I'd Rather Dance With You [Privado]

por **Eugénie Florit** Jue Dic 01, 2011 6:41 pm

El amor es la respuesta
pero mientras usted la espera
el sexo le plantea unas cuantas preguntas.

La nueva caja había llegado esta mañana a la mansión, el recepcionista sabía que nadie podía saber al respecto, mucho menos saber el contenido y nadie podía tomar la caja, nadie que no fuera yo. Tenía las ordenes bien claras, de romper una orden sabía bien que estaba fuera de la mansión, que no tendría trabajo y seguramente no lo volvería a tener. Si, podía ser muy dulce pero si sabía que podía estar en peligro no había manera de ser diferente a poner en claro quien daba las ordenes. No la abriría hasta estar en terreno seguro. El burdel era una especie de santuario no solo para aquellas que trabajábamos en ese lugar, también para aquellos que visitaban sus paredes, que disfrutaban de los olores, que gozaban de los placeres que se encerraban en aquel lugar del pecado. Daba gracias que el trayecto era corto, que la seguridad en el camino era bastante clara, que nadie podría ver mi rostro y descubrir mi vida cotidiana gracias a ese antifaz que tenía en el rostro.

Bajé del carruaje dejando en manos del portero del burdel la caja, este camino detrás de mi, le indiqué que dejará el paquete en la cama mientras dejaba en claro a Scarlett que estaba en el lugar. Esa noche no tenía ganas de bajar a "cazar" algún hombre, más bien aquel que necesitara de una cama y una mujer podría encontrar el lugar correcto subiendo unas pequeñas escaleras de caracol al final del pasillo principal. Breve había sido mi reunión con Scarlett pues estaba ansiosa por ver el nuevo pedido. Al llegar al cuarto la caja se encontraba donde lo imaginaba, no tarde en abrirla, sonreí al ver la calidad de la ropa interior, de los encajes, y de los colores de los antifaces que estaban dentro. Todos venían de la nueva España. Los colores eran increíblemente llamativos, la calidad se notaba sin ni siquiera pasar los dedos en ellos, y solo quería compartir todo aquello con ella. Mi única amiga: Juliette.

Todas las prendas estaban puestas en la cama, las combinaciones perfectamente elaboradas. La caja ya se encontraba en el suelo. Salí del cuarto para ir en su búsqueda. Sabía donde podría estar, la conocía también como ella me conocía a mi.

Efectivamente Juliette se encontraba en la barra disfrutando de la buena música que aquella noche se podía apreciar. Muchas personas pensaban que entre las mujeres que se encontraban encerradas en estás paredes ninguna tenía la educación para poder apreciar una pintura, un sonido o un poema, tan equivocados estaban. Se veía especialmente hermosa, con ese aire de inocencia que podía reflejar en ocasiones su rostro pero esos movimientos y ese cuerpo que hacía que muchas del lugar envidiaran lo codiciada que era. ¿Cómo nos habíamos conocido? ¿Cómo había empezado esa amistad? Ni siquiera lo recordaba, y en realidad ¿Para que recordar eso? Me gustaba disfrutar el momento, el presente, esas sensaciones que solo con ella podía encontrar porque no lo negaba, de las pocas mujeres que me atraía y que quería llevar a la cama, ella era una de esas.

Me acerqué con lentitud, disfrutando del meneo de las caderas, de las miradas y las reacciones de algunos caballeros que estaban a mi paso, adoraba sentirme deseada. Por fin había llegado hasta ella y entonces bese su mejilla con ternura. - No es correcto que estés sin mi acá abajo… - Solté una risita coqueta y tomé su mano tirando de ella ligeramente - Ven, tengo un paquete nuevo que quiero compartir contigo - Sonreí atrayéndola hacía mi y avanzando por el lugar - Hace días no te veo ¿Qué ha sido de ti? - Y a pesar del amor que le tenía Juliette aun no conocía mi rostro. Quería que ella supiera la primera, que ella me conociera en todos los sentidos y ser aceptada tal cual, quizás esa noche sería la correcta, quizás le enseñaría mi rostro detrás del antifaz.