Un gato en la familia

por **Néphtys/Freya Délvheen** Vie Oct 14, 2011 8:00 pm

Una gata vieja
que era planchadora
por planchar su falda
se quemó la cola...

¿No es así?

Shocked

¿Que era una rata en lugar de una gata? Shocked

Prefiero la gata Cool

Corría a toda velocidad, no dudaba siquiera en mirar atrás, aunque sus piecitos eran pequeños no quería detenerse por miedo a que le hicieran más daño. Sentía el corazón martillearle intensamente, mientras escuchaba los gritos y los pasos tras él, no podía transformarse porque le verían y su tío se lo había dicho: Lo haces y te pego, así que prefería aún correr y entremezclarse con la gente para perderse y sobre todo, para que no le lograran atrapar, eran más grandes que él, pero no por ello más inteligentes o bien, por ello mismo, menos capaces de esconderse en lugares pequeños o de escurrirseles como lo hacía ahora, por un pequeño huequito, llegando al otro lado y buscando dónde esconderse.

Lo encontró en una enorme carreta de paja, donde pudo meterse e intentando no ser visto, cambió a ser un gatito pequeño, cuyos ojos azules espiaron fuera de la paja, agradeciendo que los hombres no le habían visto, pero aún así, estaban resguardando cerca de la carreta, por lo que se resignó a esperar. Agotado y hambriento como estaba (le perseguían a su tío y a él por robar un pedazo de pescado), se relamió los bigotitos y buscó acomodarse en la paja, al menos dormiría un ratito. Se hizo un bollito y estaba tan agotado, que no notó absolutamente nada, ni siquiera cuando la carreta se movió y él, mecido por el traquetear, profundizó su sueño.

Algo lo despertó, un ¿brazo? que le rodeaba de forma inexperta y sentía cómo era alzado en aire, volteó a mirar y vio a la niña más linda que jamás hubiera visto, los ojos de la pequeña quedaban marcados en fuego en su corazoncito y el pequeño Nyph se quedó aturdido de ver tal nena. Nunca había sido merecedor de una visión más angelical. Cuando la niña le sonrió, él quedó estático, impresionado, sin saber qué decir, más que un leve...

- ¿Miau?

Podía ver todo un lugar enorme, parecía un castillo, pero había plantas por doquier y... y... ¡LAGARTIJAS! Logra escaparse de los brazos a duras penas y corre tras ellas, maullando y admirando sus colores, le encantan, va y viene, viene y va sin lograr atrapar a ninguna, llenándose incluso de barro las patas y la panza cuando resbala en el fango... quedando todo su pelaje blanquito todo cafecito y de otros colores como el verde del pasto y quién sabe qué más...

¿Y el gato?

Desbocado de un lado a otro, feliz porque nadie le decía que no, porque nadie le impedía moverse, no sabía dónde estaba su tío, no sabía dónde estaba él... Y la verdad... No le importaba... Por ese mísero y pequeño momento, podía saltar de un lado a otro sin que le regañaran, podía perseguir a las lagartijas y... y... ¡UN RATÓN!... corrió lo más rápido que pudo tras esa cosa que tanto le gustaba perseguir y que su tío siempre le azotaba por ello... recordando eso, se detuvo y miró a todos lados, pero no había un tío que le gritara, que le dijera nada, así que olfateó y volvió en pos del ratón... iba a la derecha, regresaba a la izquierda, volvía a la derecha...

Estaba desatado, completamente, hasta que se cansó, sacando la lengua, más hambriento que nunca y sintió que de pronto, le levantaban del suelo y volvió a mirar a la hermosa niña, esa nena preciosa que tantos estragos hiciera en su corazoncito y no entendía lo que decía, pero lo que sí comprendió, fue cuando vio un platón lleno de leche ante él, qué plato tan grande, el más grande que él jamás viera y tenía leche, ese líquido que tanto le gustara y jamás volviera a tomar...

¡Leche!

Empezó a beberla con avidez, estaba realmente ansioso, inquieto, quería mucho bebérsela toda antes de que nadie se la quitara... y afortunadamente para él, nadie lo hizo, la niña parecía beber igual, pero de un vasito, riendo al notar cuánta hambre tenía Neph e incitándolo a consumirla con más tranquilidad, pero ¿Qué iba a saber él de calma, cuando tenía el mejor de los manjares ante él?

No, se la bebería toda, absolutamente toda.

¡No dejaría nada en el plato, ni siquiera para el ratón que había perseguido!