AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Las situaciones se complican
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Las situaciones se complican
Pasaron bastantes cosas desde la última que vez que vi a Ash. Aquella noche en la que salí de su casa sin apenas despedirme y mirar atrás, decidí no volver a casa en lo que quedaba de día, por lo que simplemente anduve por las calles oscuras a sabiendas de que estaba adentrándome en la boca del lobo – y nunca jamás mejor dicho- si tan siquiera rumbo fijo. Pensaba mientras caminaba en las ultimas palabras que aquel hombre que tan misterioso se me hacia me había dedicado antes de salir descortésmente de su hogar. Era cierto, yo era un persona lo suficientemente despierta y atrevida para hacer lo que quisiese, pero supongo que no llegaría a comprender la profundidad del asunto. Se trataba de Frederick, mi hermano, y aunque tuviese tan mal presencia al aparecer seguía siéndolo, y aunque quisiese que pagase a sus fulanas, seguía siéndolo. Una persona cualquiera tenía todo el derecho a rechazarle, pero yo no, y por mucho que me doliese, debía ayudarle.
Por ello, a la mañana siguiente ya me encontraba en mi casa acompañada de tres de mis hermanos, los cuales no hicieron mas que incentivarme a aceptar el compromiso, y me resultó extraño, pues el mas pequeño, Ian, nunca había sido de tal mentalidad y jamás hubiese me suplicado que hiciese algo que no era de mi agrado en absoluto, además, parecía triste, pero es algo que deje pasar. Tras una hora de terapia social y consejos sobre la vida, llego al hogar una visita bastante esperada. Tenia tanto sueño y tanta confusión en la cabeza por las palabras de todos que apenas reaccioné a aquel sonido causado por un choque de manos con puerta. Mi hermano mediano, John, se encargó de abrir la puerta y recibir con gusto al que se suponía que era Lord Becket. Como decirlo… la palabra Lord, me inspiraba desde que había conocido a Ash a pensar en una persona decidida, con cara seria, aspecto rico y ambicioso, pero sobretodo a pensar en un hombre alto y… no, Becket no era así. Diría que media un metro y medio de altura y que por mas que le mirase, no estaba, pues no encontraba presencia alguna en el. -Keira, te presento a Lord Beckett. Ha viajado desde muy lejos para encontrarte y esta dispuesto a hacerte feliz- Dijo Frederick, que se había aproximado rápidamente a mi pretendiente. El hombre bajo se acerco rápidamente hacia mi y se arrodillo tomándome la mano, lo cual hizo que me inclinase hacia delante para no caer por la diferencia de estatura –Mi querida Keira, no sabéis cuanto me complace veros, sois tan bella…mas de lo que imaginaba. Permitidme que os invite a dar un paseo, tenemos tantas cosas de la que hablar… No sintáis vergüenza por favor, haré que os sintáis segura a mi vera- Increíble, ya no solo no tenia presencia física, sino que al hablar tampoco se hacia de prestar atención, simplemente sus palabras sonaban huecas en mi mente y estaba segura de que no era la única a la que le causaba esa sensación.
Al aceptar aquella petición no tuve más remedio que someterme a casi medio día entero de palabrerías propias de un Lord. Se limitaba a relatarme su vida desde el día en que nación, lo rico que era, todo lo que poseía, su forma de gobernar a la gente… y todo a la vez que intentaba en vano volver a tomarme de la mano, ni loca iba a volver a dársela. A la mayoría de sus palabras no preste atención, no me importaba lo grande que fuese su bañera ni lo cómodo que fuese su sillón. Yo solo pensaba en excusas, excusas para evitarlo todo, en la libertad y en la hermana de Ash, pues cuando supe el hecho, me entristecí al pensar que quizá aquel hombre había estado pasando las mismas penurias que yo, y es que estaba convencida que tanta riqueza no podía dar felicidad si esta no se comparte. Fue algo en lo que no pude evitar pensar durante un buen rato, incluso cuando nos sentamos a reposar en un banco de una de las mas grandes plazas de Paris seguía pensando en esa vida tan misteriosa de Ash, pues que no tuviese esposa no significaba que no la hubiese tenido, o que estuviese enamorado de alguien…o al menos que tuviese perro. ¿Y si le gustaba la soledad? No, no podía ser, por que si no ¿Por qué se relacionaba con una persona de tan baja clase como yo? ¿Por qué? ¿Por qué? Deje de pensar en todo aquello cuando noté que algo se posaba sobre mi mano, y es que aquel hombre de tan poca presencia estaba colocando un gran anillo plateado sobre mi dedo, el cual portaba lo que parecía ser un diamante justo en el centro –Mi querida Keira, tomad esto como muestra de mi amor y nuestro compromiso hasta la semana que viene- dijo el hombre -¿Hasta la semana que viene?-pregunté extrañada imaginándome lo peor- Por supuesto querida, he hablado con los cargos de la iglesia mas próxima y están dispuestos a contraernos en matrimonio la semana que viene- Aquellas palabras consiguieron desmoralizarme durante el resto de la tarde en la que, como no, aquel hombre seguía contándome su vida.
Al anochecer, Becket decidió acompañarme hasta mi hogar como muestra de caballerosidad y no por preocupación a lo que me pudiese suceder, vaya hombre.
-Keira… a llegado a mis oídos que os encontráis con un hombre de alta clase bastantes veces en la noche ¿No es así?-
-Si, así es, se trata de un buen amigo mío. Espero que no os moleste –dije en un tono totalmente forzado e irónico
-Pues si que me molesta, y bastante. Veréis querida, no es el hecho de que os encontréis con otro hombre a altas horas de la noche el que verdaderamente me molesta, sino el problema de que os pueda suceder-
-El Sr. Ravnos es una persona en la que se puede confiar, no os preocupéis. Es mas, es el quien me ha salvado varia veces de sufrir un accidente que podría haberme costado mas que la perdida de la vida-
-No me entendéis, más de medio Paris sabe que el alto general se encuentra a escondidas con una mediocre, o para algunos fulana, a altas horas de la noche. A el no le van a hacer nada, por supuesto, pero a vos si que pueden. Me refiero a que ya hay rumores de que sois una gitana que solo busca dinero, o una bruja que con hechizos intenta hacerse con el y su vida. No me seria de extrañar que una noche os apedreen como a un animal para intentar salvar la pobre vida del general. Keira, os prohíbo que os volváis a ver con el, no quiero que el pueblo os queme en la hoguera como se hacia con las brujas. Por nuestro destino no os preocupéis, nos iremos de Paris cuando la boda termine, y para cuando lleguéis a mi hogar pareceréis toda una señorita… -hizo una pausa y yo por mi cuenta empezaba a marearme por la situación- ¿Queréis que vayamos a un sitio mas tranquilo? Tu y yo solos…claro, para charlar…-
-No, no, no. Me siento mareada… y es mejor que vaya a trabajar. He faltado ya varias veces a la taberna- No estaba dispuesta a quedarme mas tiempo junto a ese hombre, solo tenia ganas de estar sola para reflexionar y pensar que hacer a partir de ahora
-He cancelado vuestro contrato, el Sr Biggs no ha puesto ninguna queja…-
-Pues…pues voy a ¡Confesarme! No quisiera ir impura a nuestro compromiso, ya sabéis, quiero aparecer como nueva, como sin usar- No se lo que estaría imaginando aquel hombre, pero el caso es que no puso oposición y me dejo ir.
Aunque faltaba poco camino para llegar a casa, decidí dar media vuelta y dirigirme hacia otro lugar. Una vez mas estaba sin rumbo fijo, sin saber por que andaba sin parar pero tras recordar todo lo contado por Lord Becket sabía a quien quería ver al menos. Me paré en seco en una de las calles que se encontraba alejada del centro de la ciudad y comencé a pensar donde podría encontrar a Ash, cierto era que halla donde iba el estaba, pero no sabría con certeza hacia donde dirigirme. Sin pensarlo dos veces, tomé una calle que llevaba hacia los bosques. Esta vez me daba igual si me encontraba a unos violadores, un lobo gigante o un hermano empedernido, al menos todo eso haría que desconectase de esta situación de vida y quizá con suerte me alejasen de Lord Becket.
Sin más miedo que a una ceremonia, me adentré en el bosque esperando que Ash apareciese en algún lugar. Tras unos minutos caminando entre arboles, me percaté de que me estaba perdiendo yo sola, por ello, decidí pararme y reposar la espalda en un árbol esperando un nuevo milagro. ¿Era cierto que me apedrearían si seguía encontrándome con Ash? ¡Y si le hacían algo a el? No me lo perdonaría…quizá lo mejor seria casarse…
Por ello, a la mañana siguiente ya me encontraba en mi casa acompañada de tres de mis hermanos, los cuales no hicieron mas que incentivarme a aceptar el compromiso, y me resultó extraño, pues el mas pequeño, Ian, nunca había sido de tal mentalidad y jamás hubiese me suplicado que hiciese algo que no era de mi agrado en absoluto, además, parecía triste, pero es algo que deje pasar. Tras una hora de terapia social y consejos sobre la vida, llego al hogar una visita bastante esperada. Tenia tanto sueño y tanta confusión en la cabeza por las palabras de todos que apenas reaccioné a aquel sonido causado por un choque de manos con puerta. Mi hermano mediano, John, se encargó de abrir la puerta y recibir con gusto al que se suponía que era Lord Becket. Como decirlo… la palabra Lord, me inspiraba desde que había conocido a Ash a pensar en una persona decidida, con cara seria, aspecto rico y ambicioso, pero sobretodo a pensar en un hombre alto y… no, Becket no era así. Diría que media un metro y medio de altura y que por mas que le mirase, no estaba, pues no encontraba presencia alguna en el. -Keira, te presento a Lord Beckett. Ha viajado desde muy lejos para encontrarte y esta dispuesto a hacerte feliz- Dijo Frederick, que se había aproximado rápidamente a mi pretendiente. El hombre bajo se acerco rápidamente hacia mi y se arrodillo tomándome la mano, lo cual hizo que me inclinase hacia delante para no caer por la diferencia de estatura –Mi querida Keira, no sabéis cuanto me complace veros, sois tan bella…mas de lo que imaginaba. Permitidme que os invite a dar un paseo, tenemos tantas cosas de la que hablar… No sintáis vergüenza por favor, haré que os sintáis segura a mi vera- Increíble, ya no solo no tenia presencia física, sino que al hablar tampoco se hacia de prestar atención, simplemente sus palabras sonaban huecas en mi mente y estaba segura de que no era la única a la que le causaba esa sensación.
Al aceptar aquella petición no tuve más remedio que someterme a casi medio día entero de palabrerías propias de un Lord. Se limitaba a relatarme su vida desde el día en que nación, lo rico que era, todo lo que poseía, su forma de gobernar a la gente… y todo a la vez que intentaba en vano volver a tomarme de la mano, ni loca iba a volver a dársela. A la mayoría de sus palabras no preste atención, no me importaba lo grande que fuese su bañera ni lo cómodo que fuese su sillón. Yo solo pensaba en excusas, excusas para evitarlo todo, en la libertad y en la hermana de Ash, pues cuando supe el hecho, me entristecí al pensar que quizá aquel hombre había estado pasando las mismas penurias que yo, y es que estaba convencida que tanta riqueza no podía dar felicidad si esta no se comparte. Fue algo en lo que no pude evitar pensar durante un buen rato, incluso cuando nos sentamos a reposar en un banco de una de las mas grandes plazas de Paris seguía pensando en esa vida tan misteriosa de Ash, pues que no tuviese esposa no significaba que no la hubiese tenido, o que estuviese enamorado de alguien…o al menos que tuviese perro. ¿Y si le gustaba la soledad? No, no podía ser, por que si no ¿Por qué se relacionaba con una persona de tan baja clase como yo? ¿Por qué? ¿Por qué? Deje de pensar en todo aquello cuando noté que algo se posaba sobre mi mano, y es que aquel hombre de tan poca presencia estaba colocando un gran anillo plateado sobre mi dedo, el cual portaba lo que parecía ser un diamante justo en el centro –Mi querida Keira, tomad esto como muestra de mi amor y nuestro compromiso hasta la semana que viene- dijo el hombre -¿Hasta la semana que viene?-pregunté extrañada imaginándome lo peor- Por supuesto querida, he hablado con los cargos de la iglesia mas próxima y están dispuestos a contraernos en matrimonio la semana que viene- Aquellas palabras consiguieron desmoralizarme durante el resto de la tarde en la que, como no, aquel hombre seguía contándome su vida.
Al anochecer, Becket decidió acompañarme hasta mi hogar como muestra de caballerosidad y no por preocupación a lo que me pudiese suceder, vaya hombre.
-Keira… a llegado a mis oídos que os encontráis con un hombre de alta clase bastantes veces en la noche ¿No es así?-
-Si, así es, se trata de un buen amigo mío. Espero que no os moleste –dije en un tono totalmente forzado e irónico
-Pues si que me molesta, y bastante. Veréis querida, no es el hecho de que os encontréis con otro hombre a altas horas de la noche el que verdaderamente me molesta, sino el problema de que os pueda suceder-
-El Sr. Ravnos es una persona en la que se puede confiar, no os preocupéis. Es mas, es el quien me ha salvado varia veces de sufrir un accidente que podría haberme costado mas que la perdida de la vida-
-No me entendéis, más de medio Paris sabe que el alto general se encuentra a escondidas con una mediocre, o para algunos fulana, a altas horas de la noche. A el no le van a hacer nada, por supuesto, pero a vos si que pueden. Me refiero a que ya hay rumores de que sois una gitana que solo busca dinero, o una bruja que con hechizos intenta hacerse con el y su vida. No me seria de extrañar que una noche os apedreen como a un animal para intentar salvar la pobre vida del general. Keira, os prohíbo que os volváis a ver con el, no quiero que el pueblo os queme en la hoguera como se hacia con las brujas. Por nuestro destino no os preocupéis, nos iremos de Paris cuando la boda termine, y para cuando lleguéis a mi hogar pareceréis toda una señorita… -hizo una pausa y yo por mi cuenta empezaba a marearme por la situación- ¿Queréis que vayamos a un sitio mas tranquilo? Tu y yo solos…claro, para charlar…-
-No, no, no. Me siento mareada… y es mejor que vaya a trabajar. He faltado ya varias veces a la taberna- No estaba dispuesta a quedarme mas tiempo junto a ese hombre, solo tenia ganas de estar sola para reflexionar y pensar que hacer a partir de ahora
-He cancelado vuestro contrato, el Sr Biggs no ha puesto ninguna queja…-
-Pues…pues voy a ¡Confesarme! No quisiera ir impura a nuestro compromiso, ya sabéis, quiero aparecer como nueva, como sin usar- No se lo que estaría imaginando aquel hombre, pero el caso es que no puso oposición y me dejo ir.
Aunque faltaba poco camino para llegar a casa, decidí dar media vuelta y dirigirme hacia otro lugar. Una vez mas estaba sin rumbo fijo, sin saber por que andaba sin parar pero tras recordar todo lo contado por Lord Becket sabía a quien quería ver al menos. Me paré en seco en una de las calles que se encontraba alejada del centro de la ciudad y comencé a pensar donde podría encontrar a Ash, cierto era que halla donde iba el estaba, pero no sabría con certeza hacia donde dirigirme. Sin pensarlo dos veces, tomé una calle que llevaba hacia los bosques. Esta vez me daba igual si me encontraba a unos violadores, un lobo gigante o un hermano empedernido, al menos todo eso haría que desconectase de esta situación de vida y quizá con suerte me alejasen de Lord Becket.
Sin más miedo que a una ceremonia, me adentré en el bosque esperando que Ash apareciese en algún lugar. Tras unos minutos caminando entre arboles, me percaté de que me estaba perdiendo yo sola, por ello, decidí pararme y reposar la espalda en un árbol esperando un nuevo milagro. ¿Era cierto que me apedrearían si seguía encontrándome con Ash? ¡Y si le hacían algo a el? No me lo perdonaría…quizá lo mejor seria casarse…
Keira Brandford- Humano Clase Baja
- Mensajes : 80
Fecha de inscripción : 30/10/2011
DATOS DEL PERSONAJE
Poderes/Habilidades:
Datos de interés:
Re: Las situaciones se complican
La noche sin duda se estaba haciendo tremendamente larga con la desagradable compañía del señor De Niro. Tras la marcha de la joven, no había hecho otra cosa que mantenerse sentado dandole vueltas y más vueltas a una copa de... vino, mirando risueño al egipcio. Por su parte, Ash no paraba de mover la pierna derecha nervioso al punto de comenzar a desquiciarse, contando hasta diez para no saltar sobre su auto-invitado compañero de habitación -¿Vais a hablar de una vez? Sois el tipo de aquella noche que mandaba sobre la lacra social que asaltó a Keira. Me sorprende, francamente, que tengais la desfachated de presentaros sin invitación ninguna en mi hogar, asusteis a mis doncellas y bebais de mi vino- rompió el silencio con una estruendosa voz furibunda, golpeando el brazo del sillón con el puño cerrado -Os sugiero que enuncieis vuestro mensaje o petición y os largueis antes de que conozcais el sabor de la hoja de mi sable- alcanzó a decir antes de sorprenderse más aún con la creciente risa del señor mayor que tenía en frente.
Este se bebió el contenido de la lujosa copa y permaneciendo sentado, apoyó sus brazos en aquel bastón que llevaba la última vez que se encontraron con él. -¿Quereis decir que eso era vino? Señor Ravnos, me parece realmente increible que aún no hayais descubierto qué se cuece tras las esquinas lúgubres de la hermosa París.- el silencio irrumpió de golpe en la sala; no, en toda la mansión. Parecía que el tiempo se había detenido ¿Quería decir que sabía la verdadera naturaleza de Ash? -En efecto querido- dijo con rintintín -No eres el único "Hijo de la noche" que puebla estas calles y en el fondo lo sabes. Yo, al igual que tú, he visto el nacimiento de varias tecnologías... pero me pregunto quien será el ancillae entre ambos ¿Vos, quizá? Muy posiblemente, pero la edad no siempre da sabiduría y mucho menos el poder.-La edad otorga la experiencia necesaria para derrocar el poder. No penseis, hermano mío, que por haber participado en quizá mil batallas estéis más curtido que yo- contestó el aparentemente joven moreno apretando los puños cerrados de rabia ante la prepotencia de aquel señor -No lo pongo en duda, sin embargo la experiencia no se haya en coquetear con damiselas, sino en planificar, organizar y ejecutar... ¿Acaso los grandes reyes medievales fueron quienes fueron solo por permanecer en un trono sentados fornicando sin ton ni son?-Fueron quienes fueron porque así fueron concebidos. La sociedad de hoy en día no dista mucho de la de entonces... el que nace rico muere rico y el pobre muere pobre.-Muy noble por vuestra parte ofenderos por temas que no os incumben, aunque hay una gran verdad en esas palabras sin duda ¿Pero esperais que eso cambiará algún día? Debería daros igual, deberíais aspirar a más ¡A mucho más!- comenzaba a enfurecerse entonces Norbert al entender que la compañía de Keira estaba afectando a aquel vampiro de que oyó hablar antaño, hace muchísimos años: Frío, cruel y sanguinario.
Ash se levantó del sillón en dirección al fuego de la chimenea que ardía con furia, como sus ojos, como su propio oscuro y muerto corazón -¿A más?... ¿Qué más puede aspirar alguien condenado a no ver nunca más un amanecer?- sintió de golpe la nostalgia. Le azotaron pequeños retazos de antiquísimos recuerdos del sol poniéndose bajo las enormes dunas del desierto, observándolo sentado sobre el tejado de su casa. -Precisamente a eso, muchacho.- Norbert se levantó también y se posicionó junto a Ravnos ojeando al igual el fuego. -Quizá algún día podamos volver a ver el sol brillar... ¿No me digais que no recordais la antigua leyenda? "La historia pasada", "El nacimiento del Oscuro Renacer", "El sol negro", "El principio del fin"...- relataba sin cesar distintos nombres para la enorme preocupación de Ash -¿El caos? De ninguna manera podrían cumplirse las antiguas profecias... no creo en ellas y dudo que alguien pudiese desatarlas. Nadie, ninguno de nuestra estirpe podría considerarse tan cerca de los Dioses para ello.-¿Qué me decís entonces del Fenrir del Cementerio?- El moreno lo miró de reojo y comprendió que fue él definitivamente quien había convertido a Harry en "Esa cosa". Comprendió que aquel tipejo de la máscara con olor a lobo no era solamente un enviado para remarcar una "posesión", sino que necesitaba a Keira por alguna razón. -Una de mis preciadas habilidades es leer la mente señor Ravnos... y sí, soy el artífice de todo lo que os ha ocurrido. No penseis mal, ella no es mi objetivo real... Vuestra fulana estará a salvo.- remarcó con rabia la última frase -Mientras me entregueis a sus hermanos; el menor y el mediano.-¿Y si me niego? ¿Para qué los quieres?-Los quiero para poder alcanzar a nuestros Padres, a nuestros Creadores... quiero saber por qué nos castigaron... cuál fue el pecado...- Horrorizado, el joven se hizo atrás, separándose de Norbert todo lo que pudiese -¿Quereis ser el gatillo de la profecía? ¿Quereis traer la Gehenna al mundo? ¡Estáis loco!-Recapacite señor Ravnos... quizá quiera ayudarme, todo sería muy fácil con sus influencias humanas en París. Salvaríamos a Keira, por supuesto.-Me repugna la simple idea de que lo imaginéis...-Pobre inepto... enamorado de una quimera. Me pregunto si realmente fue una idea acertada de vuestro Sire el convertiros o fue un simple arrebato en busca de compañía... Ncht... Tan triste como vos. Cogedle- al grito de "Cogedle", unas figuras tenebrosas apresaron a Ash con gran fuerza. Se trataba de un grupo de hombres vestidos como aquel enmascarado que encontró en el callejón, aunque estos no apestaban a perro... los sentía como iguales, sobretodo cuando comenzaron a horadar la fría piel del egipcio con sus colmillos, secándolo en cuestión de segundos.
Poco a poco, Ash comvulsionaba tembloroso pues su cuerpo parecía derretirse; su pelo caía pajizo de color plata, su carne desaparecía quedando cadavérico y sus ojos adoptaron un brillo animal. Norbert lo tomó junto a sus lacayos y lo arrastraron hasta un carruaje. Sujetándolo fuertemente, evitando que mordiese a lo primero que sus fauces aferrasen lo primero que tuviese a su alcance -Escuchadme perro de los humanos, si deseas guardar a vuestra amada Keira a salvo en vuestro oscuro juego de mentiras, más os vale que de algún modo me entreguéis a sus hermanos... Me da igual los métodos, pero los quiero vivitos y coleando. No tendréis dos oportunidades.- sumido en su propia locura, descontrolado, desatada su bestia interna al olor de la sangre en las venas de los transeuntes de las calles pudo llegar a oir aquellas instrucciones ¿Qué debía hacer? ¿Contribuir con el desalmado misántropo para salvar a Keira o entregarla a ella? En cualquiera de ambas opciones, Norbert tomaría un humano para cualquiera de sus planes. -Me he encargado de que unos guardias rondaran la zona, alegando que el Capitán Ravnos los necesitaba para apresar a un par de tipos... usad vuestra imaginación. Y daos prisa.. no tardarán en llegar y vuestra reputación pende de un hilo.- lo lanzaron entonces fuera del carro justo frente a las puertas del hogar de Keira.
Se levanto con extrema dificultad y avanzó a pasos cortos y torpes como si de un cadaver viviente se tratase. Con la poca lucidez que le quedaba, recordó las palabras que el enmascarado pronunció en el callejón "Norbert lleva vigilándole desde que nació..."
El vampiro dio un golpe en la puerta dejando caer su mano alzada para llamar. Había tomado una decisión.
Cuando la puerta se abrió a manos de Frederick, un descontrolado Ash se lanzó a su cuello para desangrarle lentamente, disfrutando y saboreando cada gota que se deslizaba a través de sus colmillos hasta su lengua, pasando por su garganta. Cálida y suave, oro rojo, el más siniestro de los placeres.
Un grito ahogado se pudo oir cuando el joven ya recuperado, degolló con sus propios colmillos el cuello del hermano mayor y codicioso para dar más credibilidad. Se lamió la sangre de la comisura de los labios poco antes de que llegasen un par de guardias -¿Señor? ¿¡Qué ha ocurrido?!- Ash se giró despacio y los miró con la muerte reflejada en los ojos, haciéndolos estremecer -Ha intentado atacarme ¡Y bajo ningún concepto toleraré eso por parte de una familia de clase mugrienta como esta! Tomad a los que se encuentren dentro, pagarán caro la osadía de este sucio tipejo- escupió sobre el cadaver de Fred un poco de sangre que aún tenía impregnada en la boca.
Los guardias presenciaron la humillante escena y tomaron la sangre como una herida provocada por el asalto hacia su Máximo Superior. Sin pensarlo, desenfundaron los sables y entraron raudos para tomar prisioneros a Ian y John que desde dentro, apreciaron parte del horrible final que había tenido Fred. Más concrétamente, pudieron contemplar con sus propios ojos como el señor Ravnos había degollado a su hermano con sus propias fauces.
Salieron a rastras de la casa gritándole al vampiro toda clase de improperios, pero mayormente abundaba la palabra "Monstruo" entre ellas. Desde la puerta, junto al cadaver de Fred, Ash los miraba siendo arrastrados por los soldados con un rostro inexpresivo, tanteando en su interior si realmente había hecho lo correcto... y lo que ocurriría si Keira se enterase de lo que acababa de suceder.
A los pocos minutos, Ash quedó a solas junto al cuerpo sin vida de aquel avaricioso hombre. La calle por fortuna se encontraba desolada, sin nadie que pudiera curiosear.
El egipcio se limitó a agacharse y a reconocer el cuerpo, admirando la herida para ver si realmente no había evidencias de mordedura y para investigar si llevaba algún objeto encima que pudiese dar alguna pista sobre las intenciones de Norbert para con la familia Brandford.
Este se bebió el contenido de la lujosa copa y permaneciendo sentado, apoyó sus brazos en aquel bastón que llevaba la última vez que se encontraron con él. -¿Quereis decir que eso era vino? Señor Ravnos, me parece realmente increible que aún no hayais descubierto qué se cuece tras las esquinas lúgubres de la hermosa París.- el silencio irrumpió de golpe en la sala; no, en toda la mansión. Parecía que el tiempo se había detenido ¿Quería decir que sabía la verdadera naturaleza de Ash? -En efecto querido- dijo con rintintín -No eres el único "Hijo de la noche" que puebla estas calles y en el fondo lo sabes. Yo, al igual que tú, he visto el nacimiento de varias tecnologías... pero me pregunto quien será el ancillae entre ambos ¿Vos, quizá? Muy posiblemente, pero la edad no siempre da sabiduría y mucho menos el poder.-La edad otorga la experiencia necesaria para derrocar el poder. No penseis, hermano mío, que por haber participado en quizá mil batallas estéis más curtido que yo- contestó el aparentemente joven moreno apretando los puños cerrados de rabia ante la prepotencia de aquel señor -No lo pongo en duda, sin embargo la experiencia no se haya en coquetear con damiselas, sino en planificar, organizar y ejecutar... ¿Acaso los grandes reyes medievales fueron quienes fueron solo por permanecer en un trono sentados fornicando sin ton ni son?-Fueron quienes fueron porque así fueron concebidos. La sociedad de hoy en día no dista mucho de la de entonces... el que nace rico muere rico y el pobre muere pobre.-Muy noble por vuestra parte ofenderos por temas que no os incumben, aunque hay una gran verdad en esas palabras sin duda ¿Pero esperais que eso cambiará algún día? Debería daros igual, deberíais aspirar a más ¡A mucho más!- comenzaba a enfurecerse entonces Norbert al entender que la compañía de Keira estaba afectando a aquel vampiro de que oyó hablar antaño, hace muchísimos años: Frío, cruel y sanguinario.
Ash se levantó del sillón en dirección al fuego de la chimenea que ardía con furia, como sus ojos, como su propio oscuro y muerto corazón -¿A más?... ¿Qué más puede aspirar alguien condenado a no ver nunca más un amanecer?- sintió de golpe la nostalgia. Le azotaron pequeños retazos de antiquísimos recuerdos del sol poniéndose bajo las enormes dunas del desierto, observándolo sentado sobre el tejado de su casa. -Precisamente a eso, muchacho.- Norbert se levantó también y se posicionó junto a Ravnos ojeando al igual el fuego. -Quizá algún día podamos volver a ver el sol brillar... ¿No me digais que no recordais la antigua leyenda? "La historia pasada", "El nacimiento del Oscuro Renacer", "El sol negro", "El principio del fin"...- relataba sin cesar distintos nombres para la enorme preocupación de Ash -¿El caos? De ninguna manera podrían cumplirse las antiguas profecias... no creo en ellas y dudo que alguien pudiese desatarlas. Nadie, ninguno de nuestra estirpe podría considerarse tan cerca de los Dioses para ello.-¿Qué me decís entonces del Fenrir del Cementerio?- El moreno lo miró de reojo y comprendió que fue él definitivamente quien había convertido a Harry en "Esa cosa". Comprendió que aquel tipejo de la máscara con olor a lobo no era solamente un enviado para remarcar una "posesión", sino que necesitaba a Keira por alguna razón. -Una de mis preciadas habilidades es leer la mente señor Ravnos... y sí, soy el artífice de todo lo que os ha ocurrido. No penseis mal, ella no es mi objetivo real... Vuestra fulana estará a salvo.- remarcó con rabia la última frase -Mientras me entregueis a sus hermanos; el menor y el mediano.-¿Y si me niego? ¿Para qué los quieres?-Los quiero para poder alcanzar a nuestros Padres, a nuestros Creadores... quiero saber por qué nos castigaron... cuál fue el pecado...- Horrorizado, el joven se hizo atrás, separándose de Norbert todo lo que pudiese -¿Quereis ser el gatillo de la profecía? ¿Quereis traer la Gehenna al mundo? ¡Estáis loco!-Recapacite señor Ravnos... quizá quiera ayudarme, todo sería muy fácil con sus influencias humanas en París. Salvaríamos a Keira, por supuesto.-Me repugna la simple idea de que lo imaginéis...-Pobre inepto... enamorado de una quimera. Me pregunto si realmente fue una idea acertada de vuestro Sire el convertiros o fue un simple arrebato en busca de compañía... Ncht... Tan triste como vos. Cogedle- al grito de "Cogedle", unas figuras tenebrosas apresaron a Ash con gran fuerza. Se trataba de un grupo de hombres vestidos como aquel enmascarado que encontró en el callejón, aunque estos no apestaban a perro... los sentía como iguales, sobretodo cuando comenzaron a horadar la fría piel del egipcio con sus colmillos, secándolo en cuestión de segundos.
Poco a poco, Ash comvulsionaba tembloroso pues su cuerpo parecía derretirse; su pelo caía pajizo de color plata, su carne desaparecía quedando cadavérico y sus ojos adoptaron un brillo animal. Norbert lo tomó junto a sus lacayos y lo arrastraron hasta un carruaje. Sujetándolo fuertemente, evitando que mordiese a lo primero que sus fauces aferrasen lo primero que tuviese a su alcance -Escuchadme perro de los humanos, si deseas guardar a vuestra amada Keira a salvo en vuestro oscuro juego de mentiras, más os vale que de algún modo me entreguéis a sus hermanos... Me da igual los métodos, pero los quiero vivitos y coleando. No tendréis dos oportunidades.- sumido en su propia locura, descontrolado, desatada su bestia interna al olor de la sangre en las venas de los transeuntes de las calles pudo llegar a oir aquellas instrucciones ¿Qué debía hacer? ¿Contribuir con el desalmado misántropo para salvar a Keira o entregarla a ella? En cualquiera de ambas opciones, Norbert tomaría un humano para cualquiera de sus planes. -Me he encargado de que unos guardias rondaran la zona, alegando que el Capitán Ravnos los necesitaba para apresar a un par de tipos... usad vuestra imaginación. Y daos prisa.. no tardarán en llegar y vuestra reputación pende de un hilo.- lo lanzaron entonces fuera del carro justo frente a las puertas del hogar de Keira.
Se levanto con extrema dificultad y avanzó a pasos cortos y torpes como si de un cadaver viviente se tratase. Con la poca lucidez que le quedaba, recordó las palabras que el enmascarado pronunció en el callejón "Norbert lleva vigilándole desde que nació..."
El vampiro dio un golpe en la puerta dejando caer su mano alzada para llamar. Había tomado una decisión.
Cuando la puerta se abrió a manos de Frederick, un descontrolado Ash se lanzó a su cuello para desangrarle lentamente, disfrutando y saboreando cada gota que se deslizaba a través de sus colmillos hasta su lengua, pasando por su garganta. Cálida y suave, oro rojo, el más siniestro de los placeres.
Un grito ahogado se pudo oir cuando el joven ya recuperado, degolló con sus propios colmillos el cuello del hermano mayor y codicioso para dar más credibilidad. Se lamió la sangre de la comisura de los labios poco antes de que llegasen un par de guardias -¿Señor? ¿¡Qué ha ocurrido?!- Ash se giró despacio y los miró con la muerte reflejada en los ojos, haciéndolos estremecer -Ha intentado atacarme ¡Y bajo ningún concepto toleraré eso por parte de una familia de clase mugrienta como esta! Tomad a los que se encuentren dentro, pagarán caro la osadía de este sucio tipejo- escupió sobre el cadaver de Fred un poco de sangre que aún tenía impregnada en la boca.
Los guardias presenciaron la humillante escena y tomaron la sangre como una herida provocada por el asalto hacia su Máximo Superior. Sin pensarlo, desenfundaron los sables y entraron raudos para tomar prisioneros a Ian y John que desde dentro, apreciaron parte del horrible final que había tenido Fred. Más concrétamente, pudieron contemplar con sus propios ojos como el señor Ravnos había degollado a su hermano con sus propias fauces.
Salieron a rastras de la casa gritándole al vampiro toda clase de improperios, pero mayormente abundaba la palabra "Monstruo" entre ellas. Desde la puerta, junto al cadaver de Fred, Ash los miraba siendo arrastrados por los soldados con un rostro inexpresivo, tanteando en su interior si realmente había hecho lo correcto... y lo que ocurriría si Keira se enterase de lo que acababa de suceder.
A los pocos minutos, Ash quedó a solas junto al cuerpo sin vida de aquel avaricioso hombre. La calle por fortuna se encontraba desolada, sin nadie que pudiera curiosear.
El egipcio se limitó a agacharse y a reconocer el cuerpo, admirando la herida para ver si realmente no había evidencias de mordedura y para investigar si llevaba algún objeto encima que pudiese dar alguna pista sobre las intenciones de Norbert para con la familia Brandford.
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
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Re: Las situaciones se complican
Tras el paso de un par de horas esperando en aquel bosque, el frio anunciante de la época invernal comenzó a calar los ropajes de tal manera que pareció llegar a los huesos. Me estremecí en mi misma. Quería esperar, quería ver a Ash, quería contárselo todo, quería prevenirle, conversar con el… y eso era algo que jamás había querido hacer con nadie. Era extraño pensar que en otra situación me hubiese dado lo mismo si Becket me prohibía hablar con otra persona, si abandonase a la persona con tal de que no me apedreasen. Con Ash estaba siendo todo distinto. Sentía que de alguna forma debía de devolverle el favor que había estado prestándome durante aquellas semanas, sentía unas inmensas ganas de que me oyese, de que me diese su opinión, de que me animase quizá… ni si quiera yo misma lo sabia muy bien. Al mirar a mí alrededor y caer en la cuenta de que quizá había sido demasiado precipitado el llegar a un bosque y buscarle, decidí volver mis pasos hacia atrás y dar nuevamente con las húmedas calles de Paris
De camino a casa, pude observar como cada vez había más pobreza en el mundo de la que ya imaginaba. Dos personas, un hombre y una mujer, de un poco más de edad que yo, se encontraban en el suelo resguardándose del frio mutuamente. Rápidamente pensé y reflexioné sobre que aquella situación era una de las que pretendía evitar al decir que jamás quería vivir mi vida con una pareja, pues cuando dos personas se unen, las cosas siempre se complican. Las necesidades aumentan y el dinero escasea, esa era una ley más verdadera que la de que toda persona tiene que morir algún día. Al pasar por el lado de la pareja, pude comprobar como en los brazos de la mujer se encontraba una pequeña personita al amparo de varias mantas. El alma se me estremeció y pensé rápido, pues sabía que podía hacer un pequeño bien por ellos. Me quite del dedo aquel valioso anillo que Becket me había regalado anteriormente y se lo di al hombre que intentaba cubrir con sus brazos a la mujer –Tomad, se que no es mucho, que el valor de este anillo se esfumara en poco, pero os aseguro que os ayudara a dar un pequeño paso a delante- retome la normalidad del camino tras haber ayudado a aquella familia. Pensaba que ojala tuviese un anillo para regalar cada día, pues todas las personas que alguna vez se han encontrado en la calle se lo merecen.
Ya faltaba poco para llegar a casa y no podía dejar de pensar en aquella familia, debía de agradecerles más que ellos a mí, pues de alguna forma, me habían motivado y alentado para volver a retomar el ánimo perdido y recuperar mí autentica aptitud. Estaba dispuesta a dejarles las cosas claras a mi hermano y a Lord Becket, no sin antes volver a quitarle un anillo de su cartera para dárselo a mis hermanos. Debía de vivir mi vida y solucionar mis propios problemas frutos de la consecuencia que mis acciones acarreaban y ansiaba comentarle a Ash todo esto. Estaba claro que el para mi se había cavado de convertir en un confidente, en un compañero, en un amigo – y esperaba- con el que poder contar. Y me alegré al poder comprobar que su figura se podía otear en el horizonte, sin buscarlo, había encontrado a Ash y quizá ese era el truco para verle.
Caminé deprisa, casi corriendo, tenia ansias por agradecerle a Ash su ayuda y su apoyo, pero toda esa vorágine de euforia se vio disminuida junto a los pasos cuando comprobé que alguien mas se encontraba con el joven moreno y esa persona era mi hermano, pero yacía en el suelo, como desmayado, como muerto. Rápidamente, tome una carrera hasta la posición de ambos y allí pude comprobar que Frederick se encontraba inconsciente, con marcas de sangre, con heridas que seguramente le estaban provocando la muerte. Sentí un frio estremecedor, un escalofrío que me recorrió el cuerpo y tras ello, el corazón se acelero de tal forma que parecía salirse del lugar, haciendo que la sangre me hirviese y se acumulase en la cara.
-¿Frederick? ¡Frederick!- Me posé de rodillas en el suelo, tomando el cuerpo de mi hermano entre mis brazos y examinando en intentando comprobar que había pasado. Tenia marcas, marcas profundas, como si alguien le hubiese clavado algo en el cuello y eso hubiese hecho que se desangrase. Posé mi oído en su pecho, pues era la única forma de comprobar si tenía pulso, y no lo encontraba -¡Fred! ¡Fred!- comencé a llorar, pues lo que mas temía se estaba convirtiendo en la realidad y es que la poca familia que me quedaba ya iba desapareciendo –Fred por dios mírame…te lo suplico, mírame…- rogué entre lagrima tomando la cabeza de mi hermano buscando una solución.
Dejé el cuerpo sin vida de Frederick en el suelo e ignorando a Ash entre rápidamente en la casa buscando a Ian y John, pero ninguno de los dos se encontraban en el lugar ¿Qué podía hacer? ¿Qué había pasado? Volví corriendo hasta donde anteriormente me encontraba y volví a posarme en el suelo tomando el cuerpo de mi hermano. Entonces recapacité. La calle se encontraba solitaria, apenas había gente en la calle a tales horas y allí solo se encontraba Ash, quien aparecía indiferente sin mostrar ni un acto de socorro o ayuda. Además, el cuerpo de Fred se mostraba aun cálido, como si acabase de quedarse sin vida. Todo apuntaba a una misma conclusión.
-¡Ash! ¡Ash! ¿Qué has hecho? ¿Qué le has hecho a Fred? ¿Dónde están Ian y John?- Me levante y me volví hacia el con presencia intimidatoria. Me daba igual se allí Ash me mataba como había hecho con Fred. Ahora solo tenia ganas de venganza.
-¡Ash! ¡¿Cómo has podido?! ¡¿Cómo has podido hacerme esto?! ¡¿Por qué lo has hecho?! Te juro que no te lo voy a perdonar en la vida ¡Imbécil! -Y tras decir esto, con mi única arma, mi puño, me abalancé al rostro de Ash desenado verle en la misma situación en la que se encontraba mi pobre hermano.
Keira Brandford- Humano Clase Baja
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Re: Las situaciones se complican
Allí se hallaba su propia figura, impasible, admirando el cuerpo del hermano de Keira, la mujer a la que pretendía hacer su compañera; su amiga. Durante un breve periodo de tiempo afirmaba en su mente constantemente que había hecho lo correcto, que había dado muerte a una mala persona y peor hermano. Había entregado a las personas que De Niro quería para sus planes, salvando así a la muchacha. Pero esas ideas se fueron desvaneciendo lentamente como el humo a medida que las manecillas del reloj avanzaban silenciosas dentro del hogar en cuya puerta se encontraban ambos cuerpos sin vida.
A pesar de todo, en su rostro no se reflejaba ni el más mínimo gesto de desprecio ni alegría, tampoco había muestra ninguna de sangre sobre él que pudiese declararle culpable... pero la sentencia llegaría pronto, pues Keira avanzaba corriendo hacia el lugar de los hechos gritando el nombre de su hermano. El vampiro la contemplaba con la misma frialdad que con la que puso fin a la vida de Fred. La vigiló cuando entró en su casa y buscó a sus otros hermanos, los cuales halló ausentes en ese preciso instante.
A falta de pruebas, nada se podía asegurar, pero la escena era tan obvia al igual que abundantes los motivos que así fue como la muchacha señaló de inmediato al joven militar. -Keira...- retrocedió ligeramente un paso cuando la chica se acercó intimidante hacia él enfurecida -Yo... no he hecho nada- confesó con una voz tan gélida como el hielo, con la mirada perdida, clavada en el cuerpo presente. Las últimas palabras de Keira atenazaron su corazón antes de que se avalanzase sobre él con intención de golpearle. Ash se apartó con gracilidad y la tomó de la muñeca, tiró de ella y se la apegó muchísimo contra su propio cuerpo mirándola fijamente a los ojos -¿Por qué me acusais sin tener pruebas?- se acercó un poco más a su rostro -¿Por qué me injuriáis? He hecho lo suficiente por vuestra gracia para que ahora me acuseis cual sucio perro asesino de haber acabado con la vida de vuestro hermano.- su tono cada vez era más relajado y sereno, su torrencial voz pasaba lentamente a ser un susurro que acompañaba la agradable y oscura brisa de la noche que acariciaba los labios de la mujer debido a la cercanía entre ambos. -El único pecado que cometí fue intentar protegeros una vez más... para que en una noche que podría haber sido prometedora podais volver a dormir y admirar los rayos del radiante sol. Mas no, vuestra "suspicaz" mente enchida de rabia os obliga a señalarme, incluso a atacarme, a vuestro benefactor; a vuestro único amigo...- cerró los ojos y negó con la cabeza con suma delicadeza, muy despacio -No teneis ni idea de en qué clase de mundo vivís. No sabeis nada acerca de mí, ni de mis contactos... y mucho menos de vuestro hermano al que ahora llorais. Hermano al que hace horas estuvisteis maldiciendo por su egocentrismo y arrogancia, el que os abandonó en busca de la fortuna y riqueza aunque para ello fuese necesario arrojaros a los brazos de un hombre desconocido, un desalmado que quizá os esclavizara.- la soltó entonces con cuidado y comenzó a caminar marcha atrás de forma tan ágil y cuidadosa que casi parecía estar levitando unos centímetros del suelo -La verdad se esconde más allá de lo que vuestros ojos pueden llegar a ver. Más allá de lo que podais oir, percibir. De lo que podais soñar. La única verdad es que la verdad no existe señorita Brandford...- se giró, volviéndole la espalda a la mujer para continuar su marcha no sin antes dedicar una última mirada atrás -Todo está permitido en este mundo, madame, TODO. Si quereis saber la razón de lo acontecido esta noche, me volvereis a buscar allá donde la oscuridad reine entre los seres vivos respetan el silencio. Allá, en la penumbra de los árboles.- sus ojos parecieron centellear durante un breve instante a la vez que entrecerraba los párpados sin perder de vista a Keira -Quizá yo pueda brindaros la verdad de todo este triste asunto... pero los violines no dejarán de llorar la muerte de vuestro hermano. Vos debéis hacerlo si anhelais el conocimiento.- entonces comenzó a caminar relajadamente, como si nada hubiese ocurrido, perdiéndose en la noche camino a lo más interno del bosque sumido en sus más profundos pensamientos sobre cómo podría enmendar el error cometido esa noche y cómo podría recobrar su orgullo y honor arrebatado por ese inspirador del caos. -Sin la muerte no existiría la vida. Sin la vida no habría muerte... ¿Llorais porque se ha perdido la vida de alguien que os quiso dañar? Quizá debais llorar la vida en muerte de quien os podría llegar a amar...- resonaron sus últimas palabras como un eco en el viento que se arremolinó entonces, borrando su figura de los ojos de la mujer.
A pesar de todo, en su rostro no se reflejaba ni el más mínimo gesto de desprecio ni alegría, tampoco había muestra ninguna de sangre sobre él que pudiese declararle culpable... pero la sentencia llegaría pronto, pues Keira avanzaba corriendo hacia el lugar de los hechos gritando el nombre de su hermano. El vampiro la contemplaba con la misma frialdad que con la que puso fin a la vida de Fred. La vigiló cuando entró en su casa y buscó a sus otros hermanos, los cuales halló ausentes en ese preciso instante.
A falta de pruebas, nada se podía asegurar, pero la escena era tan obvia al igual que abundantes los motivos que así fue como la muchacha señaló de inmediato al joven militar. -Keira...- retrocedió ligeramente un paso cuando la chica se acercó intimidante hacia él enfurecida -Yo... no he hecho nada- confesó con una voz tan gélida como el hielo, con la mirada perdida, clavada en el cuerpo presente. Las últimas palabras de Keira atenazaron su corazón antes de que se avalanzase sobre él con intención de golpearle. Ash se apartó con gracilidad y la tomó de la muñeca, tiró de ella y se la apegó muchísimo contra su propio cuerpo mirándola fijamente a los ojos -¿Por qué me acusais sin tener pruebas?- se acercó un poco más a su rostro -¿Por qué me injuriáis? He hecho lo suficiente por vuestra gracia para que ahora me acuseis cual sucio perro asesino de haber acabado con la vida de vuestro hermano.- su tono cada vez era más relajado y sereno, su torrencial voz pasaba lentamente a ser un susurro que acompañaba la agradable y oscura brisa de la noche que acariciaba los labios de la mujer debido a la cercanía entre ambos. -El único pecado que cometí fue intentar protegeros una vez más... para que en una noche que podría haber sido prometedora podais volver a dormir y admirar los rayos del radiante sol. Mas no, vuestra "suspicaz" mente enchida de rabia os obliga a señalarme, incluso a atacarme, a vuestro benefactor; a vuestro único amigo...- cerró los ojos y negó con la cabeza con suma delicadeza, muy despacio -No teneis ni idea de en qué clase de mundo vivís. No sabeis nada acerca de mí, ni de mis contactos... y mucho menos de vuestro hermano al que ahora llorais. Hermano al que hace horas estuvisteis maldiciendo por su egocentrismo y arrogancia, el que os abandonó en busca de la fortuna y riqueza aunque para ello fuese necesario arrojaros a los brazos de un hombre desconocido, un desalmado que quizá os esclavizara.- la soltó entonces con cuidado y comenzó a caminar marcha atrás de forma tan ágil y cuidadosa que casi parecía estar levitando unos centímetros del suelo -La verdad se esconde más allá de lo que vuestros ojos pueden llegar a ver. Más allá de lo que podais oir, percibir. De lo que podais soñar. La única verdad es que la verdad no existe señorita Brandford...- se giró, volviéndole la espalda a la mujer para continuar su marcha no sin antes dedicar una última mirada atrás -Todo está permitido en este mundo, madame, TODO. Si quereis saber la razón de lo acontecido esta noche, me volvereis a buscar allá donde la oscuridad reine entre los seres vivos respetan el silencio. Allá, en la penumbra de los árboles.- sus ojos parecieron centellear durante un breve instante a la vez que entrecerraba los párpados sin perder de vista a Keira -Quizá yo pueda brindaros la verdad de todo este triste asunto... pero los violines no dejarán de llorar la muerte de vuestro hermano. Vos debéis hacerlo si anhelais el conocimiento.- entonces comenzó a caminar relajadamente, como si nada hubiese ocurrido, perdiéndose en la noche camino a lo más interno del bosque sumido en sus más profundos pensamientos sobre cómo podría enmendar el error cometido esa noche y cómo podría recobrar su orgullo y honor arrebatado por ese inspirador del caos. -Sin la muerte no existiría la vida. Sin la vida no habría muerte... ¿Llorais porque se ha perdido la vida de alguien que os quiso dañar? Quizá debais llorar la vida en muerte de quien os podría llegar a amar...- resonaron sus últimas palabras como un eco en el viento que se arremolinó entonces, borrando su figura de los ojos de la mujer.
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
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Re: Las situaciones se complican
Cuando me dispuse a hacer pagar a Ash por su error propinándole un puñetazo que iría cargado de todas mis fuerzas, este se apartó habilidosa y rápidamente, casi no pude verle mover su cuerpo y por ello estuve a punto de tropezar y dejar brotar mi ira con el aire, pero fue entonces cuando el joven moreno me tomó del brazo y sin poder detenerle me llevo junto a el, muy cerca suya, y comenzó a relatar unas palabras que contarían con su defensa… y eran tan ciertas… No tenía suficientes pruebas y aseguraba estar allí por mi protección, la protección que me había brindado durante las ultimas semanas y la protección que debía agradecerle –Ash…yo…- Intenté aclarar la sucedido, pues empecé a sentirme demasiado culpable de todo, demasiado pesada, demasiado triste. Las palabras no eran capaces de salir de mis labios, pues el aliento del que delante de mí se encontraba sellaba las puertas de todos mis pecados con el sonido de su voz. Por una parte, mi forma me de ser desconfiaba y pedía a gritos que aprovechase la situación e intentase vengarme de la muerte de mi hermano, pero mi corazón, hipnotizados por aquellos profundos ojos que no dejaban de mirarme, me pedía solamente seguir llorando junto a Ash sin moverme de la posición tan cercana a el en la que acababa de encontrarme.
Las palabras de Ash sonaban tan serenas y tan imposibles a mis oídos y a mi mente distraída, que no hicieron más que confundirme, pues fueron palabras que no entendía. No conseguí descubrir cuales fueron las intenciones del muchacho al asegurarme que no le conocía ni a el ni al mundo en el que vivía. Y al final solo seguí llorando, de impotencia, de no saber que hacer con la situación, e incliné la cabeza de vergüenza porque ya estaba harta de que Ash me hubiese visto tantas veces llorar y de que ahora lo hiciese desde tan cerca.-Yo…yo solo quería ayudarle, ayudarle a que no acabase solo y perdido como yo-
El muchacho opto por soltarme y la tensión así se finalizo. Siguió relatando palabras insostenibles, casi todas, excepto las que quisieron invitarme a buscarle allá en los bosques si ansiaba saber toda la verdad sobre el asunto y estaba claro que iría. Tras una ultima frase en las que sugirieron que debía llorar por quien me amase, acabó marchándose y esfumándose de mi vista entre la niebla. Rápidamente, tomé el cuerpo de Frederick por los hombros y lo arrastre hasta el interior de la casa, una vez allí, busque corriendo un cuchillo que había sobre una mesa de madera, lo envolví en harapos y lo escondí bajo el corsé. No tenia la intención de matar a Ash, pero si resultaba ser el quien asesinó de mi hermano, no me dejaría otra opción a pesar de que todas sus palaras anteriores fueron ciertas. Esperé unos minutos junto al cuerpo de Fred e intenté cesar un poco el llanto y cuando lo conseguí me eche rápidamente a la calle y corrí en dirección al bosque.
Mientras corría sin parar por aquellas calles tan húmedas, pensaba en que la prioridad ahora eran mis otros dos hermanos y también en que a pesar de que había confiado en Ash momentos atrás, ahora sentía miedo hacia el. Todo a lo que el se refería era místico y poco conocido, saber todo de el era no saber nada y estaba segura de ello solo con mirarle a los ojos, aquellos ojos que tantas cosas detrás esconderían. Esta vez tenia que dejarlo todo en claro, no estaba dispuesta a que me engañase como si mi vida se tratase de un juguete y esa era la razón por la que había decidido estar sola, porque siempre se tiene un compañero que por alguna razón te traiciona o miente y Ash era la excusa suficiente como para no volver a confiar en nadie. En esos momentos pensaba también en mi misma, y parecía que era una niña tonta después de haber pensado durante semanas que dos personas de distinta clase social podían llevarse bien y tener relaciones… ¿Cómo podía haber caído tan bajo? ¿Cómo podía haber ignorado todo lo referente al hombre y a lo que le rodea? ¿Cómo podía haber cambiado de personalidad tantas veces cuando el se encontraba delante mía, protegiéndome? Todo, todo tenia que salir a la luz.
Finalmente, llegue al bosque. Estaba mas oscuro que cuando llegue hacia una hora pues la oscuridad de la noche se había apoderado totalmente de el. Cuando comencé a adentrarme entre los arboles y arbustos, poco a poco deje de ver mas allá de mi nariz, casi no podía ver mis pies al mirar hacia debajo. Sentí miedo, pues ante aquella situación no sabría defenderme de nada ¡Que diantres! Todo era negro y si Ash me encontraba allí debía de ser todo un milagro. Tras andar unos minutos más me di por perdida totalmente, me gire varias veces sobre mi eje con la esperanza de que un claro de luz, minúsculo, me alumbrase lo suficiente como para saber por donde andaba, pero fue imposible. Me desabroché ciegamente medio corsé y saque aquel cuchillo, en cual alcé junto mis manos por si algo pasase. En otras circunstancias, hubiese gritado el nombre de aquel joven tan moreno, pero no estaba del todo segura si quería verle o no, desconfiaba, la oscuridad hacia que desconfiase más pues estaba casi segura de que ni si quiera podría verle si se encontraba tan cerca de mí como antes. Por una parte me arrepentí de haber ido al bosque t haberme encontrado totalmente a ciegas pero por otro lado debía quedarme y saber al menos que había pasado con mis hermanos.
Di unos pasos asustados pero decididos buscando con mis manos un árbol en el que apoyarme. Cuando lo encontré esperé a la llegada de Ash impaciente y temblorosa, pero con el cuchillo bien sujeto a la mano. Esperaba de veras no tener que utilizarlo…esperaba que Ash no hiciese nada…
Las palabras de Ash sonaban tan serenas y tan imposibles a mis oídos y a mi mente distraída, que no hicieron más que confundirme, pues fueron palabras que no entendía. No conseguí descubrir cuales fueron las intenciones del muchacho al asegurarme que no le conocía ni a el ni al mundo en el que vivía. Y al final solo seguí llorando, de impotencia, de no saber que hacer con la situación, e incliné la cabeza de vergüenza porque ya estaba harta de que Ash me hubiese visto tantas veces llorar y de que ahora lo hiciese desde tan cerca.-Yo…yo solo quería ayudarle, ayudarle a que no acabase solo y perdido como yo-
El muchacho opto por soltarme y la tensión así se finalizo. Siguió relatando palabras insostenibles, casi todas, excepto las que quisieron invitarme a buscarle allá en los bosques si ansiaba saber toda la verdad sobre el asunto y estaba claro que iría. Tras una ultima frase en las que sugirieron que debía llorar por quien me amase, acabó marchándose y esfumándose de mi vista entre la niebla. Rápidamente, tomé el cuerpo de Frederick por los hombros y lo arrastre hasta el interior de la casa, una vez allí, busque corriendo un cuchillo que había sobre una mesa de madera, lo envolví en harapos y lo escondí bajo el corsé. No tenia la intención de matar a Ash, pero si resultaba ser el quien asesinó de mi hermano, no me dejaría otra opción a pesar de que todas sus palaras anteriores fueron ciertas. Esperé unos minutos junto al cuerpo de Fred e intenté cesar un poco el llanto y cuando lo conseguí me eche rápidamente a la calle y corrí en dirección al bosque.
Mientras corría sin parar por aquellas calles tan húmedas, pensaba en que la prioridad ahora eran mis otros dos hermanos y también en que a pesar de que había confiado en Ash momentos atrás, ahora sentía miedo hacia el. Todo a lo que el se refería era místico y poco conocido, saber todo de el era no saber nada y estaba segura de ello solo con mirarle a los ojos, aquellos ojos que tantas cosas detrás esconderían. Esta vez tenia que dejarlo todo en claro, no estaba dispuesta a que me engañase como si mi vida se tratase de un juguete y esa era la razón por la que había decidido estar sola, porque siempre se tiene un compañero que por alguna razón te traiciona o miente y Ash era la excusa suficiente como para no volver a confiar en nadie. En esos momentos pensaba también en mi misma, y parecía que era una niña tonta después de haber pensado durante semanas que dos personas de distinta clase social podían llevarse bien y tener relaciones… ¿Cómo podía haber caído tan bajo? ¿Cómo podía haber ignorado todo lo referente al hombre y a lo que le rodea? ¿Cómo podía haber cambiado de personalidad tantas veces cuando el se encontraba delante mía, protegiéndome? Todo, todo tenia que salir a la luz.
Finalmente, llegue al bosque. Estaba mas oscuro que cuando llegue hacia una hora pues la oscuridad de la noche se había apoderado totalmente de el. Cuando comencé a adentrarme entre los arboles y arbustos, poco a poco deje de ver mas allá de mi nariz, casi no podía ver mis pies al mirar hacia debajo. Sentí miedo, pues ante aquella situación no sabría defenderme de nada ¡Que diantres! Todo era negro y si Ash me encontraba allí debía de ser todo un milagro. Tras andar unos minutos más me di por perdida totalmente, me gire varias veces sobre mi eje con la esperanza de que un claro de luz, minúsculo, me alumbrase lo suficiente como para saber por donde andaba, pero fue imposible. Me desabroché ciegamente medio corsé y saque aquel cuchillo, en cual alcé junto mis manos por si algo pasase. En otras circunstancias, hubiese gritado el nombre de aquel joven tan moreno, pero no estaba del todo segura si quería verle o no, desconfiaba, la oscuridad hacia que desconfiase más pues estaba casi segura de que ni si quiera podría verle si se encontraba tan cerca de mí como antes. Por una parte me arrepentí de haber ido al bosque t haberme encontrado totalmente a ciegas pero por otro lado debía quedarme y saber al menos que había pasado con mis hermanos.
Di unos pasos asustados pero decididos buscando con mis manos un árbol en el que apoyarme. Cuando lo encontré esperé a la llegada de Ash impaciente y temblorosa, pero con el cuchillo bien sujeto a la mano. Esperaba de veras no tener que utilizarlo…esperaba que Ash no hiciese nada…
Keira Brandford- Humano Clase Baja
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Re: Las situaciones se complican
Bruma y oscuridad
Todo lo que se podía ver era oscuridad y una fina bruma grisacea que se arrastraba a ras del suelo dejando un desagradable olor a humedad aderezado con toques de madera vieja. De vez en cuando por igual se mezclaban aromas mayormente agradables y otros más desagradables aun proviniente de los animales que por el bosque rondaban... pero para el vampiro el olor más significativo era el de la sangre. La sangre de cada criatura viva a su alrededor... y sobretodo la de aquella mujer que había decidido seguirle, sí...
No la veía bien, el lugar estaba completamente envuelto en aquel manto fúnebre que atemorizaría al corazón más valiente bajo la atenta vigilia de los buhos y lechuzas que con su ulular daban un fino toque más escalofriante si cabía a la escena que se podía presenciar. Ella se acercaba, lo presentía. Él giraba en círculos con un ritmo constante en el caminar hasta que pudo saber que ahora era él quien la perseguía silencioso por el fantasmagórico paraje. -Keira...- susurró cual ánima en pena cuando pudo notar que la mujer se había detenido apoyada en un árbol -Keira...- continuaba con aquellos escalofriantes gemidos fantasmales mientras circundaba el area en la cual la joven se hallaba, como si la rodeasen mil espectros que aclamaban su nombre -La verdad se esconde... pero puedes descubrirla...- el torbellino de voces abisales continuaba sin cesar -Vuestro hermano murió por el capricho de un hombre... Vuestros hermanos desaparecieron por los planes maquiavélicos de un hombre... ¿De quién, de quién? Os preguntareis...- calló entonces el vampiro durante unos largos minutos hasta que decidio comparecer junto a la muchacha como una aparición, hablandole diréctamente al oido en tono bajo -...Yo os diré cómo encontrarle...- se alejó un paso atrás y retomó su forma de ser común -Supongo que he de tomarme esta visita a mi querido Templo del Pensamiento como una muestra de buena voluntad... No obstante, no me gusta mucho que vengais tan tensa... ¿Me teneis miedo, madame?- echó a caminar de un lado a otro. Tenía que admitir que en el fondo él también se hallaba nervioso y hartamente alterable, cosa que convendría que no ocurriese -He aquí, ante vos, en estas infinitas tinieblas donde la luz de Madre no llega a iluminar vuestro devenir donde debeis demostrar vuestra confianza y espíritu.-decía con un tono severo como general que era.
Ash se colocó frente a la muchacha y buscó su mano para estrecharla entre las suyas. Posiblemente el frío contacto de la piel del vampiro incomodase a la chica, no obstante fue Ash quien se llegó a ofender al aferrar entre sus dedos el filoso metal de lo que parecía ser... -¿Un cuchillo?- preguntó en la oscuridad una voz violenta -Os ofrezco la oportunidad de encontrar al verdadero asesino de vuestro hermano... ¡Y traeis un cuchillo!- sentía arder la sangre en su inteior como un fuego devastador que consumía su razón, sin embargo, se engulló a sí mismo al reflexionar que la palabra "verdadero" en aquella frase podía demostrar que fue él la mano ejecutora en el fin de Frederick -...Cualquiera que viese a alguien junto al cadaver de un ser querido lo tacharía de asesino ¿Pero yo? Soy una víctima más... todo es un plan Keira, todo.- su voz comencía a adoptar un tono un tanto desquiciado entre las pequeñas risillas que soltaba al hacer gestos invisibles debido a la oscuridad -¿No lo ves? Ja, todo estaba pensado ¡Claro! Era la intención... ¡Sí, eso es! Me quisieron manchar las manos para que me odiaseis y así os separéis de mi... entonces sus oscuras garras caerán sobre vuestra gracia... ¡Por supuesto, cómo no! Astuto sin duda, sí...- hablaba a medias entre Keira y sí mismo, enlazando los cabos que le llevaron a la fascinante aunque fastidiosa conclusión de las intenciones de Norbert para con él -Vuestros hermanos han secuestrados por él... y creo saber cómo encontrarle- se aproximó nuevamente y agarró las manos de la chica con firmeza -Pero debeis confiar en mi. Debeis servirme, debeis trabajar para mi, hacer todo lo que os diga... y encontraremos a los demás con vida- aguardó unos segundos en silencio antes de concluir -Bajad el cuchillo... Dejad atrás los miedos, ahuyentad vuestros fantasmas interiores querida. Soy quien soy, soy quien fui y soy quien seré; el que estuvo a vuestro lado cuando necesitasteis ayuda en cualquier tipo de situación.- Se apartó ligeramente y soltó sus manos tan despacio que casi pareció una caricia -Sino... es hora de que apuñaleis al asesino de vuestro hermano y deis descanso eterno a su atormentada alma- aun en la penumbra, abrió los brazos en cruz dejando el pecho al descubierto -¡Estoy frente a vos, no me defenderé! ¡Poned un punto y final a esta triste catastrofe! ¡Elegid la luz o la oscuridad! Abasteceos de valor y elegid... ¡Ahora!- el último vocerío de Ash resonó como un eco interminable entre el inmenso mar de árboles que poblaban el bosque. Los buhos callaron, los roedores se espantaron, los grillos enmudecieron de terror... Solo quedaban dos presencias, una frente a la otra en la más absoluta soledad en el momento más crucial de la vida de una joven maldecida por la mirada de un ser tenebroso.
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
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Re: Las situaciones se complican
Esperé varios minutos en aquella profunda oscuridad que no dejaba ver nada, aquella oscuridad que se hacia dueña del bosque y lo hacia inquebrantable para cualquier ser mortal. Me sentía aterrorizada por todo lo sucedido, lo único que portaba para mi protección era aquel cuchillo y mi coraje, pero estaba completamente segura de que pasase lo que pasase nunca seria suficiente. Con coraje y valentía me enfrente a al situación, dejando atrás a las personas de malas intenciones y a los lobos gigantes a sabiendas de que ya no existía ningún salvador que llegase y me rescatase de la situación, pues sin desearlo, aquel héroe había pasado a ser el villano que por mas que intentase defenderse seguiría siendo el causante de todo y ya jamás tendría mi perdón.
Mi cuerpo se tensó y alerto cuando el sonido de la voz del joven resonaba lejano, pronunciando mi nombre, pero a la vez parecía estar en todas partes. Extendí los brazos hacia delante situando el cuchillo en cabeza para intentar defenderme, pero no sabia hacia donde dirigirme. Su voz me llamaba en frente mía, después detrás y empecé a impacientarme, a volverme intranquila y marearme conmigo misma. Comenzó a relatar su verdad tratante sobre el verdadero asesino de mi hermano, un hombre del cual no pronunció nombre y eso me aturdió. Decidí quedarme quieta unos instantes, estando alerta, y fue entonces cuando noté el cálido aliento de Ash susurrándome al oído su ofrecimiento a delatarme la identidad de aquel supuesto hombre. Me giré rápidamente hacia el lado del que provino su voz pero el ya no estaba ¿Qué diantres estaba pasando? ¿Cómo? ¿Como estaba haciendo aquello? -¿Que estáis haciendo? ¿Qué queréis? ¿Quién es ese hombre? –cada segundo que pasaba, mas desquiciada me encontraba.
Seguí buscando al joven moreno entre el manto de oscuridad predominante, pero todo fue en vano. El siguió hablando sin cesar sobre el hombre, sobre mi llegada y sobre la verdad de todo además de preguntar si le tenía miedo. Claro, claro que le tenía miedo y más en esa situación en la que solo podía luchar contra la noche y nadie más. Aunque Ash siguiese advirtiéndome de que no fue el quien asesino a Fred ¿Cómo pida creerle? ¿Qué pruebas tenia de que no era un asesino realmente? Temía sin dudar, pero no podía hacer mas que mentir aunque estuviese segura de que el muchacho ya pensaba lo contrario –No…No os tengo miedo. Quedaos quietos donde pueda veros- Inmediatamente percibí como el joven se situaba justo en frente mía y me tomaba la mano, casi, solo la roce lo suficiente como para comprobar que cargaba con esa temperatura tan helada en su piel aun, pues al percatarse de que tenia el cuchillo en la mano retrocedió. Se sitio ofendido, lo supe al momento por su reacción y en contra de mi voluntad intente justificarme, pero no salían palabras de mis labios. La conmoción de todo lo sucedido dejaba estragos en mis húmedos y rojizos ojos y mofletes, en mi fría piel y ahora en mi voz. –Ash… ya no me fio. No me fio de vos ¡Estabais frente al cadáver! Yo lo vi y Fred estaba cálido… estaba cálido, no había otra opción. Todo os señala a vos-
El inculpado rápidamente comenzó a afirmar que todo había sido fruto de un plan, que habíamos sido victimas de todo, que alguien intentaba culparle de lo sucedido para que le odiase y ese alguien intentaría dañarme –Ash… me estáis volviendo loca, por favor callaos. Es tarde para que os defendáis, todo lo que relatáis no es creíble Ravnos. ¡¿Por qué lo hicisteis?!- La situación a demás de descartarme de todo ambiente, hizo que el mundo se me viniese encima. Volví a llorar como si todo tuviese un fin cercano, como si no hubiese soluciones para nada y es que me sentía decepcionada con todo. La buena voluntad con la que pretendía visitar a Ash aquella noche se había desvanecido por completo y mi corazón no sabía decirme si ya le odiaba como un rico que es o aun le tenía aprecio como salvador. Estaba confundida y eso hacia que me empapase en lagrimas. La impotencia podía llegar a ser un dolor mayor que el de cualquier pérdida. El moreno sin embargo, a pesar de mi desconexión con el mundo y la realidad, volvió a tomarme de las manos con firmeza sin importar que aun portaba el arma, me rodeo la manos y comprobé del todo que estaban exageradamente heladas. Me pidió que confiase y trabajase para el para poder salvar a mis hermanos –No puedo creeros Ash… no puedo ¿No lo veis?- el siguió defendiéndose recordándome que fue el quien me salvó de anteriores situaciones y eso hizo que me quedase en silencio, pues una terrible sensación mas confusa aun se apodero de mi cuerpo. Me había salvado, había impedido que mi vida acabase, quiso protegerme…Si yo le importaba ¿Por qué matar a Fred? Era cierto, pero no, no había otro asesino posible. –Por favor…os lo suplico, dejad de confundirme ya. ¡Os tenia aprecio! Os lo tenia de veras…pero no, no puedo…- Mis propias palabras formaban una vorágine de remordimientos y dolor. No sabía expresar lo que sentía. No sabia decirle a Ash que solo quería que me demostrase que el no fue el asesino, que podía confiar en el, pero fue imposible.
Creí entonces que el hombre reaccionaría con unas palabras más convincentes, que me consolaría, que me abrazaría quizá, que me demostraría que nada pasaba, pero hizo todo lo contrario. Se apartó suavemente, acariciando mis manos a la vez que se alejaba y una vez lo hizo… se confesó. Confeso ser él el autentico homicida y me ofreció acabar con su vida utilizando el arma afilada que entre mis manos se encontraba y aunque la oscuridad no me lo permitía, pude llegar que se quedo quieto a cierta distancia y abrió los brazos en cruz dejando su pecho libre para cualquier acción. Sentí ira, rabia, ganas de matarle, de acabar con su vida y de vengarme y por ello sentí pena, porque perdería su vida en la mía, porque aunque no me hubiese dado cuenta, se había convertido en una persona que me escuchaba, que me entendía y era algo que apreciaba. Pero una situación como esta… solo me dejaba pensar en mi ya difunto hermano, en que fue Ash quien lo degolló como si de un animal se tratase, en que acabo con su vida con total indiferencia y a su vez… le dio igual la mía. Significaba entonces que yo no le importaba lo mas mínimo, que me había estado engañando durante todo este tiempo y que no dejaba de ser un sucio rico que despreciaba a la clase baja.
Apreté entonces con fuerza el cuchillo entre mi mano derecha y cargada de ira me acerque lentamente hacia el. Quería acabar con su vida, quería que sufriese lo que había sufrido mi hermano, pero pensaba… y me estaba maldiciendo a mi misma por ello. Nunca pensaba, solo reaccionaba, me comportaba de forma infantil y temeraria, y ahora que tenia la oportunidad no podía evitar ver a Ash lejos de mi y a su vez verme sola sumida en la mas absoluta oscuridad. Algo se estaba apoderando de mi corazón, lo apuñalaba con fuerza y lo hacia retroceder ante la idea de matarle. Aun así seguí caminando hacia el intentando deshacerme de todo remordimiento posible y por ello, en un acto de furia grité. Grité. Fui corriendo hacia el dispuesta a matarle pero cuando ya apenas faltaban centímetro para alcanzar su pecho, paré en seco. Arrojé el cuchillo contra un árbol y llore. Llore quizá como nunca lo había hecho pues por primera vez en mi vida, lloraba por mí. Lloraba porque mi cuerpo se había descontrolado y ya no sabía reaccionar ¿Qué diantres había hecho Ash conmigo? ¿Qué había hecho con mi forma de ser?
Finalmente, acabé por acercarme a el. Lo tomé de la camisa por la parte del pecho y le mire a los ojos con rabia, con ira y con una vez mas, impotencia. Comencé a propinarle puñetazos inútiles contra el a sabiendas de que no reaccionaria y acabé por ceder la cabeza había abajo aun realizando esa acción, llorando, como una niña que acababa de perderlo todo -¡¿Por que Ash?! ¡¿Por qué me habéis hecho esto?! ¡¿Por qué me mentís y me utilizáis como si no valiese nada mi vida?! ¡¿Por qué habéis jugado conmigo todo este tiempo?! ¡¿Por qué me salvasteis?! ¡¿Por qué no dejasteis que muriese a manos de aquellos violadores o a aquel lobo?! –Llena de desconsolación, me acerque aun mas el, casi situando mi rostro contra su pecho y acabando por cesar aquellos puñetazos y agarrando nuevamente su camisa -¿Qué sentido tenia salvarme…si ya habéis acabado con mi vida?- El llanto era incontrolable, la necesidad de que la tierra me tragase se hacia enorme y la desconsolación se apoderó por completo de mi –Ash…ayudame…-
Mi cuerpo se tensó y alerto cuando el sonido de la voz del joven resonaba lejano, pronunciando mi nombre, pero a la vez parecía estar en todas partes. Extendí los brazos hacia delante situando el cuchillo en cabeza para intentar defenderme, pero no sabia hacia donde dirigirme. Su voz me llamaba en frente mía, después detrás y empecé a impacientarme, a volverme intranquila y marearme conmigo misma. Comenzó a relatar su verdad tratante sobre el verdadero asesino de mi hermano, un hombre del cual no pronunció nombre y eso me aturdió. Decidí quedarme quieta unos instantes, estando alerta, y fue entonces cuando noté el cálido aliento de Ash susurrándome al oído su ofrecimiento a delatarme la identidad de aquel supuesto hombre. Me giré rápidamente hacia el lado del que provino su voz pero el ya no estaba ¿Qué diantres estaba pasando? ¿Cómo? ¿Como estaba haciendo aquello? -¿Que estáis haciendo? ¿Qué queréis? ¿Quién es ese hombre? –cada segundo que pasaba, mas desquiciada me encontraba.
Seguí buscando al joven moreno entre el manto de oscuridad predominante, pero todo fue en vano. El siguió hablando sin cesar sobre el hombre, sobre mi llegada y sobre la verdad de todo además de preguntar si le tenía miedo. Claro, claro que le tenía miedo y más en esa situación en la que solo podía luchar contra la noche y nadie más. Aunque Ash siguiese advirtiéndome de que no fue el quien asesino a Fred ¿Cómo pida creerle? ¿Qué pruebas tenia de que no era un asesino realmente? Temía sin dudar, pero no podía hacer mas que mentir aunque estuviese segura de que el muchacho ya pensaba lo contrario –No…No os tengo miedo. Quedaos quietos donde pueda veros- Inmediatamente percibí como el joven se situaba justo en frente mía y me tomaba la mano, casi, solo la roce lo suficiente como para comprobar que cargaba con esa temperatura tan helada en su piel aun, pues al percatarse de que tenia el cuchillo en la mano retrocedió. Se sitio ofendido, lo supe al momento por su reacción y en contra de mi voluntad intente justificarme, pero no salían palabras de mis labios. La conmoción de todo lo sucedido dejaba estragos en mis húmedos y rojizos ojos y mofletes, en mi fría piel y ahora en mi voz. –Ash… ya no me fio. No me fio de vos ¡Estabais frente al cadáver! Yo lo vi y Fred estaba cálido… estaba cálido, no había otra opción. Todo os señala a vos-
El inculpado rápidamente comenzó a afirmar que todo había sido fruto de un plan, que habíamos sido victimas de todo, que alguien intentaba culparle de lo sucedido para que le odiase y ese alguien intentaría dañarme –Ash… me estáis volviendo loca, por favor callaos. Es tarde para que os defendáis, todo lo que relatáis no es creíble Ravnos. ¡¿Por qué lo hicisteis?!- La situación a demás de descartarme de todo ambiente, hizo que el mundo se me viniese encima. Volví a llorar como si todo tuviese un fin cercano, como si no hubiese soluciones para nada y es que me sentía decepcionada con todo. La buena voluntad con la que pretendía visitar a Ash aquella noche se había desvanecido por completo y mi corazón no sabía decirme si ya le odiaba como un rico que es o aun le tenía aprecio como salvador. Estaba confundida y eso hacia que me empapase en lagrimas. La impotencia podía llegar a ser un dolor mayor que el de cualquier pérdida. El moreno sin embargo, a pesar de mi desconexión con el mundo y la realidad, volvió a tomarme de las manos con firmeza sin importar que aun portaba el arma, me rodeo la manos y comprobé del todo que estaban exageradamente heladas. Me pidió que confiase y trabajase para el para poder salvar a mis hermanos –No puedo creeros Ash… no puedo ¿No lo veis?- el siguió defendiéndose recordándome que fue el quien me salvó de anteriores situaciones y eso hizo que me quedase en silencio, pues una terrible sensación mas confusa aun se apodero de mi cuerpo. Me había salvado, había impedido que mi vida acabase, quiso protegerme…Si yo le importaba ¿Por qué matar a Fred? Era cierto, pero no, no había otro asesino posible. –Por favor…os lo suplico, dejad de confundirme ya. ¡Os tenia aprecio! Os lo tenia de veras…pero no, no puedo…- Mis propias palabras formaban una vorágine de remordimientos y dolor. No sabía expresar lo que sentía. No sabia decirle a Ash que solo quería que me demostrase que el no fue el asesino, que podía confiar en el, pero fue imposible.
Creí entonces que el hombre reaccionaría con unas palabras más convincentes, que me consolaría, que me abrazaría quizá, que me demostraría que nada pasaba, pero hizo todo lo contrario. Se apartó suavemente, acariciando mis manos a la vez que se alejaba y una vez lo hizo… se confesó. Confeso ser él el autentico homicida y me ofreció acabar con su vida utilizando el arma afilada que entre mis manos se encontraba y aunque la oscuridad no me lo permitía, pude llegar que se quedo quieto a cierta distancia y abrió los brazos en cruz dejando su pecho libre para cualquier acción. Sentí ira, rabia, ganas de matarle, de acabar con su vida y de vengarme y por ello sentí pena, porque perdería su vida en la mía, porque aunque no me hubiese dado cuenta, se había convertido en una persona que me escuchaba, que me entendía y era algo que apreciaba. Pero una situación como esta… solo me dejaba pensar en mi ya difunto hermano, en que fue Ash quien lo degolló como si de un animal se tratase, en que acabo con su vida con total indiferencia y a su vez… le dio igual la mía. Significaba entonces que yo no le importaba lo mas mínimo, que me había estado engañando durante todo este tiempo y que no dejaba de ser un sucio rico que despreciaba a la clase baja.
Apreté entonces con fuerza el cuchillo entre mi mano derecha y cargada de ira me acerque lentamente hacia el. Quería acabar con su vida, quería que sufriese lo que había sufrido mi hermano, pero pensaba… y me estaba maldiciendo a mi misma por ello. Nunca pensaba, solo reaccionaba, me comportaba de forma infantil y temeraria, y ahora que tenia la oportunidad no podía evitar ver a Ash lejos de mi y a su vez verme sola sumida en la mas absoluta oscuridad. Algo se estaba apoderando de mi corazón, lo apuñalaba con fuerza y lo hacia retroceder ante la idea de matarle. Aun así seguí caminando hacia el intentando deshacerme de todo remordimiento posible y por ello, en un acto de furia grité. Grité. Fui corriendo hacia el dispuesta a matarle pero cuando ya apenas faltaban centímetro para alcanzar su pecho, paré en seco. Arrojé el cuchillo contra un árbol y llore. Llore quizá como nunca lo había hecho pues por primera vez en mi vida, lloraba por mí. Lloraba porque mi cuerpo se había descontrolado y ya no sabía reaccionar ¿Qué diantres había hecho Ash conmigo? ¿Qué había hecho con mi forma de ser?
Finalmente, acabé por acercarme a el. Lo tomé de la camisa por la parte del pecho y le mire a los ojos con rabia, con ira y con una vez mas, impotencia. Comencé a propinarle puñetazos inútiles contra el a sabiendas de que no reaccionaria y acabé por ceder la cabeza había abajo aun realizando esa acción, llorando, como una niña que acababa de perderlo todo -¡¿Por que Ash?! ¡¿Por qué me habéis hecho esto?! ¡¿Por qué me mentís y me utilizáis como si no valiese nada mi vida?! ¡¿Por qué habéis jugado conmigo todo este tiempo?! ¡¿Por qué me salvasteis?! ¡¿Por qué no dejasteis que muriese a manos de aquellos violadores o a aquel lobo?! –Llena de desconsolación, me acerque aun mas el, casi situando mi rostro contra su pecho y acabando por cesar aquellos puñetazos y agarrando nuevamente su camisa -¿Qué sentido tenia salvarme…si ya habéis acabado con mi vida?- El llanto era incontrolable, la necesidad de que la tierra me tragase se hacia enorme y la desconsolación se apoderó por completo de mi –Ash…ayudame…-
Keira Brandford- Humano Clase Baja
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Re: Las situaciones se complican
El grito feroz de aquella dama al avanalzarse sobre el vampiro le hizo esbozar una diminuta, casi imperceptible sonrisa y muchísimo menos en la tremenda oscuridad, pues estaba comprobando el despertar de un alma humana. Un alma virginal que salía de su sopor, liberando sus más profundos sentimientos.
No era falso que le hacía sentir ligeramente triste el hecho de haber matado a su hermano por culpa de Norbert y que Keira sufría ahora por ello... mas aquella desagradable sensación no era lo suficientemente grande.
Casi podría decir que se desilusionó cuando la muchacha terminó por arrojar la presunta arma homicida y rompió a llorar. -Lo imaginé...- susurró tan bajo que parecía un pensamiento, de forma abatida, justo antes de que una terrible lluvia de golpes se le cayese encima aunque realmente casi no le afectasen lo más mínimo.
El vampiro sentía su cuerpo vibrar con cada golpe de la chica que preguntaba furiosa y desamparada ¿Qué había hecho el egipcio con una bella vida inocente? ¿Destrozarla? Seguramente, pero lo que ella no sabía es que su existencia estaba condenada desde el mismo momento en que conoció al vampiro.
Esos recuerdos regresaron a su mente como un maremoto que agitó hasta la última neurona de la nocturna criatura. Mantenía una pequeña y estúpida sonrisa mientras la señorita Brandford le azotaba sollozante.
Las últimas palabras de la joven le sacaron de aquella cantina mugrienta en la que una voz angelical cantaba al vacío rodeada de borrachos para devolverle al siniestro bosque en el que reposaba ella sobre su pecho. Permaneció completamente inmóvil, impasible como si no tuviese un corazón que pudiese doler el sufrimiento de la hermosa mujer... y realmente así era. Su más profundo y ancestral instinto le pedía a gritos despejar su cuello de el más mínimo e insignificante cabello y degustar por fin el anhelo que llevaba en su interior desde hacía ya varias semanas ¿Qué hacer? ¿Qué debía hacer? Era el momento idoneo, el lugar adecuado... Nadie les vería, nadie la escucharía. La naturaleza sería la testigo muda de cómo yacería el cuerpo frío sin vida de una chica joven despojada del cálido abrazo de la vida, que sumida en el más eterno de los sueños, con la piel nivea y los labios morados se marchitaría a sus pies durante los milenos venideros.
El deseo se acrecentaba en cada lágrima que Keira derramaba. La amargura del llanto habría posiblemente irritado sus ojos y no podría ver con claridad... la angustia del momento había acelerado su pulso hasta niveles insospechados y su sangre herviría con la ira del momento ¡Cuan agradable olor! Su incontrolable demonio interno le manejaba cual títere y comenzaba por los brazos.
Brazos que comenzaron a elevarse con enorme parsimonia alrededor de la figura de la mujer sin apenas llegar a rozarla. La cabeza del muchacho comenzaba a inclinarse hacia abajo muy despacio a la vez que su espalda comenzaba a encorvarse al mismo son en el que la muerte danzaba en torno a la chica. Todo parecía ser realmente el final; la petición de ayuda sería grátamente aceptada por la fúnebre Muerte liberándola así de todo sufrimiento, pero su lucha interna no fue una derrota. En el último momento, en el punto más crucial, el vampiro supo encadenar a la criatura. Supo hacer que el hombre que un día fue saliese a la luz y encerrase al demonio en el sarcófago más legendario del Antiguo Egipto para culminar aquella tentativa de asesinato con el más cálido abrazo que en su larguísima existencia jamás dio. Aprovechó de igual forma la ligera curvatura de su espalda para apoyar sus labios sobre los cabellos de la chica -Algún día lo entendereis Keira, algún día no muy lejano... me comprenderéis- acarició entonces la ondulada cabellera de la señorita -Os ayudaré como bien me pedís. Encontraremos juntos al verdadero culpable de todo este crimen.- todo eran suaves susurros sin apenas despegar la comisura de sus labios de la mujer -Pero para ello necesito que confiéis en mí hasta que por fin le atrapemos... Entonces sereis libre de juzgarme ¿De acuerdo? Mientras tanto, salgamos de este bosque. Tenemos varias cosas de las que hablar antes de que termine la noche, hay cosas que necesitais saber... además, os daré la oportunidad de que pregunteis lo que gusteis a lo largo de lo que dure el manto tenebroso sobre nuestras diminutas cabezas, os lo debo.- decía tranquilo y extraordinariamente calmado intentando contagiárselo a la chica, tomándola del hombro y dirigiéndose hacia ningún lugar en concreto con el único objetivo de dejar el bosque y salir a la clara luz de la luna donde podrían volver a mirarse a los ojos. Donde Keira podría descubrir que él reamnete no era el auténtico asesino -Hacía años... que no abrazaba a alguien...- llegó a susurrar antes de comenzar la marcha hacia algún punto desconocido de las calles parisinas.
No era falso que le hacía sentir ligeramente triste el hecho de haber matado a su hermano por culpa de Norbert y que Keira sufría ahora por ello... mas aquella desagradable sensación no era lo suficientemente grande.
Casi podría decir que se desilusionó cuando la muchacha terminó por arrojar la presunta arma homicida y rompió a llorar. -Lo imaginé...- susurró tan bajo que parecía un pensamiento, de forma abatida, justo antes de que una terrible lluvia de golpes se le cayese encima aunque realmente casi no le afectasen lo más mínimo.
El vampiro sentía su cuerpo vibrar con cada golpe de la chica que preguntaba furiosa y desamparada ¿Qué había hecho el egipcio con una bella vida inocente? ¿Destrozarla? Seguramente, pero lo que ella no sabía es que su existencia estaba condenada desde el mismo momento en que conoció al vampiro.
Esos recuerdos regresaron a su mente como un maremoto que agitó hasta la última neurona de la nocturna criatura. Mantenía una pequeña y estúpida sonrisa mientras la señorita Brandford le azotaba sollozante.
Las últimas palabras de la joven le sacaron de aquella cantina mugrienta en la que una voz angelical cantaba al vacío rodeada de borrachos para devolverle al siniestro bosque en el que reposaba ella sobre su pecho. Permaneció completamente inmóvil, impasible como si no tuviese un corazón que pudiese doler el sufrimiento de la hermosa mujer... y realmente así era. Su más profundo y ancestral instinto le pedía a gritos despejar su cuello de el más mínimo e insignificante cabello y degustar por fin el anhelo que llevaba en su interior desde hacía ya varias semanas ¿Qué hacer? ¿Qué debía hacer? Era el momento idoneo, el lugar adecuado... Nadie les vería, nadie la escucharía. La naturaleza sería la testigo muda de cómo yacería el cuerpo frío sin vida de una chica joven despojada del cálido abrazo de la vida, que sumida en el más eterno de los sueños, con la piel nivea y los labios morados se marchitaría a sus pies durante los milenos venideros.
El deseo se acrecentaba en cada lágrima que Keira derramaba. La amargura del llanto habría posiblemente irritado sus ojos y no podría ver con claridad... la angustia del momento había acelerado su pulso hasta niveles insospechados y su sangre herviría con la ira del momento ¡Cuan agradable olor! Su incontrolable demonio interno le manejaba cual títere y comenzaba por los brazos.
Brazos que comenzaron a elevarse con enorme parsimonia alrededor de la figura de la mujer sin apenas llegar a rozarla. La cabeza del muchacho comenzaba a inclinarse hacia abajo muy despacio a la vez que su espalda comenzaba a encorvarse al mismo son en el que la muerte danzaba en torno a la chica. Todo parecía ser realmente el final; la petición de ayuda sería grátamente aceptada por la fúnebre Muerte liberándola así de todo sufrimiento, pero su lucha interna no fue una derrota. En el último momento, en el punto más crucial, el vampiro supo encadenar a la criatura. Supo hacer que el hombre que un día fue saliese a la luz y encerrase al demonio en el sarcófago más legendario del Antiguo Egipto para culminar aquella tentativa de asesinato con el más cálido abrazo que en su larguísima existencia jamás dio. Aprovechó de igual forma la ligera curvatura de su espalda para apoyar sus labios sobre los cabellos de la chica -Algún día lo entendereis Keira, algún día no muy lejano... me comprenderéis- acarició entonces la ondulada cabellera de la señorita -Os ayudaré como bien me pedís. Encontraremos juntos al verdadero culpable de todo este crimen.- todo eran suaves susurros sin apenas despegar la comisura de sus labios de la mujer -Pero para ello necesito que confiéis en mí hasta que por fin le atrapemos... Entonces sereis libre de juzgarme ¿De acuerdo? Mientras tanto, salgamos de este bosque. Tenemos varias cosas de las que hablar antes de que termine la noche, hay cosas que necesitais saber... además, os daré la oportunidad de que pregunteis lo que gusteis a lo largo de lo que dure el manto tenebroso sobre nuestras diminutas cabezas, os lo debo.- decía tranquilo y extraordinariamente calmado intentando contagiárselo a la chica, tomándola del hombro y dirigiéndose hacia ningún lugar en concreto con el único objetivo de dejar el bosque y salir a la clara luz de la luna donde podrían volver a mirarse a los ojos. Donde Keira podría descubrir que él reamnete no era el auténtico asesino -Hacía años... que no abrazaba a alguien...- llegó a susurrar antes de comenzar la marcha hacia algún punto desconocido de las calles parisinas.
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
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Re: Las situaciones se complican
Pasó algo totalmente inesperado cuando en el clímax de toda mi desesperación y tras propinarles aquellos vanos golpes al que en frente mía se situaba, Ash se inclinó ligeramente hacia mi, dudando, despacio, me refugió entre sus brazos tan grandes y cálidos, y me regalo el abrazo que mas hubiese deseado en aquel momento, un abrazo que supo consolarme en el momento mas desesperado de mi vida, un abrazo que consiguió calmar el llanto de una fiera y que aunque mi cuerpo guardase rencor sabría agradecer. Me sentí pequeña e insignificante entre sus brazos. El era tan… tan todo y yo tan poca cosa, tan crédula y pobre que incluso me avergoncé de encontrarme en aquella situación. Hasta temí al recordar las palabras que Lord Becket que afirmaban el hecho de que la gente pudiese tomarme como una fulana al creer que intentaba robar algo al rico. Pero todo daba igual, pues cuando sus labios se apoyaron sobre mis cabellos y soltaron susurros de consolación sentí como si el mundo tuviese un límite alrededor y muy cerca nuestro, como si ya no hubiese nada más que nosotros dos en el mundo.
Tras unos minutos de mas palabras que calmaron mi llanto, el abrazo llego a su fin dejando atrás una suplica por parte de Ash para que confiase en el. Me desconcertaba que confesase que era él el autentico asesino de mi hermano y después dijese que había otro verdadero y que el solo había sido una victima. Era tan extraño… había rencor en mi y a la vez esperanza. No sabía como actuar. Decidí entonces tomar el regalo que Ash me brindó al dejarme hacerle las preguntas que quisiese pero las haría a la salida de aquel bosque. El joven se dispuso a salir de aquel coro de arboles y arbustos no sin antes pasarme su brazo por mis hombros. Había demasiada confianza, parecía estar seguro de que le perdonaría y a sabiendas de que le desconcertaría que le hubiese dejado abrazarme, me aparté rápidamente de el. No pensaba volver a sonreírle como antes, no pensaba volver a establecer aquella curiosa relación hasta que no quedase demostrado que el no mato a Frederick. Dudaba durante el camino que lo consiguiese y a la vez lo deseaba. Ash se había convertido para mi en el amigo que nunca tuve, en una persona en la que, aunque no conociese, podía confiar y contarle mis grandes temores y por ello me costaba asimilar lo sucedido. No sabría decir si para el yo suponía lo mismo, pues tras aquel emotivo abrazo confesó en voz baja no haber abrazado nadie desde hacia mucho tiempo, al igual que yo. Ante esa afirmación decidí no comentar, no tenia por que comentar y volví la cara hacia el lado contrario donde el estaba. No era momento de encariñarse con nadie.
Una vez salimos de aquel bosque y dejábamos atrás su entrada, me paré en seco y me posicione frente al moreno. Le miré directamente a los ojos, no temía ya por ellos ningún sentimiento pues estaba segura de que ya no me dejaría llevar por ellos, me crucé de brazos rogándole a mi alma no derramar una lagrimas mas y comencé a hablar – Esta bien… ¿Quién es ese hombre del que habláis? ¿Qué quería de Fred y de mí? ¿Dónde están Ian y John? ¿Por qué os consiguió manejar ese hombre? ¿Y para que queréis que trabaje con vos?- tomé aire ya que se trataban de varias preguntas que Ash debía de responder si no quería que me arrepintiese de haber arrojado ese cuchillo - ¿Por qué Ash? ¿Por que afirmáis ser victima si decís que vos le habéis matado? ¿No reparasteis en mi? ¿Tan poco os importo?-
Tras unos minutos de mas palabras que calmaron mi llanto, el abrazo llego a su fin dejando atrás una suplica por parte de Ash para que confiase en el. Me desconcertaba que confesase que era él el autentico asesino de mi hermano y después dijese que había otro verdadero y que el solo había sido una victima. Era tan extraño… había rencor en mi y a la vez esperanza. No sabía como actuar. Decidí entonces tomar el regalo que Ash me brindó al dejarme hacerle las preguntas que quisiese pero las haría a la salida de aquel bosque. El joven se dispuso a salir de aquel coro de arboles y arbustos no sin antes pasarme su brazo por mis hombros. Había demasiada confianza, parecía estar seguro de que le perdonaría y a sabiendas de que le desconcertaría que le hubiese dejado abrazarme, me aparté rápidamente de el. No pensaba volver a sonreírle como antes, no pensaba volver a establecer aquella curiosa relación hasta que no quedase demostrado que el no mato a Frederick. Dudaba durante el camino que lo consiguiese y a la vez lo deseaba. Ash se había convertido para mi en el amigo que nunca tuve, en una persona en la que, aunque no conociese, podía confiar y contarle mis grandes temores y por ello me costaba asimilar lo sucedido. No sabría decir si para el yo suponía lo mismo, pues tras aquel emotivo abrazo confesó en voz baja no haber abrazado nadie desde hacia mucho tiempo, al igual que yo. Ante esa afirmación decidí no comentar, no tenia por que comentar y volví la cara hacia el lado contrario donde el estaba. No era momento de encariñarse con nadie.
Una vez salimos de aquel bosque y dejábamos atrás su entrada, me paré en seco y me posicione frente al moreno. Le miré directamente a los ojos, no temía ya por ellos ningún sentimiento pues estaba segura de que ya no me dejaría llevar por ellos, me crucé de brazos rogándole a mi alma no derramar una lagrimas mas y comencé a hablar – Esta bien… ¿Quién es ese hombre del que habláis? ¿Qué quería de Fred y de mí? ¿Dónde están Ian y John? ¿Por qué os consiguió manejar ese hombre? ¿Y para que queréis que trabaje con vos?- tomé aire ya que se trataban de varias preguntas que Ash debía de responder si no quería que me arrepintiese de haber arrojado ese cuchillo - ¿Por qué Ash? ¿Por que afirmáis ser victima si decís que vos le habéis matado? ¿No reparasteis en mi? ¿Tan poco os importo?-
Keira Brandford- Humano Clase Baja
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Re: Las situaciones se complican
Por lo que se podía apreciar la situación se había calmado un poco, quizá lo suficiente para que Keira olvidase esas ganas de acabar con la vida del vampiro sin conocer los auténticos detalles del accidente. No obstante ¿Cómo podía Ash contarle a Keira lo sucedido en su hogar sin revelar su verdadera naturaleza? Se encontraba perdido por una vez en muchísimos siglos. Además, le sorprendió el acto de desagrado por parte de la joven que se apartó rauda de él en cuanto echó mano a su hombro... acto comprensible, tanto que incluso llegó a sonreir en la penumbra para sí mismo.
Avanzaron con cierta prisa a través del inmenso bosque nocturno el cual cada vez parecía menos hospitalario. El frío comenzaba a hacer mella en el ambiente haciendo que la brisa fuese cortante como finas cuchillas invisibles. En el trayecto angustioso, el vampiro se había perdido en un oscuro e infinito mar de pensamientos en el que buscaba la excusa perfecta, el plan idoneo para salir de la jaula que se estaba cirniendo sobre su gran secreto ¿Qué podría hacer?...
Terminaron saliendo del bosque al cabo de un rato y la chica al parecer no supo esperar más. Se quedó quita en el camino observando al muchacho que no se inmutaría por la pausa de ella, sino que proseguía el sendero caminando a paso relajado, súmamente despacio. Finalmente Keira se lanzó a preguntar comenzando por el "hombre" al que se había referido como verdadero precursor de aquel acto deleznable cometido hacía una hora o dos aproximadamente.
El hombre se dio la vuelta tan despacio y gracil como una hoja que danzaba en una corriente de aire, la miró detenidamente y siguió escuchando sus preguntas ¿En qué momento se le ocurriría proponerle semejante trato? Todo terminaría sabiendose al final... Admitió sentirse entre la espada y la pared, por lo que pensó en ganar algo de tiempo mientras se le ocurría alguna argucia -El hombre... Claro, llamémosle "Hombre"- comenzó el discurso con cierto tono cruel en sus palabras, rebosantes de odio y rencor hacia Norbert -¿Dónde están Ian y John, decís? Prisioneros madame, prisioneros. Se encontrarán seguramente en la celda más mugrienta y cochambrosa regentada por ese humanoide sin sentimientos- fingió sentirse dolido ante la situación, obligándose a que le temblara la voz ¡Le comenzaba a resultar divertido el pequeño vodevil! -Qué quería de vos... Nada, absolutamente nada ¿Pensais que si quisiera algo estaríais frente a mí con esa mirada cubierta por un manto de ira? ¡Cuanta osadía! No pensaba que mis actos fuesen a ser tan despreciados...- comenzó incluso a sobreactuar un poco llevandose la mano a la frente en un gesto femenino -Además quereis saber cómo me manejó... ¿Os imaginais cómo sería sentir que la última gota de vuestra sangre fluye despacio por vuestras venas y termina surgiendo por semejante cuello de nivea piel, para comenzar una agonía incesante en la que os sentís morir una y otra vez cada minuto que pasa?- se detuvo para suspirar profundamente. Había cambiado a un semblante más serio, incluso siniestro, acercándose a Keira despacio con cada palabra que decía para terminar clavando sus ojos en ella. -No... no lo sabéis ni lo sabréis jamás.- concluyó llevándose disimuladamente la mano a su propio cuello, acariciándose el lugar donde le mordieron -Por lo demás, querida, habláis como siempre sin saber. Sin la más mínima esencia de conocimiento o sabiduría ¡Oh, por favor! No vayais a ofenderos, hablo sin duda de los prejucios tan grandes que rebosan por vuestra mente... ¡Qué sabreis vos! ¡NADA!- estalló entonces como un violento volcán en erupción. Por un momento sus ojos parecieron relucir como dos preciosas esmeraldas bañadas por la luz de la luna -Sí Keira, fui yo quien desgarró la vida de vuestro hermano con mis propias manos. Fui yo quien le despojó de su alma y fui yo quien os protegió, maldita sea.- se alejó de ella dando unos pequeños y rápidos pasos marcha atrás -Me acorralaron... me apresaron... me torturaron... Y a cambio de vuestra vida pidieron a vuestros hermanos... ¡Y claro que no me importais! ¡Me encanta sufrir el mayor de los tormentos por vuestro bienestar, claro que sí!- se llevó la mano a la cara y contubo con muchísima dificultad la esencia que quería surgir de su interior.
Se mantuvo así unos minutos literalmente interminables, pues no resultaba en absoluto fácil para él. Comprendía perfectamente cómo se sentía Keira... pero la joven no podía comprenderle. No podría comprender cuan grande era la desdicha de haber herido mortalmente en el corazón a la única amiga que había tenido desde hacía siglos atrás... No, ella jamás lo entendería -Si quiero que trabajeis conmigo...- decía calmado por fin, como siempre, quitándose la mano de la cara -Es para que podais dar caza a vuestro libre albedrío a ese desalmado malhechor y consigais la venganza que perseguísteis pisándome la sombra con vuestros utensilios rudimentarios de cocina.- apostilló con cierto tono de desprecio -No sois la única que ha sufrido esta noche, señorita Brandford. Actuais como si fueseis el único ser vivo con sentimientos y raciocinio solo porque os negais a acatar los estamentos establecidos por la alta sociedad... ¡Os aplaudo! No obstante vuestro ego ha ido creciendo cada noche más y más hasta que ha llegado el punto de que desconfiáis de la única persona que os ha mostrado la luz del modus vivendi que deseáis... Que no existan las diferencias entre pobres y ricos...- a pesar de que se había divertido fingiendo, había llegado un punto en el que se sorprendió a sí mismo sintiendo una punzada en su muerto corazón. Realmente se sentía... ¿Triste? ¿Dolido? No... traicionado, traicionado nuevamente. Mil memorias abordaron su mente y con un sombrío gesto de conmoción y enfado volvió la espalda a la joven -Odiadme si quereis por haberos salvado la vida. Quizá penseis que en el fondo soy "uno más" entre tantísimos mequetrefes con trajes elegantes y bigotes señoriales, pero preferí mi sufrimiento antes que venderos.- culminó en baja voz, haciendo referencia a las palabras que mencionó entonces sobre "Llorar a quienes la podrían amar" -Responded ahora si quereis ayudarme... Entonces, desapareceré de vuestra vida en cuanto le hayamos dado su merecido. Si no quereis encontrarle y mantener la estúpida idea de que soy yo el auténtico culpable, me marcharé en este mismo instante y vuestra vida continuará siendo una mezcla de matices negros y grises.- habló con enorme prepotencia, considerándose un ángel salvador, pero realmente esperaba golpear a Keira duramente en el corazón queriendo recordarle cómo era su rutina hasta conocerle más personalmente. A fin de cuentas la conocía mejor que ella a él, pues varias noches en lugar de aparecer simplemente la había vigilado como el padre que cuida a su hija de las malas miradas -Responded ¡YA!- y su grito resonó como el rugir de una bestia feroz, causando eco en el silencio de la profunda y espesa noche.
Avanzaron con cierta prisa a través del inmenso bosque nocturno el cual cada vez parecía menos hospitalario. El frío comenzaba a hacer mella en el ambiente haciendo que la brisa fuese cortante como finas cuchillas invisibles. En el trayecto angustioso, el vampiro se había perdido en un oscuro e infinito mar de pensamientos en el que buscaba la excusa perfecta, el plan idoneo para salir de la jaula que se estaba cirniendo sobre su gran secreto ¿Qué podría hacer?...
Terminaron saliendo del bosque al cabo de un rato y la chica al parecer no supo esperar más. Se quedó quita en el camino observando al muchacho que no se inmutaría por la pausa de ella, sino que proseguía el sendero caminando a paso relajado, súmamente despacio. Finalmente Keira se lanzó a preguntar comenzando por el "hombre" al que se había referido como verdadero precursor de aquel acto deleznable cometido hacía una hora o dos aproximadamente.
El hombre se dio la vuelta tan despacio y gracil como una hoja que danzaba en una corriente de aire, la miró detenidamente y siguió escuchando sus preguntas ¿En qué momento se le ocurriría proponerle semejante trato? Todo terminaría sabiendose al final... Admitió sentirse entre la espada y la pared, por lo que pensó en ganar algo de tiempo mientras se le ocurría alguna argucia -El hombre... Claro, llamémosle "Hombre"- comenzó el discurso con cierto tono cruel en sus palabras, rebosantes de odio y rencor hacia Norbert -¿Dónde están Ian y John, decís? Prisioneros madame, prisioneros. Se encontrarán seguramente en la celda más mugrienta y cochambrosa regentada por ese humanoide sin sentimientos- fingió sentirse dolido ante la situación, obligándose a que le temblara la voz ¡Le comenzaba a resultar divertido el pequeño vodevil! -Qué quería de vos... Nada, absolutamente nada ¿Pensais que si quisiera algo estaríais frente a mí con esa mirada cubierta por un manto de ira? ¡Cuanta osadía! No pensaba que mis actos fuesen a ser tan despreciados...- comenzó incluso a sobreactuar un poco llevandose la mano a la frente en un gesto femenino -Además quereis saber cómo me manejó... ¿Os imaginais cómo sería sentir que la última gota de vuestra sangre fluye despacio por vuestras venas y termina surgiendo por semejante cuello de nivea piel, para comenzar una agonía incesante en la que os sentís morir una y otra vez cada minuto que pasa?- se detuvo para suspirar profundamente. Había cambiado a un semblante más serio, incluso siniestro, acercándose a Keira despacio con cada palabra que decía para terminar clavando sus ojos en ella. -No... no lo sabéis ni lo sabréis jamás.- concluyó llevándose disimuladamente la mano a su propio cuello, acariciándose el lugar donde le mordieron -Por lo demás, querida, habláis como siempre sin saber. Sin la más mínima esencia de conocimiento o sabiduría ¡Oh, por favor! No vayais a ofenderos, hablo sin duda de los prejucios tan grandes que rebosan por vuestra mente... ¡Qué sabreis vos! ¡NADA!- estalló entonces como un violento volcán en erupción. Por un momento sus ojos parecieron relucir como dos preciosas esmeraldas bañadas por la luz de la luna -Sí Keira, fui yo quien desgarró la vida de vuestro hermano con mis propias manos. Fui yo quien le despojó de su alma y fui yo quien os protegió, maldita sea.- se alejó de ella dando unos pequeños y rápidos pasos marcha atrás -Me acorralaron... me apresaron... me torturaron... Y a cambio de vuestra vida pidieron a vuestros hermanos... ¡Y claro que no me importais! ¡Me encanta sufrir el mayor de los tormentos por vuestro bienestar, claro que sí!- se llevó la mano a la cara y contubo con muchísima dificultad la esencia que quería surgir de su interior.
Se mantuvo así unos minutos literalmente interminables, pues no resultaba en absoluto fácil para él. Comprendía perfectamente cómo se sentía Keira... pero la joven no podía comprenderle. No podría comprender cuan grande era la desdicha de haber herido mortalmente en el corazón a la única amiga que había tenido desde hacía siglos atrás... No, ella jamás lo entendería -Si quiero que trabajeis conmigo...- decía calmado por fin, como siempre, quitándose la mano de la cara -Es para que podais dar caza a vuestro libre albedrío a ese desalmado malhechor y consigais la venganza que perseguísteis pisándome la sombra con vuestros utensilios rudimentarios de cocina.- apostilló con cierto tono de desprecio -No sois la única que ha sufrido esta noche, señorita Brandford. Actuais como si fueseis el único ser vivo con sentimientos y raciocinio solo porque os negais a acatar los estamentos establecidos por la alta sociedad... ¡Os aplaudo! No obstante vuestro ego ha ido creciendo cada noche más y más hasta que ha llegado el punto de que desconfiáis de la única persona que os ha mostrado la luz del modus vivendi que deseáis... Que no existan las diferencias entre pobres y ricos...- a pesar de que se había divertido fingiendo, había llegado un punto en el que se sorprendió a sí mismo sintiendo una punzada en su muerto corazón. Realmente se sentía... ¿Triste? ¿Dolido? No... traicionado, traicionado nuevamente. Mil memorias abordaron su mente y con un sombrío gesto de conmoción y enfado volvió la espalda a la joven -Odiadme si quereis por haberos salvado la vida. Quizá penseis que en el fondo soy "uno más" entre tantísimos mequetrefes con trajes elegantes y bigotes señoriales, pero preferí mi sufrimiento antes que venderos.- culminó en baja voz, haciendo referencia a las palabras que mencionó entonces sobre "Llorar a quienes la podrían amar" -Responded ahora si quereis ayudarme... Entonces, desapareceré de vuestra vida en cuanto le hayamos dado su merecido. Si no quereis encontrarle y mantener la estúpida idea de que soy yo el auténtico culpable, me marcharé en este mismo instante y vuestra vida continuará siendo una mezcla de matices negros y grises.- habló con enorme prepotencia, considerándose un ángel salvador, pero realmente esperaba golpear a Keira duramente en el corazón queriendo recordarle cómo era su rutina hasta conocerle más personalmente. A fin de cuentas la conocía mejor que ella a él, pues varias noches en lugar de aparecer simplemente la había vigilado como el padre que cuida a su hija de las malas miradas -Responded ¡YA!- y su grito resonó como el rugir de una bestia feroz, causando eco en el silencio de la profunda y espesa noche.
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
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Re: Las situaciones se complican
Una vez en las afueras del bosque, a pie de este y las húmedas calles, decidí comenzar con el interrogatorio que esperaba que sacase a la luz la verdadera realidad y que hiciese que Ash no estuviese implicado en ella. Cuando comencé a preguntar sobre mis principales dudas, el hombre en un principio las paso de largo junto a su caminar, pero finalmente se giró, confuso y se dispuso a responder.
Pareció hacer caso omiso a la primera pregunta dirigida hacia aquel ‘’hombre’’ iniciador de tal revuelo. Seguidamente afirmó saber el paradero de mis dos hermanos, se encontraban encarcelados en algún calabozo y entonces pensé – Vos sois el Capitán General del Ejercito Francés, debéis de tener el poder de sacarles de tal lugar. Hacedlo. – No quise en ningún momento situarme de forma exigente, sino en una posición superior la cual me capacitara la habilidad de transmitirle las pautas que debería hacer si quería que le creyese y confiase del todo en el. Tras eso, respondió a mi pregunta sobre que quería de mi aquel hombre y que había hecho con el joven para llevarle a hacer tal acto. Sinceramente, su reacción fue la más inesperada para mí, pues se llevo la mano al rostro y en tono irónico afirmo que aquel sujeto no quería nada de mí, además de dejar caer una vez más la osadía que yo había tenido al despreciarle y no creerle. Quise responder, pero comenzó a narrar algo que se me antojó curiosamente extraño, pues describió la forma en la que el hombre le manejó como si le hubiese hecho daño y su vida peligrase si no asesinaba a mi hermano. –Ash, habladme claro. ¿Qué os ha hecho ese hombre para daros la única opción de matar a Frederick? Decidme la verdad por dios- mi voz sonó desesperada y es que me preocuparon sus palabras, puedo decir que por unos momentos todo rencor desapareció de mi cuerpo, pero por poco tiempo, pues tras su narración volvió a tomarme de forma despreciable hacia mi presencia. Sus palabras me dolieron, pues a pesar del dolor jamás imagine que Ash pudiera ponerse de tal forma frente a mí. -¿Cómo no voy a tener prejuicios? Desde pequeña el comportamiento de los demás han hecho que lo vaya adquiriendo y si vos os comportáis de tal manera, tan enigmática y suplicando que os crea tras haberos visto junto al cuerpo de mi difunto hermano ¿Cómo queréis que no los tenga? ¡Y si no se nada es porque no cedéis a contarme que demonios pasa! – La posición que deseaba tener de superioridad empezaba a flaquear, era un hecho de que Ash tenía el poder suficiente para derrumbarme en cada momento y eso era algo que no podía evitar.
Con aquella pequeña riña que solo duro varios segundos, el hombre, aparentemente sulfurado, pareció estallar y como bien sabia y se remarcó, consiguió hacer una vez mas que mi alma pesase y cayese al suelo cargada de tristeza al volver a afirmar que fue el quien se llevó la vida de mi pobre hermano. Una vez más sentí humedad en mi rostro ¿Qué más daba ya que esto ocurriese? ¿Para que ocultar más el llanto? Quizá para no soltarlo rápidamente con su final de frase, pues seguidamente tras afirmar su culpabilidad, alegó haberme protegido. El muchacho retrocedió y siguió relatando un daño sufrido que hizo que tuviese que entregar la vida de mi hermano para salvar la mía ¿Por qué? ¿Por qué de repente esa versión? ¿Era esa la real verdad? ¿Y por que? ¿Qué querían de mí y de mi hermano para que Ash tuviese que actuar de tal forma? Dejando a parte esas dudas, empecé a sentirme como una autentica carga, como una culpable, como si indirectamente hubiese sido yo la responsable del crimen y quise rectificarme de la manera mas inútil, pues apreté el puño inconscientemente y tras ello, al ver la situación de desconcierto y furia en la que el hombre se encontraba, deseé hacerle entrar en razón con una bofetada simple, pero el brazo acabo quedándoseme en el aire, pues una vez mas, no pude reaccionar. –No se…No se porque ‘’el’’ me busca… y tampoco se por que diantres no fuisteis a buscarme a mi en vez de a mi hermano, lo único que se es que sois un imbécil por hacerlo, que sois un inútil por haber tenido la mas mínima intención de salvarme a mi, una pobre con una vida que no vale lo mas mínimo y que nadie añoraría ; y que sois totalmente insoportable… totalmente imposible – No, mis palabras no fueron insultantes, no tenían la mas mínima intención de ofender al joven, sino que salieron como defensa de mi llanto, como consecuencia de la incertidumbre que sentía y como resultado de lo que sentía al saber que a pesar de todo, Ash seguía siendo el salvador que siempre fue.
Dudaba demasiado, la mente y el corazón acabaron por confundirme. Si era cierto o no lo que Ash relataba no lo sabia, pero solo había una forma de averiguarlo después de todo, y el la repitió, trabajar con el para poder encontrarme cara a cara con aquel hombre del que tanto hablaba. Consecutivamente, el muchacho siguió hablando y tras lo sucedido decidí callar a pesar de que sus palabras estaban cargadas de razón. Era cierto que el joven había conseguido regalarme ese mundo pequeño que yo anhelaba, donde las diferencias económicas no eran un impedimento para las buenas relaciones, y por ello no pensaba de ningún modo responderle a pesar de su aspecto triste y dolido. Tras ello, una vez más me confirmó el hecho de que sufrió con tal de no venderme. Cada vez que unas palabras así salían de sus labios yo solo podía sentir una gran punzada en el corazón -¿Por qué lo hicisteis? No merecía la pena. Hubierais matado a varios pájaros de un tiro: me hubieses liberado de mi calvario, de mi matrimonio y de paso os hubierais desecho de mi carga y mi pesadez ante vos, así todo hubiese sido como si nada hubiese pasado…como si no hubieseis entrado aquella noche en la taberna y como si no os hubieseis dirigido a mi para alagarme-
Finalmente, el hombre optó por poner fin a sus palabras entrando en la conclusión de volver a ofrecerme ser su compañera en la búsqueda de aquel hombre para cuando todo finalizase, desaparecer de mi vida, como había dicho antes, haciendo que nada hubiese pasado. Quizá el lo prefería así, y lo entendí, pues si tanto daño había sentido era de sentido común que así lo quisiese. Yo por mi parte, estaba segura de que quedaría una huella pues a fin de cuentas, Fred ya no estaba y el, el que se había convertido en mi único amigo, tampoco estaría. Con un leve vocerío, volvió a demandar mi respuesta –Lo haré, trabajare con vos si es la única manera de encontrar a ese hombre. Pero ahora decidme ¿Cuál es su nombre y que lugares suele frecuentar?-Pregunté acercándome lentamente a el.
Ahora mi destino en la vida había sufrido un cambio brusco. Dedicaría el tiempo a encontrar a aquel sujeto culpable de todo hecho y trabajaría con Ash intentando apartar las dudas, los prejuicios y los rencores. –Debe...si no es molestia, necesito que me ayudéis con el cuerpo de mi hermano… y a deshacerme de Becket, pues supongo que le beneficiará la perdida- Mis palabras sonaban suaves, tranquilas. No tenia ya intención de exigirle, de pesarle. No veía sentido a volver a enfrentarme con palabras a el y tampoco le veía sentido a las ofensas, estaba segura de que me había convertido en una autentica carga y si el deseaba marcharse, lo respetaría.
Una vez más volví a acercarme al joven, lenta y tranquilamente, sin la intención de tomarle desprevenido. Tomé la funda del sable que portaba en su cadera y con un poco de fuerza torpe saqué el arma. La sostuve entre mis manos con ineptitud y le miré a aquellos ojos que parecían haberse escondido entre unas cortinas en mi mente rechazadora. –Tambien necesito que me ayudéis con esto, necesito que me enseñéis a manejarla para poder defenderme de ‘’el’’. Os prometo que estas serán las últimas peticiones que os hago. Cuando todo termine también tendréis vos derecho a ofenderme y a marcharos tal y como deseáis-
Pareció hacer caso omiso a la primera pregunta dirigida hacia aquel ‘’hombre’’ iniciador de tal revuelo. Seguidamente afirmó saber el paradero de mis dos hermanos, se encontraban encarcelados en algún calabozo y entonces pensé – Vos sois el Capitán General del Ejercito Francés, debéis de tener el poder de sacarles de tal lugar. Hacedlo. – No quise en ningún momento situarme de forma exigente, sino en una posición superior la cual me capacitara la habilidad de transmitirle las pautas que debería hacer si quería que le creyese y confiase del todo en el. Tras eso, respondió a mi pregunta sobre que quería de mi aquel hombre y que había hecho con el joven para llevarle a hacer tal acto. Sinceramente, su reacción fue la más inesperada para mí, pues se llevo la mano al rostro y en tono irónico afirmo que aquel sujeto no quería nada de mí, además de dejar caer una vez más la osadía que yo había tenido al despreciarle y no creerle. Quise responder, pero comenzó a narrar algo que se me antojó curiosamente extraño, pues describió la forma en la que el hombre le manejó como si le hubiese hecho daño y su vida peligrase si no asesinaba a mi hermano. –Ash, habladme claro. ¿Qué os ha hecho ese hombre para daros la única opción de matar a Frederick? Decidme la verdad por dios- mi voz sonó desesperada y es que me preocuparon sus palabras, puedo decir que por unos momentos todo rencor desapareció de mi cuerpo, pero por poco tiempo, pues tras su narración volvió a tomarme de forma despreciable hacia mi presencia. Sus palabras me dolieron, pues a pesar del dolor jamás imagine que Ash pudiera ponerse de tal forma frente a mí. -¿Cómo no voy a tener prejuicios? Desde pequeña el comportamiento de los demás han hecho que lo vaya adquiriendo y si vos os comportáis de tal manera, tan enigmática y suplicando que os crea tras haberos visto junto al cuerpo de mi difunto hermano ¿Cómo queréis que no los tenga? ¡Y si no se nada es porque no cedéis a contarme que demonios pasa! – La posición que deseaba tener de superioridad empezaba a flaquear, era un hecho de que Ash tenía el poder suficiente para derrumbarme en cada momento y eso era algo que no podía evitar.
Con aquella pequeña riña que solo duro varios segundos, el hombre, aparentemente sulfurado, pareció estallar y como bien sabia y se remarcó, consiguió hacer una vez mas que mi alma pesase y cayese al suelo cargada de tristeza al volver a afirmar que fue el quien se llevó la vida de mi pobre hermano. Una vez más sentí humedad en mi rostro ¿Qué más daba ya que esto ocurriese? ¿Para que ocultar más el llanto? Quizá para no soltarlo rápidamente con su final de frase, pues seguidamente tras afirmar su culpabilidad, alegó haberme protegido. El muchacho retrocedió y siguió relatando un daño sufrido que hizo que tuviese que entregar la vida de mi hermano para salvar la mía ¿Por qué? ¿Por qué de repente esa versión? ¿Era esa la real verdad? ¿Y por que? ¿Qué querían de mí y de mi hermano para que Ash tuviese que actuar de tal forma? Dejando a parte esas dudas, empecé a sentirme como una autentica carga, como una culpable, como si indirectamente hubiese sido yo la responsable del crimen y quise rectificarme de la manera mas inútil, pues apreté el puño inconscientemente y tras ello, al ver la situación de desconcierto y furia en la que el hombre se encontraba, deseé hacerle entrar en razón con una bofetada simple, pero el brazo acabo quedándoseme en el aire, pues una vez mas, no pude reaccionar. –No se…No se porque ‘’el’’ me busca… y tampoco se por que diantres no fuisteis a buscarme a mi en vez de a mi hermano, lo único que se es que sois un imbécil por hacerlo, que sois un inútil por haber tenido la mas mínima intención de salvarme a mi, una pobre con una vida que no vale lo mas mínimo y que nadie añoraría ; y que sois totalmente insoportable… totalmente imposible – No, mis palabras no fueron insultantes, no tenían la mas mínima intención de ofender al joven, sino que salieron como defensa de mi llanto, como consecuencia de la incertidumbre que sentía y como resultado de lo que sentía al saber que a pesar de todo, Ash seguía siendo el salvador que siempre fue.
Dudaba demasiado, la mente y el corazón acabaron por confundirme. Si era cierto o no lo que Ash relataba no lo sabia, pero solo había una forma de averiguarlo después de todo, y el la repitió, trabajar con el para poder encontrarme cara a cara con aquel hombre del que tanto hablaba. Consecutivamente, el muchacho siguió hablando y tras lo sucedido decidí callar a pesar de que sus palabras estaban cargadas de razón. Era cierto que el joven había conseguido regalarme ese mundo pequeño que yo anhelaba, donde las diferencias económicas no eran un impedimento para las buenas relaciones, y por ello no pensaba de ningún modo responderle a pesar de su aspecto triste y dolido. Tras ello, una vez más me confirmó el hecho de que sufrió con tal de no venderme. Cada vez que unas palabras así salían de sus labios yo solo podía sentir una gran punzada en el corazón -¿Por qué lo hicisteis? No merecía la pena. Hubierais matado a varios pájaros de un tiro: me hubieses liberado de mi calvario, de mi matrimonio y de paso os hubierais desecho de mi carga y mi pesadez ante vos, así todo hubiese sido como si nada hubiese pasado…como si no hubieseis entrado aquella noche en la taberna y como si no os hubieseis dirigido a mi para alagarme-
Finalmente, el hombre optó por poner fin a sus palabras entrando en la conclusión de volver a ofrecerme ser su compañera en la búsqueda de aquel hombre para cuando todo finalizase, desaparecer de mi vida, como había dicho antes, haciendo que nada hubiese pasado. Quizá el lo prefería así, y lo entendí, pues si tanto daño había sentido era de sentido común que así lo quisiese. Yo por mi parte, estaba segura de que quedaría una huella pues a fin de cuentas, Fred ya no estaba y el, el que se había convertido en mi único amigo, tampoco estaría. Con un leve vocerío, volvió a demandar mi respuesta –Lo haré, trabajare con vos si es la única manera de encontrar a ese hombre. Pero ahora decidme ¿Cuál es su nombre y que lugares suele frecuentar?-Pregunté acercándome lentamente a el.
Ahora mi destino en la vida había sufrido un cambio brusco. Dedicaría el tiempo a encontrar a aquel sujeto culpable de todo hecho y trabajaría con Ash intentando apartar las dudas, los prejuicios y los rencores. –Debe...si no es molestia, necesito que me ayudéis con el cuerpo de mi hermano… y a deshacerme de Becket, pues supongo que le beneficiará la perdida- Mis palabras sonaban suaves, tranquilas. No tenia ya intención de exigirle, de pesarle. No veía sentido a volver a enfrentarme con palabras a el y tampoco le veía sentido a las ofensas, estaba segura de que me había convertido en una autentica carga y si el deseaba marcharse, lo respetaría.
Una vez más volví a acercarme al joven, lenta y tranquilamente, sin la intención de tomarle desprevenido. Tomé la funda del sable que portaba en su cadera y con un poco de fuerza torpe saqué el arma. La sostuve entre mis manos con ineptitud y le miré a aquellos ojos que parecían haberse escondido entre unas cortinas en mi mente rechazadora. –Tambien necesito que me ayudéis con esto, necesito que me enseñéis a manejarla para poder defenderme de ‘’el’’. Os prometo que estas serán las últimas peticiones que os hago. Cuando todo termine también tendréis vos derecho a ofenderme y a marcharos tal y como deseáis-
Keira Brandford- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 30/10/2011
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Re: Las situaciones se complican
Con cuanta facilidad podía una simple mente humana, desconectada por completo de la realidad, solventar los problemas ajenos más grandes ¿Cuantas veces habría pensado la muchacha que las guerras se solucionarían con comprensión mutua y el cese de toda arma existente? ¿O quizá que sería sencillo hacer más dinero cuando algún País flaquea económicamente? Por desgracia eso no podía ser así, por lo que Ash se resignó con un suspiro -En ningún momento he mencionado "Calabozos del cuartel" señorita Brandford, por lo tanto, no puedo liberarlos.- cerró los ojos con impaciencia -Y aunque lo estuvieran, tendría que dar explicaciones de por qué a unos supuestos asesinos se les ha de conceder la libertad, pues han sido culpados del delito. Pero no os preocupeis, no los ejecutarán ni nada por el estilo... solo estarán a salvo, una temporada.- volvió a mentirle a la mujer, cosa que empezaba a desagradarle en gran medida pues solamente aumentaba la locura que podría desatar si ella se enterase. -Qué quería de vos realmente no lo sé, quizá sea un loco desquiciado que anhela tomaros en su cama para que no volvais a ver la luz del sol.- continuó de forma natural como si fuese una verdad absoluta e indiscutible -Lo que me hiciera a mí o no... es algo que no os debe de interesar lo más mínimo, creedme. Estoy aquí, sigo vivo y vos también... eso es lo único que importa.- alzó la mirada al cielo estrellado y sonrió pensando que había frustrado a Norbert despojándole de Keira.
La muchacha continuó la conversación haciendo referencia a los prejuicios de los que Ash la había acusado, cosa que hizo que el vampiro se girara con violencia para mirarla -Maldito sea el Dios que juegue con la escasa razón que posee vuestra mente, niña ¿Cómo os atreveis a tener prejucios sobre mí? Vuestras escusas de una vida difícil no me apena lo más mínimo, debeis limitaros a cumplir con vuestro papel en la vida y si en el guión que os corresponde una mano divina inscribió mi aparición por vuestro bienestar debeis agradecerlo ¡Ya conoceis la verdad sobre el asunto! Así que os pediría que no volvieseis a mostrar semejante comportamiento hacia el que se considera vuestro protector...- se calmó tras un ligero suspiro, pues sus emociones estaban emanando como si llevasen incontables años encerradas en un ataud frio y oscuro. Entonces pudo ver como la mujer alzó la mano quizá con la intención de azotarle con la misma, pero la mantuvo quieta, alzada al viento como una estatua -En el fondo... no deseais hacer el más mínimo daño ¿Verdad?- quiso comprender el vampiro, que la miró con cierta ternura. Como si estuviese hablando con una diminuta niña indefensa. -Lo que ocurre y deja de ocurrir en vuestros días y noches lo comprendereis cuando debais. Lo que "él" quiere de vos es algo que se guardó para si, por lo que no sé cómo podría responderos a esa pregunta... es algo que debeis creer.- permaneció en silencio escuchando las dolidas palabras que emanaban de los labios de la joven, palabras que solo sabían menospreciarse a si mismas. Ash negó con la cabeza con los ojos entornados, con cierto asco en el mirar. Realmente despreciaba esos actos denigrantes para una misma persona en cuestión -No me arrepentí entonces, ni me arrepentiré jamás- se refirió a cuando sufrió la supuesta tortura por parte de Norbert -De haber entrado a aquella cantina y haberme acercado a hablaros ¿No lo veis? Sois la única amiga que tengo Keira, por ello os he de proteger; no sois ni mucho menos una carga, ni siquiera una ligera.- sonrió de forma casi imperceptible y algo tímida, realmente. -Vuestra boda será anulada, pues ahora nadie os obliga a concertar ese matrimonio. Ahora podeis negaros a contraer enlace y sino, yo me ocuparé de él.- intentó animarla un poco con esas palabras. -Respecto al cuerpo de vuestro hermano, llamaré para que se lo lleven y preparen un funeral decente para él y sobre Becket ya os lo he dicho. Por otro lado el nombre de vuestro... agresor... es Norbert, Norbert de Niro.- pronunció con suma frialdad mirándola directamente a los ojos. -Y no trabajareis para mí, sino junto a mí. Yo también deseo encontrarle.- mientras hablaba pudo observar como ella se acercaba tranquila hacia él ¿Qué pretendía? Su proximidad le hacía sentir enormemente nervioso tras la amarga situación dada anteriormente, pues si se le ocurría tan siquiera volver a intentar golpearle o apuñalarle...
Para su sorpresa, tomó el sable y lo desenvainó con algo de torpeza para pedirle un "último favor" según sus palabras antes de que Ash pudiese marcharse como tanto anhelaba... o eso pensaba ella. Solicitó con cierta decisión el adiestramiento que el militar le propuso hace unas noches para que supiese defenderse sola.
La idea le pareció divertida al vampiro ¿Cómo serían sus discusiones una vez ella supiera manejar una espada? Sin duda prometía.
No obstante, Ash decidió corresponder a esa solicitud de una forma un tanto peculiar. Tomó con mucho cuidado y suavidad la muñeca de la señorita que aún sostendría el sable para dar un fuerte tirón que, acompañado de un rápido y potente giro de muñeca, la haría dar una voltereta para que cayese al suelo de espaldas y desarmada. Tras ese rápido ataque blandió el sable que le había arrebatado a su acompañante para clavarlo a escasos centímetros de su cara, en la tierra. -Regla número uno señorita Brandford "No bajeis la guardia". Regla número dos "No aferreis el arma con demasiada fuerza o será mucho más fácil desarmaros; el sable ha de ser una extensión más de vuestro cuerpo" y regla número tres... no digais que deseo marcharme- desenterró la hoja del sable y lo enfundó con gran elegancia antes de ayudar a la chica a levantarse.
Pensó durante unos instantes que quizá se había pasado pues la diferencia de fuerzas era extraordinariamente notoria, pero al reflexionar descubrió que podría crear un auténtico monstruo si la educaba con severidad ¿Cómo sería un vampiro con la experiencia en combate de un Cazador? Ese fue entonces el ambicioso proyecto que se le vino a la mente, convertir a Keira en una experta cazadora de criaturas sin que ella lo supiese... ¿Y qué mejor maestro que un vampiro Antiguo? Todo iba a ser realmente entretenido hasta encontrar a Norbert -Volvamos a vuestra casa... debeis cuidar el cuerpo mientras aviso a las autoridades.- dijo con suavidad a la muchacha instándole a comenzar a caminar con un galante gesto de manos.
La muchacha continuó la conversación haciendo referencia a los prejuicios de los que Ash la había acusado, cosa que hizo que el vampiro se girara con violencia para mirarla -Maldito sea el Dios que juegue con la escasa razón que posee vuestra mente, niña ¿Cómo os atreveis a tener prejucios sobre mí? Vuestras escusas de una vida difícil no me apena lo más mínimo, debeis limitaros a cumplir con vuestro papel en la vida y si en el guión que os corresponde una mano divina inscribió mi aparición por vuestro bienestar debeis agradecerlo ¡Ya conoceis la verdad sobre el asunto! Así que os pediría que no volvieseis a mostrar semejante comportamiento hacia el que se considera vuestro protector...- se calmó tras un ligero suspiro, pues sus emociones estaban emanando como si llevasen incontables años encerradas en un ataud frio y oscuro. Entonces pudo ver como la mujer alzó la mano quizá con la intención de azotarle con la misma, pero la mantuvo quieta, alzada al viento como una estatua -En el fondo... no deseais hacer el más mínimo daño ¿Verdad?- quiso comprender el vampiro, que la miró con cierta ternura. Como si estuviese hablando con una diminuta niña indefensa. -Lo que ocurre y deja de ocurrir en vuestros días y noches lo comprendereis cuando debais. Lo que "él" quiere de vos es algo que se guardó para si, por lo que no sé cómo podría responderos a esa pregunta... es algo que debeis creer.- permaneció en silencio escuchando las dolidas palabras que emanaban de los labios de la joven, palabras que solo sabían menospreciarse a si mismas. Ash negó con la cabeza con los ojos entornados, con cierto asco en el mirar. Realmente despreciaba esos actos denigrantes para una misma persona en cuestión -No me arrepentí entonces, ni me arrepentiré jamás- se refirió a cuando sufrió la supuesta tortura por parte de Norbert -De haber entrado a aquella cantina y haberme acercado a hablaros ¿No lo veis? Sois la única amiga que tengo Keira, por ello os he de proteger; no sois ni mucho menos una carga, ni siquiera una ligera.- sonrió de forma casi imperceptible y algo tímida, realmente. -Vuestra boda será anulada, pues ahora nadie os obliga a concertar ese matrimonio. Ahora podeis negaros a contraer enlace y sino, yo me ocuparé de él.- intentó animarla un poco con esas palabras. -Respecto al cuerpo de vuestro hermano, llamaré para que se lo lleven y preparen un funeral decente para él y sobre Becket ya os lo he dicho. Por otro lado el nombre de vuestro... agresor... es Norbert, Norbert de Niro.- pronunció con suma frialdad mirándola directamente a los ojos. -Y no trabajareis para mí, sino junto a mí. Yo también deseo encontrarle.- mientras hablaba pudo observar como ella se acercaba tranquila hacia él ¿Qué pretendía? Su proximidad le hacía sentir enormemente nervioso tras la amarga situación dada anteriormente, pues si se le ocurría tan siquiera volver a intentar golpearle o apuñalarle...
Para su sorpresa, tomó el sable y lo desenvainó con algo de torpeza para pedirle un "último favor" según sus palabras antes de que Ash pudiese marcharse como tanto anhelaba... o eso pensaba ella. Solicitó con cierta decisión el adiestramiento que el militar le propuso hace unas noches para que supiese defenderse sola.
La idea le pareció divertida al vampiro ¿Cómo serían sus discusiones una vez ella supiera manejar una espada? Sin duda prometía.
No obstante, Ash decidió corresponder a esa solicitud de una forma un tanto peculiar. Tomó con mucho cuidado y suavidad la muñeca de la señorita que aún sostendría el sable para dar un fuerte tirón que, acompañado de un rápido y potente giro de muñeca, la haría dar una voltereta para que cayese al suelo de espaldas y desarmada. Tras ese rápido ataque blandió el sable que le había arrebatado a su acompañante para clavarlo a escasos centímetros de su cara, en la tierra. -Regla número uno señorita Brandford "No bajeis la guardia". Regla número dos "No aferreis el arma con demasiada fuerza o será mucho más fácil desarmaros; el sable ha de ser una extensión más de vuestro cuerpo" y regla número tres... no digais que deseo marcharme- desenterró la hoja del sable y lo enfundó con gran elegancia antes de ayudar a la chica a levantarse.
Pensó durante unos instantes que quizá se había pasado pues la diferencia de fuerzas era extraordinariamente notoria, pero al reflexionar descubrió que podría crear un auténtico monstruo si la educaba con severidad ¿Cómo sería un vampiro con la experiencia en combate de un Cazador? Ese fue entonces el ambicioso proyecto que se le vino a la mente, convertir a Keira en una experta cazadora de criaturas sin que ella lo supiese... ¿Y qué mejor maestro que un vampiro Antiguo? Todo iba a ser realmente entretenido hasta encontrar a Norbert -Volvamos a vuestra casa... debeis cuidar el cuerpo mientras aviso a las autoridades.- dijo con suavidad a la muchacha instándole a comenzar a caminar con un galante gesto de manos.
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
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Fecha de inscripción : 31/10/2011
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Re: Las situaciones se complican
Todas las palabras que Ash me dedicó respecto a nuestra conversación a las afueras, me siguieron desconcertando, me hicieron callar y no responderle ante cualquier susurro pero extrañamente hicieron que el voto de confianza que pensaba darle se hiciese fuerte y aumentase. Si, cualquier persona en su sano juicio podría culparle de asesinato, pero sus palabras, por muy ofensivas o agresivas que a veces llegasen a sonar no eran las de un criminal. No le conocía, no podía decir que le conocía, pero sabía que en su voz había serenidad y comprensión, y deseo de confianza.
En uno de los momentos en los que me menosprecié a mi y le insulté a el, Ash consiguió sacarme del mundo en el que había vivido durante tanto tiempo y es que logró avergonzarme de verdad pero no de la vergüenza que sentía al llorar delante de el, sino de la real vergüenza que puede sentir cualquier mujer cuando un hombre le declara tales palabras. No hablo de romance ni mucho menos, sino de una confesión que hizo sentirme tonta por lo que había pensado. Por unos momentos estuve segura de ser un incordio para el, pero me convenció de lo contrario cuando dijo que no se arrepentía de haberme conocido y que yo era su única amiga. Sentí tal remordimiento y tal timidez ante sus palabras que no supe responderle. Me sentía identificada con el… y quizá en lo fuese tan distinto a mi como yo pensaba en un principio. Me sentía culpable por todo sin duda alguna y por ello, no hice mas que volver el rostro en dirección contraria a el en un acto totalmente involuntario.
Cuando me acerqué a el y me apoderé de su sable, pensé que me haría en ese mismo momento el favor que le pedí y me enseñaría rápidamente a usar el arma, pero en vez de eso, me tomó de la muñeca muy suavemente, por unos segundos volví a notar aquel tremendo frio que de su piel y eso ya empezaba a preocuparme, pero sin darme cuenta, el hombre tiró de mi y en un giro de su muñeca, hizo que diese una voltereta que me llevó rápidamente al suelo. Una vez impresionada por lo ocurrido, me percaté de que me había desarmado y de que el muchacho se dispuso a blandir el arma para terminar por dejarla clavada en el suelo a pocos centímetros de mi cara. No pude evitar quedar mirando aquella espada a la vez que notaba el pulso de mi corazón acelerado por lo ocurrido. Sin duda alguna, me había tomado totalmente desprevenida. Tomé aire y cuando conseguí que el pulso volviese a su ritmo normal quedé mirando al joven, el cual empezó a relatar las primeras normas básicas. Tomé nota mental de la primera y la segunda, pensé que la tercera seria una mas, pero una vez mas Ash consiguió sorprenderme pues la tercera norma solo fue una petición por su parte referente a la conversación anterior, y es que me pidió que no volviese a afirmar que el quería marcharse. ¿Significaba entonces que estaba equivocada al pensarlo? ¿Verdaderamente yo no suponía una carga?
Tras haberme ayudado a levantarme del suelo y volver a percatarme de su frialdad corporal, el joven sugirió la vuelta al hogar para cuidar del cuerpo de Fred y hacer lo que era debido con el. En poco tiempo iniciamos el paso. Sentía miedo por volver a ver aquel cadáver, no por asustarme de el, sino por volver a pensar que Ash era quien le había matado y volver a tener ese ansia de matarle. No podía obviar que en unas horas había cambiado mi forma de pensar y que había absuelto al muchacho de toda culpabilidad hasta que demostrase su versión de lo ocurrido. Era tan increíble como cierto. En otras circunstancias ya hubiese acabado con la vida del joven, pero es que se trataba de una persona no tan diferente a mi y que tras sus palabras acababa de demostrarme cariño, un cariño que no había sentido por parte de nadie nunca.
Con varios minutos de silencio ya pasados, decidí hablar en vez de reflexionar - ¿Decís la verdad? No, no os cuestiono. Solo…solo quiero confiar en vos. No me veo capacitada como para guardaros rencor después de esto y se que me cuesta pensar que hayáis sido vos el causante de todo. Ash… para mi también sois el único amigo que tengo, y el único que he tenido. Siempre me ha costado relacionarme con la gente, no quería tomarle cariño a nadie, ni si quiera se lo tenia a Harry ¿recordáis? Y si…también hacia mucho tiempo que no abrazaba a nadie. Por ello, solo por ello, no quiero perderos. Quiero confiar en vos y quiero que me ayudéis a encontrar a ese hombre sea como sea. Y… ¿De verdad que no queréis iros? Se que me habéis pedido que no cuestione si queréis marcharos o no, pero debo decíroslo en serio. Si cuando todo esto termine sentís que ha sido todo un autentico calvario y que finalmente he sido una verdadera carga y deseáis partir hacedlo. Lo comprenderé. –Sin lugar a dudas me empecé a columpiar por las ramas. No podía evitarlo, a veces podía llegar a ser una charlatana curiosa.
Miré a Ash esperando su respuesta hasta que reparé en sus manos y me acordé de aquel frio corporal que el muchacho portaba –Aquel día… en el cementerio, teníais la piel fría y podía ser comprensible por el clima. Pero…realmente tenéis la piel helada ¿Cómo? ¿Como es posible? -Ciertamente, en el joven todo parecía ser imposible físicamente hablando. No era como otros hombres de gran bigote y ropajes señoriales. No, no era como Becket, pero tampoco como los demás. Ash era alto, bastante en comparación con mi baja estatura, parecía no importarle demasiado su aspecto físico pues sus cabellos largos y desaliñados a conjunto con su pequeña barba, casi perilla, eran diferentes a los de los hombres bien vestidos y perfumados. No es que fuese diferente en el mal sentido, todo lo contrario, esa forma de ser físicamente me gustaba bastante, casi me atraía. Además, tampoco se hacia similar a aquellos hombres bien alimentados que no pueden con su cuerpo, el joven era delgado y se podía apreciar una complexión atlética si me fijaba bien en su cuerpo, cosa que intentaba evitar para no toparme desprevenida con aquellos ojos…mas imposibles aun, sin duda, los cuales en mi mente empezaron a desprenderse de aquella cortinilla que los cubría.
En poco tiempo tras observar detenidamente al muchacho, llegamos a la casa en la que yacía el cuerpo de mi hermano. Al abrir la puerta y dar paso a Ash, ya sin temor a cualquier broma respecto al estado del hogar por su parte, quede horrorizada al volver a ver a Frederick, con aquel cuello prácticamente degollado. Sin mediar palabra tomé un cubo lleno de agua que siempre procuraba tener para cualquier cosa y con una gasa, me acerqué al cuerpo y comencé a lavarlo por la parte de la herida y el rostro. Intentaba no volver a llorar, pues me apenaba bastante la situación y el hecho de volver a ver a mi hermano en tal estado. Se hacia tan duro que no encontraba forma de aminorar el dolor. Esperaba a que Ash decidiese el momento en el que prefiriera irse y mientras, una vez mas, pensé para intentar ignorar un mínimo la situación –Entonces se hace llamar Norbet…Norbet de… un momento ¡¿Es el quien me provoco aquella sensación?! ¿El que me ha estado vigilando noche y día desde hace ya un mes?- Y muy posiblemente lo fuese si es que buscaba algo de mi realmente, pero ¿el que? –No entiendo nada de lo que esta pasando… ¿Qué quiere de mí? ¿Y por que os utilizó? ¿Para que querría, como dijisteis al principio, que os odiara? No tengo dinero, ni habilidades ¡Si ni si quiera se leer! Solo cantar y hacer frente con valentía a la vida… y dudo mucho que una persona llegue a matar por eso. Por Dios, no soy la única de este mundo que es así.- Mientras hablaba, observaba de soslayo la herida que había arrebatado la vida a mi hermano y quede sorprendida pues se podían apreciar dos cortes diagonales y paralelos perfectamente realizados…pero inhumanamente hechos –Que… ¿Qué es esto? –Miré rápidamente a Ash, pues si a fin de cuentas fue el, aunque obligado, el que mató a Fred por salvarme a mi la vida ¿Cómo había conseguido hacer tal herida?
En uno de los momentos en los que me menosprecié a mi y le insulté a el, Ash consiguió sacarme del mundo en el que había vivido durante tanto tiempo y es que logró avergonzarme de verdad pero no de la vergüenza que sentía al llorar delante de el, sino de la real vergüenza que puede sentir cualquier mujer cuando un hombre le declara tales palabras. No hablo de romance ni mucho menos, sino de una confesión que hizo sentirme tonta por lo que había pensado. Por unos momentos estuve segura de ser un incordio para el, pero me convenció de lo contrario cuando dijo que no se arrepentía de haberme conocido y que yo era su única amiga. Sentí tal remordimiento y tal timidez ante sus palabras que no supe responderle. Me sentía identificada con el… y quizá en lo fuese tan distinto a mi como yo pensaba en un principio. Me sentía culpable por todo sin duda alguna y por ello, no hice mas que volver el rostro en dirección contraria a el en un acto totalmente involuntario.
Cuando me acerqué a el y me apoderé de su sable, pensé que me haría en ese mismo momento el favor que le pedí y me enseñaría rápidamente a usar el arma, pero en vez de eso, me tomó de la muñeca muy suavemente, por unos segundos volví a notar aquel tremendo frio que de su piel y eso ya empezaba a preocuparme, pero sin darme cuenta, el hombre tiró de mi y en un giro de su muñeca, hizo que diese una voltereta que me llevó rápidamente al suelo. Una vez impresionada por lo ocurrido, me percaté de que me había desarmado y de que el muchacho se dispuso a blandir el arma para terminar por dejarla clavada en el suelo a pocos centímetros de mi cara. No pude evitar quedar mirando aquella espada a la vez que notaba el pulso de mi corazón acelerado por lo ocurrido. Sin duda alguna, me había tomado totalmente desprevenida. Tomé aire y cuando conseguí que el pulso volviese a su ritmo normal quedé mirando al joven, el cual empezó a relatar las primeras normas básicas. Tomé nota mental de la primera y la segunda, pensé que la tercera seria una mas, pero una vez mas Ash consiguió sorprenderme pues la tercera norma solo fue una petición por su parte referente a la conversación anterior, y es que me pidió que no volviese a afirmar que el quería marcharse. ¿Significaba entonces que estaba equivocada al pensarlo? ¿Verdaderamente yo no suponía una carga?
Tras haberme ayudado a levantarme del suelo y volver a percatarme de su frialdad corporal, el joven sugirió la vuelta al hogar para cuidar del cuerpo de Fred y hacer lo que era debido con el. En poco tiempo iniciamos el paso. Sentía miedo por volver a ver aquel cadáver, no por asustarme de el, sino por volver a pensar que Ash era quien le había matado y volver a tener ese ansia de matarle. No podía obviar que en unas horas había cambiado mi forma de pensar y que había absuelto al muchacho de toda culpabilidad hasta que demostrase su versión de lo ocurrido. Era tan increíble como cierto. En otras circunstancias ya hubiese acabado con la vida del joven, pero es que se trataba de una persona no tan diferente a mi y que tras sus palabras acababa de demostrarme cariño, un cariño que no había sentido por parte de nadie nunca.
Con varios minutos de silencio ya pasados, decidí hablar en vez de reflexionar - ¿Decís la verdad? No, no os cuestiono. Solo…solo quiero confiar en vos. No me veo capacitada como para guardaros rencor después de esto y se que me cuesta pensar que hayáis sido vos el causante de todo. Ash… para mi también sois el único amigo que tengo, y el único que he tenido. Siempre me ha costado relacionarme con la gente, no quería tomarle cariño a nadie, ni si quiera se lo tenia a Harry ¿recordáis? Y si…también hacia mucho tiempo que no abrazaba a nadie. Por ello, solo por ello, no quiero perderos. Quiero confiar en vos y quiero que me ayudéis a encontrar a ese hombre sea como sea. Y… ¿De verdad que no queréis iros? Se que me habéis pedido que no cuestione si queréis marcharos o no, pero debo decíroslo en serio. Si cuando todo esto termine sentís que ha sido todo un autentico calvario y que finalmente he sido una verdadera carga y deseáis partir hacedlo. Lo comprenderé. –Sin lugar a dudas me empecé a columpiar por las ramas. No podía evitarlo, a veces podía llegar a ser una charlatana curiosa.
Miré a Ash esperando su respuesta hasta que reparé en sus manos y me acordé de aquel frio corporal que el muchacho portaba –Aquel día… en el cementerio, teníais la piel fría y podía ser comprensible por el clima. Pero…realmente tenéis la piel helada ¿Cómo? ¿Como es posible? -Ciertamente, en el joven todo parecía ser imposible físicamente hablando. No era como otros hombres de gran bigote y ropajes señoriales. No, no era como Becket, pero tampoco como los demás. Ash era alto, bastante en comparación con mi baja estatura, parecía no importarle demasiado su aspecto físico pues sus cabellos largos y desaliñados a conjunto con su pequeña barba, casi perilla, eran diferentes a los de los hombres bien vestidos y perfumados. No es que fuese diferente en el mal sentido, todo lo contrario, esa forma de ser físicamente me gustaba bastante, casi me atraía. Además, tampoco se hacia similar a aquellos hombres bien alimentados que no pueden con su cuerpo, el joven era delgado y se podía apreciar una complexión atlética si me fijaba bien en su cuerpo, cosa que intentaba evitar para no toparme desprevenida con aquellos ojos…mas imposibles aun, sin duda, los cuales en mi mente empezaron a desprenderse de aquella cortinilla que los cubría.
En poco tiempo tras observar detenidamente al muchacho, llegamos a la casa en la que yacía el cuerpo de mi hermano. Al abrir la puerta y dar paso a Ash, ya sin temor a cualquier broma respecto al estado del hogar por su parte, quede horrorizada al volver a ver a Frederick, con aquel cuello prácticamente degollado. Sin mediar palabra tomé un cubo lleno de agua que siempre procuraba tener para cualquier cosa y con una gasa, me acerqué al cuerpo y comencé a lavarlo por la parte de la herida y el rostro. Intentaba no volver a llorar, pues me apenaba bastante la situación y el hecho de volver a ver a mi hermano en tal estado. Se hacia tan duro que no encontraba forma de aminorar el dolor. Esperaba a que Ash decidiese el momento en el que prefiriera irse y mientras, una vez mas, pensé para intentar ignorar un mínimo la situación –Entonces se hace llamar Norbet…Norbet de… un momento ¡¿Es el quien me provoco aquella sensación?! ¿El que me ha estado vigilando noche y día desde hace ya un mes?- Y muy posiblemente lo fuese si es que buscaba algo de mi realmente, pero ¿el que? –No entiendo nada de lo que esta pasando… ¿Qué quiere de mí? ¿Y por que os utilizó? ¿Para que querría, como dijisteis al principio, que os odiara? No tengo dinero, ni habilidades ¡Si ni si quiera se leer! Solo cantar y hacer frente con valentía a la vida… y dudo mucho que una persona llegue a matar por eso. Por Dios, no soy la única de este mundo que es así.- Mientras hablaba, observaba de soslayo la herida que había arrebatado la vida a mi hermano y quede sorprendida pues se podían apreciar dos cortes diagonales y paralelos perfectamente realizados…pero inhumanamente hechos –Que… ¿Qué es esto? –Miré rápidamente a Ash, pues si a fin de cuentas fue el, aunque obligado, el que mató a Fred por salvarme a mi la vida ¿Cómo había conseguido hacer tal herida?
Keira Brandford- Humano Clase Baja
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Fecha de inscripción : 30/10/2011
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Re: Las situaciones se complican
El muchacho comenzó a caminar tras ayudar a la chica a levantarse, pensando que por fin ya habrían terminado las sospechas para que comience la verdadera búsqueda, la prioridad absoluta en esos momentos para el vampiro. Mas no todo iba a ser tan sencillo como parecía... Sus ojos se alzaron al cielo en una mueca de cansancio cuando Keira volvió a arremeter con sus inseguridades, aunque afortunadamente las dejó un poco de lado para sincerarse con Ash, cosa que agradeció un poco. -Si quereis confiar en mí, confiad y punto. ¿Por qué os cuestionais a vos misma? Como dueña de vuestra mente, corazón y sentimientos no teneis porqué pediros explicaciones... solamente actuad en consecuencia a lo que más deseeis, abandonad la razón.- resumió para aligerar un poco la marcha, pues por alguna razón no tenía demasiadas ganas de hablar.. sino de actuar. -Por lo demás, Harry no ha demostrado ser nada importante a lo que tener en cuenta. Por mi parte, si después de todo sigo aquí será por alguna razón ¿No pensais? Recordad mi tercera norma... porque si volveis a preguntar desapareceré.- bromeó con cierta severidad en la mirada que dedicó a Keira, pues no disfrutaba precisamente con los mismos interrogatorios una y otra vez.
Poco a poco se acercaban por fin al hogar de la jovencita, siendo ya visibles los contornos del inmueble en la oscuridad. No obstante ella no cesó en sus preguntas ¿Quién le mandaría a ofrecer nada? Quizá hubiese sido mejor que le hubiese arrancado la lengua y las manos para que no delatase nada raro que pudiese arruinar su existencia... Negó con la cabeza súbitamente para alejar esos pensamientos, pues empezaba a tener hambre de nuevo... muy malas noticias. Observó a la chica detenidamente y pensó unos segundos antes de responder -Digamos que tengo la piel muy sensible... De noche se me hielan hasta los huesos y a pleno sol soy más que una llamarada errante.- sonrió forzadamente intentando que su mentira colase, pues le había cogido ciertamente desprevenido.
Una vez llegaron al umbral, Keira entró en busca del cadaver de su hermano mientras el vampiro ojeaba las calles espectante de alguien que pudiese ayudar. Mientras escuchaba ruidos de cubos que se sucedían en el interior de la casa, Ash pensó en preguntar a Keira si poseía algún telégrafo pero recordó afortunadamente que ella se ofendería ante tal pregunta, por lo que decidió entrar para acompañarla.
Keira limpiaba el cadaver con gran tristeza en su rostro ¿Qué podría hacer para compadecerla? Ciertamente había olvidado cómo se sentía al perder a un ser tan querido como a un hermano... pues tres mil años dan mucho de sí para los recuerdos y más aún para que el corazón se marchite como una planta en el extremo más frio del planeta.
De pronto, la chica decidió romper el silencio preguntando por Norbert una vez más. -No lo sé si fue él quien os vigilaba o no Keira, os ruego que no me pregunteis cosas que no sé responder... me enervan.- dijo con seriedad, pues realmente sí sospechaba que fuese él quien la había estado acosando para mantener sus movimientos vigilados -Preguntais constántemente lo mismo madame... y si no os he podido contestar con exactitud es porque no conozco las respuestas, como acabo de decir. Debeis calmaros y olvidar sus motivos para centraros en los vuestros para la venganza ¿No creeis? Debeis manteneros fría y calculadora, concentraos... es el primer entrenamiento y más importante para poder manejar un sable con total soltura y habilidad.- exageraba sin duda, pero a fin de cuentas no quería convertirla en una simple espadachina.
Finalmente se sorprendió al recordar las heridas causadas con sus colmillos, pues un simple degollamiento no estaría hecho con dos cortes paralelos el uno al otro. -Yo.. eh..- fingió nuevamente sentirse afligido -No quería que él sufriese y ... bueno... tuve que ponerle fin a su agonía con un segundo ataque, espero que lo comprendais y valoreis esa dificil decisión- le dio la espalda a Keira llevandose la mano a la cara como si estuviese conmocionado, mas solo intentaba disimular la sonrisilla pícara que escapaba al recordar la estupenda sensación de la sangre vertiéndose a través de su garganta... ¿Qué demonios? ¡Debía controlarse! -Keira... Debemos ocultar a Fred de alguna forma para transportarlo al bosque, le enterraremos allí... y comenzará vuestro entrenamiento. Sé que es una lata regresar, pero es el lugar idoneo... a puesto a que os cortaríais una mano si usais el sable de primeras- comentó jocoso olvidando la difícil situación para la muchacha al tener que enterrar a su hermano. -Vamos...- arrancó un par de cortinas y las echó sobre el cuerpo húmedo de Fred -Yo lo llevaré... podeis aprovechar para cambiaros esos andrajos por algo que os pueda resultar más cómodo. No os preocupeis, el frío desaparecerá en cuanto comience a calentarse vuestro cuerpo con el ejercicio...- hablaba con cierto tono sugerente, pero se debía a que imaginaba beber de ella como si de un caliz forjado con el fuego del mismísimo fénix se tratara...
La situación que se planteaba era realmente dura para Ash, pues si no podía manejar sus sensaciones terminaría haciendo daño a Keira ¿Pero cómo iba a decirle que "Ya entrenarían otro día"? Quería ayudarla y quería comprenderla, por lo que no podía abandonarla a su suerte una noche más... y menos dejarla sola cuando estaba completamente seguro de que Norbert la estaría vigilando de alguna forma.
El vampiro se dedicó a envolver al inerte Fred mientras esperaba una respuesta y reacción por parte de Keira para partir... aún quedaban horas por delante para comenzar a formarla.
Poco a poco se acercaban por fin al hogar de la jovencita, siendo ya visibles los contornos del inmueble en la oscuridad. No obstante ella no cesó en sus preguntas ¿Quién le mandaría a ofrecer nada? Quizá hubiese sido mejor que le hubiese arrancado la lengua y las manos para que no delatase nada raro que pudiese arruinar su existencia... Negó con la cabeza súbitamente para alejar esos pensamientos, pues empezaba a tener hambre de nuevo... muy malas noticias. Observó a la chica detenidamente y pensó unos segundos antes de responder -Digamos que tengo la piel muy sensible... De noche se me hielan hasta los huesos y a pleno sol soy más que una llamarada errante.- sonrió forzadamente intentando que su mentira colase, pues le había cogido ciertamente desprevenido.
Una vez llegaron al umbral, Keira entró en busca del cadaver de su hermano mientras el vampiro ojeaba las calles espectante de alguien que pudiese ayudar. Mientras escuchaba ruidos de cubos que se sucedían en el interior de la casa, Ash pensó en preguntar a Keira si poseía algún telégrafo pero recordó afortunadamente que ella se ofendería ante tal pregunta, por lo que decidió entrar para acompañarla.
Keira limpiaba el cadaver con gran tristeza en su rostro ¿Qué podría hacer para compadecerla? Ciertamente había olvidado cómo se sentía al perder a un ser tan querido como a un hermano... pues tres mil años dan mucho de sí para los recuerdos y más aún para que el corazón se marchite como una planta en el extremo más frio del planeta.
De pronto, la chica decidió romper el silencio preguntando por Norbert una vez más. -No lo sé si fue él quien os vigilaba o no Keira, os ruego que no me pregunteis cosas que no sé responder... me enervan.- dijo con seriedad, pues realmente sí sospechaba que fuese él quien la había estado acosando para mantener sus movimientos vigilados -Preguntais constántemente lo mismo madame... y si no os he podido contestar con exactitud es porque no conozco las respuestas, como acabo de decir. Debeis calmaros y olvidar sus motivos para centraros en los vuestros para la venganza ¿No creeis? Debeis manteneros fría y calculadora, concentraos... es el primer entrenamiento y más importante para poder manejar un sable con total soltura y habilidad.- exageraba sin duda, pero a fin de cuentas no quería convertirla en una simple espadachina.
Finalmente se sorprendió al recordar las heridas causadas con sus colmillos, pues un simple degollamiento no estaría hecho con dos cortes paralelos el uno al otro. -Yo.. eh..- fingió nuevamente sentirse afligido -No quería que él sufriese y ... bueno... tuve que ponerle fin a su agonía con un segundo ataque, espero que lo comprendais y valoreis esa dificil decisión- le dio la espalda a Keira llevandose la mano a la cara como si estuviese conmocionado, mas solo intentaba disimular la sonrisilla pícara que escapaba al recordar la estupenda sensación de la sangre vertiéndose a través de su garganta... ¿Qué demonios? ¡Debía controlarse! -Keira... Debemos ocultar a Fred de alguna forma para transportarlo al bosque, le enterraremos allí... y comenzará vuestro entrenamiento. Sé que es una lata regresar, pero es el lugar idoneo... a puesto a que os cortaríais una mano si usais el sable de primeras- comentó jocoso olvidando la difícil situación para la muchacha al tener que enterrar a su hermano. -Vamos...- arrancó un par de cortinas y las echó sobre el cuerpo húmedo de Fred -Yo lo llevaré... podeis aprovechar para cambiaros esos andrajos por algo que os pueda resultar más cómodo. No os preocupeis, el frío desaparecerá en cuanto comience a calentarse vuestro cuerpo con el ejercicio...- hablaba con cierto tono sugerente, pero se debía a que imaginaba beber de ella como si de un caliz forjado con el fuego del mismísimo fénix se tratara...
La situación que se planteaba era realmente dura para Ash, pues si no podía manejar sus sensaciones terminaría haciendo daño a Keira ¿Pero cómo iba a decirle que "Ya entrenarían otro día"? Quería ayudarla y quería comprenderla, por lo que no podía abandonarla a su suerte una noche más... y menos dejarla sola cuando estaba completamente seguro de que Norbert la estaría vigilando de alguna forma.
El vampiro se dedicó a envolver al inerte Fred mientras esperaba una respuesta y reacción por parte de Keira para partir... aún quedaban horas por delante para comenzar a formarla.
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
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Re: Las situaciones se complican
Tras las palabras de Ash, menos nerviosas de las mías, me dejé para mis recuerdos un par de ellas. Para empezar, me asombraba aquella respuesta que dio como justificación de la temperatura de su piel ¿se burlaría de mí? No hacia falta ser inteligente como para saber que tal cambio de temperatura entre el día y la noche es totalmente inhumano, pero decidí guardar silencio. En segundo lugar, insinuó que podría llegar a herirme si utilizaba de primeras una espada, cierto era que jamás había manejado una pero estaba totalmente segura de que podría hacerlo, solo con mirarme a aquel abandonado espejo que jamás visitaba era capaz de darme cuenta de que en ningún momento de mi vida llegué a ser mínimamente parecida a las demás damas de la sociedad.
El joven envolvió el cuerpo de mi hermano en cortinas, cortinas que compraron mis padres con el poco dinero que tenían y que el muchacho acababa de estropear. Genial. Ahora ya no habría nada que me protegiese de aquella sensación que posiblemente Norbet me proporcionaba ¿Pero que otra cosa había para ocultarlo? Al fin y al cabo, aunque con dos plantas contase, la casa estaba casi desamueblada, solo contaba con una mesa, un par de sillas y utensilios a modo de cocina en la primera planta, y en la segunda una cama, un armario y un baño. De todo eso no parecía percatarse Ash, pues me sugirió un cambio de vestuario para que el entrenamiento se hiciese mas cómodo – ¿Debo recordaros la situación en la que me encuentro? El día que os conocí aquellos borrachos estropearon uno de los pocos ropajes que tenia y estos son de los pocos que me quedan. Son todos prácticamente iguales. No tengo nada más cómodo-
Una vez Ash decidió cargar con el cadáver, me dispuse a salir por la puerta y dirigirme una vez más al bosque, esperando que el joven siguiese mis pasos. Una vez en el camino, intentando olvidar la obviedad de la situación, volví a retomar el pensamiento sobre el arma -¿De veras creéis que podré dañarme con un simple sable? Me he enfrentado a peores cosas en esta vida y vos mismo lo sabéis- dije bromeando pero haciendo hincapié en la idea de no poder utilizar el arma.
Finalmente llegamos al bosque, lugar por descarte en el que mi hermano yacería en paz. Pensé varias veces en el cementerio, pero indudablemente quedó destrozado tras la persecución con aquella bestia ¿Dónde iría? Desapareció totalmente de la ciudad, nadie volvió a verla… y pero aun ¿De donde había salido tal animal? Quise preguntarle al joven su opinión, pero tras sus palabras casi bordes en la casa decidí callar, pues no sabia si era capaz de marcharse realmente si seguía preguntándole cosas. Entonces, tomé el cuerpo de Frederick para ayudar al muchacho a dejarlo en el suelo y comenzar así con su entierro y el posterior entrenamiento –Ojala pudieses ayudarme a olvidar todo esto…-
El joven envolvió el cuerpo de mi hermano en cortinas, cortinas que compraron mis padres con el poco dinero que tenían y que el muchacho acababa de estropear. Genial. Ahora ya no habría nada que me protegiese de aquella sensación que posiblemente Norbet me proporcionaba ¿Pero que otra cosa había para ocultarlo? Al fin y al cabo, aunque con dos plantas contase, la casa estaba casi desamueblada, solo contaba con una mesa, un par de sillas y utensilios a modo de cocina en la primera planta, y en la segunda una cama, un armario y un baño. De todo eso no parecía percatarse Ash, pues me sugirió un cambio de vestuario para que el entrenamiento se hiciese mas cómodo – ¿Debo recordaros la situación en la que me encuentro? El día que os conocí aquellos borrachos estropearon uno de los pocos ropajes que tenia y estos son de los pocos que me quedan. Son todos prácticamente iguales. No tengo nada más cómodo-
Una vez Ash decidió cargar con el cadáver, me dispuse a salir por la puerta y dirigirme una vez más al bosque, esperando que el joven siguiese mis pasos. Una vez en el camino, intentando olvidar la obviedad de la situación, volví a retomar el pensamiento sobre el arma -¿De veras creéis que podré dañarme con un simple sable? Me he enfrentado a peores cosas en esta vida y vos mismo lo sabéis- dije bromeando pero haciendo hincapié en la idea de no poder utilizar el arma.
Finalmente llegamos al bosque, lugar por descarte en el que mi hermano yacería en paz. Pensé varias veces en el cementerio, pero indudablemente quedó destrozado tras la persecución con aquella bestia ¿Dónde iría? Desapareció totalmente de la ciudad, nadie volvió a verla… y pero aun ¿De donde había salido tal animal? Quise preguntarle al joven su opinión, pero tras sus palabras casi bordes en la casa decidí callar, pues no sabia si era capaz de marcharse realmente si seguía preguntándole cosas. Entonces, tomé el cuerpo de Frederick para ayudar al muchacho a dejarlo en el suelo y comenzar así con su entierro y el posterior entrenamiento –Ojala pudieses ayudarme a olvidar todo esto…-
Keira Brandford- Humano Clase Baja
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Re: Las situaciones se complican
Esbozó una ligera y volátil sonrisa cuando Keira rememoró su situación económica ¡Cuan desagradable era la pobreza, pardiez! Continuó con sus comentarios haciendo reseña de que no poseía más vestido que el que antaño le rompieron y el que llevaba puesto... si esque se le podían llamar vestidos.
Ash cargó con el cuerpo sin vida de Fred envuelto en cortinas y se dispuso a seguir a la muchacha -Vamos...- indicó a la mujer para que marchase.
Dejando atrás la oscura y solitaria casa de la señorita Brandford, Ash tomó un ligero desvío hacia un hogar vecino para tomar una vieja y oxidada pala que les podría servir para dar santo entierro al fallecido. Justo al regresar, Keira parecía llenarse de valor y autoconvencimiento al alardear que ella podría sin ninguna duda manejar el sable sin mayor problema, sin necesidad de tomar práctica con otros utensilios como palos o ramas. -Cuanta osadía, sin duda os viene de familia madam.- apuntó con cierto desprecio al recordar la prepotencia del hombre que llevaba a cuestas sobre su hombro -No discutiré vuestras capacidades, pero sin duda os digo que terminaréis acompañando a vuestro hermano en breve si os dejais llevar por esas sucias emociones tan llenas de pecado- claramente se burlaba de ella con esas últimas palabras y no pudo disimular una pequeña risilla al mismo tiempo que brotaban de entre sus labios. -Apartando la picaresca, os recuerdo las dos primeras lecciones que os di hace unos momentos. Deberíais pensar en la facilidad con la que caisteis al suelo, querida.- seguía hablando al mismo tiempo que comenzaban tras un rato a penetrar en el siniestro bosque nuevamente.
Tomó entonces la delante posicionándose ante Keira para indicarle el lugar exacto en el que se debía detener, pues no deseaba volver a fundirse con la oscuridad y poder sucumbir a su hambre. Dejó el cuerpo de Fred en el suelo y le cedió muy cortésmente la pala a Keira con una mueca típica de un ladrón -Os servirá... creedme.- insinuó mientras insistía en la entrega del objeto de excavación. -Veréis con qué facilidad podreis mover el sable cuando terminéis...- se sentó entonces junto a un tronco húmedo que afortunadamente estaba justo al lado de los presentes, donde sacó felizmente su pipa, la encendió y comenzó a fumar tranquilamente mientras se pondría a observar la actividad de la mujer. -Hay cierta prisa, damisela... no estaría de más que pudiesis hacerlo apresto.- sonrió vacilante.
Se dispondría entonces a esperar lo suficiente para el fin del trabajo que desempeñaba Keira, mas no tenía la más mínima intención de ayudarla ni tan siquiera a arrastrar el cuerpo hacia el agujero. Simplemente se limitaba a observar, observar y observar... con cierta expresión de aburrimiento en el rostro.
Cuando hubiera terminado, se levantó del tronco para colocarse a su lado mientras tapase la tumba de Fred. Su verdadera intención era irritarla, pues quería mostrarle que una espada viciada por la rabia, el odio o la insensatez solamente la llevaría a perecer mil veces antes de tocar el suelo... y más si hablaban de "ése" hombre.
Desenvainó su sable y se lo entregó a la muchacha sin dejarla ni un momento de respiro -Tomad, gran luchadora. Mostradme pues vuestra gran habilidad con la fría hoja de acero. Enseñadme a respetaros como ser humano, vuestro valor y vuestra valentía. Dejadme sentir en mi propia carne las llamas de vuestra ira... tanto como si fuese Él.- dijo mientras se alejaba de ella unos pasos para permanecer quieto cual estatua clavando su mirar en ella, sin perderla de vista. Gracias a la poca profundidad
que habían alcanzado en el bosque, la luz clara de la luna dibujaba perfectamente sus contornos y se podía ver medianamente bien.
El vampiro sonreía sin cesar un instante, ni tan siquiera se sacó la pipa de la boca. Deseaba provocarla, incendiarla por dentro... pero al mismo tiempo se preocupaba. El olor de la mujer le cautivaba más y más cada segundo, podía oir su corazón latir con cierta tristeza y ansiaba escucharlo con más violencia. Le deleitaba el dulce susurro de la sangre que corrían por sus venas, caliente, espesa... deliciosa. -Recordad... mantener la distancia con el enemigo...- dijo agitando un poco la cabeza e intentand aspirar con más fuerza el tóxico tabaco que inundaría sus pulmones ya muertos intentando disimular ese embriagador aroma. -¡Adelante!- rompió el tenso silencio tras aquella gran calada esperando el comienzo del show.
Ash cargó con el cuerpo sin vida de Fred envuelto en cortinas y se dispuso a seguir a la muchacha -Vamos...- indicó a la mujer para que marchase.
Dejando atrás la oscura y solitaria casa de la señorita Brandford, Ash tomó un ligero desvío hacia un hogar vecino para tomar una vieja y oxidada pala que les podría servir para dar santo entierro al fallecido. Justo al regresar, Keira parecía llenarse de valor y autoconvencimiento al alardear que ella podría sin ninguna duda manejar el sable sin mayor problema, sin necesidad de tomar práctica con otros utensilios como palos o ramas. -Cuanta osadía, sin duda os viene de familia madam.- apuntó con cierto desprecio al recordar la prepotencia del hombre que llevaba a cuestas sobre su hombro -No discutiré vuestras capacidades, pero sin duda os digo que terminaréis acompañando a vuestro hermano en breve si os dejais llevar por esas sucias emociones tan llenas de pecado- claramente se burlaba de ella con esas últimas palabras y no pudo disimular una pequeña risilla al mismo tiempo que brotaban de entre sus labios. -Apartando la picaresca, os recuerdo las dos primeras lecciones que os di hace unos momentos. Deberíais pensar en la facilidad con la que caisteis al suelo, querida.- seguía hablando al mismo tiempo que comenzaban tras un rato a penetrar en el siniestro bosque nuevamente.
Tomó entonces la delante posicionándose ante Keira para indicarle el lugar exacto en el que se debía detener, pues no deseaba volver a fundirse con la oscuridad y poder sucumbir a su hambre. Dejó el cuerpo de Fred en el suelo y le cedió muy cortésmente la pala a Keira con una mueca típica de un ladrón -Os servirá... creedme.- insinuó mientras insistía en la entrega del objeto de excavación. -Veréis con qué facilidad podreis mover el sable cuando terminéis...- se sentó entonces junto a un tronco húmedo que afortunadamente estaba justo al lado de los presentes, donde sacó felizmente su pipa, la encendió y comenzó a fumar tranquilamente mientras se pondría a observar la actividad de la mujer. -Hay cierta prisa, damisela... no estaría de más que pudiesis hacerlo apresto.- sonrió vacilante.
Se dispondría entonces a esperar lo suficiente para el fin del trabajo que desempeñaba Keira, mas no tenía la más mínima intención de ayudarla ni tan siquiera a arrastrar el cuerpo hacia el agujero. Simplemente se limitaba a observar, observar y observar... con cierta expresión de aburrimiento en el rostro.
Cuando hubiera terminado, se levantó del tronco para colocarse a su lado mientras tapase la tumba de Fred. Su verdadera intención era irritarla, pues quería mostrarle que una espada viciada por la rabia, el odio o la insensatez solamente la llevaría a perecer mil veces antes de tocar el suelo... y más si hablaban de "ése" hombre.
Desenvainó su sable y se lo entregó a la muchacha sin dejarla ni un momento de respiro -Tomad, gran luchadora. Mostradme pues vuestra gran habilidad con la fría hoja de acero. Enseñadme a respetaros como ser humano, vuestro valor y vuestra valentía. Dejadme sentir en mi propia carne las llamas de vuestra ira... tanto como si fuese Él.- dijo mientras se alejaba de ella unos pasos para permanecer quieto cual estatua clavando su mirar en ella, sin perderla de vista. Gracias a la poca profundidad
que habían alcanzado en el bosque, la luz clara de la luna dibujaba perfectamente sus contornos y se podía ver medianamente bien.
El vampiro sonreía sin cesar un instante, ni tan siquiera se sacó la pipa de la boca. Deseaba provocarla, incendiarla por dentro... pero al mismo tiempo se preocupaba. El olor de la mujer le cautivaba más y más cada segundo, podía oir su corazón latir con cierta tristeza y ansiaba escucharlo con más violencia. Le deleitaba el dulce susurro de la sangre que corrían por sus venas, caliente, espesa... deliciosa. -Recordad... mantener la distancia con el enemigo...- dijo agitando un poco la cabeza e intentand aspirar con más fuerza el tóxico tabaco que inundaría sus pulmones ya muertos intentando disimular ese embriagador aroma. -¡Adelante!- rompió el tenso silencio tras aquella gran calada esperando el comienzo del show.
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
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Re: Las situaciones se complican
Una vez en el bosque, donde apenas llegaba aquella oscuridad que nos envolvió horas atrás, Ash se dispuso a ofrecerme aquella robusta pala que tomó anteriormente de una casa próxima a la mía. Al principio dudé, pero terminé por darme cuenta de que su intención era que yo cavase el hoyo que se haría con el cuerpo de mi hermano hasta el final de los días sin ningún tipo de ayuda -Estáis loco- Dije a la vez que tomaba aquel utensilio, sin animo de ofender por supuesto, solo de mostrarle mi descontento.
Por alguna extraña razón no me opuse a realizar la acción, quizás el joven estaba en lo cierto y el peso de la pala haría que no se hiciese notorio el del sable. Con todo el dolor y la tristeza del mundo, comencé a cavar. Mientras realizaba la tarea, me giraba para mirar a Ash de reojo, estaba fumando tranquilamente mientras se situaba posado en un tronco con rostro aburrido -Es increíble...- susurré, pues me ofendía la idea que no mostrase ayuda alguna. Estaba dispuesta a robarle de alguna manera esa pipa- Habéis sido vos de igual manera el que habéis acabado con al vida de mi hermano... con cosas como esta no me pidáis posteriormente que confíe en vos- Pasaron bastantes minutos, quizá llegase a la hora, hasta que consiguiese hacer un hoyo lo suficientemente profundo como para enterrar un cuerpo. Me sentía exhausta, pues no era una tarea fácil manejar una simple pala. Ademas, si antes los ropajes eran incómodos ahora estaban sucios y dañados, hasta mis propias manos lo estaban, por no hablar del rostro, que se encontraba empapado de lágrimas y tierra húmeda del suelo la cual llego hasta ahí en un intento de borrar las marcas mojadas de dolor. Salí de aquella profundidad y arrastré el cuerpo de mi hermano hasta dejarlo caer, no pude evitar volver a entrar y dedicarle una ultima despedida acompañada de un beso en la frente como último adiós. Finalmente, cubrí el cuerpo con la anterior tierra hasta que el suelo quedo como si nadie lo hubiese manejado.
Fue entonces cuando quedé quieta, observando fijamente al suelo y convenciéndome a mi misma de ser una mujer fuerte sin la necesidad de llorar mas. Me percaté de que aun portaba aquel inútil rosario que el mercader que regalo... fue inservible para mi, espero esperaba que le pudiese hacer algún bien al alma libre de Fredercik, por ello, me despojé de el suavemente, lo coloqué en la tierra que le ocultaba y lo enterré a mínima profundidad - Un comerciante me regaló ese rosario alegando que me protegería... de aquel lobo... o de una bestia de la que todos los gitanos hablan en la ciudad, pero no me ha servido de nada. No creo que pueda haber peor demonio que la Muerte- Dije en voz baja al notar que el joven se acercaba por fin a mi lado.
Ash desenvainó el arma y me la ofreció. Me resulto extraño que el muchacho no tomase otra para tan si quiera defenderse, ademas, no soltó aquella pipan que le daba un aspecto elegante y masculino - No soltáis la pipa ni os defendéis con ningún arma... vos mismo. Hay refranes que dicen que el alumno llega a superar al maestro, esperemos que sea el caso - Dije con una sonrisa picarona y sugerente, totalmente impropia de mi, acercándome lentamente a el e intentando obviar aquellos ojos cautivadores. Los temía mas que el propio Ash, pues eran los únicos que conseguirían distraerme. A veces rogaba que no llegase el día en el que me preguntase el porque de no mirarle a los ojos.
Tomé el arma con firmeza pero sin fuerza, recordando los consejos que anteriormente el joven me facilitó. Por unos momentos recapacité e intenté entrar en razón cuando noté el peso del sable. No seria tan fácil manejarala como yo pensaba y tampoco quería dañar a Ash en un incidente con esta. De igual forma, cuando el joven pidió que pensase que el era aquel hombre, culpable de todo lo que estaba pasando, mentiría si dijese que no me enfurecí solo de pensarlo. Por ello, tomé el sable con la mano derecha, dirigiendo su eje en sentido contrario, para acercarme a el y propinarle una estocada directa a su pecho, que esperaba que esquivase sin problemas.
Por alguna extraña razón no me opuse a realizar la acción, quizás el joven estaba en lo cierto y el peso de la pala haría que no se hiciese notorio el del sable. Con todo el dolor y la tristeza del mundo, comencé a cavar. Mientras realizaba la tarea, me giraba para mirar a Ash de reojo, estaba fumando tranquilamente mientras se situaba posado en un tronco con rostro aburrido -Es increíble...- susurré, pues me ofendía la idea que no mostrase ayuda alguna. Estaba dispuesta a robarle de alguna manera esa pipa- Habéis sido vos de igual manera el que habéis acabado con al vida de mi hermano... con cosas como esta no me pidáis posteriormente que confíe en vos- Pasaron bastantes minutos, quizá llegase a la hora, hasta que consiguiese hacer un hoyo lo suficientemente profundo como para enterrar un cuerpo. Me sentía exhausta, pues no era una tarea fácil manejar una simple pala. Ademas, si antes los ropajes eran incómodos ahora estaban sucios y dañados, hasta mis propias manos lo estaban, por no hablar del rostro, que se encontraba empapado de lágrimas y tierra húmeda del suelo la cual llego hasta ahí en un intento de borrar las marcas mojadas de dolor. Salí de aquella profundidad y arrastré el cuerpo de mi hermano hasta dejarlo caer, no pude evitar volver a entrar y dedicarle una ultima despedida acompañada de un beso en la frente como último adiós. Finalmente, cubrí el cuerpo con la anterior tierra hasta que el suelo quedo como si nadie lo hubiese manejado.
Fue entonces cuando quedé quieta, observando fijamente al suelo y convenciéndome a mi misma de ser una mujer fuerte sin la necesidad de llorar mas. Me percaté de que aun portaba aquel inútil rosario que el mercader que regalo... fue inservible para mi, espero esperaba que le pudiese hacer algún bien al alma libre de Fredercik, por ello, me despojé de el suavemente, lo coloqué en la tierra que le ocultaba y lo enterré a mínima profundidad - Un comerciante me regaló ese rosario alegando que me protegería... de aquel lobo... o de una bestia de la que todos los gitanos hablan en la ciudad, pero no me ha servido de nada. No creo que pueda haber peor demonio que la Muerte- Dije en voz baja al notar que el joven se acercaba por fin a mi lado.
Ash desenvainó el arma y me la ofreció. Me resulto extraño que el muchacho no tomase otra para tan si quiera defenderse, ademas, no soltó aquella pipan que le daba un aspecto elegante y masculino - No soltáis la pipa ni os defendéis con ningún arma... vos mismo. Hay refranes que dicen que el alumno llega a superar al maestro, esperemos que sea el caso - Dije con una sonrisa picarona y sugerente, totalmente impropia de mi, acercándome lentamente a el e intentando obviar aquellos ojos cautivadores. Los temía mas que el propio Ash, pues eran los únicos que conseguirían distraerme. A veces rogaba que no llegase el día en el que me preguntase el porque de no mirarle a los ojos.
Tomé el arma con firmeza pero sin fuerza, recordando los consejos que anteriormente el joven me facilitó. Por unos momentos recapacité e intenté entrar en razón cuando noté el peso del sable. No seria tan fácil manejarala como yo pensaba y tampoco quería dañar a Ash en un incidente con esta. De igual forma, cuando el joven pidió que pensase que el era aquel hombre, culpable de todo lo que estaba pasando, mentiría si dijese que no me enfurecí solo de pensarlo. Por ello, tomé el sable con la mano derecha, dirigiendo su eje en sentido contrario, para acercarme a el y propinarle una estocada directa a su pecho, que esperaba que esquivase sin problemas.
Keira Brandford- Humano Clase Baja
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Re: Las situaciones se complican
Durante aquel pesado rato en el que observó a la chica trabajar había estado en "Babia" sumergido en su propia mente, obviando por completo toda palabra que provenian de la mujer hasta que la vió deshacerse de un curioso colgante que decía era un regalo de un comerciante. Se suponía que dicho objeto debía de protegerla del mal, del lobo y de cualqueir otro demonio... ¿Gitanos? -Algún día tendréis que presentarme a ese hombre... me interesan sus artículos- arqueó una ceja en el mismo momento que la chica enterraba el amuleto sobre el cuerpo de su hermano -En la muerte todos somos iguales- cerró los ojos para pronunciar con voz solemne -Requiescat in pace, Frederick- los abrió entonces despacio para prepararse para el inicio del entrenamiento de Keira.
Ella tomó el sable sin vacilar tan siquiera ¿De verdad estaría tan dispuesta a aprender? Si era el caso, todo sería más sencillo de lo que Ash podría haber imaginado. La señorita se permitió incluso el lujo de burlarse picarona, gesto que llamó detenidamente la atención de Ash que correspondió con una sonrisa sugerente. -El alumno que superó al maestro fue el que comenzó callado y observando. Vuestro primer traspiés ha sido creeros tan buena como para lanzaros rauda a utilizar un sable- calló al ver que la chica se aproximaba con intención de propinar el primer golpe con una rápida estocada ¿Nada más? "Simple" pensó el vampiro que se sobró con un ligero paso hacia la derecha girando con delicadeza su cuerpo para que la cuchilla cortase el aire pasando frente a él.
Entonces tomó a Keira del brazo con la mano izquierda y con la derecha disparó un furioso puñetazo a su estómago, para continuar con el mismo giro violento del brazo de la muchacha de la vez anterior para que callese al suelo esta vez sin desarmarla -Mal, mal ¡Muy mal! Si en lugar de ser vuestro señor Ravnos fuese el estimable señor De Niro ya estaríais criando malvas junto a vuestro hermano ¡Sed más cruel, más fiera... pero a la vez mantened el temple- se alejó unos pasos de ella -Debeis pensar para conquistar vuestras emociones, no dejeis que sea el corazón quien doblegue a la mente. No intentes matarme, mátame- aclaró con la misma sonrisa juguetona de antes aunque pensaba que si la mujer continuaba con esa forma de ser tan pícara las situaciones podrían... complicarse aún más de lo que ya estaban.
Ella tomó el sable sin vacilar tan siquiera ¿De verdad estaría tan dispuesta a aprender? Si era el caso, todo sería más sencillo de lo que Ash podría haber imaginado. La señorita se permitió incluso el lujo de burlarse picarona, gesto que llamó detenidamente la atención de Ash que correspondió con una sonrisa sugerente. -El alumno que superó al maestro fue el que comenzó callado y observando. Vuestro primer traspiés ha sido creeros tan buena como para lanzaros rauda a utilizar un sable- calló al ver que la chica se aproximaba con intención de propinar el primer golpe con una rápida estocada ¿Nada más? "Simple" pensó el vampiro que se sobró con un ligero paso hacia la derecha girando con delicadeza su cuerpo para que la cuchilla cortase el aire pasando frente a él.
Entonces tomó a Keira del brazo con la mano izquierda y con la derecha disparó un furioso puñetazo a su estómago, para continuar con el mismo giro violento del brazo de la muchacha de la vez anterior para que callese al suelo esta vez sin desarmarla -Mal, mal ¡Muy mal! Si en lugar de ser vuestro señor Ravnos fuese el estimable señor De Niro ya estaríais criando malvas junto a vuestro hermano ¡Sed más cruel, más fiera... pero a la vez mantened el temple- se alejó unos pasos de ella -Debeis pensar para conquistar vuestras emociones, no dejeis que sea el corazón quien doblegue a la mente. No intentes matarme, mátame- aclaró con la misma sonrisa juguetona de antes aunque pensaba que si la mujer continuaba con esa forma de ser tan pícara las situaciones podrían... complicarse aún más de lo que ya estaban.
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
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Re: Las situaciones se complican
Cuando me disponía a atacar al joven, Ash se apartó hábilmente del lugar al que iba dirigido tal ataque. Tras ello, con una mano me tomó de un brazo y con la otra me propinó un puñetazo directo al estomago. Sentí el dolor, no demasiado como quizás hubiese esperado, pero suficiente como para hacer que me inclinase hacia delante y tosiese un par de veces. Acto seguido, el muchacho volvió a ejecutar la acción que anteriormente hizo para dejarme, una vez mas, en el suelo.
Respiré hondo y tomé todo el aire posible para intentar no ponerme nerviosa y cantarle las cuarentas por el golpe que acababa de darme -¿Es totalmente necesario que me propinéis golpes así? Acabareis por matarme antes de que aprenda a manejar el sable- dije con voz entrecortada, aun entumecida por lo sucedido. Me incorporé y volví a ponerme en pie, despacio, escuchando las palabras de Ash atentamente. Parecía ponerse furioso por el ataque que había realizado, tanto, que parecía estar entrenando a un tipo de bestia. Tras alejarse varios pasos, volvió a dedicarme aquellas palabras convincentes que me incitaban a querer atacarle aun mas, pero esta vez, acompañadas de una sonrisa sugerente que jamas le había visto, casi como la que yo le había enviado antes ¿En que se estaba convirtiendo esto? Se suponía que era un entrenamiento y parecía que todo iba a acabar como un baile entre polos opuestos queriendo atraerse. En realidad todo daba igual, lo único que debía intentar era no mirarle a los ojos.
-Como queráis, os intentaré matar entonces, mas no os quejéis si luego os daño- Dije con la sonrisa picarona y juguetona aun sin desaparecer. No iba a quedar inferior a Ash ante ningún gesto que el me mostrase, no quería parecer confusa o atemorizada ante el de ninguna forma. Si el quería jugar con las sonrisas yo debía de seguirselas
Volví a tomar el sable con firmeza y me acerqué a él pero esta vez mas rápido, lanzado un corte descendente diagonal seguido de otro ascendente en sentido contrario. Tras esto, di un saltó rápido hacia atrás y coloqué el sable en diagonal a la altura del pecho intentando protegerme de otra caída.
Respiré hondo y tomé todo el aire posible para intentar no ponerme nerviosa y cantarle las cuarentas por el golpe que acababa de darme -¿Es totalmente necesario que me propinéis golpes así? Acabareis por matarme antes de que aprenda a manejar el sable- dije con voz entrecortada, aun entumecida por lo sucedido. Me incorporé y volví a ponerme en pie, despacio, escuchando las palabras de Ash atentamente. Parecía ponerse furioso por el ataque que había realizado, tanto, que parecía estar entrenando a un tipo de bestia. Tras alejarse varios pasos, volvió a dedicarme aquellas palabras convincentes que me incitaban a querer atacarle aun mas, pero esta vez, acompañadas de una sonrisa sugerente que jamas le había visto, casi como la que yo le había enviado antes ¿En que se estaba convirtiendo esto? Se suponía que era un entrenamiento y parecía que todo iba a acabar como un baile entre polos opuestos queriendo atraerse. En realidad todo daba igual, lo único que debía intentar era no mirarle a los ojos.
-Como queráis, os intentaré matar entonces, mas no os quejéis si luego os daño- Dije con la sonrisa picarona y juguetona aun sin desaparecer. No iba a quedar inferior a Ash ante ningún gesto que el me mostrase, no quería parecer confusa o atemorizada ante el de ninguna forma. Si el quería jugar con las sonrisas yo debía de seguirselas
Volví a tomar el sable con firmeza y me acerqué a él pero esta vez mas rápido, lanzado un corte descendente diagonal seguido de otro ascendente en sentido contrario. Tras esto, di un saltó rápido hacia atrás y coloqué el sable en diagonal a la altura del pecho intentando protegerme de otra caída.
Keira Brandford- Humano Clase Baja
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Re: Las situaciones se complican
El vampiro una vez más supo leer sus movimientos. Evadió los dos primeros ataques con un rápido paso hacia atrás al mismo tiempo que ella dio un ligero brinco de la misma forma que Ash, adoptando una posición defensiva.
Este sonrió a la vez que comenzaba a caminar hacia Keira -¿Dudabais acaso de mis métodos? Querida, es de imperiosa necesidad que sufrais daños para que sepais cómo debéis alejaros ¡Es puro instinto de supervivencia!- gritó el egipcio mientras aceleraba el paso para colocarse frente a la muchacha.
Tomó su brazo derecho y retorció la carne del mismo con cierta crudeza, intentando que su compañera se doblase debido al dolor. Para ayudar a este gesto, quizá bastaría el siguiente puntapié que disparó hacia la espinilla de la mujer -El ser humano como todo ser vivo tiende a querer cosas, desea, sueña, anhela...- raudo, con una gran fuerza, agarró la hoja del sable y tiró hasta arrebatárselo de las manos a la ahora indefensa mujer.
Empuñó el arma con firmeza a pesar del gran corte que tenía en la mano, el cual comenzaba a curar justo después de recibirlo, dejando un rastro de sangre en la hoja como testigo mudo. -El ser humano...- dijo casi con desprecio -El ser humano es tan, tan débil querida Keira...- cedió un poco con aquella torcedura de brazo, pues el dolor debía de ser punzante y podría llegar a rompérselo si continuaba. Alzó el sable con intención de lanzar un poderoso mandoble que pondría fin a la insulsa existencia de la bella chica que se encontraba frente a él -Y por esa misma razón, porque es débil... ha de adaptarse y aprender a sobrevivir.- entonces lanzó un veloz tajo que hizo centellear el metal de la hoja como una estrella fugaz que cortó la arapienta falda de la muchacha por un lateral, dejando su pierna por completo al desnudo casi hasta la cintura. Ash sonrió pícaro sin apartar la vista de la deliciosa carne de la mujer -Por ello, teneis que sufrir dolor. Por sufrir dolor, aprenderéis cómo has de evadirlo. Al evadirlo, sobreviviréis ¡Y si sobrevivís podéis triunfar sobre la muerte de los vuestros!- la irguió con enorme entusiasmo y le dejó de nuevo el sable entre sus manos. Él tomó una rama muy similar a una vara que por fortuna se hallaba a escasos centímetros de ellos -¡En guarde!- avanzó hacia ella y comenzó a exhibir su esgrima propinando un golpe rápido directo hacia el hombro derecho de la mujer con un movimiento descendente que encadenó con un floreo directo hacia su cuello, como si quisiera cortarle la cabeza -Sabed evitar la muerte, amada compañera. Sabed evitar el dolor, la muerte ¡Vivid! ¡Existid para siempre! No espereis de mi compasión ni comprensión ¡Ahora mismo soy vuestro enemigo, vuestro futuro asesino! Sentid la ira, la rabia, controladla. Debeis saber cuando soltarla como si fuese una poderosa bocanada de fuego ¡Desarmadme!- decía mientras blandía su arma ejerciendo aquellos ataques. Disfrutaba como hacía mucho que no lo hacía a pesar de que no era exáctamente un combate sino una diminuta práctica.
Era consciente de que muy posible se estaría pasando con la novata, pero el castigo constituiría una gran voluntad para defenderse y evitar ser alcanzada por el rival. -¡Defensa y atacar, defensa y atacar!- parecía ser otro por completo, sus ojos parecían relucir con una llamarada verde mientras los clavaba diréctamente en las pupilas de la cantante, esperando que al menos el último ataque no llegase a rozarle el cuello o significaría que en un combate real habría muerto ¿Cómo lo podría evitar? Tenía esperanzas puestas en ella, no podía desaprovechar la angustia que ella debía de portar en su corazón.
Por otro lado, la oscura alma de Ash se desgarraba como si de una fina cortina se tratase, mas la violencia de un combate de esgrima mantenía ligeramente contenida a la bestia. En Keira quedaba la oportunidad de contraatacar y divertirle o poder sucumbir bajo el mortífero beso nocturno...
Este sonrió a la vez que comenzaba a caminar hacia Keira -¿Dudabais acaso de mis métodos? Querida, es de imperiosa necesidad que sufrais daños para que sepais cómo debéis alejaros ¡Es puro instinto de supervivencia!- gritó el egipcio mientras aceleraba el paso para colocarse frente a la muchacha.
Tomó su brazo derecho y retorció la carne del mismo con cierta crudeza, intentando que su compañera se doblase debido al dolor. Para ayudar a este gesto, quizá bastaría el siguiente puntapié que disparó hacia la espinilla de la mujer -El ser humano como todo ser vivo tiende a querer cosas, desea, sueña, anhela...- raudo, con una gran fuerza, agarró la hoja del sable y tiró hasta arrebatárselo de las manos a la ahora indefensa mujer.
Empuñó el arma con firmeza a pesar del gran corte que tenía en la mano, el cual comenzaba a curar justo después de recibirlo, dejando un rastro de sangre en la hoja como testigo mudo. -El ser humano...- dijo casi con desprecio -El ser humano es tan, tan débil querida Keira...- cedió un poco con aquella torcedura de brazo, pues el dolor debía de ser punzante y podría llegar a rompérselo si continuaba. Alzó el sable con intención de lanzar un poderoso mandoble que pondría fin a la insulsa existencia de la bella chica que se encontraba frente a él -Y por esa misma razón, porque es débil... ha de adaptarse y aprender a sobrevivir.- entonces lanzó un veloz tajo que hizo centellear el metal de la hoja como una estrella fugaz que cortó la arapienta falda de la muchacha por un lateral, dejando su pierna por completo al desnudo casi hasta la cintura. Ash sonrió pícaro sin apartar la vista de la deliciosa carne de la mujer -Por ello, teneis que sufrir dolor. Por sufrir dolor, aprenderéis cómo has de evadirlo. Al evadirlo, sobreviviréis ¡Y si sobrevivís podéis triunfar sobre la muerte de los vuestros!- la irguió con enorme entusiasmo y le dejó de nuevo el sable entre sus manos. Él tomó una rama muy similar a una vara que por fortuna se hallaba a escasos centímetros de ellos -¡En guarde!- avanzó hacia ella y comenzó a exhibir su esgrima propinando un golpe rápido directo hacia el hombro derecho de la mujer con un movimiento descendente que encadenó con un floreo directo hacia su cuello, como si quisiera cortarle la cabeza -Sabed evitar la muerte, amada compañera. Sabed evitar el dolor, la muerte ¡Vivid! ¡Existid para siempre! No espereis de mi compasión ni comprensión ¡Ahora mismo soy vuestro enemigo, vuestro futuro asesino! Sentid la ira, la rabia, controladla. Debeis saber cuando soltarla como si fuese una poderosa bocanada de fuego ¡Desarmadme!- decía mientras blandía su arma ejerciendo aquellos ataques. Disfrutaba como hacía mucho que no lo hacía a pesar de que no era exáctamente un combate sino una diminuta práctica.
Era consciente de que muy posible se estaría pasando con la novata, pero el castigo constituiría una gran voluntad para defenderse y evitar ser alcanzada por el rival. -¡Defensa y atacar, defensa y atacar!- parecía ser otro por completo, sus ojos parecían relucir con una llamarada verde mientras los clavaba diréctamente en las pupilas de la cantante, esperando que al menos el último ataque no llegase a rozarle el cuello o significaría que en un combate real habría muerto ¿Cómo lo podría evitar? Tenía esperanzas puestas en ella, no podía desaprovechar la angustia que ella debía de portar en su corazón.
Por otro lado, la oscura alma de Ash se desgarraba como si de una fina cortina se tratase, mas la violencia de un combate de esgrima mantenía ligeramente contenida a la bestia. En Keira quedaba la oportunidad de contraatacar y divertirle o poder sucumbir bajo el mortífero beso nocturno...
Ash Ravnos- Vampiro Clase Alta
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