Mi primer cliente ( Alberich Van der Monde + privado)

Hacía apenas una semana que había llegado a París. Lo único que tenia era alguna que otra ropa y algún que otro libro de filosofía para entretenerme. Era difícil esta vida, hace poco que tenia todo lo material que cualquiera puede soñar, y de repente estoy rondando las famosas calles parisinas pidiendo limosna o robando alguna fruta en el mercado cuando nadie me ve. Dormí siempre en la plaza, aunque si algún oficial me veía me sacaba en seguida, por la noche hace mucho frío y aun no conozco a nadie, valla que no es fácil la vida de la gente de clase baja.


Recorrí París por las zonas donde no necesitaba nada de dinero ya que lo único que tenia me lo gaste para comprar el boleto del tren que me trajo a esta maravillosa ciudad. Tal vez había pensado que sería todo más fácil, que me haría amigos rápidamente pero evidentemente mis pensamientos estaban completamente equivocados.


En lo que menos pensaba era en mi familia, va no, si pensaba en ellos pero no de la forma que cualquiera pensaría en sus padres cuando se aleja por un tiempo, que probablemente estarían tristes porque los extrañan y ademas se sienten solos. No, yo no los extrañaba, no por lo menos con cariño, pero si me preguntaba que habían pensado ellos cuando se dieron cuenta de mi fuga, siempre sentí que no me quisieron pero tal vez ahora que yo no estoy me extrañan, aunque ese debe ser un pensamiento mío por querer sentirme querido por alguien.


Al final me encontré con un burdel, a su forma era elegante, nunca había entrado a uno, ni padre siempre me había querido llevar pero yo siempre me negaba. Se me acercaron varias prostitutas supongo para ofrecerme sus servicios, claro que yo me negué, primero que no tenia dinero y segundo que jamas pagaría por estar con una dama. Me acerque a una barra y tome un trago, algo simple y liviano, no deseaba sobrepasarme. Ahora mi gran problema era con que lo pagaría.


Discutí con la que estaba allí sirviendo varios minutos, parecía ser la encargada del lugar o por lo menos así lo supuse yo. Intente darle algunos argumentos para que me dejara retirarme pero me dijo que ella tenia un amigo comisario y que me metería preso por delincuencia. Luego de unos ratos de charlar y charlar, aunque los dos fuimos muy respetuosos a mi se me vino una idea a la mente, algo que tal vez no se me había ocurrido pero que podría dar resultado. Así es como le ofrecí que me dejara trabajar esa noche allí, vendiendo mi cuerpo, para poder pagarle el trago, la dama se quedo pensativa y me observo bastante de un lado y del otro, toco un poco mi cara y mi cabello y me dijo que podría hacerme de una clientela de damas bastante grande. Le tuve que ser sincero y le conté que solo estaría con hombres, no es que me insulto pero solo me dijo que se me complicaría un poco conseguir algún hombre que estuviera dispuesto a estar con otro hombre.


Así fue como ahora debo conseguir que algún hombre quiera estar conmigo. Así es que me desabroche la camisa que tenia puesta para insinuar algo, ademas debía resaltar entre los hombres que estaban allí en el burdel buscando alguna chica. Intente peinarme de una forma media extraña y me puse a esperar a que llegara algún en busca de mi cuerpo. Tenía miedo por dos motivos, el primero era que nadie viniera y no pudiera pagarle a la dama, el segundo era que jamas había intimado con nadie y aunque había leído libros prohibidos sobre sexualidad y esas cosas mi experiencia real era nula.

A ver con que me sorprendía Paris el día de hoy, si, ya había notado que en esta ciudad cualquier cosa podía pasar, y eso era lo que la hacía atractiva, cada vez que salías de tu casa podías encontrarte con una aventura que correr, aunque a muchos les disgustara ese hecho; a mí por el contrario me resultaba interesante, tal vez porque yo era un hombre de riesgos, además ¿Qué sería de la vida sin algo de riesgo? En lo personal sería muy aburrida, hay que estar moviéndose, haciendo algo, yo no era de los que se quedaba quieto, sentado en casa, esperando a que las fuerzas del universo se movieran, ¿para qué quedarse sentado en casa cuando la acción estaba afuera?

Ese día por ejemplo había salido temprano, necesitaba encontrar algunas medicinas para Hagen, quien no salió muy bien parado del encuentro con aquella cambiaformas, pero solo dejen que vuelva a encontrarme con ella, conmigo nadie se mete sin salir lastimado, el punto es que necesitaba curarlo, recorrí las calles buscando lo que necesitaba hasta que lo encontré, regresé a casa y curé a Hagen, fue un poco difícil, mi perro era un poco testarudo, pero al fin logré vendarle las heridas, solo necesitaba un poco de descanso antes de volver al servicio; me lavé las manos después de curarlo para evitar alguna infección, luego volví a salir y me dediqué a vagar todo el día

Me preguntaba que mas tendría París para ofrecer, ya había conocido su lado sobrenatural, y aunque no estaba del todo mal librar al mundo de criaturas sobrenaturales, a veces terminaba por aburrirme, necesitaba… no sé, algo más placentero, más loco, mas… carnal, y entonces di con el lugar ideal; me dirigí al burdel de la ciudad, un lugar de mala reputación para muchos, pero tenía sus cosas buenas, entré al lugar y observé el panorama, habían algunas chicas bastante hermosas pero, me apetecía algo mas prohibido que simples cortesanas, mi vista aterrizó en el bar y sonreí de medio lado

Me acerque a la barra y me senté al lado del chico que había visto con anterioridad- un whiskey, por favor- le pedí al cantinero, mientras este lo preparaba le dirigí algunas discretas miradas al chico, no era feo, el cantinero me dio mi trago, le di un sorbo antes de girarme hacia el chico- ¿Por qué tan solo?- le dije mientras daba un segundo trago, creo que había encontrado algo interesante que hacer

Estaba allí en la barra y a cada momento que pasaba pensaba que aún más iba a fracasar, otra vez, desde que llegue a París solo me pasan cosas malas. Veía como todas las cortesanas en seguida encontraban algún hombre y entraban a alguna habitación para hacerle un servicio. En cambio yo a quien iba a encontrar, esos hombres aunque fueran homosexuales no se podían arriesgar a presentarse en un burdel y estar con un hombre que todos se enterarían.


Los prejuicios eran demasiados en esa sociedad, no era fácil la realidad, lamentablemente ya temblaba del miedo que sentía por si no podría conseguir ningún dinero esa noche.


La verdad es que ya estaba sumido en la soledad y en la tristeza de encontrarme allí sentado sin que nadie me viera y menos me hablara. Estaba bebiendo cuando un muchacho entro, ni lo percibí, estaba zumbido en mi inmenso mundo de depresión. Reaccione claro cuando se dirigió hacia mi, eso fue una alegría tal que por mi sonrisa seguro que se me había hasta iluminado el rostro.


Pero tampoco quería generar me muchas ilusiones ya que tal vez solo preguntaría algo por estar aburrido o pensando que yo no era mas que un cliente del lugar, pero no me quise desanimar y le puse mi actitud mas alentadora y sobre todo sensual. - Pues muchacho no hay mucho trabajo para mi, sabes - dije algo avergonzado y se me sonrojaron las mejillas, le hice una sonrisa - Y un muchacho como tu que viene a hacer por aquí?

Le di un segundo trago a mi vaso mientras fijaba la vista en el chico, se veía un poco avergonzado, lo cual me pareció tierno, se veía atractivo con las mejillas sonrojadas- no me digas- puse cara de sorpresa, en todo caso creo que sería el primer cliente del chico, la idea me resultaba... interesante- entonces la gente es muy ciega, un chico como tu debería atraer a más de un cliente-di otro trago al vaso- ¿quieres un trago? Yo invito- le sonreí de forma sensual

Observé el lugar, poco a poco se iba llenado de clientes, veía como las cortesanas acudían a los hombres que poco a poco iban llegando, y los acompañaban a los cuartos, sonreí de nuevo- ¿yo? – Contesté a la pregunta del chico- pues… digamos que me aburría, y vine a ver si aquí podía encontrar algo para distraerme- volví a sonreír mientras me llevaba el vaso a los labios, los lamí de forma provocativa mientras bajaba el vaso- ¿y qué tal tú? ¿Sueles tener noches como esta o solo es mala suerte?

Me pasé una mano por el cabello, despeinándolo mientras vaciaba el vaso, lo puse sobre la barra y me giré hacia el chico, tal vez se debiera al licor ingerido, pero cada vez este chico me resultaba más atractivo, sabía que algunas cosas no estaban ben vistas en la sociedad, como este lugar, por ejemplo, pero ¿Qué importancia tenia? A pesar de todo, seguía siendo humano, no podía luchar contra mis instintos- es una lástima que la sociedad vea con malos ojos algunas cosas- me levanté de la silla y di unos pasos discretamente hacia el chico, me puse a su espalda y me agache para susurrarle en su oído – quiero que seas mi acompañante esta noche

El chico era todo un galán, era lindo y muy guapo y parecía bastante interesante. Me sonroje cuando me dijo lo de que la gente era muy ciega, seguro que estaba quedando como un idiota, quien pensaría que un cortesano sería tan ingenuo y tímido. Lo mire con un poco de vergüenza. - Es que en realidad... esta es mi primera noche aquí. -. No sabía como lo iba a tomar el chico. Luego me dio un trago de no se que cosa, pero no bebí demasiado porque quería estar bien lucido.


Cuando me rodio con sus brazos por la espalda y me dijo esas palabras al oído se me hizo una sonrisa en mi rostro, después de todo no iba tan mal la cosa, conseguir un cliente como ese era algo que no esperaba, y fue tan lindo como me lo dijo. Me di vuelta y lo mire a los ojos - Encantado de que seas mi acompañante - Le acaricie suavemente la mejilla y me levante dándole la mano y llevándolo hasta una de las cuantas habitaciones que estaban esperando para que alguna pareja entrara.

Sonreí cuando el chico aceptó, así que era su primer cliente- no te preocupes- le dije mientras me tomaba de la mano y nos dirigíamos hacia una de las habitaciones, debo decir que no me desagradaba del todo la idea de que fuera inexperto, es más, me causaba cierta ternura, se suponía que él debía ser el maestro, me gustaba la idea del cambio de roles; entramos en la habitación y cerré la puerta a mis espaldas

Me quité la chaqueta y la dejé por ahí, ni me fijé en donde, luego pasé la vista por el lugar: era un cuarto acogedor, adecuado para la ocasión, se notaba que lo más importante para ellos era que los clientes se sintieran a gusto, después de recorrer la habitación con la mirada la posé en mi acompañante, sonreí de manera sensual- así que soy tu primer cliente… solo espero no ser el ultimo- era un chico guapo, seria una lastima que se desperdiciara su belleza, me acerqué unos pasos hacia él y acaricié suavemente su mejilla- espero tener un trato especial- bromeé

Noté que el chico estaba un poco nervioso, volví a sonreír, no podía evitarlo, me causaba gracia- tranquilo, todo va a estar bien- reduje un poco más la distancia entre nosotros mientras pasaba un dedo por sus labios- tienes suaves labios- le dije viéndolo a los ojos- me gustaría probarlos ¿puedo?- continué acariciando sus labios mientras esperaba su respuesta, que esperaba, fuera positiva

Claro que estaba nervioso, como para no estarlo, era un completo inexperto y estaba trabajando de eso, que locura la mía. Suerte que el chico que iba a ser no solo mi primer cliente sino mi primer vez era bueno, comprensible, alegre, tierno, dulce, lindo. Ni quiero pensar si me tocaba alguien que tal vez fuera un tanto violento o algo así.

Me reí tambien por su comentario - Mirate, como no vas a tener un trato especial - Era claro que yo me encontraba nervioso y que el chico intentaba calmarme un poco pero la situación no era para estar demasiado calmado, de hecho era para estar algo emocionado.

Note como me acarició la mejilla de aquella forma tan especial y luego mis labios, yo me encontraba un tanto tenso pero luego cuando me pregunto si me podía besar aunque me sonroje un poco le dije - Si los puedes probar, son todos tuyos - Me acerque hacia él y nos besamos de una manera tan especial, fue tan hermoso, mi corazon latía fuerte pero de emoción, de alegría, estaba feliz por estar con ese chico.

Sonreí cuando lo escuché hablar, no podía evitarlo, el chico era tan especial, tan… no sabía cómo describirlo, tan dulce, tan inocente, y el hecho que estuviera nervioso era sencillamente atractivo para mí- bien, me alegra escuchar eso- continué acariciando de manera tierna su mejilla mientras lo miraba directo a los ojos, tenía unos bonitos ojos, no sé por qué no lo había notado

Me acerqué los pocos centímetros que nos separaban hasta besarlo en los labios, fue un beso espectacular, bastante tierno, nada mal para empezar, puse mi mano en su cuello mientras seguía besándolo, me gustaba el sabor de sus labios sobre los míos, tenían un sabor delicioso- tus labios saben bien, me gusta- murmuré separándome levemente, noté sus mejillas sonrojadas y sonreí- todo va a estar bien- acaricié con el pulgar su mejilla mientras volvía a besarlo

Deslicé mis dedos por su espalda mientras como podía lo llevaba hasta la cama, con delicadeza lo senté mientras yo me situaba sobre sus piernas, continué besándolo mientras con una mano lo abrazaba y la otra la enredaba en su suave cabello, seguí besándolo con suavidad por unos segundos, levemente aumenté la intensidad de los besos mientras lo acercaba mas a mí, mordí un poco su labio inferior mientras sacaba mi mano de su cabello y recorría con ella toda la extensión de su cuello y sus hombros

Estaba feliz, era un momento único, que estaba pasando con el hombre perfecto, él sabía y me entendía que yo era un inexperto pero me agradaba que él tomara un poco el control y de la forma cálida y tranquila que me llevo hasta sentarme en la cama y como él se sentó encima mío.

A mi también me encanta el sabor de tus labios - Le dije acercándome a su oído en un tono suave, pero realmente lo sentía, comencé a robarle besos por toda su cara y comencé a besar lo en su cuello, mientras sentía sus manos acariciándome mi cabello y mi espalda cosa que me encantaba.

Aunque seguí algo nervioso ya no era feo, eran esos nervios que uno tiene cuando se siente contento, para mi era un momento muy especial y el chico hacia que fuera aún más especial, más aún de lo que jamas hubiera esperado.

Este chico sin duda era especial, era tan hermoso en todos los sentidos, el estar con él era diferente, me gustaba que fuera inexperto, así era más delicado, no quería causarle una mala impresión de todo esto, me hacia una idea de lo difícil que era para el hacer todo esto, sonreí cuando escuché sus palabras, continué besándolo mientras ponía una mano sobre su muslo

Lentamente fui pasando a su cuello mientras acariciaba su muslo, empezaba a sentir calor, producto del momento, así que me separé de él un momento y me quité la camisa, sonreí mientras volvía a besarle el cuello, lentamente lo fio acostando en la cama mientras seguía besándolo- ¿te gusta?- murmuré acariciando sus labios con un dedo, volví a mirarlo a los ojos antes de volver a besarlo

Comencé a curiosear en sus pantalones, me atreví a poner una mano sobre su miembro, sonrei cuando lo sentí erecto, tiré de su camisa y se la quité, lamí mis labios de una manera picara mientras volvía a atacar su cuello, besé su manzana de Adán para empezar a descender por su clavícula, su pecho y su vientre, dejando un rastro de besos sobre su tibia piel, subí de nuevo a sus pectorales y me entretuve a juguetear con su pezón

El momento de exitación subía, yo estaba ya demasiado caliente y se notaba ya que mi miembro no iba a resistir mucho mas dentro del pantalon. Sentía como sus manos tocaban mi trasero y eso era algo que me encantaba, me acerque besandolo por su cuello hasta su oreja - Me encanta - Le dije ante su pregunta. Luego note como me tocó mi bulto y me dio algo de verguenza ya que no sabía si no era demasiado pronto para que estubiera erecto. Me tiro la camisa y cuando me beso todo mi pecho hasta llegar a mi vientre fue algo sensacional, luego sentí como jugaba con mis pezones, cosa que me hacía exitar muchísimo. Yo lo tenia del pelo suavemente y acaricionadolo con cariño sintiendo y dejando que el actué.

Creo que estaba consiguiendo que el chico empezara a relajarse, a que se lo tomara con más calma, después de todo la primera vez no es fácil, eso es algo que queda guardado en la memoria, por lo tanto debe ser un hermosos recuerdo, le iba a dar al chico la mejor de sus noches en este lugar, esperaba que no me olvidara; continué besando y mordiendo sus pezones, sentía las caricias en mi cabello, eso me gustaba

Volví a ascender hasta sus labios, esta vez introduje un poco mi lengua en su boca, quería sentir su sabor, ese sabor que ya empezaba a disfrutar, mientras mi boca besaba la suya mis manos viajaron directamente al broche de su pantalón, volví a poner una mano en su entre pierna y sonreí entre el beso al sentir la dureza de su miembro- veo que lo estas disfrutando- le dije mientras intentaba abrir su pantalón

Al final logre abrirlo, deslicé la prenda por sus piernas hasta dejarlo en ropa interior, me recosté junto a él, puse una mano en su mejilla mientras seguía besándolo con ternura- y esto… ¿te gusta?- susurré mientras deslizaba una mano en su ropa interior y cerraba mis dedos alrededor de su miembro, lo besé de nuevo mientras lentamente comenzaba a mover mi mano

Estaba algo tenso aún, digamos que me encantaba estar allí en la cama con ese chico pero que de repente me desnudara y que tocara mi miembro, digamos que era algo muy placentero, lindo y muchas cosas pero a su vez me daba algo de verguenza, no es que no quisiera estar allí pero era de esperar que siendo mi primera vez me sintiera así.


Note como me masajeaba el miembro y como a su vez este se exitaba cada vez más. Me deje un poco estar y seguir con el placer que el chico me estaba dando - Me encanta lo que haces - Le dije en un tono mus sensual a la vez que lo besaba y lo acariciaba - Soy todo tuyo, quiero que esta noche sea especial, y me encanta que tu estes aquí conmigo...

Francamente, no sé que tenia este chico, pero simplemente me encantaba, tal vez se debiera a ser su primera vez en este lugar, por lo que todo debía ser hermoso para él, no me gustaría que se llevara una mala experiencia. Las malas experiencias tienden a ser malas, se porque lo digo; ese toque de inocencia que mi acompañante proyectaba me parecía encantador, era bueno experimentar algo tierno de vez en cuando, y no andar pasando trabajos por ahí matando bestias, aunque no niego que lo de matar monstruos no me resulte atractivo, pero eso no venía al caso

Sonreí mientras seguía masturbándolo, me pareció verlo un poco avergonzado por lo que estaba haciendo- si quieres que me detenga, lo hago- le dije acariciando la comisura de sus labios- no quiero que te sientas incomodo, aquí no pasará nada que no quieras que pase- le aseguré, luego volví a besarlo suavemente, pasé a su cuello y luego me deslicé por su clavícula

Apoyé mi mano libre sobre su hombro y luego la fui deslizando por toda la extensión de su brazo hasta llegar a su mano, la tomé con delicadeza entre la mía mientras mi boca regresaba a sus labios, lentamente llevé su mano hasta mi entrepierna- solo déjate llevar- le susurré mientras ponía su mano sobre mi miembro, quería mostrarle que yo también disfrutaba de su compañía, además, yo también necesitaba algo de acción

No era que no me gustara que me masturbara pero me sentía aún un poco tímido, todavia no había entrado en completa confianza. - Sigue haciendolo todo el tiempo que quieras, lo haces muy bien, de veras - Lo mire y me sonroje - No hagas caso a mis mejillas coloradas - Me rei por mi comentario, parecía un nino que no sabe nada de la vida, pero en parte era así, recien estaba aprendiendo.


Me llevo a tocar su miembro, era lindo hacerlo, emepce a cobrar un poco más de confianza, me puse encima de él y masturbe su miembro, luego cobre más valor y emepeze a pasar toda mi lengua desde el tronco hasta esa linda cambeza, luego me lo meti dentro de mi boca, al principio me daban arcadas pero luego me acostumbre un poco.

Sentirse el maestro en alguna situación siempre resultaba interesante, saberse con más experiencia que la otra persona era algo peculiar, y aunque muchas veces yo había estado en el otro lado algunas veces no la había pasado tan bien como cuando se es maestro, y más siendo maestro en una situación como esta; el hecho de que mi joven acompañante no supiera mucho acerca de estos senderos me resultaba atractivo, la situación tenía ese toque hermoso y sensual, era excitante estar con alguien que, para ser sinceros, lo hacía muy bien a pesar de ser novato

A pesar de la actitud un poco avergonzada del cortesano sabia que en el fondo lo estaba disfrutando, de otro modo no había permitido que yo lo… incitara a tomar más confianza conmigo, por decirlo de algún modo- solo déjate llevar- repetí, en estas situaciones no tenía mucha importancia pensar demasiado las cosas, de hecho lo único que pasaba por mi cabeza (y por la de muchos, estoy seguro) eran formas para aumentar el placer mutuo; incliné mi cabeza hacia atrás mientras dejaba que juguetera con mi miembro, no lo hacía nada mal, debo reconocer

- hmmm… si, así- mordía mi labio inferior mientras disfrutaba, por instinto enredé mi mano en sus cabellos mientras él seguía masturbándome; lo dejé continuar mientras me dejaba llevar por el placer, hermoso placer; sentí como el cortesano comenzaba a tomar más confianza, y eso me gustó, el chico aprendía rápido, cerré los ojos ante el contacto de su boca con mi miembro, era sencillamente delicioso que él hubiera tomado la iniciativa, jadeaba levemente mientras deslizaba mi mano desde su cabello hasta su cuello- soy todo tuyo, diviértete- sonreí de lado mientras seguía disfrutando la felación

Sin embargo, a pesar de lo mucho que disfrutaba sus caricias y besos en mi intimidad, tuve que levantarme y obligarlo a detenerse, no era que hubiera perdido el interés, simplemente mi cuerpo indicaba que había que pasar a otras cosas- no querrás que esto termine tan pronto ¿verdad?- susurré mirándolo a los ojos, descargando mi aliento sobre sus labios, lentamente posé mis labios sobre los suyos, si ya de por si el sabor de su boca era delicioso, ahora lo era aun mas, volví a pasar a su cuello mientras mis manos recorrían su espalda baja y sus piernas, lentamente comencé a descender por su torso con finos besos y chupetones, me detuve un momento en su abdomen y luego seguí hasta llegar a mi objetivo- mi turno- sonreí mientras pasaba mi lengua por la húmeda punta de su miembro

Había logrado hacer un trabajo con ese muchacho, valla que me agradaba chuparle su miembro, nunca antes lo había hecho y sabía delicioso, no sabía cuan bien lo estaba haciendo pero no me importaba como ese chico me decía varias veces simplemente me dejaba llevar e intentaba disfrutar lo más posible, era la mejor forma de afrontar esas situaci+ones en que tal vez uno tiene una mezcla de verguenza, con timidez, pero a su vez se siente exitado y quiere hacer todo, pero tambien a uno lo anula la falta de experiencia, y cada cosa que hace es como que no sabe si lo esta haciendo bien o mal, pero asi es la vida, un camina lleno de cosas por conocer, aunque ahora lo unico que me importaba era escrudiñar dentro de ese chico.

Hacer una mamada era algo grandioso pero tambien lo era que te la mamen, nunca antes nadie me lo habia hecho y se notaba que ese muchacho tenía todas la de ser experto en ese asunto, se sentía muy bien - Oh si, valla que sabes hacerlo...ahhhh...- Mientras acariciaba su cabello y lo ayudaba conb movimientos pelvicos. Estaba tan exitado que ni me di ceunta y acabe completamente en su boca, aunque pareci{o no importarle demasiado, creo que se bebio todo.


Lo mire un poco avergonzado pero en seguida supe que hacer, me acerque a su oido - No te preocupes esto aún no termina - Sabía que debía complacerlo, así que me recoste en la cama boca abajo dejando mi tentador trasero al aire, el muchacho sabía lo que debía hacer, me daba miedo ya que jamas nadie me la había introduciod, pero intente no pensar en eso....