AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Una máscara y dos Caras [Adèle Lacroix]
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Una máscara y dos Caras [Adèle Lacroix]
La máscara ajustaba su contorno sobre mi rostro, la piel blanquecina y suave, piel perfecta y brillante. Me encontraba en el palacio Royal, vestido con el uniforme de la guardia real de Francia, era uno de esos bailes y banquetes estacionales, una noche más en que la que la élite era capaz de dejar aun lado las diferencias por una copa de vino, donde el destino más grande de la ciudad se defendia por el acontecimiento de esa noche.
Tenia en mi mano sujeta, casi al ras del suelo el bastón condecorado que me dieron al servir en la batalla, en si interior alojaba a una hoja de acero, casi inquebrantable y brillante; perfectamente afilada.
Los camareros se desplegaban por la estancia, decorada de colores, blanquecinos y dorados, como si las mismisimas paredes tuvieran miedo al vacio y la ostentosidad del oro fuera como el aire para los humanos al respirar. Contralaba cada movimiento de la gente que estaba rodeandome, el pestañeo de cada hombre bajo mi mando y sobre todo cada gota u olor indevido en el local.
En cuanto al olor, tengo que admitir que es realmente dificil diferenciar, las máscaras no ayudaban y los perfumes carisimos de jazmin, rosas y lima hacian una mezcla nauseabunda que hicieron que caminara hacia el ventanal abierto, que daba a los magnificos jardines de versalles.
Fué entonces cuando reparé en la sombra de una persona a la que decidi acercarme con paso lento hasta lograr ver quien era en mitad de una noche tan negra.
Tenia en mi mano sujeta, casi al ras del suelo el bastón condecorado que me dieron al servir en la batalla, en si interior alojaba a una hoja de acero, casi inquebrantable y brillante; perfectamente afilada.
Los camareros se desplegaban por la estancia, decorada de colores, blanquecinos y dorados, como si las mismisimas paredes tuvieran miedo al vacio y la ostentosidad del oro fuera como el aire para los humanos al respirar. Contralaba cada movimiento de la gente que estaba rodeandome, el pestañeo de cada hombre bajo mi mando y sobre todo cada gota u olor indevido en el local.
En cuanto al olor, tengo que admitir que es realmente dificil diferenciar, las máscaras no ayudaban y los perfumes carisimos de jazmin, rosas y lima hacian una mezcla nauseabunda que hicieron que caminara hacia el ventanal abierto, que daba a los magnificos jardines de versalles.
Fué entonces cuando reparé en la sombra de una persona a la que decidi acercarme con paso lento hasta lograr ver quien era en mitad de una noche tan negra.
Última edición por Nathaniel Mayfair el Dom Nov 06, 2011 3:05 am, editado 1 vez
Nathaniel Mayfair- Vampiro/Realeza
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Re: Una máscara y dos Caras [Adèle Lacroix]
Sabía que iba a estar alli, en la fiesta de mácaras del Palacio Royal. Pos supuesto yo estaba invitada pero le había hecho creer que no tenía información sobre ella para que no supiera de mi asistencia. Mi vestido, granate con pedería dorada, bien escondido de miradas indiscretas junto a una máscara a juego me esperaban ansiosos.
En cuanto él hubo salido de casa me dispuse con ayuda de una de las criadas a arreglarme para quedar deslumbrante. El coche de caballos me esperaba ya en la puerta cuando bajaba las escaleras perparada. El trayecto se me hizo eterno hasta mi destino. Me adentré entre el barullo de gente que se amontonaba en el cetro de la sala en busca de algo para beber.
Sonreí para mis adentros cuando noté la presencia de alguien detrás de mi, presentía que era él pero para asegurarme me giré sujetando la mascara delante de mi cara por el delicado palito que me permitía agarrarla. Por supuesto que era él. Separé poco a poco la máscara de mi rostro y le sonreí-
- Asi que acercándote a jóvenes hermosas en las fiestas, ¿eh?
En cuanto él hubo salido de casa me dispuse con ayuda de una de las criadas a arreglarme para quedar deslumbrante. El coche de caballos me esperaba ya en la puerta cuando bajaba las escaleras perparada. El trayecto se me hizo eterno hasta mi destino. Me adentré entre el barullo de gente que se amontonaba en el cetro de la sala en busca de algo para beber.
Sonreí para mis adentros cuando noté la presencia de alguien detrás de mi, presentía que era él pero para asegurarme me giré sujetando la mascara delante de mi cara por el delicado palito que me permitía agarrarla. Por supuesto que era él. Separé poco a poco la máscara de mi rostro y le sonreí-
- Asi que acercándote a jóvenes hermosas en las fiestas, ¿eh?
Adèle Lacroix- Humano Clase Alta
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Re: Una máscara y dos Caras [Adèle Lacroix]
Escuché el sonido de su voz que camuflaba cierta irónia o más bien molesta por mi repentino acercamiento. Negué con la cabeza atacado y sonreí eliminando la tensión- Me encargo de que todo vaya como deberia ir- explicó con una mano en su espalda y con la otra extendida con caballerosidad hacia ella- No es lugar para alguien como usted estar fuera y sola-sabia que Adèle, sabia que era la mujer, que de haber tenido un corazón que entregar se lo hubiera entregado a ella- Disculpame, no mal pienses mi cabeza y mis pensamientos son tan solo para ti...-notó que sus manos se encontraban y acercó sus pasos hasta ella con cautela, iba perfeca. Su vestido, su maquillaje que aunque era poco resaltaba esos ojos que rompian cualquier corazón. De haber sido humano estaria seguro de que sus labios hubieran provocado un infarto en mi y el olor de su pelo hubiera rematado mi decadente vida.
-Pensé que no aceptarías la invitación, me sentía muy solo ahi dentro apesar de la gente que habia- dije en un susurro mientras mis manos acariciaban sus brazos hasta llegar a rodearla con ellos y estrecharla ligeramente-¿Me concederás después un baile?- susurré mirando a sus ojos alternativamente antes de acercarme a besarla. Notando como sus labios cálidos inundaban en su cuerpo, haciendole sentir más vivo que nunca.
La música de la orquesta, era perfecta, con sus pausas con sus claves y con la gente bailando perfectamente en el salon. No se veia ninguna voz que tapara semejante sonido e incluso la gente se quedaba alrededor de la orquesta escuchandolo con antención. Mis ojos se posaron en la figura de Adèle que estaba bañada por la noche, por la claridad de las luces tenues que salian del gran salón y desfruté de su compañia como deberia-¿Champagne y después baile?- la invité entrelazando mis dedos en los de ella y haciendola entrar dentro.
-Pensé que no aceptarías la invitación, me sentía muy solo ahi dentro apesar de la gente que habia- dije en un susurro mientras mis manos acariciaban sus brazos hasta llegar a rodearla con ellos y estrecharla ligeramente-¿Me concederás después un baile?- susurré mirando a sus ojos alternativamente antes de acercarme a besarla. Notando como sus labios cálidos inundaban en su cuerpo, haciendole sentir más vivo que nunca.
La música de la orquesta, era perfecta, con sus pausas con sus claves y con la gente bailando perfectamente en el salon. No se veia ninguna voz que tapara semejante sonido e incluso la gente se quedaba alrededor de la orquesta escuchandolo con antención. Mis ojos se posaron en la figura de Adèle que estaba bañada por la noche, por la claridad de las luces tenues que salian del gran salón y desfruté de su compañia como deberia-¿Champagne y después baile?- la invité entrelazando mis dedos en los de ella y haciendola entrar dentro.
Nathaniel Mayfair- Vampiro/Realeza
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Re: Una máscara y dos Caras [Adèle Lacroix]
Era imposible resistirse a Nathaniel por mucho tiempo, los enfados con él no duraban más de cinco minutos. Sabía perfectamente que no hubiera tonteado ni tratado de conseguir a ninguna otra mujer en el baile, por lo que le imité y coloque la sonrisa que siempre le dedicaba en mis labios, al escucharle. Pero era tan perfecto que no me hubiera extrañado de que el caso fuera al revés, es decir, que alguna joven aristócrata hubiera pasado la noche tratando de llamar la atención del vampiro.
Mordí mi labio inferior, cuando me confirmó que no esperaba verme en la fiesta –Ya lo sé, por eso he venido, para darte una sorpresa. Y lo conseguí- me dejé deslizar hasta quedar entre sus brazos, posando mis manos y antebrazos en su pecho. No me dio tiempo a contestar antes del beso que me separó, durante los instantes que estuvimos pegados en uno al otro, del lugar en el que estaba.
-Te concederé todos los bailes que quieras –dije aún pegada a sus labios dejando un mordisco suave en el inferior de Nathaniel. Le observé mientras notaba como disfrutaba de la música que llenaba el salón dejando a parejas bailando en el centro y gente a los lados de la pista siemplemente tomando una copa o escuchando y mirando a la orquesta. –Claro vayamos a por algo- asentí antes de ponerme de puntillas para besarle de nuevo y cogerle la mano para caminar entre la gente hasta encontrar algún camarero con una bandeja con copas que poder coger.
Alcancé una para cada uno con Nathan detrás sujetándome de la cintura –Para ti- empecé a beber de mi copa pero tuve que parar al ver que no dejaba de mirarme, separé la copa de mis labios y sonreí con la cabeza ladeada -¿que pasa?-.
Mordí mi labio inferior, cuando me confirmó que no esperaba verme en la fiesta –Ya lo sé, por eso he venido, para darte una sorpresa. Y lo conseguí- me dejé deslizar hasta quedar entre sus brazos, posando mis manos y antebrazos en su pecho. No me dio tiempo a contestar antes del beso que me separó, durante los instantes que estuvimos pegados en uno al otro, del lugar en el que estaba.
-Te concederé todos los bailes que quieras –dije aún pegada a sus labios dejando un mordisco suave en el inferior de Nathaniel. Le observé mientras notaba como disfrutaba de la música que llenaba el salón dejando a parejas bailando en el centro y gente a los lados de la pista siemplemente tomando una copa o escuchando y mirando a la orquesta. –Claro vayamos a por algo- asentí antes de ponerme de puntillas para besarle de nuevo y cogerle la mano para caminar entre la gente hasta encontrar algún camarero con una bandeja con copas que poder coger.
Alcancé una para cada uno con Nathan detrás sujetándome de la cintura –Para ti- empecé a beber de mi copa pero tuve que parar al ver que no dejaba de mirarme, separé la copa de mis labios y sonreí con la cabeza ladeada -¿que pasa?-.
Adèle Lacroix- Humano Clase Alta
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Re: Una máscara y dos Caras [Adèle Lacroix]
Fue el beso de recibimiento más caluroso y espontaneo que habia tenido en mi existencia, me aproximé con una sonrisa en la comisura de los labios que cualquiera podria haber catalogado como maquivelica , deslicé entonces mis manos por su cintura reparando en ella y disfrutando de la suavidad de los labios, la ternura pasional que habiamos retenido tanto tiempo.
La miré al separme, recogiendo cada gota del perfume que llevaba, tan dulce, tan ella. Que tan solo hacia falta una leve gota para hacerme llorar, si alguna vez lo hicera, claro.
Nos adentramos en el salón con aire aristocrático, pretendiendo no molestar a la gente que pasaba no queriamos ser el centro de atención pero Adèle con su aire risueño y su cuerpo escultural capto la mirada de más de un hombre de la sala, sentí una punzada en el pecho, como si lo arañaran y después sonreí a los celos que florecian. Si estaba celoso, es que la queria. Proseguimos en busca de un camarero, camuflado como un pinguino, impecable y con cabeza bien alta y pasos firmes. Adéle interceptó un par de copas que ni yo habia podido ver y me ofreció una después de que bebiera de la suya, ladeó el rostro para mirarme y tan solo pude sonreir- Nada, tan solo que cuando estás Ebria estás aun más apetecible que ahora...-me acerqué hasta su oido abrazandola desde atrás para depositar un susurro y un leve mordisco en su lobulo- Y no me gustaria que me hicieras perder el control, delante de tanta gente....-solté una carcajada llevando la copa a mis labios, saboreando el espumoso, ácido que recorria mi garganta y la tomé de la mano elevandola para que girara sobre si misma antes de encararla de nuevo y con gesto rápido mirarla seriamente a los ojos- Me debes un baile....y no precisamente en vertical.
La miré al separme, recogiendo cada gota del perfume que llevaba, tan dulce, tan ella. Que tan solo hacia falta una leve gota para hacerme llorar, si alguna vez lo hicera, claro.
Nos adentramos en el salón con aire aristocrático, pretendiendo no molestar a la gente que pasaba no queriamos ser el centro de atención pero Adèle con su aire risueño y su cuerpo escultural capto la mirada de más de un hombre de la sala, sentí una punzada en el pecho, como si lo arañaran y después sonreí a los celos que florecian. Si estaba celoso, es que la queria. Proseguimos en busca de un camarero, camuflado como un pinguino, impecable y con cabeza bien alta y pasos firmes. Adéle interceptó un par de copas que ni yo habia podido ver y me ofreció una después de que bebiera de la suya, ladeó el rostro para mirarme y tan solo pude sonreir- Nada, tan solo que cuando estás Ebria estás aun más apetecible que ahora...-me acerqué hasta su oido abrazandola desde atrás para depositar un susurro y un leve mordisco en su lobulo- Y no me gustaria que me hicieras perder el control, delante de tanta gente....-solté una carcajada llevando la copa a mis labios, saboreando el espumoso, ácido que recorria mi garganta y la tomé de la mano elevandola para que girara sobre si misma antes de encararla de nuevo y con gesto rápido mirarla seriamente a los ojos- Me debes un baile....y no precisamente en vertical.
Nathaniel Mayfair- Vampiro/Realeza
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Re: Una máscara y dos Caras [Adèle Lacroix]
-No voy a emborracharme en una fiesta de estas características Monsieur Mayfair – hablé con el tono más serio que pude fingiendo como tantas otras veces con él, sentirme ofendida por algún comentario o juego que trataba de hacerme reír o caer en sus brazos, cosas que no era en absoluto difíciles. Cerré los ojos suplicando que nadie estuviera mirando pues habría notado perfectamente el estremecimiento de mi cuerpo con el acercamiento de la boca de Nathaniel a mi oído. Giré para poder verle bien cuando se rió, obviamente para él era divertido hacerme “sufrir” de aquel modo, pero tener que mantener la compostura delante de la nobleza no era fácil a su lado.
Bebí también de mi copa para evitar decir algo fuera de lugar o una risa estúpida, hasta que di una vuelta sobre mi misma obligada por su mano hasta acabar de nuevo entre sus brazos aunque ahora sí, mirándonos a la cara. Ahora fui yo la que me puse de puntillas sujetándome a su cuello para alcanzar con las facilidad su cuello, y poder susurrar sobre él.
-Te debo un baile en vertical, pero en horizontal eres tú el que me los debes. No soy yo la que te abandona en casa- Puse cierto dramatismo entre el tono juguetón y sensual, mirándole a los ojos mientras me separaba poco a poco tras rozas su nariz con la mía haciéndole creer que le daría un beso.
Giré antes de que tomara represalias apoyando la espalda en su pecho, mientras movía el cuerpo al ritmo de la canción lenta que ahora tocaban los músicos. Apuré la copa volviendo a posarla en la primera bandeja que vi pasar a nuestro lado, para volver a entrelazar las manos con las de Nathan, colocándolas sobre mi vientre en un abrazo obligado.
Bebí también de mi copa para evitar decir algo fuera de lugar o una risa estúpida, hasta que di una vuelta sobre mi misma obligada por su mano hasta acabar de nuevo entre sus brazos aunque ahora sí, mirándonos a la cara. Ahora fui yo la que me puse de puntillas sujetándome a su cuello para alcanzar con las facilidad su cuello, y poder susurrar sobre él.
-Te debo un baile en vertical, pero en horizontal eres tú el que me los debes. No soy yo la que te abandona en casa- Puse cierto dramatismo entre el tono juguetón y sensual, mirándole a los ojos mientras me separaba poco a poco tras rozas su nariz con la mía haciéndole creer que le daría un beso.
Giré antes de que tomara represalias apoyando la espalda en su pecho, mientras movía el cuerpo al ritmo de la canción lenta que ahora tocaban los músicos. Apuré la copa volviendo a posarla en la primera bandeja que vi pasar a nuestro lado, para volver a entrelazar las manos con las de Nathan, colocándolas sobre mi vientre en un abrazo obligado.
Adèle Lacroix- Humano Clase Alta
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Re: Una máscara y dos Caras [Adèle Lacroix]
La miel en mis labios y sin poder probarlo, sus ojos gritaban los que sus labios callaban y mis deseos de tomarla, de tenerla entre mis brazos me extasiaban. Apuré como ella el champagne de la copa sin apartar la mirada de la suya y sin soltar su cuerpo, necesitaba estar cerca aunque fueran cinco centímetros que me encataba retener. Ladee el rostro dejando que sus surro acariciara mi oido y con los ojos entrecerrados y una sonrisa cómplice mis manos acariciaron su cintura y sus manos rodearon mi cuello, acerqué mi rostro a sus labios pero de nuevo, la miel sobre mis labios y yo sin poder tocarla, solté una carcajada inaudible para los presentes tan solo para ella y comencé a sugetarla para bailar la pieza con ella.
Repasé de reojo la sala tomé con firmeza su mano extendiendola y la otra en al borde de su cintura para comenzar a moverla con suavidad manteniendo el contacto visual- Así será, mademoiselle, la devolveré todo lo que debo darla de mis ausencias y estaremos en paz....pero-añadió acercandose a su oido en una vuelta y sugetandola-eres algo que me supera, no querré parar ni separarme de ti hasta el sosiego..-volví a dejarla separarse y arrastre los pies al movimiento de la música guiandola con la mandíbula marcada como a ella la gustaba-
La pieza apuraba el sonido y mis pasos iban frenando para después hacer una leve inclinación con la cabeza hacia Adèle guiñandola un ojo. La gente aplaudió a los que bailaron y a los músicos de la orquesta y encontes el ambiente volvió a empezar, murmullos, vino, champagne y comida por todas partes, el humo del tabaco y el opio roboloteaba en el ambiente y decidí sacar a Adèle al vestíbulo- Te he echado de menos, todos los días que estuve fuera, no me perdonaria alejarme de ti tanto tiempo...-susurré acariciando las mejillas de Adèle con la mano y mirando a esos ojos azules que hacian que se me encogiera el estómago-
Repasé de reojo la sala tomé con firmeza su mano extendiendola y la otra en al borde de su cintura para comenzar a moverla con suavidad manteniendo el contacto visual- Así será, mademoiselle, la devolveré todo lo que debo darla de mis ausencias y estaremos en paz....pero-añadió acercandose a su oido en una vuelta y sugetandola-eres algo que me supera, no querré parar ni separarme de ti hasta el sosiego..-volví a dejarla separarse y arrastre los pies al movimiento de la música guiandola con la mandíbula marcada como a ella la gustaba-
La pieza apuraba el sonido y mis pasos iban frenando para después hacer una leve inclinación con la cabeza hacia Adèle guiñandola un ojo. La gente aplaudió a los que bailaron y a los músicos de la orquesta y encontes el ambiente volvió a empezar, murmullos, vino, champagne y comida por todas partes, el humo del tabaco y el opio roboloteaba en el ambiente y decidí sacar a Adèle al vestíbulo- Te he echado de menos, todos los días que estuve fuera, no me perdonaria alejarme de ti tanto tiempo...-susurré acariciando las mejillas de Adèle con la mano y mirando a esos ojos azules que hacian que se me encogiera el estómago-
Nathaniel Mayfair- Vampiro/Realeza
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Re: Una máscara y dos Caras [Adèle Lacroix]
Nathaniel no podía dejar de ser encantador, era odiosamente perfecto. Llegaba a tenerle rabia de todo lo que le quería y me gustaba, su cuerpo que parecía tallado para hacer desfallecer a todas y cada una de las damas y no tan damas de la sala, su cara fina y agresiva al mismo tiempo parecía llamarte a caer en sus labios en apariencia cálidos pero fríos y letales en realidad. Acerqué el cuerpo solo lo necesario para entrelazar nuestros pasos en la pista de baile, deleitándome con la cercanía que nos unía paso tras paso, dejando que guiará mi cuerpo, casi elevándome del suelo, sin aparentar dificultad alguna.
Las palabras del vampiro llegaban de forma tan sutil a mis oídos que el vello de los brazos se me erizó con un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo hasta mi nuca, viéndome obligada a mirarle y asentir sin decir nada en ese momento. No me podía resistir, desde que mi corazón se decidió por él, no había nada que pudiera negarle.
–Deja de ponerme a prueba- susurré elevando mi vestido al tiempo que flexionaba las rodillas a modo de reverencia cuando terminó la pieza de música que habíamos estado bailando, era consciente de lo que podía hacer conmigo esbozando tan solo una sonrisa y quería picarme, que cayera allí mismo rendida a él, cosa que no me podía permitir rodeada de la clase de gente que abundaba en esas fiestas.
Caminé a su lado hasta salir de la gran sala donde estaba todo el mundo reunido a excepción de alguna pareja como nosotros que usaba el vestíbulo del teatro para hacerse confidencias o carantoñas. De nuevo esas caricias y ese tono de voz que hacía temblar mis piernas, le odiaba por el mero hecho de quererle tanto –Pues no vuelvas a irte o te arriesgas a encontrarte con un suplente en la cama, ¿sabes que no es sano estar tanto tiempo sin hacer cosas ilícitas?- su gesto de celos no tardaría en adornar esa cara que hasta el momento me miraba con adoración, lo que me iba a divertir bastante.
Las palabras del vampiro llegaban de forma tan sutil a mis oídos que el vello de los brazos se me erizó con un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo hasta mi nuca, viéndome obligada a mirarle y asentir sin decir nada en ese momento. No me podía resistir, desde que mi corazón se decidió por él, no había nada que pudiera negarle.
–Deja de ponerme a prueba- susurré elevando mi vestido al tiempo que flexionaba las rodillas a modo de reverencia cuando terminó la pieza de música que habíamos estado bailando, era consciente de lo que podía hacer conmigo esbozando tan solo una sonrisa y quería picarme, que cayera allí mismo rendida a él, cosa que no me podía permitir rodeada de la clase de gente que abundaba en esas fiestas.
Caminé a su lado hasta salir de la gran sala donde estaba todo el mundo reunido a excepción de alguna pareja como nosotros que usaba el vestíbulo del teatro para hacerse confidencias o carantoñas. De nuevo esas caricias y ese tono de voz que hacía temblar mis piernas, le odiaba por el mero hecho de quererle tanto –Pues no vuelvas a irte o te arriesgas a encontrarte con un suplente en la cama, ¿sabes que no es sano estar tanto tiempo sin hacer cosas ilícitas?- su gesto de celos no tardaría en adornar esa cara que hasta el momento me miraba con adoración, lo que me iba a divertir bastante.
Adèle Lacroix- Humano Clase Alta
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Re: Una máscara y dos Caras [Adèle Lacroix]
Envolvió mi rostro una mueca de arrepentimiento al comentario de Adèle. Lo peor que afloraba en los sentimientos de una persona sucumbía a la noche, la fiesta se cargaba y el alcohol se notaba en las mejillas sonrosadas de las damas, algunas conversaciones sin fundamento y más de una risa subida de tono pero a mi solo me arrastraba el deseo de seguir a la que era mi perdición.
Los pasos insinuantes de Adèle avanzaban delante de mi, contoneando su cadera lo que me hacia desvestir su cuerpo con la mirada. Tenía razón quizás estaba deseoso de ella, había pasado varias noches en vela, en el frente o en su ducado respondiendo a los representantes atendiendo las demandas y las misiones que debía afrontar, sus deberes se excedían y lo agotaban por completo pero todo tenia la recompensa si lograba volver a ver esos ojos azules tan salvajes que le encantaban.
-Espero que sea una broma de mal gusto lo que dices-susurré acelerando los pasos a su lado con ambas manos detrás de mi espalda- No soportaría pensar que unas manos te desnudan como yo lo hago-explico alargando la mano hasta acariciar con delicadeza su brazo sin importar las miradas aburridas que se deleitaban con los roces de las parejas que se alejaban de la humanidad.-Adèle-dije deteniéndola y sujetando sus manos ahora emocionado por tenerla, valorando su presencia- Ha pasado tiempo sin estar a tu lado, una fiesta de esta categoría es algo importante pero me encantaría estar contigo esta noche, no te despegues de mi, yacer contigo entre unas sedosas sábanas y regalarte la desesperación de tenerte cada día que he pasado pensando en ti- terminé de hablar mirando ahora a sus ojos alternativamente esperando que mis palabras la llegaran a donde pretendía, tan solo avistar una sonrisa en ese rostro podía alegrarme o tranquilizarme.
Una voz interrumpió mi conversación de Adèle, aunque con educación. Me requerían en el segundo piso , habían subido dos tórtolos lujuriosos y lascivos, quizás embriagados de placer y alcohol en busca de un lugar donde satisfacerse pero no pude evitar reír ante la carantoña o estupidez cometida- Está bien, subiré a poner orden, después Messie Avignon tendrá que quedarse al mando, debo acompañar a esta dama hasta su casa-una orden como siempre educada pero sin esperar contestación. Esperé que el capitán se alejara y subí las escaleras pidiendo disculpas a Adèle por este inoportuno momento- Lo siento, es el último asunto que debo atender-dije sin soltar su mano y subiendo las escaleras enmoquetadas por a poco- ¿Alguna vez habías estado en este palacio?
Los pasos insinuantes de Adèle avanzaban delante de mi, contoneando su cadera lo que me hacia desvestir su cuerpo con la mirada. Tenía razón quizás estaba deseoso de ella, había pasado varias noches en vela, en el frente o en su ducado respondiendo a los representantes atendiendo las demandas y las misiones que debía afrontar, sus deberes se excedían y lo agotaban por completo pero todo tenia la recompensa si lograba volver a ver esos ojos azules tan salvajes que le encantaban.
-Espero que sea una broma de mal gusto lo que dices-susurré acelerando los pasos a su lado con ambas manos detrás de mi espalda- No soportaría pensar que unas manos te desnudan como yo lo hago-explico alargando la mano hasta acariciar con delicadeza su brazo sin importar las miradas aburridas que se deleitaban con los roces de las parejas que se alejaban de la humanidad.-Adèle-dije deteniéndola y sujetando sus manos ahora emocionado por tenerla, valorando su presencia- Ha pasado tiempo sin estar a tu lado, una fiesta de esta categoría es algo importante pero me encantaría estar contigo esta noche, no te despegues de mi, yacer contigo entre unas sedosas sábanas y regalarte la desesperación de tenerte cada día que he pasado pensando en ti- terminé de hablar mirando ahora a sus ojos alternativamente esperando que mis palabras la llegaran a donde pretendía, tan solo avistar una sonrisa en ese rostro podía alegrarme o tranquilizarme.
Una voz interrumpió mi conversación de Adèle, aunque con educación. Me requerían en el segundo piso , habían subido dos tórtolos lujuriosos y lascivos, quizás embriagados de placer y alcohol en busca de un lugar donde satisfacerse pero no pude evitar reír ante la carantoña o estupidez cometida- Está bien, subiré a poner orden, después Messie Avignon tendrá que quedarse al mando, debo acompañar a esta dama hasta su casa-una orden como siempre educada pero sin esperar contestación. Esperé que el capitán se alejara y subí las escaleras pidiendo disculpas a Adèle por este inoportuno momento- Lo siento, es el último asunto que debo atender-dije sin soltar su mano y subiendo las escaleras enmoquetadas por a poco- ¿Alguna vez habías estado en este palacio?
Nathaniel Mayfair- Vampiro/Realeza
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Re: Una máscara y dos Caras [Adèle Lacroix]
Giré el cuerpo sujeta por sus manos, que me acariciaban al tiempo que él me pedía ese encuentro entre las sábanas de casa que hacía tanto no teníamos. No podía negarle nada, desde que me había decidido por él y había dejado en sus manos tanto mi humanidad como mi corazón, era suya y podía hacer conmigo cuanto quisiera. Sonreí al verle tan apurado al esperar mi respuesta -Sabes que deseo entregarme a ti, tanto como verte a mi lado cada día- tan solo me dio tiempo a darle un beso escueto sobre los labios, dejando mi intención de alargarle en espera, ya que uno de los oficiales que vigilaban que todo transcurriera con normalidad en la fiesta se acercó para avisar a Nathaniel de un pequeño incidente.
Sonreí al hombre con cortesía retirando la mirada de él cuando Nathaniel le despidió al ver que seguía mirándonos. Subí sujetando su mano con devoción y recogiendo el vestido con la libre para evitar tropezar con los escalones que subían delante de mis ojos. Una vez en la que parecía ser la planta adecuada, giramos para entrar a un pomposo pasillo, suyas luces hacían que parecía relucir ante ambos. -Había estado en más fiestas…- dije en respuesta a su pregunta. Aquel recorrido me estaba resultando tan familiar que preferí callar para que no se notara mi incomodidad. Había compartido velada y sábanas con un hombre haría ahora cosa de un año o algo más. Estábamos caminando en la misma dirección a la que tomamos nosotros cuando buscamos la intimidad que requería el momento de desesperación por tomarnos. Nathaniel sabía que no había sido el primer hombre en mi vida pero, de ahí a saber que en ese mismo lugar había yacido con alguien…
Sujeté su mano con firmeza al quedar ambos frente a la puerta que debíamos cruzar para detener a los tórtolos. Tragué saliva y creí distinguir en el rostro de Nathaniel algo de enfado y preocupación. Posiblemente había notado mi nerviosismo pero ya no había tiempo para explicar nada.
La escena que se presentó ante nosotros no la olvidaré fácilmente. El hombre ya sin pantalón acorralaba a la señorita contra la pared que le besaba de buena gana desatando sus botones con una mano mientras con otra estimulaba su miembro. Lo peor no era aquello sino que el hombre era el mismo con el que un día yo estuve allí, Jaques De Grosvenor. Supe que había estado enamorado de mi, y que aquel encuentro le había hecho pensar en una relación conmigo, como que al recibir mi negativa se había recluido una buena temporada en su mansión, pero eso parecía haber pasado. Lo que no aclaraba el por qué de la misma habitación con otra dama, también rubia con ojos claros.
Adèle…-paró en seco al verme igual que yo, con el corazón encogido por lo que pudiera pensar Nathaniel de mí y lo que generara aquello en sus reacciones normalmente calmadas cuando se trataba de mi. Los celos no eran su punto fuerte y aquel hombre había disfrutado de lo que él más amaba por lo que todo quedaba en sus manos.
Sonreí al hombre con cortesía retirando la mirada de él cuando Nathaniel le despidió al ver que seguía mirándonos. Subí sujetando su mano con devoción y recogiendo el vestido con la libre para evitar tropezar con los escalones que subían delante de mis ojos. Una vez en la que parecía ser la planta adecuada, giramos para entrar a un pomposo pasillo, suyas luces hacían que parecía relucir ante ambos. -Había estado en más fiestas…- dije en respuesta a su pregunta. Aquel recorrido me estaba resultando tan familiar que preferí callar para que no se notara mi incomodidad. Había compartido velada y sábanas con un hombre haría ahora cosa de un año o algo más. Estábamos caminando en la misma dirección a la que tomamos nosotros cuando buscamos la intimidad que requería el momento de desesperación por tomarnos. Nathaniel sabía que no había sido el primer hombre en mi vida pero, de ahí a saber que en ese mismo lugar había yacido con alguien…
Sujeté su mano con firmeza al quedar ambos frente a la puerta que debíamos cruzar para detener a los tórtolos. Tragué saliva y creí distinguir en el rostro de Nathaniel algo de enfado y preocupación. Posiblemente había notado mi nerviosismo pero ya no había tiempo para explicar nada.
La escena que se presentó ante nosotros no la olvidaré fácilmente. El hombre ya sin pantalón acorralaba a la señorita contra la pared que le besaba de buena gana desatando sus botones con una mano mientras con otra estimulaba su miembro. Lo peor no era aquello sino que el hombre era el mismo con el que un día yo estuve allí, Jaques De Grosvenor. Supe que había estado enamorado de mi, y que aquel encuentro le había hecho pensar en una relación conmigo, como que al recibir mi negativa se había recluido una buena temporada en su mansión, pero eso parecía haber pasado. Lo que no aclaraba el por qué de la misma habitación con otra dama, también rubia con ojos claros.
Adèle…-paró en seco al verme igual que yo, con el corazón encogido por lo que pudiera pensar Nathaniel de mí y lo que generara aquello en sus reacciones normalmente calmadas cuando se trataba de mi. Los celos no eran su punto fuerte y aquel hombre había disfrutado de lo que él más amaba por lo que todo quedaba en sus manos.
Adèle Lacroix- Humano Clase Alta
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Fecha de inscripción : 01/07/2011
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Re: Una máscara y dos Caras [Adèle Lacroix]
Nada más escuchar el nombre de Adèle salir de esos labios tan profanados, tan desleales..un escalofrío muy humano recorrió mi espalda. Analicé a la joven que abría la boca ay se tapaba con pudor y rapidez colocándose ahora el pelo rubio-Mademoiselle, tendrá que abandonar el lugar de inmediato, si no daré parte a las autoridades y será recluida por escándalo público-llevé la mano a la espada ceremonial que descansaba en mi cinto, con una presencia autoritaria y militar que no dudé en absoluto que la joven recriminase.
Salió por nuestro lado y el hombre hizo ademán de seguirla a lo que levanté la mano enguantada y negué con la cabeza- Usted Messie me permitirá robarle un poco de su tiempo...-dije con tono indiferente acercándome a la puerta para atrancarla y miré de reojo a Adèle sentándome en un escritorio lujoso que había- ¿De qué conoce a la señorita Lacroix?-pregunté aun sabiendo la respuesta y advirtiendo cada movimiento que ejercía- Le di dos segundos para que contestara para después interrumpir cuando explicaba la relación idílica que había tenido o el enamoramiento que desarrolló después- Cuán desagradable y triste es ver a un hombre arrastrarse en vano por los brazos de una mujer, decirla que la desea cuando su mente vaga atormentada por el recuerdo del corazón de una mujer que nunca le perteneció- dije solemne reprimiendo el instinto vampírico de arrancarle el corazón y darme un homenaje saboreando los celos de ese hombre cuando conociera mi relación con Adèle.
De nuevo el insensato ahora posó los ojos en Adèle y apostaría mi fortuna que su corazón se detuvo en el momento que la vio, como un fantasma del pasado atormentando a un loco de manicomio. Sus manos impacientes se recogían la ropa que podía y parecía prestar más atención a Adéle que a mis palabras. No me importaba que Adèle robara protagonismo, al contrario, adoraba que la gente deseara a la que era mi compañera sentimental, la musa que me inspiraba cada noche cuando estaba lejos. No podía culpar al hombre de desear algo que yo también he deseado pero si por engañar a una joven, subir a esta sala y además por qué no decirlo, de mis celos.
-Irás al calabozo, tú no correrás la misma suerte que tú amiga, y da las gracias de que no te arranque el corazón ahora mismo....-mis pasos de acercaron hasta el joven, susurrando sobre su oído mirando de reojo a Adèle- El corazón de esa mujer me pertenece a mi, igual que el mio a ella, has tenido la desgracia de que sea yo el que tenga poder aquí y sobre ti-en los ojos del joven chispeó la llama de la ira y recé porque fuera tan estúpido de abalanzarse sobre mi-
Salió por nuestro lado y el hombre hizo ademán de seguirla a lo que levanté la mano enguantada y negué con la cabeza- Usted Messie me permitirá robarle un poco de su tiempo...-dije con tono indiferente acercándome a la puerta para atrancarla y miré de reojo a Adèle sentándome en un escritorio lujoso que había- ¿De qué conoce a la señorita Lacroix?-pregunté aun sabiendo la respuesta y advirtiendo cada movimiento que ejercía- Le di dos segundos para que contestara para después interrumpir cuando explicaba la relación idílica que había tenido o el enamoramiento que desarrolló después- Cuán desagradable y triste es ver a un hombre arrastrarse en vano por los brazos de una mujer, decirla que la desea cuando su mente vaga atormentada por el recuerdo del corazón de una mujer que nunca le perteneció- dije solemne reprimiendo el instinto vampírico de arrancarle el corazón y darme un homenaje saboreando los celos de ese hombre cuando conociera mi relación con Adèle.
De nuevo el insensato ahora posó los ojos en Adèle y apostaría mi fortuna que su corazón se detuvo en el momento que la vio, como un fantasma del pasado atormentando a un loco de manicomio. Sus manos impacientes se recogían la ropa que podía y parecía prestar más atención a Adéle que a mis palabras. No me importaba que Adèle robara protagonismo, al contrario, adoraba que la gente deseara a la que era mi compañera sentimental, la musa que me inspiraba cada noche cuando estaba lejos. No podía culpar al hombre de desear algo que yo también he deseado pero si por engañar a una joven, subir a esta sala y además por qué no decirlo, de mis celos.
-Irás al calabozo, tú no correrás la misma suerte que tú amiga, y da las gracias de que no te arranque el corazón ahora mismo....-mis pasos de acercaron hasta el joven, susurrando sobre su oído mirando de reojo a Adèle- El corazón de esa mujer me pertenece a mi, igual que el mio a ella, has tenido la desgracia de que sea yo el que tenga poder aquí y sobre ti-en los ojos del joven chispeó la llama de la ira y recé porque fuera tan estúpido de abalanzarse sobre mi-
Nathaniel Mayfair- Vampiro/Realeza
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Re: Una máscara y dos Caras [Adèle Lacroix]
El gesto de Nathaniel no me pasó desapercibido, sabía lo que estaba sintiendo ahora mismo y no podría ignorarlo. Ahora solo me quedaba esperar para ver cuál sería su reacción para con ambos. Al ver salir a la joven me relajé aunque solo en parte, ya que aún quedaba lo más difícil de pasar para Nathan. Jaques trataba de encontrar la relación que me había hecho subir hasta allí con el Mariscal, al igual que él rogaba mentalmente que lo que pasaba entre ambos no fuera lo que parecía.
Cuando vi que se sentaba en el escritorio central de la habitación, yo me coloqué cerca de un sofá pegado a él pero sin sentarme, dejando mi mano descansar en el reposa-brazos.
Las palabras duras pero ciertas del hombre que yo amaba solo conseguía hacer que el otro, temblara entre avergonzado y enfadado por el ridículo al que estaba siendo sometido. Cuando me miró de nuevo, yo no pude reaccionar, no quería hacer nada que le incitase a pensar que yo era su posible salida de aquel lugar, ni hacérselo pasar mal a Nathaniel con un acercamiento.
No pude escuchar las palabras que susurró en su oído pero por la reacción del otro no me fue difícil suponer que los celos de Nathaniel habían hecho mella en él y quiso marcar el territorio frente a Jaques. El gesto del pobre hombre pasó del enfado a la tristeza, apenas me miró cuando salía de la estancia, con gesto de derrota acompañado de uno de los oficiales que esperaban al otro lado de la puerta.
Entrelacé mis manos dejándolas colgar unidas sobre mi vestido mirando ahora a Nathaniel. No sabía su estado de ánimo, podía ser de superioridad respecto a Jaques, pero lo más seguro es que tuviera cierta rabia conmigo tras haber conocido a un hombre con el que había compartido noches de entrega, tiempo atrás. - Siento que hayas tenido que hacer esto- me fui acercando a la posición de él, en el centro de la habitación buscando en sus ojos la calidez con la que solo era capaz de mirarme a mi, casi con miedo al rechazo - No fue nada que deba preocuparte, pasamos tiempo juntos y no te lo voy a negar pero… Nunca sentí nada por él y supongo que sea la razón de que haya actuado asi al verme hoy-. Quería evitar el malestar al pensar en la escena que podía ser ya hubiera recreado en su mente, por lo que cogí (a riesgo de que me retirara de su lado) su cara con ambas manos. - Eres el único hombre del que me he enamorado en toda mi vida-.
Cuando vi que se sentaba en el escritorio central de la habitación, yo me coloqué cerca de un sofá pegado a él pero sin sentarme, dejando mi mano descansar en el reposa-brazos.
Las palabras duras pero ciertas del hombre que yo amaba solo conseguía hacer que el otro, temblara entre avergonzado y enfadado por el ridículo al que estaba siendo sometido. Cuando me miró de nuevo, yo no pude reaccionar, no quería hacer nada que le incitase a pensar que yo era su posible salida de aquel lugar, ni hacérselo pasar mal a Nathaniel con un acercamiento.
No pude escuchar las palabras que susurró en su oído pero por la reacción del otro no me fue difícil suponer que los celos de Nathaniel habían hecho mella en él y quiso marcar el territorio frente a Jaques. El gesto del pobre hombre pasó del enfado a la tristeza, apenas me miró cuando salía de la estancia, con gesto de derrota acompañado de uno de los oficiales que esperaban al otro lado de la puerta.
Entrelacé mis manos dejándolas colgar unidas sobre mi vestido mirando ahora a Nathaniel. No sabía su estado de ánimo, podía ser de superioridad respecto a Jaques, pero lo más seguro es que tuviera cierta rabia conmigo tras haber conocido a un hombre con el que había compartido noches de entrega, tiempo atrás. - Siento que hayas tenido que hacer esto- me fui acercando a la posición de él, en el centro de la habitación buscando en sus ojos la calidez con la que solo era capaz de mirarme a mi, casi con miedo al rechazo - No fue nada que deba preocuparte, pasamos tiempo juntos y no te lo voy a negar pero… Nunca sentí nada por él y supongo que sea la razón de que haya actuado asi al verme hoy-. Quería evitar el malestar al pensar en la escena que podía ser ya hubiera recreado en su mente, por lo que cogí (a riesgo de que me retirara de su lado) su cara con ambas manos. - Eres el único hombre del que me he enamorado en toda mi vida-.
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