El carmesí, comienza a cansarme.... [Ethan]

La vieja guardia había sido desmontada con las muertes de sus últimos integrantes y, cada vez el trabajo se le acumula más al viejo vampiro; la creciente ola de crimenes retumbaban en la cabeza de Ethan mientras seguía su nueva misión, conseguir nuevos aliados políticos. Todo esto convertía la cabeza del vampiro en una cacofonía de pensamientos, controversía y desesperación, que lo llevaban cada vez más cerca de la locura, se sentía impotente, inútil en su nueva y obligada labor mientras veía como día tras día aparecían más víctimas en una París sin ley, en una ciudad con ambiciones y sin escrúpulos.

Pasaban las horas de aquella tarde sombría mientras Ethan observaba tras una cortina como moría el sol al horizonte, contaba los segundos para su aparición en la gran ciudad, ya tenía un objetivo y sabia que iba a atacar hoy. La mente se le nublaba, el ansía se convertía en frenesí maldito y cada poro de su piel exhalaba adrenalina. Pero, antes que nada habría de explicar como de la impotencia surgía una nueva misión... Aquello no era fácil pero estaba separado en contexto por unos días, días en los cuales Ethan vagaba por la calle investigando a aquellos que necesitaba, pero grande fue su sorpresa al ver en aquella lúgrube casa con las luces apagadas y tan sólo unas cuantas velas se dejaba ver las sombras de un crimén, delito que no quedaría impune... era, al parecer un violador y asesino al que le llegaría la hora. Asi fue como tras seguirlo y conocer su rutina, Ethan se propuso, ahora que la noche reinaba cazar a aquel cazador y con un magistral asalto convertirlo en la presa que sufriría esta vez, la peor de las suertes, una mucho peor que sus victimas.

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Caía ya la noche, y el amanecer amanaiba su aparición, dejando entrever el final de su exitosa tarea, el rastro escarlata había sido ya desaparecido, del cuerpo no había quedado ni el más mínimo rastro; no obstante la ropa del vampiro había quedado irreconocible, las marcas de lucha eran visibles y la sangre ya oscurecida manchaba su camisa emitiendo a la vez un aroma a su paso. Ethan se vio obligado a ir el lago, no solo a esconder su ropa sino a limpiar de sus ser las impurezas que restaban del mounstro ahora muerto, todo parecía muy tranquilo por lo cual decidió darse un baño mientras la ropa ardía y se convertía en cenizas en la fogata adyacente. El frío hacían que incluso el mismo Ethan temblara mientras el viento rozaba su cuerpo mojado, pero se conformaba con saber que ahora estaba limpio, que aquella victima, si se le pudiera llamar asi, o mejor aquel criminal habia desaparecido de este mundo y el ahora era libre de continuar con el resto de sus trabajos, más tranquilo y con su sed saciada. Ethan era otro mounstruo, uno que era capaz de controlarse, uno que poseía una escala de valores y unos principios incorruptos, aquello tal vez le permitía llevar una vida tranquila, sin acordarse de aquellos que alguna vez probaron el filo de su espada.

De pronto un olor alertó al vampiro de la presencia, cada vez más cerca de otro ser, tal vez de una mujer, así que salió rapidamente del agua para secarse, se coloco su pantalón y sus botas pero en ese momento el aroma había incrementado su poder y al voltear la vista se encontro los ojos de una mujer, su mirada se detuvo observandola fijamente, y fue asi como con detalle se aprendió el cuerpo de la dama, cuando la vió huir reacciono rapidamente y utilizando su velocidad la alcanzó, se escondió detras un arbol y contemplo su movimiento, sus ropas eran caras y su rostro era fino, delicado. Dejo que se le adelantará para atrapar de nuevo su esencia, una esencia dulce, elegante, propia de una aristocrata, por un momento su corazón se agito, pero logro calmarlo y concentrarse nuevamente en la realidad. El crujir de una rama le alertó nuevamente sobre la presencia de la dama ahora mas lejos de él, vaciló un momento pero no pudo contenerse y corrió hasta ella, se avalanzó asegurandose de tumbarla pero que cayesé sobre él, pues no quería lastimarla.

Buenas mi hermosa Señora - exclamó mientras la atrapaba cons sus brazos- No quisiera asustarla, pero usted está...en tal vez una situación complicada- dijo soltandose y levantandose- Le aseguro que no trataba de lastimarla, pero debía detenerla para saber quien era- dijo tendiendole la mano para ayudarle a levantarse.

El vampiro solo vio como se había quedado sin una sola respuesta, ni una palabra había salido de los labios de aquella mujer que ahora se alejaba en la oscura sombra del bosque; el vampiro solo veía como la silueta de aquella aristócrata pedante y orgullosa moría en el horizonte, mientras las ramas y hojas crujían a su paso dejando conocer aún a lo lejos su posición. Pero... para que preocuparse, aún fuera de noche y aún fuera el bosque, aquella mujer no había ni por modales dado respuesta a sus palabras, no había sido capaz de ser una dama para el vampiro, sino más bien se había convertido en solo un cuerpo pusilánime que escapaba hacía tal vez un destino peor. Ethan pensó en seguirla, pero tras meditarlo decidió que, por ahora, el seguiría en la laguna viendo como la luz de la luna se reflejaba en el agua y una estela de ondas se refractaban hasta sus ojos, ofreciendo un espectáculo de destellos que daban paz al vampiro y le permitían soñar despierto con aquellos tiempos en los que su casa era el amor de una mujer.

Una botella de vino lo acompañaba mientras disfrutaba de la quietud y tranquilidad, que se dejaban respirar esa noche bajo aquel majestuoso arbol que oscurecia a la laguna con sus largas ramas y sus hojas a raudales. Poco a poco el vampiro se quedaba dormido, y entre sueños rescordaba el rostro de aquella mujer, no pudiendo olvidar quiza sus ojos, y definitivamente evocando su aroma tan dulce, tan exquisito... Pocos minutos eran los que faltaban para que el vampiro cayera en un letargo profundo hasta el amanecer, sin embargo y como era de esperarse un par de hojas cayeron limitando el sueño del vampiro a un par de bostezos y una sensación de mareo propia de haber bebido una cantidad exagerada de vino.

Ethan se levanto, quizas ya estaba cansado de esperar que la misma noche le trajera algo más que paz, tal vez solo esperaba encontrar a aquella mujer que le desprecio, o simplemente queria caminar por el bosque mientras seguía su olor... no, no lo se de cierto, lo que si se es que trepo a los arboles caminando por ellos, saltando de uno a otro, con una destreza casi nata, y poco a poco se acercaba para espiarla, para intentar entenderla y tal vez olvidar aquel rencor que crecía poco a poco en su corazón. El rechazo no era el fuerte de Ethan, y mucho menos de parte de las clases dirigentes; él ya conocia a bastantes reyes y reinas, a condes, a duquesas y a un sin numero de aristócratas que cada vez lo aburrían más, muchos de ellos eran ya viejos y sus defectos se habían acrecentado con los años, en especial destacaba su egolatrismo y su imprudencia para expresar sus ordenes, características que molestaban sobremanera al vampiro. Pero aquella joven tenía algo especial, tal vez en sus ojos, tal vez en su cabello, no sabía que era... debía descrubrirlo.

Un grito se volvió un ruidoso estruendo que rompiendo la paz del bosque terminó por indicarle a Ethan el lugar a donde debía viajar, y recorriendo el bosque desde la altura de las ramas de aquellos arboles, observo lo que fuese un hombre bastante grande cargando a una mujer, por lo que decidió bajar y acercarse para estar seguro de que aquella fuera su damisela en peligro, sonreía mientras pensaba en ello. Escondiendose tras las sombras caminaba a su lado, sin que el gigante y sucio ente se diera cuenta de su presencia, primero queria saber hacia a donde la llevaba...

Camino unos minutos con ellos, pero aquella decisión, no le llevaba hacia ningun lugar interesante, por lo que su mente ahoar pensaba en asesinar a aquel ser y liberar a quien lo había discriminado horas antes, era algo irónico, no lo crees?, se preguntaba mientras un gesto de locura envolvia en su rostro, para Ethan aquello era más interesante que salir a buscar criminales a las viejas calles parisinas, por lo menos esta noche era una mujer el verdadero objetivo. Y sin pensarlo mucho un par de movimientos y la ayuda de una daga, le dierón la habilidad y agilidad suficiente para cortar el cuello del Gigante, dejandolo desangrarse mientras el capturaba a la dama, esta vez no la dejaría ir...

Debes venir conmigo, la noche no es lugar para una mujer como usted - le susurro mirandola a los ojos - Puede ser muy peligroso..., por lo que esta noche se quedara en mi guarida - exclamó tomandola en sus hombros y cargandola, evitando que se escapase y pusiera en aún un mayor riesgo su vida.