Ficha de Cathleen Crawfield

-Nombre del Personaje:

Cathleen Ailyn Crawfield

-Edad:

24 años

-Especie:

Humana - Cazadora

-Tipo y Clase Social:

Clase media alta

-Orientación Sexual:

Heterosexual

-Lugar de Origen:

Londres - Inglaterra

-Habilidad/Poder:

Están bien entrenados por que
saben que sus enemigos son fuertes y saben dar batalla. También tienen
mucho conocimiento sobre el tema en cuanto a la lectura de refiere, han
leído mucho sobre las criaturas, tanto que muchos de los cazadores saben
identificarlos a través de ciertos rasgos. Tienen en su poder toda
clase de artefactos que sirven para combatir a las criaturas que deben
cazar, algunas de las que destacan son: crucifijos, estacas, agua
bendita, cuchillos, pistolas, balas de plata, biblia, etc (Datos tomados de la descripción de las razas)

-Descripción Física:

Spoiler:

-Descripción Psicológica:


Su personalidad ha ido mutando a lo largo de los años. Siempre fue una niña feliz llena de luz, de espíritu fuerte y algo altanero. A pesar de ser mujer y que su madre siempre le orientara a adoptar una personalidad más pacifica y sumisa ella tenia las influencias de su hermano, un completo rebelde que ha sido su inspiración en cada aspecto de su vida.

Al llegar a la adolescencia, nunca tuvo los mismos gustos que sus compañeras para la moda el estilo o el afán de buscar un marido, ya que para este tiempo se entero acerca de los vampiro y adopto una actitud algo más fría, alejándose un poco de sus amistades para aprender el oficio.

Sus actitudes son muchas veces masculinas, no le agrada demasiado arreglar su cabello aunque siempre intenta mantener las apariencias y lucir como una mas de las chicas.

Fue luego de la muerte de su hermano y su madre que su actitud dio un giro de 180°. Es
mas agria con las personas, exageradamente irónica y por momentos parece que nada puede penetrarle, pero si la conoces notas que aquello suele ser solo una mascara, obviamente nadie le conoce como para notarlo ya que ha colocado un muro entre ella y el resto de las personas. Quizás tiene mas trato con los demás cazadores pero ellos saben que es algo ruda, con poco sentido del humor y que es mejor mantenerse al margen.

Su actitud con las demás personas en su lugar de trabajo es totalmente diferente, tiene
una actitud dulce y relajada, aunque siempre piensa en cada palabra antes de actuar ya que todo eso es una completa mentira para mantener las apariencias, primera regla de los cazadores.

-Historia:

"Muchas cosas eran las que había escuchado sobre la muerte, muchas veces me habían
advertido sobre ella, otras veces me habían contado de sus delicias aunque yo no me lo creía del todo. Por mas de ser criada en una familia extremadamente católica jamás había creído en la eternidad, o en la existencia de un Dios...
pero en momentos como aquellos… cuando la muerte te mira directo a los ojos, en este caso a través de un par de ojos sin luz, sin vida, solo restos de lo que alguna vez había sido… deseas creer, deseas que haya algo mas haya… Un delgado hilo de sangre caía de su boca, quizás era el único rastro de sangre que había en todo su cuerpo pues al parecer le habían exprimido sin piedad, el mismo caía por su ropa hasta producir un tenue sonido sobre la madera, un golpe apenas audible pero que parecía insoportable para mí, un tenue sonido que se acompasaba con el sonido de las manecillas del reloj al dar una vuelta… tiempo, tiempo que ella nunca tendría… y justo en ese instante… algo mas dulce que el amor y mas oscuro que el odio se apodero de mi mente… la sed de venganza."

Dicen que todos llegamos solos al mundo, y de la misma forma nos vamos de el, pero ese no había sido mi caso...

Nací en una familia de clase media de Londres, mirar a mi hermano era simplemente como
mirarse a un espejo, siempre me había preguntado que hubiera sido de mi si no hubiéramos sido mellizos, si no tuviéramos aquella conexión tan especial que nos permitía pasar los malos ratos… la verdad no estaba segura de cual seria la respuesta y no tenia ganas de descubrirlo.

Nuestra familia era de clase media alta, mi padre era un prestigioso medico y con tantas plagas que habían azotado nuestro país parecía que jamás estaba en casa.
Mi madre parecía creerse aquello y solo se ocupaba de la casa y de nuestra educación, nos había hecho preparar en idioma y literatura, bueno… mayormente a mí ya que mi hermano también solía estar poco tiempo en casa, le gustaba acompañar a mi padre, era como su sombra y aquello me intrigaba. Quizás mi madre se creía aquella historia, pero yo lo conocía… prácticamente éramos la misma persona y sabia que algo no andaba bien.

De todos modos no había sido una genialidad de mi parte, yo estaba a su lado el día que
había vuelto dolorido a casa con su labio partido por una supuesta pelea callejera, mi madre había estado tan angustiada aquella tarde… aunque sabia que mi hermano jamás se metería en algo así.

También había estado junto a su cama la noche que había vuelto con su espalda dolorida,
en este caso simplemente no había querido dar explicación a nadie, o casi a nadie ya que por mi personalidad testaruda le obligue a que me diga lo que había sucedido y fue allí cuando lo vi, una marca en su espalda, estaba quemado, la piel de un rosado furioso rodeada de una línea color rojiza similar a cuando te queman con un hierro. El sabia que no debía confiarle a nadie aquello, se lo habían hecho jurar aquel secreto debía morir con el, pero yo era una parte de el, quizás por ello decidió contarme cada detalle de sus salidas en la noche. Ilusamente yo creía que iban a burdeles o algo por el estilo, mi
padre nunca me había parecido una buena persona, y en lo personal siempre
sospeche que engañaba a mi madre aunque aquella historia que salía a medias junto con algunos gemidos de dolor de la boca de mi hermano eran prácticamente imposibles de creer. La existencia de aquellos seres, aquellos monstruos me
parecía un cuento de niños, de aquellos que mi madre me relataba de pequeña cuando no quería cenar. Aunque la marca en la espalda de mi hermano… creía que mi padre era un animal peor por hacerle aquello… por obligarle a trabajar con el en algo tan peligroso.

-No puedes dejar que papá te haga esto, si le dices a nuestra madre lo detendrá estoy segura- susurre mientras colocaba un poco de alcohol con un paño sobre su
herida y el se retorcía bajo aquel contacto.
-No Cath…nunca!! ¿Lo has entendido?- parecía furioso, o aquello hubiera pensado
cualquier persona pero yo sabia que simplemente estaba asustado.
-De acuerdo tranquilízate- suspire. –Pero con una condición- un par de escépticos ojos
idénticos a los míos me atravesaron.
-Ninguna condición he confiado en ti y te callaras- sentenció.
Apreté mas fuerte el paño con alcohol y gimió…
-No.- si el estaba dentro yo también lo estaría.
-Que quieres, ya habla- mascullo con indignación ante mi aparente extorsión.
-Quiero que me enseñes, quiero hacer lo mismo que tu haces, no quiero que estés solo en
esto… y no digas que tienes a nuestro padre por que el definitivamente no cuenta- sabia que pedirle aquello seria un martirio para el, siempre había intentado protegerme de todo y de todos.
-Yo soy el mayor y el hombre, solo a mi me corresponde- intento convencerme en vano.
-Soy mayor que tu por 1 minuto y medio… además me lo debes- proseguí de manera testaruda. Yo sabia que el no deseaba hacerlo, pero el sabia que yo no me daría por
vencida… y a los pocos días el entrenamiento comenzó.

Todas las tardes luego de nuestra clase de francés íbamos al bosque y allí mi mellizo me
enseñaba todo lo que debía saber. Yo era pésima a comparación de el pero siempre me alentaba diciendo que era cuestión de tiempo, después de todo a el le habían entrenado desde pequeño.

Ballestas, espadas, armas… nunca había sido conciente de que el ser humano hubiera creado tantas cosas para deshacerse de otros me parecía brutal, pero yo había decidido
meterme en ello y no daría un paso al costado.

En unos pocos años ya había mejorado muchísimo, cabalgar era fácil para mi siendo que
en un principio me había torcido una muñeca y también dañado el tobillo, mas unas cuantas heridas que no había podido explicar a mi madre, pero mi hermano siempre estaba allí para ayudarme con las excusas ya que mentir se me daba pésimo, pero mi padre lo había entrenado a el para ello… para mentir, para esconderse, para ser un cazador.

Nuestro entrenamiento comenzó a disminuir luego de que hubiera comenzado a estudiar
medicina. Mi madre había insistido en que estudiara algo y aunque no me agradaba hacer nada que me mantuviera alejada de mi hogar decidí optar por la medicina. Últimamente había desarrollado una obsesión con la sangre y además no me vendría mal saber el arte de curar cuando la profesión que traes de cuna puede matarte o si tienes suerte, dejarte muy mal herido.

Fue para mi cumpleaños número 18 que regrese a casa, el mismo caía cerca de las vacaciones y aquella era mi época favorita, podría ver a mi hermano y a mi madre.

De todos modos aquel día no había sido como el resto de mis visitas… abrí la ruidosa
puerta de mi hogar, estaba algo desprendida como si la hubieran forzado. Y allí la vi…

Colgada de una madera con una soga alrededor de su cuello, su cuerpo se balanceaba con lentitud como si estuviera danzando alguna melodía macabra. Un hilo de sangre
caía por su ropa hasta producir un tenue sonido sobre la madera, un golpe apenas audible pero que parecía insoportable para mí, un tenue sonido que se acompasaba con el sonido de las manecillas del reloj al dar una vuelta… tiempo, tiempo que ella nunca tendría… -Mamá- aquellas palabras habían salido como un gemido de mi boca hasta que unas manos varoniles y desgastadas me habían cubierto los ojos rogándome que no mirara y tirando de mi para quitarme del sitio.

Hubiera deseado que fuera mi hermano pero era mi padre, no pudo explicarme lo que había sucedido pero yo lo había notado, no existía prácticamente rastro sangre en su
cuerpo, nadie colgado de ese modo podría lucir tan pálido, y si aquello había
sido un suicidio aún no podía entender por que cada dedo de su mano había sido
cortado. Aquello se trataba de venganza “un trabajo mal hecho” como le llamaba
mi hermano. Tu ibas tras los vampiros, brujas, y licántropos pero si no lograbas deshacerte de ellos… si no lograbas destrozarlos y ellos descubrían donde te alojabas, pues era tu fin.

Pero… cuando estas destrozado en el piso, retorciéndote de dolor, siempre cabe la
posibilidad de que alguien te patee en el suelo para que definitivamente nunca mas vuelvas a levantarte, y el encargado de hacer aquello fue mi padre, en el momento que me revelo que mi hermano había desaparecido y que seguramente para ese momento ya estaría muerto.

No lloré. Para ello debes estar vivo, sentir alguna clase de emoción, pero yo me sentía vacía, muerta en vida… y así me mantuve unos cuantos meses en aquel estado catatónico.

Mi padre nos había llevado a Francia, decía que allí había un grupo de personas que podrían ocultarnos y darnos una mano, yo sabia quienes eran “Cazadores”.

-Lo se todo- esas habían sido las primeras palabras que salieron de mi boca luego de tres meses de silencio. Mi padre se sobresalto colocándose a mi lado. Ahora se le había ocurrido ser buen padre, que irónico.
-Se por que murieron, el me entreno, se tanto como el… ahora es mi turno- podía notar como su gesto iba cambiando a medida que entendía el significado de esas palabras.
Sabía que sentía culpa y que no quería perder a otro integrante de su familia pero a mi me daba igual, yo ya había perdido todo.
-Y no te atrevas a decir que no… se todo lo que tengo que saber, quiero la maldita marca
y quiero vengarle-

Mi padre no se había tomado aquello en serio, creyó que haciendo lo que yo quería, marcándome, entrenándome seria como una terapia para que sanara, pero para mi… era el único motivo para seguir con vida.

Solo me tomo un año ser uno mas de ellos, parecía que a los demás cazadores le
importaba un bledo mi salud mental, solo sabían que era un arma para matar y que estaba mas inspirada que nadie. Pero lo que ellos no sabían era que yo había encontrado algo mas en su base de datos, había dado con lo que mi padre me había ocultado todo este tiempo, su mas oscuro secreto.
Mi hermano no estaba muerto… simplemente era uno de ellos ahora, uno de los innombrables “Un vampiro”.

-Datos Extras:


* Siempre lleva un relicario que le regalo su hermano al cumplir los 15 años.
* Tiene una marca en la parte baja de su espalda, representando la marca de caín.
* Adora cavalgar y cazar.
* Odia a los vampiros con todo su ser.
* Tiene una obseción algo retorcida con su hermano.