Escapando y tu? [Elvyne Naminé]

Tarde, oscuro, naranja, de todos los tonos se teñía la tarde. Ponía los pies en el suelo tras moverse con cierta pereza del colchón de plumas. Blandito era por dentro y liso por fuera, envuelto en una tela verdosa, al igual que el musgo de los bosques. Dormida aun estaba, pero poco a poco su organismo comenzaba a funcionar nuevamente, de un estado lento a uno más activo. Esa tarde o esa mañana había dormido mucho, hasta poder conseguir abrir un ojo, otro ojo y llegar a ponerse en pie. Había dormido sin querer demasiado tiempo, había sido una noche demasiado larga y se sintió con ganas de dormir mucho más de lo habitual. Todo era algo, extraño, algo raro, pero quizás todavía estuviera adormecida solamente. Miro a ambos lados de dentro de la carpa y suspiro, llego al bostezo grande, abierto para luego cerrarla y estirar el cuerpo como punto final. ¿Qué haría ahora? ¿Qué podría hacer o adonde iría ahora? No sabía mucho, así que simplemente se cambio de ropas, poco a poco mientras vigilaba tras el biombo que nadie se colara dentro de la carpa. Dios santo, si llegara a entrar alguien, quizás podrían verla desnuda, obviamente, pero esperaba que eso no ocurriera. En efecto, nada pasó, pero en cuanto iba por los cordones de la camisa, esta dio un respingo al sentir el grito de la tierra rugir bajo sus pies, el bosque entero parecía quejarse del medio ambiente que iba destruyendo con disimulo el ecosistema del bosque, pero ¿Qué era ese ruido? Sonaba estrepitosamente en el eco del exterior de la carpa, salió de su escondite y miro a todos lados, la gente corría de un lado para otro, ¿pero qué pasaba? No sabía el que, pero quiso saber algo y lo sabría pronto. Camino con los pies desnudos, menos mal que no iban llenos de pelo al igual que los enanos del bosque, pero en cuanto llegó, pudo ver que habían traído a un extraño dentro del campamento.

Lo tenían agarrado por los hombros y brazos y de algún modo lo pusieron enfrente de Elvyn. Ah no, aquel hombre con un poco de fuerza en irse, se acerco a ella, para ver, para probar si esta era caritativa y le defendía, pero ella apenas se había despertado de su largo sueño y no sabía la base del problema. Se encogió de hombros, indiferente al problema de aquel desconocido, pasando de largo del rostro apenado de aquel hombre, pero algo le hizo parar en seco. Había dicho su nombre, así que la conocía, pero ella no...o al menos simplemente era otro •espectro” el cual ella no recordaba. Ya le había pasado con Otra persona, pero ya, cuando le miro a los ojos Elvyn se acerco para mirar de frente al hombre mientras la guardia aun sujetaba por las extremidades al hombre. ¿Adónde se lo llevaban? No había alcanzado en decir alguna palabra, el hombre era rubio, de ojos marrones, pero ¿Adónde iba? Comenzó a mover sus pasos en dirección por donde se habían llevado al hombre a rastras, lentamente seguía andando, continuando el paso hasta que se detuvo en seco y miro a los guardias con el hombre sujeto por los brazos. Habían caminado un buen pie sin darse cuenta, estaban en la profundidad de los bosques y esta, se encogió en el sitio, hechizada por la maravillosa perspectiva que sus ojos le brindaban con belleza y mucha paz.. No sabía porque los había seguido, quizás era el destino, era el ápice de hacer algo nuevo. Miro tranquila al trió calavera, sentándose en la hierba con las piernas cruzadas en el sitio y balanceándose distraídamente mientras aun tenia la mirada fija en aquel hombre. Ese hombre sabía su nombre, ¿Quién se lo había dicho? No sabía qué había a su lado. Miro inocentemente y vio a lo lejos una silueta delgada y un caballo blanco. Mas gente se unía al festín, creyó.

Su mirada de nuevo al hombre fue, gemidos de protesta escuchaba, ella los manifestaba con una mirada seria. Pocas personas conocieron en su corta vida, ella y su subconsciente, ahora quizás conocerían a más. Su madre no la conocía, su padre tampoco, no tenia hermanos, eso sí lo sabía, pero era ella sola que gracias con su raciocinio, había conseguido llegar hasta aquí. Tuvo un poco de ayuda, pero nada mas.

No, que hace la mujer de caballo blanco. Camino por el camino de la senda marrón de suave hoja caduca que yacía, sobre otra capa de hojas caduca. Miró bien por donde tenía la chica los pies puestos, la mujer se había separado del caballo y ya no era un centauro, sino que había conseguido obtener piernas finas y estilizadas para montar a lomos de otro caballo. Vamos, ¿Qué hacía allí en ese instante la mujer de rostro diferente? Elvyne, se acerco al hombre que estaba siendo sujetado por los hombres de apariencia tosca, con marcas de guerra y de peleas que en algún momento recibieron en el pasado, pero la dulce imagen, pura como la nieve estaba cerca del hombre atrapado, esta le miro fijamente a los ojos azules del hombre, sonrió y le mordió la nariz con suavidad, jugando a su antojo. Miró a la chica del caballo para sonreír de oreja a oreja, después volvió a posar sus labios sobre los del hombre, en un lento, pero juguetón beso los saboreaba despacio y sin prisa alguna para acabar en un recorrido con su lengua por los labios de este.

Apoyo la cabeza del hombre en su propio pecho, mirando con cierta inocencia como se manifestaba los sentimientos de aquella extraña que era para ellos. No quiso responder, tan solo reía y miraba con cierta travesía aun no realizada al caballo. ¿Por qué tanto miedo? No eran ofensivos para los nativos, pero al parecer, para los extranjeros sí que lo eran. Las leyendas de calle eran solamente mentiras formuladas para manchar la belleza de algo ancestral de lo que jamás podrían imaginarse. Todo era tan súbitamente aburrido que suspiro encima del rostro de aquel hombre que presionaba sobre su pequeño y plano pecho. En cierto modo, su palidez tampoco le molestaba. Es más, tiró, empujo al suelo a aquel hombre que conocía su nombre, se sentó encima de sus caderas ociosa y divertida para comenzar a cruzar las piernas sobre este, mirarle con una sonrisa que algunos podrían asustarse. Volvió su mirada hacia la chica, apoyándose en las rodillas flexionadas del hombre, suspiro para verla mientras aun estaba en el animal.

-¿No lo ves? Extraña eres con tus ropas de cielo, sobre un cuerpo vivo traes tu presencia a nuestro circulo privado...-Un pie sobre la cara del hombre, mirándolo con diversión alzo una mano hasta que uno de los hombres le acerco una rama que habría estado perdida por algún enredo verde de las hojas-Tus mejillas rosas son, pues has corrido de algún tormento...o te sientes excitada al ver tal juego que le ofrezco a este extraño bajo mis caderas...-Poso la punta de la rama en el mentón de este, izándolo arriba, a los lados, al frente, de mejilla en mejilla, tiro el palo pues no le causaba mucha diversión, se levanto del hombre, poniéndose de pie, a su lado yacía el hombre tendido y con aire confuso, pues estaría en alguna parte de su subconsciente, flotando en la mil y una sensaciones que le brindo estando sobre las caderas.

La mañana seguía avanzando aun siendo un momento temprano, los arboles bailaban de manera libre y sin nada que se lo impidieran. Hacía tiempo que no se sentía igual, había sido libre de molestar al hombre y hablar al mismo tiempo. Algo hizo que Elvyne se acercara a la chica, no pensaba compartir nada con ella, en absoluto, pero de algún modo su caballo sí que la conocería. Tomando las riendas del caballo supo que nada pasaría y así fue, pensó que el animal se volvería loco, pero Elvyne tenía cierta maña con los animales, así que cuando estuvo cerca, esta apoyo su mejilla en la del caballo, muy cerca del caballo susurro palabras, este no se inmutaba y era buena señal. Poco a poco se fue alejando del caballo y ¿Aquel hombre seguía en el suelo? – ¡Jarrib! –Entendieron para alzar al hombre sobre el suelo y colocarlo de pie, colocarlo frente a Elvyn la cual soltó una risa, corta y seca mientras miraba con curiosidad al hombre-Vos...mi nombre conocéis...pero que injusticia...-movimientos teatrales fueron naciendo de las manos y pies de Elvyne-yo no tengo el placer de conocer lo mismo que vos...-miro a la chica, girando media curva hacia su izquierda para mirar a la chica de arriba abajo-Vos extraña, extraña sois...¿Qué ser eres?-Palabras mixtas de confusión eran dirigidas a la muchacha. Espera y espera. Hey espera.