AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Eden Nasri, el fénix de corazón roto
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Eden Nasri, el fénix de corazón roto
-Nombre del Personaje:
Eden Nasri
-Edad:
36 años
-Especie:
Humano, cazador
-Tipo, Clase Social o Cargo:
Clase media
-Orientación Sexual:
Heterosexual
-Lugar de Origen:
Lille
-Descripción Física:
-Descripción Psicológica:
Eden es un tipo solitario, seguro de si mismo y pragmático. Ha pasado demasiado tiempo desde aquella época en el que el mundo era una caja repleta de ilusiones dispuesta para ser abierta por cualquier valiente que se atreviera a embarcarse en esa empresa; Eden sólo tiene una motivación, la cual alimenta su día a día y consigue que sobreviva noche tras noche, que no es otra, que asesinar al vampiro que lleva persiguiendo durante 10 años. Su vida es un frenesí de caos y de dolor en el que el cazador no está dispuesto a inmiscuir a nadie; amó una vez y dejó de poder hacerlo con el perecer de aquel affaire. Sin embargo en las distancias cortas es un tipo cercano y de un humor particular que en muchas ocasiones le ha llevado a surcar aguas truculentas. Se podría decir que con el paso del tiempo ha perdido apego a la vida, pero no hay día en el que el hecho de seguir conservando el aliento, no le lleve a reflexionar sobre si en algún momento, una vez haya completado su objetivo, podría caber la posibilidad de curar sus heridas y buscar un futuro diferente, pensamiento que suele desvanecerse en el fondo de un vaso de whisky.
-Historia:
15 años atrás, Lille, Francia:
Cuando miras a otro ser humano y sientes que tu corazón se acelera, no puedes dejar de preguntarte, ¿me mirará? ¿me acaba de mirar? ¿me mira cuando no la miro? Entonces sus ojos se cruzan con los tuyos durante un instante, que para ti no es tal sino que más bien pasa por ser una eternidad, y no sabes si creer que te ha mirado de casualidad, o que lo ha hecho porque lo hace de manera habitual o bien porque simplemente ha notado que la mirabas. Pasan los días, los meses, y la sigues mirando, y aunque no eres capaz de cruzar palabra alguna con ella, comienzas a creer que es cierto que te observa, e incluso que te sonríe, pero dudas; crees que no soportarías una negativa y que tu corazón jamás se recuperaría. Eden estaba en esa situación, la chica de cabellos dorados y tez blanquecina a la que había amado en silencio durante demasiado tiempo estaba a punto de dejar la ciudad para instalarse en el palacio de algún noble del lugar. El joven se maldecía por no haber sido capaz de confesar lo que sentía, de decirla que sólo necesitaba una mirada suya para iluminar su día, de confesarla que soñaba con sus sonrisas, de prometerla que sería capaz de destronar del cielo a las estrellas para que ella reinara sobre los hombres y así todos pudieran admirar su belleza. Quedaban a penas 2 horas para que su carruaje la recogiera, y ella esperaba al lado de su ventana, ya lista y preparada con un tocado y un vestido de gala. Eden no sabía que hacer, era consciente de que ya era tarde y también era conocedor que un chico de clase humilde como él jamás podría corresponder a su belleza, pero quería que ella supiera lo que sentía; no podía sufrir en silencio más tiempo.
Nunca fue demasiado valiente, tampoco de los más irreverentes, pero Eden tenía claro lo que tenía que hacer. Sin dudarlo el joven se acercó al pie de la ventana de su amada y se agarro firmemente a la hilera vegetal que devoraba el muro de piedra de la casa. Poco a poco, el chico fue escalando, poniendo un empeño y un esfuerzo que se tradujeron en forma de heridas sangrantes en sus manos, las cuales, no fueron óbice para que el soñador alcanzara su meta. Algunos lo observaban desde las calles, otros simplemente buscaban a las autoridades, pero el joven no tenía marcha atrás, así que sin mirar hacía abajo Eden, realizó el último esfuerzo y alcanzó la soñada ventana. Allí estaba Ellia, con un gesto que oscilaba entre la sorpresa y la preocupación. La visión de los brillantes ojos azules de la joven desde tan cerca borraron cualquier indicio de dolor que pudiera invadir al joven, no estaba en una posición cómoda, pero no importaba, había atrevido a acercarse, y sólo por eso, ya había merecido la pena. Ellia caminó lentamente hacía él y se inclinó levemente hacía el joven. Eden pudo observar que la joven portaba algo en su mano, parecía un papel pequeño, doblado por la mitad ocultando su contenido. La bella dama acercó su boca al oído de su pretendiente, y exhibiendo su habitual dulce tono de voz, liberó un susurro demoledor.
-Sálvame-Dijo Ellia.
Eden a punto estuvo de caerse del impacto, primero de tenerla tan cerca, y segundo, de su extraña petición. ¿A caso tenía razón? ¿a caso ella sentía lo mismo que él siempre había sentido? La chica depositó el papel entre los dedos de la mano izquierda del joven y esbozó una leve sonrisa. En ese momento el intrépido joven quiso liberar aquello que tanto había estado encerrado en su corazón, pero el abrupto sonido provocado por la apertura de la puerta de la habitación lo impidió, no sólo por los sirvientes que entraron a comprobar el bienestar de su señorita, sino porque del susto, el chico se soltó y cayó al vacío, dándose de espaldas contra el suelo. Pasaron varios meses hasta que el joven recuperó la movilidad de su cuerpo, tiempo en el que Eden no pudo dejar de pensar en su amada de una manera más ferviente y pasional que nunca. Tenía que salvarla, no sabía de qué, cómo ni por qué, pero lo haría, aunque fuera lo último que quedara grabado en su retina.
Durante muchas semanas el chico estuvo siguiendo la pista de Ellia, acabando en una región fronteriza con Le Havre, en un pequeño pueblo llamado Le Monde. Según había podido saber, Ellia vivía en castillo del noble más rico del lugar, y el chico estaba dispuesto a cumplir su cometido. En la taberna más concurrida del pueblo, el chico se topó con un joven elegante, de cabello largo color azabache, finos y bellos rasgos faciales y una mirada de lo más penetrante. Al oírle preguntar por el señor de la zona, el extraño individuo mostró un gran interés por conocer la historia que le había llevado a buscar a uno a de los hombres más ricos de Francia. El alcohol, y su ingenuidad, llevaron a Eden a desvelar sus intenciones, a las cuales, Richard Von Tessel, que era como se llamaba el tipo, reaccionó con contundencia.
-No puedo permitir que pises ese castillo chico, morirás-Espetó el hombre.
Eden no entendía la razón, él no tenía intención alguna de herir a nadie, sólo quería saber como estaba Ellia, o al menos ese era su plan. En caso de que estuviera en peligro la salvaría, aunque aún no sabía cómo, no se había planteado herir a nadie, aunque siendo realistas quizás eso fuera inevitable. El joven no retrocedió, y ante su ímpeto, Richard se ofreció a acompañarle.
-Si tal es tu interés, te acompañaré. Conozco a Romain, creo que podré evitar un mal innecesario-Dijo el hombre.
Juntos, llegaron hasta las puertas del castillo, y ya en el interior, Eden y Richard vieron cómo Romain los estaba esperando. Ellia estaba a su lado, pero no era la misma que el joven había conocido tiempo atrás; ya no desprendía la misma luz, sus ojos estaban apagados, y su sonrisa, moribunda. En ese momento Eden comprendió que ese hombre la había hecho algo, y no estaba dispuesto a permitirlo. El chico dio un paso al frente, pero la mano de Richard lo detuvo, ejerciendo una presión en su hombro derecho que a punto estuvo de quebrarlo.
-No hagas tonterías Eden, ya has visto a la chica, es hora de irse-Dijo Richard.
Ese hombre tenía una fuerza fuera de lo común, no era posible que fuera incapaz de moverse por un simple apretón. En ese momento lo vio, detrás de sus ojos negros había algo más, no era humano, era algo distinto. Eden miró a Ellia, y en ese momento comprobó que la chica desprendía la misma sensación, y por supuesto el hombre llamado Romain, cuyos ojos eran igual de penetrantes. Pero eso le daba igual, no iba a dejar pasar la oportunidad de rescatar a su amada, ya podían gritar sus instintos todo lo que quisieran, él jamás se detendría. El chico se liberó de la presa y sin detenerse salió corriendo hacía el noble con su puño cerrado, preparado para actuar. Lo que ocurrió después, pasados los años aún sigue confuso en sus recuerdos, el chico fue noqueado sin tener tiempo a pestañear, y hubiera muerto, de no ser porque Richard se interpuso a la misma velocidad entre el noble y él. A partir de esa noche, Eden descubrió que este mundo estaba copado por seres que se ocultaban de la opinión publica y que vagaban por las sombras. El chico estaba traumatizado, no sabía como actuar, y aunque Richard intentó hacerle entrar en razón, el delirio terminó de corromper su mente.
-¡Conviérteme en uno de los tuyos!-Gritó el joven.
Sin embargo Richard se negó. Veía algo en ese joven diferente, una luz que le hacía notar la misma calidez que sentía cuando estaba vivo. No podía corromperla, no.
-Mi camino no es el tuyo Eden, si quieres respuestas necesitas hacerte fuerte pero sin cambiar lo que eres. Si realmente amas a esa mujer como dices que la amas busca el camino que un día te lleve frente a ella, pero por tus propios medios. El amor que sentimos nosotros no es tal puesto que no es más que un capricho-Confesó el vampiro.
Tardó en comprenderlo, pero bajo la batuta de Richard, el chico se hizo un verdadero hombre. Entrenó su cuerpo, su mente, y su alma. Aprendió las debilidades de aquellos a los que debía cazar, conoció mejor sus propios defectos, y evolucionó. Lo único que no cambio fue aquello que veía todas las noches antes de dormir, que eran los ojos de su amada pidiendo auxilio, no los de la primera vez, sino los de la segunda, los reales. Pasaron 5 años, y un día, Richard detuvo un entrenamiento y fue directo.
-Estás listo-Dijo el vampiro guardando su florete-Sin embargo tengo que ser franco contigo, nunca te lo he dicho pero jamás podrás encontrar a la chica a la que un día amaste, ella ya no existe, lo que hallarás es otra cosa...
-Ya lo sabía Richard, pero igualmente necesito volver a verla, aunque sea para terminar con su sufrimiento-Respondió el joven.
Eden tenía claro que los ojos que lo habían torturado durante todo este tiempo no pertenecían a este mundo, y les otorgaría el descanso eterno. Como despedida, Richard le otorgó un obsequio de su familia, una antigüedad de otra era que le sería útil para cumplir sus objetivos. Una espada de hoja curva de plata, la cual decorada en su empuñadura por el fénix característico de su estirpe. Recibido el obsequio Eden agradeció a su amigo un adiestramiento que jamás supo por qué se lo proporcionó
pero que puede que un día lo utilizara con él. En ese momento comenzó una peregrinación en la que el joven fue asesinando cada vez con mayor acierto seres de diferente poder y condición, decorando todas las escenas con la pintura de un fénix ensangrentado que poco a poco fue haciéndose famoso en Francía. Finalmente Eden se sintió dispuesto a llevar a cabo su tarea más laboriosa, encontrar a Ellia y asesinarla si era preciso y para ello llegó a París, para cumplir con aquello que años atrás había prometido.
-Datos Extras:
-Es conocido cómo "El Fénix" en los circulos de cazadores de Francia.
-Es un amante de las artes, sobretodo de la pintura y el teatro.
Eden Nasri
-Edad:
36 años
-Especie:
Humano, cazador
-Tipo, Clase Social o Cargo:
Clase media
-Orientación Sexual:
Heterosexual
-Lugar de Origen:
Lille
-Descripción Física:
-Descripción Psicológica:
Eden es un tipo solitario, seguro de si mismo y pragmático. Ha pasado demasiado tiempo desde aquella época en el que el mundo era una caja repleta de ilusiones dispuesta para ser abierta por cualquier valiente que se atreviera a embarcarse en esa empresa; Eden sólo tiene una motivación, la cual alimenta su día a día y consigue que sobreviva noche tras noche, que no es otra, que asesinar al vampiro que lleva persiguiendo durante 10 años. Su vida es un frenesí de caos y de dolor en el que el cazador no está dispuesto a inmiscuir a nadie; amó una vez y dejó de poder hacerlo con el perecer de aquel affaire. Sin embargo en las distancias cortas es un tipo cercano y de un humor particular que en muchas ocasiones le ha llevado a surcar aguas truculentas. Se podría decir que con el paso del tiempo ha perdido apego a la vida, pero no hay día en el que el hecho de seguir conservando el aliento, no le lleve a reflexionar sobre si en algún momento, una vez haya completado su objetivo, podría caber la posibilidad de curar sus heridas y buscar un futuro diferente, pensamiento que suele desvanecerse en el fondo de un vaso de whisky.
-Historia:
15 años atrás, Lille, Francia:
Cuando miras a otro ser humano y sientes que tu corazón se acelera, no puedes dejar de preguntarte, ¿me mirará? ¿me acaba de mirar? ¿me mira cuando no la miro? Entonces sus ojos se cruzan con los tuyos durante un instante, que para ti no es tal sino que más bien pasa por ser una eternidad, y no sabes si creer que te ha mirado de casualidad, o que lo ha hecho porque lo hace de manera habitual o bien porque simplemente ha notado que la mirabas. Pasan los días, los meses, y la sigues mirando, y aunque no eres capaz de cruzar palabra alguna con ella, comienzas a creer que es cierto que te observa, e incluso que te sonríe, pero dudas; crees que no soportarías una negativa y que tu corazón jamás se recuperaría. Eden estaba en esa situación, la chica de cabellos dorados y tez blanquecina a la que había amado en silencio durante demasiado tiempo estaba a punto de dejar la ciudad para instalarse en el palacio de algún noble del lugar. El joven se maldecía por no haber sido capaz de confesar lo que sentía, de decirla que sólo necesitaba una mirada suya para iluminar su día, de confesarla que soñaba con sus sonrisas, de prometerla que sería capaz de destronar del cielo a las estrellas para que ella reinara sobre los hombres y así todos pudieran admirar su belleza. Quedaban a penas 2 horas para que su carruaje la recogiera, y ella esperaba al lado de su ventana, ya lista y preparada con un tocado y un vestido de gala. Eden no sabía que hacer, era consciente de que ya era tarde y también era conocedor que un chico de clase humilde como él jamás podría corresponder a su belleza, pero quería que ella supiera lo que sentía; no podía sufrir en silencio más tiempo.
Nunca fue demasiado valiente, tampoco de los más irreverentes, pero Eden tenía claro lo que tenía que hacer. Sin dudarlo el joven se acercó al pie de la ventana de su amada y se agarro firmemente a la hilera vegetal que devoraba el muro de piedra de la casa. Poco a poco, el chico fue escalando, poniendo un empeño y un esfuerzo que se tradujeron en forma de heridas sangrantes en sus manos, las cuales, no fueron óbice para que el soñador alcanzara su meta. Algunos lo observaban desde las calles, otros simplemente buscaban a las autoridades, pero el joven no tenía marcha atrás, así que sin mirar hacía abajo Eden, realizó el último esfuerzo y alcanzó la soñada ventana. Allí estaba Ellia, con un gesto que oscilaba entre la sorpresa y la preocupación. La visión de los brillantes ojos azules de la joven desde tan cerca borraron cualquier indicio de dolor que pudiera invadir al joven, no estaba en una posición cómoda, pero no importaba, había atrevido a acercarse, y sólo por eso, ya había merecido la pena. Ellia caminó lentamente hacía él y se inclinó levemente hacía el joven. Eden pudo observar que la joven portaba algo en su mano, parecía un papel pequeño, doblado por la mitad ocultando su contenido. La bella dama acercó su boca al oído de su pretendiente, y exhibiendo su habitual dulce tono de voz, liberó un susurro demoledor.
-Sálvame-Dijo Ellia.
Eden a punto estuvo de caerse del impacto, primero de tenerla tan cerca, y segundo, de su extraña petición. ¿A caso tenía razón? ¿a caso ella sentía lo mismo que él siempre había sentido? La chica depositó el papel entre los dedos de la mano izquierda del joven y esbozó una leve sonrisa. En ese momento el intrépido joven quiso liberar aquello que tanto había estado encerrado en su corazón, pero el abrupto sonido provocado por la apertura de la puerta de la habitación lo impidió, no sólo por los sirvientes que entraron a comprobar el bienestar de su señorita, sino porque del susto, el chico se soltó y cayó al vacío, dándose de espaldas contra el suelo. Pasaron varios meses hasta que el joven recuperó la movilidad de su cuerpo, tiempo en el que Eden no pudo dejar de pensar en su amada de una manera más ferviente y pasional que nunca. Tenía que salvarla, no sabía de qué, cómo ni por qué, pero lo haría, aunque fuera lo último que quedara grabado en su retina.
Durante muchas semanas el chico estuvo siguiendo la pista de Ellia, acabando en una región fronteriza con Le Havre, en un pequeño pueblo llamado Le Monde. Según había podido saber, Ellia vivía en castillo del noble más rico del lugar, y el chico estaba dispuesto a cumplir su cometido. En la taberna más concurrida del pueblo, el chico se topó con un joven elegante, de cabello largo color azabache, finos y bellos rasgos faciales y una mirada de lo más penetrante. Al oírle preguntar por el señor de la zona, el extraño individuo mostró un gran interés por conocer la historia que le había llevado a buscar a uno a de los hombres más ricos de Francia. El alcohol, y su ingenuidad, llevaron a Eden a desvelar sus intenciones, a las cuales, Richard Von Tessel, que era como se llamaba el tipo, reaccionó con contundencia.
-No puedo permitir que pises ese castillo chico, morirás-Espetó el hombre.
Eden no entendía la razón, él no tenía intención alguna de herir a nadie, sólo quería saber como estaba Ellia, o al menos ese era su plan. En caso de que estuviera en peligro la salvaría, aunque aún no sabía cómo, no se había planteado herir a nadie, aunque siendo realistas quizás eso fuera inevitable. El joven no retrocedió, y ante su ímpeto, Richard se ofreció a acompañarle.
-Si tal es tu interés, te acompañaré. Conozco a Romain, creo que podré evitar un mal innecesario-Dijo el hombre.
Juntos, llegaron hasta las puertas del castillo, y ya en el interior, Eden y Richard vieron cómo Romain los estaba esperando. Ellia estaba a su lado, pero no era la misma que el joven había conocido tiempo atrás; ya no desprendía la misma luz, sus ojos estaban apagados, y su sonrisa, moribunda. En ese momento Eden comprendió que ese hombre la había hecho algo, y no estaba dispuesto a permitirlo. El chico dio un paso al frente, pero la mano de Richard lo detuvo, ejerciendo una presión en su hombro derecho que a punto estuvo de quebrarlo.
-No hagas tonterías Eden, ya has visto a la chica, es hora de irse-Dijo Richard.
Ese hombre tenía una fuerza fuera de lo común, no era posible que fuera incapaz de moverse por un simple apretón. En ese momento lo vio, detrás de sus ojos negros había algo más, no era humano, era algo distinto. Eden miró a Ellia, y en ese momento comprobó que la chica desprendía la misma sensación, y por supuesto el hombre llamado Romain, cuyos ojos eran igual de penetrantes. Pero eso le daba igual, no iba a dejar pasar la oportunidad de rescatar a su amada, ya podían gritar sus instintos todo lo que quisieran, él jamás se detendría. El chico se liberó de la presa y sin detenerse salió corriendo hacía el noble con su puño cerrado, preparado para actuar. Lo que ocurrió después, pasados los años aún sigue confuso en sus recuerdos, el chico fue noqueado sin tener tiempo a pestañear, y hubiera muerto, de no ser porque Richard se interpuso a la misma velocidad entre el noble y él. A partir de esa noche, Eden descubrió que este mundo estaba copado por seres que se ocultaban de la opinión publica y que vagaban por las sombras. El chico estaba traumatizado, no sabía como actuar, y aunque Richard intentó hacerle entrar en razón, el delirio terminó de corromper su mente.
-¡Conviérteme en uno de los tuyos!-Gritó el joven.
Sin embargo Richard se negó. Veía algo en ese joven diferente, una luz que le hacía notar la misma calidez que sentía cuando estaba vivo. No podía corromperla, no.
-Mi camino no es el tuyo Eden, si quieres respuestas necesitas hacerte fuerte pero sin cambiar lo que eres. Si realmente amas a esa mujer como dices que la amas busca el camino que un día te lleve frente a ella, pero por tus propios medios. El amor que sentimos nosotros no es tal puesto que no es más que un capricho-Confesó el vampiro.
Tardó en comprenderlo, pero bajo la batuta de Richard, el chico se hizo un verdadero hombre. Entrenó su cuerpo, su mente, y su alma. Aprendió las debilidades de aquellos a los que debía cazar, conoció mejor sus propios defectos, y evolucionó. Lo único que no cambio fue aquello que veía todas las noches antes de dormir, que eran los ojos de su amada pidiendo auxilio, no los de la primera vez, sino los de la segunda, los reales. Pasaron 5 años, y un día, Richard detuvo un entrenamiento y fue directo.
-Estás listo-Dijo el vampiro guardando su florete-Sin embargo tengo que ser franco contigo, nunca te lo he dicho pero jamás podrás encontrar a la chica a la que un día amaste, ella ya no existe, lo que hallarás es otra cosa...
-Ya lo sabía Richard, pero igualmente necesito volver a verla, aunque sea para terminar con su sufrimiento-Respondió el joven.
Eden tenía claro que los ojos que lo habían torturado durante todo este tiempo no pertenecían a este mundo, y les otorgaría el descanso eterno. Como despedida, Richard le otorgó un obsequio de su familia, una antigüedad de otra era que le sería útil para cumplir sus objetivos. Una espada de hoja curva de plata, la cual decorada en su empuñadura por el fénix característico de su estirpe. Recibido el obsequio Eden agradeció a su amigo un adiestramiento que jamás supo por qué se lo proporcionó
pero que puede que un día lo utilizara con él. En ese momento comenzó una peregrinación en la que el joven fue asesinando cada vez con mayor acierto seres de diferente poder y condición, decorando todas las escenas con la pintura de un fénix ensangrentado que poco a poco fue haciéndose famoso en Francía. Finalmente Eden se sintió dispuesto a llevar a cabo su tarea más laboriosa, encontrar a Ellia y asesinarla si era preciso y para ello llegó a París, para cumplir con aquello que años atrás había prometido.
-Datos Extras:
-Es conocido cómo "El Fénix" en los circulos de cazadores de Francia.
-Es un amante de las artes, sobretodo de la pintura y el teatro.
Eden Nasri- Cazador Clase Media
- Mensajes : 17
Fecha de inscripción : 01/12/2011
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