::Mara Kennie Popescu:: Devil Doll dressed in silk

Historia: Había nacido en una familia pobre al sur de Rumania, en un pueblo dedicado a los viñedos de los grandes propietarios. Su padre trabajaba en los viñedos mientras su madre cuidaba la pequeña granja que con esfuerzo habían montado; había pocos animales que les ayudaban con su sustento.

Winnie era como se llamaba en aquella época, había nacido con grandes ojos azules, tan hermosos que hasta los forasteros se quedaban atontados por su belleza, era una niña simpática y poco común, su belleza, en vez de ser opacada por los harapos que podían conseguir sus padres, la hacía resaltar mas entre la gente.

Su madre daba hospedaje a los viajantes para poder ganar algo de dinero extra, la pequeña Winnie no le daba importancia, apenas con cinco años no entendía mucho sobre aquello, su madre decía que no debía prestarle mucha atención a lo que sucedía en casa mientras su padre fuera tratando de traer pan a la casa, ella también le ayudaba, poco pero lo hacía.

La pequeña a temprana edad había aprendido algo importante, se debía hacer todo lo posible para sobrevivir, no importaba lo duro que fuera, se debía traer pan a la casa; su padre se iba por tres días, trabajaba bajo el sol, la lluvia y que otros elementos y ambientes, solo para que sus dos mujeres pudieran tener algo con que comer, Su madre hacia mil y una cosas para traer más dinero a su casa, hospedaba a extraños, criaba gallinas para que Winnie fuera al pueblo más cercano a venderlos, y en vez en cuando se escondía en la pequeña granja con uno de sus huéspedes para poder recolectar más dinero.

¿Su vida era difícil? A ella no le importaba, por alguna razón en aquel lugar era feliz, cuando su padre llegaba lo era aun mas, con sus pocas cosas, con su familia de tres ella estaba bien, no importaba lo que dijeran, ella era feliz en aquel lugar.

Ya había cumplido 9 años y Winnie había aprendido varias cosas de cómo ganar dinero, había podido conseguir un pocos de francos por cantar una pequeña melodía que había oído en la iglesia, le habían regalado hasta un pedazo de pan por aquella pequeña interpretación, ella con lo único que se había criado era con la mentalidad de hacer feliz a su madre. Su padre en uno de esos viajes largos que hacia había desaparecido y nunca regresado ¿Acaso habría huido? Ella no lo podría soportar, pero en aquel momento tenía apenas 7 años, poco entendía de porque su madre lloraba porque su padre solamente se estaba tardando más de lo normal, ella sabía que regresaría, no importaba cuando él lo haría. Habían pasado dos años ¿su madre y ella se portaban tan mal con el? ¿Por qué no regresaba?

-Esta volviéndose rico y regresara

Le había dicho una inocente Winnie de ocho años a su madre quien, poco a poco comenzaba a deteriorase por el abandono, la depresión y la locura. Con preocupación del destino de su hija comenzó a enseñarle algo muy importante, leer y escribir; sabía que su muerte muy pronto llegaría, ya no podía ni pararse para ayudar a la pequeña niña de apenas nueve años, la linda Winnie aprendía rápido y muy pronto pudo enviarle cartas ella sola a su abuela al otro lado de parís; su abuela estaba preocupada y temía que debía intervenir para traerse a Winnie a su cuidado.

Muy pronto sucedió, con los últimos alientos la madre de Winnie sabiendo que poco tiempo le quedaba comenzó a ahorrar para el viaje que a su pequeña le tocaria hacer, muchas veces lloraba desconsolada aferrada a ella, pero debía hacerlo, no importaba cuando le doliera, pues sus días estaba contado. El dinero que Winnie ganaba con sus maromas y travesuras iban a un pequeño potecito el cual le serviría para el viaje, casi no comían, todo el dinero iba para aquel lugar, la pequeña sabia que debía irse muy pronto de aquel lugar y que no vería a su madre, pero aun no entendía el porqué debía hacerlo ¿Qué era morir? ¿Por qué no lo podía hacer con ella?.

-Aun debes vivir

Siempre le decía su madre en mar de lágrimas. Winnie pudo irse poco días después que su madre murió en un tren que iba directo al norte de Rumanía en donde su abuela vivía como ama de llaves de un terratenientes, para ella era algo extraordinario, el dinero que habían reunido le había alcanzado para un pasaje barato y sobrado, ¡se lo daría a su abuela como regalo!. Estaba feliz porque por fin la podría conocer; las monjas del convento no la habían dejado ver su madre muertas, según ellas dormía profundamente y ella debía partir al norte sin despedirse de ella; eran ordenes de su madre. Las monjas fueron la que la montaron y le dieron instrucciones de no moverse hasta que el guardián le dijera que estaba en el pueblo correspondiente, ella asintió mostrándose tranquila y emocionada.

Ya había pasado un año en el cual había pasado en un enorme castillo con su abuela; una anciana de 80 años hermosa como ella y muy carismática. El pueblo quedaba muy cerca pero nunca podían ir, pues su vida estaba en le castillo, este pertenecía a un terrateniente muy importante de la zona, era viejo y algo extraño, siempre veía a Winnie de una forma extraña que a ella no le gustaba. El Viejo siempre trataba de que la pequeña llevara hermosos vestidos pero a ella no le gustaba y menos sabiendo que provenían de ese hombre

-es nuestro jefe- replicaba su abuela con cariño

-No, el es malo

Siempre tenían aquella leve discusión, la abuela no podía decir nada, esa pequeña ángel siempre ganaba ¿Cómo no podría ganar? Sus ojos parecían el de unos gatos y cuando se enojaba parecían más intensos.

La nena tenía razón, era malo y no quería el bienestar de Winnie solo su placer, aun la nena se acostumbraba a sus deberes, uno de ellos era traer los huevos a la cocina, acomodar las prendas del viejo en su habitación (en donde odiaba entrar) en aquella ocasión había notado algo extraño en las sirvientas y en su propia abuelita, cuando trato de saber ella la evito y la mando rápidamente a la habitación, ahí estaba el viejo, cuando ella entro dijo que se quedara cerca donde la pudiera ver, ella aun no entendía muy bien, pero algo le decía que esa persona deseaba el mal.

Había tratado de huir, pero él era grande y más fuerza, la había acostado en su cama y tocado su cuerpecito con malicia y sin piedad, ella había comenzado a gritar el nombre de su madre, pero con una bofetada la había cayado, sus ojos había comenzado a humedecerse, parecía que nada la podría ayudar, se había acurrucado , haciéndose una bolita de cabello dorado, mientras lloraba intensamente, sus manitos habían comenzado a aferrarse a las sabanas como para que aquel hombre no la tocara, pero él no se iba a detener ahí.

-NO

Grito ahogándose con la lengua del mayor al entrar en su pequeña boquita, pero antes de poder entrar a algo más, un ruido lo hizo levantar, las puertas de su habitación se habían abierto apareciendo su abuela, pero sus ojos estaban en blando, había una mujer abrazándola por detrás, su cabellera hermosa había ocultado el cuello de su abuela y también su rostro, la pequeña Winnie había entendido todo y grito a todo pulmón.

-Demonio NO A ELLA NO- llorando intensamente señalaba a al viejo deseándole la muerte-Mátalo a él, el es escoria no merece morir a mi abuelita no… a mi única familia no-

Pero ya era muy tarde, el cuerpo inmóvil y frio de la su única familia había caído al piso, ella con su cuerpo desnudo apareció arrastrándose hasta donde se encontraba su abuela, se abrazaba al cuerpo muerto sin querer saber más nada de nada, había aparecido otro demonio como ella los había llamado y ataco rápidamente al viejo terrateniente matándolo rápidamente y sin ninguna, ella miro de reojo con sus ojos llena de lagrimas les miro con pura y verdadera rabia a aquellos seres, pero a la vez se sentía aliviada de verse salvada por ellos mismo.

La mujer se había inclinado cerca de la pequeña mientras ella le miraba aun llorando encima del cuerpo frio, era horrible como se sentía, estaba sola en este mundo, cuando la mujer de hermosos cabellos trato de abrazarla ella la rechazo aferrándose al cuerpo mientras chillaba con más fuerza, aquella mujer se levanto, el otro hombre se le comenzaba a acercar, en ese momento entendió que cuando ellos se fueran estaría verdaderamente sola.

Llorando abalanzo su cuerpecito desnudo y moreteado por los abusos de viejo que ahora estaba muerto en un rincón, había los brazos de la mujer de hermosos cabellos, esta la abrazo de forma protectora, un abrazo que la lleno de un extraño sentimiento de bienestar, aun no dejaba de llorar mientras hundía su rostro mojado entre el pecho de la mujer de hermosos cabellos. El hombre se acerco mas a ellas mientras le veia en silencio, solamente ella estaba llorando, muy pronto dejo de llorar, gimoteando un poco busco los brazos del hombre quien la recibió del mismo modo que la mujer de cabellos hermosos, acaricio la mejilla fría con sus cálidas manos mientras aun gimoteaba.
Mara Kennie Stanford Bellis


Nació aquella noche entre el castillo lleno de cuerpos moribundos y ya fríos por las horas, en aquellas sabanas en donde casi era marcada para siempre, Brad la había acostado con mucha ternura mientras Naela se encontraba algo distante, cerca de la ventana como si estuviera esperando algo, Kennie se había aferrado al cuello de Brad con miedo a que se fueran, pero él con ternura le había dicho que nunca se separarían, pero que primero debían ser fuerte para poder hacerlo, ella asintió y tímidamente sintió como era arropada por el abrazo de Brad, muy pronto sintió como algo filoso raspaba la piel de su cuello, dejo salir un gemido, y muy pronto sintió los ojos inundados de lagrimas, su rostro se había mojado otra vez, mientras su cuerpo quedaba sin una gota de sangre, un extraño sonido le hizo abrir los ojos de forma abrupta, sus lagrimas habían cesado cayendo en un sueño profundo por unos segundos, su corazón había ya dejado de latir.

Algo más espeso que el agua entraba por su garganta, aquello le daba energía, deseaba mas, muy pronto sintió la necesidad de chupar de aquella fuente de la que le daba vitalidad, con sus manitos temblorosas se aferro a la muñeca de Naela mientras sentía alguien más ahí, cuando sus ojos se abrieron, se encontró con los dos vampiros, Brad lo miraba preocupado mientras se limpiaba la sangre en con el dorso de su mano, cuando abrió los ojos pudo notar como suspiraba aliviado. Brad le había quitado la muñeca de Naela, pero aun tenía hambre. Se cubrió con las sabanas de la cama mientras se limpiaba la sangre de su pequeña boquita, muy pronto sintió los abrazos de sus nuevos padres, tenía una nueva familia y con ella había encontrado una nueva meta en la vida hacerlos feliz, pues ellos siempre la acompañarían.

Habían dejado que pasaran una semana para que la pequeña Mara, como la había llamado, aun así dejaron su verdadero nombre para mantener un poco de su escancia, aunque cuando la pequeña se entero le disgusto por eso les prohibió rotundamente llamarla por ese nombre. Había sido rodeada por ropas elegantes, pequeños vestiditos, muchos peluches de felpas y muñecas de porcelana.

Cuando ya se había acostumbrado a su nueva forma y habían preparado todo lo necesario para ir a parís habían unas tres semanas después antes de la puesta de sol, la pequeña Mara adoraba dormir con su nueva madre, aunque parecía gustarle más el abrazo protector de Brad. La hermosa parís la enamoro y aunque aun no podía cazar y sus padres tenían que prepararle la presa, aun así parecía muy feliz y estar acostumbrándose muy bien a su nueva forma.

No sabía muy bien como acatar su nueva vida, había sorpresa tras sorpresa, no le molesto saber que tenía que matar humanos para alimentarse, es más le pareció hasta placentero ver como aquellas bestias morían entre sus pequeños colmillos. Cuando su padre le comenzó a hablar de una tierra en donde eran tratados como dioses y ella sería su princesa y podría hacer lo que le plazca en aquel lugar.

No había comprendido lo que le habían dicho ¡eran dueños de una nación! Y ella como hija de Brad y Naela se volvió princesa oficial de Rumania, en donde podía ir cuando quisiera y sus padres la tratarían como la princesa más especial del mundo. Aquello no podía procesarlo ¿ella princesa de una nación? ¡Qué salto! De don nadie a ser la pequeña más importante de una nación completa, todos la adorarían como si fuera una virgen bajada del mismísimo cielo.

Uno diría que viviría feliz para siempre después de ser rescatada por aquellos dos vampiros, pero tal vez su mala suerte cambio las cosas. Ya habían pasado unos meses de que se había acostumbrado a su estado actual, ya había pasado casi un año desde que se había convertido en una inmortal. En una temporada sus padre tuvieron que dejarla en parís para que se acostumbrara, después de unos meses su madre le informo que podría volver a Rumania, a ella le había encantado la idea, pero volvería como princesa de esa nación o eso ella creía.

La iglesia había estado en busca de sus padre desde hace mucho tiempo y habían formulado una emboscada aquella noche en parís cuando volverían a Rumania, pronto como todo llego todo se fue, varios cazadores habían detenido el carruaje en donde iban, mara asustada al no saber qué pasaba se aferro a su madre quien buscaba protegerla.

-Mara los distraeré corre y no te detengas- le ordeno su madre posando un beso en su frente mientras la pequeña temblaba sin querer soltarla. Casi la tira del carruaje antes de que algunos cazadores de dieran cuenta de lo que pasaba. Mara comenzó a correr esperando que pronto se volvieran a reencontrar, aunque algo le decía que eso sería imposible.

Su vida se había derrumbado, el día comenzaba a llegar y sentía la necesidad de dormir, pero, ¿Dónde lo haría? Busco entre algunas chozas viejas del lugar un espacio oscuro y entre un deteriorado armario quedo a merced del día. Por suerte nadie apareció en ese lugar, pero estaba sola y ahora no tenía a nadie con quien confiar.

Cuando abrió los ojos pudo sentir la presencia de alguien, abrió la puerta para salir corriendo hacia la persona pensando que era uno de sus padres, pero aunque era uno de su especie no era conocido para ella, de un salto se alejo de él mirándolo casi traumada y llena de lagrimas de sangre.

-Lárgate!- gruño volviéndose una bolita mientras rompía en llanto, pero en vez de dejarla le acogió mientras seguía llorando. Tal vez fue por lastima, aun así, Mara fue llevada por aquel hombre a un lugar seguro en donde podría estar hasta que su familia la buscara aunque su corazón le indicaba que ya debía olvidarse de su madre y su padre… la inquisición los había eliminado…. Ahora ella estaba sola…