¿Aprecias la belleza de un cisne negro? {Libre}

Llevaba ya dos días fuera de casa, recorriendo las calles de parís, comiendo de lo que podía pagar y durmiendo en cualquier rincón que era capaz de encontrar. No es que le supusiera mucho problema pues verdaderamente debajo de cualquier árbol él era capaz de dormir, o inclusive en la rama de alguno de ellos, así que por esa parte estaba más que tranquilo. Había tenido una pequeña bronca con su progenitora esos días atrás, de ahí que no hubiera regresado aun al bosque. Le frustraba enormemente las negativas de ella a decirle quienes eran su familia, de donde procedían, quienes eran sus abuelos. Sabía que debían ser gente importante, pues su madre siempre le había demostrado que era realmente culta y según lo que había podido ver en sus pequeñas aventuras por París, la gente de a pie difícilmente sabía leer o escribir. No es como que quisiera ir a pedirles nada, en el fondo les tenía algo de desconfianza por el hecho de haber dejado a su madre totalmente sola en los momentos más difíciles de su vida...pero la curiosidad era demasiado grande para él.

Mientras todos esos pensamientos vagaban sin descanso por su mente, sus orbes azules como el cielo estaban fijas en la laguna que se extendía ante él. A lo lejos podía ver algunos botes y también varias aves que descansaban, otras que pescaban. Sonrió levemente, hacía ya unos días que no se transformaba en alguna de sus queridas formas animales, en las cuales se sentía a veces inclusive más cómodo que si se quedaba tal cual. Tardó apenas un par de segundos en sacudir la cabeza y decidir que no tenía ganas de seguir pensando. Suspiró y se levantó, caminando hacia un lado en donde los restos de una carreta que parecía abandonada descansaban. Se agachó tras esta, desnudándose y haciendo un montoncito con las oscuras prendas encargadas de cubrir su piel, escondiéndolas debajo de la misma carreta, tras mirar alrededor y cerciorarse de que no había nadie por allí, adoptó su forma de cisne, un elegante cisne con el plumaje totalmente negro y los ojos del mismo azul intenso que en su forma humana.

Lo primero que hizo fue estirar su largo cuello hacia arriba y sacudir las alas, amaba tener alas, pero no las iba a usar en esa ocasión. Realmente cuando deseaba volar adoptaba otra forma, en ese momento lo que le apetecía era nadar. Así que con los medio torpes andares que un ave de ese estilo tiene, caminó hasta llegar al agua, introduciéndose y adentrándose aunque sin alejarse mucho de la orilla donde se encontraban sus telas escondidas. Sumergió la cabeza y al sacarla la sacudió, era también una buena forma de limpiarse. Así que con toda la elegancia que le confería esa forma, comenzó a acicalarse las plumas, dejando que el agua lo mantuviera a flote, relajándose totalmente en ese instante, al menos así dejaba de pensar un poco, ya seguiría preocupándose más tarde.

Podría decir que se había sobresaltado al sentir como una cabeza emergía del agua prácticamente a su lado. Se giró un poco sobre sí mismo con suaves movimientos de sus patas hasta quedar casi enfrentado a la muchacha que le hablaba. ¿Le estaba hablando a un animal? Por un momento se preguntó si quizás ella sabía lo que era y tenía conciencia de que hablaba con una persona que la entendía a la perfección, pero verdaderamente lo dudaba, además, él mismo muchas veces le hablaba a los animales o a las plantas, así que no era de extrañarse.

Su cuello se movió para que su cabeza lo hiciera también, quedando esta de perfil y así mirando a la muchacha, era curiosa, su maquillaje estaba corrido y a ojos del muchacho tenía un aspecto inquietante. Además no es como que encontrara a muchas personas nadando en plena noche así sin más. Sacudió la cabeza tras sus palabras y despacio se volvió a girar hasta darle por completo la espalda a la desconocida.

Quedó con la cola mirando hacia ella y giró el cuello para verla, sin más desplegó las alas y comenzó a mover su cola de un lado a otro con fuerza, consiguiendo así que miles de gotas de agua salieran disparadas a todas partes, en especial al rostro de la muchacha. Lo que comúnmente se consideraría como salpicar a alguien de forma juguetona. Al poco se giró de nuevo, agitando las alas, abriendo y cerrando el pico varias veces como quien se ríe, haciendo un ruido sordo al hacerlo. Estaba más que claro que intentaba jugar con ella, al menos por que pensó que la muchacha era simpática...o que simplemente necesitaba distraerse, como él mismo.

Sintió como la muchacha lo salpicaba también e interiormente no pudo evitar sonreír, era entretenido encontrar a alguien agradable con quien pasar un rato. Se sacudió de nuevo, ahora encrespando absolutamente todas sus plumas hasta que parecía más un pájaro enfadado que otra cosa. Poco a poco las fue relajando, además de que la muchacha había desaparecido, probablemente volviendo a meterse del todo en el agua. Se relajó hasta que la sintió aparecer cerca y emitir ese sonido. Agitó las alas como si verdaderamente lo hubiera asustado, claro que no era el caso, pero por seguir el juego.

Giró de nuevo para quedar de lado a ella y así poder contemplarla mientras escuchaba sus palabras. Ciertamente no era el color de cisne más peculiar, pero a él le gustaba, todas sus formas animales tenían las mismas características de color. Cuando ella decidió relajarse él pensó que no poder conversar con la desconocida podía llegar a resultar bastante aburrido, así que tras moverse metió la cabeza en el agua, seguida de todo su cuerpo hasta sumergirse por completo. Fue bajo estas donde tomó su forma humana, saliendo a flote.

Su cabeza fue lo primero que asomó, con el cabello cubriéndole los ojos así que tuvo que llevar una mano a este. Miró a la muchacha formando una amplia sonrisa en su rostro como si aquello fuera de lo más normal.

- También me gusta explorar el cielo diurno. - dijo divertido, alzando los hombros y echándose un poco hacia atrás en el agua - Me llamo Abraxas, ¿y vos? - él y su peculiar costumbre de presentarse con todo el mundo, como si a la gente le importara quien era, de donde venía ni nada de él. Pero normalmente cuando dabas una información conseguías lo mismo a cambio, y quizás así sabría el nombre de la muchacha que por la noche jugaba con aves.

Tal y como el chico esperaba, la muchacha le dijo su nombre al hacerlo primero, cosa que le arrancó una sonrisa más amplia. Lo repitió para si mismo, tratando de no olvidarlo, era un nombre bastante bonito debía reconocer. Rió suave al escucharla, al parecer era muy intuitiva, pero bueno los cines normales no se dedicaban tampoco a ir jugando con las personas como si tal cosa, menos aun si eran salvajes.

- Vaya, debe ser algo bastante duro. - comentó mientras la escuchaba, nadando un poco a su alrededor para poder mantener el calor de su cuerpo pues si estaba mucho rato quieto le terminaría dando frío. Quería preguntar más sobre aquello, sobre si era una enfermedad, si se le quemaba la piel y se le ponía colorada, si quizás le salían heridas...pero no ahondó más en el tema por el momento, tan solo la escuchó, mirando al cielo brevemente - Los bosques de noche dan mucho más miedo, es todo más peligroso y hay muchos más depredadores. - aseguró pensativo.

Sin embargo su pregunta detuvo sus pensamientos para hacerle recapacitar, ¿perderse cosas durante el día? Pues claro, tanto de noche como de día si no los vives te perderás cosas únicas. Sonrió suave pues no se paró a pensar en que quizás ya que ella no podía, debía ser más delicado a la hora de hablar, a veces le costaba recordar esas cosas que su madre le decía. Sobre la empatía...

- ¡Mucho! Por el día podéis ir a mercados, a sitios donde mucha gente se encuentra haciendo sus cosas diarias, es divertido verlos interactuar. - se mordió el labio inferior mientras pensaba - Las puestas de sol y los amaneceres son muy románticas...Por el día salen muchos más animales bonitos y divertidos para ver y jugar. Además las flores se abren, el aire es diferente...- había cerrado los ojos mientras imaginaba todas las cosas que iba diciendo, con cara de satisfacción.

Off: Gracias, y perdona la demora Dx