No soy un hombre de varias caras, la máscara que uso es única. [Libre]

por **Asagi Dunkelheit** Dom Mayo 08, 2011 9:30 pm

Esa noche se ofrecía un baile de antifaces, se me había invitado, el tener negocios ahí, me daban ciertos privilegios, me vestí con lo mejor de las galas posibles, una camisa de seda, con bordado finísimos a mano, con los volantes de los puños que parecerían dos flores en su esplendor, dejando la abertura en el cuello, de la misma forma dada con aquellos volantes discretos, nada pomposos, el saco largo en un corte elegante que remarcara la silueta, sin abrochar, pero el chaleco haciendo que se viera aun mas “cómodo” y fino, aquel ajuste en los pantalones, como si de un noble se tratara, levante el cabello para colocar la mitad de una blanca mascara, que cubriría aquel solo un lado donde mi cabello no tocase mi rostro, llegue sin mayores, en el cómodo y lujoso auto extranjero, con el bastón en manos, aquel que en su punta llevaba una costosa piedra en forma de rosa, mostrando mi invitación, con las manos en guantes blancos, aquella mascara era peculiar, careciente de una expresión, en un color silencioso, camine hasta el lugar, subiendo aquellos escalones “casi bañados en oro”, con el cabello largo hasta mas debajo de la espalda, sonriéndolo a aquellos rostros, que no diferenciaba mucho.

“Las mascaras” había de todo tipo, costosas, sencillas, con plumas, exóticas, de todos los colores, adornando a todo tipo de gente, las mascaras no eran más que un objeto que representaba “lo que somos”, así decidí describirlo por alguna razón, la gente las usaba de diferentes formas y tamaño, iban desde la hipocresía, hasta la mentira, desde el amor, hasta la de la pasión, de la risa al llanto, de las tristezas a las sonrisas, de la amabilidad al mal, de la sorpresa al engaño, del perdón a la venganza, todas iguales, todas usándose en ocasiones “nada especiales” tan sencillo como eso, esa gente glotona de dinero, se creía demasiado, pero sin dudarlo yo pertenecía a la misma clases, que esos hipócritas que me sonreían y saludaban, me daba risa y hasta ironía a la hora de “conocerlos y criticarles” para mi sana diversión, sin espíritus, hasta el vino lo poseía, hasta mis nefastas palabras, sin embargo ellos no y yo danzaba entre el mar de encajes, joyas, perfumes y maquillajes “que adornaban sus mascaras verdaderas”.

Como todos los demás “solteros” me acomode en la orilla, a esperar que otra mascara exótica se acercaba, o a cual yo me podía acercar, pero eso era un paso que debía de dar cuando viera el coqueteo de alguien.

por **Carmmine Von Misson** Jue Mayo 12, 2011 3:20 am

La inestabilidad de nuevo, locura tal vez, volver a caer en el descuido de la abstinencia del líquido vital. Y es que su consciencia ya no podía soportar la muerte de otro mortal por su culpa, ya había sido demasiado mancillada por las recientes pesadillas. Corriendo por la ciudad, evitando la soledad. Ya no le apetecía ir al burdel a observar a los humanos, hoy no había espacio para la curiosidad.

Funcionalidad, fue lo que pensó al momento de escoger el vestuario del día, y es que los pomposos vestidos de muñeca que acaba de comprar, por más preciosos que fueran, no la acompañarían ni aguantarían el azote de las prisas. Por eso decidió tomar prestado de su maestro un elegante pantalón de terciopelo negro, solo porque le agradaba la dulce textura con que esa tela le acariciaba la piel; y una camisa fina de algodón de un impecable blanco con su chaleco negro a juego con el pantalón. ¿Era un disfraz?

Probablemente no, aunque sabía que era reprochable que alguien de su condición vistiera de tal manera, no le importaba, era solo un conjunto, pero uno de los sirvientes de la mansión Stravinsky le rogo que saliera al menos con una capa que la abrigara del frio… y de las miradas de reproche del resto de la gente.

Aún no había recorrido por completo la ciudad, conscientemente al menos, la falta de alimento la había afectado como el día en que llegó a París, le era difícil diferenciar los sueños de la realidad, confundía Londres con París, la excitación con la locura. Sabía que había caminado con un paso mortalmente imposible por el mercado ambulante, le gustaba el aroma de las frutas y los dulces, había esperado que la calmaran, pero esta noche no.

Así fue como el delirio la llevó a la entrada del salón del palacio real, no sabiendo el cómo, pero ahí estaba. Mirando a muchos nobles, muchos como ella, todos con disfraces llenos de plumas y destellos de colores. Estaba disfrazada también ¿No?

- Al parecer la fiesta es con invitación – suspiro algo decepcionada, ya que finalmente había encontrado algo que la sacara de ese estupor provocado por la falta del vital líquido. Cuando uno de los guardias de la entrada le había pedido que se retirara, pensó por un momento en resistirse y entrar de todos modos, pero no quería causar problemas, no más.

por **Asagi Dunkelheit** Vie Mayo 13, 2011 10:00 pm

Bailes, adornos, señores de negocios, por más que esperaba no había nadie, no había nada arrastrándome por el salón con malicia, llamando la atención de algunos presentes por mi aterradora mascara, aquella que solo estaba en la mitad de mi rostro, blanco y negro, la negrura de mi cabello fingiendo ser la otra parte, eso era lo que de algún modo me caracterizaba, decidí caminar, hasta los jardines de aquel palacio, sabían que eran hermosos, había estado demasiado tiempo ahí, había venido muchas veces, no solo por negocios, incluso sin invitación en las manos, escabulléndome, todo era monótono, aburrido, no podía dudar que podría huir, aunque seria grosero.

Los rincones donde escribía y describía cada movimiento me hundían, esto era como estar olvidado en polvo, esto no era vida, esto tenía que terminar, el aburrimiento y monotonía me mataban, no podría seguir así, sintiéndome morir, entre tanta charlatanería, me sofocaba, no quería terminar en juegos como estos, entonces le vi, una persona con decepción, tenía una pinta clara de ser un chico, pero en cambio, no me lo pareció, era bastante menudito para serlo, aquel ropaje elegante que llevaba y aquel bufido de decepción, siempre de alguna forma terminaba siendo amable con los demás, era indicio de quedarme a disfrutar.

- Disculpe, pero esta persona viene conmigo, así que por favor déjele pasar.

Me dirigí al guardia, quien reconoció mi importancia, por la máscara particular y por la invitación que antes llevaba mi nombre, así que se disculpo inmediato.

- Lo siento Monsieur Dunkelheit… Pueden pasar entonces…

- No hay nada que perdonar, ven vamos entrando que el baile ha empezado.

Le dije a aquel extraño/a que viniera conmigo cogiéndole de la mano, hasta aquel salón lleno de gente hipócrita, nos la pasaríamos bien de todos modos, el verdadero entusiasmo de este baile empezaría ahora.

por **Hero y Hideki Zhang Li** Dom Mayo 15, 2011 1:42 am

*Recien habiamos llegado a Paris teniamos mas o menos unas cuantas semanas ya cumplidas en la cuidad de la modernidad, mas tal vez no tan moderna como nos la imaginabamos, pero clientes pronto tendriamos ya que uniriamos nuestras cosas con la tienda de curacion de nuestra pequeña hermanita. Mi hermano y Yo a pesar de ser gemelos siempre y que eramos aparentemente iguales en muchos aspectos, nos diferenciabamos mucho en los gustos al vestir, yo siempre me fui por lo mas elegante y siempre impecable sin ningun raspon o mancha en la ropa el que fueramos inventores no querria decir que tubieramos que vestirnos como locos, Mi hermana nos habia dejado en la habitacion del Hotel la Invitacion para un Baile de mascaras, al que ella no iria pero nos pedia de favor que fueramos en representacion de la nobleza Japonesa.*

-Vamonos Hideki que se nos va a hacer tarde.....

*Hero estaba ya listo yo tambien, la verdad no me importaba mucho el aspecto de mi ropa, le habia caido algo de polvo pero no me importaba, me puse los guantes de terciopelo y nos diriguimos a la salida del cuarto con la invitacion en mano, ya era algo tarde de seguro el baile ya habria comenzado, agarre los goggles de ambos y nos fuimos hacia el palacio real, donde se daria la fiesta. Al llegar ahi vimos como toda la gente usaba antifaces o mascaras y antes de bajarnos del carruaje nos pusimos ambos los goggles en los ojos y entramos, el guardia en seguida nos pidio la invitacion y solo nos dio la bienvenida a ambos a lo que respondimos con una reverencia*

Vestimenta Hero:

Spoiler:

Vestimenta Hideki:

Spoiler:

por **Carmmine Von Misson** Lun Jun 06, 2011 10:37 pm

Ya casi resignada por completo, y pensando en darse la vuelta para ir a la ciudad a vagar nuevamente por sus rincones, ve acercase a un joven, un inmortal sin duda, pero que por lo que pudo ver en sus ojos era uno de los antiguos, uno de aquellos que habían conseguido encontrar el secreto de una vasta existencia sin caer en la locura del suicidio. No pudo pronunciar palabra alguna, simplemente se dejó llevar por aquel desconocido que la había salvado de una tediosa noche más.

Monsieur Dunkelheit, le escuchó decir al guardia con cierto temor reverencial, ese era el nombre de aquel hombre que ahora de la mano la llevaba al salón con el resto de los invitados, conocía el nombre pero nada más. ¿Qué interés podría tener en invitar a una completa desconocida?

- Disculpe… ¿Por qué le dijo al guardia que yo venía con usted? – dijo algo temerosa mientras el intenso taconeo de sus zapatos se comenzaba a fundir con el ruido del salón principal.

Estaba aún sorprendida, más por la curiosa apariencia del señor Dunkelheit que por la fiesta en sí. Pese a que hacía muchos años que no había asistido a una recepción tan extravagante, donde nobles ataviados con trajes y máscaras de intensos colores escondían su identidad, para deleite propio. De cierto modo, ella también iba disfrazada.

Con las prisas en llegar al baile, la capa que llevaba descuidadamente atada planeó directamente hacía el suelo, dejando a relucir su femenino cuerpo oculto bajo ropas masculinas. Cualquier persona que le pusiera un mínimo de atención se daría cuenta de que todo era un disfraz. ¿Acaso importaba? ¿No era una baile de disfraces? Su cabello atado por una cinta de un blanco impecable, le daba un aire aún más principesco, solo faltaba la afilada espada y la doncella a quien rescatar.

Al parecer el baile no había comenzado hace mucho tiempo, las primeras notas de la orquesta que amenizaba la fiesta invitaban a las parejas al centro del salón, alrededor del cual se encontraban el resto de los invitados observado divertidos quienes serían los primeros en atreverse en entrar al círculo.

Firmemente se detuvo para que su acompañante hiciera lo mismo, no estaba segura de si lo que iba a hacer sería demasiado osado aun para ella, pero no perdía nada con intentarlo. Quizás sería una buena forma de agradecerle que le hubiese ayudado a entrar al baile.

- Ya que estamos aquí – dijo Carmmine casi en un susurro - ¿Quisiera usted otorgarme la primera pieza, Monsieur Dunkelheit? – dijo realizando una reverencia con la misma elegancia con que un varón lo habría hecho frente a una dama.

por **Asagi Dunkelheit** Jue Jun 16, 2011 12:49 am

Por la cabeza me abría cruzado la idea esa idea, un joven ¿confundiéndome con una dama? Era cierto poseía el cabello largo, pero mi vestimenta decía que era todo un hombre, en fin, ahí estábamos, de ese modo mirando que tan fácil con la ayuda de otro podíamos introducirnos en las fiestas de los nobles, vaya la máscara que usaba era única, inmediatamente me percate del aroma que de aquel ser emanaba, esa persona era una criatura de la noche gusto como yo, como pocos, inmediatamente tome su mano y me acerque con ella para abrir baile en la pista.

- El honor es todo mío…

Susurre mientras le guiaba sigilosamente y con dulzura su sangre olía a ese toque femenino, era un buen disfraz el suyo, detrás de nosotros, las parejas empezaron a bailar, mis pasos eran delicados, guiados con mucha cautela, dando aquellas vueltas sobre el diferente escenario de telas y perfumes, me sentía muy en sincronía con mi “acompañante” cuando hizo aquella pregunta no pude emitir palabra o sonido para la descripción, para la respuesta, no quería estar solo, no esta noche en medio de aquellos barbaros, de esa gente que se dice buena, pero que en realidad no lo es.

- La verdad, es que parece que nos divertiremos mucho, por eso decidí mentir… suelo hacer aquello con poca regularidad.

Susurre con una sonrisa claro no se vería dado que la mitad era mascara y la mitad era mi cabello, pero seguro que se sentía la alegría, en ese momento que dimos la última vuelta, tropezamos con un par de caballeros que iban pasando.

- Disculpen, por la torpeza.

Dije haciendo una reverencia y soltando a mi joven acompañante.

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por **Carmmine Von Misson** Vie Jun 17, 2011 11:34 am

Había aceptado la descabellada idea de actuar como hombre, pero solo estaba interpretando el papel que su disfraz ameritaba, sabía que su acompañante era un inmortal, como ella, y sabía además que era varón.

Eran los primeros en entrar al centro del salón, y los primeros en comenzar a moverse al sol de las acompasadas notas de la orquesta. Sin duda podría hacer uso de las habilidades que cuando pequeña mortal había adquirido a ser obligada a tomar intensivas clases de ballet con un profesor francés mientras vivía en Alemania. Se movía con una gracia natural mientras su compañero la guiaba fuerte pero a la vez delicadamente sobre el salón.

Cuando la orquesta acabo la primera pieza, torpemente tropezaron con otra pareja, y al ver que Monsieur Dunkelheit se disculpaba, pensó en hacer lo mismo, eso hasta que vio de quien se trataba la pareja del incidente.

- Monsieur, ¿Cómo está su esposa? – dijo sonriendo irónicamente al ver que era acompañado por una joven que seguramente era su amante.

No esperó una respuesta y se tomó del brazo de su acompañante para indicarle que fueran a otro lugar del salón, a la mesa de los dulces exactamente, ya que sabía que para ocasiones como estas solían comprar muchas variedades extranjeras, y si algo que gustaba a Carmmine casi tanto como la sangre eran los dulces.

- Y pensar que estuve a punto de hacer negocios con él – dijo suspirando pues aún tenía la propuesta sobre su escritorio, en casa – También suelo moverme por estos círculos, Monsieur Dunkelheit – dijo más como informándolo por si se encontraban con más molestas distracciones, pues evidentemente no era una noche para pensar en negocios.

Había muchas cosas interesantes en la mesa de postres, sin duda llena de color, tanto que llegaba a agobiarla como si fuese una niña pequeña de nuevo, dio unos pasos hacia atrás para ver el panorama completo, pero no había considerado el pequeño desnivel que había entre con la pista de baile, así que estuvo a punto de caerse estrepitosamente.

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