AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Té de canela [sabrina]
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Té de canela [sabrina]
Después de mis extraños encuentros de ahora ultimo, sentía una curiosidad una extraña curiosidad por todo lo que se contaba,¿ Señores de la noche? ¿Vampiro?¿ Hombres lobo?, hoy mientras llenaba unos frascos de una nueva fragancia una señora con su hija entraron en la tienda degustaron varias fragancias quedándose con mi preferida… mientras me conversaba que estaba feliz de que hubiera una perfumería en la ciudad saco el tema de vampiros…. En realidad para ser de clase alta la señora se altero cuando empezó hablar de ellos… de todas esas criaturas que por las noches rondan Paris, y no solo Paris si no el mundo, intente tranquilizarla y le di una pequeña muestra gratis de una fragancia para varones… fue la última clienta del día, bastante extraña diría yo…
Salí de la perfumería, le había dicho a mi chofer que si no me encontraba, que me fuera a buscar al café… sociabilizar un poco no era nada malo y el estaba de acuerdo por que mas que mi chofer era mi segundo padre.
El atardecer se hacía presente en las calles y las tiendas cerradas decían una cosa, que la noche se avecina, llegue al café y en la entrada una señorita me dirigió a la única mesa que había desocupada esa tarde, me sorprendió ver tanta gente reunida en un mismo lugar, y mas una tarde tan agradable como esta, la mesera, muy amablemente le pedí – té de canela, por favor – dije suavemente mientras ella se escurría las mesas, el café era un festín de olores que llegaban a mi cabeza haciendo que mi mente conjugara nuevas fragancias…. Ideal para un perfume pensé….
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Re: Té de canela [sabrina]
Una noche mágica bañada por el manto estelar que iluminaba las sombrías calles de Paris, representaban el escenario perfecto, casi dramático, para un vampiro de mi clase que solo buscaba unos escasos minutos de escape de la rutinaria monotonía. Me consideraba una misántropa, aislada de todo un mundo de incomprensión hasta que el crepúsculo dictaminara mi libertad y fuera obligada a doblegar a mi demonio interno para interactuar con los mortales. Con un gesto inmutable, bajé de mi carruaje negro con ayuda de uno de mis súbditos, mi hermoso vestido dorado estaba cubierto por una larga túnica negra, disfrazando mi status social con una capucha del mismo color que cubría parte de mi rostro y la corona que evitaba ser vista ante los ojos ajenos.
Mi mirada se posó directamente en la vidriera de uno de los cafés más solicitados por el populacho parisino… ¿Yo podría…? Fruncí el ceño ante mis propias interrogantes, mi necesidad de interactuar con otros me exigía entrar y hacerme pasar por uno más de ellos, pero a la vez sabia de lo que mi mente maquiavélica era capaz de articular si perdía la noción de lo que estaba haciendo. “Un gran riesgo, una gran diversión…” Sonreí de una forma malévola al ver a uno de mis alquimistas que parecía inseguro de entrar. Andiamo… Manifesté con ánimos de entrar, bajando mi capucha cerca del carruaje y dejando mi corona en el asiento trasero del mismo, permitiendo que mi cabello rubio cayera por gravedad como una cascada tras mi espalda.
Con un porte real, caminé al interior de aquel lugar distintivo con una calidez increíble, el aroma a granos de café, especias y canela, exacerbo a mi olfato y lo distrajo momentáneamente de las voces que a mí alrededor cuchicheaban incesantemente. Observando a mí alrededor, había una mesa cerca de la vidriera en la que no dude tomar asiento, mientras uno de mis súbditos traía una bebida poco usual con una llamativa fragancia ¿Qué es? Le pregunte curiosa, solo para recibir una respuesta en nuestro lenguaje materno que explicaba que se trataba de un té de hierbas, adosado con un fuerte narcótico que ellos preparaban precisamente para esta clase de encuentros.
Deje la taza humeante sobre la mesa, viendo como él se retiraba hacia el umbral de la puerta y se mantenía expectante por cualquier movimiento alrededor de mí, pero lo que jamás pudo imaginar, era que mis ojos variarían en todas direcciones hasta verse atentos en la imagen de una joven que parecía extasiada con su bebida. ¿Qué le sucedía? Me pregunte curiosa y a la vez imprudente al mirarle de ese modo… Era muy semejante al que yo sentía por probar la sangre tras uno de mis juegos bizarros, pero… Buona notte… Sonreí ampliamente al referirme hacia ella de ese modo… Lo siento, Madame… Pero… ¿Qué es lo que bebe? Mis ojos fluctuaron desde mi taza hacia la de ella, notando que la diferencia entre éstas, que el contenido de una era una jaula de oro para contener a un demonio y la otra un elixir para un ángel.
Mi mirada se posó directamente en la vidriera de uno de los cafés más solicitados por el populacho parisino… ¿Yo podría…? Fruncí el ceño ante mis propias interrogantes, mi necesidad de interactuar con otros me exigía entrar y hacerme pasar por uno más de ellos, pero a la vez sabia de lo que mi mente maquiavélica era capaz de articular si perdía la noción de lo que estaba haciendo. “Un gran riesgo, una gran diversión…” Sonreí de una forma malévola al ver a uno de mis alquimistas que parecía inseguro de entrar. Andiamo… Manifesté con ánimos de entrar, bajando mi capucha cerca del carruaje y dejando mi corona en el asiento trasero del mismo, permitiendo que mi cabello rubio cayera por gravedad como una cascada tras mi espalda.
Con un porte real, caminé al interior de aquel lugar distintivo con una calidez increíble, el aroma a granos de café, especias y canela, exacerbo a mi olfato y lo distrajo momentáneamente de las voces que a mí alrededor cuchicheaban incesantemente. Observando a mí alrededor, había una mesa cerca de la vidriera en la que no dude tomar asiento, mientras uno de mis súbditos traía una bebida poco usual con una llamativa fragancia ¿Qué es? Le pregunte curiosa, solo para recibir una respuesta en nuestro lenguaje materno que explicaba que se trataba de un té de hierbas, adosado con un fuerte narcótico que ellos preparaban precisamente para esta clase de encuentros.
Deje la taza humeante sobre la mesa, viendo como él se retiraba hacia el umbral de la puerta y se mantenía expectante por cualquier movimiento alrededor de mí, pero lo que jamás pudo imaginar, era que mis ojos variarían en todas direcciones hasta verse atentos en la imagen de una joven que parecía extasiada con su bebida. ¿Qué le sucedía? Me pregunte curiosa y a la vez imprudente al mirarle de ese modo… Era muy semejante al que yo sentía por probar la sangre tras uno de mis juegos bizarros, pero… Buona notte… Sonreí ampliamente al referirme hacia ella de ese modo… Lo siento, Madame… Pero… ¿Qué es lo que bebe? Mis ojos fluctuaron desde mi taza hacia la de ella, notando que la diferencia entre éstas, que el contenido de una era una jaula de oro para contener a un demonio y la otra un elixir para un ángel.
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Re: Té de canela [sabrina]
El té fue servido en una taza de porcelana con detalles dorados en los bordes, sonreí agradecida a la mesera que se alejo en un abrir y cerrar de ojos, me acerque a la taza suave mente inspirando aquel aroma que hacía que todo a mi alrededor desapareciera, quedando sola en el café, imágenes viajaron por mi cabeza como páginas de un libro que estaba siendo ojeado, tome el plato con la taza levantándolo lentamente, tenía todo el tiempo para disfrutar de lo que para mí era uno de los mejores sabores del mundo, tome la taza y me la lleve hasta mis labios, volví a inspirar de ese aroma que me embriagaba nuevamente, era como una droga para mí, el té humeaba dejando una estela de su aroma, cualquiera que pasara mi lado notaria aquella peculiar fragancia, Canela.
Me saboree antes de dar el primer sorbo de ese té, dejándome llevar por completo, olvidando donde estaba nuevamente, debería ser pecado disfrutar de esta manera sonreí para mi ante mi pensamiento, fue en ese momento que lo probé , de sabor suave, que se conjugaba en la boca dejando su aroma impregnado en mis labios y un sabor afrodisiaco para mi interior.
Mientras seguía deleitándome con él escuche una voz femenina haciéndome volver al café, abrí mis ojos y vi sus cabellos dorados caer suavemente por su torso, su cara algo pálida, pero era perfecta, sus ojos celestes diría que únicos tan claros como el cielo; mas su pregunta me dejo un poco pensativa, mire el contenido color canela de mi taza y le respondí – Té de canela...– dije mientras aun curiosa por su pregunta me atreví a preguntar cuál era el contenido de su tasa – ¿y usted madeimoselle? – Dije mirándola y en eso se me paso por la cabeza – ¿Quisiera hacerme compañía? – añadí ofreciéndole un puesto en la mesa que me encontraba, siempre creí que era bueno compartir un buen te, y hacer nuevos conocidos no estaba de mas.
Me saboree antes de dar el primer sorbo de ese té, dejándome llevar por completo, olvidando donde estaba nuevamente, debería ser pecado disfrutar de esta manera sonreí para mi ante mi pensamiento, fue en ese momento que lo probé , de sabor suave, que se conjugaba en la boca dejando su aroma impregnado en mis labios y un sabor afrodisiaco para mi interior.
Mientras seguía deleitándome con él escuche una voz femenina haciéndome volver al café, abrí mis ojos y vi sus cabellos dorados caer suavemente por su torso, su cara algo pálida, pero era perfecta, sus ojos celestes diría que únicos tan claros como el cielo; mas su pregunta me dejo un poco pensativa, mire el contenido color canela de mi taza y le respondí – Té de canela...– dije mientras aun curiosa por su pregunta me atreví a preguntar cuál era el contenido de su tasa – ¿y usted madeimoselle? – Dije mirándola y en eso se me paso por la cabeza – ¿Quisiera hacerme compañía? – añadí ofreciéndole un puesto en la mesa que me encontraba, siempre creí que era bueno compartir un buen te, y hacer nuevos conocidos no estaba de mas.
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Re: Té de canela [sabrina]
Di un pequeño respingo sobre mi asiento que logré disimular cuando aquella dama mortal me invitaba a tomar asiento en su mesa con aquellas palabras que aun hacían eco en mi cabeza “compañía” algo muy adecuado para circunstancias como éstas y más tratándose de un depredador natural frente a una posible presa. Asentí débilmente mientras tomaba mi taza y la colocaba sobre la superficie plana cubierta por una delicada mantelería blanca y le sonreía de medio lado al mismo tiempo que me sentaba frente a ella y establecíamos un mejor contacto visual Grazie. Suspire débilmente, echando un vistazo a mi bebida Es una mezcla de hierbas que llaman “Té Verde”, a mi paladar no es tan exquisito como otras sustancias como el vino, pero si desea probarlo… Hice una seria invitación mientras arrastraba la taza desde mi posición hacia la suya Sería un gran honor para mí… Enarque una ceja mientras permanecía expectante a su reacción.
Repentinamente, recordé mis malos modales al sentarme en la mesa de una dama que me era totalmente desconocida, y que sin embargo, se notaba tan llamativa en su ensimismamiento con los aromas de su té… A simple vista, parecía ser una experta en fragancias, diferenciando y separando las partículas en su nariz para descubrir la composición de dicha bebida Mi nombre es Sabrina Di Alessandro… ¿Y usted Madame, es…? Arrastré las palabras mientras me reacomodaba sobre mi asiento y ladeaba mi cabeza con un porte distintivo al no perder el contacto visual de aquella humana.
El sobresalto de un mortal ajeno a nosotros me hizo volcar mi atención hacia el populacho, escuchando como un hombre molesto se levantaba de su asiento y filosofaba a la defensiva acerca de la existencia de… Vampiros… Recite con una sonrisa aquella última palabra que el humano parecía defender con determinación mientras los ojos absortos del resto le observaban con repudio e incluso rechazo. Aquel hombre abandono la cafetería con aplomo, al mismo tiempo que los murmullos del resto de los residentes comenzaban a llenar nuevamente mi audición. ¿Cree usted en los vampiros? Le pregunte a mi acompañante con una mirada algo malévola y picante que taladraba su bebida, manteniendo aun una media sonrisa sobria que podría considerarse como la máscara perfecta de mi naturalidad o… Naturaleza siniestra…
Repentinamente, recordé mis malos modales al sentarme en la mesa de una dama que me era totalmente desconocida, y que sin embargo, se notaba tan llamativa en su ensimismamiento con los aromas de su té… A simple vista, parecía ser una experta en fragancias, diferenciando y separando las partículas en su nariz para descubrir la composición de dicha bebida Mi nombre es Sabrina Di Alessandro… ¿Y usted Madame, es…? Arrastré las palabras mientras me reacomodaba sobre mi asiento y ladeaba mi cabeza con un porte distintivo al no perder el contacto visual de aquella humana.
El sobresalto de un mortal ajeno a nosotros me hizo volcar mi atención hacia el populacho, escuchando como un hombre molesto se levantaba de su asiento y filosofaba a la defensiva acerca de la existencia de… Vampiros… Recite con una sonrisa aquella última palabra que el humano parecía defender con determinación mientras los ojos absortos del resto le observaban con repudio e incluso rechazo. Aquel hombre abandono la cafetería con aplomo, al mismo tiempo que los murmullos del resto de los residentes comenzaban a llenar nuevamente mi audición. ¿Cree usted en los vampiros? Le pregunte a mi acompañante con una mirada algo malévola y picante que taladraba su bebida, manteniendo aun una media sonrisa sobria que podría considerarse como la máscara perfecta de mi naturalidad o… Naturaleza siniestra…
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Re: Té de canela [sabrina]
Observe delicadamente como se sentaba, parecía una danza cada movimiento que aquella mujer hacia, con clase y con el porte como para ser de la misma realeza, me observada tanto o más curiosa como lo hacía yo, quizás ante sus ojos pareciera una simple mujer mas, pero como toda dama de mi clase tenía mis secretos aunque no tan secretos a la hora de conocerme, pensé mientras ella me comentaba que era lo que estaba tomando o deleitándose.
- Té verde, el elixir de la inmortalidad – añadí suavemente al tiempo que ella me ofrecía de du té – seria un placer saborear aquel té – susurre mientras estiraba mi mano para tomar aquella taza, era mi costumbre olfatear todo lo que probaba así que lo hice disimulada mente, su aroma era diferente pero único este te era solo bebible para los de la realeza y clase alta ya que era muy escaso encontrar de aquel elixir, como solían llamarlo, di un sorbo de aquella humeante taza y lo saboree, cerré los ojos un instante y volví a dejar la tasa sobre la mesa, - delicioso – añadí –¿desea usted probar de mi té?- añadí mientras acercaba la taza con bordes dorados hacia ella.
Me había dado cuenta que mi invitación para cualquiera hubiera sido algo descortés, ella era una reconocida que aceptaba, la invitación de otra desconocida, escuche su presentación y pensé “ la mal educada fui yo” – mucho gusto madeimoselle Di Alessandro , mi nombre es Viola de Lesseps – dije haciendo una reverencia con mi cabeza delicadamente frente a ella.
Al igual que ella escuche, los comentarios sobre los vampiros que a esta hora era el tema del momento, su pregunta me tomo por sorpresa abrí los ojos bien grande cuando lo hizo le dedique una sonrisa y añadí – para ser sincera Madame, soy de esas personas que necesitan ver para creer- dije mientras la observaba curiosa – se oye hablar mucho de ellos pero yo, no podría darle una respuesta clara y concisa a su pregunta – me pase uno de mis risos por detrás de mi oreja y la mire más curiosa que antes, aquella pregunta aun daba vueltas en mi cabeza – ¿y usted madame cree en vampiros? – pregunte expectante ante su respuesta
- Té verde, el elixir de la inmortalidad – añadí suavemente al tiempo que ella me ofrecía de du té – seria un placer saborear aquel té – susurre mientras estiraba mi mano para tomar aquella taza, era mi costumbre olfatear todo lo que probaba así que lo hice disimulada mente, su aroma era diferente pero único este te era solo bebible para los de la realeza y clase alta ya que era muy escaso encontrar de aquel elixir, como solían llamarlo, di un sorbo de aquella humeante taza y lo saboree, cerré los ojos un instante y volví a dejar la tasa sobre la mesa, - delicioso – añadí –¿desea usted probar de mi té?- añadí mientras acercaba la taza con bordes dorados hacia ella.
Me había dado cuenta que mi invitación para cualquiera hubiera sido algo descortés, ella era una reconocida que aceptaba, la invitación de otra desconocida, escuche su presentación y pensé “ la mal educada fui yo” – mucho gusto madeimoselle Di Alessandro , mi nombre es Viola de Lesseps – dije haciendo una reverencia con mi cabeza delicadamente frente a ella.
Al igual que ella escuche, los comentarios sobre los vampiros que a esta hora era el tema del momento, su pregunta me tomo por sorpresa abrí los ojos bien grande cuando lo hizo le dedique una sonrisa y añadí – para ser sincera Madame, soy de esas personas que necesitan ver para creer- dije mientras la observaba curiosa – se oye hablar mucho de ellos pero yo, no podría darle una respuesta clara y concisa a su pregunta – me pase uno de mis risos por detrás de mi oreja y la mire más curiosa que antes, aquella pregunta aun daba vueltas en mi cabeza – ¿y usted madame cree en vampiros? – pregunte expectante ante su respuesta
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Re: Té de canela [sabrina]
Correspondí aquella reverencia discreta con un ligero asentimiento de mi cabeza mientras tomaba por el aza aquella taza que me era ofrecida con tanta cordialidad, y la cual no iba a desaprovechar de ningún modo. Sin duda es un elixir inmortal… Comente con apatía dirigiendo una filosa mirada a aquel recipiente porcelanado que contenía el poderoso narcótico que aplacaba mis sentidos y del que no podría predecir su efecto en un mortal. Dulces ironías del destino que implacablemente enfocaba un escenario casual donde una vampiresa y una humana beberían el té como buenas amigas mientras conversaban acerca de la inmortalidad y la inverosímil idea de que los vampiros existieran o no en las calles de París.
Sonreí con malicia e hice una respiración profunda después de beber un sorbo de su humeante bebida envuelta por el libidinoso sabor de la canela y el azúcar morena Signorina, ha hecho una maravillosa elección en cuanto al contraste tan complejo pero maravilloso de su infusión… Muy acertada de hecho… Volví a dejar la taza sobre la mesa entre tanto mi mente dilucidaba una apropiada respuesta a su ultima interrogante cuya respuesta ya conocía ¿Vampiros? Bufé con algo de cinismo a la vez que mis ojos estallaban con un brillo inusual contraproducente Creer en personas muertas que son capaces de vivir miles de años, ajenos a la luz solar, que beben sangre humana y que se mezclan entre nosotros sin ser detectados me parece algo tan fantasioso como aquellos cuentos de hadas donde las princesas eran rescatadas de lo alto de una torre.
Lógicamente, la sola idea de conversar acerca de mi propia existencia me parecía algo encantador, y más tratándose de tan interesante dama que compartía su bebida con una total desconocida lo cual resultaba, como una danza de gatos donde furtivamente corría en medio de la pista un audáz ratón ¿Imagina una sociedad infundada en el temor nocturno? Seres de las sombras y almas solitarias que solo encuentran placer en la cacería… Lo que en mi particular, me parece absurdo. ¡Una utopía bizarra! Exclamé de una forma divertida hasta el mismo momento en que una nueva idea cruza mi cabeza ¿A qué se dedica Signorina Lesseps? Para ser tan astuta y racional, le imagino como una gran creativa, en medio de invenciones tales como el néctar que probamos ahora mismo… Señalé las tazas huérfanas sobre la mesa mientras le observaba con interés y curiosidad.
Sonreí con malicia e hice una respiración profunda después de beber un sorbo de su humeante bebida envuelta por el libidinoso sabor de la canela y el azúcar morena Signorina, ha hecho una maravillosa elección en cuanto al contraste tan complejo pero maravilloso de su infusión… Muy acertada de hecho… Volví a dejar la taza sobre la mesa entre tanto mi mente dilucidaba una apropiada respuesta a su ultima interrogante cuya respuesta ya conocía ¿Vampiros? Bufé con algo de cinismo a la vez que mis ojos estallaban con un brillo inusual contraproducente Creer en personas muertas que son capaces de vivir miles de años, ajenos a la luz solar, que beben sangre humana y que se mezclan entre nosotros sin ser detectados me parece algo tan fantasioso como aquellos cuentos de hadas donde las princesas eran rescatadas de lo alto de una torre.
Lógicamente, la sola idea de conversar acerca de mi propia existencia me parecía algo encantador, y más tratándose de tan interesante dama que compartía su bebida con una total desconocida lo cual resultaba, como una danza de gatos donde furtivamente corría en medio de la pista un audáz ratón ¿Imagina una sociedad infundada en el temor nocturno? Seres de las sombras y almas solitarias que solo encuentran placer en la cacería… Lo que en mi particular, me parece absurdo. ¡Una utopía bizarra! Exclamé de una forma divertida hasta el mismo momento en que una nueva idea cruza mi cabeza ¿A qué se dedica Signorina Lesseps? Para ser tan astuta y racional, le imagino como una gran creativa, en medio de invenciones tales como el néctar que probamos ahora mismo… Señalé las tazas huérfanas sobre la mesa mientras le observaba con interés y curiosidad.
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Re: Té de canela [sabrina]
Desde muy chica, o más bien desde que tengo recuerdo mi nodriza, me servia té de canela según ella servía para... ¿para qué servía? a cierto, para endulzar la vida, no se porque pero siempre creí en ese cometido, ella decía que mi madre siempre lo tomaba, y yo seguí esa costumbre aun cuando ya casi nadie compartía con migo ese grandioso te, pero hoy era diferente, estaba en compañía de una dama con mucha clase cada movimiento que hacia parecía ser tan fino como ella misma.
Elixir inmortal, así lo había llamado mi padre y siempre recordaba esa frase. Una buena elección era un simple té de canela pero muy delicioso a mi paladar, volví a tomar de mi tasa de porcelana fina y me la lleve a mis labios saboreando lentamente de aquel té. Delicioso dije en mi mente; volví a dejar la tasa sobre la mesa mientras a nuestro alrededor se escuchaba entre murmullos las historias de los inmortales, vampiros, yo seguiría con mi creencia hasta ver uno, pero pensé, ver uno! Dios que digo! lo más probable que quiera... matarme tomar mi sangre... hice un leve gesto con mis ojos y saque todo pensamiento de mi mente y me concentre en lo que la señorita Di Alessandro hablaba.
- concuerdo con usted, vampiros, dejémosle eso a los escritores y sus fantasías- añadí ella tenía un punto de vista muy crítico, cosa que me pareció esplendido; yo no acostumbraba a opinar de lo que no conocía y menos de lo que no existía. Su última pregunta me dejo sorprendida definitivamente era una dama muy asertiva, di un suspiro y comencé hablar - Bueno yo soy, ¿como decirlo?- dije ladeando mi cabeza de lado a lado - me dedico a la perfumería, incluso tengo una tienda muy cerca de aquí - añadí era cierto practicaba creando fragancias nuevas, combinaciones que podían ser cautivantes e incluso llegar a hipnotizar por el aroma, de aquellas fragancias.
Siempre me sentía orgullosa de decir en lo que trabajaba muy pocas damas de la clase alta teníamos una tienda y mucho menos ser dueñas de esa misma.
Elixir inmortal, así lo había llamado mi padre y siempre recordaba esa frase. Una buena elección era un simple té de canela pero muy delicioso a mi paladar, volví a tomar de mi tasa de porcelana fina y me la lleve a mis labios saboreando lentamente de aquel té. Delicioso dije en mi mente; volví a dejar la tasa sobre la mesa mientras a nuestro alrededor se escuchaba entre murmullos las historias de los inmortales, vampiros, yo seguiría con mi creencia hasta ver uno, pero pensé, ver uno! Dios que digo! lo más probable que quiera... matarme tomar mi sangre... hice un leve gesto con mis ojos y saque todo pensamiento de mi mente y me concentre en lo que la señorita Di Alessandro hablaba.
- concuerdo con usted, vampiros, dejémosle eso a los escritores y sus fantasías- añadí ella tenía un punto de vista muy crítico, cosa que me pareció esplendido; yo no acostumbraba a opinar de lo que no conocía y menos de lo que no existía. Su última pregunta me dejo sorprendida definitivamente era una dama muy asertiva, di un suspiro y comencé hablar - Bueno yo soy, ¿como decirlo?- dije ladeando mi cabeza de lado a lado - me dedico a la perfumería, incluso tengo una tienda muy cerca de aquí - añadí era cierto practicaba creando fragancias nuevas, combinaciones que podían ser cautivantes e incluso llegar a hipnotizar por el aroma, de aquellas fragancias.
Siempre me sentía orgullosa de decir en lo que trabajaba muy pocas damas de la clase alta teníamos una tienda y mucho menos ser dueñas de esa misma.
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Re: Té de canela [sabrina]
Mis ojos diamantinos estaban fijos en la taza de mi antigua bebida huérfana donde ella había dado un sorbo especial. ¿Cómo podría denominarlo? Un beso de plata, una caricia de la muerte o una trampa del destino. Cual quiera que fuera el titulo más adecuado, respondía tal como a una invitación a un vampiro al interior de su morada. Interesante… Una perfumería… Sonreí ampliamente ya que una de mis aficiones preferidas eran los costosos perfumes que mitigaba mi sentido del olfato que reaccionaba animoso al percibir instintivamente a un humano cerca de mí. Entonces no me he equivocado, es la autora de múltiples fragancias que envuelven o juegan con los sentidos de damas y caballeros. Como de seres de las sombras también, aunque ese comentario estaría completamente fuera de lugar ya que no glosaría mis hábitos alimenticios como el de cualquier ser, pero mi preferencia eran los olores y las texturas más que la vista y la audición de una víctima.
Espero no le moleste que alguna vez visite su tienda, signorina, después de todo, ha captado mi atención ya que una esencia corporal adecuada, es capaz de describir el alma del portador… O al menos es mi filosofía… Entre mis palabras, una idea peculiar cruzo mi mente, el aroma de esta joven mortal era distintivo al resto; No se basaba únicamente en el aroma humano sino también en una mezcla balsámica entre rosas y cítricos. Me atrevo a decir que posee una coraza delicada, natural y sencilla, pero que en su interior es más compleja y misteriosa de lo que aparenta… Di un pequeño respingo sobre mi asiento al percatarme que en vez de una improvisada platica, en realidad, había pensado en voz alta. Alce la mirada con una indudable cortesía y mi mano fue justo sobre la suya por una fracción de segundo Espero no ser grosera con mi deducción… Es una simple hipótesis de una mente incauta que puede estar completamente errada… O no…
Retire mi álgida mano para devolverla hacia mi regazo, percibiendo a través de su conducta que no estaba completamente desacertada en cuanto a su personalidad; Prácticamente se había quedado petrificada con mis palabras aunque su simbolismo lo desconocía. Pero ese repentino temor, ¿Tenía un nombre? Mi infalible intuición me alertaba de que sus días podían llegar a ser tan negros como la noche, tal vez una máscara como las que yo solía usar en mis múltiples juegos preestablecidos donde hoy no participaría. No aun, a menos que cambiara de parecer como de perspectiva.
Una sonrisa retorcida se curvo en mis labios y sin vacilación alguna continué indagando acerca de aquella única dama que ahora captaba por completo mi atención ¿Tiene familia? ¿Algún compañero o compañera que le auxilie en esa ardua labor de crear bálsamos delirantes? Aunque en mi rostro no se reflejaba alguna emoción o frenesí alguno, en mi interior se engranaban miles de ideas que podrían implementar algunos de mis sirvientes en cuanto a la elaboración de un nuevo aroma… Un perfume… Un narcótico… Un veneno… Todo simplificado en una botella de cristal que disipaba su ponzoña a través de un atomizador elegante que luciría impecable en uno de mis muebles arcaicos.
Espero no le moleste que alguna vez visite su tienda, signorina, después de todo, ha captado mi atención ya que una esencia corporal adecuada, es capaz de describir el alma del portador… O al menos es mi filosofía… Entre mis palabras, una idea peculiar cruzo mi mente, el aroma de esta joven mortal era distintivo al resto; No se basaba únicamente en el aroma humano sino también en una mezcla balsámica entre rosas y cítricos. Me atrevo a decir que posee una coraza delicada, natural y sencilla, pero que en su interior es más compleja y misteriosa de lo que aparenta… Di un pequeño respingo sobre mi asiento al percatarme que en vez de una improvisada platica, en realidad, había pensado en voz alta. Alce la mirada con una indudable cortesía y mi mano fue justo sobre la suya por una fracción de segundo Espero no ser grosera con mi deducción… Es una simple hipótesis de una mente incauta que puede estar completamente errada… O no…
Retire mi álgida mano para devolverla hacia mi regazo, percibiendo a través de su conducta que no estaba completamente desacertada en cuanto a su personalidad; Prácticamente se había quedado petrificada con mis palabras aunque su simbolismo lo desconocía. Pero ese repentino temor, ¿Tenía un nombre? Mi infalible intuición me alertaba de que sus días podían llegar a ser tan negros como la noche, tal vez una máscara como las que yo solía usar en mis múltiples juegos preestablecidos donde hoy no participaría. No aun, a menos que cambiara de parecer como de perspectiva.
Una sonrisa retorcida se curvo en mis labios y sin vacilación alguna continué indagando acerca de aquella única dama que ahora captaba por completo mi atención ¿Tiene familia? ¿Algún compañero o compañera que le auxilie en esa ardua labor de crear bálsamos delirantes? Aunque en mi rostro no se reflejaba alguna emoción o frenesí alguno, en mi interior se engranaban miles de ideas que podrían implementar algunos de mis sirvientes en cuanto a la elaboración de un nuevo aroma… Un perfume… Un narcótico… Un veneno… Todo simplificado en una botella de cristal que disipaba su ponzoña a través de un atomizador elegante que luciría impecable en uno de mis muebles arcaicos.
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Re: Té de canela [sabrina]
Sonreí cuando describía mi forma de trabajar, Autora de múltiples fragancias, ciertamente de miles de combinaciones de las cuales la mayoría por no decir todas eran del gusto de las mas distinguidas damas y caballeros, y así era, siempre había creado perfumes únicos que en ningún lugar del mundo se podían encontrar, ya que cuando tienen un don heredado y lo sabes ocupar, puedes hacer grandes creaciones, día a día agradecía por las enseñanzas de mi difunto Padre sin el… quizás donde estaría.
- Así es, creo fragancias que pueden hacernos imaginar hasta lo imposible – añadí con sus palabras - y que ciertamente juegan con los sentidos haciéndonos querer siempre un poco mas- añadí y me acomode en la silla que me encontraba sentada cómodamente, acomode mi vestido y volvía mi taza tomando delicadamente otro sorbo de mi magnifico te, que hacía que mis sentidos fueran mas allá de ese café.
- Para mi seria de mucho agrado tenerla en la tienda Madeimoselle, así podría mostrarle mi trabajo que día a día me sorprende – añadí sonriente en realidad siempre era un agrado atender a nuevos clientes así poco a poco mi perfumería seria aun más reconocida que la tienda de mi padre en Londres, ser reconocida era un lujo que poco a poco iba teniendo. – creo que todos tenemos una coraza que solemos mostrar, solo en nuestro interior podemos ser fuertes y mas en esta sociedad – añadí ya que por ser mujer uno tenía que luchar más por salir adelante y día a día yo lo hacía, siendo mejor que yo misma – cada persona es un misterio Madame- termine acotando ella tenía razón en sus palabras sino hubiera sido así le hubiera dado una respuesta clara pero no era así.
La perfumería siempre era visitada por muchos personajes de esta sociedad y cada uno era un misterio, habían personas que compraban los perfumes más caros, que según ellos eran los mejores, cosa que yo no creía así, cada perfume era único en su especie, y para mis sentido cada uno proporcionaba una sensación diferente, hoy simplemente era viola, disfrutando de un exquisito te de canela junto con una dama que hacía que mis sentidos fueran mas allá de todo lo que podía pensar…
Escuche su pregunta sobre mi familia y pensé actualmente ¿cual era mi familia?... suspire y puse mi atención en ella – familia… - dije haciendo una pausa – mi padre falleció hace algunos años el era mi única familia… y ahora mi familia se ve envuelta entre mi Chofer August y mi nodriza Darla ellos son lo más cercano a mi familia – dije con un tono algo suave pero melancólico, en realidad estaba sola… completamente sola… - Y usted Madeimoselle Di Alessandro ¿tiene familia?- que pregunta la mía… todos teníamos al final de cuentas alguien que nos acompañara…
- Así es, creo fragancias que pueden hacernos imaginar hasta lo imposible – añadí con sus palabras - y que ciertamente juegan con los sentidos haciéndonos querer siempre un poco mas- añadí y me acomode en la silla que me encontraba sentada cómodamente, acomode mi vestido y volvía mi taza tomando delicadamente otro sorbo de mi magnifico te, que hacía que mis sentidos fueran mas allá de ese café.
- Para mi seria de mucho agrado tenerla en la tienda Madeimoselle, así podría mostrarle mi trabajo que día a día me sorprende – añadí sonriente en realidad siempre era un agrado atender a nuevos clientes así poco a poco mi perfumería seria aun más reconocida que la tienda de mi padre en Londres, ser reconocida era un lujo que poco a poco iba teniendo. – creo que todos tenemos una coraza que solemos mostrar, solo en nuestro interior podemos ser fuertes y mas en esta sociedad – añadí ya que por ser mujer uno tenía que luchar más por salir adelante y día a día yo lo hacía, siendo mejor que yo misma – cada persona es un misterio Madame- termine acotando ella tenía razón en sus palabras sino hubiera sido así le hubiera dado una respuesta clara pero no era así.
La perfumería siempre era visitada por muchos personajes de esta sociedad y cada uno era un misterio, habían personas que compraban los perfumes más caros, que según ellos eran los mejores, cosa que yo no creía así, cada perfume era único en su especie, y para mis sentido cada uno proporcionaba una sensación diferente, hoy simplemente era viola, disfrutando de un exquisito te de canela junto con una dama que hacía que mis sentidos fueran mas allá de todo lo que podía pensar…
Escuche su pregunta sobre mi familia y pensé actualmente ¿cual era mi familia?... suspire y puse mi atención en ella – familia… - dije haciendo una pausa – mi padre falleció hace algunos años el era mi única familia… y ahora mi familia se ve envuelta entre mi Chofer August y mi nodriza Darla ellos son lo más cercano a mi familia – dije con un tono algo suave pero melancólico, en realidad estaba sola… completamente sola… - Y usted Madeimoselle Di Alessandro ¿tiene familia?- que pregunta la mía… todos teníamos al final de cuentas alguien que nos acompañara…
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Re: Té de canela [sabrina]
Analizando con suma perspicacia su mirada, un atisbo de ignominia cruzo mi mente: Viola no tenía mucha familia, o ninguna directamente, matarla seria sencillo pero… ¿Realmente deseaba hacer eso con la única mortal con la que había disfrutado de una saludable conversación que no inmiscuyera temas relacionados con la sangre? Al menos una adorable cortesía merecía esta humana por capturar mi atención desde el primer momento en que le había conocido. Pero ¿Por qué? ¿Qué tenia de especial? De seguro era su ingenio y su extraordinaria humildad. Con cada minuto que pasaba, me recordaba al principal de mis alquimistas, Giáccomo, un ser ingenioso aficionado a la ciencia, practicando sus brebajes y venenos en un sótano oculto en el cementerio de MontMartre. Secretamente trabajaba para mí, aunque jamás conoció mi identidad hasta que envió una fragancia exótica a mi morada a través de nuestro intermediario. Fue hasta ese día, que cautivo mis sentidos con esa almizclada fórmula y una pequeña nota que decía “Así la imagino…” Ese fue el último día en que mi alquimista había visto el mundo desde su perspectiva mortal, lo había convertido, lo había conservado… Ahora como me tentaba hacerlo con ella…
Mi intuición nunca fallaba, esta mujer tenía un extraordinario potencial que podría utilizar en mi beneficio si evocaba su consciencia al bando correcto, ¿Pero como persuadir a una dama que no actuaba con malicia alguna? ¿Qué engranaba su vida a través de aquellos aromas distintivos solo para el agrado de las demás personas? Mis ojos nuevamente vagaron errantes hasta la superficie nívea de mis manos entrelazadas Tengo una hermana… Renata… Dije como una respuesta débil a su interrogante Es completamente diferente a mí, tal vez es por ello que le tengo una gran admiración… También tengo a tres guardias personales que se han ganado mi aprecio, tanto como si… Hice una breve pausa meditando en cuanto a la afirmación que estaba a punto de realizar Como si llevaran mi propia sangre, Madame… Una sonrisa carente de entusiasmo se dibujo en mi rostro apagado.
¿Sabe algo? Fruncí el ceño con un diminuto mohín extraño, no de conmoción o molestia, era algo así como una extraña sensación prometedora… Como le llamaban los humanos, un presentimiento… Tengo una gran curiosidad en cuanto a visitar su tienda, y si me lo permite, podríamos verla ahora mismo… Claro, si es que no le molesta mi petición… Me reacomode sobre mi asiento y un atisbo irónico nuevamente cruzo entre mis pensamientos ¿Curiosidad? Si… ¿Inocente? No. Implícitamente existía una razón para todo ello, no dejaba cabos sueltos a las casualidades del destino, para mí todo se debía a la ley de causa y efecto. La mortal había probado una pequeña dosis de mi anzuelo narcótico, manejarla mentalmente sería demasiado sencillo, pero tratándose de la única mortal con quien me había permitido entablar una serena conversación, entonces concedería la concesión de su libre albedrio a pesar de las circunstancias Mi carruaje está afuera, si lo desea podemos ir de inmediato a su magnífica perfumería y luego la escoltaría personalmente hacia su residencia… ¿Qué dice?
Mi intuición nunca fallaba, esta mujer tenía un extraordinario potencial que podría utilizar en mi beneficio si evocaba su consciencia al bando correcto, ¿Pero como persuadir a una dama que no actuaba con malicia alguna? ¿Qué engranaba su vida a través de aquellos aromas distintivos solo para el agrado de las demás personas? Mis ojos nuevamente vagaron errantes hasta la superficie nívea de mis manos entrelazadas Tengo una hermana… Renata… Dije como una respuesta débil a su interrogante Es completamente diferente a mí, tal vez es por ello que le tengo una gran admiración… También tengo a tres guardias personales que se han ganado mi aprecio, tanto como si… Hice una breve pausa meditando en cuanto a la afirmación que estaba a punto de realizar Como si llevaran mi propia sangre, Madame… Una sonrisa carente de entusiasmo se dibujo en mi rostro apagado.
¿Sabe algo? Fruncí el ceño con un diminuto mohín extraño, no de conmoción o molestia, era algo así como una extraña sensación prometedora… Como le llamaban los humanos, un presentimiento… Tengo una gran curiosidad en cuanto a visitar su tienda, y si me lo permite, podríamos verla ahora mismo… Claro, si es que no le molesta mi petición… Me reacomode sobre mi asiento y un atisbo irónico nuevamente cruzo entre mis pensamientos ¿Curiosidad? Si… ¿Inocente? No. Implícitamente existía una razón para todo ello, no dejaba cabos sueltos a las casualidades del destino, para mí todo se debía a la ley de causa y efecto. La mortal había probado una pequeña dosis de mi anzuelo narcótico, manejarla mentalmente sería demasiado sencillo, pero tratándose de la única mortal con quien me había permitido entablar una serena conversación, entonces concedería la concesión de su libre albedrio a pesar de las circunstancias Mi carruaje está afuera, si lo desea podemos ir de inmediato a su magnífica perfumería y luego la escoltaría personalmente hacia su residencia… ¿Qué dice?
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Re: Té de canela [sabrina]
Su presencia era extraordinaria, todo a su alrededor, se podría decir que resplandecía, su grandeza era innata, estaba segura que era de la realeza, me miraba de forma poco inusual, pero su compañía era muy agradable, y quizás yo no era tan interesante, pero que pienso todos los seres en esta tierra lo somos, cada uno poseemos algo único que nos hace especiales, pero cual era lo mío... quizás mis simples conocimientos de la perfumería me hacían diferente ante los ojos de cualquier personas. Pero Diablos que pienso, lo que importa es lo que yo piense de mi misma... pero extrañamente no podía pensar en mí, la miraba a ella y era tan delicada, tan... fácil? no, no... No parecía frágil... ella era mucho más que eso.
Ella tenía una hermana, que envidia, yo... solo tenia... ya no tenía nada pero aun así era feliz con August y Darla esa era mi nueva familia y los quería como tal, - Así que tiene una hermana...- dije dejando las palabras al aire casi sin tomar en cuenta lo que pensaba... di un suspiro y volví a mirarla a ella tan majestuosa, lo que dijo sobre sus súbditos, sonreí ampliamente entendía perfectamente lo que ella sentía por ellos era lo mismo que yo sentía por mis empleados...
Ella se interesaba en mi, ¿por qué?, claro mi tienda, todo el mundo le interesaba eso pero no me molestaba era parte de mi vida, mi pasión, mi eterno enamorado... mi perfumería; definitivamente me estaba volviendo loca - ¿Ahora mismo? - dije con una expresión de curiosidad - no hay problema, yo encantada de mostrarle mi trabajo - dije sintiéndome muy importante en ese momento, mi trabajo, pensé; si eso era, mi vida estaba puesta en ese lugar, mi corazón habitaba ahí. - Madeimoselle, no hay problema podemos ir ahora - añadí sonriendo - pero no se preocupe por llevarme a mi hogar, en pocas horas llegara mi chofer a buscarme a la perfumería - añadí.
Ella tenía una hermana, que envidia, yo... solo tenia... ya no tenía nada pero aun así era feliz con August y Darla esa era mi nueva familia y los quería como tal, - Así que tiene una hermana...- dije dejando las palabras al aire casi sin tomar en cuenta lo que pensaba... di un suspiro y volví a mirarla a ella tan majestuosa, lo que dijo sobre sus súbditos, sonreí ampliamente entendía perfectamente lo que ella sentía por ellos era lo mismo que yo sentía por mis empleados...
Ella se interesaba en mi, ¿por qué?, claro mi tienda, todo el mundo le interesaba eso pero no me molestaba era parte de mi vida, mi pasión, mi eterno enamorado... mi perfumería; definitivamente me estaba volviendo loca - ¿Ahora mismo? - dije con una expresión de curiosidad - no hay problema, yo encantada de mostrarle mi trabajo - dije sintiéndome muy importante en ese momento, mi trabajo, pensé; si eso era, mi vida estaba puesta en ese lugar, mi corazón habitaba ahí. - Madeimoselle, no hay problema podemos ir ahora - añadí sonriendo - pero no se preocupe por llevarme a mi hogar, en pocas horas llegara mi chofer a buscarme a la perfumería - añadí.
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Re: Té de canela [sabrina]
Con un ademan entusiasta, me levante de mi asiento con ligereza y chasquee mis dedos hacia un lado para que aquel guardia personal que aguardaba cerca de las puerta de la cafetería, acudiera a mi encuentro de inmediato. Mi gélida mano fue al encuentro de la suya, envolviéndola y atrayéndola hacia nosotros mientras abandonábamos las tazas despojadas de sus portadoras y ahora huérfanas en una mesa vacía que había propiciado nuestro encuentro. Apresúrate, querida… Muero por conocer esa parte de ti… Comente con una disimulada risa vehemente al cruzar la puerta y encontrarnos con el carruaje negro con los emblemas reales frente a la puerta, los caballos particularmente estaban inquietos, tal vez fuera por la glacial brisa nocturna que azotaba cada suburbio de París. Mi fiel alquimista alzo la mirada por debajo de su sombrero oscuro para mirar a mi acompañante, a lo cual le advertí con un leve movimiento de mi cabeza que no se atreviera ni a tan solo pensar en tocarla. Ellos son… Mis guardias… Titubee con una melódica señal una vez que abordamos el carruaje. Son algo… Especiales…
Pronto el relinchar de los corceles rompió el silencio que irradiaba las tranquilas calles de la ciudad, galopando veloces por los senderos de lo desconocido, escuchando la frescura de sus palabras al guiar al conductor específicamente a una zona comercial muy vistosa y elegante. Su tienda… Resaltaba entre el resto, tal como su dueña… Desde mi postura podía percibir el frenesí olfativo que las especias y muchos otros ingredientes resguardados en aquel lugar, impregnado todo el ambiente, trazando senderos invisibles que atraían con el siempre hecho de verse envueltos en aquel fantástico territorio humano.
Bajamos de nuestro transporte y caminamos hacia las puertas de su tienda, cerrando mis ojos para llenar mis pulmones con aquella combinación extasiante que mitigaba mis instintos e incluso mis deseos que se evidenciaban con cada furtiva mirada que dedicaba al delicado arco de su cuello. Mire hacia atrás, observando las lúgubres figuras de mis guardias que permanecían serenos cerca del carruaje, vigilantes, atentos e incluso, sedientos de un juego previo. Agradezco su atención en complacerme, Madame… La verdad es que no cualquier persona accedería a mostrar su obra a una desconocida a altas horas de la noche. Mis ojos resplandecientes y ansiosos, analizaron la oscuridad que invadía el interior de la tienda una vez que las puertas fueron abiertas. Solo el voraginoso aroma, explayándose sobre mí, como una siniestra avalancha que inmaculaba lo prohibido, que bendecía el alma de un ser maldito.
Pronto el relinchar de los corceles rompió el silencio que irradiaba las tranquilas calles de la ciudad, galopando veloces por los senderos de lo desconocido, escuchando la frescura de sus palabras al guiar al conductor específicamente a una zona comercial muy vistosa y elegante. Su tienda… Resaltaba entre el resto, tal como su dueña… Desde mi postura podía percibir el frenesí olfativo que las especias y muchos otros ingredientes resguardados en aquel lugar, impregnado todo el ambiente, trazando senderos invisibles que atraían con el siempre hecho de verse envueltos en aquel fantástico territorio humano.
Bajamos de nuestro transporte y caminamos hacia las puertas de su tienda, cerrando mis ojos para llenar mis pulmones con aquella combinación extasiante que mitigaba mis instintos e incluso mis deseos que se evidenciaban con cada furtiva mirada que dedicaba al delicado arco de su cuello. Mire hacia atrás, observando las lúgubres figuras de mis guardias que permanecían serenos cerca del carruaje, vigilantes, atentos e incluso, sedientos de un juego previo. Agradezco su atención en complacerme, Madame… La verdad es que no cualquier persona accedería a mostrar su obra a una desconocida a altas horas de la noche. Mis ojos resplandecientes y ansiosos, analizaron la oscuridad que invadía el interior de la tienda una vez que las puertas fueron abiertas. Solo el voraginoso aroma, explayándose sobre mí, como una siniestra avalancha que inmaculaba lo prohibido, que bendecía el alma de un ser maldito.
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Re: Té de canela [sabrina]
Al tiempo de escuchar mi respuesta note su entusiasmo por conocer aquel lugar que día a día guardaba secretos, secretos de mezclas, secretos de vida. Nos dirigimos a su carruaje sus guardias eran, ¿Cómo decirlo?, parecían muy sobre protectores con ella, pero pude sentir algo más que no podía descifrar, tampoco lo quería. Los emblemas en el carruaje me alertaron, ella no era una típica dama de clase alta, los símbolos reales decían todo lo contrario, en ese momento me invadieron los nervios intente controlarme, pocas veces conocías a alguien distinguid y mas que sea de la realeza. Ya en el interior del carruaje di las indicaciones pertinentes para llegar a la perfumería, hablar con ella era algo hipnótico, como querías siempre mas, siempre con un grado de intriga.
Yo una joven de clase alta, que ha puesto su nombre en alto por la creación de tan distinguidos perfumes que ocasionalmente creaba, y ella con toda su educación y con su elegancia que pocas veces podía ser vista, pocos de su clase existían y ella ante mis ojos era una persona única, como cada perfume que cuidadosamente creaba día a día, cada uno era único, con su toque de fantasía y a algo de mi corazón – Mi trabajo es mi vida, por lo tanto me gusta que las personas disfruten de él, nunca es tarde pero tampoco nunca es muy temprano, Abrir las puertas de mi tienda para mí es un agrado y más si es para darlo a conocer a una persona con su distinguida clase – el carruaje se detuvo y divisé aquel cartel que tenia escrito “Il Imagine”, el nombre de mi perfumería, con ayuda de sus guardias bajamos de aquel carruaje y yo me apronte a las puertas de este, el marco blanco resplandecía esa noche, como si supiera que esta era una visita especial, y si que lo era, o así lo sentía yo.
Introduje la llave de bronce, en la cerradura se escucho un clic. Y empuje suavemente la puerta, las campanillas sonaron y se escapo una oleada de fragancias envolviendo a todos alrededor, Jazmín, vainilla y fresas se hacían notar en el lugar. – Adelante Madeimoselle – dije dejándola entrar antes que yo. Prendí las tenues luces que habían en el local, en el fondo se veía un mesón con fragancias para probar, a los costados unas estanterías donde iban repartido los perfumes según color y aroma, y detrás del mesón se encontraba una pequeña repisa de cristal donde guardaba los mas excéntricos y únicos perfumes, que por sus aromas fuertes u dulces a muchas damas les encantaban, aunque a mi parecer todo lo que había en la perfumería era único.
- Madame, Dígame por donde quiere empezar – dije con mi tono dulce, con el que solía atender a todos y sin excepción, inspire llenando mis pulmones de aquella mezcla de aromas que a pesar de ser variada causaban estragos en mi interior, me relajaba estar ahí, tenía todo puesto en aquella perfumería, mi corazón, mi vida, mi pasado y mi presente, que avanzaba a pasos lentos en el diario vivir. Me saque los guantes que llevaba puestos y los deje encima del gran mesón color café, con un brillo especial que lo hacía parecer inmaculado.
Yo una joven de clase alta, que ha puesto su nombre en alto por la creación de tan distinguidos perfumes que ocasionalmente creaba, y ella con toda su educación y con su elegancia que pocas veces podía ser vista, pocos de su clase existían y ella ante mis ojos era una persona única, como cada perfume que cuidadosamente creaba día a día, cada uno era único, con su toque de fantasía y a algo de mi corazón – Mi trabajo es mi vida, por lo tanto me gusta que las personas disfruten de él, nunca es tarde pero tampoco nunca es muy temprano, Abrir las puertas de mi tienda para mí es un agrado y más si es para darlo a conocer a una persona con su distinguida clase – el carruaje se detuvo y divisé aquel cartel que tenia escrito “Il Imagine”, el nombre de mi perfumería, con ayuda de sus guardias bajamos de aquel carruaje y yo me apronte a las puertas de este, el marco blanco resplandecía esa noche, como si supiera que esta era una visita especial, y si que lo era, o así lo sentía yo.
Introduje la llave de bronce, en la cerradura se escucho un clic. Y empuje suavemente la puerta, las campanillas sonaron y se escapo una oleada de fragancias envolviendo a todos alrededor, Jazmín, vainilla y fresas se hacían notar en el lugar. – Adelante Madeimoselle – dije dejándola entrar antes que yo. Prendí las tenues luces que habían en el local, en el fondo se veía un mesón con fragancias para probar, a los costados unas estanterías donde iban repartido los perfumes según color y aroma, y detrás del mesón se encontraba una pequeña repisa de cristal donde guardaba los mas excéntricos y únicos perfumes, que por sus aromas fuertes u dulces a muchas damas les encantaban, aunque a mi parecer todo lo que había en la perfumería era único.
- Madame, Dígame por donde quiere empezar – dije con mi tono dulce, con el que solía atender a todos y sin excepción, inspire llenando mis pulmones de aquella mezcla de aromas que a pesar de ser variada causaban estragos en mi interior, me relajaba estar ahí, tenía todo puesto en aquella perfumería, mi corazón, mi vida, mi pasado y mi presente, que avanzaba a pasos lentos en el diario vivir. Me saque los guantes que llevaba puestos y los deje encima del gran mesón color café, con un brillo especial que lo hacía parecer inmaculado.
Off: disculpa la tardanza, mucho trabajo
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Re: Té de canela [sabrina]
Una estela colorida fue develada ante mis ojos curiosos cuando una pequeña luz se encendió justo en el centro de aquel espacio místico y alusivo a las cuevas mágicas que solo existía en los libros de fantasía. Era imposible describir el éxtasis maravilloso que desprendía cada frasco colorido a mi alrededor, múltiples tamaños y formas de los contenedores cristalinos titilaban alegres en una danza efímera con la luz tenue y fragante. Es casi poético… Sonreí divertida, dando un giro en medio del lugar como si pudiera danzar en aquel mundo místico que ella podía crear y manejar a su antojo, dándole un nombre a su invención para después otorgarla a una personalidad clave.
Por lo general, los humanos utilizaban los perfumes mayormente por vanidad, dejando evidencia de que podían adquirir las más exclusivas fragancias aunque al utilizarlas, no les gustaran en lo absoluto. Otros en cambio, las implementaban delicadamente sobre su piel, para que aquel apetitoso aroma humano se magnificara con un suave toque floral para realzar su esencia llamativa y altamente peligrosa para los vampiros. ¿Eso sucedía con Viola? Era que su aroma me hipnotizaba hasta el punto de hacerme danzar de júbilo a su alrededor, o era el llamado de su sangre que exacerbaba mis sentidos y me hacía perder el control de mis propias acciones. Tal vez fuera su mente extraordinaria, capaz de la creación perfecta que le otorgaba un nombre a todo este sentimiento locuaz.
Aclarando mi voz, me posicione tras ella, colocando ambas manos sobre sus hombros para susurrarle al oído mientras mis ojos vagaban entre la maravilla que correspondía solo a su autoría Creemos algo, querida… Un perfume para el diablo… Mi voz emano de mis labios como una tenue melodía armoniosa, hasta que su risa picara y confusa me contagio y envolvió a sobremanera Imagínalo… Un ser maligno de las sombras que cobra una forma atractiva para cautivar a sus presas… Hoy desea bailar y escapar de las cavernas con algún alma desaventurada… ¿Qué le crearías? Aparte con mis dedos un fino mechón castaño que contrastaba hermosamente con el tono color crema de su piel, una vez más, sugestionándome a olfatear el delicado elixir que corría frenéticamente por su torrente sanguíneo y me incitaba a romper mis propias reglas. Yo te ayudaré… Será mi regalo para la bestia… Relamiendo mis labios, retrocedí y me deje guiar por mi olfato hacia un salón contiguo un poco más pequeño que el anterior, igual de colosal e impresionante, constando con un pequeño jardín trasero cuyo paisaje se filtraba a través de la ventana. Es indudablemente hermoso…
Era el laboratorio… Varias flores colgadas en percheros para ser disecadas, algunos frascos con esencias, especias de todo tipo e incluso algunas sustancias extrañas cuyo olor no podía tan siquiera discernir. Debe pensar que estoy demente por obligarla a venir aquí a altas horas de la noche y pedirle que cree una fragancia, pero, ésta cubrirá los gastos del día venidero… Y a lo primero… Hice una pausa con una risa caustica pero solazada …En efecto sí, lo estoy… Camine de un lado hacia el otro, llenando mis pulmones con el aroma de cada especie de plantas allí expuestas, tomando algunos frascos al azar para comprobar el almizclado olor, probando el incienso, tratando de elegir los ingredientes perfectos para un nuevo bálsamo… Hasta que me di cuenta, que mis brazos estaban repletos de cualquier cantidad de cosas que encontré a mi paso… Como una infante recorriendo hambrienta una tienda de golosinas.
Por lo general, los humanos utilizaban los perfumes mayormente por vanidad, dejando evidencia de que podían adquirir las más exclusivas fragancias aunque al utilizarlas, no les gustaran en lo absoluto. Otros en cambio, las implementaban delicadamente sobre su piel, para que aquel apetitoso aroma humano se magnificara con un suave toque floral para realzar su esencia llamativa y altamente peligrosa para los vampiros. ¿Eso sucedía con Viola? Era que su aroma me hipnotizaba hasta el punto de hacerme danzar de júbilo a su alrededor, o era el llamado de su sangre que exacerbaba mis sentidos y me hacía perder el control de mis propias acciones. Tal vez fuera su mente extraordinaria, capaz de la creación perfecta que le otorgaba un nombre a todo este sentimiento locuaz.
Aclarando mi voz, me posicione tras ella, colocando ambas manos sobre sus hombros para susurrarle al oído mientras mis ojos vagaban entre la maravilla que correspondía solo a su autoría Creemos algo, querida… Un perfume para el diablo… Mi voz emano de mis labios como una tenue melodía armoniosa, hasta que su risa picara y confusa me contagio y envolvió a sobremanera Imagínalo… Un ser maligno de las sombras que cobra una forma atractiva para cautivar a sus presas… Hoy desea bailar y escapar de las cavernas con algún alma desaventurada… ¿Qué le crearías? Aparte con mis dedos un fino mechón castaño que contrastaba hermosamente con el tono color crema de su piel, una vez más, sugestionándome a olfatear el delicado elixir que corría frenéticamente por su torrente sanguíneo y me incitaba a romper mis propias reglas. Yo te ayudaré… Será mi regalo para la bestia… Relamiendo mis labios, retrocedí y me deje guiar por mi olfato hacia un salón contiguo un poco más pequeño que el anterior, igual de colosal e impresionante, constando con un pequeño jardín trasero cuyo paisaje se filtraba a través de la ventana. Es indudablemente hermoso…
Era el laboratorio… Varias flores colgadas en percheros para ser disecadas, algunos frascos con esencias, especias de todo tipo e incluso algunas sustancias extrañas cuyo olor no podía tan siquiera discernir. Debe pensar que estoy demente por obligarla a venir aquí a altas horas de la noche y pedirle que cree una fragancia, pero, ésta cubrirá los gastos del día venidero… Y a lo primero… Hice una pausa con una risa caustica pero solazada …En efecto sí, lo estoy… Camine de un lado hacia el otro, llenando mis pulmones con el aroma de cada especie de plantas allí expuestas, tomando algunos frascos al azar para comprobar el almizclado olor, probando el incienso, tratando de elegir los ingredientes perfectos para un nuevo bálsamo… Hasta que me di cuenta, que mis brazos estaban repletos de cualquier cantidad de cosas que encontré a mi paso… Como una infante recorriendo hambrienta una tienda de golosinas.
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Re: Té de canela [sabrina]
Como si mis fragancias fueran un elixir, que serbia para hipnotizar a las personas, como si fuera un tipo de magia, magia blanca, cada frasco bien dispuesto traía consigo una historia; la historia de su creación, “Il Imagine”, como cualquier otro perfume tenía su gran historia, “una pequeña niña de tan solo 12 años, frustrada por la haberse quedado en casa, fue hasta el laboratorio de su padre, un lugar donde todo podía pasar, la magia, la fantasía se hacían presente en ese tan peculiar lugar, donde día a día su padre creaba de los perfumes mas rebuscado en esta sociedad. Fue ahí en medio de la noche que aquella pequeña irrumpió a ese lugar, recorrió el lugar con los ojos y cerró los ojos para crear, si para crear algo salido de su imaginación, que mesclara todo lo que sabía, un mundo donde a veces la fantasía se hacía presente. Fue así que mezclo fragancias cítricas, con algunas dulces y con un toque de magia creo lo que ahora era un gran perfume único en su especie… que por cosas de la vida su padre descubrió y lo llamo IL IMAGINE”, mi mente divago ante aquella historia que se la sabia mejor que la palma de su mano le traía los mejores recuerdos, de cómo comenzó aquella pasión por la perfumería.
Aquella joven que se encontraba junto a mi tenía un gran espíritu, y una cierta vitalidad que parecía ir mas allá de todo lo que conocía, así era, o al menos así lo sentía, la perfumería nos envolvía, y le daba un aire enigmático tanto a ella como a mí, mi corazón en ese lugar era donde encontraba refugio y una magnifica tranquilidad, era prácticamente mi segundo hogar. Las palabras de la señorita Di Alessandro, me sorprendieron haciéndome sentir cierto jubilo ante aquella propuesta, una grandiosa propuesta, y más si aquella daba la idea – Un perfume para el Diablo – repetí con una voz suave y pausada – Un perfume que demuestre su grandeza ante la primera impresión, un perfume que sea envidiado hasta por el mismo diablo – mi voz sonaba con algo más de entusiasmo y así lo era, no todos los días una distinguida dama te pedía algo como aquella – Es una grandiosa idea Madeimoselle- asentí con una amplia sonrisa mientras la observaba, cada paso que ella daba parecía estar danzando, su clase y estilo harían que esta noche se creara algo diferente.
¿Demente?, más bien yo creía que estaba más bien con demasiado interés por un perfume, o quizás yo era demasiado ingenua para creer a alguien así estuviera demente, seguí muy de cerca cada paso que Sabrina daba, en mi pequeño laboratorio donde podía encontrar más de lo que cualquiera pudiera imaginar, sonreí con gracia la Señorita Di Alessandro parecía una niña pequeña en una dulcería, escogiendo los más grandiosos dulces de aquel lugar. Yo la observaba con gran admiración quería dejarla hacer y desasir en aquel lugar, cuando vi que termino hice un espacio en una mesa amplia y dejo los frascos en aquel lugar – Bien, Madeimoselle lo primero es buscar el bálsamo de fondo que será aquel en el que las fragancias quedaran impregnadas- dije mientras buscaba un frasco parecido a una capsula donde empezar nuestro gran invento – Su ayuda será muy necesaria – dije animada mientras extendía mi mano para alcanzar la suya y se acercara junto a mí, quería que participara tanto como si ella fuera la única en ese lugar – Que le parece si busca el bálsamo, para comenzar el perfume – añadí mientras le señalaba donde se encontraban los bálsamos para comenzar a crear su tan esperado perfume – y por cierto, este mundo está lleno de dementes y yo me considero parte de ellos – esboce una sonrisa mientras buscaba una especie de gotero muy fino para que las medidas fueran más que precisas.
La hora era lo de menos, cuando entraba a mi laboratorio con algo en mente solo había una cosa que me hacia salir del, y era que lo que me había llevado ahí este terminado y esta noche así seria, Sabrina me inspiraba una confianza diferente, y quería que se sintiera lo mas a gusto que pudiera – Usted esta noche es mi invitada de honor – hable suavemente
Aquella joven que se encontraba junto a mi tenía un gran espíritu, y una cierta vitalidad que parecía ir mas allá de todo lo que conocía, así era, o al menos así lo sentía, la perfumería nos envolvía, y le daba un aire enigmático tanto a ella como a mí, mi corazón en ese lugar era donde encontraba refugio y una magnifica tranquilidad, era prácticamente mi segundo hogar. Las palabras de la señorita Di Alessandro, me sorprendieron haciéndome sentir cierto jubilo ante aquella propuesta, una grandiosa propuesta, y más si aquella daba la idea – Un perfume para el Diablo – repetí con una voz suave y pausada – Un perfume que demuestre su grandeza ante la primera impresión, un perfume que sea envidiado hasta por el mismo diablo – mi voz sonaba con algo más de entusiasmo y así lo era, no todos los días una distinguida dama te pedía algo como aquella – Es una grandiosa idea Madeimoselle- asentí con una amplia sonrisa mientras la observaba, cada paso que ella daba parecía estar danzando, su clase y estilo harían que esta noche se creara algo diferente.
¿Demente?, más bien yo creía que estaba más bien con demasiado interés por un perfume, o quizás yo era demasiado ingenua para creer a alguien así estuviera demente, seguí muy de cerca cada paso que Sabrina daba, en mi pequeño laboratorio donde podía encontrar más de lo que cualquiera pudiera imaginar, sonreí con gracia la Señorita Di Alessandro parecía una niña pequeña en una dulcería, escogiendo los más grandiosos dulces de aquel lugar. Yo la observaba con gran admiración quería dejarla hacer y desasir en aquel lugar, cuando vi que termino hice un espacio en una mesa amplia y dejo los frascos en aquel lugar – Bien, Madeimoselle lo primero es buscar el bálsamo de fondo que será aquel en el que las fragancias quedaran impregnadas- dije mientras buscaba un frasco parecido a una capsula donde empezar nuestro gran invento – Su ayuda será muy necesaria – dije animada mientras extendía mi mano para alcanzar la suya y se acercara junto a mí, quería que participara tanto como si ella fuera la única en ese lugar – Que le parece si busca el bálsamo, para comenzar el perfume – añadí mientras le señalaba donde se encontraban los bálsamos para comenzar a crear su tan esperado perfume – y por cierto, este mundo está lleno de dementes y yo me considero parte de ellos – esboce una sonrisa mientras buscaba una especie de gotero muy fino para que las medidas fueran más que precisas.
La hora era lo de menos, cuando entraba a mi laboratorio con algo en mente solo había una cosa que me hacia salir del, y era que lo que me había llevado ahí este terminado y esta noche así seria, Sabrina me inspiraba una confianza diferente, y quería que se sintiera lo mas a gusto que pudiera – Usted esta noche es mi invitada de honor – hable suavemente
Viola de Lesseps- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 17/06/2010
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Localización : Paris
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Re: Té de canela [sabrina]
Una danza maquiavélica era lo que se erigía en ese lugar, un murmullo de voces entre su laboratorio que enriquecía los subterfugios de las sombras con el nuevo despertar de sangre en el paladar de la Reina. Sabrina estaba allí, solo observándola con una media sonrisa picara que no develaba sus dientes, con sus ojos teñidos de un extraño matiz verdoso y amarillento que solo podía indicar una sola intención: “Conservar a esta mujer tal como lo había hecho con el Alquimista”. Su intelecto, era de mayor valía que cualquier artículo hallado en la turba de sus creaciones, pero, ¿Le convendría conservarla? Transformarla con la única razón de que… ¿Le agradaba su atípica dulzura? Tiene muchas cualidades, querida… Algunas que probablemente no ha descubierto usted misma en este laboratorio… Musito en un hilo de voz mientras se paseaba por la tienda y acariciaba con el borde de sus dedos una raíz de mandrágora en una de las estanterías del lugar. Lo que quiero decir, y perdone mi intromisión, es que probablemente estas cuatro paredes se redujeron a su mundo y le imagino como un ave encerrada en una jaula de cristal… Invaluable tesoro cuya voz es la más grande melodía nunca antes escuchada, pero en cautiverio… Lejana del mundo real… Expuesta solo a su propia imaginación y creaciones… Sabrina se aventuraba más de la cuenta en su psicoanálisis que no era del todo certero… Pero incluso en momentos como estos, su prioridad no era acertar, era desplegar su red y tan solo aguardar.
Una pequeña risa picara la saco de su ensimismamiento, le complacía disfrutar de aquella presencia humana aunque fuera por un tiempo, era más que evidente, que la Reina Romana carecía de cualquiera de esas virtudes; Su nobleza, una extraña confianza hacia una desconocida, la inconsecuencia hacia el peligro que eso podría acarrearle, pero con un extraordinario don atractivo que no podía esconder… Tal vez fuera inconsciente, pero su grandiosa mente actuaba como un imán poderoso para la atención de la vampiresa que muchas veces resultaba mortífera, era un magnetismo simbiótico que aun no lograba explicar con palabras. ¿Cómo vas? Sus ojos se bifurcaron indiscretos hacia su espalda, dejando a un lado el protocolo de las palabras al comenzar a intimarla y proponer un trato más casual. Sabrina estaba intrigada, tan solo viéndola como ella se concentraba en una pequeña mesa con algunos instrumentos atípicos; Una hornilla de gas, algunos envases de cristal, cucharillas y mezcladores de oro y plata, esencias y las flores secas que ella misma había escogido. La suculenta gama de fragancias mezclándose en una vasija que comenzaba a llegar al punto de ebullición, lleno el olfato de la vampiresa, calmando su respiración y acompasándola a un ritmo relajado que significaba que le gustaba lo que se estaba creando. Mi alma se llena de regocijo con aquella fragancia…
Sus ojos se clavaron desde su espalda hasta el arco de su cuello, guiándose tan solo por el sonido de sus pasos que se acercaban con extrema cautela hacia ella, alzando su mano dadivosa para posarla sobre su hombro mientras la observaba de reojo y corría un tímido mechón de su cabello por detrás de su hombro. En el laberintico abismo de su mente, Sabrina tenía razón, su mortal compañera ahora creaba una pócima para el diablo, tan atrayente e incitante que avivaba las llamas del infierno hasta proyectarlas en un envase color carmín cuyo nombre aun no había sido estipulado. ¿Cómo lo llamaremos? Posa su mirada ambiciosa sobre el envase que relucía preciosamente ante la tenue iluminación de las velas… Era L`Inferno embotellado, una sustancia seductora que no sabía cómo denominar y que ahora se impregnaba en las manos de su creadora. Enarco una ceja con un esto afilado y una sonrisa ansiosa, bañando la punta de su dedo meñique y dejando caer una tímida gota sobre el hombro de la signorina, inclino su inmaculado rostro hacia su piel, degustando a su olfato con la exquisitez de su aroma de humana mas aquel oleo que escurría hacia su escote. Irresistible… Susurro con cierto disimulo al seguir con la mirada el recorrido de la gota aceitosa sobre su cuerpo. Grazie, querida… Sin duda será mi fragancia más preciada, la única que me identifica realmente. Sabrina le guiño un ojo y se acerco con suavidad para depositar un beso prolongado sobre sus labios, instalando su marca en el alma de la mortal a la que deseaba llegar. Una que no podía tocar sin corromper… No con un dulce precio, una pequeña cuota que no pasaría desapercibida jamás para la Reina.
Una pequeña risa picara la saco de su ensimismamiento, le complacía disfrutar de aquella presencia humana aunque fuera por un tiempo, era más que evidente, que la Reina Romana carecía de cualquiera de esas virtudes; Su nobleza, una extraña confianza hacia una desconocida, la inconsecuencia hacia el peligro que eso podría acarrearle, pero con un extraordinario don atractivo que no podía esconder… Tal vez fuera inconsciente, pero su grandiosa mente actuaba como un imán poderoso para la atención de la vampiresa que muchas veces resultaba mortífera, era un magnetismo simbiótico que aun no lograba explicar con palabras. ¿Cómo vas? Sus ojos se bifurcaron indiscretos hacia su espalda, dejando a un lado el protocolo de las palabras al comenzar a intimarla y proponer un trato más casual. Sabrina estaba intrigada, tan solo viéndola como ella se concentraba en una pequeña mesa con algunos instrumentos atípicos; Una hornilla de gas, algunos envases de cristal, cucharillas y mezcladores de oro y plata, esencias y las flores secas que ella misma había escogido. La suculenta gama de fragancias mezclándose en una vasija que comenzaba a llegar al punto de ebullición, lleno el olfato de la vampiresa, calmando su respiración y acompasándola a un ritmo relajado que significaba que le gustaba lo que se estaba creando. Mi alma se llena de regocijo con aquella fragancia…
Sus ojos se clavaron desde su espalda hasta el arco de su cuello, guiándose tan solo por el sonido de sus pasos que se acercaban con extrema cautela hacia ella, alzando su mano dadivosa para posarla sobre su hombro mientras la observaba de reojo y corría un tímido mechón de su cabello por detrás de su hombro. En el laberintico abismo de su mente, Sabrina tenía razón, su mortal compañera ahora creaba una pócima para el diablo, tan atrayente e incitante que avivaba las llamas del infierno hasta proyectarlas en un envase color carmín cuyo nombre aun no había sido estipulado. ¿Cómo lo llamaremos? Posa su mirada ambiciosa sobre el envase que relucía preciosamente ante la tenue iluminación de las velas… Era L`Inferno embotellado, una sustancia seductora que no sabía cómo denominar y que ahora se impregnaba en las manos de su creadora. Enarco una ceja con un esto afilado y una sonrisa ansiosa, bañando la punta de su dedo meñique y dejando caer una tímida gota sobre el hombro de la signorina, inclino su inmaculado rostro hacia su piel, degustando a su olfato con la exquisitez de su aroma de humana mas aquel oleo que escurría hacia su escote. Irresistible… Susurro con cierto disimulo al seguir con la mirada el recorrido de la gota aceitosa sobre su cuerpo. Grazie, querida… Sin duda será mi fragancia más preciada, la única que me identifica realmente. Sabrina le guiño un ojo y se acerco con suavidad para depositar un beso prolongado sobre sus labios, instalando su marca en el alma de la mortal a la que deseaba llegar. Una que no podía tocar sin corromper… No con un dulce precio, una pequeña cuota que no pasaría desapercibida jamás para la Reina.
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