Un erro llevo a que comenzaramos una buena amistad. [Abigail]

por **Lenneth P. Stratowski** Dom Dic 11, 2011 1:54 pm

-Un...vaso de agua por favor...-Me senté en una de las sillas que había en la taberna, alrededor de una mesa circular en la que cabían pocas personas. No esperaba a nadie, pero quizás, alguien se acercaba a charlar conmigo. Pero para empezar, había recibido la carta por error de un miembro de la realeza Escocesa, menudo honor. Los camareros esa tarde estaban como locos. De un lado para otro, yendo y viniendo por doquier con bandejas y más bandejas. ¿Qué pasaba? No era de mi incumbencia así que no hice el menor esfuerzo en interesarme de ello-Oh...Gracias...-Dije cuando enseguida me pusieron un vaso de agua encima de la mesa circular que estaba envuelta con un precioso mantel, parecido a los que mi abuela bordaba cuando se aburría en las frías tardes de Navidad de hace mucho tiempo atrás. Mire distraídamente por la ventana a ver el paisaje. La gente paseando, de lado a lado para encontrarse con otra gente. Una niña de cabellos dorados observaba como pasaban de ella literalmente, yo la miraba y la pena estaba en ella, incrustada en sus ojos.

Querría tener el calor del cual nosotros estábamos disfrutando. Mire a la mesa un poco sonrojada y me puse a pensar sobre los niños del orfanato. Poco a poco pensé, que habían tenido mucha suerte al respecto. Encontrar un techo del que cobijarse y un trozo de comida que llevarse a la boca. La verdad que tuvieron mucha suerte los chicos del orfanato. Miré el reloj de mi muñeca y llegaba un poco tarde, me dijo que iba a ser puntual. No es que yo fuese alguien puntual tampoco, pero no me gustaba que me hiciesen esperar. Bebí un poco del agua que tenía delante de mí y cuando lo volví a dejar en la mesa un portazo retumbo en la taberna. ¿Qué paso? Mire hacia la puerta y vi a un policía, enfadado y con el rostro de pocos amigos. No entendía a que se debía aquello, pero en cuanto se apartaron, vi a una mujer de cabellos dorados, sonrisa dulce y de bellos ojos azules e inmediatamente aquella mujer pareció reconocerme. ¿Sería aquella la que me cito aquí?

Iba rodeada de vigilancia con uniformes de color negro. En cuanto vi que se movía, incline mi cabeza pues sería alguien que podría ser igual que yo, alguien de la realeza, alguien de poder. Me habían devuelto el titulo, me habían reconocido como aquella condesa y al parecer, ya parte de mi pasado se borro. ¿Habría muerto aquel del que me escape?