AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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♠ Europa I: Sacro Imperio Romano Germánico
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♠ Europa I: Sacro Imperio Romano Germánico
Aclaración:
Antes de nada, decir que esto no es una crítica al foro o la forma en la que se lleva, tan sólo pretendo mostrar un resumen de algunos regiones y países europeos. Tampoco es mi intención cambiar tramas activas, sólo crear una guía basada en la historia real a la que poder recurrir. Los países/zonas que he seleccionado son: Sacro Imperio Romano-Germano, Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda, los Imperios Ibéricos, la Península Itálica, Escandinavia, Rusia, los Balcanes y el Danubio, Países Bajos y la República de las Dos Naciones (que agruparé por su extensión y relación). También agregaré a Francia, pero cuando llegue el momento. Si alguien ve algún fallo o quiere que dedique un artículo a algo en específico (relacionado con la historia política/económica/etc.), que se comunique conmigo por mp. Muchas gracias por su atención.
EUROPA
De las raíces de los estados hasta el siglo XIX
ÍNDICE
(Enlaces a las secciones inferiores)
I. Formación: del Imperio carolingio a Otón I
II. De los conflictos papales a la Reforma Imperial
III. La Reforma Protestante
IV. De Westfalia al fin del Imperio
V. Características y organización.
VI. Situación en el foro.
I. Formación: del Imperio carolingio a Otón I
De las raíces de los estados hasta el siglo XIX
ÍNDICE
(Enlaces a las secciones inferiores)
I. Formación: del Imperio carolingio a Otón I
II. De los conflictos papales a la Reforma Imperial
III. La Reforma Protestante
IV. De Westfalia al fin del Imperio
V. Características y organización.
VI. Situación en el foro.
I. Formación: del Imperio carolingio a Otón I
Con la muerte de Luis I, el Piadoso (840), el Imperio carolingio entró en una guerra entre sus tres hijos y, en el Tratado de Verdún (843), fue dividido en los tres; el Reino Franco Oriental, bajo el mando de Luis el Germánico, sería la semilla del futuro Sacro Imperio, cuya fundación se considera en el año 962, ya que todos los nobles y obispos del reino franco aceptaron a Otón I de Sajonia como rey y, además, fue coronado emperador por el Papa, a cambio de ayuda militar, considerándose así sucesor de Carlomagno (cambio del título de francos a germanos) y anteponiendo la autoridad del emperador a la del pontífice (algunos emperadores deponen Papas y nombran nuevos a su antojo); por otro lado, venció a los magiares, frenando su avance hacia el Imperio, y expandió las fronteras hacia el norte (Dinamarca) y el este (Gran marcha hacia el Este). En los años siguientes el poder del emperador fue en aumento en detrimento del de los nobles y obispos.
II. De los conflictos papales a la Reforma Imperial
Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XI, Enrique IV comenzaría a perder poder en favor de los estados y, sobretodo, de la Iglesia (Querella de las Investiduras 1073 – 1122). El Papa Gregorio VII se propone socavar la autoridad imperial. Tras una serie de conflictos entre los siguientes papas, antipapas y emperadores (Saqueo de Roma, 1084) se firmó el Concordato de Worms (1112) por el que los clérigos investidos se debían al papa en lo religioso y al emperador en lo civil, así como se reconocía la libre elección y consagración del Papa.
Federico I reuniría en una asamblea en Roncaglia (1158) con el fin de explicar los derechos imperiales; de esta manera consigue vincular a los príncipes (los soberanos de los estados) con el Imperio y su autoridad. También en Roncaglia se estableció una paz dentro del Imperio (Landfrieden) y se sometía a todos los subordinados imperiales a una legislación y jurisdicción pública, aunque no fue del todo aceptado (los estados seguirían entablando guerras internas). Fue derrotado por la Liga Lombarda y firmó las Paces de Venecia (1177) y Constanza (1183) por la que reconocía a Alejandro III como papa y aceptaba las libertades y privilegios de las comunas italianas. Federico II legaría un amplio poder tanto a los obispos (Confoederatio cum princibus ecclesiasticis, 1220) como a los príncipes (Statutem in favorem principum, 1232), concediéndoles privilegios y nombrándoles domini terrae, es decir, señores de sus tierras.
Al morir Federico II se inició el Interregnum (1250 – 1273) en el que el norte de Italia consiguió autonomía del Imperio pues, pese a formar parte de él, el emperador sólo tenía poder de iure, pero no de facto. La Bula de Oro de 1356 es un proceso importante, ya que reglaba el proceso de elección del emperador sin mediación papal (la tradición germánica hacía que los reyes fuesen electos y no un cargo hereditario), como llevaba tiempo haciéndose. A partir de 1356 el proceso se realizaría en Fráncfort por medio de los Kurfürsten, o príncipes electores [enlace a explicación más detallada]. Poco a poco los territorios propiedad imperial (Reichgust) fueron desapareciendo entre los miembros del Imperio, ya que los emperadores prefería confiar en sus territorios patrimoniales (Hausmacht), sobretodo a partir de Enrique VII (primer emperador, coronado en 1312, desde Federico II). Los emperadores estaban interesados en aumentar los poderes de los estados en el Imperio, ya que así aumentaban su propia libertad en sus territorios.
En 1485 Hungría tomó Viena, aunque la muerte de su rey posibilitó la liberación de Austria, el patrimonio de Federico III, el emperador del momento. Sin embargo, lo importante de este hecho es que, para financiar la guerra y para que su hijo (Maximiliano I) fuese elegido rey, los príncipes pidieron al emperador participar en una Corte imperial que, por primera vez, se denominaba Dieta o Reichtag [enlace a explicación más detallada]. Federico no aceptó, pero su hijo la convocó en Worms (1495), en la que se acordó la denominada Reforma Imperial para dotar de una nueva estructura al Imperio. Se establecieron, entre otros, lal Cámara del Consejo Imperial (Reichskammergericht) [enlace a explicación más detallada] y las Circunscripciones Imperiales [enlace a explicación más detallada].
1517 es el inicio de un periodo que sacudiría toda Europa, pero con especial fijación en el Sacro Imperio. El 31 de Octubre, se expone las 95 tesis de Martín Lutero, dando inicio a la Reforma Protestante, que muchos príncipes alemanes aprovecharon para oponerse al emperador, Carlos V (I de España). El Imperio se vio dividido entre protestantes (norte, este y las ciudades más importantes) y católicos (sur y oeste). El emperador venció a la liga de Escamalda (protestante) en la Batalla de Mühlberg (1547), pero fue obligado a firmar la Paz de Augsburgo (1555), por la cual se garantizaba la libertad religiosa para los príncipes (sus vasallos debían tener la misma religión que él; en los estados eclesiásticos los luteranos podían conservar su fe); la cláusula que establecía que todos los bienes y territorios secularizados después de la Paz de Passau (1552) debían ser restituidos fue controvertida y fue una de las causas de la posterior Guerra de los Treinta Años. Mientras tanto, el rey húngaro murió en 1526 (batalla de Mohács) a manos de los turcos, que conquistaron el territorio, aunque Fernando de Hasburgo (Austria), reclamó la corona para sí por parentesco de su esposa, que también conllevaba la corona de Bohemia; de esta forma, los Hasburgo aumentaban considerablemente sus dominios y su posición dentro del Imperio.
Entre 1618 y 1648, el Sacro Imperio viviría una de sus más cruentos conflictos internos, la Guerra de los Treinta años, la cual devastaría el país (5 millones de muertos, un tercio de la población) y su economía. Los ejércitos arrasaron territorios enteros, las hambrunas y enfermedades hicieron estragos y se destruyeron miles de castillos y localidades.
- Guerra de los Treinta Años:
Las tensiones religiosas (la Paz de Augsburgo se usó para restaurar el catolicismo y la expansión del calvinismo) hizo que estos se unieran en la Liga Protestante, liderada por Federico IV del Palatinado, la cual fue derrotada varias veces. Sin embargo, esto, sumado a los intereses de países extranjeros, terminó precipitando la Guerra de los Treinta Años (1618 – 1648), iniciada como una revuelta en los territorios checos frente a Fernando II, el emperador. Su debilidad hizo que recurriese a la ayuda de Felipe III de España, por lo que los bohemios buscaron apoyos en otros estados. La rebelión se extendió por Austria y Hungría, donde los nobles querían reunificar e independizar su reino de los Hasburgo. La Liga Protestante fue derrotada en la Batalla de la Montaña Blanca (1620), lo que provocó su disolución, y el Conde Palatino fue depuesto en favor de un católico (aunque su hijo recuperó el condado en el Tratado de Westfalia). Aunque Cristián IV de Dinamarca entró en favor del bando rebelde, fue derrotado y obligado a firmar el Tratado de Lübeck (1629), renunciando a su apoyo a los protestantes. Entonces le llegó el turno a Suecia de ayudar a los que compartían su fe, recuperando gran parte de las tierras ocupadas y derrotando a la Liga Católica en un primer momento, pero muriendo su rey en Leipzig y perdiendo la Batalla de Nördlingen (1634). La Paz de Praga (1635) supuso el fin de las hostilidades entre el bando católico y los protestantes, reforzando la autoridad del emperador (se prohíben las alianzas entre príncipes y los ejércitos de los estados quedan fusionados en uno al servicio del Imperio) y resolviendo las cuestiones religiosas (legalización del calvinismo y vuelta a los términos de la Paz de Augsburgo). Sin embargo, esto no convencería a los franceses, que ya habían apoyado económicamente las intervenciones danesa y sueca, y, en 1636, entraron militarmente junto con los Países Bajos y Suecia, consiguiendo varias victorias que culminaron en las Batallas de Zusmarhausen y de Lens (1648), lo que se derivó en la Paz de Westfalia, en ese mismo año.
La Paz de Westfalia fue un punto de inflexión en la historia del Sacro Imperio. Francia (la nueva potencia europea) y Suecia consiguieron territorios dentro del Imperio, así como voto en el Reichtag, Brandemburgo también se expandiría, el Palatinado sería dividido y Suiza y las Provincias Unidas serían reconocidas como naciones independientes, entre otras resoluciones. Sin embargo, la verdadera importancia para el Imperio fue que la figura del emperador se convertía casi en ceremonial, pues los estados alemanes consiguieron el derecho de ejercer política exterior y una soberanía de facto. Así, el Imperio quedaba ampliamente dividido internamente y su unidad, ahora que el emperador no era una figura de poder, quedaba en entredicho.
En 1688 Francia invadiría el Palatinado, iniciándose la Guerra de los Nueve años, que no supuso mayores cambios para el Imperio y, ya en el siglo XVIII, el Imperio se vería envuelto en dos nuevas guerras internas. La Guerra de Sucesión Austríaca (1740 – 1748) se dio al morir el emperador Carlos VI y enfrentó a Prusia y a Austria (más varios países extranjeros), pero terminó con la restitución de los territorios conquistados (y Maria Teresa I como Archiduquesa de Austria). Las pretensiones austriacas sobre Silesia desembocaron en la Guerra de los Siete años (1756 - 1763) propiedad de Prusia, y se saldó con la victoria del país protestante (y su aliada Gran Bretaña) en la Paz de Hubertusburgo, que asegura Silesia para Prusia y la convierte en potencia europea.
Ya a principios del siglo XIX, la región se ve sacudida por las Guerras Napoleónicas (Austria y Prusia, las dos potencias imperiales, serían enemigas de Francia) y, tras la derrota austro-rusa en la Batalla de Austerlitz (1805) el emperador, Francisco II de Hasburgo, disuelve el Sacro Imperio Romano Germánico el 6 de Agosto de 1806, para evitar que Napoleón se apropiara del título. Posteriormente los estados alemanes se reunieron en la Confederación Germánica (1815 – 1866) bajo la presidencia de la Casa de Austria y sería sustituida por la Federación Alemana del Norte, dirigida por Prusia, que conduciría a la Unificación Alemana.
La concepción del Imperio varió a lo largo del tiempo, aunque el término nación no puede ser aplicado en ningún momento. El Imperio no era un ente cohesionado, sobretodo a partir de la Reforma Protestante y del Tratado de Westfalia, el cual casi hizo independientes a los estados integrantes. A pesar de las pocas instituciones en común, no es fácil descubrir cuál era el sistema real de funcionamiento del Imperio, en especial en lo relativo a la Dieta.
El emperador, la cabeza del Imperio, era elegido por todos príncipes, pero, tras las dobles elecciones (1198, 1257 y 1314) que amenazaban la estabilidad, se establecieron siete Príncipes electores (ver más abajo) que decidían por mayoría a quién entregar la corona tras la muerte del emperador. A partir de ese momento, el emperador no necesitaba ser coronado por el Papa, como venía ocurriendo con anterioridad. En ocasiones, los Príncipes electores designaban al siguiente emperador incluso en vida del anterior para evitar un interregno; estos eran denominados "Reyes de Romanos" (pues se consideraban herederos de los Carolingios y, a través de ellos, de Roma) coronados en Aquisgrán o Fráncfort, los cuales se convertían en emperadores electos a la muerte de su predecesor, sin necesidad de otra ceremonia. Los Hasburgo consiguieron mantenerse como emperadores entre 1452 y 1740, y desde 1765 a la disolución a través de su rama sucesora (Hasburgo-Lorena). De todas formas, desde la fundación del Imperio, el emperador siempre tuvo muchas dificultades para legislar dentro del Imperio.
- Príncipes electores:
• Tres eclesiásticos:
- Arzobispo de Maguncia
- Arzobispo de Tréveris
- Arzobispo de Colonia
• Cuatro seculares:
- Rey de Bohemia
- Margrave de Brandemburgo
- Conde palatino del Rin*
- Duque de Sajonia• Príncipes posteriores:
- Duque de Baviera (1623)*
- Duque de Brunswick-Luneburgo (1692)
- En 1803 se añadirían cuatro más
*Entre 1621 y 1648 el Príncipe elector del Palatinado fue sustituido por el Duque de Bohemia. Cuando terminó la Guerra de los 30 años, el Príncipe elector del Palatinado fue restituido y el de Bohemia permaneció también. En 1777 ambos títulos se convertirían en uno al ser heredados por una sola persona.
El territorio imperial varió mucho a lo largo de la Historia, expandiéndose en los primeros siglos, pero reduciéndose en los siglos XVII y XVIII. El Sacro Imperio estaba dividido en múltiples estados (varios miles), de los cuales, aquellos que tenían voto en la Dieta se denominaban Estados Imperiales. A finales del siglo XVIII los Estados Imperiales eran unos trescientos. Además, el Sacro Imperio estaba dividido en Círculos Imperiales, unidades administrativas, tributarias y defensivas.
- Círculos Imperiales:
• Desde la Dieta de Augsburgo (1500)
- Circunscripción de Baviera
- Circunscripción de Suabia
- Circunscripción de Alta Renania
- Circunscripción de Baja Renania-Westfalia
- Circunscripción de Franconia
- Circunscripción de Baja Sajonia• Ampliación en 1512
- Circunscripción de Austria
- Circunscripción de Borgoña
- Circunscripción electoral del Rin
- Circunscripción de Alta Sajonia
.
La Dieta o Reichtag era el principal medio de toma de decisiones del Imperio, en el cual se reunían los príncipes de los Estados Imperiales (posteriormente representantes de ellos). La Dieta no tuvo convocatorias ni lugar fijo hasta 1663, cuando se convocó permanentemente en la ciudad de Ratisbona. La Dieta estaba generalmente dividida en tres colegios, aunque desde la Guerra de los Treinta Años se formaron los Bancos Católico y Protestante (presididos por Maguncia y Sajonia respectivamente), que tomaban decisiones por consenso en temas de religión. El voto en las dietas no era igual para todos los miembros, sobretodo teniendo en cuenta que había personas que, por gobernar diferentes Estados, tenían varios votos, o que los Príncipes electores votaban por separado y también en el Colegio Imperial junto al resto de Príncipes.
- Configuración de la Dieta y los votos en 1792:
I. Colegio de los Príncipes electores (Kurfüstenrat). 8 votos (uno por persona)
II. Colegio Imperial (Reichsfürstenrat). 100 votos divididos en:
- Banco eclesiástico: 37 votos
- Banco secular: 63 votos
III. Colegio de las Ciudades Imperiales o Libres (Städterat). 1 voto de carácter consultivo.
Países extranjeros, como Suecia, Francia y Reino Unido tenían voto en la Dieta, por sus territorios dentro del mismo (el rey de Reino Unido era Príncipe elector por poseer Brunswick-Luneburgo, posteriormente denominado Hanóver)
El Imperio tenía dos tribunales supremos. El Consejo Áulico (Reichshofrat) se originó durante la Baja Edad Media y estaba compuesto por un presidente, un viceministro y dieciocho consejeros, todos elegidos por el emperador; además, había un viceministro elegido por el elector de Maguncia. Por otro lado, la Cámara de la Corte Imperial se creó en 1495 para contrarrestar el poder del Emperador, aunque en la práctica sus competencias estaban limitadas y sus procedimientos eran excepcionamelmente lentos, llegando a tardar literalmente siglos en resolver casos por el escaso interés de las partes involucradas.
Por último, el Imperio nunca tuvo capital de iure, aunque los distintos organismos tenían sus sedes en diferentes ciudades. La Dieta se reunía en Ratisbona, el Consejo Áulico en Viena, la Cámara de la Corte Imperial en Wetzlar y los Príncipes electores se reunían en Fráncfort. Esto favoreció el surgimiento de varias ciudades cortesanas (Hanóver, Dresde, Halle, Berlín, etc.), aunque, debido a la preponderancia de los Hasburgo, posiblemente la ciudad más importante del Imperio fuese Viena.
Debido a que la Revolución Francesa nunca sucedió en el foro, las Guerras Napoleónicas no se llevaron a cabo y el Sacro Imperio Romano Germánico continúa existiendo. Las fronteras en 1800, por lo tanto, serían en principio las mismas que en 1789 (año de la Revolución francesa) incorporando, a grandes rasgos, la actual Alemania, Bélgica, Luxemburgo, Austria, Eslovenia, Eslovaquia, República Checa y el este de Polonia, como aparece en el mapa expuesto arriba. Sus dos principales potencias serían Austria (católica y reinante desde siglos atrás) y Prusia (protestante).
Malkea Ruokh- Hechicero Clase Alta
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