AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Comedia o tragedia
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Comedia o tragedia
Las horas comenzaron a pasar muy rápidamente mire el reloj un par de veces y cada hora parecía ser un segundo en esta ciudad. Di vueltas por la nueva mansión que había adquirido hacia unos días, ya estaba amoblada, había hechos algunos cambios deseche lo que estaba muy viejo y mande hacer un par de sofás, mas cómodos tanto para mí como para mis tres pequeños. Me senté en una silla del salón principal observando el lugar detenidamente, próximamente haría una fiesta de máscaras, el lugar era perfecto, amplio y con demasiados rincones que ni yo misma hubiera podido ver a buenas y primeras, pero mis pequeños se dieron el tiempo de recorrer el lugar, con sigilo, silencio y cuidado. Aun conociendo como ellos eran nunca terminaría en sorprenderme, comencé a llamar al más pequeño – Merrik… Merrik – – mi voz hizo eco en la gran habitación en la que me encontraba logrando que cada uno de mis gatos se detuviera y quedaran mirando el lugar de manera sorprendente, me eché a reír con aquella reacción y bajando mi mano hice una seña y el pequeño Merrik acudió a mi llamado, su cabeza busco la punta de mis dedos y se masajeo de manera que mis dedos luego de aquello recorrieron su lomo de manera suave, lenta y verdaderamente relajante, el gato comenzó a ronronear y lo alce para tenerlo sobre mis piernas mientras mi mano no dejaba de hacerle cariño. – ¿Quieres ir al teatro? –– le pregunte como si estuviera hablando con otra persona, el gato en su lugar levanto las orejas y me miro con cara divertida. Siempre llevaba a mis gatos al teatro, eso si todos por separado. Siempre pedía un palco para que yo y mi acompañante pudiéramos estar relajados lejos de la mirada de quienes no les parecía la idea de un animal dentro de aquel lugar público.
Horas más tarde.
Ya arreglada como si de una fiesta se tratara me encontraba vestida con un traje color verde con detalles en turquesa, un perfecto maquillaje y unos zapatos de tacón para acentuar mi altura y mis curvas, vanidad, como me gustas, pensé al tiempo que mi pequeño gatito me esperaba sentado con su collar color turquesa que hacia perfecto fuego con mi atuendo – Vamos – dije muy suave y salí de la habitación, baje las escaleras siempre seguida de mi apuesto acompañante, en el hall, me esperaban mis otros dos gatos, poniéndome en cuclillas les hice cariño – Para la próxima los llevare –– sonreí y la puerta se abrió, mi chofer había llegado justo a tiempo. Tome a Merrik entre mis brazos y subí al carruaje con dirección al teatro.
Había una obra de un escritor nuevo, según había escuchado era una comedia que mezclaba el drama, algo típico pero aun así fui para distraer la mente, aun no me llegaban cartas de mi mensajero y como siempre andaba alerta en mi bolso de mano guardaba un par de dagas junto a mi revolver hecho a medida, nadie pensaría que una mujer escondería un secreto tan… tan… oscuro, misterioso. El camino hacia el teatro fue corto y ameno, Merrik jugaba con mis dedos mientras intentaba hacerle caricias, le advertí que tenía que comportarse ya que no quería pasar una vergüenza, menos ahora que era una recién llegada a esta ciudad, a Paris.
El carruaje se detuvo y la puerta se abrió, con la elegancia que me caracterizaba baje del carruaje y tomando entre mis brazos cuan bebe se tratase tome a mi pequeño, una sonrisa en mis labios solo mostro la satisfacción que sentía por tenerlo a mi lado. Me gire y observe con determinación a las personas que entraban por las puertas de aquel esplendido lugar, de todas clases sociales, de muchos lugares de este pequeño mundo, acapare algunas miradas… Quizás nunca habían visto a una mujer de cabellera clara con un gato entre sus brazos, pensé y aquello me hizo sentir más que bien. Me gire sonriendo de medio lado mientras una de mis manos acariciaba a Merrik, estaba inquieto ante las miradas, pero siempre lograba controlar sus instintos – Pequeño… tranquilo –– susurre tan solo para que mi acompañante me escuchara, el acomodador me quedo mirando con una cara de pocos amigos levante mis cejas despectivamente y escuche como con un francés implacable decía mi apellido y luego como orden pidió que lo siguiera. En completo silencio mis pasos se hicieron seguros, mire a cuanto se atravesó por delante, sonriente regalando algo que en estos días pocos sabían hacer, sonreír. Subimos por una escalera que estaba cubierta por una alfombra rojo carmesí elegante, sofisticada, el lugar era perfecto para presenciar un bello espectáculo.
Al cabo de unos cuantos minutos llegamos a mi lugar reservado, un palco privado que tenía una vista envidiable, sonreí y dándole una propina al acomodador, senté a mi pequeño amigo en uno de esos sofás tan elegantemente adornados, este se acomodó, inquieto, curioso observando y oyendo todo, las pocas luces que habían eran justas para que yo y el pudiéramos ver con más claridad que los simples humanos. – Ahora Merrik, viene el espectáculo si quieres puedes ver desde acá –– señale una especia de baranda hecha de madera pulida y barnizada donde perfectamente caía el cuerpo del pequeño gato, que no tenía más de 6 meses. – No maúlles… no quiero quejas – le guiñe el ojo y las luces bajaron su intensidad, avisando que pronto la función de la noche comenzaría…
Horas más tarde.
Ya arreglada como si de una fiesta se tratara me encontraba vestida con un traje color verde con detalles en turquesa, un perfecto maquillaje y unos zapatos de tacón para acentuar mi altura y mis curvas, vanidad, como me gustas, pensé al tiempo que mi pequeño gatito me esperaba sentado con su collar color turquesa que hacia perfecto fuego con mi atuendo – Vamos – dije muy suave y salí de la habitación, baje las escaleras siempre seguida de mi apuesto acompañante, en el hall, me esperaban mis otros dos gatos, poniéndome en cuclillas les hice cariño – Para la próxima los llevare –– sonreí y la puerta se abrió, mi chofer había llegado justo a tiempo. Tome a Merrik entre mis brazos y subí al carruaje con dirección al teatro.
Había una obra de un escritor nuevo, según había escuchado era una comedia que mezclaba el drama, algo típico pero aun así fui para distraer la mente, aun no me llegaban cartas de mi mensajero y como siempre andaba alerta en mi bolso de mano guardaba un par de dagas junto a mi revolver hecho a medida, nadie pensaría que una mujer escondería un secreto tan… tan… oscuro, misterioso. El camino hacia el teatro fue corto y ameno, Merrik jugaba con mis dedos mientras intentaba hacerle caricias, le advertí que tenía que comportarse ya que no quería pasar una vergüenza, menos ahora que era una recién llegada a esta ciudad, a Paris.
El carruaje se detuvo y la puerta se abrió, con la elegancia que me caracterizaba baje del carruaje y tomando entre mis brazos cuan bebe se tratase tome a mi pequeño, una sonrisa en mis labios solo mostro la satisfacción que sentía por tenerlo a mi lado. Me gire y observe con determinación a las personas que entraban por las puertas de aquel esplendido lugar, de todas clases sociales, de muchos lugares de este pequeño mundo, acapare algunas miradas… Quizás nunca habían visto a una mujer de cabellera clara con un gato entre sus brazos, pensé y aquello me hizo sentir más que bien. Me gire sonriendo de medio lado mientras una de mis manos acariciaba a Merrik, estaba inquieto ante las miradas, pero siempre lograba controlar sus instintos – Pequeño… tranquilo –– susurre tan solo para que mi acompañante me escuchara, el acomodador me quedo mirando con una cara de pocos amigos levante mis cejas despectivamente y escuche como con un francés implacable decía mi apellido y luego como orden pidió que lo siguiera. En completo silencio mis pasos se hicieron seguros, mire a cuanto se atravesó por delante, sonriente regalando algo que en estos días pocos sabían hacer, sonreír. Subimos por una escalera que estaba cubierta por una alfombra rojo carmesí elegante, sofisticada, el lugar era perfecto para presenciar un bello espectáculo.
Al cabo de unos cuantos minutos llegamos a mi lugar reservado, un palco privado que tenía una vista envidiable, sonreí y dándole una propina al acomodador, senté a mi pequeño amigo en uno de esos sofás tan elegantemente adornados, este se acomodó, inquieto, curioso observando y oyendo todo, las pocas luces que habían eran justas para que yo y el pudiéramos ver con más claridad que los simples humanos. – Ahora Merrik, viene el espectáculo si quieres puedes ver desde acá –– señale una especia de baranda hecha de madera pulida y barnizada donde perfectamente caía el cuerpo del pequeño gato, que no tenía más de 6 meses. – No maúlles… no quiero quejas – le guiñe el ojo y las luces bajaron su intensidad, avisando que pronto la función de la noche comenzaría…
Última edición por Destiny Dupriê el Miér Ene 25, 2012 6:40 pm, editado 1 vez
Destiny Dupriê- Cambiante Clase Alta
- Mensajes : 66
Fecha de inscripción : 03/12/2011
Re: Comedia o tragedia
Me muevo entre los tejados lo mas rápido que puedo. Los zapatos negros apenas tocan el suelo y ya están elevándose de nuevo. El viento acaricia mu rostro y mueve mi chaqueta negra que cubre a mi camisa roja. Mis pantalones negros apenas y son suficiente cubierta para mis piernas que sienten el frio golpe del otoño.
Hace unas noches, en medio del callejón D’Andre encontré un cazador diferente a los otros, el muy maldito estaba armado hasta los dientes. Me lastimo el muslo derecho con uno de sus disparos y ahora mi velocidad está sumamente gastada.
Mientras corro, cargo con la funda falsa de mi espada en la espalda, golpea constantemente mi cuerpo, como si la espada quisiera salir y destruir a mi presa. No es que no la escuche, pero mis habilidades están en su mínimo esta noche.
-Tranquila, tal vez no lo encontremos hoy-le digo a mi arma, como si fuera una persona.
Cace a ese cazador y le corte un dedo, el índice para ser exactos, lo que dificultara su uso futuro de armas con su mano derecha. Ahora el hombre está huyendo de mi, posiblemente sólo para llevarme a alguna ridícula trampa para acabar conmigo de una vez y para siempre.
Me detengo de golpe en uno de los tejados. Frente a mi esta el teatro de la ciudad. Iluminado, brillante y lleno de ruido. Seguramente dentro esta alguna obra de teatro innovadora para todo el público de clase alta. Me detengo a observar a las personas que entran por la aparatosa puerta. Abrigos grandes, vestidos elegantes y trajes lujosos, es en su mayoría lo que puedo ver.
Antes de que siga viendo como entran las personas, puedo escuchar los rápidos pasos detrás de mí y desenfundar de una daga. Me hago a un lado para que el hombre no corte nada más que el viento. Durante mi giro, destapo la funda falsa, que parece guarda planos, para revelar la verdadera cara de esta. La espada se dispara de su origen y con su mango golpeo la nuca del sujeto.
A punto de caer al concreto bajo nosotros, lo sostengo del edificio y lo levanto rápidamente hasta que queda en el suelo. Mi espada apenas y hace ruido al atravesar su pecho.
Sin palabras de odio, sin razones porque maldecirnos. Somos seres contrarios que luchan para seguir vivos. El quería acabar con seres como yo, al final fue acabado por uno.
Busco entre sus ropas, hasta hallar un encendedor, lo enciendo cerca de su ropa y veo como la flama comienza a acercarse hasta su piel. No me quedo a ver lo que sigue de ahí. Me retiro con calma mientras el fuego crece.
Desde el punto donde estoy, veo a una mujer, seguramente clase alta, bajar de un carruaje vestida en tonos turquesa, acompañado de un pequeño mínimo. Por alguna razón, la sigo con la vista hasta que desaparece por la puerta.
Decido tomar el lado opuesto y corro hacia el tejado del teatro, dando la vuelta entera a las casas y asegurándome de no ser visto cuando trepo entre los carruajes. Escucho el grito de algunas personas, no porque me ven, si no por el ruido sordo de mis pies sobre los techos de sus transportes.
Entro por la parte alta del teatro, donde toda la magia que nadie sabe sucede. El polvo cubre disfraces viejos, instrumentos inútiles y varios libretos, por una pequeña abertura puedo ver a la mujer con su gato y parte del espectáculo. Desde aquí puedo percibir su aroma.
-Cambiaformas-digo sonriente.
Es la primera vez que puedo diferenciar una con sólo olfatearlo, comúnmente los confundo con los de mi especie, tal vez el cazador la quería a ella y no a mi.
Hace unas noches, en medio del callejón D’Andre encontré un cazador diferente a los otros, el muy maldito estaba armado hasta los dientes. Me lastimo el muslo derecho con uno de sus disparos y ahora mi velocidad está sumamente gastada.
Mientras corro, cargo con la funda falsa de mi espada en la espalda, golpea constantemente mi cuerpo, como si la espada quisiera salir y destruir a mi presa. No es que no la escuche, pero mis habilidades están en su mínimo esta noche.
-Tranquila, tal vez no lo encontremos hoy-le digo a mi arma, como si fuera una persona.
Cace a ese cazador y le corte un dedo, el índice para ser exactos, lo que dificultara su uso futuro de armas con su mano derecha. Ahora el hombre está huyendo de mi, posiblemente sólo para llevarme a alguna ridícula trampa para acabar conmigo de una vez y para siempre.
Me detengo de golpe en uno de los tejados. Frente a mi esta el teatro de la ciudad. Iluminado, brillante y lleno de ruido. Seguramente dentro esta alguna obra de teatro innovadora para todo el público de clase alta. Me detengo a observar a las personas que entran por la aparatosa puerta. Abrigos grandes, vestidos elegantes y trajes lujosos, es en su mayoría lo que puedo ver.
Antes de que siga viendo como entran las personas, puedo escuchar los rápidos pasos detrás de mí y desenfundar de una daga. Me hago a un lado para que el hombre no corte nada más que el viento. Durante mi giro, destapo la funda falsa, que parece guarda planos, para revelar la verdadera cara de esta. La espada se dispara de su origen y con su mango golpeo la nuca del sujeto.
A punto de caer al concreto bajo nosotros, lo sostengo del edificio y lo levanto rápidamente hasta que queda en el suelo. Mi espada apenas y hace ruido al atravesar su pecho.
Sin palabras de odio, sin razones porque maldecirnos. Somos seres contrarios que luchan para seguir vivos. El quería acabar con seres como yo, al final fue acabado por uno.
Busco entre sus ropas, hasta hallar un encendedor, lo enciendo cerca de su ropa y veo como la flama comienza a acercarse hasta su piel. No me quedo a ver lo que sigue de ahí. Me retiro con calma mientras el fuego crece.
Desde el punto donde estoy, veo a una mujer, seguramente clase alta, bajar de un carruaje vestida en tonos turquesa, acompañado de un pequeño mínimo. Por alguna razón, la sigo con la vista hasta que desaparece por la puerta.
Decido tomar el lado opuesto y corro hacia el tejado del teatro, dando la vuelta entera a las casas y asegurándome de no ser visto cuando trepo entre los carruajes. Escucho el grito de algunas personas, no porque me ven, si no por el ruido sordo de mis pies sobre los techos de sus transportes.
Entro por la parte alta del teatro, donde toda la magia que nadie sabe sucede. El polvo cubre disfraces viejos, instrumentos inútiles y varios libretos, por una pequeña abertura puedo ver a la mujer con su gato y parte del espectáculo. Desde aquí puedo percibir su aroma.
-Cambiaformas-digo sonriente.
Es la primera vez que puedo diferenciar una con sólo olfatearlo, comúnmente los confundo con los de mi especie, tal vez el cazador la quería a ella y no a mi.
Antonio Velázquez- Licántropo Clase Media
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Fecha de inscripción : 27/10/2011
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Re: Comedia o tragedia
Una música de fondo comenzó a resonar en las paredes del teatro, mi sonrisa se ensancho cuando vi la reacción del pequeño Merrik, dio un salto a mis piernas asustado ante tal bullicio, conserve la calma en ese momento y mientras mis dedos acariciaban detrás de las orejas del pequeño gato logre mantenerlo tranquilo, de alguna forma su naturaleza era también la mía y sabiendo aquello ambos podíamos comunicarnos de una manera sobrenatural. Las melodías pasaban de alegres a tristes notas que pausadas se iban deteniendo a medida que las luces del teatro cambiaban, extraño y algo sofisticado de inmediato se escucho de fondo una ola de aplausos para la introducción de aquella obra que comenzaba lentamente, con un hombre que hablaba un monologo sobre la diversión. Mientras de las sombras en el escenario aparecía una mujer de cabellos dorados llorando una perdida, el conflicto empezaba y mis ojos se quedaban estáticos observando en la oscuridad, mi pequeño minino dormía en mis brazos.
La obra hablaba de como superar una perdida, aun cuando todo era risas, por que en si era un verdadero chiste, de vez en cuando un dialogo capturaba toda mi atención. Con cuidado deje al minino obre el asiento que estaba a un lado crucé mis piernas y seguidamente la puerta que estaba a mis espaldas se abrió lentamente, trayéndome una champagne burbujeante y un vaso de leche, curioso pero cierto disfrutaba de los privilegios de tener mas dinero de lo que cualquiera pudiera llegar a pensar. La bandeja de plata reposo en una mesita que estaba escondida en la oscuridad, sin mirar atrás pude oír como el liquido caía en el vaso, el aroma me envolvió y Merrik se despertó al sentir el aroma de la leche servida, no paso mucho para que quien me estaba sirviendo se retirara acto después me di vuelta y a un lado de la bandeja note un sobre blanquecino mi piel se engrifo prácticamente y echando un vistazo me levante de manera rápida para leerle. Gracias a mi condición de cambiaformas, mí vista en la oscuridad era buena así que por ese ámbito no tenía problema.
Leí detenidamente cada palabra que venia descrita:
La sangre comenzó avanzar con mas fuerzas por mi torrente sanguíneo, cada palabra la leí con un cólera que envenenaba la sonrisa en mi rostro mi corazón se aceleró, no entendía del todo que había sido aquello, ¿un juego? A caso el imbécil que me había traído a Paris estaba jugando conmigo… Y del escenario se escucho un fuerte – ¡TRAMPA! – y como si fuera lo mismo que por mi mente corría arrugue el papel y lo echo en mi bolso de mano, molesta y pensativa volví a tomar asiento mientras mi gato buscaba mi atención… Cerré los ojos y comencé a dejarme llevar por los ruidos, separando las risas de los murmullos, de las actuaciones y de todo lo que me rodeaba… un aroma en particular llamo mi atención y sintiéndome acorralada abrí mis dos ojos mirando en dirección a un escuro lugar no muy lejos de donde me encontraba. Licántropo, pensé y haciendo una mueca me levante de un salto y estirando mi cuello comencé a buscar… en la oscuridad.
La obra hablaba de como superar una perdida, aun cuando todo era risas, por que en si era un verdadero chiste, de vez en cuando un dialogo capturaba toda mi atención. Con cuidado deje al minino obre el asiento que estaba a un lado crucé mis piernas y seguidamente la puerta que estaba a mis espaldas se abrió lentamente, trayéndome una champagne burbujeante y un vaso de leche, curioso pero cierto disfrutaba de los privilegios de tener mas dinero de lo que cualquiera pudiera llegar a pensar. La bandeja de plata reposo en una mesita que estaba escondida en la oscuridad, sin mirar atrás pude oír como el liquido caía en el vaso, el aroma me envolvió y Merrik se despertó al sentir el aroma de la leche servida, no paso mucho para que quien me estaba sirviendo se retirara acto después me di vuelta y a un lado de la bandeja note un sobre blanquecino mi piel se engrifo prácticamente y echando un vistazo me levante de manera rápida para leerle. Gracias a mi condición de cambiaformas, mí vista en la oscuridad era buena así que por ese ámbito no tenía problema.
Leí detenidamente cada palabra que venia descrita:
Gata:
Mis subordinados te han visto, te han sentido y te han seguido. Extraño es saber que antes de que supieras que habías llegado te iba a encontrar en un lugar tan público. Te sigo muy de cerca, tu aroma es un manjar para mí…
He conocido a tu mensajero, debo decir que en gustos no te quedas atrás… con razón dicen que es tu amante… ¿cera aquello cierto? Luego de conocer tu historial tendría que decir que tenemos que cuidarnos las espaldas tanto tú como yo. Una persona como tu debería saber que no todo es realidad…
Por ahora solo me deleitare observándote… pronto muy pronto… te diré cual será tu próxima victima…
Con el amor de un hombre solitario para la gata mas fiera de su especia…
La sangre comenzó avanzar con mas fuerzas por mi torrente sanguíneo, cada palabra la leí con un cólera que envenenaba la sonrisa en mi rostro mi corazón se aceleró, no entendía del todo que había sido aquello, ¿un juego? A caso el imbécil que me había traído a Paris estaba jugando conmigo… Y del escenario se escucho un fuerte – ¡TRAMPA! – y como si fuera lo mismo que por mi mente corría arrugue el papel y lo echo en mi bolso de mano, molesta y pensativa volví a tomar asiento mientras mi gato buscaba mi atención… Cerré los ojos y comencé a dejarme llevar por los ruidos, separando las risas de los murmullos, de las actuaciones y de todo lo que me rodeaba… un aroma en particular llamo mi atención y sintiéndome acorralada abrí mis dos ojos mirando en dirección a un escuro lugar no muy lejos de donde me encontraba. Licántropo, pensé y haciendo una mueca me levante de un salto y estirando mi cuello comencé a buscar… en la oscuridad.
Destiny Dupriê- Cambiante Clase Alta
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Re: Comedia o tragedia
Los aromas son sumamente delatantes. Hablan de cuando tenemos miedo, alegría o cuando queremos un acompañante en la noche, un aroma bastante dulce, este último. El cuerpo humano y no humano, a excepción de los vampiros, libera todo al ambiente y para alguien como yo, es muy fácil encontrar ese particular olor en el aire.
Mantenerme en la oscuridad es parte de mi trabajo para mí. No ser visto ni escuchado, es parte de mi vida diaria. Hay que recordar que nunca se está demasiado preparado para encontrarse con alguien de mi “especie”.
La joven del teatro no es igual a mí, pero si es alguien parecido a mí. Una cambiaformas, ignoro a que cambie, eso no es fácil de saberlo, el ultimo que conocí podía transformarse en un enorme oso negro.
La muchacha acaba de recibir una carta, lo suficientemente importante para alterarla de sobre manera, pues su cuerpo, como ya lo mencione, ha comenzado a liberar tantos toxinas que me envenena el estar en mi posición.
Mi distracción, seguramente por la curiosidad de lo que recibe, hace que sea detectable y veo como se levante de un salto, buscando el origen. No mira exactamente a mi dirección, pero me encontrara con el tiempo. No tiene caso seguir en mi lugar.
Me muevo entre los trastes viejos, esos disfraces que al tocarlos hacen que una nube de polvo los rodee y baile alrededor del suelo de una manera casi mágica. Seguramente llevan aquí más de 50 años, el siglo pasado. Con los emperadores locos y las pelucas exageradas.
Salgo por el pasillo continuo al palco donde la señorita se encuentra, de seguro ya se percato que no sigo en el mismo lugar, aunque el polvo puede haberla confundido. Me sacudo la chaqueta y los pantalones. Una pareja pasa a mi lado y yo les hago una reverencia con educación.
-Veamos qué es lo que tiene alterada a la señorita-me digo para mí mismo, mientras camino hacia su lugar, con total calma, como si hubiera estado en el teatro desde el principio.
Mantenerme en la oscuridad es parte de mi trabajo para mí. No ser visto ni escuchado, es parte de mi vida diaria. Hay que recordar que nunca se está demasiado preparado para encontrarse con alguien de mi “especie”.
La joven del teatro no es igual a mí, pero si es alguien parecido a mí. Una cambiaformas, ignoro a que cambie, eso no es fácil de saberlo, el ultimo que conocí podía transformarse en un enorme oso negro.
La muchacha acaba de recibir una carta, lo suficientemente importante para alterarla de sobre manera, pues su cuerpo, como ya lo mencione, ha comenzado a liberar tantos toxinas que me envenena el estar en mi posición.
Mi distracción, seguramente por la curiosidad de lo que recibe, hace que sea detectable y veo como se levante de un salto, buscando el origen. No mira exactamente a mi dirección, pero me encontrara con el tiempo. No tiene caso seguir en mi lugar.
Me muevo entre los trastes viejos, esos disfraces que al tocarlos hacen que una nube de polvo los rodee y baile alrededor del suelo de una manera casi mágica. Seguramente llevan aquí más de 50 años, el siglo pasado. Con los emperadores locos y las pelucas exageradas.
Salgo por el pasillo continuo al palco donde la señorita se encuentra, de seguro ya se percato que no sigo en el mismo lugar, aunque el polvo puede haberla confundido. Me sacudo la chaqueta y los pantalones. Una pareja pasa a mi lado y yo les hago una reverencia con educación.
-Veamos qué es lo que tiene alterada a la señorita-me digo para mí mismo, mientras camino hacia su lugar, con total calma, como si hubiera estado en el teatro desde el principio.
Antonio Velázquez- Licántropo Clase Media
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Re: Comedia o tragedia
Merrik salto a mis brazos, tanto él como yo sentíamos aquella amenaza, aquello que hincaba en nuestros olfatos, podríamos ser en ese momento las presas de alguien que siguiera nuestros pasos, o tal vez solo eran aquellas presencias que habitaban en los teatros, como fuera, mi gato parecía agitado, exaltado y engrifado entero como estaba no me ayudaba mucho a tranquilizarme, intente tranquilizarlo mientras le daba caricias detrás de su oreja, atrás ya quedaba aquella puesta en escena que había en el teatro, estaba segura que alguien andaba siguiendo mis pasos y eso no era bueno, ni para mi reputación, ni mucho menos para mi trabajo.
Me puse de cuclillas y tomando mi bolso de mano saque la daga que estaba escondida en el, mientras miraba a mi pequeño y le escondía bajo una de las grandes sillas acolchadas, prefería que me pasara algo a mí que a mi gatito. Hice un chasquido con mi lengua y mi gato obedeció, no había mejor comunicación humano-felino que aquella, sonreí de lado y me apoye en el mismo palco mientras el polvo de aquel lugar caía sobre algunos espectadores que se quejaban de que algo andaba mal, mejor para mi si había un disturbio en ese momento, así todo sería más silencioso, más preciso, tan solo perfecto.
Cerré escasos segundos los ojos separando los sonidos que habían en el teatro centrándome nada más que en él, que se acercaba a mí, que venía a mi acecho, en silencio di dos pasos, y mientras el corazón de aquel seguía latiendo fue cuando lo sentí cerca, y ocultando la daga en un lugar de fácil acceso en mi cuerpo abrí la puerta donde el lugar esta mas iluminado y en cosa de segundo lo vi. Un hombre alto, corpulento pero no parecía amenazante, levante mis cejas y me quede ahí como portera de aquel lugar, sin quitarle la vista de encima, ese momento era crucial y como tal tenía que observar de buena manera a mi oponente. Espere a que se acercara un poco mas y con una media sonrisa en mis labios solo pude decir – Quien observa escondido, es porque algo planea – no habían mas palabras que deseara decirle, aquello no iba conmigo, no era la mujer más conversadora del mundo y no lo seria nunca.
Lleve mi diestra a mi cabellera e hice un gesto lento para que la izquierda tocara la manilla de la puerta y la abría, todo era mejor en la oscuridad, di un paso hacia atrás y tan solo espere a que aquel hombre entrara. De alguna forma tenía que mover los hilos a mi favor, y en el palco era perfecto.
Me puse de cuclillas y tomando mi bolso de mano saque la daga que estaba escondida en el, mientras miraba a mi pequeño y le escondía bajo una de las grandes sillas acolchadas, prefería que me pasara algo a mí que a mi gatito. Hice un chasquido con mi lengua y mi gato obedeció, no había mejor comunicación humano-felino que aquella, sonreí de lado y me apoye en el mismo palco mientras el polvo de aquel lugar caía sobre algunos espectadores que se quejaban de que algo andaba mal, mejor para mi si había un disturbio en ese momento, así todo sería más silencioso, más preciso, tan solo perfecto.
Cerré escasos segundos los ojos separando los sonidos que habían en el teatro centrándome nada más que en él, que se acercaba a mí, que venía a mi acecho, en silencio di dos pasos, y mientras el corazón de aquel seguía latiendo fue cuando lo sentí cerca, y ocultando la daga en un lugar de fácil acceso en mi cuerpo abrí la puerta donde el lugar esta mas iluminado y en cosa de segundo lo vi. Un hombre alto, corpulento pero no parecía amenazante, levante mis cejas y me quede ahí como portera de aquel lugar, sin quitarle la vista de encima, ese momento era crucial y como tal tenía que observar de buena manera a mi oponente. Espere a que se acercara un poco mas y con una media sonrisa en mis labios solo pude decir – Quien observa escondido, es porque algo planea – no habían mas palabras que deseara decirle, aquello no iba conmigo, no era la mujer más conversadora del mundo y no lo seria nunca.
Lleve mi diestra a mi cabellera e hice un gesto lento para que la izquierda tocara la manilla de la puerta y la abría, todo era mejor en la oscuridad, di un paso hacia atrás y tan solo espere a que aquel hombre entrara. De alguna forma tenía que mover los hilos a mi favor, y en el palco era perfecto.
Destiny Dupriê- Cambiante Clase Alta
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Re: Comedia o tragedia
Es fácil sentir la amenaza cuando eres un lobo, no por que tengas poderes, aunque eso ayuda un poco, si no porque has vivido lo suficiente, sabes las miradas desconfianza. Aunque ayuda en gran medida el sentido de peligro que tengo gracias a mi raza.
Sé que la chica esta a la defensiva, de seguro la carta que recibió no fue muy agradable. ¿Una amenaza de muerte? Puede ser. Los cazadores no pierden el tiempo amenazando a sus presas, a lo que ellos llaman presas, simplemente atacan y punto, es lo mismo con los inquisidores, no son gran diferencia.
-Puede ser, señorita, pero debo de decirle que no entre exactamente por la puerta principal, por lo que no creo que sea muy sano estar a la vista ¿No cree? No quisiera que terminaran sacándome por una ventana, si pueden- Le digo con confianza.
Entro viéndola y luego moviendo la mirada hacia su brazo, donde, de seguro, descansa su arma amenazante. La chica es una cambia formas, yo un licántropo, sería un interesante encuentro, aunque preferiría otra clase de ambiente, como el de una cama.
-No es necesario que quiera atacarme, querida, no tengo intensión de atacar a alguien como yo ¿Usted si acaso? Vamos si somos iguales, bueno casi.-le digo dirigiendo mi vista hacia el escenario, dándole el perfil a la jovencita.
Una mujer de clase alta, seguramente, acostumbrada a consentimientos, puede que no haya conseguido todo de una forma honesta. Yo no conseguí un barco de una forma honesta, se los robe a unos chinos.
-Su aroma a miedo e ira, esas sensaciones que erizan la piel y las hormonas liberan fragancias suaves al ambiente, fue sumamente fuerte, me llamo la atención. No quisiera que algo le pasara.
Seguramente está pensando que no tiene sentido que un licántropo se preocupe por alguien que no es ni siquiera de su especie, pero la realidad es que si un cazador la sigue, estoy ansioso por matar a uno más. Si recibió esa carta aquí, quiere decir que su remitente no está lejos.
Me quedo mirando la obra, sonriendo, pues ya la he visto varias veces.
Sé que la chica esta a la defensiva, de seguro la carta que recibió no fue muy agradable. ¿Una amenaza de muerte? Puede ser. Los cazadores no pierden el tiempo amenazando a sus presas, a lo que ellos llaman presas, simplemente atacan y punto, es lo mismo con los inquisidores, no son gran diferencia.
-Puede ser, señorita, pero debo de decirle que no entre exactamente por la puerta principal, por lo que no creo que sea muy sano estar a la vista ¿No cree? No quisiera que terminaran sacándome por una ventana, si pueden- Le digo con confianza.
Entro viéndola y luego moviendo la mirada hacia su brazo, donde, de seguro, descansa su arma amenazante. La chica es una cambia formas, yo un licántropo, sería un interesante encuentro, aunque preferiría otra clase de ambiente, como el de una cama.
-No es necesario que quiera atacarme, querida, no tengo intensión de atacar a alguien como yo ¿Usted si acaso? Vamos si somos iguales, bueno casi.-le digo dirigiendo mi vista hacia el escenario, dándole el perfil a la jovencita.
Una mujer de clase alta, seguramente, acostumbrada a consentimientos, puede que no haya conseguido todo de una forma honesta. Yo no conseguí un barco de una forma honesta, se los robe a unos chinos.
-Su aroma a miedo e ira, esas sensaciones que erizan la piel y las hormonas liberan fragancias suaves al ambiente, fue sumamente fuerte, me llamo la atención. No quisiera que algo le pasara.
Seguramente está pensando que no tiene sentido que un licántropo se preocupe por alguien que no es ni siquiera de su especie, pero la realidad es que si un cazador la sigue, estoy ansioso por matar a uno más. Si recibió esa carta aquí, quiere decir que su remitente no está lejos.
Me quedo mirando la obra, sonriendo, pues ya la he visto varias veces.
Antonio Velázquez- Licántropo Clase Media
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