Cuanto todo parece oro (Alyss Heart)

por **Antuan Velachi** Lun Nov 14, 2011 6:36 pm

Esta era siempre la hora más aburrida del día, siempre lo era, el atardecer, demasiado temprano para cazar, demasiado tarde para dormir, en resumen, nada que hacer.

Aquella tarde había elegido la plaza Tertre para pasar el rato, mi casa era demasiado aburrida, con la única compañía de Sophie y Marco, la primera era mi ama de llaves, y el segundo mi cochero, vivía solo con ellos desde que había regresado de Italia.

Me deje caer en una vieja banca, y bostece con pereza, dedique mis minutos a ver pasar a la gente por la plaza, chicas con vaporosos y elegantes vestidos, hombres con peinados incómodos y trajes perfectamente arreglados, miradas, suspiros, risas, todo perfectamente ensayado, un verdadero baile de apareamiento encubierto, como pavos reales que muestran sus plumas, moviéndose para llamar la atención de alguna hembra. Despreciable.

En momentos así, no podía evitar preguntarme porque hacia todo aquello por los Indocte (Es como acostumbraba llamar a la gente común, que vivía sin saber de lo que los rodeaba en este mundo, significa Ignorante en latin), ellos se limitaban a vivir sus vidas, corriendo mas riesgos de los que deberían, facilitando el trabajo de los no-naturales de cazarlos como ganado que se escapa de su corral. Me obligue a recordar que no lo hacia por ellos, no, lo hacia porque era lo único que conocía, porque era lo que realmente hacia bien, y porque era lo único que me daba suficiente emoción para sentirme satisfecho.

El sol comenzó a ocultarse en el horizonte, lanzando destellos dorados sobre todas las cosas del parque, dotando todo de una belleza poco usual, como si estuvieran hechas de oro. Para algunos, la puesta del sol significaba el fin de la diversión, hora de descansar, para otro, significaba que comenzaba el entretenimiento al fin, las cortesanas salen a la calle, y abren los bares y las casas de juego, en mi caso, la despedida del sol significa la hora de trabajar. De todas formas, el ocaso apenas comenzaba, y aun faltaba para ponerme en marcha.

por **Alyss Heart** Lun Nov 14, 2011 7:04 pm

- ¡Alyss! ¡No corras!- dijo Camille, caminando "deprisa" tras la chica que corría por el paseo. La tía de la chica parecía no dar a basto con la joven. ¡Cualquiera que viera a su sobrina correr de esa forma tan rebajada por atrapar al asqueroso perro de Giselle...! ¡¡Y encima sujetándose el vestido hasta las pantorrillas!! Camille esbozó algunas sonrisas mientras se topaba con conocidos en el camino, sin aminorar el paso rápido mientras alzaba la voz.
- ¡Alyss, vuelve aquí! - insistió canturreando como si fuera un juego. La pelirroja giró el rostro hacia la figura de una mujer de cabellos castaños y sonrisa forzada, denotando el posible comportamiento inaceptable por su propia parte y el brillo asesino de su tía. Aun así, la chica no se detuvo, debía atrapar al perro que corría desaforadamente por la plaza, echando a bajo algunas damas que gritaban al ver el gran animal marrón.
- ¡Debo alcanzar a Wilfred!- excusó Alyss descalzándose en el camino por el dolor que producían esos zapatos tan estrechos. Siguió escuchando a su tía, cada vez más lejana por la rapidez con la que la chica corría en comparación con la mujer.
Por un momento creyó perder al perro de vista, pero unos gritos a su derecha la hicieron girar hacia una de las fuentes de la plaza, donde Wilfred estaba de espaldas, mirando a una pareja aterrorizada. El hombre sacó su bastón con lentitud, amenazando a la criatura por si se atrevía a acercarse.
Alyss pareció sacudida por la escena, frunciendo el ceño y volviendo a correr sin fijarse en toda la gente que la miraba con escándalo por la apariencia tan desaliñada que tenía la joven, cuyos cabellos habían sido descolocados del retocado peinado que antes había domado su cabellera.
- ¡Wilfred! - gritó la chica, viendo con alivio que el gran animal se giró y corrió hacia ella con alegría desbordante, tanto, que al saltar sobre ella, la pequeña figura de la chica fue zambullida en la fuente que tenía a sus espaldas.

por **Antuan Velachi** Lun Nov 14, 2011 7:31 pm

Toda aquella tranquilidad que se extendía frente a mis ojos se vio rota de un segundo a otro, cuando un gran perro marrón paso corriendo, con una chica de cabellos de fuego siguiéndole, todas las miradas de la plaza parecieron seguir el curso de la persecución.

Mis labios se torcieron en una sonrisa divertida, la que termino en una carcajada cuando el canino callo, junto con la chica, en una pileta de la plaza, aunque nadie llego a fijarse en el joven que reía a carcajadas, pues todos parecían demasiado escandalizados por la chica en el agua.

Camine con agilidad entre las personas de la plaza, todas ellas mirando con molestia a la chica, como si ella les hubiese hecho algo terrible, sin que nadie se animara a acercarse. Llegue en un abrir y cerrar de ojos hasta la pileta, y extendí la mano hacia la chica, sin molestarme en sacarme el guante, ¿Qué diablos importaba si se mojaba?

- Si a venido a la plaza a intentar capturar con su belleza a algún joven y adinerado marido, debo advertirle que no lo esta haciendo demasiado bien – dije, aun con el gesto divertido en mis labios, y un tono ligeramente sarcartico.

Dedique una mirada fugaz a la chica, sus cabellos rojos se pegaban a su cabeza por la humedad, pero aun oscurecidos por eso, parecían resplandecer como llamas, su vestido estaba totalmente arruinado, y su peinado era historia. Antes de que ella pudiera responder, el perro salió de un salto desde la pileta, y decidió que junto a mi era un buen lugar para sacudirse el agua de encima. El agua salpico de su pelaje en todas direcciones, los gritos de exclamación y molestia no se hicieron esperar, mientras los aristócratas que burgueses que nos rodeaban se alejaban rápidamente, evitando quedar salpicados.

Yo apenas si me moví, mi traje y mi rostro quedo salpicado de varias pequeñas gotas, pero aquello no tenia la menos importancia, no necesitas estar arreglado para decapitar a un vampiro.

por **Alyss Heart** Lun Nov 14, 2011 8:03 pm

Alyss abrió los ojos con sorpresa bajo el agua.
Ya está, había acabado con toda la reputación que su tía quería fabricarle en París... pero eso a ella nunca le había importado en realidad.
El agua estaba fría y era invierno, los segundos antes de asomar la cabeza a la superfície parecieron ser suficientes como para congelar su cuerpo. Respiró aire tras toser el agua que había tragado por la repentina caída y se apartó los molestos cabellos del rostro, parpadeando entre las gotas de agua que pesaban en sus pestañas.
- Se lo tenía merecido, esa bestia casi parecía mirarme como si fuera una presa de caza... - dijo la señora con angustia agarrando a su esposo, aun con el bastón en su mano. El marido miró a la joven con el rostro crispado, pero no se atrevió a acercarse por el perro que seguía a su lado.
Alyss vio una mano enguantada acercarse a su posición, alzando los ojos hacia el dueño.
- Agradezco su agudeza, caballero, pero hasta capturar a ese perro sería mejor dicha que capturar a un hombre- dijo ella con una nota de rabia en su voz, levantándose por sí misma sin aceptar la ayuda del joven. Lo único que faltaba, que viniera alguien desconocido a seguir restregándole lo que debía hacer y burlándose. - ¿Su ayuda es siempre tan considerada o es que pretende ser gracioso? - dijo sin cortarse la lengua con su ironía, ya volviendo a posar sus pies fuera de la fuente. Sentía que el vestido le pesaba kilos, quizá incluso más de lo que pesaba ella. Camille se iba a enfadar, y mucho... Oh, no, ahí venía asomándose con rostro preocupado por no encontrarla. Sería mejor que se escondiera y se aseara, o incluso volver a la casa. Si, quizá con decir que volvió antes y presentarse sería suficiente... o al menos mucho mejor que encontrarla chorreando agua a litros.
- Buen perro - dijo Alyss sonriendo y acariciando con energía el lomo del animal al ver cómo había mojado al cínico joven con sus salpicaduras.

por **Antuan Velachi** Lun Nov 14, 2011 8:23 pm

Gire mi cabeza el tiempo suficiente para reconocer a la pareja que estaba un poco más allá, la señora parecía escandalizada con la idea de que el perro le atrapara.

- No se moleste con la bestia, madame, seguro le ha confundido con un ave entre tantas plumas – dije a la señora, observando su vestido “a la ultima moda”, tenia plumas de diferentes colores en el sombrero y el escote del vestido, se suponía que aquello era carísimo y de gran finura, a mi me parecía sencillamente gracioso. El hombre me fulmino con una mirada, pero no le di tiempo de responderme, pues volví a girarme hacia la chica, que ya había salido del agua, despreciando mi ayuda.

- Siento si le he ofendido, la próxima vez que intente ayudar a una joven y su mascota a salir de una pileta, recordare controlar mi lengua – dije e tono afilado, respondiendo al mal humor de la chica.

Escuche sus comentarios, e involuntariamente, mi gesto volvió a tornarse en una sonrisa, no paso desapercibido para mi que la chica miraba hacia la distancia con preocupación. Ella no debía tener más de 14 o 15 años, seguramente su tutora vendría a buscarla en cualquier momento, y se había metido en problemas por el pequeño baño.

- Mi casa esta a solo dos calles de la plaza, si gusta, puedo facilitarle toallas para secarse – Levanto mi mirada de la chica, y miro hacia el Este, desde donde ella llego corriendo – Tu otra opción parece ser quedarte a recibir la reprimenda – Me aventure a decir, la verdad, no sabia exactamente porque le estaba haciendo el ofrecimiento, pero se me hacia mucho mas divertido que quedarme en casa esperando la oscuridad de la noche para salir de caza.

por **Alyss Heart** Lun Nov 14, 2011 8:47 pm

La chica casi no escuchaba al joven que se encontraba junto a ella, sus ojos estaban fijos en la mujer castaña de elegante y recatado vestido marrón que la buscaba. Alyss giró el rostro hacia el chico, no sabía qué hacer... pero meterse en la casa de un caballero desconocido y encima a solas, no era mejor idea que quedarse quieta en medio de la plaza. Además, no podría entrar en la casa de alguien a quien no conocía, era de locos.
Tenía que encontrar otra solución rápidamente.
- Siempre queda otra opción - dijo ella, encontrando en su campo visual los carruajes que había detenidos junto a la plaza- ¿Es alguno de esos su carruaje?... Necesito.. irme, por favor, si me encuentra mi tía me matará. No me arrepiento de lo que le he dicho, pero si me ayuda se lo compensaré de alguna forma, pero lléveme a casa- pidió ella al dirigirse al joven caballero, dejando ver un destello de desesperación y impotencia en sus ojos.
Le costaba mil torturas pedir algo así, pero no tenía tiempo de pensárselo dos veces, tenía que salir de ahí y no iba a ser recorriendo las calles descalza y chorreando agua. Alyss comenzó a sentir el frío congelando y entumeciendo su cuerpo con facilidad, teniendo que abrazar sus brazos mientras Wilfred comenzaba a dar ladridos para llamar su atención.
- ¡Shh! ¡Wilfred, calla! - dijo Alyss con sobresalto, cerrándole el hocico al animal cuando se agachó, antes de que éste se deshiciera de su pequeña mano y se escapara, reconociendo a Camille a lo lejos.

por **Antuan Velachi** Lun Nov 14, 2011 9:07 pm

Me mantuve en silencio, mirando con una sonrisa a la joven, mientras su desesperación parecía crecer con el paso de cada segundo. Seguramente, si su tutora la descubría en tan harapiento estado, le tocaría un fuerte castigo al llegar a casa.

- Vuestras suplican han conmovido mi alma, no tengo mas remedio que prestarle ayuda – dije en un tono ambiguo, muy cercano al sarcasmo, pero con algo de seriedad, seria imposible para alguien que no me conocía decir si estaba hablando en serio, o solo estaba tomándole el pelo a la chica.

Avance solo unos pasos, y me detuve, me saque la chaqueta, y se la tendí a la chica, sus ropas mojadas no solo debían estar matándola de frio, sino que llamaban la atención de todos a su paso, ciñéndose demasiado a su figura, difícilmente pasaríamos desapercibidos hasta el carruaje así.

- Veo que no es usted experta en fugas clandestinas – dije, con la vista al frente. Tras aquello, comencé a caminar hacia la fila de carruajes que estaban enfilados a un costado de la plaza, buscando con la mirada a Marco, que estaba de pie junto a mi carruaje. Un par de pasos agiles, y estaba a su lado, el no me oyó llegar, pero no llego a sobresaltarse al ver que aparecía junto a el, Marco había vivido en la casa de mi familia toda la vida, sus padres servían a los Velachi antes que el, los padres de sus padres antes que estos. Marco era un hombre fornido, tenia solo un año mas que yo, y desde pequeño había entrenado casi a la par conmigo, aunque en el entrenamiento había dado diferentes resultados, Marco era de espaldas anchas, y músculos extremadamente marcados, si sumabas eso a sus pobladas cejas, obtenías un resultado bastante intimidante.
Al verme, Marco abrió la puerta.

- Gracias marco – dije con tono libre del autoritarismo típico de un señor hacia su sirviente. No me subí al carruaje, me detuve, y espere a que entrara la chica primero, hacer gala de buenas costumbres y caballerosidad hacia ella se me hacia gracioso dadas las circunstancias, una broma difícil de captar.

por **Alyss Heart** Lun Nov 14, 2011 10:06 pm

Si, sin duda el joven tenía un sentido del humor que ponía de los nervios a la señorita Heart por ser capaz de entenderlo, pero se esforzó en mantenerse serena, caminando torpemente por el peso de las telas, pero a la par de él, hacia el carruaje con la chaqueta en sus hombros. Siguió aferrándose los brazos mientras observaba al hombre que conduciría el carruaje y el chico abría la puerta. No pudo evitar dirigirle una mirada afilada antes de entrar, una de esas miradas que parecían dejar mudo al que contemplara las chispas que centelleaban en sus ojos verdes.
Alyss era demasiado inteligente como para saber cuándo las actitudes y las palabras tenían doble sentido en una situación como aquella, y aunque el caballero desconocido la ayudara, no parecía ser más que una mera diversión más que una acción desinteresada por bondad.
Frustrada e indignada, se deslizó por la tapicería del interior del coche, agradeciendo haber podido escurrir el agua por el camino para no empapar el lujoso vehículo. Quizá el caballero le pidiera dinero por estropear su bonito y lujoso coche, pero Alyss sabía que tenía de sobra, lo que le preocupaba era lo que tendría que dar a cambio.
No tendría que haberle ofrecido nada- pensó ella preocupada cuando ya estaba "acomodada" junto a la ventana. Posó sus manos en su regazo por costumbre, pero al notar la tela mojada hizo mohín y se las llevó a los bordes de la chaqueta, cerrándola con sus pequeños y largos dedos, más pálidos de lo normal por el frío. La fragancia de la ropa pareció invadirla durante unos instantes, captando un olor a madera y almizcle, pero reaccionó cuando el carruaje hizo asomo de moverse por la empedrada calle.
- Pensaré en usted cuando quiera fugarme, quizá me sea de utilidad y recupere la coherencia al abandonar la idea - murmuró ella al fin de contestar alguno de los comentarios de él.

por **Antuan Velachi** Lun Nov 14, 2011 10:27 pm

Una sola mirada de aquellos ojos verdes me hizo quedarme como congelado unos instantes, ¿Acababa de intimidarme?, rei para mis adentros con la idea, estaba tomando demasiado enserio a la jovencita.

La chica subió al carruaje con algunos problemas debido a sus ropas mojadas, pensé en ofrecerle la mano como ayuda, pero que rechacen mi ayuda una sola vez aquel día me pareció suficiente para buscarme un nuevo rechazo.

La chica se acomodo como pudo en el asiento, por un segundo pareció preocupada por el estado de la tapicería del carruaje, nada mas lejos de la realidad, había dañado suficientes tapicerías con sangre, mía y de otros, para preocuparme por un poco de agua.

- Que sensato de vuestra parte, sin cordura podría terminar empapada en el carruaje de un extraño, o peor aun, sin un marido del que fugarse – le respondí con media sonrisa, el carruaje comenzó a moverse, las calles parisinas estaban, en su mayoría cubiertas por adoquines, lo que daba como resultado un vaivén constante de la carreta al avanzar.
Observe a la chica nuevamente, su cabello, que ya comenzaba a secarse, tenia un tono rojo aun mas intenso, que a la luz de los últimos rayos de sol del ocaso, parecía resplandecer con vida propia, como llamas que esperaban su momento para comenzar a arder y quemar todo mi carruaje. No pude evitar recordar que hace solo 2 siglos, 3 quizás, las chicas pelirrojas eran quemadas por brujas, hace mucho que dejamos de quemar a las brujas, o de acusar chicas solo por su color de cabello, pero el dato se me hizo divertido en aquel momento.

- Son vuestros ojos tan imponentes de forma natural, o lo lográis con alguna brujería – dije en el mismo tono ambiguo que use para invitarla al carruaje, danzando en el filo entre la ironía y la seriedad.

por **Alyss Heart** Miér Nov 16, 2011 5:39 pm

Alyss tuvo que morderse la lengua para no volver a fulminarlo, irritada por los comentarios del joven que la "ayudaba" a escapar de su tía. Parecía que el chico buscara molestarla, siendo imposible no caer por sentirse insultada.
- Vamos, cállese, tengo mucha más sensatez que la mayoría de casaderas con las que me identifica y que suspirarían por usted por sólo ser un "apuesto y amable caballero", pero no me engaña, en realidad usted no es más que..-se interrumpió, midiendo por primera vez lo que decía. En el fondo sabía que no era adecuado decir ese tipo de cosas a quien te tendía una mano- olvídelo, carece de importancia.- concluyó con un suspiro nervioso mientras volvía a dirigir sus ojos hacia la ventana, tensando la mandíbula.
Ya pasaban la panadería Crossheat, no faltaría demasiado para ver el barrio residencial donde se encontraba la casa de su tía, rodeada de los insufribles hogares burgueses que Camille solía visitar por las tardes.
La pelirroja continuó mirando por la ventana, viendo el destello de alerta que se cruzó por sus ojos en el cristal al haber escuchado el comentario del joven. Alyss tragó saliva, girándose hacia el caballero que la observaba, con calma aparente.
- Si intenta halagarme no lo está haciendo muy bien, de todos modos, no espero comentarios de ese tipo viniendo de su parte, ¿Señor...? - dijo ella alzando una ceja con una mueca en su rostro. Debía admitir que al menos tenía que saber su nombre después de todo.
Nada en la actitud de la chica reflejaba el comportamiento aceptable de una señorita de su clase y condición, no parecía preocupada por sus cabellos despeinados ni por el vestido que se adhería a su cuerpo. Su imagen mostraba todo lo que una joven de su clase no debía ser: sensualmente salvaje e inocentemente provocativa en su actitud. Y tener la habilidad de encandilar a los demás como algo natural, no hacía las cosas más fáciles si se quedaba a solas con un hombre, por mucho que el propósito de éste no fuera más que divertirse a su costa.
Las señoritas con mayúscula eran concientes de su comportamiento ante los demás, de sus palabras medidas y mecanizadas, de cada movimiento y buena disposición y de cada saludo educado que intercambiaban con un caballero que pudiera ser su futuro marido. Y esas normas parecían desvanecerse en el aire cuando se trataba de que Alyss las aplicara.

por **Antuan Velachi** Miér Nov 16, 2011 6:08 pm

La molestia de la chica era casi palpable en el aire, torcí mis labios en una sonrisa a ver como se esforzaba por mantener los "buenos modales". Algo en la chica resultaba intrigante, en el aura de libertad que parecía envolverla, decidí no darle muchas vueltas al tema, después de todo, la dejaría en su casa, y difícilmente volveríamos a toparnos en otra ocasión.

- ¡oh!, ¿ así que me considera apuesto? - Digo, alzando una ceja y con algo de burla en mi voz - Que atrevido de su parte decirlo sin más.

Sigo su mirada por la ventana, altas casas se levantan junto a la calle, todas con un estilo arquitectónico similar, grandes farolas se enfilan en los pórticos, ordenadas con meticulosidad, el barrio parece bastante costoso, no muy diferente de la ubicación de la casa Velachi.

- Veo que esta usted interesada en saber mi nombre - Digo, dedicándole una mirada picara, junto a una sonrisa insinuante - Antuan Velachi, para servirle - Sujeto la mano de la chica entre las mías, y antes de darle tiempo de reaccionar, poso mis labios sobre sus guantes, sin importarme que estén mojados, siguiendo con el juego de los modales. No puedo evitar notar que sus manos son pequeñas, y sus dedos largos y estilizados, las manos ideales para practicar el piano - Según la etiqueta, es vuestro turno de presentarse...

por **Alyss Heart** Miér Nov 16, 2011 6:51 pm

- Si tanto le importa lo que pienso de usted, diría que es uno de los miles de vividores que hay en París, lo lleva escrito en la cara. Muy típico que de mis comentarios se haya quedado con sólo una observación objetiva - dijo la señorita Heart con descaro, haciendo evidente su opinión sobre la aparente falta de cerebro del joven que la acompañaba.
Casi conseguía reirse de él pero a la vez conseguía irritarla sin piedad por "representar" el papel de caballero como si fuera una comedia y ella fuera la ironía personalizada.
La joven hizo mohín cuando él besó su mano, terminando por sonreir de forma cínica por el término "etiqueta".
- Alyss Heart - dijo inclinándose sin faltar burla en su rostro, terminando por arquear una ceja mientras arrastraba las palabras- Recordaré evitar su nombre para futuros acontecimientos señor Velachi - respondió mientras fijaba sus ojos en los de él y retiraba la mano que el chico sostenía. Pronto llegarían a la casa de su tía y podría perder de vista toda la esplendorosamente detestable actitud del caballero. Aunque a juzgar por el resto de días que le quedaban en Francia (insufriblemente una eternidad), no sería el primer hombre con el que tuviera que enfrentarse, ni el último. Alyss no era demasiado inclinada a reflexionar cómo actuaban los del sexo opuesto, pero de ser todos como el que tenía delante, no se equivocaría demasiado en querer ser una de las solteronas de la sociedad, por mucho que sus padres y sus tíos insistieran en que encontrara marido. El dicho lo decía, "Mejor sola que mal acompañada". Alyss no necesitaba nada de lo que un hombre podría ofrecerle, tenía dinero, tenía amigos y no le molestaba no llegar a tener hijos, tenía un sueño que cumplir que era más importante que el deseo que todas las jovencitas tenían en su cabeza. Aunque la inexperiencia sobre los hombres por parte de la chica también jugaba un papel influyente en sus inquebrantables decisiones.

por **Antuan Velachi** Miér Nov 16, 2011 7:43 pm

No pude evitar sonreír ante la sorpresa de las palabras de la chica, tenia una lengua afilada, jamas antes había conocido a una mujer así, aunque no sabría decir si eso era algo bueno o no. La verdad es que había perdido la cuenta de la cantidad de veces que había sonreído hoy, y me refiero a sonrisas sinceras, no mi clásica sonrisa irónica, o la sonrisa fingida que debía usar con regularidad en las reuniones de la alta sociedad donde llevaba a cabo alguna de mis cacerías.

- Tiene usted una lengua afilada, señorita Heart - dije, no con tono de critica, sino con tono de quien admira un divertido e interesante nuevo descubrimiento. El hecho de que la chica no pareciera tener ningún interés en buscar un marido era aun más pintoresco que el que no pareciera importarle en lo más mínimo su actual estado.

- Detecto en sus palabras un acento que no es de aquí, ¿Es usted inglesa? - Su apellido así lo sugería, pero no era una prueba definitiva, en estos tiempos, las familias importantes que se mudaban de país no se tomaban la molestia de modificar sus apellidos, como era el caso de mi propio apellido.

El carruaje se detuvo suavemente, fruncí ligeramente el ceño, sin entender la razón, no le había dado yo ninguna instrucción a Marco de detener la marcha.

- ¿Que ocurre Marco? - Pregunte con voz resuelta.

- Un accidente adelante, un carruaje se a volteado, el camino estará cerrado algunos minutos - respondió Marco con naturalidad, al parecer pasaría más tiempo con aquella curiosa chica del que había previsto.

- Creo que el destino quiere que tengamos más tiempo para conocernos - agregue, en tono divertido, haciendo una broma de aquella situación.

por **Alyss Heart** Jue Nov 17, 2011 7:58 pm

Alyss mantuvo la ceja alzada durante la observación del joven. El señor Velachi se le hacía uno de esos hombres con los que no mantendría una conversación de no ser que alguien pretendiera que charlaran o en el caso que habían tenido; una circunstancia un tanto incómoda.
- Mi lengua es libre de decir lo que pienso, aunque otros encuentren eso inadecuado, aunque usted tampoco parece medir las suyas - contestó ella tranquila, como si fuera lo más normal del mundo. La chica no parecía preocupada por lo que los demás pensarían de ella, más bien la traía sin cuidado.
- Vengo de Londres, sólo estaré un par de meses en París - comentó la joven, como si la última afirmación fuera un recordatorio para ella misma más que una explicación de su situación.
Alyss miró por la ventana cuando escuchó sobre el accidente. Mal... no podían tardar demasiado, seguramente su tía volvería a las siete de su paseo, o incluso antes por haber ella desaparecido sin más. Tragó saliva, volviendo a dejarse caer sobre el sillón con intención de mantenerse pasiva. Después de todo, no podía hacer más que esperar a que reanudaran el camino.
- Qué oportuno...- se quejó con un suspiro, llevando sus manos hacia la cadena del colgante que llevaba en su cuello. Una simple y pequeña luna plateada con una diminuta esmeralda entre las puntas, como única separación entre éstas, se escondía en el interior del vestido. No estaba bien visto que se llevara ese tipo de joyas tan bárbaras, y menos ese tipo de símbolos. Pero a Alyss le fascinaba la blanca luz que desprendía la luna de noche aun siendo que se relacionara con la brujería y seres sobrenaturales como ella.
Tenía cariño a ese simple colgante, no recordaba demasiado cuando lo había adquirido, sólo que tenía pocos años y que su madre se lo había comprado por su cumpleaños, diciéndole que la ocultara, pero que lo llevara siempre.

por **Antuan Velachi** Jue Nov 17, 2011 8:12 pm

Apoyo su espalda en el respaldo del asiento, ignorando ahora lo que pasaba en el exterior, el accidente pronto seria solucionado, y la calle estaría despejada nuevamente. El gesto de la chica no paso desapercibido, sus dedos juguetearon con la cadena que colgaba desde su cuello, no llegaba a verse lo que prendía de la cadena, extraño, las chicas acostumbraban tener joyas para exhibirlas, no para esconderlas.

- No suena como que su estancia en nuestro país sea muy bienvenida - Hice notar, su tono de voz demostraba que la idea de haber salido de Inglaterra parecía no agradarle del todo - ¿Es que le hemos tratado con muy poca hospitalidad? - Mis labios vuelven a torcerse en media sonrisa.

No pude evitar volver a refeccionar sobre la actitud de la chica, no parecía tener ningún interés en buscar marido, es más, las menciones al tema parecían irritarla, era una chica diferente, mire su cadena, y me pregunte que tan diferente seria en realidad.

- ¿Ha leído usted a Jane Austen? - Pregunto, mientras mi mirada se pierde en algún punto frente a mi - Me recuerda usted a Elizabeth - Mi tono no era ni de alago, ni de burla hacia ella, tan solo dando una observación.

por **Alyss Heart** Sáb Nov 19, 2011 11:57 pm

La joven no soportaba estar encerrada demasiado tiempo en un lugar tan compacto, pero parecía que no quedaba otro remedio visto lo que el cochero había dicho. Alyss apoyó la mejilla contra el frío cristal y miró de reojo al caballero.
- No es eso...Todo fue planeado para ensortijarme cuanto antes - respondió ella con un suspiro- las confabulaciones familiares abundan, y más cuando yo me niego. Creí que pasaría unas buenas vacaciones en París, pero no encuentro más panorama que el de que me obliguen a presentarme como alguien que necesita un hombre. - dijo ella con acentuado disgusto en su rostro- ¡Como si yo necesitara a uno! ¿Se lo puede creer? Todo lo que yo necesito son mis plumas, tinta y papel -exclamó con una nota de frustración, descargándose con ese desconocido. Total, no volvería a verlo, ¿Qué importaba?
En el fondo, la única parte desfavorable era la de casarse, Alyss se alegraba de haber visto a sus primos y sus tíos y le encantaba estar con ellos y pasear por París. Los viajes y el turismo eran sus debilidades, pero no dejaban de agobiarla con los mismos temas y las reuniones sociales de señoras de alta clase. La hora del té se había convertido en toda una tortura en la que las horas pasaban como siglos, sin poder entretenerse con escribir por ser de mala educación no atender a los temas que se trataban.
El comentario del chico hizo que la señorita girara el rostro hacia él con sorpresa en sus ojos.
¿Jane Austen?
Alyss curvó apenas las comisuras al oír la comparación con Elizabeth, sin duda se había sentido identificada en algunos aspectos cuando leyó aquella obra, aunque no creía tener prejuicios, sino más bien precauciones y desconfianzas.
- Orgullo y prejuicio - dijo ella asintiendo con rostro más sereno. Cualquiera podía notar que la literatura era su pasión.- Puede ser que nos parezcamos en algunas cosas..- expresó pensativa, colocando sus cabellos tras el oído. Se sobresaltó un poco por el bache que atravesó una de las ruedas cuando coche volvió a moverse, tras algunos amagos sobre la empedrada, reanudando el paso junto con una fila de coches por detrás y delante. Sin duda esos días en París eran muy transitados.
- ¿Es usted francés, señor Velachi?- comentó ella reconociendo el origen de su apellido mientras miraba las calles pasar a poca velocidad.

por **Antuan Velachi** Dom Nov 20, 2011 7:33 pm

Sonrío al escuchar las quejas de la chica, molesta por la actitud conservadora de su familia, termino de escuchar sus palabras en silencio.

- Pues yo diría que en más de algunas cosas, señorita Heart, vuestro prejuicio contra el matrimonio sin haberle dado antes una oportunidad al cortejo de un hombre y vuestro orgullo al creer que no necesita de nadie a su lado para la felicidad son claros en vuestras palabras - Hable con media sonrisa, divertido del estado anímico de la señorita.

El carruaje estaba otra vez en movimiento, significa que muy pronto llegaríamos a la residencia Heart, no sabía si aquello era una buena o una mala noticia.

La pequeña curvatura de loa labios en Alyss cuando hable del libro no paso desapercibida, parece que a la chica le gustaba la obra en cuestión.

- Aunque claro, orgullo y prejuicio es solo una obra de una mediocre chiquilla incapaz de aceptar su propio conservadurismo, quien cree que tener facilidad para la narrativa la convierte en una literata – Mis palabras estuvieron cargadas con un pequeño toque de soberbia, sin duda, una persona tan orgullosa como la señorita Heart no dejaría pasar ese detalle.
- Y si, soy francés, naci en este país aunque mi familia es de origen italiano.

por **Alyss Heart** Vie Nov 25, 2011 8:06 pm

La chica pareció hacerle gracia el comentario, alzando una ceja mientras reía levemente al hechar una mirada en dirección al caballero.
- ¿Y debo suponer que usted sabe del matrimonio, del cortejo de un hombre y de que yo necesito a alguien para poder vivir independientemente? - preguntó sin variar el gesto, con notable burla e ironía en su tono. La señorita sabía bien controlar su tono de voz como para no llegar a una discusión, podía decirse que incluso podía pasar por una pregunta inocente viniendo de una voz tan melodiosa y dulce. Pero ella sabía que el chico captaría que estaba devolviéndole el golpe.
La muchacha apartó la vista, escuchando las críticas a la obra con la que él la había comparado.
- A ella la recordarán, mientras que usted será tan sólo uno más de esos hombres a quienes velan en su entierro y todo el mundo olvida a los meses. Sólo un ataúd más.- contestó cortante, con sorprendente tono frío, frunciendo el ceño mientras fijaba los ojos en las residencias.- Guárdese sus opiniones, no me interesan.
No sabía cómo, pero ese hombre conseguía dar en todos los puntos que molestaban a la joven. Ella sabía que las escritoras no estaban bien vistas, que los hombres siempre considerarían inferior a la mujer, hiciera o no hiciera las cosas bien. SIEMPRE un hombre iba a ser mejor.
- Oh, ahora lo entiendo - dijo ante la respuesta de él. Alyss odiaba el Vaticano, odiaba aquel país que era gobernado por aquella mafia religiosa que se había encargado de matar a los suyos con aquellos mercenarios asquerosos. Sabía que algunas de las criaturas eran peligrosas, pero no creía que matarlos fuera la solución.
Alyss hizo notar su molestia en su rostro, agradeciendo cuando el carruaje se detuvo, llegando por fin a la conocida casa de su tía. Abrió la puerta, sin esperar a que el cochero lo hiciera, y bajó al suelo, encontrándose de frente con su prima.
Giselle salía con tranquilidad de la residencia, pero aquello se esfumó cuando la miró con ojos desorbitados, examinando su vestimenta con terror.
- ¡Alyss..! P-pero... ¿qué te ha pasado?- dijo horrorizada mientras se aproximaba a la joven empapada y luego echaba una mirada hacia el carro en el que había venido.

por **Antuan Velachi** Vie Nov 25, 2011 9:55 pm

Mi semblante era el mismo de siempre, tranquilo, rayando en lo divertido.

- Se tan poco del tema como usted, señorita Heart, no soy yo quien lo rechaza tan tajamente - Dije, mientras mi mirada regresaba al cristal de la ventana, seguramente no faltaba mucho para llegar a la casa de la familia Heart.

De mis labios nacio una pequeña risa, al comprobar que mi comentario había tenido el efecto deseado, ahora la chica estaba molesta, y no se molesto en cubrirlo con aquella capa de sarcasmo disimulado que había usado hasta el momento.

- ¿Y que importa aquello?, ¿Que importancia tiene lo que ocurra con un nombre después de la muerte del portador?, La muerte es el final, señorita Heart, tras ella ya no queda nada, no vale la pena procurar nada para luego de ese momento... Pulvis et umbra sumus - Mi tono, al finalizar aquello, cambio ligeramente, no sabía si ella había logrado captar la pequeña diferencia de matiz, pero siempre había algo sombrío en mi voz cuando hablaba de aquellas creencias que iban contra lo aprendido de mi padre.

Finalmente el carruaje se detuvo, y llegamos a la casa de la señorita, la chica salio del carruaje de un salto, sin esperar que Marco abriera la puerta, allí la recibió una chica, su hermana o su prima seguramente. Recordé que estaba aquí en la casa de su tía, así que supuse que seria la prima.

- Su prima fue brutalmente envestida por una bestia en el parque - Dije, en tono de broma, mientras descendía del carruaje, con mis acostumbrados movimientos ágiles, casi felinos - No se que habría sido de ella si no hubiese estado yo para ayudarle - Tras estas palabras, mis ojos pasaron de la prima de Alyss, a la pelirroja - ¿No es cierto, señorita Heart?

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Cuanto todo parece oro (Alyss Heart)

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