como para picar el anzuelo-¡Perséfone!-La niña que había estado con ambos hace unos instantes siguió al parecer a Valerie, de lejos pero ahora el estaba solo en mitad de la calle, para tener que ir finalmente a la búsqueda de dichas flores devoradoras de hombres. En cierto modo, cuando maduraban si eran peligrosas, las más temidas en el mercado del amor y de la seducción. Cuanto más bellas, más peligrosas eran y eso le aterraba, tener que enredarse entre las enredaderas de aquellas flores silvestres. Iba pensando en cosas ciertas en las que podría dar pleno en una sola tirada. Perséfone fue demasiado deprisa, ahora no sabía dónde estaba la tienda de Valerie, con lo que un tirón en la cinturilla de su pantalón hizo que se girara y viera la cara divertida de la pequeña-Vaya vaya... ¿se puede saber cuánto has estado entrenando en mi ausencia que ahora eres...-hizo movimientos como si se tratase de un karateka-....un ninja en mitad de una infiltración?-Dijo finalmente para agacharse a la altura de Perséfone.
-Eres a veces un hombre raro y como sigas así, nadie, repito nadie se te va a acercar-Sentencio como si se fuera a cumplir de verdad, como si las palabras de la pequeña fueran a convertirse en realidad-Bueno, eso no se sabe...Quizás las cosas cambien...tan solo debo explicarle los motivos de lo que paso..-Fue interrumpido por la mano de Perséfone sobre sus labios-Lo menos que nos gusta a las mujeres es que nos mientan, que se burlen de nosotras-Oliver cogió con dulzura la mano de Perséfone y se la quito de los labios-¿De dónde sacas eso? Pareces una chismosa de prensa del corazón...-volvió a incorporarse de pie tendió la mano para que la niña la cogiera, la cogió y ambos fueron directos a encontrarse con Valerie nuevamente-¿Qué pasó Oliver?-Caminaban un poco mas y este se paro delante del escaparate de la floristería-Nada...que tenga solución ahora...-miro tranquilo a la niña, suspiro mirando al frente, un poco nervioso quizás, pero no tenía nada que perder si no lo intentaba-¿Valerie? ¿Estás?-Entró en la tienda y para su sorpresa, algo había pasado, pues los habían encontrado recogiendo la tienda que estaba patas arriba.
-Eres a veces un hombre raro y como sigas así, nadie, repito nadie se te va a acercar-Sentencio como si se fuera a cumplir de verdad, como si las palabras de la pequeña fueran a convertirse en realidad-Bueno, eso no se sabe...Quizás las cosas cambien...tan solo debo explicarle los motivos de lo que paso..-Fue interrumpido por la mano de Perséfone sobre sus labios-Lo menos que nos gusta a las mujeres es que nos mientan, que se burlen de nosotras-Oliver cogió con dulzura la mano de Perséfone y se la quito de los labios-¿De dónde sacas eso? Pareces una chismosa de prensa del corazón...-volvió a incorporarse de pie tendió la mano para que la niña la cogiera, la cogió y ambos fueron directos a encontrarse con Valerie nuevamente-¿Qué pasó Oliver?-Caminaban un poco mas y este se paro delante del escaparate de la floristería-Nada...que tenga solución ahora...-miro tranquilo a la niña, suspiro mirando al frente, un poco nervioso quizás, pero no tenía nada que perder si no lo intentaba-¿Valerie? ¿Estás?-Entró en la tienda y para su sorpresa, algo había pasado, pues los habían encontrado recogiendo la tienda que estaba patas arriba.
Oliver Lobhdain Douglas- Inquisidor Clase Alta
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
No habían pasado ni cinco minutos desde que había contado todo a mi tío, que no parecía muy contento con todo aquello, cuando entraron los mismos hombre que habían tratado de proteger a Oliver cuando entró a la floristería preguntando por él. Como era lógico les dije que la última vez que le había visto hacia escasos minutos estaba en una de las calles cercanas, en una plazoleta. No sé si es que me vieron como un problema potencial para su seguridad o que querían pagar con alguien el hecho de haberle perdido de vista pero cuando no les pude dar más explicaciones que esas arremetieron contra mi tío tirándole con facilidad al suelo rompiendo una de las mesas del pequeño local. Rápidamente me puse entre él y los dos hombres tratando de darle tiempo a levantar su cuerpo del suelo, maldiciendo para mis adentros que fueran tan grandes, era obvio que no podía contra esos dos sola, pero al menos intentaría que no mataran a mi tío a golpes.
Arremetí contra uno de ellos dando un rodillazo en sus partes aprovechando su esperando encogimiento para tirarle al suelo mientras huía del otro corriendo y tirando cosas a mi paso, para hacerle caer como podía, por toda la floristería. Fue en una de esas vueltas a todo correr, casi derrapando cuando vi por una de las ventanitas a Oliver con Perséfone, al igual que el hombre que me perseguía no se muy bien para qué realmente. Ayudó a levantarse al otro, aun dolorido, y salieron a toda prisa por la puerta de la trastienda. Suspiré al igual que mi tío al ver la cantidad de destrozos que habíamos causado en n momento, poniéndonos a recoger al instante. Justo para ese momento fue cuando Oliver, se dignó entrar por la puerta.
- Vaya seguridad tienes, ¿eh?- dije simplemente subiendo las macetas que no se habían partido a la mesa y dejando los trozos amontonados en el suelo para barrerlos después. - Los dos hombre que te acompañaban, los que supongo deben protegerte han pagado con nosotros su incompetencia- sabía que no era culpa de Oliver pero como siempre pagaban los platos rotos los pobres. Retiré el pelo de mi cara agobiada por el coste que tendría reparar todo aquello y volver a trabajar con normalidad. Mi tío re retiró a la trastienda para guardar cosas, evitando así soltar alguna burrada a Oliver. Pensándolo bien… -No dejaré esto asi, quiero que esos dos hombres paguen esto. Ha sido culpa suya y ellos deben enmendar su error. En caso contrario no iré a cuidar tu jardín- un poco de chantaje (sabía que tenia ese poder con Oliver, aunque no la razón) estaba bien por una vez. Mis mejillas se tiñeron de rojo al ver su mirada clavarse en mis ojos, por lo que bajé la mirada sin aguantar la tensión del momento.
Me encaminé al mostrador de nuevo pero esta vez para poder recoger mi pelo, frente al espejo que allí se encontraba, en una coleta alta impidiendo asi que se me cruzara más en la cara. Le miré algo más tranquila esperando su respuesta, deseando que se hiciera cargo de ellos y poder ir con él, ¿por qué quería eso? Creía saber la respuesta pero era tan antinatural después de la historia entre ambos que seguía nerviosa y confusa con todo aquello.
Arremetí contra uno de ellos dando un rodillazo en sus partes aprovechando su esperando encogimiento para tirarle al suelo mientras huía del otro corriendo y tirando cosas a mi paso, para hacerle caer como podía, por toda la floristería. Fue en una de esas vueltas a todo correr, casi derrapando cuando vi por una de las ventanitas a Oliver con Perséfone, al igual que el hombre que me perseguía no se muy bien para qué realmente. Ayudó a levantarse al otro, aun dolorido, y salieron a toda prisa por la puerta de la trastienda. Suspiré al igual que mi tío al ver la cantidad de destrozos que habíamos causado en n momento, poniéndonos a recoger al instante. Justo para ese momento fue cuando Oliver, se dignó entrar por la puerta.
- Vaya seguridad tienes, ¿eh?- dije simplemente subiendo las macetas que no se habían partido a la mesa y dejando los trozos amontonados en el suelo para barrerlos después. - Los dos hombre que te acompañaban, los que supongo deben protegerte han pagado con nosotros su incompetencia- sabía que no era culpa de Oliver pero como siempre pagaban los platos rotos los pobres. Retiré el pelo de mi cara agobiada por el coste que tendría reparar todo aquello y volver a trabajar con normalidad. Mi tío re retiró a la trastienda para guardar cosas, evitando así soltar alguna burrada a Oliver. Pensándolo bien… -No dejaré esto asi, quiero que esos dos hombres paguen esto. Ha sido culpa suya y ellos deben enmendar su error. En caso contrario no iré a cuidar tu jardín- un poco de chantaje (sabía que tenia ese poder con Oliver, aunque no la razón) estaba bien por una vez. Mis mejillas se tiñeron de rojo al ver su mirada clavarse en mis ojos, por lo que bajé la mirada sin aguantar la tensión del momento.
Me encaminé al mostrador de nuevo pero esta vez para poder recoger mi pelo, frente al espejo que allí se encontraba, en una coleta alta impidiendo asi que se me cruzara más en la cara. Le miré algo más tranquila esperando su respuesta, deseando que se hiciera cargo de ellos y poder ir con él, ¿por qué quería eso? Creía saber la respuesta pero era tan antinatural después de la historia entre ambos que seguía nerviosa y confusa con todo aquello.
Valerie Denoir- Cambiante Clase Media
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
Aquellas palabras sarcásticas de Valerie hicieron que se divirtiera desde hace mucho, pero se lo guardo para sí mismo-No me puedo creer Oli, que tú mismo tengas a gente tan bruta, destruyendo una naturaleza tan bella como las flores-Persefone, pisoteo el pie de Oliver, al que este dio un brinco en el sitio para después soltar un quejido-¡Basta! ¡A pesar de que eres un adulto, te comportas como un pequeñajo!-Se acerco hasta Valerie para darla un abrazo por sus piernas-Disculpa por lo que los brutos de Oliver han hecho a un sitio que es tan bonito....-Oliver miraba a Perséfone como se amarraba a Valerie con esa inocencia, el también quería experimentar aquella sensación de abrazarla, pero por mucho, por su reputación, no iba a hacer misa.
-Bueno, Valerie, no es que te de opción alguna para que vayas o no a mi jardín a que lo arregles, te estoy diciendo, que tienes que ir...-dijo con firmeza, recalcando las últimas palabras-...y mis guardias o como quieras llamarlos, no tienen porque hacer nada, yo mismo...-saco un fajín de billetes y los dejo sobre el mostrador, mirando a Valerie con firmeza para después robarla un beso en sus labios. Se separo divertido y se alejo varios pasos hacia atrás, para poder mirar aquella reacción de la única mujer que le había hecho caso, exceptuando a su amiga Adele y a su hermana que hacía mucho que no tenía contacto con ella.
En cualquier caso, ahora estaba enfrente de dos mujeres. Una de ellas una sobrenatural, la otra no lo era, pero tenía madera de que una guerrera en su interior, luchaba por salir a flote tras esas mejillas inocentes llenas de un tímido rostro.-Con este fajín de billetes podrás reconstruir la tienda perfectamente-Sonrió de lado-...No me des las gracias, con ello tienes para reconstruir dos tiendas y comida para un año...-se recoloco la camisa, el abrigo y como si nada, salió de la tienda enfurruñado.
-Bueno, Valerie, no es que te de opción alguna para que vayas o no a mi jardín a que lo arregles, te estoy diciendo, que tienes que ir...-dijo con firmeza, recalcando las últimas palabras-...y mis guardias o como quieras llamarlos, no tienen porque hacer nada, yo mismo...-saco un fajín de billetes y los dejo sobre el mostrador, mirando a Valerie con firmeza para después robarla un beso en sus labios. Se separo divertido y se alejo varios pasos hacia atrás, para poder mirar aquella reacción de la única mujer que le había hecho caso, exceptuando a su amiga Adele y a su hermana que hacía mucho que no tenía contacto con ella.
En cualquier caso, ahora estaba enfrente de dos mujeres. Una de ellas una sobrenatural, la otra no lo era, pero tenía madera de que una guerrera en su interior, luchaba por salir a flote tras esas mejillas inocentes llenas de un tímido rostro.-Con este fajín de billetes podrás reconstruir la tienda perfectamente-Sonrió de lado-...No me des las gracias, con ello tienes para reconstruir dos tiendas y comida para un año...-se recoloco la camisa, el abrigo y como si nada, salió de la tienda enfurruñado.
Oliver Lobhdain Douglas- Inquisidor Clase Alta
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
Centré mi atención en Perséfone, reduciendo así mi enfado al verla tan pequeña y dulce enfrentarse a Oliver en mi defensa. Consiguiendo así sacarme una sonrisa cariñosa en cuanto se apegó a mis piernas, - Ya sé que no eres como él pequeña, pero ni tú ni yo podemos hacer que este hombre respete, por lo que jamás obligará a sus hombres a no pisar a los demás – posé la mano en su pelo acariciando su suave melena lentamente volviendo la tención a Oliver, con la misma dureza en la mirada. Por un momento dudé de su cara, pareciendo ver un toque de sonrisa al ver a Perséfone junto a mí, sin soltarme.
Me quedé pálida al escuchar las palabras frías y distantes de Oliver en cuanto a todo lo que había ocurrido por culpa de esos dos guardaespaldas que habían escapado antes de que pudiera verles su señor. -¿De qué estás hablando? No soy una de tus pobres sirvientes señor Conde- puse en su cargo toda la ironía que podía, me estaba empezando a enfadar otra vez y no podía permitírmelo , debía conseguir el dinero y el trabajo no me vendría mal. Menos tratándose de un hombre de la realeza.
Vi el dinero que depositaba en el mostrador e hice un gesto a mi tío que lo cogió con rapidez, con la misma que se acercó Oliver hasta mis labios, robándome un beso. Me quedé paralizada en el sitio mirándole, con una mezcla de enfado y confusión palpable en mi rostro. No podía soltar la mano para alcanzar su mejilla en un bofetón, ya que había retrocedido a tiempo y Perse me impedía avanzar hacia él.
- No tienes derecho a manejar a la gente como si fueran juguetes Oliver –miré a mi tío para ver si había presenciado la escena, y al comprobar que no estaba ya junto a nosotros me quede algo más tranquila. Cogí a Perséfone en brazos y salí tras él, ya no tenía más remedio y además no podía quedarme con ella en la tienda no sabía de donde era o a donde tenía que volver -Señor conde… te olvidas a la niña- me quedé justo en la acera que quedaba delante de la puerta esperando que volviera a por ella, sin soltarla, notando sus bracitos alrededor de mi cuello y los pies moviéndose divertida en aquella posición, y viendo la disputa con beso incluido entre Oliver y yo.
Me quedé pálida al escuchar las palabras frías y distantes de Oliver en cuanto a todo lo que había ocurrido por culpa de esos dos guardaespaldas que habían escapado antes de que pudiera verles su señor. -¿De qué estás hablando? No soy una de tus pobres sirvientes señor Conde- puse en su cargo toda la ironía que podía, me estaba empezando a enfadar otra vez y no podía permitírmelo , debía conseguir el dinero y el trabajo no me vendría mal. Menos tratándose de un hombre de la realeza.
Vi el dinero que depositaba en el mostrador e hice un gesto a mi tío que lo cogió con rapidez, con la misma que se acercó Oliver hasta mis labios, robándome un beso. Me quedé paralizada en el sitio mirándole, con una mezcla de enfado y confusión palpable en mi rostro. No podía soltar la mano para alcanzar su mejilla en un bofetón, ya que había retrocedido a tiempo y Perse me impedía avanzar hacia él.
- No tienes derecho a manejar a la gente como si fueran juguetes Oliver –miré a mi tío para ver si había presenciado la escena, y al comprobar que no estaba ya junto a nosotros me quede algo más tranquila. Cogí a Perséfone en brazos y salí tras él, ya no tenía más remedio y además no podía quedarme con ella en la tienda no sabía de donde era o a donde tenía que volver -Señor conde… te olvidas a la niña- me quedé justo en la acera que quedaba delante de la puerta esperando que volviera a por ella, sin soltarla, notando sus bracitos alrededor de mi cuello y los pies moviéndose divertida en aquella posición, y viendo la disputa con beso incluido entre Oliver y yo.
Valerie Denoir- Cambiante Clase Media
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
Miró a Valerie tras darse la vuelta en el sitio, al otro lado de la calle y a la altura de la panadería donde en el escaparate ya ponían adornos de Navidad, dulces y cosas varias. Se dio cuenta de que se dejaba a Perséfone, que tonto de él. Volvió a acercarse a Valerie, cogió en brazos a Perséfone para dejarla en el suelo y como si nada un disparo resonó cerca del rostro de Oliver. A tiempo agacho a Valerie y a Perséfone, la gente comenzó a mirar curiosa a donde había sonado el disparo, pero para su asombro que no era mucho, vio al tío de Valerie apuntándole bravamente-Tu tío tendría que ir a un asilo o que le vea un psiquiatra....-Se fue incorporando lentamente mientras se alejaba de Valerie con Perséfone de la mano-Vamos Perséfone...ya buscaremos a otra persona que nos ayude...-con cierto recelo miro a los ojos de Valerie, él había vuelto a disculparse por sus malos prontos, pero en cambio, ella le salía con aquel talante.
Sabía que era una mujer, pero había conocido a algunas más afables que el carácter agrio que recibía de Valerie. No era su culpa, ella no tenía la culpa de lo que sucedió aquella vez en la Orden, pero solo lo hizo por el bien de ella, sino, hubiera corrido un destino mucho peor que la expulsión y de la que tuvo que pasar cierta amiga que tenían en común. Esa amiga en común, tuvo que pasar por la plaza central, con un vestido de interior y todos los presentes de la Orden Escarlata. Es el único con el conto con aquel secreto, con el único que compartió cierto momento de pena y oscuridad....
*****
El estando en el estrado donde profesores y altos cargos de la Orden permanecían serios mirándola como si fuera un caso perdido. Ella, con un vestido interior de tirantes le tapaba del frio, lloraba, era la primera vez que la veía llorar tras todo el primer curso con ella. Oliver para entonces era un monitor, alumno de ultimo año que solamente cursaría un año más, el de preparatoria. Sonaba ridículo, pero paró a ser soldado inquisidor, cazador en tiempos libres, pero había oído de ello cuando ingreso y lo que finalmente llego a ser. Ahora ambos padres de la acusada, subían con ropas sencillas a estar junto con ella, tristes pero conscientes de lo que les iba a pasar. Oliver miraba a la chica sin ninguna emoción al frente, a los padres los miro durante un rato largo, aquel hombre fue profesor suyo, pero no supo que hubiera tenido vida después de la Orden.
-¡A estas tres personas, se les manda a morir!-Comenzó a decir un cardenal que vestía ropas escarlatas, abrigo de piel peludo y una cruz al cuello de oro macizo. Oliver simplemente, se quedo anonadado por la sentencia cruel que soltó el cardenal-A Gregory Drooks y a Evelyn Blunt, acorde con el contrato que firmaron la primera vez, cuando una niña de dieciséis años decidió entrar en la academia...-Oliver tosió corrigiéndole, diciendo “Orden”-...Quiero decir, en esta Orden Escarlata, decidieron ofrecer su vida frente a cualquier percance que aquí y hace una semana se produjo en la noche de la graduación. A la señorita Raven Drooks, se le otorgara el vocablo de la defensa por si tiene algo que decir...-Los padres desearon seguir un poco más al lado de ella, pero fueron colocados bajo la cuerda de una soga, expectantes mientras Raven miraba fijamente con odio contenido a los ojos de aquel cardenal. Desde que entró en la Orden, no quiso ni hizo buenas migas con aquel hombre, ¿pero la muerte? Aquello era innecesario, era algo exagerado. Pudo ver a Oliver detrás de aquel hombre con ropas escarlata, mirando a los padres y a ella alternativamente. Todo pasaba lento, grano por grano por los relojes de arena temporales....
******
Oliver miraba a Valerie a los ojos. Sujetaba a Perséfone de la mano, sin fuerza, pero sintiéndola notoriamente piel contra piel-Valerie....Ha...-tragó saliva pues no quería que salieran las lágrimas antes que su voz-...fue un placer volver a verte...-hizo una reverencia a Valerie y con paso lento y decidido, puso sus pies camino a otro lado. No tuvo que encontrarse con la burla e ir a la floristería, ahora recordaba el pasado de ambas que se separaron por culpa de aquel alto noble de sangre real y del que él las protegió. Podría haberle dicho Gracias o al rogar por una explicación en lugar de vender flores y de cuidar a un anciano asesino con cataratas en los ojos. Si en algún momento acababa así, primero, antes de llegar a la edad de tener arrugas sobre su cara, se pegaba un tiro directamente.
Sabía que era una mujer, pero había conocido a algunas más afables que el carácter agrio que recibía de Valerie. No era su culpa, ella no tenía la culpa de lo que sucedió aquella vez en la Orden, pero solo lo hizo por el bien de ella, sino, hubiera corrido un destino mucho peor que la expulsión y de la que tuvo que pasar cierta amiga que tenían en común. Esa amiga en común, tuvo que pasar por la plaza central, con un vestido de interior y todos los presentes de la Orden Escarlata. Es el único con el conto con aquel secreto, con el único que compartió cierto momento de pena y oscuridad....
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El estando en el estrado donde profesores y altos cargos de la Orden permanecían serios mirándola como si fuera un caso perdido. Ella, con un vestido interior de tirantes le tapaba del frio, lloraba, era la primera vez que la veía llorar tras todo el primer curso con ella. Oliver para entonces era un monitor, alumno de ultimo año que solamente cursaría un año más, el de preparatoria. Sonaba ridículo, pero paró a ser soldado inquisidor, cazador en tiempos libres, pero había oído de ello cuando ingreso y lo que finalmente llego a ser. Ahora ambos padres de la acusada, subían con ropas sencillas a estar junto con ella, tristes pero conscientes de lo que les iba a pasar. Oliver miraba a la chica sin ninguna emoción al frente, a los padres los miro durante un rato largo, aquel hombre fue profesor suyo, pero no supo que hubiera tenido vida después de la Orden.
-¡A estas tres personas, se les manda a morir!-Comenzó a decir un cardenal que vestía ropas escarlatas, abrigo de piel peludo y una cruz al cuello de oro macizo. Oliver simplemente, se quedo anonadado por la sentencia cruel que soltó el cardenal-A Gregory Drooks y a Evelyn Blunt, acorde con el contrato que firmaron la primera vez, cuando una niña de dieciséis años decidió entrar en la academia...-Oliver tosió corrigiéndole, diciendo “Orden”-...Quiero decir, en esta Orden Escarlata, decidieron ofrecer su vida frente a cualquier percance que aquí y hace una semana se produjo en la noche de la graduación. A la señorita Raven Drooks, se le otorgara el vocablo de la defensa por si tiene algo que decir...-Los padres desearon seguir un poco más al lado de ella, pero fueron colocados bajo la cuerda de una soga, expectantes mientras Raven miraba fijamente con odio contenido a los ojos de aquel cardenal. Desde que entró en la Orden, no quiso ni hizo buenas migas con aquel hombre, ¿pero la muerte? Aquello era innecesario, era algo exagerado. Pudo ver a Oliver detrás de aquel hombre con ropas escarlata, mirando a los padres y a ella alternativamente. Todo pasaba lento, grano por grano por los relojes de arena temporales....
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Oliver miraba a Valerie a los ojos. Sujetaba a Perséfone de la mano, sin fuerza, pero sintiéndola notoriamente piel contra piel-Valerie....Ha...-tragó saliva pues no quería que salieran las lágrimas antes que su voz-...fue un placer volver a verte...-hizo una reverencia a Valerie y con paso lento y decidido, puso sus pies camino a otro lado. No tuvo que encontrarse con la burla e ir a la floristería, ahora recordaba el pasado de ambas que se separaron por culpa de aquel alto noble de sangre real y del que él las protegió. Podría haberle dicho Gracias o al rogar por una explicación en lugar de vender flores y de cuidar a un anciano asesino con cataratas en los ojos. Si en algún momento acababa así, primero, antes de llegar a la edad de tener arrugas sobre su cara, se pegaba un tiro directamente.
Oliver Lobhdain Douglas- Inquisidor Clase Alta
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
Aquello se ponía difícil por momentos. La situación la estaba superando, pero no podía hacer nada que reflejara las dudas que recorrían su mente nublando su juicio. Desde el accidente se había obligado a odiar a Oliver y realmente no la había costado mucho trabajo pues la decepción a la que la había sometido al dejarla de lado en aquella noche, había conseguido sustituir el cariño que sentía por él por reproche y furia. Vi con cierta tristeza como alejaba a la niña de ella, pero sin hacer nada más que apretar su pequeña mano como despedida. De golpe caí al suelo junto con Oliver y ella, siendo cubierta por el cuerpo del hombre tras el sonido de un disparo. Al alzar la vista vi para mi desgracia a mi tío con el arma que mantenían, por si hacía falta, en la floristería. Noté que algo volvía a la mente de Oliver, algo que le revolvía por dentro y dejaba sus ojos algo vidriosos y no creía que fuera por el disparo de mi tío, pero no era nadie para preguntar. No podía hacerlo. Me quedé mirándole sin poder si quiera contestar a su despedida, viendo como sujetaba a la niña con la mano. Como era de esperar Oliver no tardó en dar la vuelta y alejarse de allí con Perséfone. Yo misma me levanté caminando hacia mi tío, al que quité la pistola y obligué a entrar a la tienda, cerrando tras nosotros.
-¡¿Pero a qué ha venido eso?!- si la situación estaba tensa, ahora era imposible recuperar el trabajo que había conseguido, y eso implicaba no verle más ni saber porque había hecho que la expulsaran de la Orden. –Cuanto más lejos esté de ti mejor Valerie y ya no creo que quiera volver- comencé a notar la sensación que siempre precedía a los ataques de ansiedad, asi que me senté tras el mostrador y posé los codos en las rodillas sujetando la cabeza sobre ellas dejando que el pelo cayera hacia delante. ¿Por qué había vuelto? Yo era tranquila odiándole pero ahora la duda de su presencia me avasallaba sin descanso. -Cierra la floristería y vete a casa, esto no está decente para seguir trabajando hoy… No me esperes- nunca antes había retado de aquella manera a mi tío, siempre había obedecido y respetado sus decisiones pero aquello era mio, me involucraba a mi y solo a mi y por una vez quería ser yo la que tomara las decisiones sobre mi futuro y para eso necesitaba respuestas sobre mi pasado.
Salí aprisa de la tienda buscando con la mirada a un desaparecido Oliver, seguí la dirección que había tomado saliendo de la calle principal y adentrándome corriendo en una de las bocacalles laterales, empedradas que dificultaban que corriera tanto como quería. Al no verle me detuve tratando de pensar donde podía haber ido después de su encuentro y con una niña pequeña con él. El Jardín Botánico… No era una seguridad que fuera a encontrarle allí, pero era el único sitio que apareció en mi mente, es a donde yo misma iría, por lo que me dirigí hacia allí, cruzando la calle. Caminé con más calma mirando a ambos lados por el paseo principal hasta que una sonrisa de tranquilidad apareció al verles no muy lejos, cogí aire antes de acercarme y tocar el hombro de Oliver para que se girara hacia mi. -¿Por qué lo hiciste? Dímelo y no tendrás que verme nunca más- aquello salió de mi boca sin apartar la mirada de sus ojos pidiendo la verdad, de aquello de lo que nunca había recibido explicación alguna nunca.
-¡¿Pero a qué ha venido eso?!- si la situación estaba tensa, ahora era imposible recuperar el trabajo que había conseguido, y eso implicaba no verle más ni saber porque había hecho que la expulsaran de la Orden. –Cuanto más lejos esté de ti mejor Valerie y ya no creo que quiera volver- comencé a notar la sensación que siempre precedía a los ataques de ansiedad, asi que me senté tras el mostrador y posé los codos en las rodillas sujetando la cabeza sobre ellas dejando que el pelo cayera hacia delante. ¿Por qué había vuelto? Yo era tranquila odiándole pero ahora la duda de su presencia me avasallaba sin descanso. -Cierra la floristería y vete a casa, esto no está decente para seguir trabajando hoy… No me esperes- nunca antes había retado de aquella manera a mi tío, siempre había obedecido y respetado sus decisiones pero aquello era mio, me involucraba a mi y solo a mi y por una vez quería ser yo la que tomara las decisiones sobre mi futuro y para eso necesitaba respuestas sobre mi pasado.
Salí aprisa de la tienda buscando con la mirada a un desaparecido Oliver, seguí la dirección que había tomado saliendo de la calle principal y adentrándome corriendo en una de las bocacalles laterales, empedradas que dificultaban que corriera tanto como quería. Al no verle me detuve tratando de pensar donde podía haber ido después de su encuentro y con una niña pequeña con él. El Jardín Botánico… No era una seguridad que fuera a encontrarle allí, pero era el único sitio que apareció en mi mente, es a donde yo misma iría, por lo que me dirigí hacia allí, cruzando la calle. Caminé con más calma mirando a ambos lados por el paseo principal hasta que una sonrisa de tranquilidad apareció al verles no muy lejos, cogí aire antes de acercarme y tocar el hombro de Oliver para que se girara hacia mi. -¿Por qué lo hiciste? Dímelo y no tendrás que verme nunca más- aquello salió de mi boca sin apartar la mirada de sus ojos pidiendo la verdad, de aquello de lo que nunca había recibido explicación alguna nunca.
Valerie Denoir- Cambiante Clase Media
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
Le miro a aquellos ojos marrones fijamente sin perder ningún detalle. Valerie Denoir, su mayor preocupación, pero ahora los lugares parecían haberse dado la vuelta. Una explicación. Después de ¿Cuántos años? Perdió la cuenta de aquello, pero ahora ¿Qué le diría? Podría decirle la verdad, de porque aquella amiga que tenían en común lo paso peor que ella, pero aun así no tenia porque ocultárselo por más tiempo.
-Aquello que hice...para salvarte de aquel peligro que te cernía, lo hice porque me preocupabas y no tenias que pasar por lo que paso Raven....-Quizás no se acordase de ella, quizás ahora aquella chica estaba en el olvido de Valerie y le era de menos importancia. En cualquier caso ahora estaban en mitad de la calle, a la intemperie cuando podrían verlos y pensar cosas extrañas. Intento mirar alrededor, ver si Perséfone seguía a su lado, pero para su sorpresa la encontró peleándose con un niño pequeño-¡PERSEFONE! –Intento alcanzarla, pero para cuando la cogió del brazo, Oliver aparto a Valerie de él con cuidado, Oliver por poco recibe un mordisco de Perséfone. Salvado estaba por el momento, pero ¿Por qué había empezado aquella disputa? En cuanto pudo tener a Perséfone un poco alejada del crio que sonreía vilmente, el padre del chiquillo se lo llevo de la oreja. La madre estaba disgustada, pero ahora Oliver lo estaba aun más. Perséfone....no sabe lo que había hecho. Podría haber contagiado a aquel niño con lo que era ella misma, no sabía si llego a arañarlo, pero mejor se lo preguntaba.
-Perséfone... ¿Qué has hecho?...-se acerco a su oído-...puedes haberle contagiado...pueden buscarte por bestia sobrenatural y llevarte a la horca...-En estos casos había que ser francos. No podía dejarla ante lo desconocido y que se llevase una sorpresa, había obrado mal, bastante mal respecto al niño. Observo un poco que el niño la miraba sonriente, de cabellos oscuros, piel pálida y ojos azules. Lo había grabado en su mente al igual que Perséfone.
-Oli...-gimoteaba a causa de las lagrimas, se bajo el cuello del vestido para que viese lo que le hizo aquel niño. Oliver aguanto la ira por dentro, supuso que sería mejor. Arañazos de un puñal. Conocía aquellos rasguños. Se fue hasta Valerie y la atrajo hacia si para que viera la atrocidad en el cuello de Perséfone-Mira Valerie...-aunque los cortes tenían un tono escarlata, ya no sangraba. No es que fuera alguien que no tuviera la sangre caliente, pero no podía montar un paripé ahí mismo.
-Dejemos....las riñas para otro momento...-La miró con cierta ayuda de que hiciera algo con aquellos cortes. Era muy torpe y seguramente, algún remedio habría en el pequeño invernadero donde vivía un buen mercader de plantas, según su fuente de informaciones, era alguien de buena reputación, pero tendría que arriesgarse a correr el peligro-....ayúdame....por favor...-¿Era una súplica? ¿O algo de compasión? Lo que fuera, quería ayudar a Perséfone, pero él era demasiado inútil como para sanarse a sí mismo la herida del corazón que tenía desde la primera vez que Valerie se fue de la Orden por su culpa.
-Aquello que hice...para salvarte de aquel peligro que te cernía, lo hice porque me preocupabas y no tenias que pasar por lo que paso Raven....-Quizás no se acordase de ella, quizás ahora aquella chica estaba en el olvido de Valerie y le era de menos importancia. En cualquier caso ahora estaban en mitad de la calle, a la intemperie cuando podrían verlos y pensar cosas extrañas. Intento mirar alrededor, ver si Perséfone seguía a su lado, pero para su sorpresa la encontró peleándose con un niño pequeño-¡PERSEFONE! –Intento alcanzarla, pero para cuando la cogió del brazo, Oliver aparto a Valerie de él con cuidado, Oliver por poco recibe un mordisco de Perséfone. Salvado estaba por el momento, pero ¿Por qué había empezado aquella disputa? En cuanto pudo tener a Perséfone un poco alejada del crio que sonreía vilmente, el padre del chiquillo se lo llevo de la oreja. La madre estaba disgustada, pero ahora Oliver lo estaba aun más. Perséfone....no sabe lo que había hecho. Podría haber contagiado a aquel niño con lo que era ella misma, no sabía si llego a arañarlo, pero mejor se lo preguntaba.
-Perséfone... ¿Qué has hecho?...-se acerco a su oído-...puedes haberle contagiado...pueden buscarte por bestia sobrenatural y llevarte a la horca...-En estos casos había que ser francos. No podía dejarla ante lo desconocido y que se llevase una sorpresa, había obrado mal, bastante mal respecto al niño. Observo un poco que el niño la miraba sonriente, de cabellos oscuros, piel pálida y ojos azules. Lo había grabado en su mente al igual que Perséfone.
-Oli...-gimoteaba a causa de las lagrimas, se bajo el cuello del vestido para que viese lo que le hizo aquel niño. Oliver aguanto la ira por dentro, supuso que sería mejor. Arañazos de un puñal. Conocía aquellos rasguños. Se fue hasta Valerie y la atrajo hacia si para que viera la atrocidad en el cuello de Perséfone-Mira Valerie...-aunque los cortes tenían un tono escarlata, ya no sangraba. No es que fuera alguien que no tuviera la sangre caliente, pero no podía montar un paripé ahí mismo.
-Dejemos....las riñas para otro momento...-La miró con cierta ayuda de que hiciera algo con aquellos cortes. Era muy torpe y seguramente, algún remedio habría en el pequeño invernadero donde vivía un buen mercader de plantas, según su fuente de informaciones, era alguien de buena reputación, pero tendría que arriesgarse a correr el peligro-....ayúdame....por favor...-¿Era una súplica? ¿O algo de compasión? Lo que fuera, quería ayudar a Perséfone, pero él era demasiado inútil como para sanarse a sí mismo la herida del corazón que tenía desde la primera vez que Valerie se fue de la Orden por su culpa.
Oliver Lobhdain Douglas- Inquisidor Clase Alta
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
Al notar sus ojos fijo s en los míos sentí que al fin podría conocer la verdad del por qué me había besado sabiendo que nos encontrarían y yo sería cuanto menos expulsada. El nerviosismo era palpable había esperado ese momento por años pero ahora que sabía que tenía delante de ella al que había guardado el secreto no podía esperar por más tiempo la respuesta. Tuve que apoyarme en uno de los bancos para soportar la espera que se me hacía más larga que todos los años sin verle ni tener noticias de nadie de la orden.
- ¿Qué me besaste para salvarme de un peligro?- aquello sí que no me lo esperaba, no sabía si era un embuste para acallarme y conseguir erradicar el odio que había sentido hacia él todo ese tiempo. Al ver a Oliver mirar a su alrededor hice lo mismo sin saber el motivo de su nerviosismo, mirando sin prestar más atención de la necesaria a la gente que paseaba por el lugar tranquilamente prácticamente ignorándonos a Oliver y a mí. De golpe cal escuchar su grito me di cuenta que de tanta atención puesta en él había perdido de vista a la pequeña que no tardó en encontrar peleándose con un niño que la miraba con cara de malo.
Escuché la conversación que mantuvieron con toda la atención que pude, comprendiendo si es que estaba en lo cierto que Perséfone había sido mordida por un licántropo y ahora ella misma era uno de ellos. Pero… por lo que yo había estudiado en mis clases de la Orden alguien podía ser contagiado por un licántropo tan solo cuando este estaba transformado por completo por lo que el niño estaba perfectamente. Aun así me acerque cuando vi el gesto de Oliver al observar el cuello de la niña, reconociendo el veneno sin problemas era el más usado en la caza de licántropos, no los mataba pero les hacía debilitarse hasta hacerles caer en un aparente sueño que les dejaba totalmente vulnerables; eso si en forma humana.
-Vamos- cogí la mano de Perséfone para que me siguiera tan rápido como pudiera tratando de atrasar así el efecto del somnífero, sabía que ella necesitaba que la cargaran, que la pesaba cada paso que daba en la dirección en la que la arrastraba pero era necesario. La dejé a cargo de Oliver en la entrada del invernadero del mismo Jardín Botánico. Podía haber ido a mi tienda pero sabía que allí tendrían seguro la planta que necesitaba y si no lo habían cambiado de sitio sabía exactamente donde lo guardaban. Hasta mi tienda hubiéramos tardado mucho más en llegar. -No dejes que se duerma Oliver o esto no será solución alguna- podía ayudarla mientras estuviera despierta, pero una vez cayera en el sueño no tenía ni idea de que podía hacer. Me puse manos a la obra cogiendo la yedra que contrarrestaba los efectos de aquello, en un cuenco de madera puse cuatro hojas de la yedra y puse unas gotas de agua para crear una masa a base de golpes. Cuando estuvo a punto había cambiado de verde a marrón, soltando un olor algo desagradable.
Volví junto a Oliver y la niña y despejé u cuello colocando la masa sobre las heridas que habían oscurecido considerablemente. La obligué a abrir la boca y coloqué un poco más bajo su lengua para que se absorbiera y llegara antes a su sangre. Ahora solo se podía esperar. Acariciaba el pelo de Perséfone y miraba a Oliver con las mejillas rojas de las prisas con las que había actuado.
- ¿Qué me besaste para salvarme de un peligro?- aquello sí que no me lo esperaba, no sabía si era un embuste para acallarme y conseguir erradicar el odio que había sentido hacia él todo ese tiempo. Al ver a Oliver mirar a su alrededor hice lo mismo sin saber el motivo de su nerviosismo, mirando sin prestar más atención de la necesaria a la gente que paseaba por el lugar tranquilamente prácticamente ignorándonos a Oliver y a mí. De golpe cal escuchar su grito me di cuenta que de tanta atención puesta en él había perdido de vista a la pequeña que no tardó en encontrar peleándose con un niño que la miraba con cara de malo.
Escuché la conversación que mantuvieron con toda la atención que pude, comprendiendo si es que estaba en lo cierto que Perséfone había sido mordida por un licántropo y ahora ella misma era uno de ellos. Pero… por lo que yo había estudiado en mis clases de la Orden alguien podía ser contagiado por un licántropo tan solo cuando este estaba transformado por completo por lo que el niño estaba perfectamente. Aun así me acerque cuando vi el gesto de Oliver al observar el cuello de la niña, reconociendo el veneno sin problemas era el más usado en la caza de licántropos, no los mataba pero les hacía debilitarse hasta hacerles caer en un aparente sueño que les dejaba totalmente vulnerables; eso si en forma humana.
-Vamos- cogí la mano de Perséfone para que me siguiera tan rápido como pudiera tratando de atrasar así el efecto del somnífero, sabía que ella necesitaba que la cargaran, que la pesaba cada paso que daba en la dirección en la que la arrastraba pero era necesario. La dejé a cargo de Oliver en la entrada del invernadero del mismo Jardín Botánico. Podía haber ido a mi tienda pero sabía que allí tendrían seguro la planta que necesitaba y si no lo habían cambiado de sitio sabía exactamente donde lo guardaban. Hasta mi tienda hubiéramos tardado mucho más en llegar. -No dejes que se duerma Oliver o esto no será solución alguna- podía ayudarla mientras estuviera despierta, pero una vez cayera en el sueño no tenía ni idea de que podía hacer. Me puse manos a la obra cogiendo la yedra que contrarrestaba los efectos de aquello, en un cuenco de madera puse cuatro hojas de la yedra y puse unas gotas de agua para crear una masa a base de golpes. Cuando estuvo a punto había cambiado de verde a marrón, soltando un olor algo desagradable.
Volví junto a Oliver y la niña y despejé u cuello colocando la masa sobre las heridas que habían oscurecido considerablemente. La obligué a abrir la boca y coloqué un poco más bajo su lengua para que se absorbiera y llegara antes a su sangre. Ahora solo se podía esperar. Acariciaba el pelo de Perséfone y miraba a Oliver con las mejillas rojas de las prisas con las que había actuado.
Valerie Denoir- Cambiante Clase Media
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
Con la prisa en el cuerpo, vio como en efecto, Perséfone se iba adormeciendo, él la sacudía una y otra vez para que no cayera bajo aquel influjo, finalmente vio a Valerie volver de donde se supone que había la cura, pero en cuanto vio, que se lo ponía por debajo de la lengua, no supo cómo reaccionar, la gente los miraban, en efecto, daban el espectáculo, pero la vida de Perséfone estaba ahora en manos de aquella planta curativa que se supone que ahora estaría cuidando de Perséfone. Maldito crio y bendita sea la sabiduría de Valerie, la Orden se había perdido a una buena cazadora o hasta inquisidora si le era permitido pensar así.
Al parecer, Perséfone miraba al horizonte que tenía delante de ella, al cielo abierto de la mañana que concurría con lentitud. Poco después de que Perséfone fuese salvada de las manos de aquel niñato que quiso matarla. ¿Supo acaso lo que era ella? El caso que ya iba recuperando la consciencia, la acuno en su pecho, Perséfone, su niña, la niña que adopto en secreto y la oculto bajo una vestimenta de monaguillo.
Supo que era la mujer indicada. Ahora le debía una. Miraba a Perséfone todo el rato, no le quitaba ojo, pero en cuanto levanto la cara para ver que donde estaba Valerie, no la vio por ningún lado. Cogió a Perséfone en brazos y busco a Valerie por todos lados. Dentro no la vio por ninguna parte, nadie la vio por el lugar. Suspiro y entonces decidió parar de buscarla. Ya la encontraría por alguna parte de Paris, porque en realidad, después de tanto tiempo en este país, lo conocía, y no era tan grande. Pensó en que quizás habría vuelto a la floristería, pero en cuanto volvió, vio que su tío enseguida se lanzaba a Oliver con escopeta en mano, salió huyendo sin darle oportunidad de saber si estaba allí o no.
Tan solo volvió por donde vino en un principio. Con Perséfone en brazos, fue a un banco de piedra que había en un parque, acurrucaba con toda su ternura el cuerpo de Perséfone que iba y volvía por el efecto de la planta. Miraba a Perséfone, pero también su mirada iba de un lado a otro para buscar a Valerie. Nada, no la vio. ¿Dónde se había metido?
Al parecer, Perséfone miraba al horizonte que tenía delante de ella, al cielo abierto de la mañana que concurría con lentitud. Poco después de que Perséfone fuese salvada de las manos de aquel niñato que quiso matarla. ¿Supo acaso lo que era ella? El caso que ya iba recuperando la consciencia, la acuno en su pecho, Perséfone, su niña, la niña que adopto en secreto y la oculto bajo una vestimenta de monaguillo.
Supo que era la mujer indicada. Ahora le debía una. Miraba a Perséfone todo el rato, no le quitaba ojo, pero en cuanto levanto la cara para ver que donde estaba Valerie, no la vio por ningún lado. Cogió a Perséfone en brazos y busco a Valerie por todos lados. Dentro no la vio por ninguna parte, nadie la vio por el lugar. Suspiro y entonces decidió parar de buscarla. Ya la encontraría por alguna parte de Paris, porque en realidad, después de tanto tiempo en este país, lo conocía, y no era tan grande. Pensó en que quizás habría vuelto a la floristería, pero en cuanto volvió, vio que su tío enseguida se lanzaba a Oliver con escopeta en mano, salió huyendo sin darle oportunidad de saber si estaba allí o no.
Tan solo volvió por donde vino en un principio. Con Perséfone en brazos, fue a un banco de piedra que había en un parque, acurrucaba con toda su ternura el cuerpo de Perséfone que iba y volvía por el efecto de la planta. Miraba a Perséfone, pero también su mirada iba de un lado a otro para buscar a Valerie. Nada, no la vio. ¿Dónde se había metido?
Oliver Lobhdain Douglas- Inquisidor Clase Alta
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
La espera sería algo larga por lo que volvió a la pila para limpiar los utensilios que había usado ya que no eran suyos y por tanto no tenía permiso ni para usarlos ni para estar allí si quiera, era la zona reservada para la gente del Jardín Botánico y para los estudiantes de herboristería. Dejó todo exactamente donde lo había encontrado y miró a Oliver y Perséfone desde allí sonriendo aliviada al ver el ligero efecto que aquello empezaba a hacer en la pequeña. Oliver impedía que cayera dormida y eso era lo único importante en aquel momento. Se sentó notando cansancio al desaparecer la tensión del momento y miró por la ventana, el Jardín Botánico se veía precioso desde allí. Dos guardas de seguridad entraron por la puerta justo de su derecha con cara de pocos amigos seguramente alertados por alguno de los viandantes que la vieron “robar” algo. Echó un vistazo rápido justo al lado opuesto a su posición y supo que tenía que llevar a los hombres hacia otro lado para que no vieran a Oliver y Perse. Echó a correr hacia la puerta que le alejaba de ellos y les sacaba del lugar sin darles tiempo a reparar en los escondidos.
Remangó su vestido para poder correr más ahora ya con el ánimo de poder esconderse de ellos en algún lugar del Jardín, lo conocía bien pues pasaba muchas horas en él pero no corría a tanta velocidad como ellos. Hizo un último recorte que la dio algo de ventaja tan solo hasta la puerta donde la sujetó uno de los vigilantes de la entrada sin dificultad alguna.
Mira hacia la tienda esperando que su tío no viera el espectáculo ya que era capaz de actuar tal y como lo hizo con Oliver y eso no le traería sino más problemas. Los hombres empezaron a preguntar, qué hacía allí, qué había cogido, para qué lo quería y bastantes más cosas. - No he robado nada… solo tenía curiosidad..- fue interrumpida por un tortazo de uno de ellos que la hizo ladear la cabeza por el impacto, tragó saliva para no llorar y sentirse débil frente a ellos. Insistieron en su robo y ella negó con la cabeza de nuevo - No he cogido nada, me gustan las plantas y esa zona me llamaba la atención- repitió de la misma manera calmada aunque con un ligero temblor en la voz por el dolor que sentía en la mejilla, asi como el sabor a sangre del labio roto por el golpe.
No quería dar el nombre de Oliver aunque eso era posible que la diera cierto poder para librarse de la situación, sin embargo poco probable es que creyeran en una amistad entre dos personas de distinto estrato social como ellos. La llevaban sujeta por cada brazo por la calle en dirección supuso a una comisaría cuando vió a Oliver con la niña en uno de los bancos, se le encogió el estómago al pensar en la posible reacción de este al verla en aquel estado.
Remangó su vestido para poder correr más ahora ya con el ánimo de poder esconderse de ellos en algún lugar del Jardín, lo conocía bien pues pasaba muchas horas en él pero no corría a tanta velocidad como ellos. Hizo un último recorte que la dio algo de ventaja tan solo hasta la puerta donde la sujetó uno de los vigilantes de la entrada sin dificultad alguna.
Mira hacia la tienda esperando que su tío no viera el espectáculo ya que era capaz de actuar tal y como lo hizo con Oliver y eso no le traería sino más problemas. Los hombres empezaron a preguntar, qué hacía allí, qué había cogido, para qué lo quería y bastantes más cosas. - No he robado nada… solo tenía curiosidad..- fue interrumpida por un tortazo de uno de ellos que la hizo ladear la cabeza por el impacto, tragó saliva para no llorar y sentirse débil frente a ellos. Insistieron en su robo y ella negó con la cabeza de nuevo - No he cogido nada, me gustan las plantas y esa zona me llamaba la atención- repitió de la misma manera calmada aunque con un ligero temblor en la voz por el dolor que sentía en la mejilla, asi como el sabor a sangre del labio roto por el golpe.
No quería dar el nombre de Oliver aunque eso era posible que la diera cierto poder para librarse de la situación, sin embargo poco probable es que creyeran en una amistad entre dos personas de distinto estrato social como ellos. La llevaban sujeta por cada brazo por la calle en dirección supuso a una comisaría cuando vió a Oliver con la niña en uno de los bancos, se le encogió el estómago al pensar en la posible reacción de este al verla en aquel estado.
Última edición por Valerie Denoir el Jue Ene 19, 2012 3:15 am, editado 1 vez
Valerie Denoir- Cambiante Clase Media
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
En otros años hubieran estado mejor, sin guardias ni nada que les impidiera hacer en la Orden. Él de sobra ya sabía que Valerie era de armas de tomar, pero en cuanto le vio sujeta de dos oficiales de policía, suspiro, acunando mas a Perséfone entre sus brazos a la vez que se levantaba de aquel frio banco de mármol-Dejen a mi esposa en paz, agentes....-Dijo cualquier burrada que salió de su boca para después reaccionar a los guardias y que se dieran la vuelta avergonzados y soltando a Valerie de repente-Tu ven....-Espeto para que Valerie se acercara a su lado, pero al ver que ella también estaba un poco sorprendida, se puso él a su lado, la beso en los labios con profundidad y le dejo el cargo de Perséfone a sus brazos. Oliver ahora miraba a los agentes con los brazos cruzados, Perséfone estaba en los brazos de Valerie y en cuanto la miro a los ojos, la miró serio-Luego hablamos...-Dijo entre dientes que parecía un susurro para sí mismo.
Después de unas disculpas y una buena charla a los policías, estos se fueron de la vista después de un buen rato. Miro a Valerie con seriedad para después ladear el rostro de lado a lado y después mirarla a los ojos-No me gusta que andes sola por París...eres muy curiosa y al final la curiosidad mató al gato...-le miro a los ojos para después separarse de ella-...No eres mi esposa...-la miro un momento. No estaría mal como una esposa, pero quizás habría más para elegir, de cualquier modo, no era momento para pensar en aquello. Suspiro y comenzó a caminar-Vamos te llevare a tu tienda...-Dijo algo frustrado por como el final del día había finalizado. Llego a la tienda, en la puerta estaba aquel hombre que amenazaba siempre a Oliver, pero en cuanto vio a Valerie con la niña en brazos, este se lanzo a Oliver.
-OYOYOUOUY!!!-Este intento atrapar la cabeza e intentar echarlo por el pelo-¡BASTARDO!-Escucho de aquel hombre-¡Déjela en paz!-Este frunció el ceño, sin saber el porqué de aquella defensiva sobre su sobrina, logro separarse de él y miro a Valerie señalándola con el dedo-Valerie...no es un consejo, es una amenaza....-jadeaba tras el intento nervioso de verse en peligro de muchas otras maneras-Tu...y tu...tío...-trago saliva-La próxima vez que ande tratando de querer matarme...su final será la horca...-Dijo tajante a la mirada fija que echaba sobre Valerie.
Después de unas disculpas y una buena charla a los policías, estos se fueron de la vista después de un buen rato. Miro a Valerie con seriedad para después ladear el rostro de lado a lado y después mirarla a los ojos-No me gusta que andes sola por París...eres muy curiosa y al final la curiosidad mató al gato...-le miro a los ojos para después separarse de ella-...No eres mi esposa...-la miro un momento. No estaría mal como una esposa, pero quizás habría más para elegir, de cualquier modo, no era momento para pensar en aquello. Suspiro y comenzó a caminar-Vamos te llevare a tu tienda...-Dijo algo frustrado por como el final del día había finalizado. Llego a la tienda, en la puerta estaba aquel hombre que amenazaba siempre a Oliver, pero en cuanto vio a Valerie con la niña en brazos, este se lanzo a Oliver.
-OYOYOUOUY!!!-Este intento atrapar la cabeza e intentar echarlo por el pelo-¡BASTARDO!-Escucho de aquel hombre-¡Déjela en paz!-Este frunció el ceño, sin saber el porqué de aquella defensiva sobre su sobrina, logro separarse de él y miro a Valerie señalándola con el dedo-Valerie...no es un consejo, es una amenaza....-jadeaba tras el intento nervioso de verse en peligro de muchas otras maneras-Tu...y tu...tío...-trago saliva-La próxima vez que ande tratando de querer matarme...su final será la horca...-Dijo tajante a la mirada fija que echaba sobre Valerie.
Oliver Lobhdain Douglas- Inquisidor Clase Alta
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Re: Hola nuevamente...[Valerie]
El gesto de Oliver me cogió totalmente desprevenida, quedándome con la niña en brazos y mirándole como si aquello fuera una broma suya para hacer de aquel incidente algo gracioso. Acomodó a la pequeña en sus brazos atendiéndola el tiempo que pudo antes de que Oliver se acercara con cierta brusquedad hasta ella tomando sus labios con los propios dejando en ellos un beso de una fuerza que hizo sus mejillas estallar en rojo. Bajó la mirada con el corazón latiendo a toda prisa tratando de centrarse en el cuidado de la niña que sostenía. Asi pues dejó que él fuera el que siguiera con aquella pantomima, explicándoles a los guardias cualquier cosa para que no tomaran represalias contra ella. Al fin y al cabo se lo debía ¿no? Había salvado a Perséfone y además no había obtenido la respuesta que buscaba de Oliver en cuanto a lo sucedido en la Orden, interrumpida por el incidente.
Cuando este volvió junto a ellas parecía realmente preocupado por lo que pudiera pasarla al estar siempre sola por las calles parisinas. Algo que ocultó rápidamente afirmando que no era su mujer. - Se que no soy tu esposa Oliver. No pertenezco al círculo social en el que tú vives ni pretendo serlo - contestó con un toque de dolor por cómo había sonado aquello en labios de Oliver.
Avancé delante de él el poco espacio que nos separaba de la tienda, mi tío como era de esperar al ver el golpe en mi cara y la niña en mis brazos que Oliver tenía la culpa de ve a saber qué, por lo que le atacó de nuevo esta vez lanzándose directo a su pelo para sacarle a rastras del lugar. En cuanto escuché la voz de Oliver refiriéndose a mi tío me giré para encararle – Toca a mi tío y el que acabe muerto serás tú, pero no en la horca - era una locura amenazar de aquella manera a Oliver pero me sentía ofendida y tenía ganas de descargar toda la tensión de aquel contra alguien, estando él allí que me lo ponía en bandeja.
Besé a mi tío con inmenso cariño en la mejilla - No vuelvas a hacerlo tío, nos meteríamos en un lío y no merece la pena… No volverá por aquí- susurré aquello al tiempo que le daba un corto abrazo de despedida. Salí de la tienda con Perse en brazos ignorando por completo a Oliver que seguía allí plantado, giró en la calle adecuada para llegar a la puerta de su casa. La niña necesitaba descansar y no había mejor lugar ni más cercano para ello. La tumbé en mi propia cama arropándola para que no se enfriara, cogí asiento en el pequeño sofá delante de la cama dejando que de un grácil salto Medianoche se colocara sobre mis piernas ronroneando. Me quedé mirando a la pequeña, dando vueltas a todo lo sucedido aquel día.
Cuando este volvió junto a ellas parecía realmente preocupado por lo que pudiera pasarla al estar siempre sola por las calles parisinas. Algo que ocultó rápidamente afirmando que no era su mujer. - Se que no soy tu esposa Oliver. No pertenezco al círculo social en el que tú vives ni pretendo serlo - contestó con un toque de dolor por cómo había sonado aquello en labios de Oliver.
Avancé delante de él el poco espacio que nos separaba de la tienda, mi tío como era de esperar al ver el golpe en mi cara y la niña en mis brazos que Oliver tenía la culpa de ve a saber qué, por lo que le atacó de nuevo esta vez lanzándose directo a su pelo para sacarle a rastras del lugar. En cuanto escuché la voz de Oliver refiriéndose a mi tío me giré para encararle – Toca a mi tío y el que acabe muerto serás tú, pero no en la horca - era una locura amenazar de aquella manera a Oliver pero me sentía ofendida y tenía ganas de descargar toda la tensión de aquel contra alguien, estando él allí que me lo ponía en bandeja.
Besé a mi tío con inmenso cariño en la mejilla - No vuelvas a hacerlo tío, nos meteríamos en un lío y no merece la pena… No volverá por aquí- susurré aquello al tiempo que le daba un corto abrazo de despedida. Salí de la tienda con Perse en brazos ignorando por completo a Oliver que seguía allí plantado, giró en la calle adecuada para llegar a la puerta de su casa. La niña necesitaba descansar y no había mejor lugar ni más cercano para ello. La tumbé en mi propia cama arropándola para que no se enfriara, cogí asiento en el pequeño sofá delante de la cama dejando que de un grácil salto Medianoche se colocara sobre mis piernas ronroneando. Me quedé mirando a la pequeña, dando vueltas a todo lo sucedido aquel día.
Última edición por Valerie Denoir el Jue Ene 26, 2012 3:43 am, editado 1 vez
Valerie Denoir- Cambiante Clase Media
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