Reconociendo la ciudad (LIBRE)

por **Aurelia Sila** Mar Nov 22, 2011 2:09 pm

Los primeros días en la ciudad habían sido agotadores, aunque todos los menesteres relacionados con habituar su nueva morada estaban siendo supervisados por sus criados todo el día, cada atardecer ella aparecía en la casa para cerciorarse que todo estuviera tal como lo había especificado y ahora, después de una semana por fin parecían haber terminado. Ella salió de la casa para reconocer de nuevo las calles que hacía ya un siglo no veía. La cantidad de gente era casi inverosímil, pero lógica dada la activa vida nocturna de París: los teatros, los cafés... todo repleto.

La maravillaba el lujo del que hacían ostentación los paseantes, todos esmerados por verse deslumbrantes, la hacía reir un poco la certeza de que algunas cosas nunca cambiaban.

Caminaba tranquila, sin prisa por nada, ni siquiera por la sangre, ya habría tiempo para todo esa noche, por el momento sólo necesitaba reconocer cada rincón, cada gesto, guardarlos en su cabeza.

En su paseo se topaba constantemente con grupos de hombres jóvenes muy atractivos, llenos de la vitalidad y la vanidad propios de la juventud... y entonces decidió que era hora de conseguir alguno... sí, necesitaba compañía.

Se detuvo, pensativa... reflexionando sobre cómo hacerlo.

por **Roxan Van der Gotten** Dom Nov 27, 2011 6:44 am

Una noche estupenda para salir de paseo la vida nocturna de paris era ideal no nececitaba el dia para poder disfrutar de las maravillas que ofrecia este siglo, el teato era una buena eleccion, mande a que preparaan mis cosas ya que esa noche pensaba salir, despues de unos minutos el carruaje me esperaba, entre en el acomodandome en los mullidos cogines de su interior cuando estuve cerca mande al cochero me dejase en una de las calles desde ahi andaria, me gustaba mezclarme con los humanos, quien sabe talvez encontrara mi cena en esa caminata nocturna.

las luces, los decorados, el ir y venir de los transeuntes, los aromas las fragancias, continue andando varias manzanas mas, las jovenes siendo cortejadas por jovenes caballeros impetuosos por mostrar su virilida y hombria... apesar de haber pasado tantos años los principios eran los mismos tratandose de los hombres, sonrei ante aquella idea, una fragancia llamo mi atencion aunque era comun encontrarme con alguno de mis hermanos de sangre era poco comun encontrarmelos tan cerca de mi, solia encontrar el rastro de alguno pero nunca tan intenso, mi cuerpo se tenso poniendose alerta buscando de donde provenia aquel aroma.. unos segundos mas tarde di con quien era una joven realmente atractiva de melena morena y grandes ojos que podian mostrar la profundidad de sus pensamientos parecia estar decidioendo algo sonrei, camine tranquilamente hacia ella -Buenas noches mi lady- dije con una sonrisa mientras observaba como las personas paseaban a nuestro alrededor

por **Aurelia Sila** Lun Nov 28, 2011 3:51 pm

Las distracciones suelen ser fatales y cuando la hermosa rubia se dirigió a mí sin que yo la hubiera detectado antes me puse tensa, como en mis viejos días de novata como hija de la oscuridad, cuando cualquier presencia cercana me hacía crispar como un gato enfurecido. De cualquier modo, volví a relajarme, pues tampoco es nada bueno mostrarse turbado ante posibles adversarios. Era realmente hermosa, aunque debo admitir que en todos mis años no he conocido a uno solo de nuestra especie que no lo sea a su modo.

Mientras la observaba, pude percibir que éramos casi de la misma edad al momento de nuestra muerte y sonreí. Así que ahora por fin París se dignaba a mostrarme que había más inmortales deambulando por sus calles. Pero era lógico... antes seguramente habíamos vivido todos dispersos en nuestros distintos rincones del mundo, pero en este siglo la mayoría nos sentíamos atraídos por los grandes núcleos urbanos. Eran sitios mucho menos lóbregos y peligrosos: llenos de calles iluminadas y mansiones en cuya privacidad uno podía ser lo que quisiera y luego salir a la calle aparentando cualquier otra... sí, también estaba el encanto del anonimato, además del creciente escepticismo de la gente, las viejas supersticiones, las viejas creencias y rituales habían quedado poco a poco en el olvido dando paso a la era de la razón... ¡Qué conveniente!

Justo en ese momento me había topado con alguien como yo y me resultaba deliciosa la coincidencia (si es que en verdad se les puede llamar así). Iba vestida tan elegante como yo y fácilmente podríamos pasar por dos amigas. Habría que ver qué resultaba de aquel inesperado encuentro.

Su sonrisa y aspecto más bien amigable en vez de hostil me hicieron recobrar del todo mi postura de dama que sólo pasea y le devolví el saludo. - Bonsoir, madamme- dije, haciendo una ligera inclinación de cabeza- ¿puedo ayudarla en algo?

por **Marie Anne Boucher** Lun Nov 28, 2011 4:09 pm

Aquellas noches no tan frías, invitaban a la bulliciosa multitud a poblar las calles. Si París era bello durante el día, por la noche era un espectáculo que nadie debería perderse. Caminaba distraída por entre la gente de todas las edades, que se apelotonaban en las puertas de teatros, cafés y plazas gozando de la estupenda velada. Luces de todos colores adornaban los comercios y restaurantes. Podía percibir miles de aromas diferentes.
Dobló una esquina, volviendo de sus pensamientos y las vio. Dos mujeres, de unos veintitantos… Aunque podrían tener dieciocho e incluso más de treinta, más bien parecían atemporales. Pero no fue eso lo que captó la atención de Marie, sino su belleza casi sobrenatural y la gracia de sus movimientos y gestos al hablar. Parecían extremadamente ágiles, audaces… ¿Era eso lo que tanto le llamó la atención? Se vio tentada en ir y saludarles, pero de pronto se sintió algo perturbada y vulnerable. Había algo frío y distante en sus preciosos ojos.

por **Agatha de Padilha** Lun Nov 28, 2011 4:39 pm

La París nocturna era quizá la mejor vista que una podía tener, no solamente por las luces sino también por su forma de vibrar enérgicamente logrando así la confluencias perfectas para un hechizo.

Vestida de negro, con mi capa rojizas comencé a recorrer las calles comprando quizá utencillos que no necesitaría más tarde, siempre con mi cigarrillo en mis dedos enguantados. Me preguntaba porque las jovencitas no difrutaban la vida como yo lo hacía, claro con excepción a aquel desafortunado incidente mortecino que me había traído a Francia.

Miré mi rostro atemporal en los vidrios de una tienda, mis labios carmesí ocultaban la fachada de una asesina, de una bruja de magia negra capaz de cualquier cosa por venganza.

A mi lado una mujer pasó sumergida en sus pensamientos, atraída por la situación me juré seguirla así que luego de probarme dos o tres capelinas negras con detalles algo diferentes pero con el mismo porte señorial que me gustaba, decidí por no comprar ninguna y comencé con mi rastreo de la mujer.

Al encontrarla vi dos vampiresas, por su aspecto delgado, de figura esbelta, señorial pero cazadora a la vez fue lo primero que había pensando, aquellas dos muchachas eran vampiresas. Dando una última pitada a mi cigarrillo tomé algo parecido al valor y me dirigí hacia ellas.
- Buenas noches damas.- dije sonriendo mostrando mi colgante en forma de estrella que adornaba aquella noche fantasmagórica mi cuello.

por **Marie Anne Boucher** Lun Nov 28, 2011 7:41 pm

Marie recorrió la calle con la mirada, pretendiendo no llamar su atención aún. Los murmullos a su alrededor eran como el sonido de un enjambre de furiosas abejas. Gritos, aplausos, risas. La ciudad estaba viva y brillaba con un gran esplendor.

De pronto se dio cuenta que otra mujer se acercaba a las dos extrañas damas que hablaban amigablemente. Tenía un porte señorial, típico de una dama de clase alta, con un suntuoso atuendo y muy bien parecida, con un hermoso cabello rubio-rojizo que llevaba elegantemente recogido. Desde donde estaba podía oler el humo del cigarrillo que acababa de pitar. La situación le resultaba extremadamente curiosa, y se decidió, por fin, a entablar plática con el grupo de mujeres. A medida que se aproximaba podía ver y percibir el encanto de aquellas señoras, y todas le parecían cada vez más misteriosas con cada paso que daba. Cuando estuvo lo suficientemente cerca habló esbozando una tímida y perfecta sonrisa.

-Bonjour mesdemoiselles-.

por **Aurelia Sila** Mar Nov 29, 2011 11:51 pm

Antes de que mi "hermana" pudiera contestar cualquier cosa, otra mujer rubia se nos había acercado sin ningún asomo de inhibición. Era mortal, pero inmediatamente supe que se trataba de una... mhhh... bruja. Toda ella lo emanaba. Me puse tensa otra vez, ella sabía lo que éramos y se plantó frente a nosostras con una sonrisa. - Domínate, Aurelia. Querías emociones y ahí las tienes. Todo estaba sucediendo muy rápido. Unos instantes después otra mujer, una más joven que las tres, se unía al extraño grupo. Por el dije que llevaba al cuello, vi que era... otra bruja, ni más ni menos. La noche se estaba poniendo interesante, pero no podía dejar de sentirme inquieta... ¡Por los dioses! ¿Qué extraño poder había hecho que cuatro seres tan fuera de lo ordinario estuvieran ahí, reunidas como por la casualidad, en una de las más bulliciosas calles ? Si algo había podido aprender en mis años de existencia era que algunas cosas no podían ser mera casualidad y mi curiosidad me obligaba a quedarme para ver qué sucedería ahora, a pesar del miedo (o precaución) que pudiera sentir.

Ahora me dirigí a las tres: - Mi nombre es Aurelia, es todo un placer.

por **Marie Anne Boucher** Miér Nov 30, 2011 10:24 pm

Marie percibió la tensión de una de aquellas mujeres, bueno, quizá era su imaginación, que en los últimos días se había vuelto peligrosamente activa. Pero no podía negar que esa situación era de lo más extraña, cuatro mujeres completamente desconocidas reunidas bajo las luces de las pocas farolas que alumbraban la calle.

“Mi nombre es Aurelia, es todo un placer”, oyó decir a la mujer que se dirigió al resto del grupo. Tenía una voz bastante sensual, hablaba pausado y sus palabras denotaban un carácter fuerte, incluso diría que había algo de poderoso en ellas, pero supo que no podía descifrarlo, de momento.

Durante algunos minutos, se preguntó que le había hecho atreverse a hablar con aquellas extrañas, pues no solía hacerlo, y muchos menos meterse en conversaciones ajenas. Pero sin duda había algo que le atraía mucho en ellas, algo que levemente se parecía a la magia. Luego habló, casi sin pensar.

-Marie Anne, y el placer es todo mío.-

Pocas veces había visto seres que le causaran tanta admiración y… ¿Un poco de temor quizá? Si, sentía un poco de desconfianza. Se preguntaba si eran ideas suyas, otra vez la ese exceso de imaginación, o sus temores tenían un fundamento que todavía no alcanzaba a comprender. Pero allí estaba y sin duda la curiosidad se imponía ante todos los demás sentimientos, así que volvió a hablar.

-Bonita noche mesdemoiselles, ¿Son ustedes de por aquí?.

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