Pandora. (100%)

por **Pandora1** Miér Nov 30, 2011 2:28 pm

• P A N D O R A •

Clase Alta • 27 • Bruja • Grecia • Sin barreras para el sexo

DESCRIPCION FÍSICA.¿Qué decir de la mujer que tantos males trajo a los hombres? Ni caso trae decir que tiene una belleza felina. Sus ojos, grandes y definidos son capaces de advertirte con una sola mirada de que el camino que llevas es erróneo. Sus labios, gruesos. Su figura alta y esbelta la hacen más atrayente al ojo humano. No es la más hermosa de todas, pero tiene esa concordancia entre el ser y el saber muy definida, idealizada. El color de sus ojos te pueden llevar con un mero hechizo hasta lugares lejanos, hacia historias narradas a lo largo del tiempo, con la magia que simplemente derrochan. Su cuerpo, marcado por innumerables grabados a tinta la reconocen como un oráculo, bruja antigua, pese a sus innumerables reencarnaciones.

DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA. Irónica, soberbia, lasciva, rencorosa, fiel, gratificante, en ocasiones honrada, en... resumidas cuentas... es... mejor que ustedes la juzguen.
Sus modales son exquisitos, jamás pierde la compostura frente a cualquier percance. Suele ser muy paciente, actuando realmente con cabeza. Sus actos son explicitos, bien pensados, premeditados, todos ellos con un fin.

-Habilidad/Poder:
Ilusion
Posesion
Nigromancia

-Descripción Física:

Spoiler:

Mi reciente vida.

29 años – Clase media – muy sexual (?)

- ¿Cuál es su nombre?
Se oye una risa natural, titilante, aquello verdaderamente la hacía reír de sobremanera.
- Si los dijese todos no cabría en la mismísima Santa Biblia.
- Prosiga.
- De acuerdo, de acuerdo… - Sonrió de forma agradable, tierna. – Mis nombres son innumerables, pero el más importante de todos es Pandora.
- ¿Es cierto que todos y cada uno de sus nombres pertenecen a gran parte de la historia tal y como la conocemos?
- Por supuesto. Ya sea por demencia, una guerra o mi propia muerte en otras vidas aparecí en algún que otro escrito, pero créame si le digo que eso no me importa, caballero. El fin justifica los medios como ustedes bien dicen, ¿no es así?
- ¿Y qué es lo que le importa?
Torció la sonrisa, algo que en su más efímero significado quería decir que estaba tocando un tema delicado, pero que le encantaba esculpir hasta el más mínimo detalle.
- Esa pregunta necesita de una buena explicación, aunque… ¿qué mejor explicación que la muerte del hombre? Mi origen, una maldición. HE MUERTO y ENCARNADO millares de veces, más de las que podría contar sino. Todas y cada una de las historias con final trágico, pero no se preocupe, todo acabará muy pronto.
- ¿A qué se refiere exactamente?
- A la locura, soy la portadora de todo mal, encarnada siempre en el cuerpo de una bruja, una línea sucesoria bastante complicada, todo por un alto precio. Pronto, sabrán todos a qué me refiero.
- ¿Es una amenaza?
- Es libre de suponer cuanto quiera. Toda y cada una de las historias que viví, supuso un gran dolor hacia mi persona, pero es el precio que debo pagar por la desgracia de los hombres que soportaron todo aquello, cada uno de los que murieron a causa de mis engaños. Gracias a ello La Familia tiene lo que tiene hoy en día gracias a mí.
- Pero si solo es una mujer de clase media. ¿Por qué no dispone de los lujos que dice tener? ¿Quién es “La Familia”?
- Querido… - rió de nuevo, aquello era verdaderamente… difícil de explicar. Pero ante todo su gesto se endureció, todos y cada uno de sus rasgos parecían ahora más desafiantes, su porte, el de una verdadera reina, en su mirada… compungida, por ser siempre la que perdía en aquel dichoso juego el cual era la vida misma. El saber y conocer que su final será de todo menos hermoso, la culpa: una maldición. – La venganza es lo que corre por mis venas, ahora quiero lo que siempre hubo de ser mío. Riquezas y por ende aquel gobierno que desde tiempos inmemorables hubo de ser mío y que gracias a una maldición, no pude disfrutar nunca, vida tras vida.
- Hableme de la “maldición”.
- Fue hace mucho.
- Si tan segura de si misma está de seguir en pié con aquella venganza, la familia y todo lo que tiene que ver con sus vidas pasadas… seguro que se acuerda, haga un esfuerzo, por favor.
Pandora apretó las uñas contra el reposabrazos del sillón, intentando apaciguarse.
- La maldición trató de hacerme vivir mil y una existencias, con sus correspondientes y duras muertes, aunque con ello me llevé por delante a todo hombre que se dejó seducir por mí. La más trágica de todas fue mi único suicidio… estaba cansada de aquella verborrea contra mí y mis allegados.
- Habla de las Àspid.
- Por supuesto. Y sobre La Familia… créame esa historia es demasiado larga.
- Creo que podré seguirla.
- No le diré el tiempo que corría, ni tampoco quiero más preguntas acerca de ello.
Se oyó un suspiro, más bien dando a pié a que la historia iba a ser demasiado larga.
- Fui la Tercera hermana de un linaje matriarcal en Egipto. Ambos varones nacieron antes que yo. Tras ello, nació la que sería mi hermana menor, junto con su gemelo, también varón. La educación para el sexo de los hijos de una mujer próxima a entrar en el trono, siempre fueron la de proteger, hasta el punto más exagerado, en el que se llegaban a convertir a los varones en vampiros cuando llegaban a la edad más fuerte, para así aprovechar las facultades de todos y cada uno de ellos. Curiosamente todas teníamos el mismo nombre antes del apellido de la familia: Neferet, tras los innumerables nombres que nos colocaban inútilmente. – dijo despóticamente.
Todos y cada uno de nosotros nacimos con el don de la magia, que era arrebatado de las manos de los hombres al día de su conversión, quedando así cada mujer con magia en su seno, para hacer así perdurar aquella pulcra línea.
Bien sabido era, que en un matriarcado los hijos nacían de una misma, sin embargo en los reinos actuales, el Rey puede tener un hijo y no ser de su propia sangre. – Sonrió de forma soberbia, como dando a entender a que se refería. – Por ello lo del matriarcado.
Siempre se tenía especial cuidado y protección con aquella que sería la siguiente en la línea de sucesión, pero entonces la reina enfermó y todos fijaron su mirada en mí, la primera mujer nacida de primeras mujeres. Así mandan nuestras reglas. Pronto fui casada con un hombre al que ni siquiera conocía, pero eso no importaba si con tal de todo accedía al trono, tan solo faltaba dar un nuevo bebé en la línea sucesoria, pero por supuesto, debía de ser niña.
Con la reina enferma y la pronta coronación de mi madre todos esperaban que la línea de sucesión estuviese bien definida en dos o tres generaciones, para la próspera coronación.
Me embaracé.
- Un final muy drástico por su… tono. ¿Qué pasó a continuación?
- Di a luz a un varón. Pasaron meses y volví a quedar encinta.
- ¿Qué ocurrió?
- Volví a dar a luz a otro varón.
- Ninguna hembra para perpetuar el linaje.
- Al tercer varón que salió de mi vientre mi cuerpo no lo resistió más. No podía dar más hijos. Tal y como dictaban las leyes, mi hermana menor accedería al trono en caso de que niñas hermosas fuesen fruto de su vientre.
- ¿Perpetuó?
- Dos niñas.
El entrevistador calló de inmediato, al sentirse un poco afligido por la parte tan cruda que habían tocado en aquel instante. Bien se podía decir que le dio pena.
- Mi hermana entonces accedió al trono, aunque aún no reinaba.
- Y usted… ¿Cómo murió aquella vez?
- Me exiliaron muy joven, me ignoraron hasta tal punto que me dieron por muerta.
- Y ¿Por qué ha vuelto?
- Vengo a ocupar el puesto que se me debe. [/color]
- ¿No necesitaba un hijo para ello?
- Está todo estrictamente planeado, déjeme explicarle.
Mi hermana tuvo gemelos varones, pero de distinto hombre. Si, es muy difícil, pero tengo entendido que es posible si yaciese con los dos en menos de dos días entre uno y otro. Un Español y un Romano. Recé a los dioses para que su fábrica de engendros se la llevasen los demonios, pero no fue así. De su vientre, fruto de su primer matrimonio oficial con aquel Romano, que desapareció en cuanto supo que aun estaba enamorada del Español. Una historia de lo más entretenida, si. – Dijo con desdén. – Aun así, la adularon tanto que no veían cada imperfección en ella. Siguieron adelante con la trama. Pero mi hermana estaba más triste que nunca, desde que nació aquella hija suya, muchos hablaban y decían que era el rostro más hermoso de todo Egipto, aunque fuese de completa tristeza, eso la hacía más hermosa aún si cabía.
Mi hermana, Juliett, tuvo una fuerte visión, en la que veía a su hija crecer, en las varias etapas de su vida. Todo se desvanecía al cumplir los 3 años, por algún motivo no la lograba ver de nuevo a partir de ahí, todo llevaba a una absurda y a medias acertada conclusión: la niña moriría al cumplir los 3 años. [/color]
- Entonces ya no podría acceder al trono, quedaría la otra hermana. ¿No es así?
- Aún no he acabado.
Pagué a hombres para que se la llevasen, ocultar su rastro bajo magia fingiendo la muerte de la niña en la fiesta de su 3º cumpleaños.
- Muy sádica.
- Tras ello, innumerables médiums e incluso toda la corte ha sido desperdigada por lejanas tierras en busca de una nueva prueba de la existencia de la niña. De algún modo supieron que estaba viva. Pero lo que no saben es donde está.
- Y tu, ¿si lo sabes?
- Por supuesto, en cuanto me haga con la vida de la pequeña, el trono será mío.
- ¿Y tu hermana pequeña?
- ¿Dilshâd? Enferma desde el día de su nacimiento. Cada día esperan con miedo encontrarla sin vida.
- Pero no tienes una hija, de todos modos no podrías acceder al trono.
- En breves quedaré encinta, mis más efímeras intuiciones me dicen que ésta es la definitiva. En unos meses nacerá mi hija. Fruto del semen de un brujo de clase alta: Vincenzo Domani. Meras formalidades brujeriles, no le amo, ni le estimo, tan solo le necesito para mis fines.

“Por eso estoy aquí, por ello he nacido y esperado todo éste tiempo.”

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Última edición por Pandora el Dom Ene 22, 2012 1:02 pm, editado 7 veces

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