AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Noche obscura ¿Tranquila? ~.Privado.~
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Noche obscura ¿Tranquila? ~.Privado.~
-La caprichosa noche les golpeaba, él mantenia su mirada sobre su acompañante esperando que no le molestase el hecho de haberla sacado del burdel, una cosa era pagar por sus servicios y otra muy distinta era pagar y sacarla a caminar algo que sin duda se veia reflejado en el rostro de la mujer dado el desconcierto que debía de estar mostrando ¿a donde le llevaria aquel hombre? serian los pensamientos que se conformasen en la mente de la dama. El no hablaba, solo la señalo y la sacó de alli respirando el aire puro alejándose del olor a sexo que desprendia el burdel en aquellas horas de la noche-
¿Quieres comer algo? -Señalo un puesto callejero de comida...lo hacia por aquella mujer pues al principio no iba a entrar al burdel en cambio al verla no pudo sino arremeter al interior, debia de ser nueva o eso parecía por eso no dudó en tomarla como suya para que nadie lo hiciera, le gustaba ser el primero en muchas cosas aunque el conocer cortesanas no fuera precisamente algo que la gente viese con buenos ojos a él, en cambio le agradaba pues con las cortesanas podia sentir el desahogo que no sentia con los muertos, el sexo, era clave para sentirse vivo sin duda lo habia expuesto algun que otro filósofo que tambien acostumbraba esas bajezas como muchas veces habian mencionado los hombres-
No será por mucho, eres mia esta noche pero primero ser bueno - Su tono era suave, calmado, no se reflejaban muchos sentimientos pues acostumbrado al hieratismo era el amo empleando términos sin reflejar su estado de animo, cuando se mencionaba una frase depende de la voz se que adquiriese podias saber como era el estado de animo de esa persona, pero él siempre se encontraba en el nivel neutral-
¿Quieres comer algo? -Señalo un puesto callejero de comida...lo hacia por aquella mujer pues al principio no iba a entrar al burdel en cambio al verla no pudo sino arremeter al interior, debia de ser nueva o eso parecía por eso no dudó en tomarla como suya para que nadie lo hiciera, le gustaba ser el primero en muchas cosas aunque el conocer cortesanas no fuera precisamente algo que la gente viese con buenos ojos a él, en cambio le agradaba pues con las cortesanas podia sentir el desahogo que no sentia con los muertos, el sexo, era clave para sentirse vivo sin duda lo habia expuesto algun que otro filósofo que tambien acostumbraba esas bajezas como muchas veces habian mencionado los hombres-
No será por mucho, eres mia esta noche pero primero ser bueno - Su tono era suave, calmado, no se reflejaban muchos sentimientos pues acostumbrado al hieratismo era el amo empleando términos sin reflejar su estado de animo, cuando se mencionaba una frase depende de la voz se que adquiriese podias saber como era el estado de animo de esa persona, pero él siempre se encontraba en el nivel neutral-
Aetos- Hechicero/Realeza
- Mensajes : 307
Fecha de inscripción : 23/04/2011
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Re: Noche obscura ¿Tranquila? ~.Privado.~
Las noches tranquilas son más tenebrosas
no sabes qué puedes encontrarte en ellas
desde apariciones y bromas espantosas
hasta todo lo que la maldad conlleva.
La noche prometía demasiado, había demasiados clientes y el mismo burdel apestaba entre ron, tabaco y sexo, sin embargo, debía buscar y se había dedicado a bailar para los hombres que por unas monedas, pedían que se les mostrara un poco más de piel o bien, una pantorrilla bien formada o de perdida, unas medias incitantes. Aunque normalmente se obligaba a disfrutar de la noche y sonreír todo el tiempo, no sabía por qué, pero se sentía un poco más cansada de tener que fingir y deleitar a los presentes, hombres llenos de barrigas alcoholizadas, bocas sucias y con mal aliento y alguna que otra mala reputación que combatir.
Había terminado con una pieza, cuando la madame pidió que se encargara de llevar las bebidas a un grupo de varones que apostaban a las cartas. Los juegos estaban bien cubiertos, pero una mujer muy entrenada, sabía advertirle al jugador de la casa sobre las partidas más suculentas, tras hacerlo y volver hacia donde la madame, se enteró que esa noche había sido entregada a un hombre. Al mirarlo entornó los ojos, porque el varón distaba mucho de las personas a las que estaba acostumbrada.
Desde sus ropas se notaba que el caballero tenía mejor trabajo que muchos de ahí, su forma de conducirse, de actuar, la hicieron desconfiar, pero no podía dejarlo ahí, so pena que la madame se enterara y le provocara un problema. Así que hizo una reverencia impropia para sus vestimentas y el lugar en el que se encontraban y más adecuada para salones de la alta sociedad y esperó a ver sus demandas.
La sorpresa fue aún mayor cuando le pidió que salieran del burdel, por lo que fue a tomar una capa que utilizaba normalmente para las mañanas y le acompañó, entre pensamientos desconfiados y que no podían explicar el proceder del varón que tenía ante ella. Normalmente pagaban por una cortesana y utilizaban el establecimiento para lo que sus intenciones desearan. ¿Por qué él no? Y no sólo eso, si no que, a pesar de ser una mujer observadora, no podía sacar nada en concreto sobre él. Era como... ver a una persona sonámbula caminando junto a ella, no decía nada, no expresaba nada, ni siquiera tenía una forma de caminar determinada.
Era tan... irreal en cierta forma, como si actuara en automático, como si no le importara nada... y cuando habló y le ofreció comer, volteó a mirarlo como si de verdad hubiera escuchado mal. ¿Qué clase de hombre era realmente?
- Si usted me acompaña, se lo agradecería - dijo tranquila, sabía que no podía descontarlo del dinero porque normalmente pagaban por adelantado, pero quién sabe por qué la daba de comer... y luego esas palabras... era suya, pero primero ser bueno... esperaba que tuvieran que ver con el hecho de que la tomaría para sí, pero buscaba al menos agradarla.
Aunque muy en lo profundo, temió algo peor... que él fuera un enviado de la familia de su ex-marido que fuera a matarla. La última comida de los condenados era muy renombrada en las novelas que había leído durante muchos años. Le miró y sus ojos expresaron miedo, precaución y nerviosismo. Volvió la mirada al puesto ambulante y ya no supo qué decir, podía darse el caso de que ni siquiera pudiera pasar bocado, así que se mantuvo callada esperando a ver qué hacía este hombre y sobre todo, con la mente a toda velocidad, para saber qué hacer en caso de que sus sospechas fueran confirmadas y este sujeto fuera más que un simple cliente.
no sabes qué puedes encontrarte en ellas
desde apariciones y bromas espantosas
hasta todo lo que la maldad conlleva.
La noche prometía demasiado, había demasiados clientes y el mismo burdel apestaba entre ron, tabaco y sexo, sin embargo, debía buscar y se había dedicado a bailar para los hombres que por unas monedas, pedían que se les mostrara un poco más de piel o bien, una pantorrilla bien formada o de perdida, unas medias incitantes. Aunque normalmente se obligaba a disfrutar de la noche y sonreír todo el tiempo, no sabía por qué, pero se sentía un poco más cansada de tener que fingir y deleitar a los presentes, hombres llenos de barrigas alcoholizadas, bocas sucias y con mal aliento y alguna que otra mala reputación que combatir.
Había terminado con una pieza, cuando la madame pidió que se encargara de llevar las bebidas a un grupo de varones que apostaban a las cartas. Los juegos estaban bien cubiertos, pero una mujer muy entrenada, sabía advertirle al jugador de la casa sobre las partidas más suculentas, tras hacerlo y volver hacia donde la madame, se enteró que esa noche había sido entregada a un hombre. Al mirarlo entornó los ojos, porque el varón distaba mucho de las personas a las que estaba acostumbrada.
Desde sus ropas se notaba que el caballero tenía mejor trabajo que muchos de ahí, su forma de conducirse, de actuar, la hicieron desconfiar, pero no podía dejarlo ahí, so pena que la madame se enterara y le provocara un problema. Así que hizo una reverencia impropia para sus vestimentas y el lugar en el que se encontraban y más adecuada para salones de la alta sociedad y esperó a ver sus demandas.
La sorpresa fue aún mayor cuando le pidió que salieran del burdel, por lo que fue a tomar una capa que utilizaba normalmente para las mañanas y le acompañó, entre pensamientos desconfiados y que no podían explicar el proceder del varón que tenía ante ella. Normalmente pagaban por una cortesana y utilizaban el establecimiento para lo que sus intenciones desearan. ¿Por qué él no? Y no sólo eso, si no que, a pesar de ser una mujer observadora, no podía sacar nada en concreto sobre él. Era como... ver a una persona sonámbula caminando junto a ella, no decía nada, no expresaba nada, ni siquiera tenía una forma de caminar determinada.
Era tan... irreal en cierta forma, como si actuara en automático, como si no le importara nada... y cuando habló y le ofreció comer, volteó a mirarlo como si de verdad hubiera escuchado mal. ¿Qué clase de hombre era realmente?
- Si usted me acompaña, se lo agradecería - dijo tranquila, sabía que no podía descontarlo del dinero porque normalmente pagaban por adelantado, pero quién sabe por qué la daba de comer... y luego esas palabras... era suya, pero primero ser bueno... esperaba que tuvieran que ver con el hecho de que la tomaría para sí, pero buscaba al menos agradarla.
Aunque muy en lo profundo, temió algo peor... que él fuera un enviado de la familia de su ex-marido que fuera a matarla. La última comida de los condenados era muy renombrada en las novelas que había leído durante muchos años. Le miró y sus ojos expresaron miedo, precaución y nerviosismo. Volvió la mirada al puesto ambulante y ya no supo qué decir, podía darse el caso de que ni siquiera pudiera pasar bocado, así que se mantuvo callada esperando a ver qué hacía este hombre y sobre todo, con la mente a toda velocidad, para saber qué hacer en caso de que sus sospechas fueran confirmadas y este sujeto fuera más que un simple cliente.
Las noches tranquilas son peligrosas incluso para los hombres...
Ingrid Chassier- Mensajes : 102
Fecha de inscripción : 30/09/2011
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Re: Noche obscura ¿Tranquila? ~.Privado.~
-Una sonrisa se contuvo de mostrarse en su rostro como si fuera tímida aquella aparición cuando en realidad era todo lo contrario, no había ninguna timidez e incluso no existía la vergüenza para aquel hombre, la confusión le agradaba tanto observar la confusión de las cortesanas que hasta a menudo pisaba el burdel solo para invitarlas a una cena, un toque caballeroso que incluso las hacia sentir excitadas hasta que finalmente llegaba la noche. El no acostumbraba a ser como los demás hombres pues no encontraba placer en tomar a una mujer por las caderas allí mismo, cuanta repugnancia había sentido cuando en la misma mesa un hombre estaba fornicando con una cortesana que pudiera ser también lo estaba disfrutando aunque lo dudaba pues escondia después su asco marchando hacia el baño mas cercano para darse una ducha y después ponerte cualquier otra ropa mas provocativa.
De hecho incluso la madame instaba a sus chicas que estuvieran casi desvestidas escondiendo lo más sensual de su cuerpo pero mostrándolo, por ejemplo con ropas transparentes o con corsés que realzaban los pechos (excesivamente voluminosos en algunas ocasiones) incluso no había podido reprimir alguna que otra sonrisa al ver a los más ancianos elegir a alguna cortesana que tuviera senos más grandes que ella misma para tocarlos y apretarlos pues en cierto modo el burdel siempre había sido un lugar al que regresar.
había contemplado demasiadas cosas desde asesinatos hasta violaciones allí mismo, desde a las chicas golpear a los chicos como a los hombres defenderlas. Muestras de caballerosidad en un lugar donde debía de carecer de las mismas. El entraba en esa muestra de caballerosidad que hasta la madame se extrañaba de que alguien tuviese, gustaba de tentar a las mujeres con cenas, caricias, siempre siendo respetuoso pues siempre pensaba que aunque pagase por ellas, éstas, tanto hombres como mujeres también tenían derecho de disfrutar del placer de la carne y lo sugerente que era tener un cliente de ese estilo- ¿Pasa algo?
-Preguntó al notar un cambio ligero en aquella dama, aun podía saborear esa confusión reciente en el rostro de la muchacha asi que era normal ¿seria nueva? Si actuaba de ese modo era porque no había visto a Aetos ir con las chicas escoger una y llevársela del burdel a cenar, después llevarla a su casa o incluso al burdel si la cosa se adelantaba pues él aun caballeroso también podía volverse loco como un hombre normal, apretar los senos o incluso llevarla a un lugar oscuro y allí mismo practicar el arte del sexo, en aquel puesto callejero Aetos se impuso mirando lo que ofrecía- Eres nueva allí ¿cierto? Seguramente no te han hablado de mi –Posiciono su figura íntimamente, de manera que la mano derecha estaba cerca de la cintura de la mujer, posesivo, obviamente con lo que era “suyo” al menos por aquella noche-
Siempre me llevo a las muchachas fuera del burdel, algunas ocasiones no lo hago pero la mayor parte del tiempo es natural en mi hacer eso –Menciono apartando los ojos de la comida para admirar el rostro de la mujer, dejando entonces un beso en los labios de la misma, beso lento, sin ademanes violentos o exigentes pues sus labios chocaron contra los de aquella mujer como si reafirmase que él era un cliente, que había pagado por ella pero que al mismo tiempo seria distinto con la mujer. Alejó sus labios de los suyos para una vez mas mirar la comida señalando un poco de pan, agua y un poco de vino con unas generosas dosis de estofado, suficiente para aquella noche parecia augurar una bajada de temperaturas propias ya de la estación en la que se encontraban-
De hecho incluso la madame instaba a sus chicas que estuvieran casi desvestidas escondiendo lo más sensual de su cuerpo pero mostrándolo, por ejemplo con ropas transparentes o con corsés que realzaban los pechos (excesivamente voluminosos en algunas ocasiones) incluso no había podido reprimir alguna que otra sonrisa al ver a los más ancianos elegir a alguna cortesana que tuviera senos más grandes que ella misma para tocarlos y apretarlos pues en cierto modo el burdel siempre había sido un lugar al que regresar.
había contemplado demasiadas cosas desde asesinatos hasta violaciones allí mismo, desde a las chicas golpear a los chicos como a los hombres defenderlas. Muestras de caballerosidad en un lugar donde debía de carecer de las mismas. El entraba en esa muestra de caballerosidad que hasta la madame se extrañaba de que alguien tuviese, gustaba de tentar a las mujeres con cenas, caricias, siempre siendo respetuoso pues siempre pensaba que aunque pagase por ellas, éstas, tanto hombres como mujeres también tenían derecho de disfrutar del placer de la carne y lo sugerente que era tener un cliente de ese estilo- ¿Pasa algo?
-Preguntó al notar un cambio ligero en aquella dama, aun podía saborear esa confusión reciente en el rostro de la muchacha asi que era normal ¿seria nueva? Si actuaba de ese modo era porque no había visto a Aetos ir con las chicas escoger una y llevársela del burdel a cenar, después llevarla a su casa o incluso al burdel si la cosa se adelantaba pues él aun caballeroso también podía volverse loco como un hombre normal, apretar los senos o incluso llevarla a un lugar oscuro y allí mismo practicar el arte del sexo, en aquel puesto callejero Aetos se impuso mirando lo que ofrecía- Eres nueva allí ¿cierto? Seguramente no te han hablado de mi –Posiciono su figura íntimamente, de manera que la mano derecha estaba cerca de la cintura de la mujer, posesivo, obviamente con lo que era “suyo” al menos por aquella noche-
Siempre me llevo a las muchachas fuera del burdel, algunas ocasiones no lo hago pero la mayor parte del tiempo es natural en mi hacer eso –Menciono apartando los ojos de la comida para admirar el rostro de la mujer, dejando entonces un beso en los labios de la misma, beso lento, sin ademanes violentos o exigentes pues sus labios chocaron contra los de aquella mujer como si reafirmase que él era un cliente, que había pagado por ella pero que al mismo tiempo seria distinto con la mujer. Alejó sus labios de los suyos para una vez mas mirar la comida señalando un poco de pan, agua y un poco de vino con unas generosas dosis de estofado, suficiente para aquella noche parecia augurar una bajada de temperaturas propias ya de la estación en la que se encontraban-
Aetos- Hechicero/Realeza
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Re: Noche obscura ¿Tranquila? ~.Privado.~
Su pregunta la hizo alzar la mirada hacia él, era atractivo, pero muy extraño, decirle los pensamientos que se le habían cruzado durante todo el tiempo que habían pasado juntos, desde que habían salido del burdel hasta ahora en la cara, podría provocar más de una reacción, la pregunta era ¿Cuál de todas? Porque decirle sus dudas podría ponerle quizá violento y alguna vez le había tocado un tipo así, no sólo apestaba a alcohol, si no que era brusco, sádico incluso.
En el momento que había intentado comportarse agresivo, Ingrid había dado el grito y procurado escapar. A punto estuvo, pero el hombre más grande, con zancadas que cubrían más distancia que la cortesana, la detuvo y la estampó contra la pared, para buscar ahí tomarla. Afortunadamente alguien habia evitado el embarazoso y sobre todo, traumático episodio, invitando al hombre a otro trago y a compartir a otra compañera que parecía más dispuesta a sus roces bruscos.
Aún lo recordaba y le causaba cierto escalofrío, pero su actual cliente no parecía ser de esa clase de varones. Realmente, no sabía qué clase de persona era, en dónde ubicarlo, en qué sección de su archivero, era todo un enigma y seguramente cubriría ese lugar, tendría que crear una nueva etiqueta que dijera "El Misterio" o una tontería parecida.
- Sí, soy nueva, llevo dos semanas ahí - susurró por lo bajo aún mirándole con ciertas reservas - ¿Acaso debieron hacerlo, es decir, el hablarme de usted? - eso sí era nuevo, un cliente asiduo entonces, lo cual en cierta forma le dio más confianza y ésta aumentó cuando le dijo su modus operandi, aunque la mano en su cintura era firme y anunciaba algo que Ingrid bien conocía: deseo.
Sí, había pagado por ella, pero el simple acto de tomarla de la cintura le daba una irracional seguridad, porque era, a pesar de sus actitudes y de su forma tan fría y misteriosa de actuar, un hombre y como tal, buscaba la antigua satisfacción que la sabia naturaleza había creado para la raza humana.
Soltó un aire que no sabía que contenía, sonrió con más confianza e iba a caminar para ocupar un mejor lugar en el puesto, cuando le besó. Normalmente no besaba a sus clientes, le costaba mucho entregar una caricia tan íntima, pero él la desarmó. Fue un roce tan diferente al que había tenido de algunos sujetos que habían intentado arrebatarle un beso, que no supo cómo, pero se encontró correspondiéndoselo, aceptando sus labios, acariciándolos a su vez y disfrutando.
Este cliente sería muy diferente de los demás, lo tenía ahora claro, él se había afanado en complacer al tiempo que exigía. Eso era algo que jamás había visto, pero le gustaba mucho la idea. El beso terminó y ella se quedó mirándolo con ojos velados por las sensaciones y sí, el deseo. Se lamió los labios, aún negándose a dejar ir su sabor y el recuerdo de esa caricia que hacía mucho que no tenía y miró la comida.
- Hace mucho que no como estofado - dijo con un mohín levemente divertido, pero al mismo tiempo, de añoranza - gracias - le miró a los ojos y los suyos realmente estaban agradecidos - aunque es usted una persona, si me lo permite, muy rara, sus modales, su forma de comportarse, no puede uno definirlo, es como un enigma completo del que no se sabe cómo desentrañar - tomó un bocado y lo saboreó, para asentir, estaba dentro de su gusto, tenía un sazón parecido a la primera cocinera que habían tenido en casa hacía mucho tiempo.
Recuerdos de días pasados inundaron su cabeza y se obligó a dejarlos ahí, sumergidos en el inconsciente, no era el momento ni el lugar para hacerlos resurgir. Mejor se obligó a masticar y luego, bebió un poco de vino, sólo lo justo para saborearlo y darse cuenta de que le faltaba algo de cuerpo, aunque no podía exigirse demasiado de un puesto callejero.
Observó a su cliente con curiosidad, no sabía si él comería o no, pero al menos ese era un trabajo del que iba a disfrutar.
- ¿Y cuáles son sus aficiones? - no iba a preguntar cosas demasiado personales, pero todos tenían un gusto, un algo del cual sentirse cómodo hablando de ello, por lo que al menos esperaba que la cena fuera interesante y se continuara con la cordialidad que hasta ahora se tenían.
OFF ROL: Lamento la tardanza, pero ahora sí que me compliqué toda.
En el momento que había intentado comportarse agresivo, Ingrid había dado el grito y procurado escapar. A punto estuvo, pero el hombre más grande, con zancadas que cubrían más distancia que la cortesana, la detuvo y la estampó contra la pared, para buscar ahí tomarla. Afortunadamente alguien habia evitado el embarazoso y sobre todo, traumático episodio, invitando al hombre a otro trago y a compartir a otra compañera que parecía más dispuesta a sus roces bruscos.
Aún lo recordaba y le causaba cierto escalofrío, pero su actual cliente no parecía ser de esa clase de varones. Realmente, no sabía qué clase de persona era, en dónde ubicarlo, en qué sección de su archivero, era todo un enigma y seguramente cubriría ese lugar, tendría que crear una nueva etiqueta que dijera "El Misterio" o una tontería parecida.
- Sí, soy nueva, llevo dos semanas ahí - susurró por lo bajo aún mirándole con ciertas reservas - ¿Acaso debieron hacerlo, es decir, el hablarme de usted? - eso sí era nuevo, un cliente asiduo entonces, lo cual en cierta forma le dio más confianza y ésta aumentó cuando le dijo su modus operandi, aunque la mano en su cintura era firme y anunciaba algo que Ingrid bien conocía: deseo.
Sí, había pagado por ella, pero el simple acto de tomarla de la cintura le daba una irracional seguridad, porque era, a pesar de sus actitudes y de su forma tan fría y misteriosa de actuar, un hombre y como tal, buscaba la antigua satisfacción que la sabia naturaleza había creado para la raza humana.
Soltó un aire que no sabía que contenía, sonrió con más confianza e iba a caminar para ocupar un mejor lugar en el puesto, cuando le besó. Normalmente no besaba a sus clientes, le costaba mucho entregar una caricia tan íntima, pero él la desarmó. Fue un roce tan diferente al que había tenido de algunos sujetos que habían intentado arrebatarle un beso, que no supo cómo, pero se encontró correspondiéndoselo, aceptando sus labios, acariciándolos a su vez y disfrutando.
Este cliente sería muy diferente de los demás, lo tenía ahora claro, él se había afanado en complacer al tiempo que exigía. Eso era algo que jamás había visto, pero le gustaba mucho la idea. El beso terminó y ella se quedó mirándolo con ojos velados por las sensaciones y sí, el deseo. Se lamió los labios, aún negándose a dejar ir su sabor y el recuerdo de esa caricia que hacía mucho que no tenía y miró la comida.
- Hace mucho que no como estofado - dijo con un mohín levemente divertido, pero al mismo tiempo, de añoranza - gracias - le miró a los ojos y los suyos realmente estaban agradecidos - aunque es usted una persona, si me lo permite, muy rara, sus modales, su forma de comportarse, no puede uno definirlo, es como un enigma completo del que no se sabe cómo desentrañar - tomó un bocado y lo saboreó, para asentir, estaba dentro de su gusto, tenía un sazón parecido a la primera cocinera que habían tenido en casa hacía mucho tiempo.
Recuerdos de días pasados inundaron su cabeza y se obligó a dejarlos ahí, sumergidos en el inconsciente, no era el momento ni el lugar para hacerlos resurgir. Mejor se obligó a masticar y luego, bebió un poco de vino, sólo lo justo para saborearlo y darse cuenta de que le faltaba algo de cuerpo, aunque no podía exigirse demasiado de un puesto callejero.
Observó a su cliente con curiosidad, no sabía si él comería o no, pero al menos ese era un trabajo del que iba a disfrutar.
- ¿Y cuáles son sus aficiones? - no iba a preguntar cosas demasiado personales, pero todos tenían un gusto, un algo del cual sentirse cómodo hablando de ello, por lo que al menos esperaba que la cena fuera interesante y se continuara con la cordialidad que hasta ahora se tenían.
OFF ROL: Lamento la tardanza, pero ahora sí que me compliqué toda.
Ingrid Chassier- Mensajes : 102
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Re: Noche obscura ¿Tranquila? ~.Privado.~
-Al parecer se hacia evidente que no le habian hablado a ella del brujo, Aetos era alguien a quien muchas cortesanas coqueteaban pues no era de los tipicos hombres que solo esperaban que su placer quedase saciado, pero si sabia que el grado de violencia y masoquismo habia aumentado en el sexo, si no se utilizaba de una forma gradual para que ambos estuvieran disfrutando podia causar a veces demasiado dolor, eso le habian dicho... al principio cuando la quiso a ella una mujer le habia comentado “ella no sirve para los roces bruscos y tu eres un randioso amante no pierdas el tiempo con esa” pero la denego con un cortes movimiento de mano, eso de los roces bruscos hacia ver que ella no estaba o no habia estado acostumbrada a ese tipo de amor rudo.
Le sorprendio y agrado al mismo tiempo que respondiese al beso especialmente porque se habia mostrado un poco...bueno, un mucho de desconfiada quizás fuera porque ahora mismo estaban los dos solos o las malas experiencias habian sido suficientes como para hacer que se perdiese lo mejor, el sexo podia ser en su justa medida el mejor antidepresivo si se tomaba como decia la gente con la persona adecuada, ser una cortesana no dejaba tiempo quizás para que disfrutase de éste. Los hombres rudos o borrachos, aquellos que presumian de hombría pero que no tenian ninguna “hembra” en casa para saciarse, especialmente los que son de baja clase, la violencia como se comentaba iba aumentando conforme la clase era menor y disminuyendo conforme se gozaba de buen nivel economico.
La imitó cuando se relamió los labios, moviendo sus manos a los bolsillos con una sonrisa débil en la boca cuando la observaba- entonces como se dice siempre habrá una segunda vez para todo -modificó la clase con una sonrisa sensual en los labios, no era del tipo que escondiera sus encantos pero cuando estaba cerca de alguien que le agradaba solia dejarlos fluir sin preocuparse demasiado en qué generarian, para la gente de a pie (los que le conocian al brujo) sabian que él era de todo menos agradable, podia ser una persona sabia especialmente para tener una conversación pero por el momento no habia dado muestras de tener sentimientos hasta ahora hasta que estaba con alguien que le gustaba y dejaba fluir los mismos como si se delatase él solo-
Es decir, opina que soy raro pero agradable al mismo tiempo, que no se sabe que voy a hacer al minuto siguiente pero tambien puedo delatarme yo mismo, que tengo modales pero al mismo tiempo podria decirse que carezco de ellos en ocasiones – tomó un poco de vino y sirvió un poco más a la mujer y despues a su propio vaso dando un sorbo longevo, muchas personas especialmente los amantes del vino empezarian una parafernalia acerca de que olor o que sabor tenia el vino de que cosecha, presumiria a mas no poder de lo que poseia o dejaba de poseer, pero él le gustaba beber sin emborracharse, cuando queria emborracharse lo hacia en su hogar no a la vista de nadie- esta bueno -probó un poco, no era de comer mucho aunque era humano claro estaba él preferia beber, no iba a decir que no bebía o que no comía con fruicion muchas veces pero la mayor parte de las ocasiones soportaba sin beber-
¿Aficciones? Ser médico, me gusta por asi decirlo saber que necesita mi paciente – no iba a confesarle de buenas a primeras que era tambien un brujo, un guardaespaldas, alguien que se comunicaba con los muertos y veía fantasmas, alguien que se rodeaba de los más grandes nobles e incluso de la nobleza más alta. Mejor no decir toda la verdad y tampoco mentir, era el curandero de los ricos que tenian males especialmente de piel o de tipo sexual que no se debia enterar nadie, para los pobres aquellos que a pesar de que no tenian vienes le pagaban o con comida o incluso alfunas mujeres con sexo. Los hombres preferian regalarle o botes para sus medicinas... en fin era por asi decirlo alguien que gozaba de buen prestigio- ¿Y tu? No solo de mi me gustaria hablar esta noche -Paseo los dedos por los cabellos de aquella mujer dejandole comer, solo tocando sus hermosos cabellos por unos escasos segundos y despues volvió a saborear su vaso de vino acabando con el contenido. Llenó la copa nuevamente de vino mientras saboreaba el caldo del estofado, como habia pedido, sin mucha consistencia solo el caldo a ser posible- ¿quieres que nos sentemos en algun lado -ladeó el rostro mirando a todo u alrededor-
Le sorprendio y agrado al mismo tiempo que respondiese al beso especialmente porque se habia mostrado un poco...bueno, un mucho de desconfiada quizás fuera porque ahora mismo estaban los dos solos o las malas experiencias habian sido suficientes como para hacer que se perdiese lo mejor, el sexo podia ser en su justa medida el mejor antidepresivo si se tomaba como decia la gente con la persona adecuada, ser una cortesana no dejaba tiempo quizás para que disfrutase de éste. Los hombres rudos o borrachos, aquellos que presumian de hombría pero que no tenian ninguna “hembra” en casa para saciarse, especialmente los que son de baja clase, la violencia como se comentaba iba aumentando conforme la clase era menor y disminuyendo conforme se gozaba de buen nivel economico.
La imitó cuando se relamió los labios, moviendo sus manos a los bolsillos con una sonrisa débil en la boca cuando la observaba- entonces como se dice siempre habrá una segunda vez para todo -modificó la clase con una sonrisa sensual en los labios, no era del tipo que escondiera sus encantos pero cuando estaba cerca de alguien que le agradaba solia dejarlos fluir sin preocuparse demasiado en qué generarian, para la gente de a pie (los que le conocian al brujo) sabian que él era de todo menos agradable, podia ser una persona sabia especialmente para tener una conversación pero por el momento no habia dado muestras de tener sentimientos hasta ahora hasta que estaba con alguien que le gustaba y dejaba fluir los mismos como si se delatase él solo-
Es decir, opina que soy raro pero agradable al mismo tiempo, que no se sabe que voy a hacer al minuto siguiente pero tambien puedo delatarme yo mismo, que tengo modales pero al mismo tiempo podria decirse que carezco de ellos en ocasiones – tomó un poco de vino y sirvió un poco más a la mujer y despues a su propio vaso dando un sorbo longevo, muchas personas especialmente los amantes del vino empezarian una parafernalia acerca de que olor o que sabor tenia el vino de que cosecha, presumiria a mas no poder de lo que poseia o dejaba de poseer, pero él le gustaba beber sin emborracharse, cuando queria emborracharse lo hacia en su hogar no a la vista de nadie- esta bueno -probó un poco, no era de comer mucho aunque era humano claro estaba él preferia beber, no iba a decir que no bebía o que no comía con fruicion muchas veces pero la mayor parte de las ocasiones soportaba sin beber-
¿Aficciones? Ser médico, me gusta por asi decirlo saber que necesita mi paciente – no iba a confesarle de buenas a primeras que era tambien un brujo, un guardaespaldas, alguien que se comunicaba con los muertos y veía fantasmas, alguien que se rodeaba de los más grandes nobles e incluso de la nobleza más alta. Mejor no decir toda la verdad y tampoco mentir, era el curandero de los ricos que tenian males especialmente de piel o de tipo sexual que no se debia enterar nadie, para los pobres aquellos que a pesar de que no tenian vienes le pagaban o con comida o incluso alfunas mujeres con sexo. Los hombres preferian regalarle o botes para sus medicinas... en fin era por asi decirlo alguien que gozaba de buen prestigio- ¿Y tu? No solo de mi me gustaria hablar esta noche -Paseo los dedos por los cabellos de aquella mujer dejandole comer, solo tocando sus hermosos cabellos por unos escasos segundos y despues volvió a saborear su vaso de vino acabando con el contenido. Llenó la copa nuevamente de vino mientras saboreaba el caldo del estofado, como habia pedido, sin mucha consistencia solo el caldo a ser posible- ¿quieres que nos sentemos en algun lado -ladeó el rostro mirando a todo u alrededor-
Aetos- Hechicero/Realeza
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