Charlotte Schreiber

Charlotte Schreiber

17 años

Bruja de Clase Baja

Simplemente sexual

Descendencia Alemana, nacida en Francia

Poderes
Reminiscencia: Poder para bucear en los recuerdos humanos de los inmortales
Dominación: Capacidad para controlar la voluntad de otro mortal
Posesión: Poder que da la capacidad al mortal de introducir su alma en el cuerpo de un inmortal y tratar cara a cara con su esencia interior.


Descripción Física
Puedes verla, puedes desearla percibiendo tus manos recorriendo esa escultura. No hace falta tocarla para imaginar la tersura, olerla para despertar tus sentidos o terminar de viajar sobre ella con la mirada para darte cuenta que quien está frente a ti es una joven en todo su esplendor. Su cabello rubio si bien se rompe entre tus yemas, nunca deja de tener ese aspecto salvaje e indómito en una lucha interminable contra el viento que sopla. Su rostro es pequeño, pudiendo despertar el morbo al ver una niña en el, a veces un ángel, pero no es más que una fachada. Sus ojos grandes y rasgados como un felino, dependiendo de la luz puedes creerlos azules, sobre todo de noche, o verdes quedan enmarcados por finas cejas. Pese a su juventud, algunas pecas se asoman por sus pómulos bien marcados, quizá demasiado. Piernas infinitas sostienen al costal de huesos recubierto por músculos fibrosos, pero débiles al mismo tiempo. Quizá demasiado alta llegando al 1, 78 m, quizá demasiado perturbante o simplemente, una belleza innegable. Así es Charlotte, o lo que puedes ver de ella.

Spoiler:

Descripción Psicológica
“Hay que ser sublime sin interrupción”
¿Pero qué ocurre cuando tú mismo eres quien te impide ser quien realmente eres? Charlotte es su mejor amiga, y su peor enemiga. Tiene la virtud de la juventud, confiada, egocéntrica al punto en que pocas cosas llegan a importarle realmente. Pero las ideas nacieron para ser enfrentadas y revocadas, y la imagen de adolescente histérica que está formando tu cabeza no es más que eso. Su lengua es afilada, la defensiva es una marca en su piel y si piensas que alguna vez ella hará algo por ti sin pedir nada a cambio, estás equivocado porque ¿Cómo puedes esperar algo de alguien del cual no confías? Los recuerdos y la nostalgia de lo que fue o aún peor, pudo haber sido, son la mayor tortura del hombre. Si fueron buenas, te obliga a superarte, si fueron malas, quedarás marcado ¿Pero qué ocurre cuando no puedes recordar tu máxima gloria o tu peor pecado? Las rosas no condecoran su vida, sino que una enfermedad que lentamente se está haciendo paso por ella sí. Los síntomas del Alzheimer están comenzando a aflorar, enterrando poco a poco sus recuerdos. Su miedo al éxito o al fracaso, su motivación, su todo ¿Qué puede importarte cuando perdiste todo a costa de olvidar lo que ganaste? Absolutamente nada. Cruel, la humanidad nunca estuvo en sus venas y mucho menos ahora. Nunca nadie tuvo piedad por ella, y la poca que tuvieron es una mera niebla en su cabeza.

Vivió demasiado para ser una simple joven, pero eso ya no importa. Apenas consciente de lo que le ocurre si, no se puede negar que parte de su ser tiene miedo. Miedo de no saber que ocurrió, de lo que va a pasar y de sí misma. Se demuestra como una joven sádica, sin reparo ni escrúpulos, sabe del poder del silencio valiendo más que mil palabras. Puede amenazar sin siquiera esforzarse, manipulando tus ideas dado que las suyas están dañadas ¿Acaso la llamas estúpida o falta de juicio por esto? Los genios nunca ven las cosas como los demás. Se llama perspectiva.

Lo que no quiere reconocer es que a veces fuerza situaciones, tratando de encontrarle significado porque en el fondo, puede ser que solo intente recordar lo que alguna vez vivió. La memoria a largo plazo todavía perdura, a corto es muy lábil. Pero carece de la más importante, nunca supo de donde vino. ¿Puede atormentarte lo desconocido? Del mundo, no. De ella, le aterra.

Su creencia en la verdad es que nada lástima más que la realidad. No debe aparentar pese a que todavía no comprende que no solo engaña al resto sino que a sí misma. Pero eso es algo que nunca nadie sabrá. Salvo… eso. A veces, no sabe quién es ni porque, pero una voz en su cabeza como si fuera un espejo. No tiene días ni horarios, llega como se va. Esa es su salida o su puerta a la locura.

Lo que se ve es un carácter fuerte pocas veces retado a duelo, independencia en su máxima expresión, lo que no se ve, es como su mundo de esta hundiendo tras de sí.

¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves? Cuando la mentira es la verdad…o no.

Historia
No se escuchaban llantos ni gritos, solamente como el viento rasgaba el mimbre de aquella canasta improvisada que había sido dejada atrás entre aquellos robles que hacía cientos de años, habían quebrantado la tierra con sus raíces. Pero el lugar no era célebre por desafiar el destino de neonatos, sino porque fue en ese preciso lugar al pie de las montañas de Francia donde se vio por última vez una cabellera rubia, perdida sobre un vestido blanco y rasgado gritando, arrancando el sonido desde sus fauces. Miranda, una y otra vez. Las dos brujas que compartían un solo cuerpo, perdida en su propia locura, dio nombre a ese lugar al cual muchos dieron por maldito: Las dos Brujas.

Fue en ese lugar donde un año más tarde, todo comenzó a sucederse. Él, un monje retirado por cometer el peor de los pecados. Amar ¿Darle a otro el poder de destruirte confiando en que no lo hará es pecado? Para Charlotte lo sería, pero en este caso, amar a alguien de tu mismo sexo lo implicaba. La causa fue Otto, un hombre alemán de 30 años dueño de un Burdel. Perseguidos decidieron apostar a aquel sentimiento tan frágil y poderoso al mismo tiempo. Sentimiento cegador e idiota. El extraño sonido atrajo la atención de ambos hombres cuando regresaban a su casa en el medio de los bosques y fue allí, cuando la niña los vio, y ella a ellos.

Crédulo de los milagros, Charles y su pareja la acogieron en un acto que jamás pensaron posible, tener una hija. Combinando Charles y Otto optaron por nombrar a la pequeña Charlotte. Lo único común fue darle una identidad, lo desconocido apenas estaba por desencadenarse. Rubia, ojos azules, y podías sentir como tus neuronas descargaban electricidad erizando tu cabello cuando te observaba fijamente. Algo ocurría y no era coincidencia el lugar, su parecido físico ni su reacción…las malas lenguas decían que era la hija de la famosa bruja Miranda, y Miranda.

Los años pasaron y la niña comenzó a crecer. El intento de familia, cariño y lazos que formaba con sus padres era extraño, no lo había buscado, había sido destinada a ser nada. Destino incierto y de poca expectativa. Pero en el fondo se había acostumbrado a ellos.

Sin embargo, la estabilidad emocional de Lotto era más inestable que una hoja de otoño. Cuando se enojaba, podía sentir una ansiedad que provocaba electricidad dentro de sí, pero no buscaba terminar el problema sino controlarlo, manipularlo para obtener lo que quería. Solamente había dos personas con las cuales esto no ocurría, sus padres. A veces no demostrarles sentimientos implicaba quererlos más de lo que estaba dispuesta a admitir.

Los extremos nunca son buenos, pero las emociones en ella se multiplicaban y las consecuencias eran…extrañas. Podía sentir lo que el otro sentía, mover sus hilos obligándolos a hacer lo que ella deseaba en su propia cabeza. Las cosas comenzaban a desencajar cuando los límites entre el caos y la creación se tornaron sublimes. Charles sabía que había en ella, podía ser por su sangre, o porque Dios lo había castigado por su camino. Charlotte era bruja y él iba a remediar sus actos ayudándola ¿Pero cómo se controla a un demonio atrapado en el cuerpo de un ángel? Todo en la vida tiene su precio a pagar, para salvar un alma, debías pagar.

Fue en invierno, ella y él. Otto estaba fuera en la ciudad. Por un momento el viento detuvo su marcha, los pájaros ahogaron su cantar y la respiración de todo el bosque se entrecorto por unos segundos. Luego…gritos, vidrios rotos y Charlotte corriendo fuera de la casa sin comprender, si entender donde estaba. Corrió por última vez de lo que había sido su hogar a la tierna edad de los 15 años.

¿Qué ocurrió con la bestia sin amaestrar? Estaba presa en si misma. Por un momento deseo poder olvidar, pero todo se volvió confuso cuando realmente comenzó a pasar. Primero fueron los pequeños detalles, luego el día anterior y ahora, comenzaba a ocurrir con algunos rostros. La memoria es un mar de recuerdos, pero el de la joven comenzaba a secarse.

Humanidad no conoció más que las de sus padres, podía decirse que algo de ella había arraigado en su mente, pero desde su huída que la apartó de su vida para siempre ¿Es mala? Simplemente es lo que es. Errante, no ve rostros sino sombras, y no quiere admitir que lo que busca en su vida es algo tan simple que envidia de todos los seres normales, una razón, algo.

No sabe quién es, de donde viene y cada día, su mundo precipita sobre sí misma. Pocas cosas puede afirmar con seguridad, sabe que es virgen porque nunca nadie ganó el derecho, a veces, cree sentir una voz en su cabeza, pero no sabe cómo ni quien es, al igual que cree ver un rostro familiar. Sobrevive, camina, come, bebe y solo conoce el sarcasmo como idioma. Esta es su vida ahora.

Datos extra
-Si Miranda es su madre, por herencia en su sangre hay descendencia tanto de Brujos como Licántropos.
-El Alhzeimer es una enfermedad crónica que destruye las neuronas afectando la memoria y el movimiento. Su inicio es sutil.
-No es que no sea sociable a su modo, sino que pocos son los que se animan a enfrentarla.
-Hermosa, si. Muchos la desean, ninguno la tiene. Es virgen y lo incierto es si recordará que no lo es cuando deje de serlo…
-La voz que escucha y el rostro que ve, a veces olvida que ocurre y el shock de la sorpresa recuerda a los ataques de su posible madre en sus momentos de locura.
-¿Qué ocurrió en esa cabaña? Nunca habló de ello. Rara vez hable de sí misma.
-Provocar es un deporte.
-Perder algunos de sus recuerdos no le genera culpa, pero si remordimiento.
-Jódela, y tienes los días contados. Seas quien seas y lo que seas.