Malena Schreiber

Nombre del Personaje
Malena Jocelyn Schreiber
Edad
20 años
Especie
Bruja
Tipo, Clase Social o Cargo
Baja actualmente.
Orientación Sexual
Sexual.
Lugar de Origen
Polonia
Habilidad/Poder
Reminiscencia: Poder para bucear en los recuerdos humanos de los inmortales
Dominación: Capacidad para controlar la voluntad de otro mortal
Posesión: Poder que da la capacidad al mortal de introducir su alma en el cuerpo de un inmortal y tratar cara a cara con su esencia interior.


Descripción Física
Puedes verla, puedes desearla percibiendo tus manos recorriendo esa escultura. No hace falta tocarla para imaginar la tersura, olerla para despertar tus sentidos o terminar de viajar sobre ella con la mirada para darte cuenta que quien está frente a ti es una joven en todo su esplendor. Su cabello castaño en sus raíces para acabar rubio en sus puntas si bien se rompe entre tus yemas, nunca deja de tener ese aspecto salvaje e indómito en una lucha interminable contra el viento que sopla. Su rostro angulado suele incitar el morbo por su belleza pero no es más que una fachada. Sus ojos grandes y rasgados como un felino son posiblemente su mayor dote. Pese a su juventud, algunas pecas se asoman por sus pómulos bien marcados, quizá demasiado. Piernas infinitas sostienen al costal de huesos recubierto por músculos fibrosos, pero débiles al mismo tiempo. Quizá demasiado alta llegando al 1, 80, quizá demasiado perturbante o simplemente, una belleza innegable. Así es Malena, o lo que puedes ver de ella.

Spoiler:

Descripción Psicológica
“Hay que ser sublime sin interrupción” ¿Pero qué ocurre cuando tú mismo eres quien te impide ser quien realmente eres? Malena es su mejor amiga, y su peor enemiga. Tiene la virtud de la juventud, confiada, egocéntrica al punto en que pocas cosas llegan a importarle realmente. La razón es un recuerdo de un viejo esplendor ahora ahogado en demencia y obsesiones. El dolor es humano y un límite que te lleva a seguir viviendo, pero su alteración neuronal impide que sienta cualquier tipo de sufrimiento físico. Herirse es arte, pinta con las yemas de sus dedos ojos y rostros. Quizá los vio, los recuerda o los espera ver. La nostalgia de lo que fue o aún peor, pudo haber sido, son la mayor tortura del hombre ¿Pero qué ocurre cuando no puedes recordar tu máxima gloria o tu peor pecado?

Ha vivido muchas cosas para ser una simple humana y eso es lo que la tiene rota por dentro ¿Pero alguien lo sabe? No, ella ha creado una máscara, un antifaz con el que es directa, con el que dice todo lo que piensa, con el que hace como si las cosas fueran bien cuando se están hundiendo a su alrededor. No es que sea una persona a la que nada le importa, a la que todo le da igual. Ella es humana, tiene corazón y las cosas le duelen quizás mas que a otras personas. Pero nadie sabe eso, ni nadie podrá hacerlo. Es recelosa de su vida privada, no por propia elección sino debido a la persona que más influye en su vida, Malena. Ella es quien la odia y quien la ama. Malena y Malena, su alter ego, su maldición.

Apenas consciente de lo que le ocurre, no se puede negar que parte de su ser tiene miedo. Miedo de no saber que ocurrió, de lo que va a pasar y de sí misma. Se demuestra como una joven sádica, sin reparo ni escrúpulos que sabe que nada lastima más que la verdad, sabe del poder del silencio valiendo más que mil palabras. Puede amenazar sin siquiera esforzarse, manipulando tus ideas dado que las suyas están dañadas ¿Acaso la llamas estúpida o falta de juicio por esto? Los genios nunca ven las cosas como los demás. Se llama perspectiva. Lo que no quiere reconocer es que a veces fuerza situaciones, tratando de encontrarle significado porque en el fondo solo intenta recordar lo que alguna vez vivió porque ¿Puede atormentarte lo desconocido? Del mundo, no. De ella, le aterra. Un laberinto sin salida, un rompecabezas sin piezas, una existencia sin vida, o una vida sin sentido, todo representa a Malena y ella a su vez, no es nada.

Defensiva es la única manera de ocultar ese misterio del resto, porque si alguien lo encuentra antes que la joven podría manipularla y torturarla hasta que deseara morir ¿Pero cual es el problema? Ella teme lo que puede llegar a descubrir...Lo que se ve es un carácter fuerte pocas veces retado a duelo, independencia en su máxima expresión, lo que no se ve, es como su mundo de esta hundiendo tras de sí.

¿Qué ves? ¿Qué ves cuando me ves? Cuando la mentira es la verdad.

Historia
Sin tierra, sin hogar, sin un sombrío lugar de pertenencia. Los cimientos para una vida ajena al mundo terrenal habían sido sembrados en el mismísimo momento en que una Lady había hecho caso a su corazón galopante y juvenil, desbordado por promesas ilusas y sueños de una realidad mejor. El causante de tamaña mentira era un dependiente de la Iglesia.  Podría haberse pensado que Malena era fruto de lo prohibido pero para su gracia, el coito con él no lo era. Su madre siempre sospechó, pero su ceguera a causa del amor le impidió ver la realidad sobre su cónyuge. A los ojos de la aristocracia, la unión y el retoño que habían engendrado no era más que un insulto a la estirpe planificada y vinculada entre sí a través de los años para que un dicho enteramente egoísta perdure “Todo queda en familia”.

La Lady apostó al amor y perdió. Quien apuesta a algo intangible solo puede decepcionarse. O es el pesimismo de Malena lo que mancha su historia con negatividad y odio hacia el amor. El cariño hacia su mujer era dependiente de la fortuna que ella heredaría pero al enterarse su familia de su desdicha, el apellido y los cargos le fueron revocados. El amor frágil se resquebraja más rápido que el vidrio y dicho y hecho, en una noche de primavera fue visto por última vez la figura paterna. Sin familia, rota, y en un acto algo egoísta, la mujer decidió que las aguas del río se llevaran su vida abandonando en la orilla una muchacha de unos 4 años. Demasiado cansada de los llantos de su madre no quería palabras de afecto porque sinceramente, no sabía lo que eso significaba. Lo único que le pedía como gratitud era que no maullara como un gasto presa de la peste.  

Sus ojos eran una condena que la relacionaba con la viva imagen de su abuela. La niña solitaria fue entregada nuevamente a la familia que había vuelto su rostro para con ella. Abigail no sentía absolutamente nada,  ni el frío ni el calor. Sentía brazos que no la aferraban lo suficiente, besos que no eran lo suficientemente húmedos, cachetadas que no ardían lo necesario contra su piel. Nada. Las cucarachas se asesinan, los problemas se resuelven y a la tierna edad de 8 años ingresó en la Institución para Monjas debido a que todos los que alguna vez hablaban con ella alegaban que su falta de interés y atención en sus clases de baile, literatura e idioma eran debido a que la poseía un demonio.

Los  años pasaron presa en la realidad. No había noche en que no tratara de escapar, o idear planes pintando con la única tinta que no podrían quitarle en vida, su sangre. No sentía el pinchazo ni el gorgoteo, solo podía sentir como el lienzo virgen se teñía del rojo tinto, siguiendo plantas y esquemas. Más tarde su escapatoria se frustró ante su propia percepción de la vida. No importaba el lugar, sino el cómo. Allí, en las calles, donde fuera que sea, jamás dejaría de estar presa de este mundo. Ser humana le daba la sensación de que nada era eterno, le daba connotación al Carpe Diem. Pero para que quería disfrutar sino sabía el como, o el fín de hacerlo.  Fueron 10 años más hasta que por falta y cansancio de no obedecer a alguien a quien algunos llamaban Dios y otros frutos de la imaginación y el miedo, que fue desterrada del Centro.

Hacía frío, eran los principios del Otoño cuando sintió como las hojas se enredaban en un cabello que comenzaba castaño para acabar rubio. Sus ropas anticuadas, su andar similar al de una bestia de circo atrapada hace añares en su Jaula por un grupo de gitanos. Pulmones vírgenes al vicio del tabaco pero gustosos de darle la bienvenida. La tierra se transformó en calles, los árboles en casas y tabernas, las ráfagas de viento que resonaban contra las hojas secas ahora daba con frenesí contra carteles de hierro colgantes de locales emitiendo un sordo ruído metálico. Malena decidió adentrarse en el primero a su paso. No fue ni agrado ni disgusto enterarse que las luces la llevaron a un Burdel, de hecho uno de los más lujosos que podría haber en las cercanías.

La más tonta de las mujeres puede manejar a un hombre inteligente, pero es necesario que una mujer sea muy hábil para manejar a un imbécil.

La Madame la observó apenas entró, al igual que las muchachas y los clientes impacientes con olor a tabaco y alcohol en sus trajes de paño y algunas barbas añejas. Poco se percataba ella de su imagen pero para el resto era algo exótico. Una joven en la edad justa, de cuerpo lánguido, piel clara apenas tostada por sus pasados días de caminata, pechos firmes y abundantes pero proporcionados. Un rostro fiero, y lo que más llamaba la atención eran sus ojos rasgados. El azul era hermoso, el verde también ¿Pero quién puede resistir lo ambiguo? ¿Quién no quisiera tener ambos? Poco importaron sus ropas, mas pudo su sex appeal.  La Madame se convirtió en su madrina y le enseñó todo sobre el mundo del sexo y el pecado. Lo que le llamó la atención fueron sus múltiples cortaduras en sus manos, por lo que fue obligatorio como parte de su atuendo el utilizar guantes de seda color pastel.

Su virginidad fue bien aprovechada y ofrecida a un joven habitué de quien no se sabía su nombre ni pertenencia. Prefería el anonimato pero sus pagos generosos y sus formas de vestir ameritaban un alto cargo. Abigail aprendía rápido e hizo alago de sus clases. El muchacho buscaba dolor, pánico, algo que le diera el incentivo del poder sobre ella y su virginidad. Pero ni eso pudo sentir. Si algo de placer, pero no el dolor. Desconcertado, volvió una y otra vez con ella apartándola exclusivamente para él transformándola en una obsesión. Su musa y a la vez su capricho. Al comienzo fingía, pero luego él fue quien producía su estremecimiento y gemidos. Curioso, una noche le quito sus guantes contra su propia voluntad. Sus cicatrices rompieron el hechizo del joven quien la había idealizado como la encarnación de la belleza. Era una impostora. En un arranque de furia completamente fuera de sí, rompió el espejo del cuarto a modo de drama y se fue para no volver jamás. Malena no lo extrañó, como él llegaron más clientes conllevando los problemas de las putas, dar a luz a bastardos. El primer aborto al que obligaron a Abigail fue tan solo a los 18 y posiblemente de su exclusivo cliente, siempre fue el mismo corte, pero la velocidad y la falta de dolor que experimentaba la volvían a poner a trabajar antes que a todas. La Madame encontró demasiado rentable la salud de Malena al punto de cortar ella misma cuando algún maldito era engendrado. El dolor era propio, pero las infecciones ajenas. Dos años más tarde las pestes eran el perfume de París, invadiendo recovecos, haciendo de hogar aquellos que se aferraban por la vida, envenenando en una de las cirugías clandestinas el cuerpo escultural de la joven prostituta. Ya no era útil, apenas podía modular palabra o bañarse por sí sola. Solo ocupaba un cuarto y el cariño de La Madame para con ella no la salvó para que la tiraran a las calles empedregadas.

Fue entonces cuando perdió la razón y comprendió la ironía de la vida. Todo estaba ligado a la suerte. Los humanos temían reconocer que parte, por no decir toda la vida, estaba librada al azar. Era algo imposible de controlar. Una sonrisa apenas asomaba al comprender su propia insignificancia hasta que sintió el tacto frío. Por fin lo sintió. Y sus ojos, solo eso pudo recordar.

Su cuerpo cadavérico azotado por la enfermedad mostraba lentamente signos de mejoría cuando despertó en un cuarto de una casa en el medio de la nada. ¿Quién mierda había cortado su sueño? ¿Quién la había vuelto obligado a vivir? Odiaba a esa persona, odiaba no saber a quién odiaba. Odiaba el hecho de odiarlo ¿Y por qué no cortas tu vida? Era simple, era fácil, pero no lo sentiría. No podría simplemente suicidarse porque no tendría noción de lo que hacía. Pocos años le llevo comprender que no sentía el dolor físico, y muchos lo que eso generaría en su vida.

Empecinada, obsesionada y a la vez ajena ya a una realidad que había sido poco para ella y a la cual ya daba por sentada y superada, Malena vivía en su propio mundo donde una sola frase emitían sus labios: Mírame. Iba a encontrarlo, iba a observar a ese ser que la había condenado a vivir e iba a asesinarlo por no haberlo hecho con ella. No era venganza por haberlo intentado, sino odio por no haberlo logrado. Con 21 años, ya había vivido demasiado, sentido apenas y comenzaba a olvidar lo poco que había logrado. No es que no valía la pena vivir, sino vivir sin existir.

Un año después.

Sola, sus ojos vieron un rostro ajeno, así como su grito fue el ave rapaz que no pertenecía a ese bosque. Sus piernas delgadas habían andado caminos que nunca antes habían sido ultrajados por la naturaleza humana. No comprendía cómo, no entendía que estaba ocurriendo pero la sangre fluía demasiado pacífica por sus venas. Malena no era Malena, pero Jocelyn tampoco era dueña de su cuerpo, relegada a sucumbir ante la bruja. Los recuerdos se entremezclaron ¿Quién era Malena? ¿Quién había sido?

-Bruja:
No sabe lo que es, ni como lo es. Solamente puede hacer cosas que no creía que ocurrían en el mundo terrenal, pero Malena puede hacerlo.

Datos Extras
-Síndrome de Riley Day: El síntoma más característico de este síndrome es la incapacidad de sentir dolor por una des-función neuronal. Al no percibir sensaciones normales, ni la presión, ni la fricción ni las quemaduras, ni los dolores en la piel o los huesos, pueden herirse y ni siquiera darse cuenta.
-De a poco, comienza a tener lagunas en su memoria. Solo hechos importantes recuerda como esos ojos y ya no recuerda el por qué, pero un miedo aterrador surge en ella cuando se acerca al agua.
-Es heredera, si su cordura regresa, de una fortuna cosechada por su familia de origen Judío al haber fundado uno de los primeros Bancos en Paris.
-Dibuja con su sangre en su libreta los ojos de todos los que la observan. No poseen identidad, solo miradas. A causa de su arte, las cicatrices remarcan en sus yemas.
-Va a encontrarlo, va a observarlo y va a asesinarlo. Cazador cazado.
- Amor no existe, es una debilidad representada en el cuerpo de una persona y ella no puede correr con tales desventajas.
- Perfeccionista hasta que ella la quebró. En un nuevo cuerpo, lucha contra los recuerdos de humanidad de Jocelyn, Malena quien intenta huir y finalmente Malena, el diablo que desea ser la tirana de la piel que habita.