Esperando a que empiece Macbeth (LIBRE)

por **Anne Marie Wasenbell** Sáb Oct 01, 2011 4:30 pm

Tras salir de aquella cafetería Anne Marie decidió arreglárselas para hacerse un huequito en París. Para empezar tendría que dejarse ver por allí, así que decidió ir al teatro a ver una obra de Shakespeare. Por suerte aquel día daban Macbeth, que era su obra favorita de aquel famoso dramaturgo. Sin duda aquella sería una noche redonda. Así tal vez, aparte de conocer gente, encontrase algo que le interesase...
No se sentía apenada por su discusión con Mareleine. La conocía demasiado bien y sabía que reaccionaría así. Pero estaba ya crecidita, lo bastante como para que la considerasen su hermana pequeña, lo que complacía a Anne Marie. Ese era uno de los motivos por los que había tenido hijos siendo casi una niña. Aunque a sus treinta y tres años no era ni mucho menos anciana, ni vieja tampoco. Simplemente seguía siendo una mujer en la flor de la vida.
Llevaba el mismo vestido rojo que había llevado en el puerto. ¿Para qué cambiarse? Aquel vestido estaba en perfecto estado y el aire de la noche no le hacía volar su precioso sombrero, lo que le facilitaba algo las cosas. Y las gentes que estaban entrando al teatro parecían estar casi tan arregladas como ella. Anne Marie no podría encontrarse de mejor humor aquel dìa. No había nada, absolutamente nada, que pudiese enturbiar aquel estado de ánimo.
Aún faltaban unos quince minutos para que comenzase la obra, entre el ir y venir de la gente y sus instalaciones en los asientos. Aquel día en concreto estaba bastante lleno, por lo que le costó hacerse paso entre la gente para entrar siquiera al atrio, por lo que decidió esperar un poco y observar entre la gente, para ver si encontraba a alguna de esas personas que Mareleine le había mencionado.
No encontró a ninguna de esas personas, por lo que entró en la sala y se situó en la tercera fila. Siguió observando a la gente con paciencia y con un interés casi infantil, y al mismo tiempo filosófico. Anne Marie siempre había pensado que la curiosidad infantil era algo bastante filosófico, por lo que procuraba tener esa curiosidad. Era algo que a menudo le había permitido avanzar en lo que le había dado la gana.
Sumida en sus pensamientos, siguió de esa guida, esperando a que comenzase la obra.

por **Dayana Di Villa** Dom Oct 02, 2011 4:38 am

Había decidido ir al teatro por puro aburrimiento, y quizás para encontrar alguna víctima, aunque tampoco es que tuviese demasiada sed precisamente, vamos.
Entré en el teatro encantada de que hubiese tantísima gente. Genial...un bufé libre para animarme, consolarme de la terrible y aburrida rutina. Pero claro, debía ser una chica educada y esperar al final de la obra para poder tener al fin una víctima. Macbeth era una buena obra, aunque solamente la había visto tres veces.
Busqué algún asiento, pero eso no era cosa fácil. Era uno de los incovenientes de que hubiese tanta gente por allí. Tardé unos minutos en encontrar un buen asiento, entre un caballero de unos cincuenta años y una dama que debía de rondar unos veintitantos años o los treinta. Aunque era difícil de dilucidar.
Me quedé pensativa durante un buen rato. Tal vez debería limitarme a escoger entre las personas entre las que estaba sentada. Aquel día me apetecía algo fácil, no tenía ganas de ningún reto en especial.
Finalmente me decanté por la dama. Su sangre sería mucho más deliciosa que la de aquel caballero, que de todos modos parecía estar bastante estropeada. Pero, por supuesto, debía esperar al final de la obra.
Así que, para llamar un poco su atención, decidi dejar caer "accidentalmente" mi pasador, que cayó por pura "casualidad" en su regazo, y luego al suelo, como si fuese una bola de papel ligera.
Esperé con paciencia a que la mujer reaccionase y se diese cuenta de mi presencia, pues parecía muy distraída.

por **Anne Marie Wasenbell** Dom Oct 02, 2011 4:50 am

Anne Marie dio un respingo cuando sintió que un pasador de pelo caía en su regazo y poco después al suelo. Educada como era ella, se agachó con mucho cuidado para recogerlo y no notar que el corsé le apretase: era algo que le ocurría siempre que se movía demasiado con aquel maldito vestido. Tal vez algún día se pusiese vestidos sin corsé. Estaba segura de que sería muy interesante ver lo que pasaría.
Pero ahora no era el momento de pensar en semejante cosa. Cogió el pasador de pelo y se lo tendió a la mujer que se le había caído. Nada más ver a la mujer que estaba sentada a su lado sintió deseos de dar otro respingo.
Supo que era una vampira nada más verla, al ver su piel pálida y su belleza tan sobrenatural. No era la primera vampiresa que veía, aunque tampoco es que hubiese visto demasiado vampiros a lo largo de su vida. Siempre había procurado evitar a los vampiros, ya que siempre le habían incomodado, a pesar de que siempre le había parecido en cierto modo atractivo su modo de vida, pero sobre todo, su inmortalidad.
Pero no quería saber demasiado de ellos, prefería hacer las cosas a su modo. De todos modos no debería preocuparse demasiado, probablemente aquella vampira no era más que una más entre los que habían ido a ver una obra del magnífico Shakespeare.
Así que le devolvió su hermoso pasador, no sin contemplarlo antes. Era bonito, sin duda, y bastante caro. Aquella mujer no era precisamente pobre. Sonriendo levemente, dijo mientras le devolvía el pasador:
-Se le ha caído esto, madame. Bonito pasador, por cierto.
Genial, le había traicionado su educación. Si añadía cumplidos estaba incitando a la gente a seguir la conversación, y eso era justamente lo que ella había hecho. En fin, pronto empezaría la obra y no tendría que seguir hablando.

por **Dayana Di Villa** Dom Oct 02, 2011 5:01 am

Sonreí delicadamente mientras recogía el pasador y me lo volvía a poner en el pelo. La dama tenía una voz bonita que le gustó, aunque a decir verdad le sonaba de alguna parte. Quizás fuese pariente lejana de alguno de sus amigos, ¿quién sabe? Pero eso es algo que le preguntaría más tarde...o quizás no.
Así que le dijo:
-Muchas gracias, madame. No es la primera vez que me pasa esto...¡soy tan torpe! Y este maldito pasador tiene mucha complicación a la hora de ponerse y quitarse... Entonces decidió preguntárselo, no podía evitarlo.
-Siento mucho la indiscreción, ¿pero venís por casualidad del Nuevo Mundo? Su acento me intriga y me recordáis a una mis amigas, una dama muy agradable...

por **Anne Marie Wasenbell** Dom Oct 02, 2011 5:14 am

¿Tan obvio era su acento? Aquello la molestó un poco, sin importarle lo más mínimo que aquella mujer fuese una vampiresa, una humana, o un sapo si bien lo prefería. Le daba igual. Aunque lo segundo que le dijo la alarmó aún más.
¿No sería aquella mujer una enviada de Mareleine para convencerla de que se uniese al bando de los vampiros? No sería la primera intentona y había mencionado que le recordaba a una amiga suya. Frunció el ceño levemente, molesta, y estaba a punto de contestar con una grosería cuando se dio cuenta de que la obra estaba comenzando ya. Así que pudo recuperar la compostura y, acercándose un poco a la joven, le susurró:
-Sí, mademoiselle, vengo de California, un lugar muy lejos de aquí. Y si la ha enviado alguien para convencerme de algo, ya se puede volver y decirle a esa persona que no...¿de acuerdo?
Iba a decir algo más, pero como vio que la obra ya estaba comenzando se sentó muy erguida ella en su asiento y se llevó un dedo a los labios, indicando que ya comenzaba la obra y de que se debía de guardar silencio, algo que era muy importante.
Había recuperado su sonrisa encantadora. Cuando finalizase la obra saldría de allí por patas y se libraría de aquella mujer.
Así que no tendría que preocuparse por nada más.

por **Dayana Di Villa** Dom Oct 02, 2011 5:26 am

Abrí la boca un poco por la sorpresa. ¿Cómo que alguien me había enviado? ¿Se puede saber de qué estaba hablando? La verdad es que no lo entendía, para nada. Nadie me había enviado, nadie, absolutamente nadie, me enviaba para nada. Yo solamente había venido aquí para no aburrirme y para encontrar un buen bocado.
Así que de la sorpresa, antes de que comenzase la obra y la mujer hiciese esos gestos, dijo:
-¿A mí? A mí nadie me ha enviado. Giselle Wasenbell jamás me enviaría a buscar a nadie.-mencionó a su creadora porque era justamente la amiga a la que esa mujer le recordaba.
Pero no pudo decir nada porque la obra comenzaba, y no tuvo más remedio que callarse para ver la obra.

por **Anne Marie Wasenbell** Dom Oct 02, 2011 5:42 am

Anne Marie no sabía cómo demonios había logrado mantener la compostura. ¿Su hermana? Aquella mujer conocía a su hermana pequeña...¿eso cómo podía ser? Pero bueno, su hermana era una persona sociable, tenía muchos contactos, aunque hacía mucho tiempo que le había perdido la pista. Tendría que preguntarle por ella.
En cualquier otra situación no lo haría, simplemente disimularía y le diría que no conocía a su hermana, pero hacía mucho que no la veía y deseaba saber dónde está.
Pero tenía que esperar a que terminase la obra antes de preguntarle nada a aquella vampira.
Le costó un poco concentrarse en aquella maravillosa obra, pero por suerte no le llevó demasiado tiempo. El tiempo se le pasó condenadamente despacio, y se le hizo casi eterno, pero por lo menos pudo disfrutar de la obra, como siempre hacía. Anne Marie sabía perfectamente que se lo pasaría bien viendo Macbeth miles de veces.
Cuando finalmente acabó la obra, miró a la mujer, y en un tono que se podía adivinar algo imperioso le preguntó.
-¿Cómo es que conocéis a mi hermana y de qué? Contádmelo todo.
Tenía que contárselo...necesitaba saberlo.

por **Dayana Di Villa** Dom Oct 02, 2011 9:42 am

Cuando finalmente acabó la obra me preguntó de qué conocía a...su hermana. La verdad es que mi creadora nunca me había contado que tuviese una hermana, así que dudaba mucho si decirle o no la verdad a aquella mujer. Por lo que simplemente me decanté por decirle:
-Es una excelente amiga mía. Eso es todo.
¿Qué es lo que diría si supiese que su hermana era un vampiro? Ni lo sabía ni me importaba pero de lo que estaba segura es de que no podía beneficiarme de la sangre de la hermana de mi creadora, que me había salvado de la muerte. No, señor, no podía, asíq ue tendría que buscar a mi víctima en alguna otra parte.
Haciendo una inclinación de cabeza, me despedí de aquella mujer y me levanté para salir de allí. No sabía adónde iría para conseguir algo de sangre, probablemente me acercaría al palacio royal y buscaría a algún jovencito de mi edad a quién engatusar. Le mandaría una carta a mi creadora informándole de que su creadora estaba en la ciudad pero nada más.
Por ahora, disfrutaba dejándo a aquella dama torturada por la intriga.

por Contenido patrocinado

Esperando a que empiece Macbeth (LIBRE)

Esperando a que empiece Macbeth (LIBRE)

Re: Esperando a que empiece Macbeth (LIBRE)

Re: Esperando a que empiece Macbeth (LIBRE)

Re: Esperando a que empiece Macbeth (LIBRE)

Re: Esperando a que empiece Macbeth (LIBRE)

Re: Esperando a que empiece Macbeth (LIBRE)

Re: Esperando a que empiece Macbeth (LIBRE)

Re: Esperando a que empiece Macbeth (LIBRE)

Re: Esperando a que empiece Macbeth (LIBRE)