Vista a la ciudad... (Libre)

por **Edme Grier** Vie Oct 23, 2015 10:33 am

Caít, no era de visitar con asiduidad la ciudad de París, pero aquella mañana, estaba decidida, debía comprar varios metros de cintas, rojas, verdes, blancas y decidió comprar un abeto, porque deseaba mantenerlo en un macetón durante el invierno, para trasplantarlo cuando fuera el momento adecuado, en el jardín que rodeaba la mansión. Sería una nueva tradición, iría comprando uno por año, así, cuando su tiempo en la tierra concluyera, dejaría un buen numero de pinos que crecerían, y se convertirían en parte del bosque que rodeaba la propiedad, una forma de devolver a la naturaleza, aquellos ejemplares que, por la construcción, habían sido talados décadas atrás.

Cuando terminó con las compras de cintas, blondas y encargó la realización de esferas de cristal que ella misma decoraría, para decorar el arbol navideños, se dirigió a “Saint-Pétersbourg fleurs”, un vivero e invernadero comercial, que había abierto sus puertas hacía pocas semanas. Caít, quería ser una de las primeras clientas, ademas esperaba que le pudieran informar de los cuidados que debía tener con el abeto. Al llegar, se sintió emocionada por aquella atmósfera y el sol iluminando el interior del local, manteniendo la temperatura adecuada para las plantas y flores de clima cálido, diferente al frío imperante en la ciudad. Era como trasportarse a otro lugar, o volver a disfrutar de la primavera.

Caminó por los pequeños pasillos que se formaban entre los sectores donde se podía disfrutar de los ejemplares expuestos para la venta, sus faldas se movían de forma rítmica, haciendo que un fru fru, advirtiera de su presencia a los empleados y visitante. No lo hacía apropósito, pero le era imposible evitarlo, ese andar sensual, se había acentuado desde su conversión a licántropo, cadencia que sonrojaba a la loba, quien - por su pensamiento religioso - solía creerlo inapropiado, pero sobre todo pecaminoso, - pero ¿que puedo hacer? -, intentó no darle importancia y seguir admirando el colorido de la vegetación.

Una media hora después, había comprado el ejemplar perfecto, ademas de otras plantas que por el colorido de sus flores, alegrarían su solitaria residencia. Ella prefería las flores en macetas, a tenerlas en floreros, - ¿acaso las flores no son, como nuestra cabeza o extremidades? ¿cortárselas... sería como decapitarlas... para nuestro propio deleite... como hacen los humanos? -, se estremeció de solo pensarlo, dándose cuenta, que con mayor frecuencia, veía a los humanos como seres totalmente diferentes a ella, como si jamás hubiera sido humana. Los solía calificar de seres caprichosos, y mal llevados, como niños que vivían haciendo berrinches, por eso prefería quedarse en su mansión o en el bosque, cuanto mas lejos de esos seres agobiantes, mejor.

por **Alexandro** Lun Nov 23, 2015 10:17 pm

¿Cómo llegue aquí? ¿En dónde estoy? déjame ver si lo recuerdo... espera..., ¡ya está! deambule por toda la ciudad, lo recuerdo; era de noche y la luna llena se asomaba por todo parís, las fogatas del lugar donde residían los gitanos estaban avivadas con fuego y alcohol, sin duda celebraban algo, ¿y que más celebraciones sin sentido en esta época del año que la tan llamativa navidad? Había bailado y cantado toda la noche con ellos al haberme visto paseando por el circo y por supuesto, haber llamado la atención de una bella joven la cual me había invitado a tan animoso festival de fogatas y panderetas. Esos bailes tan sensuales de las mujeres gitanas y los hombres contando historias y haciendo trucos de magia. Sí, sin duda me había divertido mucho, tanto que terminé haciendo la desfachatez de quedarme a dormir con aquella mujer. Sí... puedo detectar su aroma por la mañana, está justo al lado de mí abrazándome con ternura mientras reposaba su cabeza en mi pecho desnudo.

Creo que recibiré un sin fin de regañinas de parte del quien vive conmigo "¿Dónde estaba?" "¿En que lío me había metido está vez?" "¿Por qué no llegue anoche?" o al menos eso me gustaría que preguntara, creo que ya se le hace costumbre que su gato favorito ande en busca de satisfacer sus apetitos felinos (por no decir sexuales) hay que ser formales ante estas situaciones. Despacio, con cuidado, ni un sonido; es momento de marcharse. Me levanté con el sigilo de no despertar a la bella durmiente peli-negra, un hermoso cabello sin duda: largo y ondulado, sedoso, muy bien cuidado. Cualquiera que la viese bailar y dejar que le adivine el futuro, incluso yo sabría lo que pasaría en ese dichoso futuro, el quien la vea futuramente caerá enamorado de ella. Yo no puedo, pero sin duda alguien más lo hará.

Deje mi ropa como una pista para que al despertar, ella también se diera cuenta de lo que ocurrió anoche, aunque si una gitana es muy buena adivinando el futuro seguro igual podrá descifrar el pasado, o ¿no? Bueno no importa. Corriendo hacía los árboles del bosque muerto, o dormido, mi persona se hizo invisible ante los ojos curiosos así apareciendo en su lugar en la corrida de la mañana nublada, el pequeño cuerpo de un felino manchado blanco, esta forma me era perfecta en estas temporadas de invierno, donde la lluvia de nieve caía cobijando a los dormidos árboles secos. Ya era mi costumbre salir huyendo de lugares "peligrosos" una vez dejando mi marca en dichos sitios, así que ésta no era la primera vez, ya tenía preparado otro atuendo en una pequeña cueva del arrollo donde acostumbraba a ir en primavera cuando el agua es templada y no congelada.

Al fin, una vez vestido ya podía disfrutar de la mañana a mis anchas. Bueno, aunque si fuera a mis anchas andaría desnudo por toda Francia. Mi risa se escuchó por todo el arrollo, me era divertido imaginándome corriendo por las callejas de parís y desaparecer entre callejones mientras dejaba a la gente gritando histérica porque un loco se salio a mostrar algo más que "buenos atributos" y no hablo de modales. Bueno, dejémonos de fantasías con juegos que sé que no se cumplirán, es aburrido si lo hago solo, no creo que haya otra mente libertina por estos lares; bueno, no lo sé, aún no he conocido a todo mundo parisino. Pero bueno, de tanto pensar y alegar para mí mismo llegue hasta ese inesperado lugar. ¿Qué es eso? nunca lo había visto, parece una especie de selva dentro de un edificio florido. Creo ha de ser el famoso Vivero de Saint-Pétersbourg del que todos hablaban la otra noche. Aquella gitana me comentó algo de unas flores que quería buscar si las tenían aquí. Bueno, supongo que no fue grato de mi parte haberme ido así de su campaña, debería darle algo como disculpa, me sentiría algo mal si me odiara sin yo saberlo.

Que grande, incluso puedo sentir que me pierdo, parece un laberinto. ¿Qué es ese aroma? un perfume combinado con las plantas ¿una mujer? bueno hay varias por lo que veo por aquí, es común pero, no, este aroma es diferente. Mientras exploraba las diferentes plantas en las macetas seguía aquel distintivo aroma y al detenerme pude captar el aura de aquel o aquella. —"Si amas una flor, no la recojas. Porque si lo haces ésta morirá y dejará de ser lo que amas." —Respondí indebidamente ante su cuestionamiento sin saber a lo que realmente se refería, pero sin duda, mi voz se dirigía a ella.

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