AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Seduceme, gobiername, conquistame, liberame ~.Privado.~
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Seduceme, gobiername, conquistame, liberame ~.Privado.~
-No era lo que muchos llamarian una primera cita incluso la cara de confusion de su acompañante lo explicaba todo aunque a ojos del brujo era sin duda divertido pues le habia sacado del burdel no aquella misma noche sino para el día, habia pagado una buena suma para tenerlo a su lado durante todo un dia como acompañante seguro que la madame pensaba que lo iba a llevar al palacio o algún sitio bonito pero en vez de eso le llevó al bosque uno de los lugares preferidos de Aetos, la suavidad con la que el viento mecia las hojas prometia que sería un buen dia para pasarlo en el bosque incluso se habia tomado la molestia de preparar todo una manta cómoda, leña para hacer el fuego junto a una laguna que cristalina parecia un reclamo para pulgar los pecados de los hombres pero tambien incitaba a los juegos sensuales que tenia en mente. Se calmó como habia expuesto él no era un hombre como los demás, ir al burdel y tomar a la primera mujer u hombre que tuviese las pierna separadas no era su modus operandi, preferia llevarlos a su terreno pues si ellos tenian esa promesa de dar placer a los clientes él podia asegurar que daria placer a los mismos cortesanos hasta que se quedase satisfecho-
¿Que te parece monsieur? -Tomó por primera vez la mano de Oscar con una sonrisa de medio labio que siempre era traviesa, la picardia en su voz parecia ir y venir pues no era alguien que se dejase llevar por las emociones pues su rostro siempre mostraba calma o hieratismo incluso una mezcla de ambos perteneciendo a esos pocos que juntaban las manos y esperaban horas a la puesta de sol, despues a ver la luna, sus movimientos, sus cambios, finalmente ver el amanecer yno sentir ni una pizca de cansancio ¿que hacía que aquel cortesano fuera distinto? le habia contemplado, abusado de mirarle completamente y cuando pudo robo una charla corta, su nombre, su edad, que era lo que gustaba en los hombres...fue corto porque le tomaron del brazo y le llevaron a una de las habitacion lo que predecia que su cliente era por lo pronto alguien posesivo con lo que habia comprado- No soy como los que acostumbras a ver, ya te lo dije
-Sacó un cigarrillo colocándolo en sus labios, no lo encendió aún sino que dejo que el aroma del tabaco primerizo se fundiese con el olor a tierra mojada, alli estaba la solitaria manta, la madera, unas cuantas cosas por si querian hacer noche alli (escondiendo algunos juguetes sexuales que más adelante sacaria) pero primero mordio con lentitud el dedo índice de aquel hombre, alejandose de él, quitándose los zapatos y metiendo los pies en la fría laguna que a muchos habria hecho gemir de dolor, los pinchazos contra su piel eran placenteros, despertaban sus sentidos nunca mejor dicho. Al fin encendio el cigarrillo dejando que el humo consumiera por segundos sus labios escondiendo la sonrisa diminuta que se habia formado en él-
¿Que te parece monsieur? -Tomó por primera vez la mano de Oscar con una sonrisa de medio labio que siempre era traviesa, la picardia en su voz parecia ir y venir pues no era alguien que se dejase llevar por las emociones pues su rostro siempre mostraba calma o hieratismo incluso una mezcla de ambos perteneciendo a esos pocos que juntaban las manos y esperaban horas a la puesta de sol, despues a ver la luna, sus movimientos, sus cambios, finalmente ver el amanecer yno sentir ni una pizca de cansancio ¿que hacía que aquel cortesano fuera distinto? le habia contemplado, abusado de mirarle completamente y cuando pudo robo una charla corta, su nombre, su edad, que era lo que gustaba en los hombres...fue corto porque le tomaron del brazo y le llevaron a una de las habitacion lo que predecia que su cliente era por lo pronto alguien posesivo con lo que habia comprado- No soy como los que acostumbras a ver, ya te lo dije
-Sacó un cigarrillo colocándolo en sus labios, no lo encendió aún sino que dejo que el aroma del tabaco primerizo se fundiese con el olor a tierra mojada, alli estaba la solitaria manta, la madera, unas cuantas cosas por si querian hacer noche alli (escondiendo algunos juguetes sexuales que más adelante sacaria) pero primero mordio con lentitud el dedo índice de aquel hombre, alejandose de él, quitándose los zapatos y metiendo los pies en la fría laguna que a muchos habria hecho gemir de dolor, los pinchazos contra su piel eran placenteros, despertaban sus sentidos nunca mejor dicho. Al fin encendio el cigarrillo dejando que el humo consumiera por segundos sus labios escondiendo la sonrisa diminuta que se habia formado en él-
Aetos- Hechicero/Realeza
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Re: Seduceme, gobiername, conquistame, liberame ~.Privado.~
Acomodado como estaba en un montículo de tierra y hierba, primero dejó que aquel hombre mordisqueara su yema y después de extenuar sus ojos en la vaporosa visión de su cigarro, hincó más la uña contra su lengua y la retiró en el instante en que el otro mojaba sus pies en el placer doloroso del agua.
No, eso puedo verlo... -contestó, sin dejar de escrutarle con los ojos, mas sin que el recorrido de sus pupilas pudiera delatarle, acostumbrado como estaba ya a contemplar el carnaval humano desde su butaca imperturbable- De todo esto, deduzco que te interesan las personas y el estímulo de desconcertarlas a primera vista. No eres un cliente corriente, no todo el mundo saca a los cortesanos del burdel y menos los de la alta alcurnia... de modo que no sólo parece importarte poco las apariencias o la diferencia de clases, además vas al límite con ello -se llevó la mano a la boca para chupetearse el dedo que antes había estado entre los dientes de Aetos, con aire distraído, aunque claramente alejado de toda casual inocencia-. Me parece, monsier, que los bosques son lo más lejano a lo humano que conozco. Habitados por fauna, flora... donde cualquier criatura se hace desconocida entre la maleza retorcida de los árboles y el sonido exótico y espeluznante de algo que nunca terminas de ubicar -estiró los brazos para desperezarse un poco la noche encima y se estiró sobre la tierra, tumbado con la cabeza acomodada bajo sus propias manos-. No está mal...
No, eso puedo verlo... -contestó, sin dejar de escrutarle con los ojos, mas sin que el recorrido de sus pupilas pudiera delatarle, acostumbrado como estaba ya a contemplar el carnaval humano desde su butaca imperturbable- De todo esto, deduzco que te interesan las personas y el estímulo de desconcertarlas a primera vista. No eres un cliente corriente, no todo el mundo saca a los cortesanos del burdel y menos los de la alta alcurnia... de modo que no sólo parece importarte poco las apariencias o la diferencia de clases, además vas al límite con ello -se llevó la mano a la boca para chupetearse el dedo que antes había estado entre los dientes de Aetos, con aire distraído, aunque claramente alejado de toda casual inocencia-. Me parece, monsier, que los bosques son lo más lejano a lo humano que conozco. Habitados por fauna, flora... donde cualquier criatura se hace desconocida entre la maleza retorcida de los árboles y el sonido exótico y espeluznante de algo que nunca terminas de ubicar -estiró los brazos para desperezarse un poco la noche encima y se estiró sobre la tierra, tumbado con la cabeza acomodada bajo sus propias manos-. No está mal...
Oscar Llobregat- Prostituto Clase Media
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Re: Seduceme, gobiername, conquistame, liberame ~.Privado.~
¿Que placer habría en abrirte de piernas y fornicar como un salvaje allí? –Sonrió con acertado orgullo, había algo de cierto en las palabras de aquel cortesano pues el brujo adoraba causar en sus “victimas” esa sensación de confusión. Pero el había sido un hombre de valores por el amor de dios no iba a abrir de piernas a una cortesana y a practicar el habitual mete-saca que la mayor parte de los hombres tendía a hacer. Él, aunque fuera juzgado extraño consideraba que aunque se pagase por sexo debía de haber placer mutuo no solamente el suyo algo que incluso la madame no había entendido ¿Por qué un hombre adinerado pasa tanto por el burdel e incluso lleva a las chicas y a los chicos a restaurantes, circos, a beber…cuando podría tener lo mismo por menos trabajo?-
De hecho es más morboso venir aquí, donde el agua resuena para poder escuchar tus sonidos, tienes una voz realmente hermosa oscar –Se sonrió al decir aquello mirando con aire sensual a aquel hombre, estaba tumbado más relajado de lo que se había esperado pues seguramente que estuviera en tensión como algunas cortesanas que al ver tan calmado al brujo se habían esperado una especie de “violación” cuando había sido todo lo contrario. Dejó después unos pasos más hacia delante incluso mojando el pantalón con una excitante sensación de las cuchilladas, ahogo una carcajada que no salió directamente de sus labios, solo serio mirando hacia los peces que habitaban las aguas que ahora estaba pisando Aetos- Alli en el burdel no habría podido escucharte con tanta claridad.
-En el burdel últimamente había mucha gente pues con la llegada de cortesanos masculinos tanto hombres como mujeres acudían allí, especialmente los primerizos que u ocupaban las habitaciones o la barra para conocer a todos los que allí habían, había gente que escogia a las personas como si estuviera escogiendo la ropa en un ademán de “tu…no, no mejor tu” lo cual era bastante extraño. Las habitaciones no eran relajadas sino todo lo contrario un continuo murmullo de golpes y gemidos de desconocidos, preferia venir al bosque y escuchar junto con el agua que sabor tenia aquel hombre, el placer, su rostro deformado por la lascivia o lo que era igual, que ambos se dejasen llevar por los instintos-
De hecho es más morboso venir aquí, donde el agua resuena para poder escuchar tus sonidos, tienes una voz realmente hermosa oscar –Se sonrió al decir aquello mirando con aire sensual a aquel hombre, estaba tumbado más relajado de lo que se había esperado pues seguramente que estuviera en tensión como algunas cortesanas que al ver tan calmado al brujo se habían esperado una especie de “violación” cuando había sido todo lo contrario. Dejó después unos pasos más hacia delante incluso mojando el pantalón con una excitante sensación de las cuchilladas, ahogo una carcajada que no salió directamente de sus labios, solo serio mirando hacia los peces que habitaban las aguas que ahora estaba pisando Aetos- Alli en el burdel no habría podido escucharte con tanta claridad.
-En el burdel últimamente había mucha gente pues con la llegada de cortesanos masculinos tanto hombres como mujeres acudían allí, especialmente los primerizos que u ocupaban las habitaciones o la barra para conocer a todos los que allí habían, había gente que escogia a las personas como si estuviera escogiendo la ropa en un ademán de “tu…no, no mejor tu” lo cual era bastante extraño. Las habitaciones no eran relajadas sino todo lo contrario un continuo murmullo de golpes y gemidos de desconocidos, preferia venir al bosque y escuchar junto con el agua que sabor tenia aquel hombre, el placer, su rostro deformado por la lascivia o lo que era igual, que ambos se dejasen llevar por los instintos-
Aetos- Hechicero/Realeza
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Re: Seduceme, gobiername, conquistame, liberame ~.Privado.~
Contempló lacónicamente al interlocutor de ese momento, al tiempo que se dejaba encrespar los cabellos por el rocío sobre el que reposaba, sintiendo que la ropa se humedecía poco a poco entre el contacto fiero de la noche. Le gustaba la forma en la que la ligera ventisca le despertaba el cuerpo, se introducía por las arrugas de su camisa, por el borde de sus pantalones y acababa en el tatuaje erizado de su piel.
En espacios naturales quizá pudiera parecer todo más natural: el ansia, la curosidad, la conversación... No podía negarse que parte de lo que había dicho era ya asquerosamente sincero, le intrigaban los clientes diferentes. Y aquel no era normal, desde luego, sentía emanar de él una sensación tan intrigante que no podía contemplarle o desearle sin percibir que no iba a acabar todo en un sencillo y mundano orgasmo. Ya había tenido la ocasión de conocer a otras personas a las que les costaba arrancar por ser su primera vez, ya fuera en la cama a secas o en una concreta del burdel, y la mayoría de ellas se tranquilizaban pidiéndole que hablara de cualquier cosa... Aquel no era el caso del tal Aetos, pues desde el primer saludo que le dedicó, Oscar se había unido a la cuestión popular: ¿Por qué diablos pagaba por compañía, si saltaba a la vista que no le hacía ninguna falta?.
Frente a prostituírse física o personalmente, prefería lo primero... En otro tipo de situaciones más intrínsecas, lo único que le quedaba era medir el tiempo en el que la otra persona iba a tardar en cansarse de su resistencia. Pues él no cobraba por hablar de sí mismo, para eso debían inmiscuirse otros adheridos extra-laborales... Y lo que menos le hacía gracia de todo eso era que aquel hombre podría ser capaz de atraerlos.
Ya me habían dicho eso alguna vez, algún otro cliente, pero no puedes fiarte de la ceguera de un éxtasis desesperado, empiezas a pensar que sólo se lo parece porque estás gimiendo -dio unas ligeras pataditas sobre el césped, mordiéndose un costado de la boca por dentro-. O fingiendo que gimes -se decidió a confesar. Ya que quería que hablara, haría justamente eso-. Supongo que los burdeles no están hechos para escuchar con claridad, no. Creo que nadie acude a nosotros con la intención de pensar, deben de considerar que ya es un lujo lo bastante gratuito como para incluírlo en la cuenta.
En espacios naturales quizá pudiera parecer todo más natural: el ansia, la curosidad, la conversación... No podía negarse que parte de lo que había dicho era ya asquerosamente sincero, le intrigaban los clientes diferentes. Y aquel no era normal, desde luego, sentía emanar de él una sensación tan intrigante que no podía contemplarle o desearle sin percibir que no iba a acabar todo en un sencillo y mundano orgasmo. Ya había tenido la ocasión de conocer a otras personas a las que les costaba arrancar por ser su primera vez, ya fuera en la cama a secas o en una concreta del burdel, y la mayoría de ellas se tranquilizaban pidiéndole que hablara de cualquier cosa... Aquel no era el caso del tal Aetos, pues desde el primer saludo que le dedicó, Oscar se había unido a la cuestión popular: ¿Por qué diablos pagaba por compañía, si saltaba a la vista que no le hacía ninguna falta?.
Frente a prostituírse física o personalmente, prefería lo primero... En otro tipo de situaciones más intrínsecas, lo único que le quedaba era medir el tiempo en el que la otra persona iba a tardar en cansarse de su resistencia. Pues él no cobraba por hablar de sí mismo, para eso debían inmiscuirse otros adheridos extra-laborales... Y lo que menos le hacía gracia de todo eso era que aquel hombre podría ser capaz de atraerlos.
Ya me habían dicho eso alguna vez, algún otro cliente, pero no puedes fiarte de la ceguera de un éxtasis desesperado, empiezas a pensar que sólo se lo parece porque estás gimiendo -dio unas ligeras pataditas sobre el césped, mordiéndose un costado de la boca por dentro-. O fingiendo que gimes -se decidió a confesar. Ya que quería que hablara, haría justamente eso-. Supongo que los burdeles no están hechos para escuchar con claridad, no. Creo que nadie acude a nosotros con la intención de pensar, deben de considerar que ya es un lujo lo bastante gratuito como para incluírlo en la cuenta.
Oscar Llobregat- Prostituto Clase Media
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Re: Seduceme, gobiername, conquistame, liberame ~.Privado.~
-Se dedicó a contemplarle con tranquilidad, él siempre solia preguntarse que tipo de personas eran los cortesanos pues habia un singin de ellos, era como otro mundo donde solos unos pocos habian podido conservar la cordura, por las palabras de ese chico parecia que él era uno de esos que se dejaban llevar cuando no debian o en su defecto hacía que los clientes pensaran que eran los más machos del universo cuando estaba gimiendo quiso pues preguntarle ¿Activo o pasivo? Pero sabia la respuesta “lo que el cliente diga”.
Muchas veces habian comentado que Aetos podria ser no solo alguien que pagara por sexo sino tambien alguien que pudiera trabajar del sexo, ser un cortesano le habia dicho muchas veces la madame puesto que era como un cliente ya asiduo a ese lugar. Se acercó de nuevo a Oscar situandose a un lado suya esta vez un poco mas cerca mientras le tomaba cuidadosamente del mentón con una sonrisa en los labios, cuando aetos sonreia parecia que sus rasgos sensuales eran más visibles, la seriedad claro que era un reclamo erótico que tenia el brujo pero tambien cuando sonreia la gente pidia decir que el placer sin duda estaba a la vuelta de la esquina-
¿Conmigo simularias que gimes? -dijo sensual, mirando fijamente sus ojos mientras abria su boca y dejaba que la lengua saliera, su músculo humedo viajo alrededor de la boca del menor hasta humedecerla, ver aquellos carnosos labios mojados por la saliva del brujo era algo bastante hermoso para que negarlo, después mordisqueó los mismos hasta que juntó su frente con la de Oscar y beso sus labios, su lengua siempre impaciente se mostraba hábil en el trabajo de penetrar en aquella boca.
La movia con delicadeza pero con firmeza, era dominante, alguien que le gustaba siempre dominar y hacer las cosas a su manera por eso muchas ocasiones las mujeres le buscaban a él en vez de ser al revés, siempre habia posiciones que daban al placer y él se encargaba de saberlas todas porque despues de todo no era la primera vez ni tampoco seria la ultima, habia movimientos rapidos, el beso se hizo un poco mas profundo y finalizó tan rapido como habia empezado- ¿O gemirías de verdad?
-Le encantaba escuchar a las personas gemir, era como una muestra del poder que tenia cuando estaba sobre una persona, el sexo, la guerra, la batalla entre los cuerpos y entre el sudor, las posiciones, por eso habia escogido aquel lugar cerca de la laguna porque de ese modo podian despues de haber yacido juntos, darse una ducha y acompañarle como si hubieran ido a una inocente salida al campo. Paseó los dedos por los cabellos del muchacho a esperas de ver su reacción parecia alguien serio pero tambien que se dedicaba a seguir sus instintos, puede que lo hubiera juzgado a la ligera o tambien podía que no-
Muchas veces habian comentado que Aetos podria ser no solo alguien que pagara por sexo sino tambien alguien que pudiera trabajar del sexo, ser un cortesano le habia dicho muchas veces la madame puesto que era como un cliente ya asiduo a ese lugar. Se acercó de nuevo a Oscar situandose a un lado suya esta vez un poco mas cerca mientras le tomaba cuidadosamente del mentón con una sonrisa en los labios, cuando aetos sonreia parecia que sus rasgos sensuales eran más visibles, la seriedad claro que era un reclamo erótico que tenia el brujo pero tambien cuando sonreia la gente pidia decir que el placer sin duda estaba a la vuelta de la esquina-
¿Conmigo simularias que gimes? -dijo sensual, mirando fijamente sus ojos mientras abria su boca y dejaba que la lengua saliera, su músculo humedo viajo alrededor de la boca del menor hasta humedecerla, ver aquellos carnosos labios mojados por la saliva del brujo era algo bastante hermoso para que negarlo, después mordisqueó los mismos hasta que juntó su frente con la de Oscar y beso sus labios, su lengua siempre impaciente se mostraba hábil en el trabajo de penetrar en aquella boca.
La movia con delicadeza pero con firmeza, era dominante, alguien que le gustaba siempre dominar y hacer las cosas a su manera por eso muchas ocasiones las mujeres le buscaban a él en vez de ser al revés, siempre habia posiciones que daban al placer y él se encargaba de saberlas todas porque despues de todo no era la primera vez ni tampoco seria la ultima, habia movimientos rapidos, el beso se hizo un poco mas profundo y finalizó tan rapido como habia empezado- ¿O gemirías de verdad?
-Le encantaba escuchar a las personas gemir, era como una muestra del poder que tenia cuando estaba sobre una persona, el sexo, la guerra, la batalla entre los cuerpos y entre el sudor, las posiciones, por eso habia escogido aquel lugar cerca de la laguna porque de ese modo podian despues de haber yacido juntos, darse una ducha y acompañarle como si hubieran ido a una inocente salida al campo. Paseó los dedos por los cabellos del muchacho a esperas de ver su reacción parecia alguien serio pero tambien que se dedicaba a seguir sus instintos, puede que lo hubiera juzgado a la ligera o tambien podía que no-
Aetos- Hechicero/Realeza
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Re: Seduceme, gobiername, conquistame, liberame ~.Privado.~
Oscar se relamió los labios y mordió la punta de la lengua de Aetos con imperturbable manejo de la situación. El atractivo del cliente era innegable y su inusual comportamiento, además de mantener al polaco ocupado desentramando preguntas acerca del hombre que cortejaba sus servicios, empezaban a motivarle de forma gradual. Una apariencia pulcra y resuelta, unas palabras que buscaban más allá de unos jadeos mundanos a los que habían pagado por disfrutar… Resultaba más que obvio que Oscar no podía dejar pasar nada de eso y si había llegado a excitarse con personas que sólo acudían a él para penetrar o ser penetrados, empezaba a preocuparle lo que sería capaz de experimentar a manos de aquel misterioso muchacho tan interesado en complacerle.
Me temo que es algo que no puede saberse… - le respondió y se mordisqueó la sonrisa al ostentarle con todo su gozo.
El cortesano sabía apreciar que lo sorprendieran de tanto en tanto, y si además le abrían de cuajo un poco de diversión… Tenía sus métodos de recompensa, sus ansias de seguir indagando en el mapa de los sentidos. El ímpetu reposado de aquel tipo era dominante, verdaderamente dominante. Lo había probado de apenas una engullida con ese pseudo!beso, acababa de humedecerse en su boca y de preguntarle si iba a sucumbir de verdad. Si era necesario, si era lo que él quería, por supuesto que le dejaría ejercer todo ese dominio. Los veintisiete años de Oscar habían creado una condición enteramente activa, pero el oficio de cortesano no permitía el lujo de escoger posiciones, independientemente de cuál fuera la que se ostentara por naturaleza.
… todavía, por supuesto.
Se incorporó lentamente hasta quedar a la misma altura que Aetos. Paseó la vista desde la zona de su cuerpo que reposaba sobre la hierba hasta el espacio del cuello que le había erizado la noche. Se puso de rodillas, como un gamo al acecho de los peligros del bosque, y sin dejar de mirarle a los ojos, le agarró de la barbilla y le habló contra el espacio entre la mandíbula y el lóbulo de la oreja.
La cuestión es si estás más interesado en eso o en que te siga hablando de mi vida.
Me temo que es algo que no puede saberse… - le respondió y se mordisqueó la sonrisa al ostentarle con todo su gozo.
El cortesano sabía apreciar que lo sorprendieran de tanto en tanto, y si además le abrían de cuajo un poco de diversión… Tenía sus métodos de recompensa, sus ansias de seguir indagando en el mapa de los sentidos. El ímpetu reposado de aquel tipo era dominante, verdaderamente dominante. Lo había probado de apenas una engullida con ese pseudo!beso, acababa de humedecerse en su boca y de preguntarle si iba a sucumbir de verdad. Si era necesario, si era lo que él quería, por supuesto que le dejaría ejercer todo ese dominio. Los veintisiete años de Oscar habían creado una condición enteramente activa, pero el oficio de cortesano no permitía el lujo de escoger posiciones, independientemente de cuál fuera la que se ostentara por naturaleza.
… todavía, por supuesto.
Se incorporó lentamente hasta quedar a la misma altura que Aetos. Paseó la vista desde la zona de su cuerpo que reposaba sobre la hierba hasta el espacio del cuello que le había erizado la noche. Se puso de rodillas, como un gamo al acecho de los peligros del bosque, y sin dejar de mirarle a los ojos, le agarró de la barbilla y le habló contra el espacio entre la mandíbula y el lóbulo de la oreja.
La cuestión es si estás más interesado en eso o en que te siga hablando de mi vida.
Oscar Llobregat- Prostituto Clase Media
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Re: Seduceme, gobiername, conquistame, liberame ~.Privado.~
-Era un chico interesante, iba al grano como lo estaba deseando aetos ese era el motivo por el que le habia permitido que le tomase de ese modo, le habian dicho que él era un cortesano activo pero que obviamente al dedicarse al mundo del sexo debia de conformarse cuando debia de estar abajo. ¿Esta vez elegiria? a Aetos le venia igual que le dieran o dar burdamente hablando pero seria interesante si primero le daban y despues como venganzaba acababa dándole...sonrió abordando aquella boca con lentitud, comiéndosela, mientras su lengua se volvia a adentrar en aquella cálida humedad mientras posaba las manos en los gluteos de Oscar-
Voy a hacer algo que te responderá -Dejó el cuerpo de ese hombre encima del suyo pero antes le bajó los pantalones y la ropa interior hasta los muslos, dejando sus gluteos al descubierto, se separó de sus labios para mirarle a la cara mientras acariciaba sus gluteos separandolos y haciendole mover sobre su cuerpo, el brujo separo sus piernas sonriendo de costado cuando ambas hombrias se rozaban- ¿o con esto? -se volteó quedando ahora encima de Oscar, lamió su cuello y tardó muy poco en despojarle de las prendas hasta dejarlo desnudo, tenia un cuerpo bien formado pero no era muy bueno decir que un hombre era "hermoso" asi que simplemente sonrió dejando caer su peso sobre el cuerpo de Oscar al sentarse en su regazo.
Humedeció dos de sus dedos, chupandolos con erotismo, dejando un hilo de saliva golpear la punta de sus dedos para después acariciar aquellos pezones, humedecerlos como si los estuviera lamiendo- Puedes dominarme cuanto gustes, pero si tanto quieres obedecer mis ordenes será divertido también -En pocas palabras, le decia que si queria el papel de activo podia conseguirlo luchando un poco, jugando como ahora lo estaba haciendo el brujo, se mordió el labio inferior para formar un poco más de saliva dejandola caer en el vientre bien formado del cortesano, lo acarició humedeciendolo dejando que su olor impregnase aquel cuerpo que tantos deseos tenia de poseer sexualmente pues no habia ninguna manera de poseerle de otro modo para eso queria los cortesanos para sexo salvaje sin necesidad de compromiso
Se quitó la camisa, acariciando los cabellos ajenos no dudó en tomarle por la nuca para que se incorporase, dejándole aun sentado pero cerca de sus pezones indicandole con la mirada que los chupase, ahora que ambos habian pasado el grano no habia necesidad de controlarse, sabia que lo que oscar habia dicho anteriormente era una verdad como una casa, ninguno de los dos se interesaba por la vida del otro, solo era una noche, un poco de sexo y todo el mundo estaria contento en su casa, uno con su dinero y otro sexualmente satisfecho-
Voy a hacer algo que te responderá -Dejó el cuerpo de ese hombre encima del suyo pero antes le bajó los pantalones y la ropa interior hasta los muslos, dejando sus gluteos al descubierto, se separó de sus labios para mirarle a la cara mientras acariciaba sus gluteos separandolos y haciendole mover sobre su cuerpo, el brujo separo sus piernas sonriendo de costado cuando ambas hombrias se rozaban- ¿o con esto? -se volteó quedando ahora encima de Oscar, lamió su cuello y tardó muy poco en despojarle de las prendas hasta dejarlo desnudo, tenia un cuerpo bien formado pero no era muy bueno decir que un hombre era "hermoso" asi que simplemente sonrió dejando caer su peso sobre el cuerpo de Oscar al sentarse en su regazo.
Humedeció dos de sus dedos, chupandolos con erotismo, dejando un hilo de saliva golpear la punta de sus dedos para después acariciar aquellos pezones, humedecerlos como si los estuviera lamiendo- Puedes dominarme cuanto gustes, pero si tanto quieres obedecer mis ordenes será divertido también -En pocas palabras, le decia que si queria el papel de activo podia conseguirlo luchando un poco, jugando como ahora lo estaba haciendo el brujo, se mordió el labio inferior para formar un poco más de saliva dejandola caer en el vientre bien formado del cortesano, lo acarició humedeciendolo dejando que su olor impregnase aquel cuerpo que tantos deseos tenia de poseer sexualmente pues no habia ninguna manera de poseerle de otro modo para eso queria los cortesanos para sexo salvaje sin necesidad de compromiso
Se quitó la camisa, acariciando los cabellos ajenos no dudó en tomarle por la nuca para que se incorporase, dejándole aun sentado pero cerca de sus pezones indicandole con la mirada que los chupase, ahora que ambos habian pasado el grano no habia necesidad de controlarse, sabia que lo que oscar habia dicho anteriormente era una verdad como una casa, ninguno de los dos se interesaba por la vida del otro, solo era una noche, un poco de sexo y todo el mundo estaria contento en su casa, uno con su dinero y otro sexualmente satisfecho-
Aetos- Hechicero/Realeza
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Re: Seduceme, gobiername, conquistame, liberame ~.Privado.~
Oscar no hizo amago de sorprenderse siquiera ante el repentino arrebato de Aetos, mas el calor que le carcomió incensamente desde dentro, en el estómago de la situación, hacia fuera, en la dura evidencia entre sus piernas, terminó de colocar la guinda al pastel de carne y fluidos que experimentaba con toda la esencia de aquel otro muchacho. Sonrió cuando éste empezó a deshacerse de sus pantalones y además cerró momentáneamente los ojos cuando las posiciones cambiaron y su nuca reposó en la humedad del suelo que continuaba ilustrando aquel impúdico encuentro.
¿Si quería obedecer órdenes? No, por supuesto que no, llevaba toda la vida en pie para tener que evitar acatar las normas de cualquier otro ser humano. Por querer, en el sentido estricto de la palabra, no quería ni querría nunca, mas si hablaban en términos de la flexibilidad que había ido adquiriendo con el tiempo en el ámbito sexual, era partidario de explorarlo casi todo. Por acumular experiencias, eso ante todo, pero cuando surgían personalidades del tipo de aquella persona, lo que no ocurría muy a menudo, algo extra se prendía dentro de él... Como un indígena acorralado en la civilización que encontraba el extosismo que le asociaban convencionalmente a él en los excitantes parámetros que aún no conocía.
Veo que te esfuerzas por sonar todo lo conciso... -comenzó a comentar y se calló durantes unos instantes para flexionar su rodilla y clavar suave y gustosamente el hueso contra la entrepierna de Aetos- ... posible.
Dibujó una sonrisa que no tardó en mordisquearse lentamente y sin más rodeos, comenzó a hacer lo propio con él, a descamisarlo, a librarlo de sus pantalones, de sus ropajes internos hasta tener la lisura implacable de su carne entre las uñas y masajearle las ingles y el comienzo de los testículos entre placenteros arañazos de éxtasis.
Ya que el gesto de permitirme dominar no es algo que me ofrezcan siempre... -afirmó (de hecho, era la primera vez que alguien se lo mencionaba)- Me parece justo que vayamos a partes iguales... -Igual que le gustaba que la otra persona quedara tan desnudo como él. Ya había conseguido ese aspecto de Aetos y mientras no cesaba la ardiente charla, se deslizó por su abdómen y aprovechó para volver a quedar él encima, pero al mismo tiempo abajo... pues continuó deslizando su rostro hasta detener su barbilla justo encima del aclamado miembro de su cliente- No desearía privarte de nada.
Dicho aquello, tardó menos de un suspiro en entreabrir sus labios y descender la lengua por todo el largo de su pene, al tiempo que agarraba una de sus piernas y la llenaba de fuertes caricias. ¿Verdaderamente se creería que él hacía las cosas únicamente por dinero? Se trataba de un cortesano, por supuesto, pero si había elegido dedicarse a vender su cuerpo, no se debía a la situación económica. Para el polaco, era un empleo como otro cualquiera, exceptuando la borágine de acercamientos personales con el resto de seres vivos a la que debía enfrentarse y ese sinfín de recuerdos que lo situaban en el burdel de Polonia... Y no siempre actuaba a las buenas cuando alguien contrataba sus servicios, pues debían llamar su atención en muchos otros sentidos menos superficiales. Oscar tenía buen gusto respecto a las personas a las que dirigía su halagador interés y eso fue lo que trató de transmitir al hombre al que ahora daba sexo oral, en bocanadas de fuego y descargas de satisfacción que placaba su saliva.
Oscar no era tan sencillo como su trabajo.
¿Si quería obedecer órdenes? No, por supuesto que no, llevaba toda la vida en pie para tener que evitar acatar las normas de cualquier otro ser humano. Por querer, en el sentido estricto de la palabra, no quería ni querría nunca, mas si hablaban en términos de la flexibilidad que había ido adquiriendo con el tiempo en el ámbito sexual, era partidario de explorarlo casi todo. Por acumular experiencias, eso ante todo, pero cuando surgían personalidades del tipo de aquella persona, lo que no ocurría muy a menudo, algo extra se prendía dentro de él... Como un indígena acorralado en la civilización que encontraba el extosismo que le asociaban convencionalmente a él en los excitantes parámetros que aún no conocía.
Veo que te esfuerzas por sonar todo lo conciso... -comenzó a comentar y se calló durantes unos instantes para flexionar su rodilla y clavar suave y gustosamente el hueso contra la entrepierna de Aetos- ... posible.
Dibujó una sonrisa que no tardó en mordisquearse lentamente y sin más rodeos, comenzó a hacer lo propio con él, a descamisarlo, a librarlo de sus pantalones, de sus ropajes internos hasta tener la lisura implacable de su carne entre las uñas y masajearle las ingles y el comienzo de los testículos entre placenteros arañazos de éxtasis.
Ya que el gesto de permitirme dominar no es algo que me ofrezcan siempre... -afirmó (de hecho, era la primera vez que alguien se lo mencionaba)- Me parece justo que vayamos a partes iguales... -Igual que le gustaba que la otra persona quedara tan desnudo como él. Ya había conseguido ese aspecto de Aetos y mientras no cesaba la ardiente charla, se deslizó por su abdómen y aprovechó para volver a quedar él encima, pero al mismo tiempo abajo... pues continuó deslizando su rostro hasta detener su barbilla justo encima del aclamado miembro de su cliente- No desearía privarte de nada.
Dicho aquello, tardó menos de un suspiro en entreabrir sus labios y descender la lengua por todo el largo de su pene, al tiempo que agarraba una de sus piernas y la llenaba de fuertes caricias. ¿Verdaderamente se creería que él hacía las cosas únicamente por dinero? Se trataba de un cortesano, por supuesto, pero si había elegido dedicarse a vender su cuerpo, no se debía a la situación económica. Para el polaco, era un empleo como otro cualquiera, exceptuando la borágine de acercamientos personales con el resto de seres vivos a la que debía enfrentarse y ese sinfín de recuerdos que lo situaban en el burdel de Polonia... Y no siempre actuaba a las buenas cuando alguien contrataba sus servicios, pues debían llamar su atención en muchos otros sentidos menos superficiales. Oscar tenía buen gusto respecto a las personas a las que dirigía su halagador interés y eso fue lo que trató de transmitir al hombre al que ahora daba sexo oral, en bocanadas de fuego y descargas de satisfacción que placaba su saliva.
Oscar no era tan sencillo como su trabajo.
Oscar Llobregat- Prostituto Clase Media
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Re: Seduceme, gobiername, conquistame, liberame ~.Privado.~
-Tenia una forma de ser que pocas veces habia conocido en un cortesano ya que por regla general todos querian ser dominados o en su parte deseaban que fueran rapidos los clientes porque debian de permanecer siempre dóciles ante lo que se dijera en cambio oscar parecia completamente libre en aquel ambiente tal que era capaz degolpear al brujo contra el suelo para obtener aquel liderazgo que tan delicioso empezaba a saber. Él no se consideraba menos hombre porque alguine le diese por atrás pues en el sexo no habia esa parte que todos creian de ser el menos macho cuando eso sucedia...lo que no entendian era el puro placer de que un hombre te dominase mientras las oleadas de placer evitan que puedas hacer algun movimiento, no comprendían como la saliva manchaba ambas bocas dependiendo del placer que se diera por ello en vez de ser asqueroso era sencillamente caliente ver cuanta humedad se podía segregar.
Rió abiertamente cuando el suave dolor rozó su hombria porque sabia que no habia sido intencionado al mismo tiempo que se encontraba generoso pues de no ser asi ahora mismo ese cortesano estaria clamando por su vida. Le miró fijamente sin querer predecir ningunos de aquellos movimientos para dejarse llevar por la sorpresa como buen cliente que estaba resultando ser...se dejó quitar la ropa antes de tiempo pues normalmente le gustaba dejar a su acompañante algo humedo tanto en saliva como en orgasmo antes de empezar a quitarse la suya en cambio el papel de "obediente" lo habia tomado bastante bien procediendo a sonreir de forma lasciva cuando el que quedaba en el suelo completamente desnudo era Aetos.
Sus testiculos estaban endureciendose por ese placer aquellos arañazos aquellos toques era como si su hombria entera reclamase esos tratos bruscos como parte del juego, sintió como la hierba acariciaba todos sus sentidos pero que ahora pasaba sin gloria ni pena a un segundo plano en cuando la saliva de aquel cortesano empezaba a olerse en el aire. Separó sus piernas pero no demasiado solo lo justo para poder sentir en sus muslos o sus piernas aquellos cabellos del hombre subir y bajar en ese vaiven que le estaba dejando verdaderamente satisfecho- Voy a reclamar tus servicios en más de una ocasion
-Lo decía en serio, harto estaba de conocer a mujeres que solo separaban las piernas en el burdel solo unas pocas sabian como excitarle pero tambien sabiendo que al estar excitado era muy poco probable que se detuviera hasta que estuviera completamente satisfecho, no un orgasmo incluso a veces no solo dos sino aquellas posturas que se podian realizar raras para muchos en cambio excitantes para otros. Se metio el dedo indice en la boca chupándolo y ensalivandolo mientras su ereccion estaba siendo tratada por oscar, los sonidos de aetos de placer parecian no escucharse pero eso no indicaba que no estuviera disfrutando incluso más de lo que pensaba...cuando sacó aquel dedo un hilo de saliva quedo enganchado observandolo por unos instantes uasta que lo guio a donde queria, la boca de aquel cortesano mojándola aun si cabia más de aquella mezcla de saliva-
Tienes una boca suficiente para esto se que puedes - Se relamió metiendo el indice en la comisura de aquella boca para acariciarle completamente desde le paladar hasta su lengua quitando despues el dedo como una excusa para volver a meterlo en la boca intercambiando ese toque de fluidos, Aetos nunca se habia quejado del tamaño de su hombria incluso presumia de ella era de un tamaño grande pero no sin exagerar o buscando medallas viriles pues aquello de los tamaños le aburria, chupando completamente aquel dedo volvio a colocar la mano en los cabellos de aquel muchacho acariciandolos, dejando que ese vaiven del sexo horal fuera el ritmico vaiven que marcasen tanto el movimiento de sus caderas como el de sus piernas flexibles dentro de su limitación y ágiles por su vision de cuerpo atlética-
Rió abiertamente cuando el suave dolor rozó su hombria porque sabia que no habia sido intencionado al mismo tiempo que se encontraba generoso pues de no ser asi ahora mismo ese cortesano estaria clamando por su vida. Le miró fijamente sin querer predecir ningunos de aquellos movimientos para dejarse llevar por la sorpresa como buen cliente que estaba resultando ser...se dejó quitar la ropa antes de tiempo pues normalmente le gustaba dejar a su acompañante algo humedo tanto en saliva como en orgasmo antes de empezar a quitarse la suya en cambio el papel de "obediente" lo habia tomado bastante bien procediendo a sonreir de forma lasciva cuando el que quedaba en el suelo completamente desnudo era Aetos.
Sus testiculos estaban endureciendose por ese placer aquellos arañazos aquellos toques era como si su hombria entera reclamase esos tratos bruscos como parte del juego, sintió como la hierba acariciaba todos sus sentidos pero que ahora pasaba sin gloria ni pena a un segundo plano en cuando la saliva de aquel cortesano empezaba a olerse en el aire. Separó sus piernas pero no demasiado solo lo justo para poder sentir en sus muslos o sus piernas aquellos cabellos del hombre subir y bajar en ese vaiven que le estaba dejando verdaderamente satisfecho- Voy a reclamar tus servicios en más de una ocasion
-Lo decía en serio, harto estaba de conocer a mujeres que solo separaban las piernas en el burdel solo unas pocas sabian como excitarle pero tambien sabiendo que al estar excitado era muy poco probable que se detuviera hasta que estuviera completamente satisfecho, no un orgasmo incluso a veces no solo dos sino aquellas posturas que se podian realizar raras para muchos en cambio excitantes para otros. Se metio el dedo indice en la boca chupándolo y ensalivandolo mientras su ereccion estaba siendo tratada por oscar, los sonidos de aetos de placer parecian no escucharse pero eso no indicaba que no estuviera disfrutando incluso más de lo que pensaba...cuando sacó aquel dedo un hilo de saliva quedo enganchado observandolo por unos instantes uasta que lo guio a donde queria, la boca de aquel cortesano mojándola aun si cabia más de aquella mezcla de saliva-
Tienes una boca suficiente para esto se que puedes - Se relamió metiendo el indice en la comisura de aquella boca para acariciarle completamente desde le paladar hasta su lengua quitando despues el dedo como una excusa para volver a meterlo en la boca intercambiando ese toque de fluidos, Aetos nunca se habia quejado del tamaño de su hombria incluso presumia de ella era de un tamaño grande pero no sin exagerar o buscando medallas viriles pues aquello de los tamaños le aburria, chupando completamente aquel dedo volvio a colocar la mano en los cabellos de aquel muchacho acariciandolos, dejando que ese vaiven del sexo horal fuera el ritmico vaiven que marcasen tanto el movimiento de sus caderas como el de sus piernas flexibles dentro de su limitación y ágiles por su vision de cuerpo atlética-
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Off- Perdon si es un mal post TT TT
Aetos- Hechicero/Realeza
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Re: Seduceme, gobiername, conquistame, liberame ~.Privado.~
Oscar succionó el dedo de Aetos nada más sentirlo cerca de su boca y lo engulló con una sonrisa absolutamente caníbal mientras sentía el sabor amargo de la carne recorriéndole la boca al mismo tiempo que él le recorría con la lengua. Estaba acostumbrado a que lo retaran en el sexo, gente curiosamente de alta alcurnia, que de forma tan hipócrita se mantenían aparentemente ajenos a todo tipo de libidinosidades en público. Sin embargo, como venía dándose a entender en aquel cliente tan peculiar que representaba el hombre cuyo falo se deshacía a lentos golpes de reloj contra su paladar, aquel detalle era algo que aumentaba su fragante atractivo, su innegable personalidad, la exquisitez que hacía de los actos carnales algo más que un mero entretenimiento nocturno, por mucho que aquella, quizá, fuera su definición exacta.
La exactitud en la filosofía de Oscar podría llegar a ser tan cambiante como la facilidad de su lengua para estirar los suspiros hasta que la cordura quedase obsoleta.
No desatendió la tarea del sexo oral en tanto sus manos fueron adquiriendo mayor terreno sobre los muslos de Aetos y ascendieron desde sus pantorrillas hasta la zona más cercana a las nalgas, pero que todavía seguía siendo pierna. Espatarró todavía más al otro hombre y así, en una postura tan contorsionista como desquiciantemente expuesta, las succiones adquirieran una mayor sensibilidad en todo el cuerpo del brujo. Entonces, las embestidas de su boca se volvieron más vívidas y sus dientes hicieron un acto de presencia más extenuante y devastador, moviéndose primero por las zonas encrespadas del vello y descendiendo hasta la punta del pene, donde los apretó con ahínco y relamió el exquisito panorama. Fue también en ese preciso instante que decidió volver a dirigir los ojos hacia arriba para reencontrarse con la mirada de Aetos y soltar su sonrisa viperina con los labios entre su miembro.
Veo que no pierdes el tiempo en cuanto a suposiciones –bromeó tardíamente frente al comentario de que ‘sabía que tenía una boca suficiente’ y se chupeteó distraídamente uno de los colmillos, arrastrando con el gesto todo el sabor de la entrepierna de Aetos que restara antes de su garganta.
También el comentario de que iba a volver a reclamar sus servicios hizo que la tonalidad ligeramente verdosa de sus ojos marrones se apreciara con mayor nitidez, pues su mirada predadora brilló a través de las tonalidades del bosque. Aetos la tuvo frente con frente cuando Oscar, sin despegar su piel ni por un segundo, ascendió el torso y de nuevo le juntó los labios en un mordisco voraz, que también le demostraba lo mucho que se había llegado a excitar contra su saliva al traspasarle el gusto de su propia extremidad.
Pues ahora que has dicho que te convertirás en un cliente asiduo… –comentó tranquilamente, en contraste a la magnitud de sus actos cuando, apoyando pecho contra pecho, flexionó las rodillas de Aetos para alzarle las piernas y colocárselas por encima de los hombros de Oscar mismo, en todo momento mirándole fijamente- no sé si reservarme tretas para más adelante. Puede que de lo contrario te aburrieses de mí, te advierto que como cortesano no soy muy interesante… No más que cualquier otro.
- OFF:
- Tus posts nunca son malos, eso deberías saberlo ya
Oscar Llobregat- Prostituto Clase Media
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Re: Seduceme, gobiername, conquistame, liberame ~.Privado.~
¿Para que suponer cuando se puede divertir sabiendolo? -Muchas cortesanas se habían excitado de aquel trato quizás era algo más brusco al que normalmente habian estado sometidas, de todos modos si ellas se negasen o se mostrasen reticentes Aetos pararía no era de los que gustaba forzar a la gente pero cuando ellas lo intentaban, sabian que podían llegar a otros límites entonces empezaban a sentir ese deseo incontrolable que las hacia pedir mas, rogar por esos actos incluso en ocasiones enseñaba posturas que ellas al practicarlas gemían de placer pidiendole una vez mas esa postura cuando le veían, sería descarado censurar todo lo que practicaba siempre en la misma medida de obscenidad asi que el descaro de Oscar tan masculino como efectivo le hacía sonreír de medio labio.
Las mujeres eran suaves los hombres eran más firmes a la hora de sus atenciones, poco le importaba quien iba de arriba o quien abajo no era menos macho el que se dejaba penetrar sino el que no era capaz de disfrutarlo por esa sandez de temas de hombría, acarició sus cabellos sonriendo cuando respondió al mordisco casi de la misma manera, apegandole con violencia a su boca volvió a robarle un beso apasionado hundiendo la lengua en el interior de la boca ajena mirandole fijamente a los ojos, aquellos ojos le mostraban cierto orgullo quizás presunción pero nunca era en sentido de la palabra mala sino todo lo contrario-
¿Para que se necesita tretas en el arte del sexo? no creo que podais ser capaz de aburrirme, asi como el sexo es una monotonía disfrazada en posiciones usted y yo disfrutaremos más de lo que piensa -Sus ojos estaban fijándose en el cuerpo ajeno, estaba en aquella posición típica, apegando su torso al otro, su hombria humeda brillaba cmo si fuera un diamante sonriendo cuando algunos brotes de saliva caían por sus testiculos, sus muslos estaban más mojados debido a la saliva de la posición anterior dejando que el cosquilleo fuese incluso una mezcla afrodisiaca para el brujo- Los cortesanos también necesitan disfrutar - Recalcó la palabra disfrute cambiando de posición para tumbar una vez más a Oscar bajo su cuerpo, ambos tenian una fisonomía atractiva, atlética pero sobre todo viril, ninguno era más o menos que la otra persona por mucho músculo que se tuviese en ese momento. Sonrió travieso volviendo a bajar su lengua en los labios de oscar con solo una pasada.
Solo fue introducir su lengua traviesamente volviendo a bajar, besando su cuello, sus hombros, paseando los dedos por las piernas de oscar, le gustaba repetir los sabores cuando la persona era de su agrado, lamer, chupar, saborear, intentar arrancar los olores de aquella persona, era sin duda lo que excitaba a Aetos, sentir su vello erizado, las tetillas endurecidas, los actos de su respiracion, como latia su pecho, la mirada ajena, todo era una mezcla explosiva para el brujo, lamió acertadamente su glande sujetando el tronco de Oscar con la mano. Hizo un vaivén rítmico, masturbándole, pero no fue rápido ni desesperado, tenían tiempo para eso había pagado generosamente, se movió con lentitud, dejando que sintiera sus dedos, como se apretaba a su pene acariciandolo y masajeandolo mientras su saliva caía por su glande, como una crema lubricante que despues bañaba todo, para algunos era asqueroso, para él los fluidos eran indispensables en el disfrute del placer con la mirada casi le ordenaba que no se moviese, continuaba succionando esta vez su hombria, metiendosela en la boca, acariciandole con los dientes mientras la mano derecha masajeaba los testiculos del cortesano, humedos, por el paso implecable de la saliva del brujo-
Las mujeres eran suaves los hombres eran más firmes a la hora de sus atenciones, poco le importaba quien iba de arriba o quien abajo no era menos macho el que se dejaba penetrar sino el que no era capaz de disfrutarlo por esa sandez de temas de hombría, acarició sus cabellos sonriendo cuando respondió al mordisco casi de la misma manera, apegandole con violencia a su boca volvió a robarle un beso apasionado hundiendo la lengua en el interior de la boca ajena mirandole fijamente a los ojos, aquellos ojos le mostraban cierto orgullo quizás presunción pero nunca era en sentido de la palabra mala sino todo lo contrario-
¿Para que se necesita tretas en el arte del sexo? no creo que podais ser capaz de aburrirme, asi como el sexo es una monotonía disfrazada en posiciones usted y yo disfrutaremos más de lo que piensa -Sus ojos estaban fijándose en el cuerpo ajeno, estaba en aquella posición típica, apegando su torso al otro, su hombria humeda brillaba cmo si fuera un diamante sonriendo cuando algunos brotes de saliva caían por sus testiculos, sus muslos estaban más mojados debido a la saliva de la posición anterior dejando que el cosquilleo fuese incluso una mezcla afrodisiaca para el brujo- Los cortesanos también necesitan disfrutar - Recalcó la palabra disfrute cambiando de posición para tumbar una vez más a Oscar bajo su cuerpo, ambos tenian una fisonomía atractiva, atlética pero sobre todo viril, ninguno era más o menos que la otra persona por mucho músculo que se tuviese en ese momento. Sonrió travieso volviendo a bajar su lengua en los labios de oscar con solo una pasada.
Solo fue introducir su lengua traviesamente volviendo a bajar, besando su cuello, sus hombros, paseando los dedos por las piernas de oscar, le gustaba repetir los sabores cuando la persona era de su agrado, lamer, chupar, saborear, intentar arrancar los olores de aquella persona, era sin duda lo que excitaba a Aetos, sentir su vello erizado, las tetillas endurecidas, los actos de su respiracion, como latia su pecho, la mirada ajena, todo era una mezcla explosiva para el brujo, lamió acertadamente su glande sujetando el tronco de Oscar con la mano. Hizo un vaivén rítmico, masturbándole, pero no fue rápido ni desesperado, tenían tiempo para eso había pagado generosamente, se movió con lentitud, dejando que sintiera sus dedos, como se apretaba a su pene acariciandolo y masajeandolo mientras su saliva caía por su glande, como una crema lubricante que despues bañaba todo, para algunos era asqueroso, para él los fluidos eran indispensables en el disfrute del placer con la mirada casi le ordenaba que no se moviese, continuaba succionando esta vez su hombria, metiendosela en la boca, acariciandole con los dientes mientras la mano derecha masajeaba los testiculos del cortesano, humedos, por el paso implecable de la saliva del brujo-
Aetos- Hechicero/Realeza
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Re: Seduceme, gobiername, conquistame, liberame ~.Privado.~
Oscar abrió mucho los ojos e hizo un movimiento extraño con la cabeza, propio de la absoluta descoordinación que provocaba haber caído en las garras del placer. El cortesano trató de controlar sus expresiones, incluso si Aetos no podía vérselas tan ocupado como estaba en su entrepierna, y se agarró fuertemente a la hierba con ambas manos para que así la columna le temblara menos a la hora de mirar hacia el cielo. Sus dedos se hundieron en la humedad de la tierra mojada, sintiendo esa compaginación de emociones que no se alejaban para nada de la humedad en boca de Aetos, ni de la humedad entre los muslos de Oscar.
El cielo continuaba estando oscuro, pero desde ahí podía distinguir un azul marino que se ennegrecía a cada movimiento de la lengua de su cliente, aunque puede que sólo fuera efecto del éxtasis que le paralizaba por todo el cuerpo, ascendiendo por el vello y permaneciendo en su silueta desnuda y a merced de las técnicas sexuales de aquel otro hombre. Su garganta se resecaba conforme las ganas de gemir eran más fuertes, y la intensidad de los lametones y la masturbación de Aetos no ayudaban a reprimir nada. Oscar no estaba acostumbrado a que se preocuparan lo suficiente por él como para llegar a esos extremos, mentiría si dijera que ningún buen amante había contratado sus servicios antes, además tenía la suerte de ser un hombre y que el hecho de alcanzar la satisfacción corporal fuera tan mecánico, a diferencia de lo complicado que lo tenían las mujeres para llegar al orgasmo. Pero cuando la otra persona estaba pendiente de que se sintiera transportado, aquello se notaba, como le estaba ocurriendo entonces con Aetos.
Esencialmente debido a ese motivo, a Oscar no le importó soltar aquella hilera de gemidos ‘tan pronto’, sucumbió a que las lengüetadas de aquel muchacho de clase alta le recordaran que, de tanto en tanto, su trabajo también consistía en gozar aparte de provocar gozo y una de sus manos se liberó de la hierba para hundirse en la nuca del chico restante y sostenerse a él, a la vez que también profundizaba su salvaje actividad. La vista se le nubló de pequeños colores y dejó de mirar al cielo para encorvarse y fijarse mejor en Aetos.
Ahí estaba corroborado en otro ser humano, la certeza de que el mundo era un súcubo aburrido y ellos, de los pocos que sabían aprovechar aquello que la hipocresía censuraba por miedo a ser reemplazada por lo que de verdad la reducía a cenizas: el nirvana, la libertad, la naturaleza humana, sin distinción de raza, rango o sexo. Él nunca se había preocupado por los temas de hombría, le importaban un bledo y era algo que jamás había entrado en su lógica, de manera que no dejaría que unas etiquetas mugrientas lo hicieran. Si algo tenía que entrar y salir en ese momento, se reduciría a sus bocas y a sus miembros.
¿Ahora de repente me llamas ‘de usted’? –farfulló, todavía con una voz perfectamente firme y ronca, sonriendo de medio lado mientras le arañaba suavemente una mejilla- Creo que podemos prescindir de los formalismos en un momento como éste.
‘…El sexo es una monotonía disfrazada en posiciones…’
Aquella afirmación le tomó por sorpresa en mitad del acto y le gustó en demasía, siendo la primera vez que un cliente sabía ilustrar esa verdad con palabras tan exactas. Así que con una fuerte recogida de aire, Oscar se incorporó para agarrar a Aetos de los hombros y volver a situar su rostro a centímetros del suyo. Le hizo sentarse sobre sus caderas, rozando pene con pene e introduciendo las manos entre sus glúteos, escarbando poderosamente los dedos mientras se los lamía y los regresaba, los hundía y los volvía a lamer.
Disfruto siendo capaz de provocar esa misma sensación en los demás, en eso consiste mi sino también –murmuró, de nuevo a un palmo de su boca.
La vibración de las fricciones se intensificaba sin atisbar límites.
El cielo continuaba estando oscuro, pero desde ahí podía distinguir un azul marino que se ennegrecía a cada movimiento de la lengua de su cliente, aunque puede que sólo fuera efecto del éxtasis que le paralizaba por todo el cuerpo, ascendiendo por el vello y permaneciendo en su silueta desnuda y a merced de las técnicas sexuales de aquel otro hombre. Su garganta se resecaba conforme las ganas de gemir eran más fuertes, y la intensidad de los lametones y la masturbación de Aetos no ayudaban a reprimir nada. Oscar no estaba acostumbrado a que se preocuparan lo suficiente por él como para llegar a esos extremos, mentiría si dijera que ningún buen amante había contratado sus servicios antes, además tenía la suerte de ser un hombre y que el hecho de alcanzar la satisfacción corporal fuera tan mecánico, a diferencia de lo complicado que lo tenían las mujeres para llegar al orgasmo. Pero cuando la otra persona estaba pendiente de que se sintiera transportado, aquello se notaba, como le estaba ocurriendo entonces con Aetos.
Esencialmente debido a ese motivo, a Oscar no le importó soltar aquella hilera de gemidos ‘tan pronto’, sucumbió a que las lengüetadas de aquel muchacho de clase alta le recordaran que, de tanto en tanto, su trabajo también consistía en gozar aparte de provocar gozo y una de sus manos se liberó de la hierba para hundirse en la nuca del chico restante y sostenerse a él, a la vez que también profundizaba su salvaje actividad. La vista se le nubló de pequeños colores y dejó de mirar al cielo para encorvarse y fijarse mejor en Aetos.
Ahí estaba corroborado en otro ser humano, la certeza de que el mundo era un súcubo aburrido y ellos, de los pocos que sabían aprovechar aquello que la hipocresía censuraba por miedo a ser reemplazada por lo que de verdad la reducía a cenizas: el nirvana, la libertad, la naturaleza humana, sin distinción de raza, rango o sexo. Él nunca se había preocupado por los temas de hombría, le importaban un bledo y era algo que jamás había entrado en su lógica, de manera que no dejaría que unas etiquetas mugrientas lo hicieran. Si algo tenía que entrar y salir en ese momento, se reduciría a sus bocas y a sus miembros.
¿Ahora de repente me llamas ‘de usted’? –farfulló, todavía con una voz perfectamente firme y ronca, sonriendo de medio lado mientras le arañaba suavemente una mejilla- Creo que podemos prescindir de los formalismos en un momento como éste.
‘…El sexo es una monotonía disfrazada en posiciones…’
Aquella afirmación le tomó por sorpresa en mitad del acto y le gustó en demasía, siendo la primera vez que un cliente sabía ilustrar esa verdad con palabras tan exactas. Así que con una fuerte recogida de aire, Oscar se incorporó para agarrar a Aetos de los hombros y volver a situar su rostro a centímetros del suyo. Le hizo sentarse sobre sus caderas, rozando pene con pene e introduciendo las manos entre sus glúteos, escarbando poderosamente los dedos mientras se los lamía y los regresaba, los hundía y los volvía a lamer.
Disfruto siendo capaz de provocar esa misma sensación en los demás, en eso consiste mi sino también –murmuró, de nuevo a un palmo de su boca.
La vibración de las fricciones se intensificaba sin atisbar límites.
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- Lamento INMENSAMENTE el retraso espero que sea de tu agrado
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