Crees en las casualidades? pues yo no.. (Luca)

Nuevamente me encontraba paseando por aquellas calles, pero aquel dìa al contrario de los otros en los que había decidido hacerlo me encontraba inquieto. Tal vez las pesadillas de la noche anterior sobre la muerte de mi hermana y mi madre habían influido para que me encontrara en ese estado, o a lo mejor, simplemente era otra parte de mi cabeza no había podido olvidar a cierta pelirroja con la que noches anteriores había ido a cazar. Resoplé a la vez que mis manos buscaban refugio en el bolsillo de mis pantalones mientras seguía caminando por esas atestadas calles de París sin ningún rumbo fijo.

Aquel día, agradecía que el calor no pegara tan fuertemente a esa hora, lo que menos quería era sentarme en un café o meterme a uno de los tantos restaurantes que abundaban en la zona, tampoco era mi agrado seguir a la mayoría de jóvenes y gente de sociedad que paseaba por el sitio y pasaba de una tienda a otra. Los bullicios que se escuchaba eran habituales a esas horas del día, las veces anteriores me había sorprendido ante tanto ruido preveniente de muchas voces que hablaban a la vez al igual que el número de gente transitando libremente por estas, sin embargo, ahora al parecer, me estaba acostumbrando a todo lo que esa bella ciudad me podía ofrecer.

También, estaba siendo ya habitual en mí aquellas largas caminatas donde rechazaba la compañía de mis sirvientes así como el uso del carruaje que tenía a mi disposición en París. Se sentía bien poder andar a esas horas, sin necesidad de esconderse o perseguir a alguien, simplemente sin estar arriesgando mi vida nuevamente, pero… una parte de mi se sentía incompleto, incómodo al no contar con esa compañía que tenía después del crepúsculo prácticamente todos los días. Fui caminado sin fijarme las calles que cruzaba, pidiendo una que otra disculpa cuando me topaba de frente con alguien y le impedía el paso, seguí así hasta que mi vista se levanto y mi sonrisa se termino por ladear al fijarme donde mis pasos me habían llevado nuevamente - plaza tertre- susurre para mì, negando y encogiéndome de hombros al comenzar a caminar por el lugar y ver tanto a jóvenes damas como a caballeros andar en ella sin aparente preocupación e su rostro.

La opción de sentarme era demasiado tentadora pero en esa ocasión decidí seguir andando por el corredor de la plaza con la vista baja y simplemente dejándome llevar por el poco silencio que el lugar me ofrecía. Estaba absorto en mis pensamientos, los sentidos de los cuales siempre presumía me habían abandonado por completo aquella tarde y lo único que me trajo de nuevo a la realidad fue ese golpe contra mi pecho que me hizo retroceder unos pasos a la vez que conseguía mantenerme en equilibrio para no caer.

-¡¿Qué…?!- fue lo alcance a decir después de eso, el sonido de otra voz se hizo presente rápidamente con un quejido mientras mi vista bajaba hacia la persona que ahora yacía a mis pies. Comprendí casi de inmediato lo que había sucedido, sin embargo, calle sintiéndome raramente avergonzado ante la joven que me dedicaba una mirada y se disculpaba.

Su belleza era atrayente sin duda alguna, esos ojos al verme hizo que en mi interior despertara algo que no podía explicar cuando nuestra mano entro en contacto con la otra mientras le ayudaba a ponerse de nuevo en pie y observaba como se alisaba su vestido de color crema. Su cabello caía onduladamente a sus costados y por el color de sus mejillas comprendía que no había sido yo el único avergonzado por nuestro encuentro- No tiene porqué- conteste después de que me volviera a ver y yo notara como su mano se apretaba contra algo que no podía identificar- Fui yo el culpable, no prestaba atención a donde estaba caminando y terminé por chocar con usted, lamento mi falta de atención mademoiselle- continúe haciendo una leve reverencia y bajando mi vista solo para toparme con la herida de su brazo que empezaba a sangrar, me erguí por completo para meter mi mano dentro del bolsillo superior de mi chaqué para tomar un pañuelo de seda blanco y sin pensar en mis acciones limpiar la herida de la joven dama que tenía enfrente – Disculpe mi atrevimiento, pero me siento responsable por haber causado esto en usted- dije en voz baja girando levemente mi cabeza hacia ella mientras una de mis manos había agarrado su brazo con delicadeza y la otra limpiaba la zona afectada de su brazo con suavidad.

Seguía ahí, con la vista fija en la herida de aquella joven dama que por su elegante vestido, me hacia entender a qué clase de sociedad pertenecía. Mis dedos rozaron con suavidad de su piel, mientras mi pañuelo seguía absorbiendo esas gotas de sangre que resbalaban y seguían saliendo desde la herida, sonreí de lado al escuchar su voz, sin embargo permanecí callado durante algunos segundos más mientras continuaba limpiándole. Fue su voz nuevamente y el gesto con su mano al ponerse sobre mi pañuelo que me hizo entender que tal vez me estaba comportando de una forma atrevida ante ella.

Asentí ligeramente manteniendo aún esa sonrisa en mis labios y dando un paso hacia atrás. Ella solo se dedico a observarme en espera a mi respuesta, me había quedado absorto después de escuchar su nombre salir de sus rosados labios como si algo en mi interior me hubiera llamado la atención al escuchar ese apellido. Los segundos siguieron pasando sin que yo dijera algo y me limitara solo a observarle, su mirada estaba pendiente de la mía aun en espera de que le contestara esa pregunta que había formulado.

-Mucho gusto señorita Hale- hable por fin haciendo una corta reverencia ante la dama- es raro pero gratificante a la vez encontrar a un escocés más por las calles de esta gran ciudad- volví a decirle notando como en su mirada se había formado algo que no podía identificar del todo-Un acento peculiar se nota cuando habla, de seguro es el mismo que se me nota cuando yo hablo- explique ante el asentimiento de ella que había desviado su mirada de la mía.

Era extraño, me sentía extrañado de estar ahí parado observándole sin evitar sentir curiosidad por ella. No podía negarle a nadie lo atractiva que ella era, seria por completo un ciego si no me diera cuenta de su belleza a simple vista, pero un sexto sentido me hacia preguntarme diversas cosas al estar enfrente suyo – Soy muy descortés, ¿no es así?- le dije atrayendo nuevamente la mirada de mi acompañante- siento no presentarme como es debido… Soy Luca…-calle sin saberlo para mover mi cabeza un poco y reír mientras le ofrecía mi mano- Luca LeBlanc- termine por decirle.

Nuevamente no supe cómo interpretar aquel gesto por su parte, pero tampoco podía explicar el porqué le había dado el apellido de la familia de mi madre. Había algo dentro de mí que me decía que la conociera más, y sin duda, si ella era escocesa posiblemente conociera el apellido Lauridsen o habría escuchado hablar de mi familia, que por el momento, no deseaba que ella lo supiera.

Extraño nuevamente la forma en cómo ambos estábamos hablando entrecortadamente y nos apenábamos de nuestras acciones, si, lo seguía siendo. El mencionar mi nombre, fue otra cosa que me extraño, parecía como si no hubiera respirado mientras mencionaba mi nombre y fue justamente cuando escucho mi apellido que parecía dejar salir el aire contenido para después suspirar. Podía jurar inclusive que se había puesto un poco pálida tras eso, fue mi propia mirada y me gesto las que me delataron porque ella empezó a explicar su comportamiento en una forma que no sabía si creerle del todo o no, fuera como fuera, creía que no importaba tanto lo sucedido.

-Descuide- comente cuando ella parecía tranquilizarse y esboce una sonrisa en mi rostro- Y por supuesto que usted no es atrevida, sigo pensando que ese soy yo- comente riendo un poco- por su preguntar mademoiselle, provengo de Roxburghshire- le dije sin más, sin pensar del todo si era correcto o no haberle dicho, así que complemente- crecí y viví ahí, cerca del pueblo junto a mi madre hasta mi adolescencia cuando vine a vivir a Paris de donde mi madre era, ya sabe, seguir con los negocios de la familia- termine diciéndole, maquillando un poco la verdad y sin quitar esa sonrisa que había permanecido en mi rostro- Puedo yo preguntarle, ¿de que parte de Escocia proviene?, también puedo decirle que conozco esas tierras como la palma de mi mano, son demasiado hermosas como para recorrerlas una y otra vez.

Le termine diciendo, esperando por una respuesta así como ella lo había hecho minutos atrás, sin embargo, tuve que esperar la contestación , notando su mirada en otro sitio y llamándome la atención por aquello. Quise mirar, saber si algo estaba detrás de mí, pero fue justamente su voz la que me prohibió hacerlo, termine por asentirle ante tal propuesta y sin pensarlo, le ofrecí mi brazo para que caminara a mi lado-Espero se sienta bien, y la caída no haya sido más fuerte de lo que había pensado- le dije notando como me negaba con su cabeza y me intentaba sonreír- Pero si me permite, me gustaría invitarle a tomar algo en uno de los locales que están cerca de aquí, espero que con ello me disculpe ante tal falta de caballerosidad que he tenido con usted- termine volviéndole a sonreír.

Fue nuevamente cuando ella se giro a observarme que note sus largas pestañas adornar dos zafiros que trasmitían más de lo que podría comprender, no supe si me estaba comportando nuevamente descortés por mirarle de esa manera, pero junto a su ondulado cabello que caía por sus costados y sus mejillas ligeramente sonrojadas, me hicieron entender aún mas la belleza de la chica que estaba a mi lado caminando. Fueron los recuerdos, la juventud de ella que me hizo recordar por breves instantes a mi hermana, no pude evitar pensar que si ella estuviera aun viva y a mi lado, tendría más o menos la edad de la persona que estaba a mi lado.

Gire mi cabeza ante el recuerdo y cerré brevemente mis ojos para permitirme dejar atrás esos dolorosos recuerdos y volver a mirarle- Lo lamento- me disculpe sin saber bien el por qué pero antes de que le diera tiempo de preguntar por otra cosa continúe hablando- Pero dígame, ¿qué le parece mi oferta?, estoy seguro que le gustara refrescarse, hablar un poco mas de nuestra tierra y pasar un rato placentero a lado del otro, pero si usted gusta podemos ir a donde le atiendan mejor la herida.-volvì a insistir tratando de convencerle.

Su mirada mostraba cierta curiosidad en mis palabras mientras mi sonrisa seguía tratando de agradarle más a la dama que tenía un costado mío y que había aceptado la oferta de una bebida que nos refrescara a ambos y nos permitiera conocernos mejor. Tal vez, ella no era la única curiosa, había algo en sus gestos y su forma de verme que me hacia preguntarme cosas a la vez. Era sumamente extraño que no nos hubiéramos cruzado antes, por sus ropas y la forma en la que ella actuaba parecía proceder a mi misma clase social, aunque la juventud de ella podría ser la respuesta a ello.

-Un poco extraño que no hayamos coincidido, ¿no cree?- le dije con un leve asentamiento de mi parte y pensando que tal vez ella pudo haber sido conocida de mi madre o mi hermana- Tal vez haya conocido a otro familiar mío o incluso yo a sus padres, lo cierto es que llevo ya varios años fuera de Escocia- comente subiendo con ligereza mis hombros y desviando mi vista de ella mientras nos disponíamos a cruzar una calle, fue cuando volví a escucharla hablar y mencionar la equitación cuando la mire con nueva sonrisa en mi rostro- Me encanta montar, pasear por las bellas praderas y bosques de Roxburghshire era demasiado agradable, aquí también hay bellos paisajes para disfrutar montando pero como usted comprenderá nada se asemeja a nuestras tierras- acabe mirándola y riendo un poco cuando imágenes de mi adolescencia llegaron a mi mente.

Seguimos caminando por las calles, disfrutando del viento que parecía querer jugar con nuestro cabello y sumiéndonos en un silencio por primera vez después de que sucediera aquel accidente donde nos habíamos conocido, sin embargo, no era incomodo andar con ella sin hablar. Parecía que cada momento con ella era extraño para mí, pero me dejaba disfrutar de la joven de mi misma nación que ahora se había quedado observando a lo que parecía ser una gitana. Mi mirada siguió la suya en cuanto me di cuenta de ello, ladee mi cabeza para permitirme ver mejor la escena que ella observaba y notar como los colores alegres de su vestimenta resaltaban sobre todos lo demás. Damas se había parado en donde ella estaba, algunos caballeros hacían de acompañantes o simplemente se había detenido atraídos por la voz de la gitana.

Fue cuando comenzó a danzar entre ese grupo de gente leyendo la palma de cada una de las mujeres que ella hablo de manera divertida, fue mi desconcierto en mi rostro sobre lo que había dicho que volví a hablar dándome una explicación sobre ello pero mi ceja alzada que hacía ver que dudaba un poco en sus palabras que hizo que preguntara -¿En verdad puede hacerlo?- pregunte de manera divertida después de que volviéramos a caminar y nos detuviéramos frente a un local que tenia al aire libre mesas disponibles en las cuales nos podíamos sentar.

No es que no creyera en eso, era un cazador, sabía perfectamente que la magia, la fantasía, lo seres mitológicos existían en nuestro mundo pero simplemente era extraño que a alguien de nuestra clase social le divirtiera y tuviera como hobbie la lectura de la mano. Fue cuando nos atendieron y ambos tomamos asiento frente al otro que me incline sobre la mesa poniendo en esta misma mi codo derecho para estirar brazo y mostrarle de esa forma la palma de mi mano –Tengo curiosidad sobre lo que dijo, así que…. Sorpréndame-le termine por decir sonriéndole cuando nuestra mirada entro en contacto nuevamente.

Mi mirada estuvo puesta en ella sin siquiera parpadear un solo instante, después de que ambos tomáramos asiento y los dos ordenáramos nuestras bebidas. No sabía si creer o no en lo que me había dicho, dentro de mi albergaba cierta duda ante las palabras anteriormente dichas por ella. Pero sin duda alguna, algo había en esos ojos tan azules como el cielo que hacían que una curiosidad no muy propia en mi siguiera surgiendo. Tal vez, el tenerla frente a mí sin estar disculpándome y simplemente observándole me hacia percatarme más de la belleza de la joven, de su delgada y fina nariz o sus labios rosas que eran mordidos por ella, y que ocasionaba que una risa saliera de los míos.

Su cálido tacto cuando tomo mi mano y la dejo arriba de la suya fue más reconfortante de lo que había esperado, fue en ese mismo instante cuando su mirada bajo y mi sonrisa se hizo aun más grande lo que ya era. No sabía que esperar, que era lo que me diría pero estaba seguro que terminaría por seguirle el juego, sin embargo, no estaba listo para lo que paso. Fue inmediatamente después de que su dedo índice rosara con su yema las líneas de mi mano cuando percibí que si vista se empezaba a nublar y jalaba aire con cierta dificultad a la vez que yo me acercaba ladeando mi rostro al no comprender.

Si estaba jugando conmigo, no me estaba gustando para nada, de hecho, no creía capaz a una joven como ella de mi misma clase jugar de tal modo con un desconocido. Segundos, algún par de minutos quizás fueron los que transcurrieron sin que dijera nada, limitando a observarle y a contener el aire en mis pulmones ante la actuación de ella , hasta que su voz se hizo presente nuevamente de una manera elevada que termino por atraer la mirada de las demás personas que estaban en el local.

-¿Què pasa?.. Luce- dije justamente cuando ella se paro disculpándose, para ese momento yo me encontraba de pie con una silla derribada detrás de mi y observándole sin saber que mas hacer al verla recoger sus cosas –Te vas… pero… yo- tartamudee girando mi cuello y siguiéndola con la mirada cuando desapareció tras una de las puertas del café.

La mesera que nos había atendido fue hasta mi sitio y tan rápido como pude desembolsé algunos francos de la bolsa de mi pantalón para dárselos, y disculpándome por lo sucedido salí corriendo por donde la había dejado de ver. Si aun fuera más extraño ese día, me sentía preocupado por lo que acababa de suceder, en mi cabeza miles de preguntas comenzaron a formularse tras lo que había vivido y la duda, de si realmente esa joven había visto algo en mi mano que la alertara para ponerla de ese modo, y si realmente era eso, ¿qué podría significarse?.

Moví mi cabeza en una negativa cuando esa idea me vino a la mente, no podía serlo, pero y si…. Pare un poco mi ritmo cuando su larga cabellera rubia se veía entre la gente que andaba por una de las anteriores calles que habíamos cruzado, el aire que al parecer había seguido acumulado en mis pulmones por fin fue sacado de ellos y a un paso decidido me dirigí hacia donde ella estaba atreviéndome a tomarla por la cintura y volquearle el paso poniéndome al frente de ella –No debiste de salir así, me asustaste- le dije con lo que parecía ser un claro reclamo por el cual me arrepentí cuando vi su mirada puesta en mí- Luce…¿ qué paso?, ¿por qué saliste de esa forma?- comencé a preguntarle preocupándome al no obtener una contestación de ella, y al último, la pregunta que mas temía abandono mis labios-¿qué viste?...

El miedo inundaba sus ojos cuando ellos se toparon con los míos, sus palabras en los primeros instantes al volvernos a ver eran un poco inseguros y su voz temblaba ligeramente mientras yo solo la observaba sin saber con certeza que pensar, solamente la sujetaba por la cintura apenas alejando nuestros cuerpo los suficiente para no perder el contacto visual que teníamos. Estaba confundido, una parte de mi seguía dudando que ella pudiera haber visto algo cuando sostuvo mi mano pero por alguna extraña razón que no lograba comprender, creía que sí.

Ese fino y rubio cabello caía onduladamente sobre su bello rostro, la forma en la que me miraba se podía ver cierta duda, temor, confusión. No estaba seguro que podría esperar, que era lo que ella me podría decir a continuación mientras la gente pasaba alrededor de nosotros mirándonos con cierta curiosidad y esquivándonos sin dejar de cuchichear algunas palabras a sus acompañantes con respecto a la escena que estaban viendo. Pero lo único que hasta ahora me importaba era Luce, las palabras que ella había comenzado a decir de apoco, con cierta dificultad en ellas.

-Yo vi una casa.. más bien un castillo.. y..-comenzó a decirme con cierta duda desviando su mirada fracciones de segundo y volviendo a posar en mi continuamente -Fuego- y fue ante aquella simple palabra que todo volvió a regresar a mi cabeza, que esos recuerdos que trataba de enterrar en mi memoria volvieron a alzarse en mi mente conforme ella seguía hablando y a pesar de que yo la veía, lo que único que podía observar era esa imagen de hace años -Un incendio.. y tu familia.. – Continuo -Un incendio en tu hogar... tu padre no..- ¿mi padre?, volvía a verle, a enfocar mi vista en ella sin siquiera saber que sentimiento demostrarle a esa extraña que parecía relatarme el infierno que había vivido por culpa de esa persona de la que ahora hablaba-Debes ser tu el que vaya por ellas.

Fue lo último q dijo hasta darse cuenta de que no había visto el futuro, fue cuando baje mi vista de ella y fruncía mi ceño pasando mi lengua por mis secos labios que se encontraban entreabiertos para jalar aire y después cerrarse con cierta fuerza, la misma que mantenía apretada mi mandíbula al haber recordado lo que tanto me dolía. No supe que hacer, explotar como siempre lo hacía parecía no ser lo más adecuado en esa ocasión en la que me encontraba fuera de mi hogar rodeado por personas, pero fue su tacto, fue esa simple caricia que me hizo volver mi mirada a ella y tratar de tranquilizarme pese a que las voces de mi madre y mi hermana se había alojado nuevamente en mi cabeza.

Subi mi mano para atrapar la suya que seguía sobre mi mejilla y la deje ahì mientras mis ojos se cerraban con fuerza, terminando por jalar ese aire que lograra tranquilizar las emociones encontradas que sentía desde la muerte de ellas- No se puede hacer nada- susurre a Luce, cuando mire esos zafiros nuevamente tratando de sonreír de lado- ¿te parece si nos movemos, si caminamos?, demasiada gente está pasando y no quiero estar aquí- termine por decirle. Y mientras ella comprendía y comenzábamos a caminar, no supe porque, pero desde que había bajado su mano de mi rostro yo no la había soltado. La calidez que emanaba su mano era reconfortando, de cierta manera me tranquilizaba.

Caminamos en silencio, mi mente rodeada de preguntas, de recuerdos. Me preguntaba cómo era que Luce había logrado saber todo ello, ¿debía de incomodarme, de tomar a mal?, ¿sorprenderme?, no tenía idea de cómo reaccionar a lo que ella había visto, en esos momentos era donde mi parte de cazador debía de salir a flote y preguntar hasta dar con la verdad de lo que era, ¿pasado gitano?, podría ser, pero su forma de caminar, de hablar, esa vestimenta y esos gestos tan educados me hacía pensar que era algo más. ¿Me importaba a caso?, no, por primera vez quería dejar al cazador que llevaba a un lado de todo.

-Gracias- susurre parándome, habíamos llegado a uno de los jardines centrales de Paris, su rostro se giro y tomando la mano que aun llevaba entre la mía y depositar un beso- Gracias por acompañar a un extraño, sin preguntas, solo dejando que goce de tu compañía- volví a decirle, pero fue su mirada la que me hizo dudar, cierto nerviosismo se podía ver en su rostro y en esa mirada que había desviado por completo de mi- Luce, yo…- reí soltando su mano y tomando mi cabello para volver a hablar- definitivamente este es un día de lo más raro, no me había dado cuenta de que había comenzado a hablarte de una forma tan poco… educada- su mirada regreso a mí y sonreí- espero no te importe, es que… pareciera como si te conociera- y por fin se lo dije, algo que había estado en mi cabeza desde haberla conocido por más que sabía que eso no era cierto, saque el aire contenido en mi pecho- Lo siento, no quise que vieras mi pasado, no es del todo agradable- volví a hablar pero ahora siendo yo que desviara la vista hacia el lado donde la calle estaba y podía ver transitando a más de un carruaje- No sé como lo hiciste, debo de confesarte que pensé que solo estabas jugando conmigo-dije sin más- es extraño que una persona pueda ver el pasado de la otra simplemente tocando sus manos… pero sé que no es imposible, y preguntar, nos haría sentir incómodos a ambos porque creo que ninguno de los dos quiere responderlas- sonreí nuevamente, sin saber si era sincera mi sonrisa o solo lo hacía por acto de reflejo pero siendo completamente sincero cuando volví a hablar- Pero si tu estás de acuerdo, me gustaría pasar por alto esto y solo… disfrutar de tu compañía, donde nos habíamos quedado antes…

No tenía idea alguna de lo que estaba sucediendo en ese instante, o más bien, de lo que me estaba sucediendo con esa joven que acababa de conocer ese día. Podría sentirme incomodo por lo sucedido, con cierta desconfianza por lo que había pasado o tal vez molesto de que ella hubiera vivido algo tan íntimo que yo a lo largo del tiempo simplemente había querido enterrar en mi memoria, pero no, había algo en mi interior que me hacia quedarme ahí, que me decía que a esa hermosa joven yo la conocía de algún sitio y que solo me esperara para poder descubrirlo y conocerla más.

Sin embargo, pese a que le había pedido que dejáramos todo atrás, pude notar en su mirada algo que le hizo dudar, no sabía con exactitud si mi compañía o lo que le había propuesto la incomodaba, de cualquier forma, yo era un simple extraño para ella. Pero fueron sus palabras las que me volvieron hacer pensar en lo ocurrido, la forma de disculparse con ese arrepentimiento en su voz me hizo entender que realmente lo sentía y que no había esperado que algo así sucediera pero a pesar de ello aun me encontraba asombrado por el don que había mostrado ante mí.

Seguimos caminando por aquel parque donde nos encontrábamos al igual que muchas otras parejas que estaban pasando la tarde en el, el aire otoñal hacia que la tarde fuera fresca y las hojas que habían caído de las copas de los arboles solo ayudaban a mejorar la imagen urbana de donde nos encontrábamos. Escuche su pregunta y me quede pensando en ella mientras una ligera risa salía de mis labios cuando menciono a los gitanos para que por ultimo me parara enfrente de ella haciendo que se detuviera cuando me volvió a insistir. La mire primero por algunos instantes concentrándome en su voz solamente y después para sostener esa mirada azulada contra la mía sintiendo la necesidad de hablar y contestar a lo que ella tanto demandaba saber- Te lo diré… si, si tanto deseas saber yo…- comencé a decirle para luego cerrar mis ojos y sacudir un poco mi cabeza tomando un poco de aire antes de volverle a ver y sonreír como si nada hubiera pasado ante tal pregunta de ella- Demasiada curiosidad de tu parte por ese tema en específico, ¿no crees?- fue lo primero que dije aun sintiendo esa necesidad de contestar- pero lo cierto es que debo aclararte que no tengo novia, mi único compromiso es con mi trabajo- volví a hablar para alzar mis cejas ante la imagen de la pelirroja que había amenazado mi mente con su presencia- pero si te soy completamente sincero, no tengo nada encontra de los gitanos, considero divertido lo que hacen y mientras ellos no me afecten a mí en otro modo pues que se sigan dedicando a lo que hacen y todos felices- comente encogiéndome de hombros y mirarle.

Me observaba con atención, con ese rostro que denotaba aun cierta curiosidad a la que no sabía cómo interpretar, fuera lo que fuera y sin saber por qué continúe hablando- Me sorprendiste mucho con lo que hiciste Luce, fue algo- ¿mágico?, pensé sin poder evitarlo- fue algo que no me había esperado como ya te lo había dicho pero desde lo que viste, desde ese día yo… yo- dude en continuar, ¿Qué decirle?, “no tengo nada contra los brujos pero veras, desde lo que paso con mi familia, tengo cierto rencor con la magia”, y de nuevo estaba ese deseo de hablar, de decirlo pero al cerrar mis ojos y cambiar la dirección de mi rostro me deshice de esa idea- no tengo nada en contra de eso pero no es tema más divertido que considere para tratar- termine por decirle volviendo a caminar para notar que a los pocos segundos ella volvía estar al otro lado mío.

-Pero dime, ya que empezamos a preguntar sobre eso- la mire de soslayo tratándome de olvidar de lo anterior y viéndola con diversión ladeando mi sonrisa-¿tus padres te acompañan en este viaje?, ò, ¿tu prometido?- pregunte curioso por la respuesta de la dama- te diría esposo pero dado a que no llevas una sortija de matrimonio puede que aun no tenga la batalla perdida- dije sin quitar la sonrisa de mi rostro y sin importar lo atrevido que había sido al hablarle de eso modo.