AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
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No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
Mañana se cumple un mes de haber recibido aquella carta. Mis brazos estaban temblando emocionados cuando había leído su nombre en aquel papel blanco junto a la firma. Supe de quien era aquel sobre, supe de quien eran esas palabras plasmadas en un pedazo de papel. Desde su partida había estado recibiendo cada semana una carta. Me decía su ubicación, la temperatura del lugar, las cosas que había pasado en la semana, a las personas que conocía a su paso, también me decía lo bien que se encontraba. ¿En realidad lo estaba? Sin embargo se tomaba tiempo en el día para hacer que yo sonriera emocionada por que sabía me extrañaba, porque sabía que pensaba en mi. A su vez, después de recibir esas palabras en el día yo hacía lo propio, siempre me decía a donde debería dirigir la siguiente misiva, entonces le llegarían sin problema alguno. El mantener el completo contacto en él llenaba mi corazón de una satisfacción que pocas veces este tenía el privilegio de sentir, pero hace más de un mes que no recibía una. Aunque la ultima me dejaba en claro que estaba por regresar, la fecha, la hora y el lugar mi corazón tenía miedo de que algo le hubiera pasado y por eso no habría seguido escribiendo. Sin embargo aun tenía fe en que fuera cierto, además nunca me había mentido. ¿O si? No, no lo había hecho, y sabía que no empezaría a hacerlo, no a mi, no cuando sabía cuan importante era en mi vida. No cuando yo sabía que también era importante en la suya, tal vez estaríamos lejos pero una parte del otro siempre estaría acompañando al presente. Me quede mirando de nuevo aquella última carta. Estaba sentada en el jardín trasero. Observando como Milo enseñaba a unos cazadores a lanzar unas armas que llegaban de nueva España, según era lo mejor que se podía encontrar en esos tiempo. Por mi parte detestaba las armas pero me tranquilizaba el ver que él las manejaba sin ninguna problema. El clima era demasiado bueno. El cielo despejado, había viento pero no lo suficiente para que las aguas del mar estuvieran molestas. Cuando nadie ponían su mirada en mi, me adentré a la casa de la noche para cambiarme, él estaba por llegar sin importar que me apresaran en la bastilla tenía que recibirlo.
Nunca había sido una chica que se tardara demasiado tiempo en arreglarle. Esta vez incluso me sentí bastante sorprendida por todo lo que había hecho para recibirlo como yo creía era debido. Una semana antes había pedido a una de las cortesanas que llevaba provisiones que me llevará el vestido azul más bonito. Incluso le había dado un pedazo de acuarela con la tonalidad del color. La chica lo había hecho a la perfección aunque era bastante raro, no puedo negar el hecho de que la chica tenía un gusto muy bonito pero ese escote que llegaba a tener el vestido de la parte de enfrente me daba demasiado terror. Sin embargo me puse el vestido, me maquille, nada exagerado la verdad no debía ser muy vanidosa en ese aspecto, pero esta vez deje caer mi cabello en ondas por el hombro. Con el permiso de Milo (Si, si había mentido que iría a visitar a mi segunda madre en parís para que no pusiera pero alguno) me dispuse a salir de la casa de la noche. Ya estaba oscureciendo, incluso tal vez el barco ya había llegado y yo no lo encontraría. Pero no, no podía ser eso posible, necesitaba recibirlo, necesitaba verlo. Necesitaba un abrazo suyo con todas mis fuerzas, de verdad que lo necesitaba. Cerré los ojos recargando mi cuerpo en el respaldo del carruaje.
El camino al muelle se me estaba haciendo demasiado eterno, incluso los rayos del sol ya se habían ocultado y ahora las personas que tenían casas en las calles principales salían a encender las velas de las farolas para que el camino a los viajeros estuviera iluminado. Abrí los ojos disfrutando de los rostro alegres de algunos niños que estaban a mi paso. Siempre había tenido el deseo de poder llegar a ser madre ¿Lo sería? A esas alturas de la vida ya no lo creía, eso estaba muy lejos de mi realidad y era mejor no hacerse ilusiones, seguramente iba a morir a causa de la revolución en poco tiempo. Por un momento me quede pensando en la revolución ¿Debía decirle a Marko? No, no debía seguramente se preocuparía y no debía suficientes cosas tenía en su cabeza como para cargar ese pequeño detalle. Suspiré cuando el carruaje se detuvo y no esperé a que el chofer me abriera la puerta, lo hice con prontitud y baje con tal rapidez que estuve a punto de caer por las escaleras para tocar el suelo. Mi respiración comenzó a acelerarse. Los rostros de las personas eran únicos, algunos lloraban, otros sonreír, miles de abrazos, besos, buenos deseos. Había llegado demasiado tarde ¿Y si se había ido ya? Mordí mi labio inferior aventurándome entre todas las personas que habían recibido a sus seres queridos. Que torpe había sido, demasiado tarde – Demasiado tarde Doreen – Me dije con la voz muy baja mirando al suelo. Girando mi cuerpo para volver al carruaje sin embargo, un par de pies se poso frente a mi. Guardias, seguro la habían seguido. Se quedó completamente estática sin ni siquiera mover un cabello.
Nunca había sido una chica que se tardara demasiado tiempo en arreglarle. Esta vez incluso me sentí bastante sorprendida por todo lo que había hecho para recibirlo como yo creía era debido. Una semana antes había pedido a una de las cortesanas que llevaba provisiones que me llevará el vestido azul más bonito. Incluso le había dado un pedazo de acuarela con la tonalidad del color. La chica lo había hecho a la perfección aunque era bastante raro, no puedo negar el hecho de que la chica tenía un gusto muy bonito pero ese escote que llegaba a tener el vestido de la parte de enfrente me daba demasiado terror. Sin embargo me puse el vestido, me maquille, nada exagerado la verdad no debía ser muy vanidosa en ese aspecto, pero esta vez deje caer mi cabello en ondas por el hombro. Con el permiso de Milo (Si, si había mentido que iría a visitar a mi segunda madre en parís para que no pusiera pero alguno) me dispuse a salir de la casa de la noche. Ya estaba oscureciendo, incluso tal vez el barco ya había llegado y yo no lo encontraría. Pero no, no podía ser eso posible, necesitaba recibirlo, necesitaba verlo. Necesitaba un abrazo suyo con todas mis fuerzas, de verdad que lo necesitaba. Cerré los ojos recargando mi cuerpo en el respaldo del carruaje.
El camino al muelle se me estaba haciendo demasiado eterno, incluso los rayos del sol ya se habían ocultado y ahora las personas que tenían casas en las calles principales salían a encender las velas de las farolas para que el camino a los viajeros estuviera iluminado. Abrí los ojos disfrutando de los rostro alegres de algunos niños que estaban a mi paso. Siempre había tenido el deseo de poder llegar a ser madre ¿Lo sería? A esas alturas de la vida ya no lo creía, eso estaba muy lejos de mi realidad y era mejor no hacerse ilusiones, seguramente iba a morir a causa de la revolución en poco tiempo. Por un momento me quede pensando en la revolución ¿Debía decirle a Marko? No, no debía seguramente se preocuparía y no debía suficientes cosas tenía en su cabeza como para cargar ese pequeño detalle. Suspiré cuando el carruaje se detuvo y no esperé a que el chofer me abriera la puerta, lo hice con prontitud y baje con tal rapidez que estuve a punto de caer por las escaleras para tocar el suelo. Mi respiración comenzó a acelerarse. Los rostros de las personas eran únicos, algunos lloraban, otros sonreír, miles de abrazos, besos, buenos deseos. Había llegado demasiado tarde ¿Y si se había ido ya? Mordí mi labio inferior aventurándome entre todas las personas que habían recibido a sus seres queridos. Que torpe había sido, demasiado tarde – Demasiado tarde Doreen – Me dije con la voz muy baja mirando al suelo. Girando mi cuerpo para volver al carruaje sin embargo, un par de pies se poso frente a mi. Guardias, seguro la habían seguido. Se quedó completamente estática sin ni siquiera mover un cabello.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
El navío que llevaría a Marko y su Eris ya había partido de las costas de Italia, con la frente en alto y orgulloso de todo lo que había conseguido el brujo se sentía con verdadera suerte esos días, donde nadie daba un peso por él, pero como Eris siempre decía, la grandeza de los hombres está en su interior. Aun cuando las palabras de aquella se referían a sí misma, el ego con los años se le hacía más grande ahuyentando de esa forma a todo aquel que quisiera acercarse a su querido Marko, ella misma era su locura, ella misma era la encargada de tantas cosas y lo único que le hacía falta era su corazón, el cual nunca podría tomar en sus propias manos. “De nuevo comenzamos nuestro viaje a Francia, ya ni siquiera recuerdo como era ese lugar, ¿acaso tu si Marko?” Claro está que me acuerdo, recuerdo todo lo que necesito recordar, mis amores, mis amantes, mi cortesana, mi Doreen… mi “ No… no te dejare nombrar a nadie más, no eres un casanova como para decir que dejaste tantos amantes, con suerte conocí a la piruja aprovechadora” No hables así de ella, sabes que se robó mi corazón aun antes de conocerla, sabes… y muy bien que mi vida gira en otro eje. “ ¿Y Doreen, Que me tienes que decir de esa pulguienta mala clase?” Ese gusto tuyo de tratar a todos con inferioridad, Doreen… ella es más de lo que creí saber, más de lo que me imagine… tiene un pedazo de mi alma que ni tu ni nadie podrá arrebatárselo. “ Eso es lo que crees Marko, sabes muy bien que YO Eris… se lo que el destino te depara” El destino es incierto Eris… así que no te metas en donde no te llaman. Fueron las últimas palabras de aquella conversación.
Las horas siguientes pasaron muy rápido, el sueño invadió el cuerpo del brujo de manera instantánea, quería ya estar en Paris la tierra que lo había sacado de quicios, la tierra donde todo y nada había ocurrido y como dicen por ahí, LO QUE NO MATA, FUERZA TE DA, con aquella frase Marko había sobrevivido los meses en la lejanía de aquellas tierras a las que próximamente llegaría y con esa sonrisa en su rostro permanecería contra viento y marea. Ahora el viaje parecía eterno pero en el sueño de Marko recuerdos de todos los tiempos se hacían presentes, ahora era cuando necesitaba más de su soledad, que tanto bien le hacía.
Despertó sobre exaltado por la cantidad de cosas que vivió en su sueño, “¿ Pesadillas?” Si, y las mejores que he tenido querida. Corto y preciso no quería hablar sobre lo que había visto por qué no tan solo del pasado existían sueños el futuro no muy lejano le tenía preparado más de una sorpresa y de aquello vivía, de las sorpresas e imprecisiones de una vida nada era perfecto más el rostro de un buen amante que lo esperaría en el puerto de la ciudad. “Así que eso has visto brujito…” Eso y mucho más Eris… el tiempo me apremia y con creces; de eso vivo y de eso viviré “Esperemos todo salga bien”. No hubo respuesta por parte de Marko. Y las bocinas del navío se hacían presentes mientras poco a poco encallaba en el puerto donde las cosas solían distorsionarse.
Apresuro el paso por los pasillos de aquella embarcación, muchos estaban emocionados por el arribo a esas tierras pero Marko, tenía como nunca la mente despejada no quería hacerse ilusiones que no venían al caso, como ya sabía prefería sorprenderse aun cuando el lugar estaba repleto de gente, pago a un marinero para que su equipaje fuera llevado a la mansión Santini, ahora era el momento en que tenía que buscar . Bajo del navío y comenzó a caminar entre la gente viendo cosas que no son, comenzó a desesperarse “ No todo lo que se visualiza es real… es tu ley… no sé cómo creíste que esa pordiosera estaría aquí” Cállate ahora… “Me callo para verte sufrir Markito”. Las palabras estaban de más en ese momento, la respiración de brujo comenzó a acelerarse y aquello sí que ere malo no quería ni mucho menos delante de tantas personas tener una crisis, pero cuando las esperanzas se pierden es cuando logras ver y seguir la luz, aquello había sucedido, quizás si había un destino una página en la cual estaba escrito todo aquello, eso nunca lo sabremos. Porque ahí estaba una de sus razones de estar en Paris – Nunca es demasiado tarde si para un encuentro sorprendente se trata – quedo parado frente a ella mirándola con emoción, porque si, Marko de un tiempo a esta parte se estaba permitiendo tener esas emociones de las cuales se había privado hacia tantos años – Doreen, la flor de mi jardín – la voz del brujo salió tan pausada de sus labios que parecían ser eternas en ese momento. “ Si… Si… cuento viejo”.
Las horas siguientes pasaron muy rápido, el sueño invadió el cuerpo del brujo de manera instantánea, quería ya estar en Paris la tierra que lo había sacado de quicios, la tierra donde todo y nada había ocurrido y como dicen por ahí, LO QUE NO MATA, FUERZA TE DA, con aquella frase Marko había sobrevivido los meses en la lejanía de aquellas tierras a las que próximamente llegaría y con esa sonrisa en su rostro permanecería contra viento y marea. Ahora el viaje parecía eterno pero en el sueño de Marko recuerdos de todos los tiempos se hacían presentes, ahora era cuando necesitaba más de su soledad, que tanto bien le hacía.
Despertó sobre exaltado por la cantidad de cosas que vivió en su sueño, “¿ Pesadillas?” Si, y las mejores que he tenido querida. Corto y preciso no quería hablar sobre lo que había visto por qué no tan solo del pasado existían sueños el futuro no muy lejano le tenía preparado más de una sorpresa y de aquello vivía, de las sorpresas e imprecisiones de una vida nada era perfecto más el rostro de un buen amante que lo esperaría en el puerto de la ciudad. “Así que eso has visto brujito…” Eso y mucho más Eris… el tiempo me apremia y con creces; de eso vivo y de eso viviré “Esperemos todo salga bien”. No hubo respuesta por parte de Marko. Y las bocinas del navío se hacían presentes mientras poco a poco encallaba en el puerto donde las cosas solían distorsionarse.
Apresuro el paso por los pasillos de aquella embarcación, muchos estaban emocionados por el arribo a esas tierras pero Marko, tenía como nunca la mente despejada no quería hacerse ilusiones que no venían al caso, como ya sabía prefería sorprenderse aun cuando el lugar estaba repleto de gente, pago a un marinero para que su equipaje fuera llevado a la mansión Santini, ahora era el momento en que tenía que buscar . Bajo del navío y comenzó a caminar entre la gente viendo cosas que no son, comenzó a desesperarse “ No todo lo que se visualiza es real… es tu ley… no sé cómo creíste que esa pordiosera estaría aquí” Cállate ahora… “Me callo para verte sufrir Markito”. Las palabras estaban de más en ese momento, la respiración de brujo comenzó a acelerarse y aquello sí que ere malo no quería ni mucho menos delante de tantas personas tener una crisis, pero cuando las esperanzas se pierden es cuando logras ver y seguir la luz, aquello había sucedido, quizás si había un destino una página en la cual estaba escrito todo aquello, eso nunca lo sabremos. Porque ahí estaba una de sus razones de estar en Paris – Nunca es demasiado tarde si para un encuentro sorprendente se trata – quedo parado frente a ella mirándola con emoción, porque si, Marko de un tiempo a esta parte se estaba permitiendo tener esas emociones de las cuales se había privado hacia tantos años – Doreen, la flor de mi jardín – la voz del brujo salió tan pausada de sus labios que parecían ser eternas en ese momento. “ Si… Si… cuento viejo”.
Marko Tartani- Hechicero Clase Alta
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Re: No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
Esa voz… Mi rostro se movió desesperado a su encuentro, la recocía, reconocería esa voz aunque estuviera en medio de un teatro y todas las personas estuvieran aplaudiendo. No pude evitar sonreír al verlo, honestamente mi memoria no hacía justicia alguna al tener su rostro en mis recuerdos. Se veía más guapo de lo que ya era en mi memoria. Tan alto como siempre, pero su rostro era casi como el de un ángel en la tierra, su perfil era perfectamente simétrico, sus labios carnosos, esos ojos que siempre me habían atrapado. Marko, él simplemente era ese abrazo cálido que necesitaba, esa presencia que necesitaba, ese amor que añoraba, ese amor que deseaba. Mi cuerpo estaba completamente estático, no sabía que hacer, no sabía como reaccionar, incluso no sabía ni que decir, mucho menos podía definir que sentía sin embargo sabía que sentía algo tan fuerte por él, algo tan evidente como que nosotros los seres humanos necesitábamos aire para respirar, alimento para subsistir. Mi corazón estaba palpitando demasiado rápido, un escalofrío recorrió cada parte de mi delicado cuerpo, la sangre bombeaba con fuerza, no estaba sonrojada no porque no pudiera más bien estaba pálida de la emoción, solté una risita tonta, bastante nerviosa a decir verdad. Por fin mi cuerpo comenzó a reaccionar, di pequeños pasos torpes hasta poder sentirlo cerca de mi. Llevé todo el peso de mi cuerpo hasta las puntas de mis pies al mismo tiempo mis brazos se movieron alzándose, enredando mis manos en su nuca para poder atraerlo, pude sentir como flexional su cuerpo un poco para poder intentar tener una altura decente entre ambos, nuestras frente por fin se pegaron por completo, solté todo el aire que había aguantado por el nerviosismo chocando este con sus labios - Estás aquí… Estás aquí… - Susurré sintiendo como mi pecho chocaba contra el suyo, una sensación extraña, placentera y cómoda.
¿Había personas a nuestro alrededor? No lo recordaba, el sonido de la muchedumbre se había apagado y solo podía escuchar nuestros corazones latir acompañados de la suave música de las olas del mar golpear la arena de esta. Siempre pasaba lo mismo, cuando estaba con él todo lo de más no importaba, incluso el clima se portaba condescendiente con nosotros. Pero así como me había perdido de la realidad alguien me había regresado a ella chocando conmigo. Sonreí un poco confundida, ladeé ligeramente el rostro y bese su mentón para de manera obligada soltarlo, era tan lastimoso, tenerlo tan cerca y no poder tocarlo como era debido, porque podríamos ser muy amigos, pero esto no se trataba de una simple amistad y Marko lo sabía. Ambos teníamos en claro esa necesidad del otro, ambos teníamos tatuados el nombre del otro en nuestro interior. - Volviste - Susurré de nuevo a penas pudiendo pensar con claridad - Marko… me has hecho tanta falta - No sabía si era de la emoción o por alguna extraña razón más que varias lagrimas cayeron de mi rostro aun sin poder creer que lo tenía frente a mi. A lado de nosotros varias personas comenzaron a pasar como en fila observándonos de manera curiosa, entre ellas pude escuchar un "bésala" claramente y eso hizo que volteará mi rostro nerviosa hacía otro lado. Limpié las lagrimas con cuidado mordiendo mi labio inferior, sintiendo como el calor de mi cuerpo subía a mis mejillas y por primera vez al verlo de nuevo el sonrojo en mi rostro apareció dejándome ver tan vulnerable a su lado.
Sin tener un contacto físico y sobre todo sin verlo sentí el impulso de estirar mi mano para tomar la suya entrelazando los dedos. Era imposible tenerlo cerca sin sentirlo. A cada mínimo roce mi cuerpo reaccionaba provocando oleadas de nervios en este. El tiempo que habíamos pasado juntos de aquella manera seguramente había pasado demasiado rápido pero ninguno de los dos lo había notado. Cuando me di cuenta ya solo algunos murmullos se escuchaba. El muelle estaba completamente vació, solo pude apreciar al hombre del carruaje que nos estaba esperando. Me hizo señas con la mano y no pude evitar encogerme de hombros bastante tímida. - Creo que debemos irnos, no creo que este sea el lugar más adecuado para darte la bienvenida - Volví a encontrarme con su mirada, esta vez su sonrisa hizo que no pudiera aguantarme más, por lo que di un salto aferrándome a su cuello de manera divertida - Bienvenido Santini - Susurré cerca de su oído dejando un casto beso en este sintiendo como sus manos sostenían mi cintura y avanzábamos hasta el carruaje, parecía como sino pesara nada como si no le costará trabajo andar conmigo encima.
Mis pies volvieron a tocar el suelo, el hombre del carruaje saludó a Marko como si lo conociera, hice una mueca bastante extrañada por eso, sin embargo Marko no dejaba de sonreír y eso me tranquilizaba, el chofer abrió la puerta del carruaje y mi amigo me daba la mano para que pudiera subir a él. ¿Y si ya no sentía lo mismo por mi? ¿Y qué tal si no le había gustado mi arreglo? Estaba tan insegura esa noche que no sabía ya ni que pensar. Me acomodé en mi asiento esperando a que el hiciera lo mismo. Lo invité a que se sentará a mi lado. - ¿Cómo has estado? - Pregunté tímida, casi haciéndome bolita en el asiento, me sentía tan tonta, tan infantil de aquella manera pero era demasiadas las cosas que me hacía sentir que temía porque el no sintiera lo mismo, lo temía tanto.
¿Había personas a nuestro alrededor? No lo recordaba, el sonido de la muchedumbre se había apagado y solo podía escuchar nuestros corazones latir acompañados de la suave música de las olas del mar golpear la arena de esta. Siempre pasaba lo mismo, cuando estaba con él todo lo de más no importaba, incluso el clima se portaba condescendiente con nosotros. Pero así como me había perdido de la realidad alguien me había regresado a ella chocando conmigo. Sonreí un poco confundida, ladeé ligeramente el rostro y bese su mentón para de manera obligada soltarlo, era tan lastimoso, tenerlo tan cerca y no poder tocarlo como era debido, porque podríamos ser muy amigos, pero esto no se trataba de una simple amistad y Marko lo sabía. Ambos teníamos en claro esa necesidad del otro, ambos teníamos tatuados el nombre del otro en nuestro interior. - Volviste - Susurré de nuevo a penas pudiendo pensar con claridad - Marko… me has hecho tanta falta - No sabía si era de la emoción o por alguna extraña razón más que varias lagrimas cayeron de mi rostro aun sin poder creer que lo tenía frente a mi. A lado de nosotros varias personas comenzaron a pasar como en fila observándonos de manera curiosa, entre ellas pude escuchar un "bésala" claramente y eso hizo que volteará mi rostro nerviosa hacía otro lado. Limpié las lagrimas con cuidado mordiendo mi labio inferior, sintiendo como el calor de mi cuerpo subía a mis mejillas y por primera vez al verlo de nuevo el sonrojo en mi rostro apareció dejándome ver tan vulnerable a su lado.
Sin tener un contacto físico y sobre todo sin verlo sentí el impulso de estirar mi mano para tomar la suya entrelazando los dedos. Era imposible tenerlo cerca sin sentirlo. A cada mínimo roce mi cuerpo reaccionaba provocando oleadas de nervios en este. El tiempo que habíamos pasado juntos de aquella manera seguramente había pasado demasiado rápido pero ninguno de los dos lo había notado. Cuando me di cuenta ya solo algunos murmullos se escuchaba. El muelle estaba completamente vació, solo pude apreciar al hombre del carruaje que nos estaba esperando. Me hizo señas con la mano y no pude evitar encogerme de hombros bastante tímida. - Creo que debemos irnos, no creo que este sea el lugar más adecuado para darte la bienvenida - Volví a encontrarme con su mirada, esta vez su sonrisa hizo que no pudiera aguantarme más, por lo que di un salto aferrándome a su cuello de manera divertida - Bienvenido Santini - Susurré cerca de su oído dejando un casto beso en este sintiendo como sus manos sostenían mi cintura y avanzábamos hasta el carruaje, parecía como sino pesara nada como si no le costará trabajo andar conmigo encima.
Mis pies volvieron a tocar el suelo, el hombre del carruaje saludó a Marko como si lo conociera, hice una mueca bastante extrañada por eso, sin embargo Marko no dejaba de sonreír y eso me tranquilizaba, el chofer abrió la puerta del carruaje y mi amigo me daba la mano para que pudiera subir a él. ¿Y si ya no sentía lo mismo por mi? ¿Y qué tal si no le había gustado mi arreglo? Estaba tan insegura esa noche que no sabía ya ni que pensar. Me acomodé en mi asiento esperando a que el hiciera lo mismo. Lo invité a que se sentará a mi lado. - ¿Cómo has estado? - Pregunté tímida, casi haciéndome bolita en el asiento, me sentía tan tonta, tan infantil de aquella manera pero era demasiadas las cosas que me hacía sentir que temía porque el no sintiera lo mismo, lo temía tanto.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
“Los simples humanos son tan patéticos… No saben lo que dicen… pocos tienen fe y confianza en sus palabras… Y todos en este puerto están… o mejor dicho no saben nada… Escúchalos ¡Que la beses! ¡Por Los demonios! Ni que fuera la reina del mundo, es una típica mujer “POBRE” que no tiene nada… solo lindas palabras para un maldito brujo que aún no encuentra su norte” Cállate, lo que ella dice… es una poesía para mis oídos, es… simplemente me da vida todo en ella, su mirada, su aroma, sus labios… su piel… Marko quedo en completo silencio y sin quietarle ni un segundo la vista de ella, acaricio su mejilla el tiempo en ese momento para aquellos dos pareció volar, pero al brujo no parecía importarle mientras estuviera en compañía de ella todo estaría bien. Sabía que hacer, pero no era el momento si algo había aprendido con los años era hacer durar situaciones como aquella. No quiso decir palabra con sonrisas y asintiendo con la cabeza quería decir algo que tenía guardado. Sin pensarlo dos veces entrelaza sus dedos con los de ella, apretando la mano ajena que llevo hasta sus labios, deposito un suave beso – Gracias por la bienvenida mi Doreen – dice de manera suave y vuelve a besar los nudillos de ella.
“Eres un maldito, ¿lo sabias? … eres un maldito que nadie nunca te tomara en serio porque estás loco, mírate me estas escuchando me tienes a mi… ¿Por qué ese afán de buscar otras?” Cállate de una vez… no… eres… Demonios… Eris quédate callada. Avanzaron lo suficiente y mientras lo hacían Marko le guiño un ojo al chofer, un conocido al cual había contratado para que cuidara de Doreen en su ausencia, claro ella no sabía nada al respecto y seguiría siendo así. El brujo tomo asiento frente a Doreen y con una amplia sonrisa movió la cabeza ante su pregunta – Bien, pero mejor ahora que estamos juntos – dice suavemente. Se reclina un poco y le da un beso corto en sus labios, un momento intimo entre ellos algo que solo ella y el pudieran vivir y sentir. El carruaje se puso en movimiento, mientras Marko seguía besando aquellos labios que de sabor dulce lo embriagaban de una manera diferente, la quería y amaba a su manera. Una de la cual Eris estaba en contra. “ASQUEROSO… como se te ocurre besar a esta muerta de hambre” las palabras simplemente fueron ignoradas era un momento del cual Marko solo pondría atención a la dame que ahora estaba entre sus brazos.
De manera suave la envolvió, entre besos tiernos y apasionados se dejó llevar, era uno de esos momentos donde nada importaba. Se alejó tan solo unos centímetros de ella y pego su frente con la ajena – Te extrañe – la tomo por el cuello acercando su rostro al de ella para que sus labios queden en el oído ajeno – Te extrañe cada noche… cada día que leía una de tus cartas… - beso su mejilla de manera suave y se fue a su otro oído – y ahora que te tengo frente a mi… quiero… te quiero, te deseo y te... – logro decir y con un beso algo más lento comenzó acariciar la espalda de ella alejándose muy poco – Y te vez tan o más bella que la imagen que tenia de ti en mis recuerdos – continuo besándola sin detenerse…
“Y la carne se desase entre tus manos, entre besos mientes… y seguirás mintiendo… eres peor que ella. Te crees algo que nunca llegaras hacer.” Soy, lo que soy… y eso a ti no debería de importarte. Simplemente aquellas fueron sus palabras a la vocecita de su cabeza. Con una sonrisa de complicidad alejo sus labios de ella y mirándola a los ojos le dio varias caricias en la mejilla – Tan bella… - dijo casi desorbitado en sus propias palabras.
“Eres un maldito, ¿lo sabias? … eres un maldito que nadie nunca te tomara en serio porque estás loco, mírate me estas escuchando me tienes a mi… ¿Por qué ese afán de buscar otras?” Cállate de una vez… no… eres… Demonios… Eris quédate callada. Avanzaron lo suficiente y mientras lo hacían Marko le guiño un ojo al chofer, un conocido al cual había contratado para que cuidara de Doreen en su ausencia, claro ella no sabía nada al respecto y seguiría siendo así. El brujo tomo asiento frente a Doreen y con una amplia sonrisa movió la cabeza ante su pregunta – Bien, pero mejor ahora que estamos juntos – dice suavemente. Se reclina un poco y le da un beso corto en sus labios, un momento intimo entre ellos algo que solo ella y el pudieran vivir y sentir. El carruaje se puso en movimiento, mientras Marko seguía besando aquellos labios que de sabor dulce lo embriagaban de una manera diferente, la quería y amaba a su manera. Una de la cual Eris estaba en contra. “ASQUEROSO… como se te ocurre besar a esta muerta de hambre” las palabras simplemente fueron ignoradas era un momento del cual Marko solo pondría atención a la dame que ahora estaba entre sus brazos.
De manera suave la envolvió, entre besos tiernos y apasionados se dejó llevar, era uno de esos momentos donde nada importaba. Se alejó tan solo unos centímetros de ella y pego su frente con la ajena – Te extrañe – la tomo por el cuello acercando su rostro al de ella para que sus labios queden en el oído ajeno – Te extrañe cada noche… cada día que leía una de tus cartas… - beso su mejilla de manera suave y se fue a su otro oído – y ahora que te tengo frente a mi… quiero… te quiero, te deseo y te... – logro decir y con un beso algo más lento comenzó acariciar la espalda de ella alejándose muy poco – Y te vez tan o más bella que la imagen que tenia de ti en mis recuerdos – continuo besándola sin detenerse…
“Y la carne se desase entre tus manos, entre besos mientes… y seguirás mintiendo… eres peor que ella. Te crees algo que nunca llegaras hacer.” Soy, lo que soy… y eso a ti no debería de importarte. Simplemente aquellas fueron sus palabras a la vocecita de su cabeza. Con una sonrisa de complicidad alejo sus labios de ella y mirándola a los ojos le dio varias caricias en la mejilla – Tan bella… - dijo casi desorbitado en sus propias palabras.
Off: Un fiasco mi respuesta... mi vida... te aseguro que te compensare! Te amo y te extraño
Marko Tartani- Hechicero Clase Alta
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Re: No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
¿Por qué siempre que lo veía el cielo se venía a la tierra y la tierra al cielo? ¿Por qué me sentía como la mujer más hermosa que existía entre sus brazos? ¿Por qué mi pecho subía y bajaba acelerado por la respiración? No lo entendía, sabía que dentro de mi pecho algo me hacía perder la razón por el brujo sin embargo no podía entender con exactitud de que se trataba. Su mirada llegaba a ponerme los pelos de punta, hace mucho no recordaba una mirada llena de amor hacía mi persona, mucho menos esas caricias entre insinuantes e inocentes que me daba, algo era bastante cierto, no me molestaba para nada que tocara mi cuerpo de hecho yo misma cedía a sus caricias, yo misma me acercaba, yo misma podía colocar sus manos sobre mi cintura para que no me soltará, así era con él, no podía evitarlo lo quería y amaba de una manera que nadie entendería y que no estaba dispuesta a explicarlo, estuviéramos o no juntos cada uno era una pieza importante del rompecabezas del otro. Mis labios se movieron al compás de los suyos, de manera suave, de manera tranquila y de un momento a otro el calor de mi cuerpo me impulso a querer cambiar el sentido de los besos. Mi pecho chocaba contra el suyo de manera suave pero insinuante y entonces mi lengua comenzó a recorrer su boca de manera demandante, disfrutando lo que hace tiempo él me había privado, disfrutando de su cercanía, disfrutando a mi brujo.
Temblé cuando nuestros cuerpos se separaron también por la manera en que me susurraba. - Marko… ¿Me deseas? - Parpadeé repetidas veces sin poder creer eso, es decir, nunca me había sentido una mujer lo suficientemente bella, mucho menos de esas seguras que pudieran implantar esa sensualidad frente a los demás dejándolos encandilados, era tan normal, tan común y corriente, tan frágil y sin una gracia en especial. ¿Por qué él podía ver lo que yo no? Solté una risita bastante nerviosa - Yo guardé cada una de ellas, incluso el tiempo más largo que no escribías tuve bastante miedo que no volvieras - Me encogí de hombros ligeramente pero no aparte la sonrisa, no podía con él frente a mi, sería un gran error, un gran pecado hacer eso, porque su sola presencia me hacía sentir demasiado privilegiada, era tan bello que incluso dolía, la calidad de su cuerpo era tan acogedora que seguramente nunca pasaría pena entre ellos, sus labios eran tan dulces que podría alimentarme de él toda la vida. - No te vuelvas a ir Marko por favor - La voz de suplica fue evidente, fue bastante clara, no podría soportar más lejanía, no cuando por dentro me estaba matando de tantas cosas que cargaba.
Ahora podía respirar pues nuestros labios no estaban unidos. Nos quedamos en silencio, le sonreía de manera amplia, agradecida por tenerlo a mi lado - ¿Cómo te fue en tu viaje? ¿Por donde estuviste? Cuéntame quiero saber cada detalle de lo que hiciste - Me corrí en el asiento para poder volver a sentir su cuerpo con el mío sin embargo esta vez me acurruque entre sus brazos, lo abracé por la cintura, sintiendo la presión de su cuerpo contra el respaldo del carruaje, recargué mi rostro sobre su pecho y entonces escuché su corazón palpitar - Se escucha saludable… Y acelerado - Indiqué haciendo referencia a su corazón, acariciaba suavemente su pecho por sobre la ropa, en esa posición lleve mis piernas a descansarlas encima de las de él - Cuéntame quiero imaginar todo lo que hiciste, quiero decirte en cada uno de tus acciones cuanto me hiciste de falta - Susurré depositando un beso cálido sobre su pecho.
El silencio se hizo presente, sin embargo no estaba nada mal si nos teníamos el uno al otro. Cerré los ojos y entonces me di cuenta que en ese momento no existía el mundo solo él- He aprendido mucho, últimamente tengo que esconderme también .. - Me quede unos momentos analizando como decirle las cosas a él no le podía ocultar nada - ¿Qué pensarías si te digo que estoy en peligro? - Me aferré a su ropa para que no intentará moverse, para que no se separará de mi, no sabía si su reaccionar era buena o mala pero necesitaba sentirlo cerca fuera cual fuera su reacción. Había estado esperando por mucho tiempo nuestro reencuentro, tanto que no me había dado cuenta que todo lo que había imaginado se había venido a bajo pues ahora simplemente nos ocultábamos los revolucionarios, quizás si me veían fuera de casa podrían capturarme, y si me encontraban con Marko seguramente lo culparían de cómplice, por eso quizás debía despedirme de él para siempre pues no quería ponerlo en peligro. ¿Me dejaría ir o me pediría seguir en su vida? Todo comenzaba a darme vueltas de tal manera que incluso quería vomitar.
Temblé cuando nuestros cuerpos se separaron también por la manera en que me susurraba. - Marko… ¿Me deseas? - Parpadeé repetidas veces sin poder creer eso, es decir, nunca me había sentido una mujer lo suficientemente bella, mucho menos de esas seguras que pudieran implantar esa sensualidad frente a los demás dejándolos encandilados, era tan normal, tan común y corriente, tan frágil y sin una gracia en especial. ¿Por qué él podía ver lo que yo no? Solté una risita bastante nerviosa - Yo guardé cada una de ellas, incluso el tiempo más largo que no escribías tuve bastante miedo que no volvieras - Me encogí de hombros ligeramente pero no aparte la sonrisa, no podía con él frente a mi, sería un gran error, un gran pecado hacer eso, porque su sola presencia me hacía sentir demasiado privilegiada, era tan bello que incluso dolía, la calidad de su cuerpo era tan acogedora que seguramente nunca pasaría pena entre ellos, sus labios eran tan dulces que podría alimentarme de él toda la vida. - No te vuelvas a ir Marko por favor - La voz de suplica fue evidente, fue bastante clara, no podría soportar más lejanía, no cuando por dentro me estaba matando de tantas cosas que cargaba.
Ahora podía respirar pues nuestros labios no estaban unidos. Nos quedamos en silencio, le sonreía de manera amplia, agradecida por tenerlo a mi lado - ¿Cómo te fue en tu viaje? ¿Por donde estuviste? Cuéntame quiero saber cada detalle de lo que hiciste - Me corrí en el asiento para poder volver a sentir su cuerpo con el mío sin embargo esta vez me acurruque entre sus brazos, lo abracé por la cintura, sintiendo la presión de su cuerpo contra el respaldo del carruaje, recargué mi rostro sobre su pecho y entonces escuché su corazón palpitar - Se escucha saludable… Y acelerado - Indiqué haciendo referencia a su corazón, acariciaba suavemente su pecho por sobre la ropa, en esa posición lleve mis piernas a descansarlas encima de las de él - Cuéntame quiero imaginar todo lo que hiciste, quiero decirte en cada uno de tus acciones cuanto me hiciste de falta - Susurré depositando un beso cálido sobre su pecho.
El silencio se hizo presente, sin embargo no estaba nada mal si nos teníamos el uno al otro. Cerré los ojos y entonces me di cuenta que en ese momento no existía el mundo solo él- He aprendido mucho, últimamente tengo que esconderme también .. - Me quede unos momentos analizando como decirle las cosas a él no le podía ocultar nada - ¿Qué pensarías si te digo que estoy en peligro? - Me aferré a su ropa para que no intentará moverse, para que no se separará de mi, no sabía si su reaccionar era buena o mala pero necesitaba sentirlo cerca fuera cual fuera su reacción. Había estado esperando por mucho tiempo nuestro reencuentro, tanto que no me había dado cuenta que todo lo que había imaginado se había venido a bajo pues ahora simplemente nos ocultábamos los revolucionarios, quizás si me veían fuera de casa podrían capturarme, y si me encontraban con Marko seguramente lo culparían de cómplice, por eso quizás debía despedirme de él para siempre pues no quería ponerlo en peligro. ¿Me dejaría ir o me pediría seguir en su vida? Todo comenzaba a darme vueltas de tal manera que incluso quería vomitar.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
El brujo como muy pocas veces sintió la necesidad, de amar, con sus largos años solo había encontrado el amor en personas equivocadas, en personas que lo único que habían hecho era dejarlo solo, abandonarlo, cambiarlo. Pero aquello fue que gatillo una gran pelea en su interior, “Marko, ¿alguna vez me has amado?” cada día desde que te posaste en mi cabeza… ¿Por qué? “Mi querido, ¿sabias tu que soy una mujer celosa?” Maldita demonia. Quizás era aquella la que causaba aquello en el brujo sin más que hacer se dejo guiar por lo que en ese momento estaba sintiendo, todo tenía un nombre un principio y un final, escuchar las palabras de aquella mujer que le devolvía el aliento y esas ganas de vivir, de continuar por lo que ha luchado, encontrar a su hermana. Con suavidad acaricio la mejilla de Doreen, se dedico a sentir la suavidad de su piel, la templanza que esta tenia, también se dedico a reconocerla, ya que había pasado mucho tiempo de la última vez que la vio a los ojos, - Hace meses descubrí que te deseaba, cuando leía tus cartas y sentía la necesidad de ser tu guardián, de ser tu amante, de ser más de lo que somos – “¡Maldito! Porque eres tan bueno con esta perra en celo, que lo único que desea es sacarte dinero, quedar preñada y así tú cargaras con días de melancolía… NO la escuches” la rabieta de Eris fue pasada por alto ya que Marko estaba completamente cegado por la mujer que se acurrucaba a su lado.
Siguiendo con los movimientos de ella, el brujo se dedico a darle caricias, sonrió cuando hablo de su corazón – Tu haces que mi corazón lata con fuerzas – le dedico una suave sonrisa, y cerrando los ojos mientras sus labios besaban la frente de ella comenzó hablar – Mi viaje, estuvo lleno de aventuras, conocí lugares que no sabía que existían en algunos me dijeron que habían oído de mi Hermana, pero nadie me dio un dato exacto de su paradero. Recuerdo en una de las cartas que te envié que estaba en un castillo – sonrió al recordar aquel día – Pues ese día había encontrado un bosque donde según los niños habían duendes que se robaban las cosas, conocí ese bosque y quede encantado es como si fuera el punto de encuentro de la magia y la realidad – “Ahora cuéntale también de la PUTA que te envía cartas, cuéntale que tanto la extrañaste que casi te llevas a la cama a una tipeja de quinta” ¡POR LOS DEMONIOS! ERIS CALLATE no quiero hacerme daño, para que desaparezcas por unas horas. “Amenazas tu solo hablas no actúas… te conozco Marko… no eres capaz, menos si estas frete a tu querida Doreen” un segundo duro aquella riña en la cabeza del brujo, aquello provocaba que sintiera un tremendo dolor en su cabeza, frunció el ceño al tiempo que escucho las palabras que hicieron de gatillo para que todo desapareciera en un abrir y cerrar de ojos - ¡¿Peligro?! – dijo exaltado abriendo sus ojos y enderezándose en el asiento para poder ver a los ojos a Doreen. – ¿Sabes que puedo ver cosas del futuro? Pues si no me dices la verdad, en algún momento me enterare.
Con aquellas palabras dichas por Doreen, sintió como su corazón se apretaba, sintió ira, por no saber lo que en realidad pasaba y Eris, aprovecho ese momento para volver a encender el fuego “Como vez mi amado, ¡TODOS MIENTEN!... Mira que la dulce niña corre peligro, de seguro se metió con alguien y ahora la quieren Prostituir… O peor mi querido… Ella robo algunas joyas de alguna familia poderosa y ahora la buscan para cortarle ¡las manos!” Marko hecho su cabeza hacia atrás como si estuviera estirando el cuello, aquello lo hacía para golpearse sin que se dieran cuenta en la cabeza solo el dolor físico callaba a Eris, y no estaba en condiciones de escucharla, menos ahora que sentía con mayor razón las ganas de no separarse de Doreen. – Dime mi vida – volviendo es si, le da una pequeña caricia en las mejillas - ¿Qué ha sucedido en mi ausencia? – ahora sentía que el tiempo pasaba volando, aun no le llegaban los informes del último mes, el Chofer de seguro algo sabia, ahora en ese momento la desconfianza comenzó a reinar – ¿Quieres ir a mi mansión? Ahí nadie nos molestara, creo que tenemos mucho que hablar y no... No quiero estar separado de ti – termina dándole un pequeño besos en los labios de ella. Necesitaba pensar, y analizar lo que ahora vendría.
Siguiendo con los movimientos de ella, el brujo se dedico a darle caricias, sonrió cuando hablo de su corazón – Tu haces que mi corazón lata con fuerzas – le dedico una suave sonrisa, y cerrando los ojos mientras sus labios besaban la frente de ella comenzó hablar – Mi viaje, estuvo lleno de aventuras, conocí lugares que no sabía que existían en algunos me dijeron que habían oído de mi Hermana, pero nadie me dio un dato exacto de su paradero. Recuerdo en una de las cartas que te envié que estaba en un castillo – sonrió al recordar aquel día – Pues ese día había encontrado un bosque donde según los niños habían duendes que se robaban las cosas, conocí ese bosque y quede encantado es como si fuera el punto de encuentro de la magia y la realidad – “Ahora cuéntale también de la PUTA que te envía cartas, cuéntale que tanto la extrañaste que casi te llevas a la cama a una tipeja de quinta” ¡POR LOS DEMONIOS! ERIS CALLATE no quiero hacerme daño, para que desaparezcas por unas horas. “Amenazas tu solo hablas no actúas… te conozco Marko… no eres capaz, menos si estas frete a tu querida Doreen” un segundo duro aquella riña en la cabeza del brujo, aquello provocaba que sintiera un tremendo dolor en su cabeza, frunció el ceño al tiempo que escucho las palabras que hicieron de gatillo para que todo desapareciera en un abrir y cerrar de ojos - ¡¿Peligro?! – dijo exaltado abriendo sus ojos y enderezándose en el asiento para poder ver a los ojos a Doreen. – ¿Sabes que puedo ver cosas del futuro? Pues si no me dices la verdad, en algún momento me enterare.
Con aquellas palabras dichas por Doreen, sintió como su corazón se apretaba, sintió ira, por no saber lo que en realidad pasaba y Eris, aprovecho ese momento para volver a encender el fuego “Como vez mi amado, ¡TODOS MIENTEN!... Mira que la dulce niña corre peligro, de seguro se metió con alguien y ahora la quieren Prostituir… O peor mi querido… Ella robo algunas joyas de alguna familia poderosa y ahora la buscan para cortarle ¡las manos!” Marko hecho su cabeza hacia atrás como si estuviera estirando el cuello, aquello lo hacía para golpearse sin que se dieran cuenta en la cabeza solo el dolor físico callaba a Eris, y no estaba en condiciones de escucharla, menos ahora que sentía con mayor razón las ganas de no separarse de Doreen. – Dime mi vida – volviendo es si, le da una pequeña caricia en las mejillas - ¿Qué ha sucedido en mi ausencia? – ahora sentía que el tiempo pasaba volando, aun no le llegaban los informes del último mes, el Chofer de seguro algo sabia, ahora en ese momento la desconfianza comenzó a reinar – ¿Quieres ir a mi mansión? Ahí nadie nos molestara, creo que tenemos mucho que hablar y no... No quiero estar separado de ti – termina dándole un pequeño besos en los labios de ella. Necesitaba pensar, y analizar lo que ahora vendría.
Marko Tartani- Hechicero Clase Alta
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Re: No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
¿Amor? Una pequeña palabra, en ocasiones una palabra que puede hacer que la peor de las peleas ocurra, una palabra que hace pensar a más de uno, una palabra que a cualquier mujer le hace soñar con el hombre adecuado, una palabra que se desea, que pocas veces se tiene, y que pocos son aquellos los privilegiados en ser correspondidos, amados. Quizás me he equivocado todo este tiempo, quizás el amor no es el primero que te abra tu corazón, el amor no es como en aquellos cuentos que mi madre se la pasaban contándome de pequeña, tampoco es cazarte por mandato de tus padres. En este momento me estoy sintiendo amada, ¿por qué? La delicadeza de sus manos, la delicadeza de sus besos, sus caricias, su mirada, incluso ese brillo especial que tiene en los ojos se que es por mi, por primera vez sé, y siento que estar cerca de alguien puede llenar su vida de alegría, por fin me siento demasiado útil con alguien, por fin siento que puedo hacerle el bien a una persona, y no a cualquier persona, a Marko. Mi Marko.
Ese brillo se desvaneció cuando le hice aquella última pregunta, me sentí tan mal, tan culpable de haber roto aquel momento de manera rápida. Solté un suspiro, mi cuerpo se inclinó hacía atrás intentando observarlo y darle su espacio para poder pensar. - Tranquilo, solo fue una pregunta - Mentí, pero las mentiras no van conmigo, incluso un titubeo me delata. Me quedé observando su rostro aún preocupado, su mirada al chofer y como esté también estaba observándolo, arqueé una ceja. Tenía una idea mas o menos de lo que estaba pasando, de que ese hombre me cuidaba de cierta manera, pero quizás más tarde les preguntaría a los dos.
Apenas habíamos avanzado en el carruaje. Por un momento pensé que me llevaría de vuelta a la casa de la noche, que él quería descansar, pero no, la espera había valido la pena, él necesitaba estar conmigo tanto como yo necesitaba estar con él. Asentí varias veces con emoción, de esas que no puedes controlar y que al final te hace sentir como alguien tonto. No puedo evitarlo, Marko me pone de esa manera. - A tu mansión, claro que si, pero promete cuidarme - Lo último, estaba siendo dicho de sobra, si algo tenía claro es que Marko sería capaz de dar su vida por mi, estaba segura que no dejaría que nada me pasara, y entonces nadie podría encarcelarme, nadie se atrevería a tocarme su sus brazos acunaban mi cuerpo y me protegían de cualquier mal - ¿Hay una recamara para mi? - Tenía que preguntar, es decir, no podía volver a la casa de la noche tan tarde, además, todos aquellos que estaban haya, me hacían descansando, y ya que todo el día me la pasaba de un lado a otro trabajando, nadie estaba dispuesto a interrumpir mi sueño. - ¿O planeas dejarme más noche? - Quizás me estaba adelantando, y el tenía otras cosas que hacer después de platicar un rato, y no, no me gustaba importunar.
El carruaje subió la velocidad en la que viajábamos. Me quede pensando en como iba a explicarle las cosas. Cómo sin que se alterara demasiado. - Quiero conocer ese bosque ¿Podemos ir algún día? - Lo cierto era que nunca había viajado, los únicos lugares que conocía eran mi lugar de nacimiento y ahora París. En mis sueños siempre había imaginado encontrar el amor, tener un lugar decente donde vivir, viajar, y tener una familia, pero poco a poco esos sueños se estaban apagando, tanto que me dejaban sin esperanzas de una vida futura, de una descendencia - ¿Tu hermana? - Me quedé por un pequeño momento pensando - ¿Qué cosas te han dicho de ella? Puedo poner a investigar sobre ella con las personas que Darcy maneja, me ha dejado pedir lo que sea, y no creo que me prohiban eso - La ventaja de ser una de las personas que Darcy más quería en el planeta eran esos privilegios que en ocasiones nos daba, como detalles como esté, y aunque nunca había abusado al respecto, por Marko haría lo que fuera.
Y entonces el carruaje se detuvo. El tiempo que habíamos pasado hasta la mansión se había pasado volando. Me puse nerviosa, completamente nerviosa, pues era su regreso, lo había extrañado tanto, era la primera vez que estaba en ese lugar y claro estaríamos solos. La puerta del carruaje se abrió, el chofer me tendía la mano para ayudarme a bajar antes de que Marko lo hiciera, y me quede parada frente aquella puerta, con las mejillas demasiado ruborizadas y esperando a cualquier indicación que mi amigo el brujo me diera.
Ese brillo se desvaneció cuando le hice aquella última pregunta, me sentí tan mal, tan culpable de haber roto aquel momento de manera rápida. Solté un suspiro, mi cuerpo se inclinó hacía atrás intentando observarlo y darle su espacio para poder pensar. - Tranquilo, solo fue una pregunta - Mentí, pero las mentiras no van conmigo, incluso un titubeo me delata. Me quedé observando su rostro aún preocupado, su mirada al chofer y como esté también estaba observándolo, arqueé una ceja. Tenía una idea mas o menos de lo que estaba pasando, de que ese hombre me cuidaba de cierta manera, pero quizás más tarde les preguntaría a los dos.
Apenas habíamos avanzado en el carruaje. Por un momento pensé que me llevaría de vuelta a la casa de la noche, que él quería descansar, pero no, la espera había valido la pena, él necesitaba estar conmigo tanto como yo necesitaba estar con él. Asentí varias veces con emoción, de esas que no puedes controlar y que al final te hace sentir como alguien tonto. No puedo evitarlo, Marko me pone de esa manera. - A tu mansión, claro que si, pero promete cuidarme - Lo último, estaba siendo dicho de sobra, si algo tenía claro es que Marko sería capaz de dar su vida por mi, estaba segura que no dejaría que nada me pasara, y entonces nadie podría encarcelarme, nadie se atrevería a tocarme su sus brazos acunaban mi cuerpo y me protegían de cualquier mal - ¿Hay una recamara para mi? - Tenía que preguntar, es decir, no podía volver a la casa de la noche tan tarde, además, todos aquellos que estaban haya, me hacían descansando, y ya que todo el día me la pasaba de un lado a otro trabajando, nadie estaba dispuesto a interrumpir mi sueño. - ¿O planeas dejarme más noche? - Quizás me estaba adelantando, y el tenía otras cosas que hacer después de platicar un rato, y no, no me gustaba importunar.
El carruaje subió la velocidad en la que viajábamos. Me quede pensando en como iba a explicarle las cosas. Cómo sin que se alterara demasiado. - Quiero conocer ese bosque ¿Podemos ir algún día? - Lo cierto era que nunca había viajado, los únicos lugares que conocía eran mi lugar de nacimiento y ahora París. En mis sueños siempre había imaginado encontrar el amor, tener un lugar decente donde vivir, viajar, y tener una familia, pero poco a poco esos sueños se estaban apagando, tanto que me dejaban sin esperanzas de una vida futura, de una descendencia - ¿Tu hermana? - Me quedé por un pequeño momento pensando - ¿Qué cosas te han dicho de ella? Puedo poner a investigar sobre ella con las personas que Darcy maneja, me ha dejado pedir lo que sea, y no creo que me prohiban eso - La ventaja de ser una de las personas que Darcy más quería en el planeta eran esos privilegios que en ocasiones nos daba, como detalles como esté, y aunque nunca había abusado al respecto, por Marko haría lo que fuera.
Y entonces el carruaje se detuvo. El tiempo que habíamos pasado hasta la mansión se había pasado volando. Me puse nerviosa, completamente nerviosa, pues era su regreso, lo había extrañado tanto, era la primera vez que estaba en ese lugar y claro estaríamos solos. La puerta del carruaje se abrió, el chofer me tendía la mano para ayudarme a bajar antes de que Marko lo hiciera, y me quede parada frente aquella puerta, con las mejillas demasiado ruborizadas y esperando a cualquier indicación que mi amigo el brujo me diera.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
“Eres un mal nacido, traerla a tu mansión… traerla al lugar donde solo te escondes, donde te vuelves locos buscando las respuestas a una búsqueda que no das treguas… Sabes Marko… me desilusionas… creí alguna vez que estar en ti era lo mejor que me había pasado… lentamente me doy cuenta que no… eres como todos los demás… un mal nacido…” No hace falta que me hables, y mucho menos que me digas lo que pienses de mí, me conoces tanto como te conozco a ti, se tus miedos mi Eris, porque aunque no lo aceptes eres mía y de nadie más. “Maldito… Hijo de Puta” Antes, me ofenderías con tus palabras… pero sabes… ya me acostumbre… me acostumbre a tus berrinches… por una maldita vez… disfrutare con o sin ti. No había más que decir, el brujo había tomado una decisión al momento de ofrecer llevar a su hogar a la joven Doreen. Muy pocas veces Marko se sentía así e completo con una mujer, el sabia que ella era especial, cada cosa que ella decía o hacia era un verdadero placer observarla, y así lo hacía, Marko no se dejaría intimidar por Eris, ella era parte de su vida, pero Doreen era de carne y hueso.
El joven brujo dejo que ella hablara, la dejo pensar mientras ponía un cierto orden en su cabeza, no era que necesitaba arreglar mucho, su mansión se mantenía en orden, sus sirvientes eran fieles y conocían la locura que embargaba el cuerpo de él, les había hecho una prueba de confianza pocas veces era un hombre malo pero le gustaba imponer respeto cuando era debido. Dejo todas las respuestas para cuando estuvieran en la casa, no quería hablar al menos por ahora, tan solo se dedico a observar a esa mujer que de belleza tenía mucha, de inocencia y… de amor, porque eso era lo que él veía, el amor perfecto o imperfecto, no sabía pero muy dentro de su corazón la amaba, temía en decir aquellas palabras pero algún día las diría.
“Miente… ella está mintiendo… Marko… óyeme...” Fueron unas de las tantas frases que dijo Eris de las cuales no recibió respuesta alguna, Marko se quedo en completo silencio, quería estar enteramente para su dama, para su Doreen. El carruaje se detuvo y el chofer corrió para abrir la puerta, el brujo sintió una cierta emoción que le hizo sonreír como un niño en su cumpleaños – Hemos llegado – susurro con suavidad mientras le ayudaba de igual forma a bajar del carruaje, cuando él estuvo en tierra le tomo de la mano, como si fueran dos enamorados llegando a su hogar, miro hacia atrás y le dio una indicación al chofer de guardar el carruaje, no quería problemas y menos ahora cuando por fin había llegado a Paris. – Hay siete habitaciones… tu puedes elegir la que más te acomode – dijo sonriendo – Me gustaría que te quedaras por varias noches… pero solo si tu lo deseas también… - dijo con una sonrisa enorme mientras subían unas escaleras para llegar a la puerta principal que se abrió aun antes de que llegaran su ama de llaves abría la puerta con la seriedad que la caracterizaba recibió a Marko y a su acompañante, no hicieron falta palabras por parte del brujo ella sabía qué hacer y mando a los sirvientes a preparar algo de comer y luego los envió a todos a descansar, el patrón había llegado y la casa debía estar en completo silencio – Bienvenida a mi hogar – vocifero de manera suave y se adentro.
Cuando por fin estuvieron adentro, le tomo del rostro sin decir nada y la beso, como si hubiera esperado toda una eternidad por tenerla ahí con él, saboreo los labios de Doreen, le acaricio la espalda, su rostro, sus brazos, tiempo para hablar siempre había, dejo que el beso durara tanto como su respiración se lo permitió – Me dijeron que había muerto mi Hermana – pego su frente con la de ella y le siguió acariciando el rostro con uno de sus dedos – Pero sé que no está muerta lo siento aquí adentro – tomo la mano de ella y la poso sobre su pecho a la altura de su corazón. Ahí en esa posición la volvió a besar de manera lenta y suave, se alejo de ella - ven vamos al estudio - aquel lugar era donde Marko tenía sus mayores secretos, el lugar contaba con una enorme biblioteca y una chimenea que debería estar prendida para mantener el calor, ya que la temperatura bajaba gradualmente a esas horas en Paris. Cuando estuvieron en ese lugar cerró la puerta y la quedo mirando – Cualquier información sobre el paradero de Mar… es bueno para mí – se quedo ahí pegado en la puerta observando a Doreen.
El joven brujo dejo que ella hablara, la dejo pensar mientras ponía un cierto orden en su cabeza, no era que necesitaba arreglar mucho, su mansión se mantenía en orden, sus sirvientes eran fieles y conocían la locura que embargaba el cuerpo de él, les había hecho una prueba de confianza pocas veces era un hombre malo pero le gustaba imponer respeto cuando era debido. Dejo todas las respuestas para cuando estuvieran en la casa, no quería hablar al menos por ahora, tan solo se dedico a observar a esa mujer que de belleza tenía mucha, de inocencia y… de amor, porque eso era lo que él veía, el amor perfecto o imperfecto, no sabía pero muy dentro de su corazón la amaba, temía en decir aquellas palabras pero algún día las diría.
“Miente… ella está mintiendo… Marko… óyeme...” Fueron unas de las tantas frases que dijo Eris de las cuales no recibió respuesta alguna, Marko se quedo en completo silencio, quería estar enteramente para su dama, para su Doreen. El carruaje se detuvo y el chofer corrió para abrir la puerta, el brujo sintió una cierta emoción que le hizo sonreír como un niño en su cumpleaños – Hemos llegado – susurro con suavidad mientras le ayudaba de igual forma a bajar del carruaje, cuando él estuvo en tierra le tomo de la mano, como si fueran dos enamorados llegando a su hogar, miro hacia atrás y le dio una indicación al chofer de guardar el carruaje, no quería problemas y menos ahora cuando por fin había llegado a Paris. – Hay siete habitaciones… tu puedes elegir la que más te acomode – dijo sonriendo – Me gustaría que te quedaras por varias noches… pero solo si tu lo deseas también… - dijo con una sonrisa enorme mientras subían unas escaleras para llegar a la puerta principal que se abrió aun antes de que llegaran su ama de llaves abría la puerta con la seriedad que la caracterizaba recibió a Marko y a su acompañante, no hicieron falta palabras por parte del brujo ella sabía qué hacer y mando a los sirvientes a preparar algo de comer y luego los envió a todos a descansar, el patrón había llegado y la casa debía estar en completo silencio – Bienvenida a mi hogar – vocifero de manera suave y se adentro.
Cuando por fin estuvieron adentro, le tomo del rostro sin decir nada y la beso, como si hubiera esperado toda una eternidad por tenerla ahí con él, saboreo los labios de Doreen, le acaricio la espalda, su rostro, sus brazos, tiempo para hablar siempre había, dejo que el beso durara tanto como su respiración se lo permitió – Me dijeron que había muerto mi Hermana – pego su frente con la de ella y le siguió acariciando el rostro con uno de sus dedos – Pero sé que no está muerta lo siento aquí adentro – tomo la mano de ella y la poso sobre su pecho a la altura de su corazón. Ahí en esa posición la volvió a besar de manera lenta y suave, se alejo de ella - ven vamos al estudio - aquel lugar era donde Marko tenía sus mayores secretos, el lugar contaba con una enorme biblioteca y una chimenea que debería estar prendida para mantener el calor, ya que la temperatura bajaba gradualmente a esas horas en Paris. Cuando estuvieron en ese lugar cerró la puerta y la quedo mirando – Cualquier información sobre el paradero de Mar… es bueno para mí – se quedo ahí pegado en la puerta observando a Doreen.
Marko Tartani- Hechicero Clase Alta
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Re: No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
Mi cuerpo se quedo demasiado tenso cuando entramos a aquella hermosa mansión. Sabía que un lugar solitario, con ambos de por medio sería algo bastante peligroso. Marko y yo nunca hemos dicho que sentimos por el otro en voz alta. Ambos sabemos que nuestras vidas aunque se entrelacen algo tendrán de por medio. El era una persona importante, yo simplemente era una mujer de clase media ahora metida en problemas, en una revolución, tachada como alguien muy peligroso que estaba siendo buscado. No podía permitirme ponerlo en peligro, no podía, no porque el fuera débil, pero me importaba mucho que estuviera a salvo, que se enfocará en las cosas que hace tiempo le estaba atormentando, que llegará a su meta, encontrar a su hermana. Pronto, los besos se hicieron presentes, besos que primero eran inocentes, ahora eran la viva imagen de un deseo guardado de hace mucho tiempo. Un deseo que con escasas personas tenía, un deseo que solo me permitía enseñar cuando era demasiado privado, cómplice, cuando un secreto era, y nadie podía quitarme esa sensación de que, aunque no lo fuera, él era mío, solo mío.
Su mano cálida me reconfortaba demasiado. Sonreí al sentir el palpitar de su corazón. El mío revoloteo como una pequeña de 15 años enamorada. Ya tenía 21, una edad que en estos tiempos exigía una vida, un compromiso, una boda. Sin embargo yo no tenía nada, ni siquiera planes de por medio. Mi sonrisa permanecía ahí, solo para él, porque solo por él me estaba permitiendo sonreír de manera sincera. - Yo también lo sé, tu hermana esta viva, y seguramente la encontrarás pronto… - Mis palabras fueron calladas por otro beso, un beso que se interrumpió por un gran suspiro de ambos. Le sonreí con bastante complicidad, después un tirón de mi mano para caminar por aquel hermoso lugar - Pediré la habitación que esta junto a la tuya para poder estar al pendiente de ti - Ladeé el rostro mientras caminábamos y entrábamos a unas grandes puertas, dentro habían demasiados libros, de todo tipo, colores, tamaños, apenas se podían ver por la luz de la única vela que estaba encendida en la habitación y la luz de la chimenea.
Me quedé parada en medio de aquel lugar, llevándome una mano al pecho, sabia que tenía un rostro de asombro. Lo sabía porque mi corazón comenzó a bombear sangre de manera frenética - Marko, esto es hermoso… - Dije con un tono de voz bastante maravillado. Me caminé para poder abrir las ventanas, la luz de la luna merecía entrar a este lugar. Me acerqué a aquella vela, me incliné y di un soplo para que se apagará, no necesitábamos esa luz, necesitábamos que este lugar se volviera un cómplice más de nuestro encuentro - Quiero… Quiero venir a leer aquí, es hermoso… ¿Me dejarías? - Lo volteé a ver mientras avanzaba hasta encontrarme a su lado, aunque no pareciera, estar lejos de él comenzaba a dejarme sin respiración. Me coloqué de pintas para poder alcanzar su mejilla, deje un beso húmedo - Ahora muéstrame - Casi de manera provocativa habían salido mis palabras cerca de su oído - Muéstrame lo que tienes de tu hermana, quiero verlo - Mis labios ahora se deslizaron dejando un beso inocente en los suyos. Me caminé para sentarme en la silla frente al escritorio y poder verle con atención.
Me giré para poder verle a los ojos desde donde me encontraba sentada. Esperé a que se empezará a acercar. - Antes que te dijeran de la muerte de ella, ¿Qué pistas tenías? - Tomé una bocana de aire esperando poder concentrarme y darle alguna idea en concreto - Marko ¿Cómo se llama? ¿Tienes idea que como será ahora? - Cualquier rasgo que él pudiera decirme de su hermana quizás… ¡Quizás si podía ayudarlo en realidad! - Tengo una idea… No sé si te convenza… ¿Sabes que me gusta la pintura? Quizás si tuvieras un carrete, un lienzo, pinturas, pinceles y lo trajeras aquí, si me dijeras más o menos la idea que tienes de ella, sus rasgos, podría hacer una pintura, algo que la relacione ¿Crees que sea buena idea? ¿Que sirva? - Dije emocionada, dando un brinco hasta quedar cerca de él, y poder abrazarle con fuerza.
Su mano cálida me reconfortaba demasiado. Sonreí al sentir el palpitar de su corazón. El mío revoloteo como una pequeña de 15 años enamorada. Ya tenía 21, una edad que en estos tiempos exigía una vida, un compromiso, una boda. Sin embargo yo no tenía nada, ni siquiera planes de por medio. Mi sonrisa permanecía ahí, solo para él, porque solo por él me estaba permitiendo sonreír de manera sincera. - Yo también lo sé, tu hermana esta viva, y seguramente la encontrarás pronto… - Mis palabras fueron calladas por otro beso, un beso que se interrumpió por un gran suspiro de ambos. Le sonreí con bastante complicidad, después un tirón de mi mano para caminar por aquel hermoso lugar - Pediré la habitación que esta junto a la tuya para poder estar al pendiente de ti - Ladeé el rostro mientras caminábamos y entrábamos a unas grandes puertas, dentro habían demasiados libros, de todo tipo, colores, tamaños, apenas se podían ver por la luz de la única vela que estaba encendida en la habitación y la luz de la chimenea.
Me quedé parada en medio de aquel lugar, llevándome una mano al pecho, sabia que tenía un rostro de asombro. Lo sabía porque mi corazón comenzó a bombear sangre de manera frenética - Marko, esto es hermoso… - Dije con un tono de voz bastante maravillado. Me caminé para poder abrir las ventanas, la luz de la luna merecía entrar a este lugar. Me acerqué a aquella vela, me incliné y di un soplo para que se apagará, no necesitábamos esa luz, necesitábamos que este lugar se volviera un cómplice más de nuestro encuentro - Quiero… Quiero venir a leer aquí, es hermoso… ¿Me dejarías? - Lo volteé a ver mientras avanzaba hasta encontrarme a su lado, aunque no pareciera, estar lejos de él comenzaba a dejarme sin respiración. Me coloqué de pintas para poder alcanzar su mejilla, deje un beso húmedo - Ahora muéstrame - Casi de manera provocativa habían salido mis palabras cerca de su oído - Muéstrame lo que tienes de tu hermana, quiero verlo - Mis labios ahora se deslizaron dejando un beso inocente en los suyos. Me caminé para sentarme en la silla frente al escritorio y poder verle con atención.
Me giré para poder verle a los ojos desde donde me encontraba sentada. Esperé a que se empezará a acercar. - Antes que te dijeran de la muerte de ella, ¿Qué pistas tenías? - Tomé una bocana de aire esperando poder concentrarme y darle alguna idea en concreto - Marko ¿Cómo se llama? ¿Tienes idea que como será ahora? - Cualquier rasgo que él pudiera decirme de su hermana quizás… ¡Quizás si podía ayudarlo en realidad! - Tengo una idea… No sé si te convenza… ¿Sabes que me gusta la pintura? Quizás si tuvieras un carrete, un lienzo, pinturas, pinceles y lo trajeras aquí, si me dijeras más o menos la idea que tienes de ella, sus rasgos, podría hacer una pintura, algo que la relacione ¿Crees que sea buena idea? ¿Que sirva? - Dije emocionada, dando un brinco hasta quedar cerca de él, y poder abrazarle con fuerza.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
El brujo absorto en sus propios pensamientos, y absorto de aquel despacho dio un suspiro, sintiendo la cercanía que ella, le daba, ¿A caso sería cierto? A caso el, podría volver a sentir lo que alguna vez muy lejos sintió, ni el mismo lo sabía, tampoco quería darse una respuesta apresurada, en ese momento lo que necesitaba era estar en calma tanto exterior como interiormente. Ver a Doreen moverse con tan entusiasmo en aquel lugar le causo gracia, una sonrisa se amplió en su rostro, nunca había corridos las cortinas por que para él ese lugar era precisamente el escondite de su alma, no dijo nada, pero la luna iluminaba lo suficiente para que el pudiera seguir de cerca cada gesto que ella daba. Cuando ella volvió a estar cerca le deposito un beso en la frente, si, ella era perfecta en todos los sentidos de la palabra y aunque a Eris no le gustaba la idea él estaba feliz porque había encontrado a una joya digna de apreciar, de acariciar, de tener y por sobre todo de amar.
“Hace mucho tiempo me dijiste que todas las personas tenían un Don, algo único. Al verla a ella puedo decir que… es la primera mujer que logra hacerme sentir así, más que la propia cortesana, ella tiene esa luz, que envidio, esa luz que yo jamás tendré...” Tus cambios de ánimo me tienen sin cuidado, se que tramas algo detrás de aquellas palabras así que te advierto mi querida Eris, tú haces algo contra mi cuerpo y yo… yo acabo con mi vida. “Se que en estos momentos no confías en mí, pero se que lo que mueve tus pasos desde que tenias diez años es tu hermana, y ella, Doreen podrá… quizás ayudarte”. El silencio en la mente de Marko duro tanto como medito las palabras que la mujer decía al tiempo que Eris se imponía en cada pensamiento.
No se quedo quieto, el tiempo era oro cuando sabía que Doreen tenía que regresar al amanecer a su hogar, a su refugio, algo había detrás de todo eso, algo había… y él lo descubriría. – Puedes venir aquí cuando quieras, las puertas de están abiertas para ti – sonrió dando un paso hacia un lado, él tenía muchos secretos y no veía el problema en revelarle uno que otro a la joya de nombre Doreen, camino por el lugar con paso lento hasta llegar a la chimenea. – Luces nobelicas, que encienden mi alma, torturan mi pensar y terminan con un nombre Eris – un pequeño conjuro que había creado cuando tenía quince años la primera vez que enloqueció por las voces de su tan querida Eris, el fantasma de una Diosa que albergaba en su interior. Sobre de la chimenea desapareció un cuadro que tenía un paisaje de otoño una ilusión claro que cambiaba según el estado de ánimo del brujo. Se vio un espacio grande y en él una caja de cuero, la tomo entre sus brazos y luego la deposito sobre el escritorio saco una cantidad de libretas, hojas… entre unas infinidad de cosas – Esto es todo lo que he recopilado por largo años – el brujo tenía fe que se exponía, pero todo tenía una lógica menos la muerte de Mar – Su nombre es Mar Santini – suspiro y estiro su mano para acariciarle – La ultima pista es que… esta en Paris… rodeada de personas – explicar aquello para el brujo seria como volver a exponerse, pero ya lo tenía sin cuidado.
Rodeo el escritorio y tomo de los hombros a Doreen, mirándola directo a los ojo – Puedes venir cuando quieras a revisar los archivos –susurro acercando su mejilla a la ajena para tan solo sentirla, se puso detrás de ella y le cubrió los ojos con cuidado depositando un beso en el cuello de ella con suavidad – No te asustes – su voz parecía ser tenebrosa pero el brujo sabia que le daba un toque diferente a todo esto – Mar, es así - cerro sus propios ojos y creo la ilusión de su hermana, perfecta con cabellos color canela, con sus hermosos ojos verdes, de una altura normal, con ropajes un poco insinuantes pero no le importaba, corrió sus manos – Obsérvala – le dijo esperando una buena reacción por parte de Doreen. La ilusión hiso lo suyo, se movió por el lugar, se acerco a ellos y en un abrir y cerrar de ojos desapareció. Y al hacerlo Marko abrazo por la cintura a Doreen, apretando sus ojos ocultando su rostro en la espalda de ella, no quiso decir más… estaba cerca, la sentía cerca. La soltó y la hizo girar en su propio eje para cuando la tuvo en frente sin decir nada beso su frente bajo por su nariz y llegando a sus labios los beso con ternura aprovechándose de que la luna parecía guiar sus instintos, sus pasos, acaricio su espalda con cuidado y tomo sus manos entrelazando los dedos con los ajenos… - Te amo – susurro.
“Hace mucho tiempo me dijiste que todas las personas tenían un Don, algo único. Al verla a ella puedo decir que… es la primera mujer que logra hacerme sentir así, más que la propia cortesana, ella tiene esa luz, que envidio, esa luz que yo jamás tendré...” Tus cambios de ánimo me tienen sin cuidado, se que tramas algo detrás de aquellas palabras así que te advierto mi querida Eris, tú haces algo contra mi cuerpo y yo… yo acabo con mi vida. “Se que en estos momentos no confías en mí, pero se que lo que mueve tus pasos desde que tenias diez años es tu hermana, y ella, Doreen podrá… quizás ayudarte”. El silencio en la mente de Marko duro tanto como medito las palabras que la mujer decía al tiempo que Eris se imponía en cada pensamiento.
No se quedo quieto, el tiempo era oro cuando sabía que Doreen tenía que regresar al amanecer a su hogar, a su refugio, algo había detrás de todo eso, algo había… y él lo descubriría. – Puedes venir aquí cuando quieras, las puertas de están abiertas para ti – sonrió dando un paso hacia un lado, él tenía muchos secretos y no veía el problema en revelarle uno que otro a la joya de nombre Doreen, camino por el lugar con paso lento hasta llegar a la chimenea. – Luces nobelicas, que encienden mi alma, torturan mi pensar y terminan con un nombre Eris – un pequeño conjuro que había creado cuando tenía quince años la primera vez que enloqueció por las voces de su tan querida Eris, el fantasma de una Diosa que albergaba en su interior. Sobre de la chimenea desapareció un cuadro que tenía un paisaje de otoño una ilusión claro que cambiaba según el estado de ánimo del brujo. Se vio un espacio grande y en él una caja de cuero, la tomo entre sus brazos y luego la deposito sobre el escritorio saco una cantidad de libretas, hojas… entre unas infinidad de cosas – Esto es todo lo que he recopilado por largo años – el brujo tenía fe que se exponía, pero todo tenía una lógica menos la muerte de Mar – Su nombre es Mar Santini – suspiro y estiro su mano para acariciarle – La ultima pista es que… esta en Paris… rodeada de personas – explicar aquello para el brujo seria como volver a exponerse, pero ya lo tenía sin cuidado.
Rodeo el escritorio y tomo de los hombros a Doreen, mirándola directo a los ojo – Puedes venir cuando quieras a revisar los archivos –susurro acercando su mejilla a la ajena para tan solo sentirla, se puso detrás de ella y le cubrió los ojos con cuidado depositando un beso en el cuello de ella con suavidad – No te asustes – su voz parecía ser tenebrosa pero el brujo sabia que le daba un toque diferente a todo esto – Mar, es así - cerro sus propios ojos y creo la ilusión de su hermana, perfecta con cabellos color canela, con sus hermosos ojos verdes, de una altura normal, con ropajes un poco insinuantes pero no le importaba, corrió sus manos – Obsérvala – le dijo esperando una buena reacción por parte de Doreen. La ilusión hiso lo suyo, se movió por el lugar, se acerco a ellos y en un abrir y cerrar de ojos desapareció. Y al hacerlo Marko abrazo por la cintura a Doreen, apretando sus ojos ocultando su rostro en la espalda de ella, no quiso decir más… estaba cerca, la sentía cerca. La soltó y la hizo girar en su propio eje para cuando la tuvo en frente sin decir nada beso su frente bajo por su nariz y llegando a sus labios los beso con ternura aprovechándose de que la luna parecía guiar sus instintos, sus pasos, acaricio su espalda con cuidado y tomo sus manos entrelazando los dedos con los ajenos… - Te amo – susurro.
Marko Tartani- Hechicero Clase Alta
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Re: No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
Mi figura se escondió entre los brazos del brujo. Con Marko me sentía extrañamente especial, no puedo negarlo, es un hombre inteligente, detallista, sumamente atractivo, la calidez de su cuerpo me hace sentir protegida, la suavidad con que me acaricia me hace sentir segura, deseada, hermosa, su mirada me hace sentir que soy su mayor anhelo, me confunde, me hace sentir especial, me hace querer permanecer a su lado, me hace querer no irme, quisiera besarle, quisiera que ser solo suya, quisiera que él fuera solo mío. Me quedé mirándolo sin poder decir nada, sus movimientos me incitaban a acercarme, pero entonces de nuevo aquella timidez se apoderó de mi cuerpo, y me quedé ahí, callada, sonrojada, siendo la espectadora de aquella magia no por ser brujo, de aquella magia natural que tenía, y que me había embrujado desde que lo había conocido. Respingué al sentir su cuerpo detrás del mío. Asentí varias veces confiando en sus palabras. Estuve a punto de soltar un grito lleno de espanto cuando su voz me recordó tenerlo a un lado, sabía que él no dejaría que me pasara nada. Mi mano se estiró con delicadeza, con sensualidad, con suavidad intentando tocar a la hermana de Marko… Hice por un momento memoria, ¿la habría visto en algún lado? Tenía un aire familiar, no porque fuera hermana de mi ahora acompañante, de algún lado la había visto, yo lo sé.
Mis ojos se abrieron pero mis manos se aferraron a sus brazos con fuerza, jalándolo para que no se separará de mi. - Es hermosa - Susurré con total suavidad, con calma y sinceridad. - Tanto como tú lo eres… - Y es que no puedo negarlo, Marko es de los hombres que más me gusta físicamente, y es alguien al que consideraría quedarme a su lado. Mi cuerpo se giró para tenerlo frente a mi, su cercanía me robó el aliento por unos segundos, pero esas dos palabras que pronunció me hicieron derretirme por completo en sus brazos. Me sentí mareada por lo que tuve que sostenerme con fuerza de sus brazos, estaba por caer pero sabía que no dejaría que eso pasará. Cerré los ojos por unos momentos, sonreí aun sin poder abrirlo, tomé varias bocanas de aire para relajarme, mi rostro se ocultó en su pecho, mis manos se aferraron a su ropa - Marko - Su nombre, decir su nombre era el mejor de los regalos, pero también era el peor de los tormentos pues saber que tenía que regresar me hacía querer llorar. ¿Por qué era tan frágil? Necesitaba fortaleza, de verdad la necesitaba para poder quedarme, pero también debía volver, era mi deber, mi maldito deber.
¿De donde había sacado valor? No lo sabía, pero sin duda no me arrepentía, mis ojos se toparon con aquellos ojos magnéticos - También te amo… - Una de mis manos se estiró tomando la mejilla del brujo, acariciándola con cuidado, la otra se enredó detrás de su nuca, me permití romper con todos esos miedos que tenía dentro. Jalé con fuerza su rostro, mis labios tomaron de manera posesiva los ajenos, ladeando el rostro para poder tener mayor comodidad, su lengua se adentro a aquella boca de manera suave. Deseaba esos besos, los deseaba sin haberlo imaginado antes. Mi pecho se inflo, y mi cuerpo comenzó a tener reacciones que no imaginaba, entonces frene el beso, no hice más porque estaba segura que no pararía, era mejor pararlo ahora, a que después la noche nos cayera encima, y la luna se volviera cómplice de nuestros instintos y deseos.
Carraspeé varias veces - Tú hermana… - Me separé de él, necesitaba guarda la compostura, portarme de manera correcta, no quería que Marko pensará que era una fácil, o una cualquiera, no, él no podía pensar cosas malas de mi, yo lo amaba, lo había dicho, y mi corazón ahora retumbaba de felicidad al saber que él también me amaba. Llevé mi vista a aquellas cosas que me había enseñado, a las libretas, a los recortes, a todo, y me puse a leer cada una de ellas, también recordé las vestimentas que tenía. Lo volteé a ver con los ojos bastante abiertos - Marko… - Me aclaré la garganta. - ¿El burdel? - Susurré bajando la mirada, me apenaba tener que decir esa palabra relacionándola con su hermana, pero cabía la posibilidad, no podía hacer nada al respecto, todo lo indicaba, todo lo que podía ver a través de él. Estiré mi mano para poder tomar la suya, tiré con cuidado de ella y lo jalé al sillón que se encontraba en una esquina de aquel despacho, donde apenas unos lineas de luz de luna se hacían presente. Hice que se sentará, me acomodé a su lado con cuidado, acurrucándome en sus brazos. - Podemos buscar ahí… Si deseas… No quiero ofenderte, lamento si lo hago con esas conclusiones - Mordisqueé mi labio inferior nerviosa. Solté un suspiro cerrando los ojos. ¿Cómo encontrar a su hermana?
Mis ojos se abrieron pero mis manos se aferraron a sus brazos con fuerza, jalándolo para que no se separará de mi. - Es hermosa - Susurré con total suavidad, con calma y sinceridad. - Tanto como tú lo eres… - Y es que no puedo negarlo, Marko es de los hombres que más me gusta físicamente, y es alguien al que consideraría quedarme a su lado. Mi cuerpo se giró para tenerlo frente a mi, su cercanía me robó el aliento por unos segundos, pero esas dos palabras que pronunció me hicieron derretirme por completo en sus brazos. Me sentí mareada por lo que tuve que sostenerme con fuerza de sus brazos, estaba por caer pero sabía que no dejaría que eso pasará. Cerré los ojos por unos momentos, sonreí aun sin poder abrirlo, tomé varias bocanas de aire para relajarme, mi rostro se ocultó en su pecho, mis manos se aferraron a su ropa - Marko - Su nombre, decir su nombre era el mejor de los regalos, pero también era el peor de los tormentos pues saber que tenía que regresar me hacía querer llorar. ¿Por qué era tan frágil? Necesitaba fortaleza, de verdad la necesitaba para poder quedarme, pero también debía volver, era mi deber, mi maldito deber.
¿De donde había sacado valor? No lo sabía, pero sin duda no me arrepentía, mis ojos se toparon con aquellos ojos magnéticos - También te amo… - Una de mis manos se estiró tomando la mejilla del brujo, acariciándola con cuidado, la otra se enredó detrás de su nuca, me permití romper con todos esos miedos que tenía dentro. Jalé con fuerza su rostro, mis labios tomaron de manera posesiva los ajenos, ladeando el rostro para poder tener mayor comodidad, su lengua se adentro a aquella boca de manera suave. Deseaba esos besos, los deseaba sin haberlo imaginado antes. Mi pecho se inflo, y mi cuerpo comenzó a tener reacciones que no imaginaba, entonces frene el beso, no hice más porque estaba segura que no pararía, era mejor pararlo ahora, a que después la noche nos cayera encima, y la luna se volviera cómplice de nuestros instintos y deseos.
Carraspeé varias veces - Tú hermana… - Me separé de él, necesitaba guarda la compostura, portarme de manera correcta, no quería que Marko pensará que era una fácil, o una cualquiera, no, él no podía pensar cosas malas de mi, yo lo amaba, lo había dicho, y mi corazón ahora retumbaba de felicidad al saber que él también me amaba. Llevé mi vista a aquellas cosas que me había enseñado, a las libretas, a los recortes, a todo, y me puse a leer cada una de ellas, también recordé las vestimentas que tenía. Lo volteé a ver con los ojos bastante abiertos - Marko… - Me aclaré la garganta. - ¿El burdel? - Susurré bajando la mirada, me apenaba tener que decir esa palabra relacionándola con su hermana, pero cabía la posibilidad, no podía hacer nada al respecto, todo lo indicaba, todo lo que podía ver a través de él. Estiré mi mano para poder tomar la suya, tiré con cuidado de ella y lo jalé al sillón que se encontraba en una esquina de aquel despacho, donde apenas unos lineas de luz de luna se hacían presente. Hice que se sentará, me acomodé a su lado con cuidado, acurrucándome en sus brazos. - Podemos buscar ahí… Si deseas… No quiero ofenderte, lamento si lo hago con esas conclusiones - Mordisqueé mi labio inferior nerviosa. Solté un suspiro cerrando los ojos. ¿Cómo encontrar a su hermana?
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Re: No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
El brujo pareció desorientado en ese momento luego de dejar al descubierto sus propios juegos de la mente, su magia era para él algo más que solo una herejía, practicaba la hechicería desde hacía mucho tiempo, era un niño cuando comenzó a experimentar con aquellos cambios, vio reflejado su poder en lo que hacía y todo gracias a su querida Eris por quien el quizás daría su vida, pero no sabía nunca que tanto podía confiar en ella… “No dudes de mi, sabes que siempre cederé ante ti, siempre cederé cuando se trate de tú o yo” No Eris, tu solo vez lo que te beneficia y sabes que Doreen me importa “Ten en cuenta que llegaste a ella como llegaste con todas las otras buscando algo imposible… y ahora que le ofreces y das a conocer tu poder te das cuenta que ..” equivocada estas mi querida, yo a ella la conocí no en busca de Mar… simplemente llego a mi vida cuando deje de buscar un amor, cuando me di por vencido en ese ámbito, Doreen llego a salvar mi corazón el cual tú te encargas de alejar de todas las personas. “Marko a veces creo que te haces la victima cuando en realidad no eres más que otro más en el mundo”.
Aquellas conversaciones que ocurrían en la cabeza del brujo pasaban en una milésima de segundo, tan fugaz como el pensamiento cuando está a punto de acabarse tu vida. Marko al escuchar las palabras de su querida amiga quedo absorto, quedo en silencio ya le habían dicho muchas veces que habían escuchado de una Mar en los burdeles, mas nunca había querido creer en aquello. ¿Qué sacaba Doreen en mentirle? La sabia que las intenciones de aquel diamante de mujer que tenía en frente y lo guiaba en su propio despacho eran las más puras que nunca había podido ver, sentir y palpar. Marko seguía guiado por sus pensamientos mientras la bella dama dictaba unas frases que lograba entender. Sentado en aquel sofá donde estaba permaneció en silencio completo silencio. Recordando buscando en las tantas imágenes que venían a su cabeza aquella que mostraba un burdel, la sorpresa llego al cuerpo del brujo cuando comenzó por primera vez a reparar en detalles y fijándose en la forma que veía a su hermana todo parecía calzar como si piezas de un puzle se tratara. Giro su cabeza no quería decir nada, no quería pensar en eso, los tormentos de aquel pasado llegaban, los del presentes iluminaban y los del futuro resaltaban en su cabeza.
Tienes razón – no titubeo, ni un segundo en darle la razón a ella, lo la toco, no la beso, solo quedo mirando el rostro de aquella dama, de su dama, de su amor, paso saliva por su garganta le costaba hablar en ese momento – No quiero hablar de eso ahora – termino por decir cambiando de posición, se levanto de aquel lugar un poco brusco, intentando que sus pensamientos volvieran a la claridad, buscando el momento en que perdió todo y lo volvió a tener. Poso sus manos en el escritorio golpeo molesto con sus puños, cerrando sus ojos, sintiéndose confundido, no sabía qué hacer, no estaba desesperado, no estaba molesto, estaba más confundido que nunca… de su garganta salió un pequeño rugido, Doreen no tendría por qué ver aquello “Y el cordero que se deja guiar por los pasos del mal he de guiar, formare el caos en tu cabeza, angustiare tus actos todo por una razón, por un conflicto por más de lo que crees… El amor que te siento es egoísta, porque solo eres para mi… Yo soy tu Eris… y tu eres parte de mi rebaño”aquellas palabras fueron suaves en la cabeza del brujo confusas pero lo sacaron de la ensoñación reacciono y volvió aquella habitación giro su cuerpo y vio a Doreen, la sintió un poco inquieta pero eso, eso no importaba en ese momento. –Disculpad mi forma de actuar mi querida y amada – dijo entrando en razón de sus palabras sonriendo de manera inocente ante ella que cual rayo de sol lo traía tranquilidad a su mente, cuerpo y alma. Se acerco a ella de manera apresurada tomando los labios de la damisela presos entre los suyos, besándolos con pasión, disfrutando de la cercanía, quería de ella, deseaba sentirla, gozarla. Ya encontraría tiempo de buscar nuevamente a su hermana, - Esta noche no es para hablar de Mar, es para nosotros – rozo los labios de ella de manera tierna – Para ti y para mi… - dijo como cual persona que se enamora por primera vez – Te amo mi Doreen - El ya la creía de ella – Eres mía aun antes de saber que mis labios besarían los tuyos y serás mía por más tiempo de lo que te puedas imaginar – su mano derecha acaricio el rostro de Doreen mientras con un impulso de su mano izquierda apoyada en la cintura de ella la guiaba a quedar a la par de él, juntando sus cuerpos de manera lujuriosa, bajo su mano que acariciaba el rostro pasando por el cuello de ella haciendo un camino por el costado de ella hasta llegar a sus mano la cual apretó – Déjame ser parte de tu vida – le susurro a su oído – déjame se el hombre que este contigo – depositó un beso en el lóbulo de ella y volvió a mirarla directo a los ojos, no la dejo hablar - Toma mi alma, mi corazón todo de mi… déjame ser yo quien salve tu corazón… - El romanticismo era una de las características que más se apreciaban en Marko, un Italiano que vivía para amar, buscar y luchar por lo que creía.
Aquellas conversaciones que ocurrían en la cabeza del brujo pasaban en una milésima de segundo, tan fugaz como el pensamiento cuando está a punto de acabarse tu vida. Marko al escuchar las palabras de su querida amiga quedo absorto, quedo en silencio ya le habían dicho muchas veces que habían escuchado de una Mar en los burdeles, mas nunca había querido creer en aquello. ¿Qué sacaba Doreen en mentirle? La sabia que las intenciones de aquel diamante de mujer que tenía en frente y lo guiaba en su propio despacho eran las más puras que nunca había podido ver, sentir y palpar. Marko seguía guiado por sus pensamientos mientras la bella dama dictaba unas frases que lograba entender. Sentado en aquel sofá donde estaba permaneció en silencio completo silencio. Recordando buscando en las tantas imágenes que venían a su cabeza aquella que mostraba un burdel, la sorpresa llego al cuerpo del brujo cuando comenzó por primera vez a reparar en detalles y fijándose en la forma que veía a su hermana todo parecía calzar como si piezas de un puzle se tratara. Giro su cabeza no quería decir nada, no quería pensar en eso, los tormentos de aquel pasado llegaban, los del presentes iluminaban y los del futuro resaltaban en su cabeza.
Tienes razón – no titubeo, ni un segundo en darle la razón a ella, lo la toco, no la beso, solo quedo mirando el rostro de aquella dama, de su dama, de su amor, paso saliva por su garganta le costaba hablar en ese momento – No quiero hablar de eso ahora – termino por decir cambiando de posición, se levanto de aquel lugar un poco brusco, intentando que sus pensamientos volvieran a la claridad, buscando el momento en que perdió todo y lo volvió a tener. Poso sus manos en el escritorio golpeo molesto con sus puños, cerrando sus ojos, sintiéndose confundido, no sabía qué hacer, no estaba desesperado, no estaba molesto, estaba más confundido que nunca… de su garganta salió un pequeño rugido, Doreen no tendría por qué ver aquello “Y el cordero que se deja guiar por los pasos del mal he de guiar, formare el caos en tu cabeza, angustiare tus actos todo por una razón, por un conflicto por más de lo que crees… El amor que te siento es egoísta, porque solo eres para mi… Yo soy tu Eris… y tu eres parte de mi rebaño”aquellas palabras fueron suaves en la cabeza del brujo confusas pero lo sacaron de la ensoñación reacciono y volvió aquella habitación giro su cuerpo y vio a Doreen, la sintió un poco inquieta pero eso, eso no importaba en ese momento. –Disculpad mi forma de actuar mi querida y amada – dijo entrando en razón de sus palabras sonriendo de manera inocente ante ella que cual rayo de sol lo traía tranquilidad a su mente, cuerpo y alma. Se acerco a ella de manera apresurada tomando los labios de la damisela presos entre los suyos, besándolos con pasión, disfrutando de la cercanía, quería de ella, deseaba sentirla, gozarla. Ya encontraría tiempo de buscar nuevamente a su hermana, - Esta noche no es para hablar de Mar, es para nosotros – rozo los labios de ella de manera tierna – Para ti y para mi… - dijo como cual persona que se enamora por primera vez – Te amo mi Doreen - El ya la creía de ella – Eres mía aun antes de saber que mis labios besarían los tuyos y serás mía por más tiempo de lo que te puedas imaginar – su mano derecha acaricio el rostro de Doreen mientras con un impulso de su mano izquierda apoyada en la cintura de ella la guiaba a quedar a la par de él, juntando sus cuerpos de manera lujuriosa, bajo su mano que acariciaba el rostro pasando por el cuello de ella haciendo un camino por el costado de ella hasta llegar a sus mano la cual apretó – Déjame ser parte de tu vida – le susurro a su oído – déjame se el hombre que este contigo – depositó un beso en el lóbulo de ella y volvió a mirarla directo a los ojos, no la dejo hablar - Toma mi alma, mi corazón todo de mi… déjame ser yo quien salve tu corazón… - El romanticismo era una de las características que más se apreciaban en Marko, un Italiano que vivía para amar, buscar y luchar por lo que creía.
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Re: No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
Por un momento quise salir corriendo de aquel lugar al notar mi falta de respeto. Marko había pasado demasiado tiempo fuera de Paris, nos habíamos escrito exactamente 15 cartas, cada una me reflejaba un escenario distinto, sentimientos distintos, y un regreso que pedía a gritos. Lamentablemente yo estaba arruinando el reencuentro anhelado, ¿A quién se le ocurre llegar a semejante conclusión? Me sobresalté aun más cuando vi como golpeaba aquel escritorio. Mis manos temblaron con fuerza, y quise acercarme para ver si sus manos estaban bien pero algo pasaba que mi cuerpo no se movía, quizás el remordimiento de haber llegado a tales conclusiones, o quizás el miedo a que pudiera hacerme algo. Marko parecía tan metido en aquello, simplemente me limite a tragar saliva. Me sorprendí el verle acercarse, quería dar varios pasos hacía atrás pero mi cuerpo estaba completamente pegado a la pared. Sus labios me tomaron por sorpresa, aquel beso no era tierno como otras veces, dejaban en claro la necesidad que sentía de mi, la necesidad de estar juntos sin importar nada. Suspiré un par de veces más, no pude negarme ante tales veces, rápidamente mis labios se movieron a la par, adentraba mi lengua en ocasiones por aquella boca masculina. Solté varios suspiros cómplices entre cada beso.
Mis labios se separaron solo un poco permitiendo que el chico hablará. Mientras las palabras salían de sus labios, mi corazón se arremolinaba en mi interior. sabía que era sincero en cada una de sus palabras, sus ojos, el tono de su voz, la manera en que me tocaba, todo me lo indicaba, aquello era tan confuso pero al mismo tiempo placentero. Mis labios se volvieron a abrir dejando escapar un gemido, aquello había sido demasiado inevitable, quería disimular el placer que recibía pero no podía, necesitaba sentirlo así, no quería separarme de él. Asentí solamente, no quería romper aquel momento en el que nos encontrábamos, no quería que dejará de hablar, mi pecho se inflaba con orgullo al escuchar sus palabras, mi piel se erizaba y mis labios lo reclamaban - Shtttt - Susurré alzando mi rostro, colocándome de puntitas intentando simular si altura, mi mejilla se había pegado a la ajena. - No digas nada… - Una de mis manos subió hasta su rostro para poder acariciarlo con devoción - Si quieres que sea nuestra, será nuestra - Un pequeño aire se adentro por los bordes de la ventana, apagó todas las velas que estaban a nuestro alrededor, solo dejó la luz que la chimenea no daba. Lo volteé a ver con un sonrojo en mi rostro. Mordí mi labio inferior. Llevé sus manos a que sostuviera mi cintura. - Marko… Podría quedarme aquí siempre, no me sueltes por favor - Rodeé su cuerpo con fuerza, enterrando mis dedos en su cuello, queriendo que se acercará más, queriendo volverme una con él.
No sabía en que momento habíamos llegado a ese punto, en realidad nunca imaginé que él podría ser alguien especial para mi, mucho menos que yo llegará a serlo en su vida. Lo empujé un poco hacía atrás, caminé sin soltarle la mano, y me senté sobre el escritorio atrayéndolo con fuerza con las piernas, mis manos comenzaron a juguetear con los bordes de su camisa, relamí mis labios un poco, se sentían húmedos y necesitaban de sus besos - A veces siento que me amas con locura… Pero existen otras veces en que tus ojos se ven opacos, como si alguien más estuviera en tu interior y me quisiera hacer daño - No entendí cómo fui capaz de decir eso, pero había algo que me confundía, quizás estaba equivocada. Mis piernas se movieron ligeramente haciendo que su cuerpo se doblara un poco, pude así volver a tomar sus labios entre los míos. Fui delicada, cariñosa, un poco sugerente pero no demasiado. - Puedo ser lo que necesites esta noche - Odiaba tener que volver a la casa de la noche antes de tiempo, odiaba tener que regresar o no me volverían a dejar salir. Tenía que volver a verle, ayudarle con su hermana, poder pasar tiempos como estés. Moví ligeramente mo cadera para sentirlo más cerca, el calor de nuestros cuerpos se unieron haciendo que respingara y soltará un nuevo gemido. - Marko… - Susurré avergonzada por mi comportamiento, no podía evitarlo, deseaba sentirlo no solo en abrazos, también en cercanía corporal, mi cuerpo estaba gritando su nombre en ese momento.
Mis labios se separaron solo un poco permitiendo que el chico hablará. Mientras las palabras salían de sus labios, mi corazón se arremolinaba en mi interior. sabía que era sincero en cada una de sus palabras, sus ojos, el tono de su voz, la manera en que me tocaba, todo me lo indicaba, aquello era tan confuso pero al mismo tiempo placentero. Mis labios se volvieron a abrir dejando escapar un gemido, aquello había sido demasiado inevitable, quería disimular el placer que recibía pero no podía, necesitaba sentirlo así, no quería separarme de él. Asentí solamente, no quería romper aquel momento en el que nos encontrábamos, no quería que dejará de hablar, mi pecho se inflaba con orgullo al escuchar sus palabras, mi piel se erizaba y mis labios lo reclamaban - Shtttt - Susurré alzando mi rostro, colocándome de puntitas intentando simular si altura, mi mejilla se había pegado a la ajena. - No digas nada… - Una de mis manos subió hasta su rostro para poder acariciarlo con devoción - Si quieres que sea nuestra, será nuestra - Un pequeño aire se adentro por los bordes de la ventana, apagó todas las velas que estaban a nuestro alrededor, solo dejó la luz que la chimenea no daba. Lo volteé a ver con un sonrojo en mi rostro. Mordí mi labio inferior. Llevé sus manos a que sostuviera mi cintura. - Marko… Podría quedarme aquí siempre, no me sueltes por favor - Rodeé su cuerpo con fuerza, enterrando mis dedos en su cuello, queriendo que se acercará más, queriendo volverme una con él.
No sabía en que momento habíamos llegado a ese punto, en realidad nunca imaginé que él podría ser alguien especial para mi, mucho menos que yo llegará a serlo en su vida. Lo empujé un poco hacía atrás, caminé sin soltarle la mano, y me senté sobre el escritorio atrayéndolo con fuerza con las piernas, mis manos comenzaron a juguetear con los bordes de su camisa, relamí mis labios un poco, se sentían húmedos y necesitaban de sus besos - A veces siento que me amas con locura… Pero existen otras veces en que tus ojos se ven opacos, como si alguien más estuviera en tu interior y me quisiera hacer daño - No entendí cómo fui capaz de decir eso, pero había algo que me confundía, quizás estaba equivocada. Mis piernas se movieron ligeramente haciendo que su cuerpo se doblara un poco, pude así volver a tomar sus labios entre los míos. Fui delicada, cariñosa, un poco sugerente pero no demasiado. - Puedo ser lo que necesites esta noche - Odiaba tener que volver a la casa de la noche antes de tiempo, odiaba tener que regresar o no me volverían a dejar salir. Tenía que volver a verle, ayudarle con su hermana, poder pasar tiempos como estés. Moví ligeramente mo cadera para sentirlo más cerca, el calor de nuestros cuerpos se unieron haciendo que respingara y soltará un nuevo gemido. - Marko… - Susurré avergonzada por mi comportamiento, no podía evitarlo, deseaba sentirlo no solo en abrazos, también en cercanía corporal, mi cuerpo estaba gritando su nombre en ese momento.
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Re: No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
Y el silencio placentero en la cabeza del brujo le dejo libre de aquellos pensamientos de Eris que parecía estar indagando en recuerdos para volver a atormentarlo, en recuerdos donde abrir las heridas de un pasado lejano, de un pasado en el cual Marko jamás pudo ser feliz, porque eso era lo que deseaba aquella la infelicidad del brujo, su amor por él era tan grande como el de la madre a un hijo pero eso, ni ella se lo diría y ni él se daría cuenta. Como imágenes que lo atormentan comenzaron a pasar mientras él, como buen hombre, educado, cariñoso y respetuoso se dejaba guiar por la dama, por su dama, por que el sabia que dentro muy dentro de ella, aquella sentía lo mismo para con él, no era necesario una palabra nunca lo fueron en las cartas que se habían escritos, el siempre disfrazo su amor con elogios, palabras elegantes, pero ahora que la tenía en frente no podía callar lo que escribía una y otra vez, su amor, su deseo, o tal vez su capricho para con ella. Callo obediente tan solo la miro, con sinceridad, no había Eris que él no podría callar si quería buscar esa felicidad que oculta se encontraba en el.
“La tonta, ni tonta el pelo, pero sabes el dicho muy bien… Aunque el mona se vista de seda mona queda y por más que desees que ella sea parte de su vida su destino no es el estar juntos, un consejo te doy amado mío… disfruta tu momento… porque si no lo haces yo me encargare de cagarles la vida a los dos, tengo mis métodos, y conozco tus lapsos de lagunas mentales donde con todo mi poder puedo usar, poseer tu cuerpo y dañarla…” Eso no te lo permitiré, porque de oportunidades me he hecho y como tu osas a amenazar te prometo que el día que la dañes a ella… moriremos juntos, tu ya no podrás apoderarte de otro cuerpo no podrás dar ser la DIOSA que reclamas ser, incompetente es lo que eres por que necesitas de un cuerpo físico para hacer tu malevolencia… conmigo se termina todo… El brujo había hablado, era primera vez que decía aquello, y esa determinación era el fin de muchas cosas pero también el inicio de nuevas.
Mi boca es tuya cuando tus besos se apoderan de mi – exclamo tan solo rozando los labios, siendo la presa de aquellas piernas tan firmes y fuertes que tenía su Doreen, con cuidado y sutileza paso sus brazos por la cintura de aquella flor y apresándola el también la atrajo, pudo sentir ese cotilleo dentro de sí, su corazón agitado por el deseo desmesurado y por la excitación que sentía con los actos de ella “De mal en peor, no sé qué puede ocurrir primero si ella se entregue como perra en celo o que la ataques tu como potro salvaje”A palabras necias oídos sordos. No quería escatimar en perder su tiempo en las palabras absurdas que Eris a esas hora comenzaba hablar, de algo estaba seguro, que llegado el momento ella, Eris, Se callaría para dejarle pasar la velada que espero largos meses, largos años… largas visiones que lo habían llevado hacer calzar las piezas para que ambos pudieran estar juntos en ese lugar, a esa hora y en ese momento – Siempre – beso su cuello con cuidado –tendremos una noche para nosotros – dijo como si las palabras fueran sacadas de algún escrito.
Y cuando el nuevo silencio se apodero tan solo del chispeante centellar del fuego fue cuando el brujo entendió que la flor que tenia frente a él, era la única mujer que hasta ahora había logrado callar a Eris con sus actos, palabras y sentimientos. La Voz, el ser dentro de Marko había visto algo en Doreen, bueno o malo el destino lo diría ahora como si fuera solo el comenzó a sentir, a dejarse ser el mismo y nadie más. Se atrevió a posar una de sus manos por la pierna de ella buscando la piel, quería sentir la calidez que ella tenía ese momento, sin preguntar ni pedir permiso mientras sus labios se desasían en los ajenos acaricio con cuidado subiendo hasta llegar al muslo de Doreen, donde entre apretones le proporciono caricias, su otra mano le siguió haciendo lo mismo, sin separar sus labios de ella donde su lengua quería apropiarse de la cavidad bocal ajena, pasión, desenfreno afloraba por parte del brujo… - Déjame tomar tu alma… que siento que pide la mía – entre un susurro hablo escondiendo un gemido y sintiendo como su entrepierna se comenzaba abultar, ella, era la causante, la lujuria de aquel hombre tenía un nombre y no quería aguantar… la quería a ella. Uno de sus dedos resbalosos por no decir más, comenzó acariciar aquella zona intima para ella con cuidado, solo rozándola haciendo que su energía, excitación y lujuria se fuera y apuntara en esa dirección, acaricio de primeras suave luego mientras su otra mano apretaba aquel muslo con fuerzas dio un suave empujón buscando mas allá… mas allá de ella. Su mano subió buscando las ataduras de su corsé par a desatarlo, quería sentir… y el dejara que ella sintiera…
“La tonta, ni tonta el pelo, pero sabes el dicho muy bien… Aunque el mona se vista de seda mona queda y por más que desees que ella sea parte de su vida su destino no es el estar juntos, un consejo te doy amado mío… disfruta tu momento… porque si no lo haces yo me encargare de cagarles la vida a los dos, tengo mis métodos, y conozco tus lapsos de lagunas mentales donde con todo mi poder puedo usar, poseer tu cuerpo y dañarla…” Eso no te lo permitiré, porque de oportunidades me he hecho y como tu osas a amenazar te prometo que el día que la dañes a ella… moriremos juntos, tu ya no podrás apoderarte de otro cuerpo no podrás dar ser la DIOSA que reclamas ser, incompetente es lo que eres por que necesitas de un cuerpo físico para hacer tu malevolencia… conmigo se termina todo… El brujo había hablado, era primera vez que decía aquello, y esa determinación era el fin de muchas cosas pero también el inicio de nuevas.
Mi boca es tuya cuando tus besos se apoderan de mi – exclamo tan solo rozando los labios, siendo la presa de aquellas piernas tan firmes y fuertes que tenía su Doreen, con cuidado y sutileza paso sus brazos por la cintura de aquella flor y apresándola el también la atrajo, pudo sentir ese cotilleo dentro de sí, su corazón agitado por el deseo desmesurado y por la excitación que sentía con los actos de ella “De mal en peor, no sé qué puede ocurrir primero si ella se entregue como perra en celo o que la ataques tu como potro salvaje”A palabras necias oídos sordos. No quería escatimar en perder su tiempo en las palabras absurdas que Eris a esas hora comenzaba hablar, de algo estaba seguro, que llegado el momento ella, Eris, Se callaría para dejarle pasar la velada que espero largos meses, largos años… largas visiones que lo habían llevado hacer calzar las piezas para que ambos pudieran estar juntos en ese lugar, a esa hora y en ese momento – Siempre – beso su cuello con cuidado –tendremos una noche para nosotros – dijo como si las palabras fueran sacadas de algún escrito.
Y cuando el nuevo silencio se apodero tan solo del chispeante centellar del fuego fue cuando el brujo entendió que la flor que tenia frente a él, era la única mujer que hasta ahora había logrado callar a Eris con sus actos, palabras y sentimientos. La Voz, el ser dentro de Marko había visto algo en Doreen, bueno o malo el destino lo diría ahora como si fuera solo el comenzó a sentir, a dejarse ser el mismo y nadie más. Se atrevió a posar una de sus manos por la pierna de ella buscando la piel, quería sentir la calidez que ella tenía ese momento, sin preguntar ni pedir permiso mientras sus labios se desasían en los ajenos acaricio con cuidado subiendo hasta llegar al muslo de Doreen, donde entre apretones le proporciono caricias, su otra mano le siguió haciendo lo mismo, sin separar sus labios de ella donde su lengua quería apropiarse de la cavidad bocal ajena, pasión, desenfreno afloraba por parte del brujo… - Déjame tomar tu alma… que siento que pide la mía – entre un susurro hablo escondiendo un gemido y sintiendo como su entrepierna se comenzaba abultar, ella, era la causante, la lujuria de aquel hombre tenía un nombre y no quería aguantar… la quería a ella. Uno de sus dedos resbalosos por no decir más, comenzó acariciar aquella zona intima para ella con cuidado, solo rozándola haciendo que su energía, excitación y lujuria se fuera y apuntara en esa dirección, acaricio de primeras suave luego mientras su otra mano apretaba aquel muslo con fuerzas dio un suave empujón buscando mas allá… mas allá de ella. Su mano subió buscando las ataduras de su corsé par a desatarlo, quería sentir… y el dejara que ella sintiera…
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Re: No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
París había cambiado mi vida, la percepción de muchas cosas que en un pueblo suelen ser malas, o un pecado, en la ciudad demanda algo diferente. En medio de tantas personas, conociendo diferentes costumbres y pasatiempos, pocos son los que verdaderamente se entregan al sexo por amor, y no solo como un simple placer. Me sentía verdaderamente en un mundo nuevo, donde todo lo que quisiera tomar estaba bien, donde nada de lo que dijera o hiciera pudiera ser algo malo, y nadie podría juzgarme. Extrañamente cada que estaba entre los brazos de Marko me sentía protegida, y no sólo eso, también me sentía amada, ese es un sentimiento que pocas veces lo he experimentado, pero que lamentablemente, las pocas veces que creo sentir amor, y ser amada, es cuando las personas desaparecen más rápido, se van sin decir nada, o simplemente me evitan para no hacerme "daño". A veces odio eso, que me cuiden demasiado, que no me dejen vivir o experimentar, supongo que verme tan frágil todo el tiempo les hace desarrollar ese instinto, Marko también me cuida de esa manera. Me doy cuenta, en la manera en que me mira, en la manera en que me abraza, incluso cuando me susurra algo, sé que teme lastimarme, se que teme que me pase algo, y le es inevitable no querer protegerme.
Me era inevitable no sonreírle, verle frente a mi con esos ojos tan brillantes, no recuerdo cuando había sido la última vez en la que sus ojos sonreían de esa manera, y era demasiado grato. - Siempre… Siempre será esta nuestra noche - Quizás nunca más nos volveríamos a ver, quizás nunca más estaríamos cerca el uno del otro, quizás no podría volver a sentir su piel cálida cerca de la mía, pero siempre tendríamos una noche, nuestra noche, la única que en realidad importa. - Quiero que siempre me recuerdes, quiero que recuerdes que fui tuya, y que una parte de mi lo será - Marko eran de los pocos que de verdad me había abierto no sólo las puertas de su casa, también su corazón. Llevé ambas manos a sus hombros, di un masaje con suavidad aquella zona, creando pequeños círculos que relajarán su postura. Cerré los ojos al sentir sus caricias en mis piernas, no pude seguir entregándole caricias porque aquellas que me otorgaba me nublaban todo, y no me dejaban pensar con claridad. Mi espalda se curvo hacía atrás, y mis dedos se hundieron en la tela de su camisa, y en su piel - Marko - Volví a susurrar su nombre al sentir como tocaba aquella zona de mi ser. - Marko - Volví a repetir pero esta vez con un tono de voz más alto. Sus escurridizos dedo habían tocado parte de mi intimidad, ya no había ropa interior que se interpusiera, él la había movido con los dedos como todo un maestro. Gemí repetidas veces - Oh… Se siente bien - Mi voz salió con inocencia, con complicidad, y complacencia, dejando que notará que aprobaba aquello, que no estaba dispuesta a dar vuelta atrás.
Me volví a erguir, esta vez el deseo había invadido mi cuerpo. Mis labios se dirigieron a su cuello. Mi lengua salió para lamer aquella zona, con cuidado, con sugerencia, y en ocasiones mordisqueaba con suavidad, sólo quería provocarlo, no lastimarlo. Mi cadera se movió de manera automática, haciendo que uno de sus dedos se hundiera más en mi estreches, había estado con un sólo hombre en mi vida, y sólo una vez. Evidente era que no tenía practica, y que mi intimidad estaba tan apretada como si se tratará de la primera vez que estuviera con alguien. - ¿Vas a cuidarme verdad? ¿Me cuidarás? - Pregunté alejándome de su cuello, de su piel, de sus labios - ¿Estaremos bien, verdad? - Confiaba en él, de verdad lo hacía, pero había tenido tantas malas experiencias con hombres últimamente que lo que menos quería es que esto se arruinara por temor. Sabía que él era diferente, pero me era inevitable sentir temor. Recargué mi frente sobre la suya son dejar de sonreír - Seamos uno - Susurré al mismo tiempo que cerraba los ojos y daba un pequeño y corto beso a sus labios. Una de mis manos se escurrió por su pecho, por su abdomen, llegó hasta el botón de su pantalón, y al finalizar, de manera temblorosa, sintió lo abultado de su miembro. Ambos estamos dispuestos, ambos estábamos sedientos del otro. Ambos necesitábamos hacer esto, sino lo hacíamos, estaba segura que nos arrepentiríamos por el resto de nuestros días.
Me era inevitable no sonreírle, verle frente a mi con esos ojos tan brillantes, no recuerdo cuando había sido la última vez en la que sus ojos sonreían de esa manera, y era demasiado grato. - Siempre… Siempre será esta nuestra noche - Quizás nunca más nos volveríamos a ver, quizás nunca más estaríamos cerca el uno del otro, quizás no podría volver a sentir su piel cálida cerca de la mía, pero siempre tendríamos una noche, nuestra noche, la única que en realidad importa. - Quiero que siempre me recuerdes, quiero que recuerdes que fui tuya, y que una parte de mi lo será - Marko eran de los pocos que de verdad me había abierto no sólo las puertas de su casa, también su corazón. Llevé ambas manos a sus hombros, di un masaje con suavidad aquella zona, creando pequeños círculos que relajarán su postura. Cerré los ojos al sentir sus caricias en mis piernas, no pude seguir entregándole caricias porque aquellas que me otorgaba me nublaban todo, y no me dejaban pensar con claridad. Mi espalda se curvo hacía atrás, y mis dedos se hundieron en la tela de su camisa, y en su piel - Marko - Volví a susurrar su nombre al sentir como tocaba aquella zona de mi ser. - Marko - Volví a repetir pero esta vez con un tono de voz más alto. Sus escurridizos dedo habían tocado parte de mi intimidad, ya no había ropa interior que se interpusiera, él la había movido con los dedos como todo un maestro. Gemí repetidas veces - Oh… Se siente bien - Mi voz salió con inocencia, con complicidad, y complacencia, dejando que notará que aprobaba aquello, que no estaba dispuesta a dar vuelta atrás.
Me volví a erguir, esta vez el deseo había invadido mi cuerpo. Mis labios se dirigieron a su cuello. Mi lengua salió para lamer aquella zona, con cuidado, con sugerencia, y en ocasiones mordisqueaba con suavidad, sólo quería provocarlo, no lastimarlo. Mi cadera se movió de manera automática, haciendo que uno de sus dedos se hundiera más en mi estreches, había estado con un sólo hombre en mi vida, y sólo una vez. Evidente era que no tenía practica, y que mi intimidad estaba tan apretada como si se tratará de la primera vez que estuviera con alguien. - ¿Vas a cuidarme verdad? ¿Me cuidarás? - Pregunté alejándome de su cuello, de su piel, de sus labios - ¿Estaremos bien, verdad? - Confiaba en él, de verdad lo hacía, pero había tenido tantas malas experiencias con hombres últimamente que lo que menos quería es que esto se arruinara por temor. Sabía que él era diferente, pero me era inevitable sentir temor. Recargué mi frente sobre la suya son dejar de sonreír - Seamos uno - Susurré al mismo tiempo que cerraba los ojos y daba un pequeño y corto beso a sus labios. Una de mis manos se escurrió por su pecho, por su abdomen, llegó hasta el botón de su pantalón, y al finalizar, de manera temblorosa, sintió lo abultado de su miembro. Ambos estamos dispuestos, ambos estábamos sedientos del otro. Ambos necesitábamos hacer esto, sino lo hacíamos, estaba segura que nos arrepentiríamos por el resto de nuestros días.
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Re: No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
“Te arrepentirás Marko de hacerme callar frente a esta mujer, a la cual estas entregando parte de ti, te arrepentirás Marko de cada una de las cosas que haces, por que llegara tu condena, llegara alguien que te provoque sentimientos de amor verdadero y no podrás tocarla…. Llegara tu momento en la vida que no solo será un juego, porque todo es un juego para ti” No Eris, esto en ningún momento ha sido un juego, Doreen es lo más puro que he conocido en mi vida, la amo de diferentes formas diferentes, y si esta es nuestra única noche no quiero arrepentirme mañana de lo que no hice. El brujo había sido sincero, pero de igual forma Eris lo había sido ella sabia cosas que Marko no, y todo lo contrario. Ambos eran uno de alguna forma y estaban conectado de maneras que las dos mente podían tomar decisiones diferente, compartían los poderes y Eris había tenido el tiempo de ver que ocurrirá en un pasado no muy lejano. Mientras Marko inmerso en los encantos de la joven que tenia frente a él se dejaba llevar. – Esta siempre será nuestra noche – le susurro al oído como si sus palabras fueran un suspiro saliendo de sus labios. Ahí donde se encontraba en medio de las piernas de la joven siguió acariciando viendo que ella no ponía resistencia, se dejo llevar por su instinto de deseo.
Sus dedos con cuidado se introducían en l entrepierna de la joven, masajeando de manera muy suave y sutil, sintiendo como aquella poco a poco se humedecía, el beso como nunca había besado con esa pasión que oculta tenia. Sintió como el cuerpo de aquella jugaba a ritmo con él, sonrió mientras comenzaba a besar el cuello de ella sintió como su pantalón era desabrochado y tenso de manera ligera su cuerpo – Doreen, no dejaría que nada malo te sucediera. Te puedo proteger aun sin poder verte – era cierto espías habían muchos, siempre sabia cada paso de la dulce joven, pero ahora no hablar de eso, porque su cuerpo pedía un poco más de la mujer, su cuerpo necesitaba de ella en ese momento. Suspiro al escuchar las últimas palabras de la pintora – Seremos uno - dice tomándola de la cintura y atrayéndola hacia él, pegando su pecho al cuerpo de ella mientras con lentitud uno de sus dedos busca los tirantes de aquel corsé que cubre la piel de ella, levantando la barbilla busca los labios ajenos para darle un lento beso que podría durar toda la noche de no ser porque les faltaría la respiración, el brujo dejo escapar un suspiro similar a un jadeo y cuando sus dedos lograron desatar aquella prenda bajo sus besos por su barbilla, luego su cuello, su hombro y con suavidad la despojo de aquello.
Inclinándose sobre ella, una de sus manos pareció barrer con todo lo que había sobre el escritorio, no le importo que los papeles quedaran esparcidos por todos lados, lo único que tenía el brujo en mente era ella la flor de su jardín. Posando una de sus manos en la espalda descubierta de ella la ayudo para que quedara tendida en aquella superficie, un pequeño movimiento basto para él para estar sobre el escritorio mismo, contemplando la belleza que lo dejaba ciego, paso uno de sus dedos por el contorno de la quijada de Doreen y luego acerco su cuerpo a ella para besarla, acomodándose volvió a quedar entre las piernas de ella, y ligeramente bajo tan solo un poco su pantalón, su miembro abultado pedía salir, pero lo contendría solo un poco junto su cadera con la de ella, el necesitaba hacerle saber sin palabras que ella era quien provocaba esto en el interior del. Con movimientos suaves el brujo deslizaba sus manos por las piernas de la joven mientras su cabeza permanecía callada el podría hacer todo por ella. Por Doreen. Se quedo besando el cuello de la joven mientras sus manos seguían un juego que parecía nunca acabar, lentamente y por arte de magia l despojo a ella del vestuario que le impedía ver la perfección de aquel cuerpo con el cual había soñado más de una noche tener para el – Eres mía y siempre será así – por el amor que sentía por ella siempre seria así, aunque pasara el tiempo que fuera y conociera mas damas, Doreen siempre seria la flor que más aprecia, quiere y ama.
Sus dedos con cuidado se introducían en l entrepierna de la joven, masajeando de manera muy suave y sutil, sintiendo como aquella poco a poco se humedecía, el beso como nunca había besado con esa pasión que oculta tenia. Sintió como el cuerpo de aquella jugaba a ritmo con él, sonrió mientras comenzaba a besar el cuello de ella sintió como su pantalón era desabrochado y tenso de manera ligera su cuerpo – Doreen, no dejaría que nada malo te sucediera. Te puedo proteger aun sin poder verte – era cierto espías habían muchos, siempre sabia cada paso de la dulce joven, pero ahora no hablar de eso, porque su cuerpo pedía un poco más de la mujer, su cuerpo necesitaba de ella en ese momento. Suspiro al escuchar las últimas palabras de la pintora – Seremos uno - dice tomándola de la cintura y atrayéndola hacia él, pegando su pecho al cuerpo de ella mientras con lentitud uno de sus dedos busca los tirantes de aquel corsé que cubre la piel de ella, levantando la barbilla busca los labios ajenos para darle un lento beso que podría durar toda la noche de no ser porque les faltaría la respiración, el brujo dejo escapar un suspiro similar a un jadeo y cuando sus dedos lograron desatar aquella prenda bajo sus besos por su barbilla, luego su cuello, su hombro y con suavidad la despojo de aquello.
Inclinándose sobre ella, una de sus manos pareció barrer con todo lo que había sobre el escritorio, no le importo que los papeles quedaran esparcidos por todos lados, lo único que tenía el brujo en mente era ella la flor de su jardín. Posando una de sus manos en la espalda descubierta de ella la ayudo para que quedara tendida en aquella superficie, un pequeño movimiento basto para él para estar sobre el escritorio mismo, contemplando la belleza que lo dejaba ciego, paso uno de sus dedos por el contorno de la quijada de Doreen y luego acerco su cuerpo a ella para besarla, acomodándose volvió a quedar entre las piernas de ella, y ligeramente bajo tan solo un poco su pantalón, su miembro abultado pedía salir, pero lo contendría solo un poco junto su cadera con la de ella, el necesitaba hacerle saber sin palabras que ella era quien provocaba esto en el interior del. Con movimientos suaves el brujo deslizaba sus manos por las piernas de la joven mientras su cabeza permanecía callada el podría hacer todo por ella. Por Doreen. Se quedo besando el cuello de la joven mientras sus manos seguían un juego que parecía nunca acabar, lentamente y por arte de magia l despojo a ella del vestuario que le impedía ver la perfección de aquel cuerpo con el cual había soñado más de una noche tener para el – Eres mía y siempre será así – por el amor que sentía por ella siempre seria así, aunque pasara el tiempo que fuera y conociera mas damas, Doreen siempre seria la flor que más aprecia, quiere y ama.
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Re: No solo es una carta, él es parte de mi realidad. [Privado]
Estar con él siempre ha sido algo extraño, algo que nunca aprenderé a descifrar, sus ojos son bastante transparentes, aprendí que de ellos se puede ver de manera tan clara como de la vertiente de un río, y todo porque él deseaba que pudiera ver su alma, pero a pesar de ver la sinceridad en sus ojos, escucharla en sus palabras, y disfrutarla hasta el fondo de mi corazón, siempre tenía especie de sensación temerosa, no sé si sea gracias a mi inseguridad personal, a mi paranoia gracias a los problemas de la hermandad, o si algo verdaderamente estaba mal, pero es qué él es tan perfecto que no sé porqué me distraigo pensando cosas que no van con el momento. No sé. Una especie de escalofrío siempre recorre mi espina dorsal cuando nuestros cuerpos se unen, ya sea por un simple roce de manos, ahora que nuestros cuerpo se han unido de manera tan intima siento que estoy a punto de flaquear, que estoy por desmayarme, pero ese instinto de supervivencia me deja permanecer en pie. Miro de manera distraída por todos lados, busco una mirada, un par de ojos extras en esa habitación pero es inútil, nadie más nos vigila, y siempre que estoy con él siento como si de verdad alguien me vigilara. ¿Extraño? Puede ser, pero en Paris nada es común, ni siquiera las noches cuando el sol se oculta, eso lo he aprendido desde que escapé de casa.
Puedo disfrutar del olor de su boca, del olor de su cuello, del olor que Marko emana, tiene una especie de marca que nadie puede igualar, es una mezcla entre metal y dulce, una mezcla que quizás muchos puedan creer no existe pero yo puedo apreciarla, y es todo tan mágico. Mis piernas empiezan a temblar con fuerza, como si se tratara de dos pedazos de gelatinas siendo golpeadas por una cuchara, es extraña la sensación, pero no lo niego, es agradable como todo alrededor de él. Siento que esto esta mal, no sé como explicarlo, es mi amigo ¡Que hago teniéndolo entre mis piernas! Separo nuestros labios, no, no, no, no puedo separar nuestros labios porque se vuelve todo complicado, y todo me da vueltas, estoy aquí, ¿Por qué siempre temo a lo malo? No quiero que el me vea como una cualquiera, al fin de cuentas no he estado con un gran número de personas, en realidad mi lista se resume a una persona, y sólo una vez. Soy inexperta, ¿Qué pasa sino le gusta? Me siento mareada, me molesta que las preguntas comiencen a remolinar encima de mi, me molesta de manera extraña esta inseguridad. ¿Por qué no puedo ser normal? Muchas personas me dicen que soy bella ¿Por qué no simplemente me lo creo? No, no puedo, no lo soy, y soy tan poco digna de él pero me besa, con deseo, y quiere ser uno conmigo, estoy temblando, también quiero ser una con él, no puedo complicarlo, debo dejarme llevar, es lo correcto, ambos nos extrañábamos, ambos lo deseamos, y de manera extraña ambos nos sentimos cómodos y únicos al lado del otro.
- Marko… Oh Marko… Tus dedos… - Ronroneo un poco, aquella sensación es indescriptible, me siento en la gloria, y el parece conocer a la perfección mi cuerpo, comienzo a temblar entre sus brazos, es como si otras veces hubiera explorado mi interior y supiera exactamente donde tocar - Uhmmm - Cierro los ojos con fuerza, mucha fuerza, y mis labios se vuelven a separar, pero está vez no puedo sacar palabra alguna por más preguntas que se arremolinen en mi cabeza. Puedo escuchar como sus dedos comienzan a empaparse por mi culpa, escucho el movimiento de ellos contra mis paredes vaginales, no puedo evitar abrir un poco más mis piernas, estaba siendo tan descarada, le estaba dando permiso de entrar en mi de las maneras que quisiera - Tuya… - Es cierto, esa noche sería suya y de nadie más, odiaba la sensación que ahora se mezclaba en mi interior. Al amanecer toda está burbuja de amor se rompería, ambos lo sabemos, no estamos destinados al otro por más que deseemos eso de manera ferviente. - Marko… Te extrañé tanto - Y ahí estaban de nuevo las palabras acompañadas de movimientos pélvicos bastante suaves, dolor por lo corta que era la noche, placer por lo que estaba produciendo en mi, amor por lo que albergaba mi corazón, una mezcla dolorosamente perfecta - ¿Y sino te gusta? Es decir… Lo que haga - Quería decirle lo inexperta que era, y que odiaba la idea de poder no ser lo suficiente para él dentro de éste pequeño cuento de hadas.
Puedo disfrutar del olor de su boca, del olor de su cuello, del olor que Marko emana, tiene una especie de marca que nadie puede igualar, es una mezcla entre metal y dulce, una mezcla que quizás muchos puedan creer no existe pero yo puedo apreciarla, y es todo tan mágico. Mis piernas empiezan a temblar con fuerza, como si se tratara de dos pedazos de gelatinas siendo golpeadas por una cuchara, es extraña la sensación, pero no lo niego, es agradable como todo alrededor de él. Siento que esto esta mal, no sé como explicarlo, es mi amigo ¡Que hago teniéndolo entre mis piernas! Separo nuestros labios, no, no, no, no puedo separar nuestros labios porque se vuelve todo complicado, y todo me da vueltas, estoy aquí, ¿Por qué siempre temo a lo malo? No quiero que el me vea como una cualquiera, al fin de cuentas no he estado con un gran número de personas, en realidad mi lista se resume a una persona, y sólo una vez. Soy inexperta, ¿Qué pasa sino le gusta? Me siento mareada, me molesta que las preguntas comiencen a remolinar encima de mi, me molesta de manera extraña esta inseguridad. ¿Por qué no puedo ser normal? Muchas personas me dicen que soy bella ¿Por qué no simplemente me lo creo? No, no puedo, no lo soy, y soy tan poco digna de él pero me besa, con deseo, y quiere ser uno conmigo, estoy temblando, también quiero ser una con él, no puedo complicarlo, debo dejarme llevar, es lo correcto, ambos nos extrañábamos, ambos lo deseamos, y de manera extraña ambos nos sentimos cómodos y únicos al lado del otro.
- Marko… Oh Marko… Tus dedos… - Ronroneo un poco, aquella sensación es indescriptible, me siento en la gloria, y el parece conocer a la perfección mi cuerpo, comienzo a temblar entre sus brazos, es como si otras veces hubiera explorado mi interior y supiera exactamente donde tocar - Uhmmm - Cierro los ojos con fuerza, mucha fuerza, y mis labios se vuelven a separar, pero está vez no puedo sacar palabra alguna por más preguntas que se arremolinen en mi cabeza. Puedo escuchar como sus dedos comienzan a empaparse por mi culpa, escucho el movimiento de ellos contra mis paredes vaginales, no puedo evitar abrir un poco más mis piernas, estaba siendo tan descarada, le estaba dando permiso de entrar en mi de las maneras que quisiera - Tuya… - Es cierto, esa noche sería suya y de nadie más, odiaba la sensación que ahora se mezclaba en mi interior. Al amanecer toda está burbuja de amor se rompería, ambos lo sabemos, no estamos destinados al otro por más que deseemos eso de manera ferviente. - Marko… Te extrañé tanto - Y ahí estaban de nuevo las palabras acompañadas de movimientos pélvicos bastante suaves, dolor por lo corta que era la noche, placer por lo que estaba produciendo en mi, amor por lo que albergaba mi corazón, una mezcla dolorosamente perfecta - ¿Y sino te gusta? Es decir… Lo que haga - Quería decirle lo inexperta que era, y que odiaba la idea de poder no ser lo suficiente para él dentro de éste pequeño cuento de hadas.
Doreen Jussieu- Hechicero Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/03/2011
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