Dulce tentación {Privado - Darien Bassarides}

La vida volvía una noche más al burdel, en los pasillos, escaleras y habitaciones se podían escuchar ya las risas de las mujeres que allí se ganaban la vida. Valentine se levantó de la cama despacio y se sentó en el mismo borde, no entendía cómo podía haber acabado allí, cómo la vida podía jugarte aquellas pasadas. De estar en la parte más alta de la pirádime a estar en aquella que no eras nada. Suspiró y se levantó despacio, debía vestirse y arreglarse antes de que el trabajo en aquel lugar empezase. Se sentó frente al tocador abriendo sus pequeños joyeros en los cuales tenía todas sus cosas, buscó con la mirada el cepillo del cabello y tras eso empezó a peinarse con calma aquella larga melena dorada con algunos reflejos más oscuros, estuvo así varios minutos mimando sus cabellos, para después recogerlo todo en una coleta alta la cual sujetó con un lazo, tras eso usó algunas horquillas para volver aquella larga coleta en un moño elegante con aire revuelto, con el cepillo se acomodó tanto el flequillo como algunos de los mechones que había dejado ella fuera del recogido.- Echo de menos a Etna... Ella era la que me peinaba.-Musitó la dama. Una voz la hizo girarse sobre su cuerpo despacio, en la puerta de la habitación había una cortesana que la observaba con una amplia sonrisa y es que la joven había sido bienvenida desde el principio a pesar de que jamás había dado sus servicios a ningún hombre, y tampoco lo haría. Pero Valentine se encargaba de asesorarlas a la hora de peinarse o vestirse.- ¿Si? -Dijo con voz dulce la joven. La cortesana se acercó por detrás de ella y cogió de encima del tocador un colgante, el cual colocó después sobre el cuello desnudo de la joven.- ¿Pasarás otra noche aquí?.-Preguntó la mujer mientras ayudaba a la muchacha a arreglarse.- Claro... Que hacer si no.-Respondió Valentine, la mujer sonrió divertida pero no dijo lo que tenía en mente tan solo se separó despacio para que ella se pudiese vestir.

Mientras Valentine se vestía el vestido, la cortesana se sentó sobre la cama observándola.-Ayúdame con el corset, por favor...-Musitó. De espaldas a ella ajustó el corset a su esbelto y provocativo cuerpo, volviéndolo entonces aún más atrayente para la vista de cualquiera.- Déjame sola, por favor.-Le pidió la joven a la cortesana una vez que había acabado de ayudarla a vestise. La mujer salió de allí haciendo un gesto suave con la mano.

La puerta de la habitación se había quedado completamente abierta, dejando que todos los que pasaban la pudiesen ver sin ninguna dificultad. La habitación era como otra cualquiera, pero en esta había más orden. En el centro de la habitación había una gran cama matrimonial que poseían sábanas de color rojo carmín con algunos encajes de color negro, a los lados de la cama había dos pequeñas mesas de noche con algunos 'trastos', entre ellos un libro de noche y una lámpara para poder leer. En uno de los laterales estaba el gran armario empotrado en el cual la joven había guardado todos sus vestido de alta costura y los cuales hacía días que no se ponía, pues solía usar los de cotidiano que a decir verdad eran igual de bonitos y elegantes. Y para finalizar estaba aquel bonito tocador con su asientito de terciopelo granate, sobre él estaban los pequeños joyeros en los cuales guardaba sus joyas y también el cepillo del cabello, el espejito y un perfume con un suave y dulce aroma.Aquel era el lugar donde ella vivía.