AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Saliendo del trabajo (Benjamin)
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Saliendo del trabajo (Benjamin)
Por hoy ya había acabado mi turno de trabajo, en realidad había sido un día duro. Por desgracia, teníamos a unos niños enfermos en el hospital. Uno de ellos era un bebe de tan solos unos meses, este me recordaba a mi hermano pequeño, aquel al que perdí cuando yo solo tenía 10 años. Por eso me había centrado casi totalmente en él, no quería verle morir. Mis compañeras me habían visto tan centrada en él que me habían ayudado, por eso había sido yo la única enfermera que le había cuidado. Le di de comer, le puse a dormir y le di las medicinas. Cuando termine mi turno, casi no quería separarme de él porque tenía miedo que si me separaba de él moriría como le paso a mi hermano. Pero la enfermera que entraba después de mí, me prometió que cuidaría bien de él y me fui un poco más tranquila. Iba por las calles de Paris con mi vestido de color crema y pensando en cómo encontrar a mi hermano mellizo, que mis padres vendieron cuando era un recién nacido y en cómo cuidar mejor a los pacientes en el hospital.
Aun no quería volver a casa, nadie me esperaba allí. Si volvía estaría sola, sin nadie que hablara conmigo, sin nadie que me diera cariño. Por eso me quedaba en las calles, además tenia que comprar algunas cosas para la cena y así quizás conocería a alguien. Mientras iba andando saque de mi bolso de tela, el libro que actualmente estaba leyendo. Aunque me había costado de pequeña lo había hecho todo para poder estudiar y gracias a ello sabía leer y escribir. Pero estaba tan metida en la lectura que no me fijaba por donde iba hasta que al final choque con alguien. Por lo que note era un cuerpo masculino, pero mi cuerpo no era tan fuerte y por el impacto aunque había sido poco, di un traspiés y caí al suelo. Me quite el pelo de la cara y mire al chico con quien había chocado. Me sonroje, ese chico era muy atractivo.
-Siento haber chocado con usted, iba leyendo y no miraba por donde pisaba.
Le dije con una dulce sonrisa, se me notaba que era de clase media. Pero no me importaba que la gente supiera que sabía leer.
Aun no quería volver a casa, nadie me esperaba allí. Si volvía estaría sola, sin nadie que hablara conmigo, sin nadie que me diera cariño. Por eso me quedaba en las calles, además tenia que comprar algunas cosas para la cena y así quizás conocería a alguien. Mientras iba andando saque de mi bolso de tela, el libro que actualmente estaba leyendo. Aunque me había costado de pequeña lo había hecho todo para poder estudiar y gracias a ello sabía leer y escribir. Pero estaba tan metida en la lectura que no me fijaba por donde iba hasta que al final choque con alguien. Por lo que note era un cuerpo masculino, pero mi cuerpo no era tan fuerte y por el impacto aunque había sido poco, di un traspiés y caí al suelo. Me quite el pelo de la cara y mire al chico con quien había chocado. Me sonroje, ese chico era muy atractivo.
-Siento haber chocado con usted, iba leyendo y no miraba por donde pisaba.
Le dije con una dulce sonrisa, se me notaba que era de clase media. Pero no me importaba que la gente supiera que sabía leer.
Invitado- Invitado
Re: Saliendo del trabajo (Benjamin)
Benjamin iba paseando por las calles parisinas mientras iba silbando una alegre canción. Vestía con ropas sencillas pero de una calidad buena dentro de lo razonable para su bolsillo. No se había arrepentido de haber llegado a aquella ciudad, de dejar de lado su viejo y pequeño pueblo donde nunca más sería bien recibido. Allí había encontrado buenas gentes, una vida cultural apasionante y viajeros venidos de medio mundo que aceptaban contar su historia por alguna jarra de vino en cualquier taberna.
Por eso el escritor paseaba tan contento por la ciudad. Por eso silbaba y no prestaba atención a nada de lo que ocurría a su alrededor, sólo disfrutaba de la luz del sol en aquella fría tarde parisina.
Y por eso no se dio cuenta al girar la esquina de que se iba a topar de frente con alguien. El choque fue suave, pero aún así retrocedió un par de pasos para evitar la caída.
A sus pies vio a una hermosísima joven, de apenas una veintena de años. El escritor se apresuró a sonreír y agacharse, mientras le ofrecía la mano para ayudarla a levantarse. Le gustó el tacto de la suave piel de la chica.
-Ruego que me disculpéis, señorita-dijo Benjamin, visiblemente contrariado pero tratando de mostrarse amable-. Tendría que haberos visto, ha sido culpa mía. ¿Estáis bien? ¿Habéis sufrido algún daño?
Una vez que la joven estuvo en pie él se agachó y recogió el libro que había leído la mujer para devolvérselo, aunque antes trataría de ver de qué se trataba.
Por eso el escritor paseaba tan contento por la ciudad. Por eso silbaba y no prestaba atención a nada de lo que ocurría a su alrededor, sólo disfrutaba de la luz del sol en aquella fría tarde parisina.
Y por eso no se dio cuenta al girar la esquina de que se iba a topar de frente con alguien. El choque fue suave, pero aún así retrocedió un par de pasos para evitar la caída.
A sus pies vio a una hermosísima joven, de apenas una veintena de años. El escritor se apresuró a sonreír y agacharse, mientras le ofrecía la mano para ayudarla a levantarse. Le gustó el tacto de la suave piel de la chica.
-Ruego que me disculpéis, señorita-dijo Benjamin, visiblemente contrariado pero tratando de mostrarse amable-. Tendría que haberos visto, ha sido culpa mía. ¿Estáis bien? ¿Habéis sufrido algún daño?
Una vez que la joven estuvo en pie él se agachó y recogió el libro que había leído la mujer para devolvérselo, aunque antes trataría de ver de qué se trataba.
Benjamin Griezmann- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 16/12/2011
Re: Saliendo del trabajo (Benjamin)
Mire bien al chico con quien había chocado, parecía de clase media como yo. Pero yo solo podía sonreír, la verdad es que no solía sonreír sin motivo pero con solo verle me daban ganas de sonreír aunque no le conociera. Pero sabía que era buena persona porque tenía esa especie de "don" por decirlo de alguna forma, creo que gracias a mi trabajo como enfermera sabia como era la gente. Cuando se agacho y me estiro la mano, le sonreí dulcemente con una mirada tierna, me cogí a su mano y me levante. Su mano estaba bien cuidada, tenía la piel suave por lo que deduje que no hacia trabajos duros pero me gustaba mucho esa suavidad. Pero no dejaba de sonreírle con dulzura.
-Gracias. Estoy bien, no he sufrido daño alguno. Me cuido todo lo que puedo.
Dije sin dejar de sonreír, era verdad que me cuidaba. Ya que como era enfermera prefería cuidar de los demás, me preocupaba antes por ellos que por mí. Por eso me cuidaba para no ponerme enferma y no hacerme daño. Vi como recogió mi libro y solo pude sonreír. Aquel libro hablaba sobre la historia de un hombre que hacia un viaje, conociendo nuevos lugares, nuevas culturas y nuevas personas. Me gustaba bastante, hacia poco que me lo había comprado pero me había atrapado totalmente y no dejaba de leerlo cuando tenia algún momento. Tenía bastante imaginación y podía imaginarme lo que pasaba en el libro además de que algunas veces escribía en casa aunque no era tan buena como los escritores de las novelas pero nunca había roto esas historias sobre todo porque eran mis sueños plasmados en papel. Pero le miraba y parecía feliz y esperaba a que me devolviera el libro.
-Se le ve muy feliz. Así que supongo que habrá tenido un buen día.
Me gustaba importarme por los demás aunque no les conociera, pero quería conocer a ese hombre. Me llamaba la atención, me parecía atractivo y quería conocerle.
-Gracias. Estoy bien, no he sufrido daño alguno. Me cuido todo lo que puedo.
Dije sin dejar de sonreír, era verdad que me cuidaba. Ya que como era enfermera prefería cuidar de los demás, me preocupaba antes por ellos que por mí. Por eso me cuidaba para no ponerme enferma y no hacerme daño. Vi como recogió mi libro y solo pude sonreír. Aquel libro hablaba sobre la historia de un hombre que hacia un viaje, conociendo nuevos lugares, nuevas culturas y nuevas personas. Me gustaba bastante, hacia poco que me lo había comprado pero me había atrapado totalmente y no dejaba de leerlo cuando tenia algún momento. Tenía bastante imaginación y podía imaginarme lo que pasaba en el libro además de que algunas veces escribía en casa aunque no era tan buena como los escritores de las novelas pero nunca había roto esas historias sobre todo porque eran mis sueños plasmados en papel. Pero le miraba y parecía feliz y esperaba a que me devolviera el libro.
-Se le ve muy feliz. Así que supongo que habrá tenido un buen día.
Me gustaba importarme por los demás aunque no les conociera, pero quería conocer a ese hombre. Me llamaba la atención, me parecía atractivo y quería conocerle.
Invitado- Invitado
Re: Saliendo del trabajo (Benjamin)
-Me alegra oírlo-respondió cuando la joven le dijo que se encontraba bien. Benjamin le devolvió la sonrisa, sin saber muy bien qué decir. A pesar de sus más de treinta años era consciente de que se portaba como un adolescente primerizo, pero no le importaba. Se fijó en cómo la chica sonreía; le parecía muy curiosa la forma que tenía de hacerlo, cómo brillaban sus ojos y movía los labios. Unos labios que, ahora que se fijaba, parecían bastante carnosos y suaves. Pensó que el hombre que pudiera besarlos cada noche podría considerarse muy afortunado.
Para dejar de mirarla tan descaradamente abierta el escritor bajó la mirada al libro que había recogido del suelo. Parecía una novela, y el nombre del autor le resultaba familiar, pero estaba seguro de que no había tenido ocasión de leerla. Le devolvió el libro a la joven, que le había hablado casi sin que se diera cuenta.
-¿Perdón? Ah, sí, hoy ha sido un día muy bueno-respondió Benjamin tras procesar la información-. En general han sido unas semanas muy buenas para mí, de esas que sientes que eres el más afortunado entre los hombres-se encogió de hombros, quitándole importancia. Volvió a sonreír y la miró de nuevo a los ojos-. Pero toda esa felicidad se esfumaría como una nube de polvo arrastrada por el viento si no aceptarais a decirme vuestro nombre, señorita-hizo una pequeña reverencia y se llevó la mano a la cabeza, dando a entender que si hubiera tenido sombrero se lo habría quitado-. Mis padres tuvieron a bien llamarme Benjamin Griezmann, y es para mí un placer conocerla y servirla en todo lo que pueda. Y tenga por seguro que haré lo que esté en mi mano para reparar el daño que le haya podido causar.
Para dejar de mirarla tan descaradamente abierta el escritor bajó la mirada al libro que había recogido del suelo. Parecía una novela, y el nombre del autor le resultaba familiar, pero estaba seguro de que no había tenido ocasión de leerla. Le devolvió el libro a la joven, que le había hablado casi sin que se diera cuenta.
-¿Perdón? Ah, sí, hoy ha sido un día muy bueno-respondió Benjamin tras procesar la información-. En general han sido unas semanas muy buenas para mí, de esas que sientes que eres el más afortunado entre los hombres-se encogió de hombros, quitándole importancia. Volvió a sonreír y la miró de nuevo a los ojos-. Pero toda esa felicidad se esfumaría como una nube de polvo arrastrada por el viento si no aceptarais a decirme vuestro nombre, señorita-hizo una pequeña reverencia y se llevó la mano a la cabeza, dando a entender que si hubiera tenido sombrero se lo habría quitado-. Mis padres tuvieron a bien llamarme Benjamin Griezmann, y es para mí un placer conocerla y servirla en todo lo que pueda. Y tenga por seguro que haré lo que esté en mi mano para reparar el daño que le haya podido causar.
Benjamin Griezmann- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 16/12/2011
Re: Saliendo del trabajo (Benjamin)
Me parecía alguien tímido en cuanto a entablar conversación, pero a la vez también le gustaba conocer gente nueva. Me gustaban esas personas porque siempre estaban abiertas a nuevas amistades. Mis ojos no dejaban de mirarle con aquella mirada tierna y mis labios seguían curvados en aquella sonrisa dulce y inalterable. Podía ver cómo me miraba pero me gustaba, siempre gustaba que te miraran de alguna forma aunque solo fuera por casualidad. Cogí con mis suaves manos aquel libro cogiéndolo con una mano a un lado de mi cuerpo pero con firmeza.
-Entonces eso es motivo de alegría, siempre se debe alegrar cuando las cosas van bien.
Dije sonriendo con dulzura y a la vez alegría, siempre me alegraba de cuando a la gente le iban bien las cosas. Pero sus palabras siguientes me hicieron sonrojar pero no consiguieron borrar mi sonrisa. Era un hombre atento, caballeroso y servicial, era todo un caballero. Algo que me gustaba muchísimo en los hombres. Quite un mechón de cabello de mi rostro poniéndolo detrás de mi oreja y sonreí de nuevo.
-Su nombre es precioso, mi nombre es Hillary Cleo Sprouse. Es un honor conocerle, Benjamin. Y aunque no me he hecho daño, me gustaría pasar tiempo en su compañía.
Lo necesitaba, sentía mucha curiosidad hacia él y era tan atractivo... solo quería saber cosas de él, de donde venia, como había sido su vida, de que trabajaba... necesitaba saber cosas de él aunque fuera insignificante.
-Entonces eso es motivo de alegría, siempre se debe alegrar cuando las cosas van bien.
Dije sonriendo con dulzura y a la vez alegría, siempre me alegraba de cuando a la gente le iban bien las cosas. Pero sus palabras siguientes me hicieron sonrojar pero no consiguieron borrar mi sonrisa. Era un hombre atento, caballeroso y servicial, era todo un caballero. Algo que me gustaba muchísimo en los hombres. Quite un mechón de cabello de mi rostro poniéndolo detrás de mi oreja y sonreí de nuevo.
-Su nombre es precioso, mi nombre es Hillary Cleo Sprouse. Es un honor conocerle, Benjamin. Y aunque no me he hecho daño, me gustaría pasar tiempo en su compañía.
Lo necesitaba, sentía mucha curiosidad hacia él y era tan atractivo... solo quería saber cosas de él, de donde venia, como había sido su vida, de que trabajaba... necesitaba saber cosas de él aunque fuera insignificante.
Invitado- Invitado
Re: Saliendo del trabajo (Benjamin)
-No diga tonterías señorita Sprouse-dijo Benjamin, todavía sonriente-. Su nombre es mucho más hermoso que el mía, ¿dónde habríamos de llegar?-justo entonces Hilary aceptó su invitación. Más feliz que una perdiz el escritor le ofreció su brazo y comenzó a andar hacia ningún lado en particular-. No sabe cuánto me agrada oír eso-empezó a decir-. ¿Qué querría hacer? ¿Tal vez una taza de chocolate? ¿Un agradable paseo por el parque? ¿O alguna sesión de teatro?
Benjamin estaba contento y no podía esconderlo. No sabía por qué, no encontraba ninguna razón lógica para ello, pero estaba contento. Desde que había llegado a París todo iba viento en popa y ahora tenía una hermosísima joven del brazo y paseaba junto a ella por las calles de París.
-Contadme señorita Sprouse, ¿a qué os dedicáis? ¿Qué hacéis normalmente? ¿A dónde os dirigíais?-preguntó, interesado por la vida de la mujer que tenía a su lado-. Espero que no haya interrumpido algo importante que estuvierais haciendo en estos momentos.
Benjamin estaba contento y no podía esconderlo. No sabía por qué, no encontraba ninguna razón lógica para ello, pero estaba contento. Desde que había llegado a París todo iba viento en popa y ahora tenía una hermosísima joven del brazo y paseaba junto a ella por las calles de París.
-Contadme señorita Sprouse, ¿a qué os dedicáis? ¿Qué hacéis normalmente? ¿A dónde os dirigíais?-preguntó, interesado por la vida de la mujer que tenía a su lado-. Espero que no haya interrumpido algo importante que estuvierais haciendo en estos momentos.
Benjamin Griezmann- Humano Clase Media
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 16/12/2011
Re: Saliendo del trabajo (Benjamin)
Mis mejillas volvieron a sonrojarse cuando alago mi nombre, todo con aquel hombre era diferente. No sabía porque pero nunca me había pasado algo igual, nunca me había sentido tan bien en presencia de un hombre. Solo pude sonreír y cogerme a su brazo, me sentía bien caminando con él a mi lado. Me gustaría pasar todo el tiempo posible con él así que pensé un poco en lo que podíamos hacer y ladee la cabeza para mirarle con una sonrisa dulce. Y metiendo mi libro en mi bolso de tela.
-¿Le gustaría que diéramos un paseo por el parque y después tomáramos una taza de chocolate caliente?
Dije sin parar de sonreírle, la verdad es que durante el paseo y tomándonos la taza de chocolate podíamos hablar. Cuando me pregunto de que trabajaba recordé al bebe que había estado cuidando durante todo el día, tenía el cariño maternal a flor de piel y eso había hecho que en el trabajo me ocupar casi siempre de los niños pequeños que por desgracia había en el hospital. Por eso siempre trabajaba duro con ellos para que no tuvieran que pasar mucho tiempo enfermos. Pero le mire con una sonrisa poniendo la otra mano en su brazo acercándome un poco más a él.
-No se preocupe, no estaba haciendo nada importante había acabado de trabajar y no quería volver a casa. No tengo a nadie y en casa me sentiría demasiado sola. Trabajo como enfermera en el hospital, normalmente cuando salgo de trabajar me voy directamente a casa pero como le he dicho no quería estarme sola en casa. Y usted Benjamin, ¿a qué se dedica?
Le sonreí mirándole a los ojos sin separarme de él esperando su respuesta la verdad es que quería saberlo todo de él.
-¿Le gustaría que diéramos un paseo por el parque y después tomáramos una taza de chocolate caliente?
Dije sin parar de sonreírle, la verdad es que durante el paseo y tomándonos la taza de chocolate podíamos hablar. Cuando me pregunto de que trabajaba recordé al bebe que había estado cuidando durante todo el día, tenía el cariño maternal a flor de piel y eso había hecho que en el trabajo me ocupar casi siempre de los niños pequeños que por desgracia había en el hospital. Por eso siempre trabajaba duro con ellos para que no tuvieran que pasar mucho tiempo enfermos. Pero le mire con una sonrisa poniendo la otra mano en su brazo acercándome un poco más a él.
-No se preocupe, no estaba haciendo nada importante había acabado de trabajar y no quería volver a casa. No tengo a nadie y en casa me sentiría demasiado sola. Trabajo como enfermera en el hospital, normalmente cuando salgo de trabajar me voy directamente a casa pero como le he dicho no quería estarme sola en casa. Y usted Benjamin, ¿a qué se dedica?
Le sonreí mirándole a los ojos sin separarme de él esperando su respuesta la verdad es que quería saberlo todo de él.
Invitado- Invitado
Re: Saliendo del trabajo (Benjamin)
-Me parece una idea fantástica-respondió Benjamin mientras se encaminaba hacia el parque con Hilary de su brazo. Tenía que reconocer que se ponía aún más bonita cuando se sonrojaba-. Estoy seguro de que pasaremos un estupendo rato.
Mientras avanzaban Benjamin observó que algunos viandantes les observaban, sin duda eran una extraña pareja. Por un lado una hermosa jovencita de aspecto angelical; por otra él, que debía de sacarle por lo menos una decena de años, un pobre funcionario y escritor venido a menos. Pero a pesar de todo se sentía bien, con el mundo y consigo mismo.
-No digáis tonterías-dijo Benjamin al oír que no tenía a nadie más en casa-. Me parece difícil de creer eso que me contáis. ¿Nadie? Me resultaría sumamente impensable que una mujer tan hermosa como vos no tenga a hijos de la nobleza o de ricos mercaderes deseando cortejarla, llevarla a pasear o a tomar cualquier golosina-dijo el escritor sin cortarse demasiado. Era la ventaja de ser más viejo que su acompañante, la vergüenza acababa pasando a un segundo plano-. ¿Trabajáis en el hospital? Lo tendré en cuenta, así si enfermo pediré que seáis vos en persona quién me atienda-dijo con una amable sonrisa.
Sin embargo, tardó un poco más en responder a la pregunta que le hacía Hillary. Por un lado quería impresionarla, pero por otro no quería parecer algún prepotente sabiondo. Así que al final se encogió de hombros y respondió con sinceridad.
-¿Yo? Trabajo en el ayuntamiento como secretario. Redacto papeles, los llevo de un lado a otro, compruebo que todo esté en orden… Todo bastante aburrido, la verdad. Pero me permite vivir con razonable holgura aunque sin excesivos dispendios. ¿De dónde sois?-preguntó entonces-. Yo he llegado hace poco a la ciudad, vengo de un pequeño pueblo cerca de Nantes, en la costa.
Mientras avanzaban Benjamin observó que algunos viandantes les observaban, sin duda eran una extraña pareja. Por un lado una hermosa jovencita de aspecto angelical; por otra él, que debía de sacarle por lo menos una decena de años, un pobre funcionario y escritor venido a menos. Pero a pesar de todo se sentía bien, con el mundo y consigo mismo.
-No digáis tonterías-dijo Benjamin al oír que no tenía a nadie más en casa-. Me parece difícil de creer eso que me contáis. ¿Nadie? Me resultaría sumamente impensable que una mujer tan hermosa como vos no tenga a hijos de la nobleza o de ricos mercaderes deseando cortejarla, llevarla a pasear o a tomar cualquier golosina-dijo el escritor sin cortarse demasiado. Era la ventaja de ser más viejo que su acompañante, la vergüenza acababa pasando a un segundo plano-. ¿Trabajáis en el hospital? Lo tendré en cuenta, así si enfermo pediré que seáis vos en persona quién me atienda-dijo con una amable sonrisa.
Sin embargo, tardó un poco más en responder a la pregunta que le hacía Hillary. Por un lado quería impresionarla, pero por otro no quería parecer algún prepotente sabiondo. Así que al final se encogió de hombros y respondió con sinceridad.
-¿Yo? Trabajo en el ayuntamiento como secretario. Redacto papeles, los llevo de un lado a otro, compruebo que todo esté en orden… Todo bastante aburrido, la verdad. Pero me permite vivir con razonable holgura aunque sin excesivos dispendios. ¿De dónde sois?-preguntó entonces-. Yo he llegado hace poco a la ciudad, vengo de un pequeño pueblo cerca de Nantes, en la costa.
Benjamin Griezmann- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 16/12/2011
Re: Saliendo del trabajo (Benjamin)
Sonreí a sus palabras mientras caminábamos el uno junto al otro y yendo hacia el parque. No me importaba que los demás nos vieran porque no me importaba que me vieran con él, es mas quería que me vieran. Porque no me escondía jamás y menos en aquel momento que me sentía tan feliz. No sabía porque pero desde que estaba al lado de Benjamin me sentía mas feliz que nunca. Le mire cuando dijo que le parecía impensable que yo no tuviera nadie. Pues sí, no tenía a nadie. Aunque deseaba mucho el enamorarme de alguien y poder casarme y formar una familia.
-Pues puede creérselo, no hay nadie que me desee. Nadie se ha enamorado de mi.
Dije mirándole a los ojos, pero cuando me dijo que él me desearía como enfermera si se ponía enfermo me hacia sonrojar. Le miraba dulcemente a los ojos con las mejillas sonrojadas, me gustaba muchísimo pero esas cosas siempre me hacían sonrojar y si esas palabras las decía él me gustaba mucho mas.
-Si, un día se pone enfermo estaré encantada de cuidarle hasta que se recupere.
Sonreí dulcemente cuando me dijo su trabajo. La verdad es que su trabajo era importante, gracias a eso las cosas a los de la clase media no nos iba tan mal como podía irnos.
-Su trabajo es importante para que las cosas vayan bien. Si usted no hiciera ese trabajo a nosotros, los de clase media, nos iría mucho peor. Pero soy de Italiana, exactamente vengo de Roma. Me mude hace unos cinco años con una mujer anciana con la que vivía... mis padres siguen en Roma... y aunque parezca cruel no me importa lo que les pase.
Le mire con un poco de tristeza en los ojos porque nunca había tenido el cariño de unos padres pero eso rápidamente cambio a la ternura con la que le miraba.
-Pues puede creérselo, no hay nadie que me desee. Nadie se ha enamorado de mi.
Dije mirándole a los ojos, pero cuando me dijo que él me desearía como enfermera si se ponía enfermo me hacia sonrojar. Le miraba dulcemente a los ojos con las mejillas sonrojadas, me gustaba muchísimo pero esas cosas siempre me hacían sonrojar y si esas palabras las decía él me gustaba mucho mas.
-Si, un día se pone enfermo estaré encantada de cuidarle hasta que se recupere.
Sonreí dulcemente cuando me dijo su trabajo. La verdad es que su trabajo era importante, gracias a eso las cosas a los de la clase media no nos iba tan mal como podía irnos.
-Su trabajo es importante para que las cosas vayan bien. Si usted no hiciera ese trabajo a nosotros, los de clase media, nos iría mucho peor. Pero soy de Italiana, exactamente vengo de Roma. Me mude hace unos cinco años con una mujer anciana con la que vivía... mis padres siguen en Roma... y aunque parezca cruel no me importa lo que les pase.
Le mire con un poco de tristeza en los ojos porque nunca había tenido el cariño de unos padres pero eso rápidamente cambio a la ternura con la que le miraba.
Invitado- Invitado
Re: Saliendo del trabajo (Benjamin)
-Me temo que, entonces, el mundo está lleno de ciegos al no veros. O bien vos os equivocáis; y hay hombres que desearían estar ahora en mi lugar y gozar de vuestra compañía, señorita Sprouse. Pero tal vez no le hayáis dado la oportunidad aún-dijo Benjamin, todavía con la misma sonrisa de antes en el rostro-. Pero no os desaniméis, estoy seguro de que tarde o temprano encontraréis un buen hombre que os ame y os cuide-continuó diciendo el funcionario. Y ese hombre sería muy afortunado, pensó. Cuando Hilary aseguró que ella le cuidaría el escritor rió ante el comentario-. Lo tendré en cuenta, no lo dude. Puede que incluso enferme a propósito y así tener una excusa para verla de nuevo.
Calló durante unos instantes, pensativo, preguntándose qué estaba haciendo. Al fin y al cabo tenía enfrente a una joven, casi una niña a la que debía de sacarle bastante edad. ¿Aquél comportamiento era el más adecuado? Bueno, sólo estaba dando un paseo para disculparse por la caída, ¿no? Benjamin se repetía eso una y otra vez, aunque cada vez que miraba las mejillas sonrojadas de Hillary no podía evitar sonreír aún más. Y aquellos ojos eran preciosos. Y la figura que se insinuaban bajo el vestido… No. No viejo. Era demasiado joven. Y él demasiado mayor.
Mientras continuaban andando Benjamin la seguía escuchando, atento a su relato. Al oír aquello último el funcionario la miró desde arriba (era más alto que ella) y le sonrió con amabilidad.
-No soy nadie para juzgaros, señorita Sprouse. Cada uno ha vivido su vida y ha sufrido los condicionantes para que tener sus sentimientos y formas de pensar. No voy a juzgaros, descuidad. Sólo celebro que ahora estéis aquí y gocéis de buena salud.
Guardó silencio unos instantes, pensativo.
-Debéis de ser ya una experta en ésta ciudad entonces, si lleváis aquí cinco años. Yo apenas llegué hace unas pocas semanas, espero poder confiar en usted para que me enseñe las maravillas de éstas calles-dijo con el mismo tono amable de antes-. Si no os molesta, claro.
Calló durante unos instantes, pensativo, preguntándose qué estaba haciendo. Al fin y al cabo tenía enfrente a una joven, casi una niña a la que debía de sacarle bastante edad. ¿Aquél comportamiento era el más adecuado? Bueno, sólo estaba dando un paseo para disculparse por la caída, ¿no? Benjamin se repetía eso una y otra vez, aunque cada vez que miraba las mejillas sonrojadas de Hillary no podía evitar sonreír aún más. Y aquellos ojos eran preciosos. Y la figura que se insinuaban bajo el vestido… No. No viejo. Era demasiado joven. Y él demasiado mayor.
Mientras continuaban andando Benjamin la seguía escuchando, atento a su relato. Al oír aquello último el funcionario la miró desde arriba (era más alto que ella) y le sonrió con amabilidad.
-No soy nadie para juzgaros, señorita Sprouse. Cada uno ha vivido su vida y ha sufrido los condicionantes para que tener sus sentimientos y formas de pensar. No voy a juzgaros, descuidad. Sólo celebro que ahora estéis aquí y gocéis de buena salud.
Guardó silencio unos instantes, pensativo.
-Debéis de ser ya una experta en ésta ciudad entonces, si lleváis aquí cinco años. Yo apenas llegué hace unas pocas semanas, espero poder confiar en usted para que me enseñe las maravillas de éstas calles-dijo con el mismo tono amable de antes-. Si no os molesta, claro.
Benjamin Griezmann- Humano Clase Media
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 16/12/2011
Re: Saliendo del trabajo (Benjamin)
Sonreí con un poco de sonrojo en las mejillas y mirando a sus ojos. La verdad es que no sabía si había o no alguien detrás de mi pero no, prefiero que si alguien me quería me lo dijese. Pero ahora con Benjamin me sentía muy bien, pero yo también quería saber si había alguna mujer en su vida. Porque esa mujer sí que sería afortunada, porque veía a Benjamin como el mejor hombre que había conocido y lo era.
-¿Y usted comparte su vida con una mujer?
Dije mirándole a los ojos, reí dulcemente cuando me digo que quizás enfermase a propósito solo para verme, yo en ese momento me puse un mechón de cabello detrás de la oreja mientras le miraba dulcemente a los ojos y en mis labios se dibujaba aquella sonrisa tierna que tanto utilizaba, casi lo utilizaba sin darme cuenta porque era mi personalidad.
La verdad es que me alegraba de que no me juzgara porque yo no había vivido la mejor vida pero al menos me alegraba de que él me entenderá. Pero me sentía muy bien con Benjamin, le quería contar que estaba buscando a mi hermano mellizo aquel que los sinvergüenzas de mis padres habían vendido cuando era solo un recién nacido.
-Gracias por entenderme, la verdad es que mi infancia no fue la mejor.
Cuando me dijo que le hiciera de guía, solo pude sonreír, mi mano libre (del brazo donde llevaba el bolso) bajo por su brazo hasta su mano la cual acaricie mientras mi otro brazo seguía cogido a su brazo. Le mire.
-Encantada de hacerle de guía, yo sobretodo me voy de paseo por los alrededores de Paris. Me gusta la naturaleza aunque me sé de memoria Paris. Así que si quiere ver algo en concreto yo se lo puedo enseñar o le enseño todo lo que hay en Paris.
-¿Y usted comparte su vida con una mujer?
Dije mirándole a los ojos, reí dulcemente cuando me digo que quizás enfermase a propósito solo para verme, yo en ese momento me puse un mechón de cabello detrás de la oreja mientras le miraba dulcemente a los ojos y en mis labios se dibujaba aquella sonrisa tierna que tanto utilizaba, casi lo utilizaba sin darme cuenta porque era mi personalidad.
La verdad es que me alegraba de que no me juzgara porque yo no había vivido la mejor vida pero al menos me alegraba de que él me entenderá. Pero me sentía muy bien con Benjamin, le quería contar que estaba buscando a mi hermano mellizo aquel que los sinvergüenzas de mis padres habían vendido cuando era solo un recién nacido.
-Gracias por entenderme, la verdad es que mi infancia no fue la mejor.
Cuando me dijo que le hiciera de guía, solo pude sonreír, mi mano libre (del brazo donde llevaba el bolso) bajo por su brazo hasta su mano la cual acaricie mientras mi otro brazo seguía cogido a su brazo. Le mire.
-Encantada de hacerle de guía, yo sobretodo me voy de paseo por los alrededores de Paris. Me gusta la naturaleza aunque me sé de memoria Paris. Así que si quiere ver algo en concreto yo se lo puedo enseñar o le enseño todo lo que hay en Paris.
Invitado- Invitado
Re: Saliendo del trabajo (Benjamin)
[Off-Rol]Lo primero, perdón por el retraso. Pero ya se sabe, las navidades :__[/Off-Rol]
-No, me temo que no- dijo Benjamin con un tono natural y con la misma sonrisa de siempre-. En mi pueblo tuve algún amorío, pero nada demasiado especial ni serio. Supongo que nunca encontré una mujer de la que enamorarme y con la que compartir mis días-ésta vez su sonrisa se volvió un poco más triste, aunque tampoco nada del otro mundo-. Y en París todavía no he tenido ocasión de conocer a demasiadas mujeres de las que enamorarme. Pero espero que eso cambie pronto-rió de nuevo sin perder el buen humor.
Siguieron andando, a un paso tranquilo, disfrutando de la tarde. Todavía no había terminado de anochecer y la temperatura era agradable; tenía una linda mujer colgada de su brazo y la conversación era amena, así que el escritor no podría haber pedido mucho más. Y mucho menos al ver aquella sonrisa enmarcada en aquellos labios. Si él mismo hubiera sido más joven se habría sentido mucho más tentado de besarla de lo que ya estaba. Pero no, era mucho más viejo que ella. Tenía que recordárselo continuamente.
-No hay nada que agradecer señorita Sprouse. Cada uno tiene su vida y yo no soy nadie para juzgar la de los demás. Si pensáis así tendréis vuestras razones-dijo con un tono amable. Y su sonrisa se ensanchó más aún al sentir el roce de la mano de Hillay contra la suya. Se entretuvo en mirarla a los ojos un rato más de la cuenta y acercó más a la mujer contra él. A pesar del olor a medicinas y a hospital le agradaba cómo olía Hillary-. Mostradme lo que deseéis mi señora. Estoy segura que de vos sólo puedo esperar ver cosas hermosas…-hizo una breve pausa y, cuando pareció que había terminado de hablar, volvió a mirarla directamente a los ojos y le habló con un tono en la voz que podría haber significado muchas cosas-. Aunque sin duda todo París palidecería si la comparara con la hermosura de sus ojos.
Dicho esto sonrió y por fin llegaron al jardín hacia el que se dirigían.
-No, me temo que no- dijo Benjamin con un tono natural y con la misma sonrisa de siempre-. En mi pueblo tuve algún amorío, pero nada demasiado especial ni serio. Supongo que nunca encontré una mujer de la que enamorarme y con la que compartir mis días-ésta vez su sonrisa se volvió un poco más triste, aunque tampoco nada del otro mundo-. Y en París todavía no he tenido ocasión de conocer a demasiadas mujeres de las que enamorarme. Pero espero que eso cambie pronto-rió de nuevo sin perder el buen humor.
Siguieron andando, a un paso tranquilo, disfrutando de la tarde. Todavía no había terminado de anochecer y la temperatura era agradable; tenía una linda mujer colgada de su brazo y la conversación era amena, así que el escritor no podría haber pedido mucho más. Y mucho menos al ver aquella sonrisa enmarcada en aquellos labios. Si él mismo hubiera sido más joven se habría sentido mucho más tentado de besarla de lo que ya estaba. Pero no, era mucho más viejo que ella. Tenía que recordárselo continuamente.
-No hay nada que agradecer señorita Sprouse. Cada uno tiene su vida y yo no soy nadie para juzgar la de los demás. Si pensáis así tendréis vuestras razones-dijo con un tono amable. Y su sonrisa se ensanchó más aún al sentir el roce de la mano de Hillay contra la suya. Se entretuvo en mirarla a los ojos un rato más de la cuenta y acercó más a la mujer contra él. A pesar del olor a medicinas y a hospital le agradaba cómo olía Hillary-. Mostradme lo que deseéis mi señora. Estoy segura que de vos sólo puedo esperar ver cosas hermosas…-hizo una breve pausa y, cuando pareció que había terminado de hablar, volvió a mirarla directamente a los ojos y le habló con un tono en la voz que podría haber significado muchas cosas-. Aunque sin duda todo París palidecería si la comparara con la hermosura de sus ojos.
Dicho esto sonrió y por fin llegaron al jardín hacia el que se dirigían.
Benjamin Griezmann- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 16/12/2011
Re: Saliendo del trabajo (Benjamin)
OFF: No pasa nada ^^ yo también estoy atareada con las vacaciones
Me sorprendía que no hubiera una mujer en su vida, porque a mí me daba la sensación de que era el mejor hombre que se podía tener en tu vida. A él le había pasado como a mí, había tenido alguna cosa pero nada serio, eso me había pasado a mí, los chicos con los que había estado no habían logrado que me enamorara de ellos como para pasar mi vida con ellos y además habían jugado conmigo y me habían hecho daño por eso jamás había encontrado el amor de verdad. Sonreí poniendo un mechón de pelo detrás de mi oreja y la verdad es que me gustaba mucho como reía. Y eso me hacia sonreír y hasta reír a mi también. Le miraba a los ojos y debía decir que me daban ganas de besarle pero no quería ser… maleducada… o demasiado lanzada…
Solo sonreí cuando me dijo que no me juzgaría, ¿dónde había estado durante toda mi vida? Me sentí mas pegada a él mientras nuestros ojos no se despegaban, no me había sentido tan bien en toda mi vida. Pero como no había apartado la mano supuse que no le molestaba mi toque y deje allí mi mano cogiendo la suya. Por el camino que íbamos sabia que llegaríamos a los jardines, unos jardines preciosos que parecían esconder toda la belleza de Paris dentro de ellos.
-Entonces, nuestra primera parada serán unos jardines. Pueden parecer simples pero cuando lleguemos vera que son una de las cosas más hermosas que hay en Paris.
Dije sonriendo, con aquella voz dulce que todos conocían de mí. Pero entonces oí lo que me decía y mis mejillas se sonrojaron de nuevo, yo no me consideraba una belleza pero que me lo dijeran me hacia sonrojar.
-¿De verdad lo cree? Yo no me considero tan atractiva como dice.
Dije aun con el sonrojo en mis mejillas, pero fijando mi mirada en la suya. Lleguemos a los jardines y sonreí haciendo que esa sonrisa también subiera a mis ojos. Le apreté un poco la mano y me acerque un poco más a él, sintiendo su cuerpo contra el mío.
-¿Es bonito, verdad?
Me sorprendía que no hubiera una mujer en su vida, porque a mí me daba la sensación de que era el mejor hombre que se podía tener en tu vida. A él le había pasado como a mí, había tenido alguna cosa pero nada serio, eso me había pasado a mí, los chicos con los que había estado no habían logrado que me enamorara de ellos como para pasar mi vida con ellos y además habían jugado conmigo y me habían hecho daño por eso jamás había encontrado el amor de verdad. Sonreí poniendo un mechón de pelo detrás de mi oreja y la verdad es que me gustaba mucho como reía. Y eso me hacia sonreír y hasta reír a mi también. Le miraba a los ojos y debía decir que me daban ganas de besarle pero no quería ser… maleducada… o demasiado lanzada…
Solo sonreí cuando me dijo que no me juzgaría, ¿dónde había estado durante toda mi vida? Me sentí mas pegada a él mientras nuestros ojos no se despegaban, no me había sentido tan bien en toda mi vida. Pero como no había apartado la mano supuse que no le molestaba mi toque y deje allí mi mano cogiendo la suya. Por el camino que íbamos sabia que llegaríamos a los jardines, unos jardines preciosos que parecían esconder toda la belleza de Paris dentro de ellos.
-Entonces, nuestra primera parada serán unos jardines. Pueden parecer simples pero cuando lleguemos vera que son una de las cosas más hermosas que hay en Paris.
Dije sonriendo, con aquella voz dulce que todos conocían de mí. Pero entonces oí lo que me decía y mis mejillas se sonrojaron de nuevo, yo no me consideraba una belleza pero que me lo dijeran me hacia sonrojar.
-¿De verdad lo cree? Yo no me considero tan atractiva como dice.
Dije aun con el sonrojo en mis mejillas, pero fijando mi mirada en la suya. Lleguemos a los jardines y sonreí haciendo que esa sonrisa también subiera a mis ojos. Le apreté un poco la mano y me acerque un poco más a él, sintiendo su cuerpo contra el mío.
-¿Es bonito, verdad?
Invitado- Invitado
Re: Saliendo del trabajo (Benjamin)
Benjamin no podía creer lo que decía Hillary. Era imposible que no se diera cuenta de su belleza, de lo hermosos que eran sus ojos o lo apetecibles que eran sus labios. Era una mujer, todas las mujeres eran consciente de ello y sabían usarlo a su favor. Incluso llegó a plantearse que se estuviera burlando de él… Pero no. Parecía imposible que alguien como parecía ser Hillary hiciera algo así. Seguro que se trataba simplemente de ser humilde… O de no haberse visto nunca en condiciones delante de un espejo.
-Señorita Sprouce, es usted una de las jóvenes más hermosas que he tenido la suerte de ver con éstos ojos-el escritor sonrió mientras se los señalaba con la mano libre-. Así que no digáis más sandeces al respecto. Y he de decir que estáis aún más hermosa cuando os sonrojáis. No dejéis de hacerlo, por favor.
Mientras terminaban de llegar a su destino Benjamin notó como su acompañante se acercaba aún más a él, tanto que sus cuerpos se rozaban. Volvió a imaginarse las formas que habría bajo aquellas ropas y notó cómo la sangre se agolpaba en sus mejillas, sonrojándolo. Aunque esa misma sangre también empezó a concentrarse en su entrepierna, aunque no lo suficiente como para que se notara a simple vista. Aún así, el escritor observó el jardín al que habían llegado durante unos instantes, satisfecho. Era realmente bonito, y estaba seguro de que podría servir como localización para alguna de sus historias.
-Así es-respondió Benjamin, que se giró en aquél momento para mirarla a aquellos ojos tan bonitos. Tan puros, tiernos e inocentes. Sonrió al verlos, y, venciendo la vergüenza y el miedo a que le sentara mal el gesto, alzó la mano para colocar tras la oreja un mechón suelto. Al hacerlo no pudo evitar aprovechar para acariciarle la mejilla y la oreja, satisfecho de lo suave que era su piel-. Pero como ya imaginé antes, no tanto como vos.
-Señorita Sprouce, es usted una de las jóvenes más hermosas que he tenido la suerte de ver con éstos ojos-el escritor sonrió mientras se los señalaba con la mano libre-. Así que no digáis más sandeces al respecto. Y he de decir que estáis aún más hermosa cuando os sonrojáis. No dejéis de hacerlo, por favor.
Mientras terminaban de llegar a su destino Benjamin notó como su acompañante se acercaba aún más a él, tanto que sus cuerpos se rozaban. Volvió a imaginarse las formas que habría bajo aquellas ropas y notó cómo la sangre se agolpaba en sus mejillas, sonrojándolo. Aunque esa misma sangre también empezó a concentrarse en su entrepierna, aunque no lo suficiente como para que se notara a simple vista. Aún así, el escritor observó el jardín al que habían llegado durante unos instantes, satisfecho. Era realmente bonito, y estaba seguro de que podría servir como localización para alguna de sus historias.
-Así es-respondió Benjamin, que se giró en aquél momento para mirarla a aquellos ojos tan bonitos. Tan puros, tiernos e inocentes. Sonrió al verlos, y, venciendo la vergüenza y el miedo a que le sentara mal el gesto, alzó la mano para colocar tras la oreja un mechón suelto. Al hacerlo no pudo evitar aprovechar para acariciarle la mejilla y la oreja, satisfecho de lo suave que era su piel-. Pero como ya imaginé antes, no tanto como vos.
Benjamin Griezmann- Humano Clase Media
- Mensajes : 41
Fecha de inscripción : 16/12/2011
Re: Saliendo del trabajo (Benjamin)
La verdad es que nunca me había considerado una belleza como otras muchas mujeres que podía haber en Paris. No se… mujeres de clase alta por ejemplo. Aunque mi vestido era un poco parecido a la de ellas porque lo había cosido yo misma a mi gusto, sabía que no podía ser tan hermosa como ellas. Ellas parecían princesas cuando pasaban por tu lado. También estaba el hecho de que yo era muy humilde y también el hecho de que no me consideraba tan hermosa pero si me lo decía Benjamin estaba dispuesta a creérmelo. Le mire a los ojos cuando me dijo que yo era hermosa y que no dijera que no. Pero al oírle hablar sobre mi sonrojo hizo que la sangre subiera de nuevo a mis mejillas haciendo que estas se tiñeran de nuevo con aquel dulce sonrojo.
-Si usted me lo dice, deberé creerlo.
Dije dulcemente mientras seguíamos caminando. Pude notar con alegría por mi parte que no se aparto cuando pegue mas nuestros cuerpo ni que tampoco hacia ningún gesto de molestia. Eso me dejaba mucho más tranquila pero no solo eso… también me hacía muy feliz porque eso quería decir que no le disgustaba tenerme tan cerca. Cuando lleguemos al jardín pude girarme un poco para quedar frente a frente con él y me sonroje al sentir como ponía un cabello detrás de mi oreja y después acariciaba esta y mi mejilla.
-En mi opinión lo más digno de admirar sois vos. Vos sois más hermoso que este jardín en toda su extensión.
Debía decirlo, él me estaba alagando peor no lo decía por devolverle los halagos. Lo decía porque era verdad, él era el hombre más atractivo que había conocido en toda mi vida, por eso sabia que me podía pasar horas y horas a su lado solo mirándole pero no sabía cómo reaccionaría a aquellas palabras.
-Si usted me lo dice, deberé creerlo.
Dije dulcemente mientras seguíamos caminando. Pude notar con alegría por mi parte que no se aparto cuando pegue mas nuestros cuerpo ni que tampoco hacia ningún gesto de molestia. Eso me dejaba mucho más tranquila pero no solo eso… también me hacía muy feliz porque eso quería decir que no le disgustaba tenerme tan cerca. Cuando lleguemos al jardín pude girarme un poco para quedar frente a frente con él y me sonroje al sentir como ponía un cabello detrás de mi oreja y después acariciaba esta y mi mejilla.
-En mi opinión lo más digno de admirar sois vos. Vos sois más hermoso que este jardín en toda su extensión.
Debía decirlo, él me estaba alagando peor no lo decía por devolverle los halagos. Lo decía porque era verdad, él era el hombre más atractivo que había conocido en toda mi vida, por eso sabia que me podía pasar horas y horas a su lado solo mirándole pero no sabía cómo reaccionaría a aquellas palabras.
Invitado- Invitado
Re: Saliendo del trabajo (Benjamin)
-Créalo, se lo ruego. Puede que nunca haya dicho una verdad tan sincera como al hablar de vuestra hermosura.
Ya en el jardín, Benjamin sonrió al oír cómo Hillary afirmaba que él era lo más hermoso del lugar. Sonrió, soltó una carcajada y negó con la cabeza. Apartó la mano de la mejilla con una caricia suave, apenas un roce de la yema de sus dedos y retrocedió un paso mientras negaba con la cabeza, todavía sonriente.
-No señorita Sprouse, me temo que no. Sólo soy un viejo funcionario con ínfulas de escritor y que no tiene un penique ni un lugar donde caerse muerto. No soy nadie a tener en cuenta, ni alguien a quien una señorita como vos debiera de admirar ni observar con esa dulzura que emanan de vuestros ojos y vuestra sonrisa-Benjamin seguía sonriendo, pero de una forma más triste y cansada que antes-. Os ruego que disculpéis mi atrevimiento, he sido demasiado osado hace un instante-se disculpó, haciendo referencia al haberla tocado el rostro antes-. Y, sin embargo…
El escritor volvió a dar un paso hacia delante, colocándose a escasos centímetros de Hillary. Notaba cómo su corazón latía más fuerte que antes. Cómo un sudor frío le recorría la espalda. Se mojó los labios, resecos a aquellas alturas, con la punta de la lengua.
-Y, sin embargo, si vos me lo permitierais, no dejaría de mirar esos ojos o acariciar éste rostro…-se acercó un poco más, con los labios entreabiertos, sin dejar de mirarla a los ojos. Su olor le llenaba y hacía que se excitara, tal vez demasiado. Volvió a alzar la mano y le acarició la mejilla otra vez, sin ningún mechón de pelo rebelde que sirviera de excusa-. Y mucho más…-terminó diciendo en un susurro, aún más cerca que antes.
Ya en el jardín, Benjamin sonrió al oír cómo Hillary afirmaba que él era lo más hermoso del lugar. Sonrió, soltó una carcajada y negó con la cabeza. Apartó la mano de la mejilla con una caricia suave, apenas un roce de la yema de sus dedos y retrocedió un paso mientras negaba con la cabeza, todavía sonriente.
-No señorita Sprouse, me temo que no. Sólo soy un viejo funcionario con ínfulas de escritor y que no tiene un penique ni un lugar donde caerse muerto. No soy nadie a tener en cuenta, ni alguien a quien una señorita como vos debiera de admirar ni observar con esa dulzura que emanan de vuestros ojos y vuestra sonrisa-Benjamin seguía sonriendo, pero de una forma más triste y cansada que antes-. Os ruego que disculpéis mi atrevimiento, he sido demasiado osado hace un instante-se disculpó, haciendo referencia al haberla tocado el rostro antes-. Y, sin embargo…
El escritor volvió a dar un paso hacia delante, colocándose a escasos centímetros de Hillary. Notaba cómo su corazón latía más fuerte que antes. Cómo un sudor frío le recorría la espalda. Se mojó los labios, resecos a aquellas alturas, con la punta de la lengua.
-Y, sin embargo, si vos me lo permitierais, no dejaría de mirar esos ojos o acariciar éste rostro…-se acercó un poco más, con los labios entreabiertos, sin dejar de mirarla a los ojos. Su olor le llenaba y hacía que se excitara, tal vez demasiado. Volvió a alzar la mano y le acarició la mejilla otra vez, sin ningún mechón de pelo rebelde que sirviera de excusa-. Y mucho más…-terminó diciendo en un susurro, aún más cerca que antes.
Benjamin Griezmann- Humano Clase Media
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Fecha de inscripción : 16/12/2011
Re: Saliendo del trabajo (Benjamin)
Me sonroje de nuevo al oírle decir que le creyera, nunca me creía cuando me decían que era preciosa pero por alguna razón le creía. Porque veía que lo decía de forma sincera y además me miraba a los ojos, y por eso me lo creía aun más. Porque parecía que de verdad me lo decía de forma verdadera. Le miraba sin dejar de sonreír en ningún momento, no sabía cómo ni porque pero a su lado me sentía feliz. Le miraba a los ojos en todo momento. Él decía que no se merecía toda la atención que le ponía, pero pensaba que sí. Así que al oírle puse una de mis manos encima de una de las suyas, cogiéndosela con cariño.
-Yo opino lo contrario, se merece que le mire y no me pida disculpas me ha encantado su caricia.
Le vi acercarse, mi corazón se volvió loco. Pensaba que si latía un poco más rápido me haría hasta daño, pero le mire a los ojos. Mis labios estaban entreabiertos, pero no decía nada. Mis mejillas se sonrojaron cuando le escuche. La verdad que lo deseaba, le mire a los ojos para responder acercándome sin darme cuenta dejándome mucho más cerca tanto que nuestros alientos juntaban al salir de nuestros rostros.
-Y yo se lo permitiría, a todas horas… siempre… para siempre…
Dije mirándole con el corazón bombeándome la sangre como un loco pero me acerque más hasta que sus labios se rozaron con los míos.
OFF: Siento la tardanza he tenido unos problemas que requerían toda mi atención.
-Yo opino lo contrario, se merece que le mire y no me pida disculpas me ha encantado su caricia.
Le vi acercarse, mi corazón se volvió loco. Pensaba que si latía un poco más rápido me haría hasta daño, pero le mire a los ojos. Mis labios estaban entreabiertos, pero no decía nada. Mis mejillas se sonrojaron cuando le escuche. La verdad que lo deseaba, le mire a los ojos para responder acercándome sin darme cuenta dejándome mucho más cerca tanto que nuestros alientos juntaban al salir de nuestros rostros.
-Y yo se lo permitiría, a todas horas… siempre… para siempre…
Dije mirándole con el corazón bombeándome la sangre como un loco pero me acerque más hasta que sus labios se rozaron con los míos.
OFF: Siento la tardanza he tenido unos problemas que requerían toda mi atención.
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