Olivier Szylard

Olivier nació en Vasovia (Polonia) hace ya treinta y cinco años en el seno de una familia judía de origen húngaro. Su familia, al no tener demasiados recursos, siempre viajó de un lado a otro buscando fortuna; sin embargo parecía que esta huía de ellos. Sus padres y abuelos (y es que viajaba toda la familia junta), cansados de caminar, decidieron instalarse en Polonia para bien o para mal, pais en el que tuvieron a Olivier y a su hermana ...

Su precaria situación no mejoró mucho, pero al menos tenían la estabilidad que les daba el haber dejado de ser nómadas para tener un refugio fijo. Con el tiempo fueron integrándose más gracias a la creciente comunidad judía que brotó a su alrededor debido a la inmigración. Incluso se llegó a construir una sinagoga en el barrio a la que acudían todos los fieles, cosa que los Szylard utilizaron para mejorar así las relaciones con sus vecinos y haciéndose hueco en la comunidad.

Los padres de Olivier, fieros creyentes, consiguieron meterle en la sinagoga como joven ayudante del rabino de entonces: un hombre extraño de largas barbas negras. Al principio simplemente parecía ser un poco excéntrico, pero Olivier descubrió su verdadera cara un día que se atrevió a colarse en el sótano de la sinagoga. Tardó varios días en creerse lo que había visto allí: debajo de una sábana manchada de arcilla se ocultaba un enorme golem de barro de unos dos metros de altura. Simplemente aterrador, pero por otro lado fascinante para el chiquillo, al igual que los libros y los apuntes escritos en extraños idiomas que encontró repartidos por la mesa y las estanterías.

Olivier volvió a la semana siguiente a la sinagoga con su hermana Mila de la mano (estaban tan unidos que nunca se separaban ni hacían nada si no era juntos), se presentó ante el rabino y le convenció de que les enseñara a ambos el arte de la hechicería judía. Al principio el rabino se rió en sus narices, pero Oliviver volvió a hablar y esta vez sonó como un adulto. El rabino vio algo en el que le asustó y le maravilló, como le pasara a Olivier con él golem, así que finalmente accedió con la condición de que nos e lo contaran a nadie.

Los años fueron pasando y la hechicería se convirtió en algo fundamental de la vida de Olivier, que no solo le permitía vivir más cómodamente, sino que además podía ocupar su tiempo y su mente en ella. Sin embargo, los tiempos felices no duraron mucho: el barrio judío fue asolado por un brote de tuberculosis teniendo Olivier dieciséis años. Aquel año fallecieron sus padres, sus abuelos y el rabino que les había estado enseñando. Temiendo que tanto el como su hermana también se contagiaran, decidió hacer las maletas e irse de Varsovia con Mila.

Los hermanos Szylard fueron de un lado para otro por el mundo desde entonces utilizando sus poderes de manera indiscriminada ahora que no tenían a nadie que les frenara. Se hicieron ricos en cuestión de pocos años gracias a la hechicería de Olivier y a las premoniciones de Mila, las cuales les sirvieron para ganar cientos de apuestas.

Eventualmente llegaron a París, y sintiéndose prendados de la ciudad, decidieron establecerse indefinidamente.

Con el dinero que habían ido ganando, Olivier compró un pequeño local y se hizo prestamista. Los beneficios se fueron acumulando y acumulando hasta que ya no supo que hacer con ese dinero, así que fundó un banco, el cual también creció desmesuradamente hasta convertirse en el banco más importante de la ciudad.

Por decirlo de alguna forma: ahora es asquerosamente rico. Aún así, haciendo gala de su codicia y su ambición, ahora anhela tener un título nobiliario. Lo que más desea es codearse con la realeza.