AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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- - : : ELVYNE NAMINÉ : : - -
Elvyne NaminÉ
-Especie: Gitana
-Tipo y Clase Social: Baja....(Obvio)
-Orientación Sexual: Heteroflexible
-Lugar de Origen: Escocia - Edinburgh
-Habilidad/Poder:
- Adivinación de futuro: Habilidad para conocer hechos aun antes de que ocurran mediante la lectura de cartas, lectura de manos, etc.
- Percepción de poder: Habilidad para sentir y reconocer poderes superhumanos.
- Control de aura: Habilidad que consiste en poder usar la propia Aura para potenciarse a sí mismo o utilizarla como arma o poder.
-Descripción Física:- Percepción de poder: Habilidad para sentir y reconocer poderes superhumanos.
- Control de aura: Habilidad que consiste en poder usar la propia Aura para potenciarse a sí mismo o utilizarla como arma o poder.
- Spoiler:
No suele gustarme el estar codeándome con gente de buen ver, soy una gitana de ojos azules desde que nací y he aprendido esa regla desde buen temprano, aquella regla que me dice que no debo codearme con gente la cual no es igual que yo. Soy culta, enseño a los pequeños del campamento con paciencia y tiempo, inteligente, pero hay veces que llego a estar tan tranquila que la gente puede llegar a aburrirse de mí sin más. No me gusta la gente además de rara, un tanto arrogantes, orgullosas, esas personas que se creen los amos del universo con tan solo unas palabras, me pueden llegar a irritar aunque nunca se sabe cómo puedes llegar a reaccionar con ciertas personas aunque me gusta tener la verdad por delante y no creo que haya nada de malo en decir las cosas con sinceridad a la cara con una bella sonrisa...en algunos casos. Yo no suelo ser así de mentirosa. Me gustan las cosas claras, directas, sin rodeos, pero la verdad aquí nadie es así, al menos a los que me he encontrado durante el resto de mi vida.
Dependiendo del momento, suelo decir las cosas al momento o lo que es más prudente, guardarlas, para luego sacarlas a flote con elegancia y un bonito potencial con varios gestos maliciosos. No suelo ser muy ociosa, ni muy caprichosa, algo que quiero y no puedo obtenerlo me quedo sin ello, así de simple, porque la verdad, no creo que se necesite algo material para la supervivencia, pero en cuanto se hablan de temas mayores, entonces sí que quiero eso con toda mi alma. Sí, me refiero en caso de que quisiera a alguien, aunque aún no he tenido ese problema así que no me preocupo por el momento. Soy madura, consciente del mundo en el que vivimos, pero muchas amistades nunca duran para siempre, suelo ser leal a cambio del mismo trato que yo pueda dar a otra persona, es decir si yo me molesto en brindar mi confianza en una persona, creo que sería justo que la otra también hiciera lo mismo, pero no podemos esperar muchas cosas de los desconocidos que pueden llegar a ser incluso un “mejor amigo” Coqueta, dulce, divertida, sensual en casos en los que sean de supervivencia junto con toques de diversión embaucados de risas interminables, cuando sonrío no paro de ser feliz y confiada con quien me trate bien. Se dice que el veneno de una serpiente te puede matar poco a poco. Yo siendo del mismo ambiente, siendo una muchacha que baila en la noche al amparo de las estrellas de la noche ¿Quién sabe si puedo jugar al escondite sin que te des cuenta? De donde vengo, tienes que ser fuerte, dejar las lágrimas para aquel que de verdad las merezca y seguir mirando hacia adelante con la vista lejos del suelo.
Para concluir, querido lector, soy una joven impulsiva a veces pero con la timidez de una niña. A pesar de ser un poco tozuda a veces, de vez en cuando, por lo sola que me encuentro a veces suelo comportarme erróneamente sobre mis actos. Temo como todos, hacer el ridículo en frente de todos y me pongo nerviosa al cometer un incidente a causa de mi torpeza. Una cosa que envidio de la humanidad en la que vivo actualmente, es que nunca he conocido al amor al cien por cien, refiriéndome a una amistad o a algo más, lejos de la mentira, dado que es algo que valoro mucho en una persona, que sea fiel y pueda hacerme sentir segura y sin necesidad de plantar un puñetazo en la cara de quien sea.
¡Alza el vuelo y mírame!
-Historia:
Imagínate entrar a un lugar encantado y te percatas de que todos los maravillosos seres que lo habitan, son seres que vibran de manera más sutil, casi ilusiones ópticas, con juegos de luces. Y piensas: ¿serán hadas? Pero te abstienes de decirlo en voz alta, para evitar que estos traviesos espíritus tengan poder sobre ti o simplemente te puedan mirar mal. Es posible que las tradiciones y el folklore sobre los seres pequeños estén basados en puras leyendas, nada triviales... quizá la duda les ofenda o simplemente no quieran ver la verdad que hay delante de sus ojos. Si bien hoy en día se habla del "Reino de las Hadas" y se hace referencia al mismo como si estuviera localizado en algún punto geográfico determinado, incluso a veces, bajo tierra, lo que da lugar a terribles confusiones y malas interpretaciones. El mismo Chauces unió el Hades con el Reino faérico y confundió a Proserpina con la reina de las hadas. Así que henos allí, en el "Reino Faérico", el mundo mágico, el espacio intangible, ilimitado, siempre cambiante. Lo confundimos con un trasfondo natural, pero éste está tejido de sueños.
Es posible llegar a él de improvisto o a través de medios mágicos, con pociones especiales, sin embargo los efectos son siempre los mismos para después encontrar con algo con lo que nunca habías podido llegar a soñar. Una mujer de bellos cabellos de oro, desconocida en mis recuerdos dio a luz a una niña en la luz de luna del bosque, regocijándose con las vistas de aquellas criaturas invisibles que sin darnos cuenta, estaban allí, vigilando como llegaba al mundo en mitad de una fría noche de invierno. Él, quizás un centauro o un elfo bello fue quien hizo un ritual con mi madre, para que yo, pudiera llegar al mundo. Pero la gente avariciosa es a no más poder, gente con ganas de corromper la vida, la magia que existe en los bosques, les gusta destruir todo cuanto esté a su alcance para construir nuevas cosas y volver a destruirlas. Yo, nací en un bosque dentro de la región de Escocia, pero por mi apariencia, la gente comenzó a difundir rumores extraños de que un hada se escapo del reino faerico. Atención, eso es un cuento, pero la gente es tan ilusa que a la edad de catorce años me mantuvieron presa en una jaula de barrotes de frio hierro negro el cual me transportaban por todos lados, yendo de feria en feria para ir mostrando a la gente...¿Algo que no era? Me vestían de ridículas prendas, de colores chillones, haciendo ¿qué? Nada. Miraba a todos lados, viendo alguna oportunidad para escapar, pero nada, terminaba la actuación y volvía a la jaula, como si pensaran que me iba a escapar, bueno si, pero no era lo que ellos pensaban que era.
Pero una noche, escuche un chirrido de cadenas cerca de la jaula en la que estaba encerrada. Alce mi mirada y vi a un grupo de esclavos, albinos y de rostro triste. Me miraban y una niña de unos ocho años más o menos, lloraba en silencio, pero negué con mi rostro compadeciendo su sentimiento –No niña-Dije en mutis, moviendo mis labios para aquella niña. Ya no la volví a ver. Ahora que estaba en esa jaula como un mono de feria, quise salir, al menos esa gente estaba parcialmente libre. La noche fría envolvía mi cuerpo, quería calor, quería algo sobre mi cuerpo enjaulado en un envoltorio de hierro el cual me aprisionaba cual pajarillo enjaulado. Ninguna lágrima salió de mis ojos, tan solo mi voz afligida en una cantica folklórica, que anunciaban antiguas leyendas y mitos de donde me vieron nacer, Escocia. Ama y libre Escocia, quiéreme o ódiame, pero déjame verte como eres, haz que algún milagro ocurra, haz que algo me libre de esta prisión infantil.
Unos días pasaron, fiestas y mas fiestas pasaron desapercibidos ante mis ojos, todas eran igual de humillantes, sin poder respirar con tranquilidad. Aquella noche que todos esperábamos, que esperaban a que llegara finalmente, la fiesta del Sahmain era celebrada todos los años, a cada entrada de verano siempre se organizaba para encontrarse con aquello que siempre adoraban creer del reino Fèerico. Pero para mi asombro, me señalaron de uno de esos seres de fantasía y como aun lo seguían creyendo, me querían hacer una ofrenda. No entendía nada, tan solo acepte inocente y como una novata ante lo que se referían, pero de mis errores aprendí. No supe del error hasta que me encontré contra uno de los pedestales de StoneEdge, atada a cada lado por mis delicadas muñecas, las cuales intentaban zafarse de esos agarres de hilo forjado en vueltas hasta formar las cuerdas que ataban mis extremidades. Ayuda, ayuda, ayuda. ¡No! ¡El truco de los cuchillos! Era el favorito del jefe del circo, especialmente cuando me ponía a mí de diana. –Hey... ¿Qué ocurre? –Una voz suave, en un susurro hizo que desviáramos la vista hacia un hombre, alto, rubio... ¿Un elfo? Bueno, poseía una belleza oscura, pero atraía a la vez. Yo tenía aun catorce años, parecía que ese hombre había vivido mucho tiempo, pero si era algo mayor para mí, me sacaba como mucho veinte años-¿No avanzaran la fiesta sin mi?-Dijo en una voz sensual.
Aquel hombre me sorprendió, creía que sería diferente pero me equivoque. Se sentó en un banco de madera, un cuchillo que fallo, menos mal. Vi como su mirada se fijaba en mí, mirándome de arriba abajo y algo en su sonrisa hizo que temblara bajo aquella pared de piedra.-Que...colmillos tan grandes tiene, señor...-La voz temblaba pues en ese momento no existía firmeza.-Para comer mejor...-me respondió con una sonrisa en su rostro. Mire hacia el suelo, un grito hizo que alzara la vista para abrirlos de par en par y ver otro tiro fallido. Era la ofrenda, era el sacrificio. El gordo gnomo de cabellos dorados y revueltos en pequeños rulos, se disponía a tirar, pero era tuerto apenas acertaba o fallaba. Solo era un ciclope el cual sonreía y apenas tenía una sonrisa bonita, a lo que el hombre misterioso, puso una mano sobre el hombro de este y miraba al campamento. Yo solo estaba a punto de ser asesinada en un juego al azar, no podía más, así que sin más ganas de ver nada más, mi cuerpo perdió todas sus fuerzas, cayendo lentamente sobre la fría textura de una de las piedras, de la piedra en la que me encontraba atrapada. Todo de repente se volvió negro, como si un tupido velo me hubiera cubierto de repente, cegándome de toda belleza exterior por la que viví todos estos años. No sé qué paso después, me desperté, en un colchón al amparo de aquel hombre de cabellos dorados. Solo me miraba, no decía nada. De sus cabellos tiro un listón rojo, de seda y bastante especial, parecía ser. Creedme, él quería expresar algo, pero la oscuridad que le cubría, me impedía ver su verdadero “yo” Aquel listón lo dejo rodeando mi muñeca. ¿Era algún recuerdo de él? ¿Se marchaba?-No...-sus dedos rozaron mis labios a modo de silencio. Me callé cohibida mientras le veía salir de lo que parecía ser la habitación de una posada. Tampoco le volví a ver hasta hace unos días.
Me instale en los bosques de París tras dos años. No conozco a nadie, pero tu....¿Te atreves a conocer a un duendecillo del bosque? Te espero.
Es posible llegar a él de improvisto o a través de medios mágicos, con pociones especiales, sin embargo los efectos son siempre los mismos para después encontrar con algo con lo que nunca habías podido llegar a soñar. Una mujer de bellos cabellos de oro, desconocida en mis recuerdos dio a luz a una niña en la luz de luna del bosque, regocijándose con las vistas de aquellas criaturas invisibles que sin darnos cuenta, estaban allí, vigilando como llegaba al mundo en mitad de una fría noche de invierno. Él, quizás un centauro o un elfo bello fue quien hizo un ritual con mi madre, para que yo, pudiera llegar al mundo. Pero la gente avariciosa es a no más poder, gente con ganas de corromper la vida, la magia que existe en los bosques, les gusta destruir todo cuanto esté a su alcance para construir nuevas cosas y volver a destruirlas. Yo, nací en un bosque dentro de la región de Escocia, pero por mi apariencia, la gente comenzó a difundir rumores extraños de que un hada se escapo del reino faerico. Atención, eso es un cuento, pero la gente es tan ilusa que a la edad de catorce años me mantuvieron presa en una jaula de barrotes de frio hierro negro el cual me transportaban por todos lados, yendo de feria en feria para ir mostrando a la gente...¿Algo que no era? Me vestían de ridículas prendas, de colores chillones, haciendo ¿qué? Nada. Miraba a todos lados, viendo alguna oportunidad para escapar, pero nada, terminaba la actuación y volvía a la jaula, como si pensaran que me iba a escapar, bueno si, pero no era lo que ellos pensaban que era.
Pero una noche, escuche un chirrido de cadenas cerca de la jaula en la que estaba encerrada. Alce mi mirada y vi a un grupo de esclavos, albinos y de rostro triste. Me miraban y una niña de unos ocho años más o menos, lloraba en silencio, pero negué con mi rostro compadeciendo su sentimiento –No niña-Dije en mutis, moviendo mis labios para aquella niña. Ya no la volví a ver. Ahora que estaba en esa jaula como un mono de feria, quise salir, al menos esa gente estaba parcialmente libre. La noche fría envolvía mi cuerpo, quería calor, quería algo sobre mi cuerpo enjaulado en un envoltorio de hierro el cual me aprisionaba cual pajarillo enjaulado. Ninguna lágrima salió de mis ojos, tan solo mi voz afligida en una cantica folklórica, que anunciaban antiguas leyendas y mitos de donde me vieron nacer, Escocia. Ama y libre Escocia, quiéreme o ódiame, pero déjame verte como eres, haz que algún milagro ocurra, haz que algo me libre de esta prisión infantil.
Unos días pasaron, fiestas y mas fiestas pasaron desapercibidos ante mis ojos, todas eran igual de humillantes, sin poder respirar con tranquilidad. Aquella noche que todos esperábamos, que esperaban a que llegara finalmente, la fiesta del Sahmain era celebrada todos los años, a cada entrada de verano siempre se organizaba para encontrarse con aquello que siempre adoraban creer del reino Fèerico. Pero para mi asombro, me señalaron de uno de esos seres de fantasía y como aun lo seguían creyendo, me querían hacer una ofrenda. No entendía nada, tan solo acepte inocente y como una novata ante lo que se referían, pero de mis errores aprendí. No supe del error hasta que me encontré contra uno de los pedestales de StoneEdge, atada a cada lado por mis delicadas muñecas, las cuales intentaban zafarse de esos agarres de hilo forjado en vueltas hasta formar las cuerdas que ataban mis extremidades. Ayuda, ayuda, ayuda. ¡No! ¡El truco de los cuchillos! Era el favorito del jefe del circo, especialmente cuando me ponía a mí de diana. –Hey... ¿Qué ocurre? –Una voz suave, en un susurro hizo que desviáramos la vista hacia un hombre, alto, rubio... ¿Un elfo? Bueno, poseía una belleza oscura, pero atraía a la vez. Yo tenía aun catorce años, parecía que ese hombre había vivido mucho tiempo, pero si era algo mayor para mí, me sacaba como mucho veinte años-¿No avanzaran la fiesta sin mi?-Dijo en una voz sensual.
Aquel hombre me sorprendió, creía que sería diferente pero me equivoque. Se sentó en un banco de madera, un cuchillo que fallo, menos mal. Vi como su mirada se fijaba en mí, mirándome de arriba abajo y algo en su sonrisa hizo que temblara bajo aquella pared de piedra.-Que...colmillos tan grandes tiene, señor...-La voz temblaba pues en ese momento no existía firmeza.-Para comer mejor...-me respondió con una sonrisa en su rostro. Mire hacia el suelo, un grito hizo que alzara la vista para abrirlos de par en par y ver otro tiro fallido. Era la ofrenda, era el sacrificio. El gordo gnomo de cabellos dorados y revueltos en pequeños rulos, se disponía a tirar, pero era tuerto apenas acertaba o fallaba. Solo era un ciclope el cual sonreía y apenas tenía una sonrisa bonita, a lo que el hombre misterioso, puso una mano sobre el hombro de este y miraba al campamento. Yo solo estaba a punto de ser asesinada en un juego al azar, no podía más, así que sin más ganas de ver nada más, mi cuerpo perdió todas sus fuerzas, cayendo lentamente sobre la fría textura de una de las piedras, de la piedra en la que me encontraba atrapada. Todo de repente se volvió negro, como si un tupido velo me hubiera cubierto de repente, cegándome de toda belleza exterior por la que viví todos estos años. No sé qué paso después, me desperté, en un colchón al amparo de aquel hombre de cabellos dorados. Solo me miraba, no decía nada. De sus cabellos tiro un listón rojo, de seda y bastante especial, parecía ser. Creedme, él quería expresar algo, pero la oscuridad que le cubría, me impedía ver su verdadero “yo” Aquel listón lo dejo rodeando mi muñeca. ¿Era algún recuerdo de él? ¿Se marchaba?-No...-sus dedos rozaron mis labios a modo de silencio. Me callé cohibida mientras le veía salir de lo que parecía ser la habitación de una posada. Tampoco le volví a ver hasta hace unos días.
Me instale en los bosques de París tras dos años. No conozco a nadie, pero tu....¿Te atreves a conocer a un duendecillo del bosque? Te espero.
-Datos Extras:
-En realidad si es un hada.....pero ssh! sus niños y gente de los campamentos parisinos la llaman Fae {Hada}
-Conserva el liston rojo del caballero de cabellos dorados.
Última edición por Elvyne Naminé el Mar Nov 08, 2011 1:44 pm, editado 5 veces
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Cuando termines postea confirmandolo para que alguien del staff pase a darte la aceptacion
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Re: - - : : ELVYNE NAMINÉ : : - -
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Tarik Pattakie- Vampiro/Realeza
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