Un peculiar encuentro [Privado]

Para infortunio mío ese día tenía el ligero problema de no poder regresar a mi forma humana, porque cuando me resfriaba me protegía inconscientemente de enfermar.
¡Era extraño que pasara así, puesto que un gato normal le tendría miedo al agua! en cambio para mi era al revés, amaba el agua, y siendo que había pescado un resfriado cuando era un humano mi lado felino salía a la luz por más tiempo.

¿Pero como había sido posible el haber enfermado así?, ¿Qué no se suponía que un humano era más fuerte y menos propenso a las enfermedades que un animal?

Sin duda mi bipolaridad se hacía presente con mis dos partes peleandose.
¡Y no era la primera vez que me pasaba! porque cuando niño también me había sucedido, ¡y con eso tenías a un traviezo gatito blanco corriendo por toda la casa con el estambre de mamá entre las patitas!

No podía recordar que había pasado con exactitud la noche anterior, para que al despertar me descubriera entre el bosque, con semejante forma felina, y aún un poco mojado.

Anduve entonces, y sin más remedio ni opción, en cuatro patas entre los arbustos y los árboles de ese inmenso lugar.
Parecía como si viviera una aventura en busca de mi sobrevivencia por estos lugares que eran desconocidos para mi (naturalmente yo me la pasaba en la ciudad, en los teatros, los burdeles, las bibliotecas, etc.), sobre todo porque era demasiado raro ver a un minino blanco como la nieve perdido entre tanta verdosidad.

Marchando todo tranquilo por instantes creí escuchar los pasos de alguien que a lo lejos corría. Cerrando entonces mis ojos imaginé la situación de esa persona, y por la bondad de mi corazón quise acudir a su ayuda (¡sabiendo que no haría mucho en mi actual estado!), así que apresuré el paso corriendo hasta llegar a donde la misteriosa presencia se encontraba.

A lo lejos, y en el centro exactamente de un circulo de grandes pinos pude divisar a una hermosa jovencita, la cual yacía en el suelo como descansando por lo agitada que parecía verse (¿Por qué tengo esa suerte de encontrarme con jovencitas o en peligro o sumidas en una profunda desdicha?, tenía un extraño magnetismo a ese tipo de situaciones, a pesar de que no lo planeaba, pues no tenía la galantía en mi figura, solo la hermosura de un ingenuo joven).
Entonces, como buen minino que era, apasiblemente, y sin ninguna preocupación me acerqué lentamente a su lado, saludandola cortesmente con un tierno y traviezo maullido.

Por la mirada que tenía algo me decía que posiblemente me estaría enfrentando a alguien con un temperamento mucho más oscuro que el mío.

Al principio cuando me acerqué quise pensar que se sorprendería y encariñaría rapidamente conmigo, tan solo por el hecho de que era un bonito y lindo animalito para todas las mujeres, pero supe inmediatamente que mi intuición tenía razón con respecto al tipo de energía que despedía su aura.
Ella me alejó de su lado con un ligero toque de molestia, ¿o era fastidio?, supongamos que si. Pero eso no me impidió jugar un poco con ella, pues la notaba un poco solitaria, por lo que no desistí y seguí mirandola curiosamente.

De un segundo a otro sentí como me levantaba con sus manos, sintiendo suavemente sus finos y delicados dedos en mi cintura.
Al acercarme a su rostro pude observar con cuidado el brillo de sus ojos, y la similitud que tenían con los míos. Tan fríos y solitarios, pero con un brillo ingenuo el cual se encontraba muy oculto, y que afortunadamente yo había encontrado. Eso me daba un poco de seguridad para dejarme llevar por sus suaves y tiernas caricias, y acurrucarme un rato en su pecho.

Después de ver como observaba el cielo perdiendose en él aproveché para acercarme una vez más a su rostro, y observar un poco más aquellas azules orbes, quería ver si podía encontrar la razón de su descontento; pero eso no me ayudaría mucho al no conocerla, por lo que debía adentrarme más a su vida mostrandome como humano, o por otro lado hacerme de su confianza en esta forma por un lapso de tiempo. Al menos hasta que supiera la situación de su vida.
Con el tiempo lograría abrirme más fácilmente, y ella no se sorprendería demasiado por la raza a la que pertenecía.

Entonces dejé que me hiciera otra pregunta. Ya me había pedido mi nombre, pero ambos sabíamos que no se podía puesto que yo era un "animal" y ella una humana. Al menos eso era lo que ella pensaba, ya que de cualquier forma yo aprovecharía para sorprenderla.

Perdida decía estarlo, y su nombre era muy peculiar pero aún así hermoso.

Yude, un paraíso cálido ensombrecido, pero inmaculado como la luz de la luna.

No era poeta, pero me gustaba describir la singular belleza de cada una de las mujeres que conocía.

Un par de segundos después interrumpí nuestra calma alejandome de su lado para atraerla con mis maullidos fuera del bosque, donde la veía correr persiguiendome, todo con tal de encontrar la salida hacia la ciudad, y darle respuesta a sus preguntas con la voz del viento y mis pensamientos en los suyos.

Mi nombre carece de importancia ahora, pero fue un placer compartir la mañana contigo, dulce señorita. Espero nos podamos ver de nuevo algún día.

La voz resonaba en su interior, y mientras ella buscaba al dueño al final un extraño brillo en mis ojos le hizo entender que no había nadie más que nosotros dos.

Deseaba darle mi nombre, pero no podía en este estado, pues nadie que no fuera de mi especie comprendía mis maullidos.
Algún día la vería siendo un humano, y haría lo posible para que me recordara.

Quien iba a imaginar que terminaría por encontrarme "atrapado" entre los brazos de semejante belleza, ¿Y por qué lo digo?, porque sus ojos tenían algo que me hipnotizaban a cada momento que los veía.

Por lo visto no era esa la respuesta que deseaba ante la pregunta sobre su "extravío", pues se veía totalmente animada y convencida de que mi "extrañez de ser" no la lastimaría, ¡más bien parecía divertirse con mi compañía!

La suerte parecía sonreírme por primera vez en mi vida, porque hasta entonces mis pensamientos y desdichas se centraban en una sola persona, ahora solo el fantasma de sus recuerdos: mi madre. Y esa cálida mañana mi corazón sonreía con la compañía de esta "travieza" señorita.
Si, por vez primera en mucho tiempo sentía que podía volver a sonreír un poco más que siempre.

Entre sus brazos nuevamente un extraño éxtasis me llenó en el momento que descubrió mi género y sexo, pues ni de eso me percataba yo (todo el tiempo me decía gatito ) y me tomó desprevenido su atrevimiento para jugar conmigo de esa manera (¡Ya no era blanco mi color sino sonrozado!). Sus dedos se sentían tan bien que parecían dormirme con esas inesperadas caricias.

Caminó entonces de nueva cuenta hacia el interior del bosque, conmigo aún entre sus brazos, y sonriendome me mostraba una fantasía de lago en el cual ella comenzaría a refrescarse probablemente.

Suponía ella que un felino debería temerle al agua, pero siendo YO en cualquier momento le sorprendería mi reacción hacia dicho elemento.

Despojandose de sus ropas, y pintandome la cara de un rosa fuerte en el proceso, poco a poco mostraba al ángel que era, y ya desnuda entraba de un salto al agua.

-¡Dios, a donde llegué a parar!-en tanto tiempo había dejado de sentir tales sensaciones que hasta yo mismo me sorprendía por estar tan rojo de la vergüenza.
Mientras trataba de zafarme de todo el montón de ropa que me había caído encima sentía entrar entre las distintas telas las manos de ella, sosteniendome de nuevo para salvarme de ese "peligroso" montón de ropa.

Mojandome el pelaje y viendo como parecía disfrutar de tan solo unas gotas en mi pequeño cuerpo animal, ella se sorprendía cada vez más al ver con que clase de criatura estaba tratando.

Para sorprenderla un poco más con un ronroneo que pasó a ser un maullido de divertida travesura me le lancé y entré al agua. Ella atonita por verme totalmente empapado y chapoteando como si fuera un pequeño traviezo se reía junto conmigo y mis pequeños "miau".

Siempre pensé lo extraño que era ver como los humanos le tomaban confianza tan a la ligera a un animal, ¡aunque viendolo así dicha criatura no se atrevía a lastimarlos porque hasta él les temía!, pero entre los de su misma especie siempre había un desconocimiento mutuo que los llevaba a desconfiar a la primera vez que cruzaban palabras entre si.
En cambio, imaginen un ser cambiante, a quien un día lo ves convertido en animal y luego en humano, ¿Crees que es fácil darle tu confianza como con un ordinario animal?, al menos siendo humano no se podía, pues era mas fuerte la desconfianza debido al aura que llevabas contigo desde tu nacimiento, pero cuando eras un animal se les hacía fácil, o al menos eso conmigo siempre ocurría, porque de una u otra forma todas las mujeres caían rendidas ante la "preciosidad" de criatura que yo era. ¡Y no es modestia pero siempre me pasaba lo mismo!

¡Me imagino que dirían los hombres ante esto!, la respuesta posiblemente era la misma, no encontraban manera de tratar con mas alegría a un cambiaformas que a un animal ordinario. Después de todo eramos animales. Aunque por el "otro lado" no parecían ser tan criticos como las mujeres. Mas bien no le daban importancia al género, especie o raza más que cuando de clase social se trataba.
Eso parecía haberme dado a entender aquél el antiguo dueño de mi corazón, ¡que ciertamente tampoco era muy humano que digamos! Pero no se valía de un "disfraz animal" para sobrevivir en la cruda realidad.

¡Que extraña situación la mía! ¿O era mi destino?, porque solo las mujeres parecían entender mis penas y sabían como calmarlas.

Entre risas y salpicones eramos el único "ambiente" que el bosque tenía esa mañana, pero eso me reconfortaba más, pues hacía tiempo que no la pasaba "a solas" con una única persona (Mi constante vivir eran fiestas y bailes, y alguna que otra reunión sobre mi poesía cantada, porque siempre tenía críticos y amantes de mis melancolicas palabras, así que entonces siempre estaba rodeado de gente).

Si, sin duda alguna era la primera vez en tanto tiempo que compartía mi alegría con alguien más. Aunque me preguntaba si ella pensaba de la misma manera que yo, ya que poco sabía de ella y su vida, sobre todo de la razón por la cual ese día se encontraba tan sola en el bosque.

No parecía tan ingenua como su fisico y dulce sonrisa lo decían, porque a pesar de que yo era un "gatito" ella sabía como defendernos a los dos incluso de un desastre o tormenta.

Por el olfato que tenía y al ver hacia el cielo notando lo grises que estaban las nubes, supuse que una tormenta nos alcanzaría, así que al escuchar su voz salí inmediatamente del agua, nadando hacia la orilla, ahí me dejé envolver por sus brazos hasta saber hacia donde podríamos dirigirnos para cubrirnos del agua.

En mi estado podría fácilmente ahogarme, pero con las habilidades de supervivencia que tenía, mi lado humano era en este caso el más vulnerable.

Al igual que ella pude divisar a lo lejos una cabaña, la cual al menos todavía tenía el estado suficiente para resguardarnos un poco de la lluvia, al menos hasta que disminuyera un poco.

Luego que llegamos y nos instalamos, bajé de sus brazos para observar como se secaba y escurría los cabellos, tal ves se quitaría el vestido para quedar en ropa interior, al menos hasta que se secara, de lo contrario podría resfriarse, aunque de un momento a otro supe que no nos iría muy bien, pues ella empezaba a enfermar con cada estornudo que daba. Eso me preocupó un poco, pues no tenía algo con que cubrirla del frío que empezaba a acumularse. No al menos en el estado en el que me encontraba.

No pasó mucho tiempo para que con mis maullidos (¡según yo quise pensar que la convencería un poco!) lograra hacer que se recostara un rato en el suelo, para ayudarla y cubrirla con su vestido, aún sabiendo que eso la enfermaría un poco más. Aunque viendo que poco a poco perdía las fuerzas, y el conocimiento, eso me dio la oportunidad que tanto esperaba para poder regresar a mi forma humana, justo ahora que me sentía un poco mejor de mi resfriado, y que tenía las fuerzas suficientes para hacerlo.
Así aproveché y fingí buscar un poco de ayuda huyendo de su lado, para regresar a mi estado sin que ella se percatara. Pero como no parecía querer dejarse llevar por el sueño aún, no pude evitar que me viera un poco.

-A lo mejor no me reconocerá, y no temerá por eso, porque la fiebre le impedirá estar consciente por mucho. Entonces, creo que con esto podré ayudarla al menos un poco- sin pensarlo más me quité el saco que traía puesto y con él la cubrí. Me deshice de su vestido y lo coloqué en una silla que ahí había encontrado para dejarlo secar.

La cabaña no parecía estar tan descuidada después de todo, puesto que solo requería de ser limpiada para poder ser habitada nuevamente. Entonces al menos eso nos ayudaría un poco y nos protegería de la lluvia.

Desafortunadamente me preocupaba un poco su estado de salud, y temía por ella a que llegara a enfermar más, así que empecé a buscar por toda la cabaña un poco de material que me ayudara a calmar su fiebre un rato.

Busqué un trapo y un poco de agua que me servirían para bajarle la temperatura, y quizás si el tiempo mejoraba más adelante me la llevaría conmigo a la ciudad, y de ahí a mi casa, hasta verla mejorar.

Esos eran mis pensamientos, pero no podía asegurar que se hicieran realidad, puesto que no sabía todavía como explicarle mi forma humana sin que llegara a asutarse de un extraño que repentinamente llegó a la cabaña.

Hubo un momento en el que llegué a pensar que si la dejaba sola un poco no sucedería nada, pero cuando menos me lo esperé, justo cuando comenzaba a levantarme del suelo de madera, sentí su cuerpo casi encima del mío.

De no haber sido porque pude evitar que quedaramos en tan comprometedora situación al tomarla de los hombros delicadamente.
Y solo entonces pude volver a ver aquellos hermosos ojos que me parecían hipnotizar, muy cerca de los míos. Al igual que escuche una pregunta por parte de su dueña, quien ya no parecía tomarle importancia al hecho de que estaba semi desnuda.

-¿Quien eres?...¿Un felino?-¿Como era posible que lo supiera tan rápido? Mis razgos denotaban un poco un aire gatuno, aunque se me hacía casi imposible que un humano supiera adivinar algo así...¡Esperen un momento! ¿Acaso no era humana?
Tal ves esa era la razón del porque me atraía tanto su mirada, como si tuviera magnetismo. Un extraño y fascinante poder que solo ellas poseían. ¿Entonces solo era magia? No quería llegar a pensar que mis emociones habían llegado a ser mentira.

Para la situación en la que me había puesto dificilmente le pude responder, sobre todo porque eso me dejaba vulnerable ante lo que ella pudiera llegar a hacer si descubriera la verdad sobre mi identidad.
Aunque al ver que no se daría por vencida, pues me soltó una pregunta todavía más "peligrosa", tuve que bajar un poco la guardia y dignarme a responderle, sino tal ves seguiría con este extraño juego hasta el final.
Lamentablemente su pequeño amigo había huído "misteriosamente" y eso la tenía un poco ¿preocupada?

-Como decirte la verdad sin perder la poca confianza que me he ganado de ti, hermosa señorita


-¿Que eres, apuesto caballero?

-Ya lo sabes, ¿oh no?, señorita-desafortunadamente así como bondad había en mi también maldad llenaba a mi corazón, y el solo hecho de "jugar" así con ella hacía que mi oscuridad se encendiera.
¿Que era lo que pretendía hacer con semejante respuesta?, mi cuerpo parecía no querer reaccionar a mis demandas. Porque hasta entonces una de mis manos se había posado en su mejilla, pretendiendo con ello robarle un beso a tan "inocente" jovencita.

¿Pero en verdad lo era?, ¡vaya!, hasta eso me dejaba en duda con tan semejante mirada que parecía quemarme.

-Aunque de no ser así, ¿Por qué no intentas descubrirlo?, tal ves eso te ayudará a comprender porque es que estoy yo aquí a tu lado y no aquél traviezo minino que al parecer yacía acompañandote hace rato-podía controlarme para formular todas estas palabras, pero esperaba no ser demasiado altanero y hacer que se molestara al ocultarle un poco más mi verdadero ser.

Pero al mencionarle al "gato" ella fácil sabría lo que le trataba de decir, sino entonces porque alguien tan desconocido como este caballero tendría que saber de su relación con un indefenso animal.

Para sorpresa mía (¡Si que me sorprendía cada vez más!) ella no parecía verse lo suficientemente asustada y desconfiada de mi naturaleza original, aunque si sorprendida, pues aparentemente no parecía conocer a los de mi especie; o eso era lo que sus preguntas me daban a entender.

-Es posible, todo en este universo es posible, linda señorita, y no lo digo por nada, pues tus ojos también se me hacen conocidos, aunque sin duda increiblemente hermosos a comparación de los de otras mujeres que se han atrevido a "seguirme" casi hasta donde tu has llegado-siguiendo este extraño juego de seducción dejé que entrelazara sus manos con las mías, para poder sentir por primera vez con estos largos y finos dedos su suave y hermosa piel de diosa-tengo entendido que por tu sorpresa...no conoces a los de mi especie...¿estoy en lo cierto?
Son extraños los encuentros en los que "ellas" logran acertar en conocer la naturaleza con la que he nacido. Pero aparentemente tu te has guiado por mi esencia y has llegado hasta aquí con tal de descubrirlo todo.

Quizá una pista te daría a entender de donde vengo, o al menos la leyenda de mi especie.
Los gatos son fieles compañeros de las brujas, tanto que poseen la habilidad, o don, dado por ellas mismas para servirles en ocasiones como sirvientes -Solamente cuando la quimica entre ambos es grande como para tenerse una confianza casi indestructible-de transformarse en humanos. No te diré el nombre con el que se nos conoce, pues quiero ver como eres capaz de descubrirlo, ¿o con esta simple información ya lo has hecho?

¿Qué es lo que has visto en mi, dulce señorita? no soy peligroso, eso es cierto, porque nadie ha sabido sacar por completo al demonio que llevo dentro de mi...nadie excepto ella, la que una vez fuera mi primer y único amor. Aunque te aseguro que después de esta sorpresa volverás a tener de vuelta a tu pequeña compañía, si así lo deseas, porque presiento que esos preciosos ojos que tienes no estan solos, que ya tienen dueño que los ilumine e ilusione con más intensidad que la mía, ¿no es así?-pero de pronto quise detener mis palabras, para pedirle permiso de hacer un sutil pero importante movimiento entre los dos-Espero no lastimarte, al hacer algo de lo que estoy seguro no me arrepentiré-con mi rostro a pocos centimetros del suyo lentamente fui acercandome a sus labios y los saboreé con cierta delicadeza, pasando levemente mi lengua sobre ellos. Como el traviezo minino que era.

OFF: wahaai, para ser tan poco me he quedado >//<, espero que no haya sido muy pronto y que te guste.

Un extraño y ligero sonrojo pintó en esos instantes mis mejillas.

Hacía tiempo que no sentía la delicadeza de una mujer tocar mi rostro y corresponder a mis "travesuras", muy a pesar de que algunas veces esas traviezas caricias no eran mías sino de mi otro YO.

En esta ocasión algo hizo que sobrepasara la barrera con la que mi lado humano tenía acorralado a mi lado felino, y de manera curiosa ambos formaron un solo ser que por primera vez en tanto tiempo jugaba de una fascinante manera. Anhelando el calor y la ternura de una dama una vez más...pues ella se había marchado dejandole a este ser el cuerpo helado por la ausencia de sus caricias y mimos.

Mi lado tierno e ingenuo parecía querer salir a la luz, porque mi pequeña inexperiencia para amar a alguien se había acrecentado considerablemente, al menos así lo sentía esa tarde lluviosa, en la que el olor a tierra mojada me empezaba a excitar y a hacer desear la belleza de aquella hermosa señorita...mi gitana soñadora. ¿La futura dueña de mis alegrías y tristezas?, no lo podía saber aún con certeza, solo sabía que nadie antes me había cautivado de la manera tan natural como lo había hecho ella desde aquél instante en que la conocí.

Con sus labios pegados sutilmente a los míos le di paso a su travieza lengua, enlazandola con la mía, y saboreando con los ojos entreabiertos y brillantes de sorpresa y excitación (me había convertido en un chiquillo inexperto ante sus simples caricias de cristal) su sonrojo, le pedí permiso para posar mis largos dedos en sus finos y pequeños hombros que parecían de porcelana por lo blancos y suaves que se veían, ahora estando un poco húmedos (no se si porque ella también se empezaba a extasiar, o por el clima que nos envolvía a los dos con la lluvia).

Con una sonrisa en sus labios, mis manos accedieron a resbalar delicadamente por sus hombros, recorriendo sus brazos, hasta entrelazarme entre sus finos dedos, los cuales se soltaban de mi agarre y comenzaban a jugar de igual manera con mis ropas, como si quisieran buscar algo más allá de ellas.

-P-perdona mi inexperiencia, señorita-al ver como desabotonaba mi blanca camisa, me dio por agachar la cabeza de la vergüenza, pero una de sus manos se posó nuevamente en mi mejilla, impidiendo que siquiera me lograra esconder. Sus ojos me tenían hipnotizado, y hacían que accediera a sus deseos de sentir con sus dedos mi ahora desnudo torso. Un poco bronceado por la luz del sol, pero aún así yo seguía siendo de piel blanca por naturaleza. Muy parecida a la suya.

OFF: sorry por la tardanza, ahora en vacaciones aprovecho y te respondo lo más que pueda, espero que te guste este post