La multiplicación de los Oasis [Payne Manie Folie]

No llueve pero aún así siento el golpeteo, ¿puedes escucharlo amor? Sólo son mis oídos que suelen estar sordos los que pueden oírte, incluso cuando parece que no estás presente. - Rayos de sol van calentando la piel sobre mis dedos, ¿quieres tocar? ¿Puedes tocar? ¡Hazlo! ¡Siéntelo! ¿Es realmente el sol? –

Y como si siempre estuviera presente la risa estalla desde mis labios, va colgando como racimos de uvas maduras que se deshacen apenas tocan el suelo, continúan cayendo aún cuando nadie quiera recogerlas. No se cuanto es el tiempo ni pretendo medirlo, me siento ínfima sobre el océano de tus besos, de tus abrazos, de tu piel febril salpicada del sudor de ambos, pasión de tantas formas, tantos lugares de mi que han sido tuyos ahora, vivo metida entre tus brazos como aquellos viajantes que se protegen de la lluvia bajo la tienda que han construido. Tus manos son mantas y tus huesos cimientos sobre los que he formado mi vida. Una carcajada se escapa al escuchar esa palabra, ¿alguna vez sabré que significa? Inútil es intentar secar lágrimas que no salen. ¿Qué sentido tiene llorar cuando no hay nadie ahí para consolarte?

Pero tú estás siempre cerca y el siempre destruye al nunca, va dando pisadas fuertes, convirtiendo en pequeños trozos de sal que se deshacen bajo el rocío de nuestra unión cada vez más fuerte. Mi cuerpo se ondula bajo tu peso e incluso aquel ser que habita dentro de mí es capaz de reconocer lo que ahora hacen sus padres, aquello que no necesitan poner en voz alta porque lo nombran cada vez que llaman a uno de sus hijos. - ¿Cuántos dedos se necesitan para contar? ¿Hasta que número podremos llegar? ¡Cómo la mañana! Esa mañana perdida por la que algunos se lamentan, sólo para descubrir que luego de la noche vuelve a estar con ellos. Tú eres mañana vestida de noche, un engaño para no alejarte jamás… ¿qué significa jamás? –

Humano y animal van habitando en ti y por algunos meses también lo hacen en mí, eres fuente de todo lo que se ha creado, ¿podrá la hierba protegerse de la sombra que proyectan tus ojos? No son ellos quienes se han apagado, pestañas que baten y los esconden del sol, soy luz porque eres oscuridad, una no existe sin la otra. Me estremezco como si aún fuera aquella junto a la cerca, la que sentada esperaba sin saber qué, ahora que tu caricia se siente certera y el susurro de tus palabras inunda mi oído deseo tener seguridad, ¿puedo comenzar a hablar antes de que me sea arrebatado lo que parece ser tan escaso? Mi voz se alza y sólo se oye una, no cientos de ellas como solía ser en el límite del bosque, ya no necesito ser muchos para que puedas oírme.

- Fui más de una por mucho tiempo, más de una y al mismo tiempo sólo yo… miles de brazos pero sólo dos manos, cortinas que esconden lo que sólo una piel muestra… he dejado de ser una sin tener que cerrar los ojos, sin necesidad de esconder bajo las manos la tierra que he restregado intentando encontrar lo que buscaba. – hablando voy mientras recorro con mi nariz los contornos de este hombre tan amado. - Montaña y naturaleza… ¿será que puedo besar tus labios sin creer que despertaré para encontrar la cama vacía en la que hemos creado tanto? Aúlla a la luna aún cuando no seas un lobo, sube tus manos al cielo para agradecer si es que has hecho alguna plegaria… amor… oso que habita el centro de mi pecho donde ya no está mi corazón… una nueva mañana nacerá… ojos del cielo y cabello como fuego, su nombre es Morgen… cachorro de locura y tiempo. -

¡Y aún más hermoso suena salido desde sus labios! ¡Oh dulces labios que mi boca anhela! Estoy sedienta y eres el dulce néctar que sacia cada deseo multiplicado en tu agria ausencia. Morgen nacida de una noche, moviéndose en el espíritu del fuerte animal que es tan parte de ella como los ojos claros con los que observo a ese hombreoso que insiste en robar mi corazón una mirada tras otra. ¡Devuélvelo ladrón de minutos! ¡Raptor de momentos convertidos en recuerdos! Mis manos se estiran al oír sus palabras y toman las de él para poder besarlas en el gesto tantas veces repetido y cada vez más demandado.

-Soy tuya amor inesperado… soy tuya y puedes hacer conmigo cuanto hayas soñado… - me deleito con la calidez de su voz rítmica de compases suaves, melodías que su cuerpo crea sobre el mío, dentro de mí se siente en casa saliendo sólo para volver a encontrar esa recepción gustosa que mi centro ansía a darle. - ¿Y qué tal si todo el mundo que conozco es ese hombre que desea detenerlo? ¡Epoch das Höchsten! – Sustento y lucha parecen dos conjuntos de letras que se han reunido mal, no deben estar atadas a la fortuna de nuestros pequeños, me siento inútil frente a quien tanto talento posee, sólo mis labios parecen destinados a servir en la tarea de seguir esa cascada de infinitos besos que no detiene su torrente.

El grito desgarra mi garganta y no temo despertar a nuestros hijos, algo en mí sabe que seguirán durmiendo porque no son capaces de oír la liberación alcanzada luego de una carrera frenética sobre el manto tejido de aromas dispares convertidos en ahora sólo uno. Mi pecho sube y baja, un batir de alas que no emprende vuelo, desciende hasta convertirse en el ronroneo de otro animal desconocido. – Y estaré junto a ti cuando la batalla parezca querer ceder hacia la derrota… mañanas de amor y libertad serán ahora el inicio de todo cuanto creemos. ¿Me dejarás ir a tu lado incluso cuando la tierra tiemble bajo nuestros pies? –

Cosquillas no se detienen pese a que la respiración calma es la compañía del susurro, escucho la advertencia de mi amor y parece un detonante del miedo que hasta entonces se había extinguido. Morgen se remueve en mi interior y es la señal de que no es el camino correcto. - ¡No! – la voz aguda y el terror se apodera de mis dedos aferrados a sus hombros intentando no caer, la piel ha tomado otro color y son los escalofríos lo que ahora la recorren, - debemos asentarnos para poder pelear, ¿no has sido tú quién ha hablado de lucha? – nunca antes la claridad fue sinónimo de singular y ahora cada fantasma se aleja en una cobardía jamás demostrada.

Los gitanos serán nuestros amigos… - los gitanos son nuestros amigos… - y ahí donde nacieron nuestros ositos debe nacer este nuevo cachorro. Con las palmas toco sus mejillas para que mis ojos encuentren los suyos, desesperación inunda mis declaraciones, - déjame trabajar la tierra, labrar el suelo que nos dará alimentos y hará que no debas sufrir para conseguir lo que dicen necesitamos… permíteme ser la cordura que reemplaza a esa locura que amas… quiero serlo señor, ¿puedo serlo? – La negativa continúa repitiéndose, dando vueltas para con eso intentar obtener algún sentido, no me reconozco y espero que mi amor pueda hacerlo por ambos, no parezco ser esa que bajo la luna y la Diosa ha jurado eternidad y compromiso, unidos bajo sus ojos, reunidos frente a todo lo demás. – ya viene el amanecer, prepara los caballos y guíanos a la aldea… lo ha dicho la mañana. Morgen.-

La desnudez no molesta cuando es un acto de amor el que se ha llevado a cabo. Escucho las palabras de mi amor y siento su toque sobre la piel de mi vientre, Morgen se revuelve como queriendo decirle a su padre ¡Aquí estoy! ¡Estoy presente! Es un montículo redondeado la imagen que arroja mi figura bajo la manta que ese oso convertido en hombre ha puesto sobre nosotros. Liebe camina hasta mis brazos y puedo apreciar en ella también la esencia de su hermano que suele dormir hasta más entrada la mañana. Cada día me sorprendo con las similitudes y diferencias que poseen aquellos que hasta hace poco, o al menos así lo siento, vivían dentro de mí uno junto al otro. La libertad tiene facciones más duras, en cambio el amor es suave y tiene un efecto mágico en el rostro de mi amado, cualquier persona sería capaz de notar el cambio en sus ojos al ver a su pequeña, ella tiene mis ojos pero posee la mirada firme de su padre, esa que no vacila y que ahora parece resuelto a continuar el camino que sin querer he sugerido.

Necesito decir tanto pero no se como crear nuevas palabras, las que conozco no alcanzan y temo que todo aquello quede flotando en el aire, invisible, sin tener la posibilidad de que pueda ser encontrado. Epoch se remueve y lo atraigo hacia mí mientras Liebe se acomoda sobre mi regazo y parece mantener una conversación apacible con Morgen, sólo ellas entienden ese lenguaje que traspasa incluso las barreras del tiempo. Se, de algún modo, que la más pequeña de nuestros cachorros puede comprenderla aún cuando para nosotros sus palabras suenan como balbuceos. Mis ojos enfocan aquellos de naturaleza y descanso en su mirada hasta que la idea termina de formarse en mi mente, - debemos llevar algo… no tener las manos vacías cuando hemos recibido tanto, - en un gesto suave recorro el cabello claro de mi pequeña amor, ella sonríe logrando que mi corazón tome una temperatura que hasta hace poco sólo era capaz de alcanzar en la presencia de mi oso. – Quiero escucharte amor, lleva a Freiheit adentro y tus ideas llegarán a mis oídos acompañadas de un té… -

A la pronunciación de su nombre nuestro cachorro refunfuña sabiendo desde ya que el momento de partir ha llegado. Liebe no necesita más indicaciones y se pone de pie recogiendo flores como hace cada vez que nuestra casa rodante cambia de lugar. Ella es especial y quisiera preguntarle a mi amor si será también un oso de piel oscura o mantendrá ese tono de los campos en otoño, me siento ajena y a la vez parte de ese mundo animal que mi familia comparte, un elemento disonante que no desafina la sinfonía que somos. – Pequeña y trozo de mí, eres guerrera como tu padre y pareces tener rastros de locura en aquellas risas cálidas que acompañan tus pasos… no dejes que el dolor te alcance cuando no podamos poner nuestro pecho para recibir los golpes. – Se que no entiende todo cuanto digo del mismo modo en que yo solía mantener los oídos cerrados en los tiempos junto a la cerca. Epoch no sólo me ha encontrado también fue quien traza el camino que ahora recorremos juntos.

- ¿Dónde despertaremos mañana? – Desconozco las distancias pero se que no hemos dejado del todo la tierra que nos ha reunido. Mi cuerpo se cubre de telas que molestan y pican, preferiría seguir enrollada a mi oso, acariciando con manos inexpertas su piel que enciende la pasión de mi centro. El sol parece más alto y un llanto rompe ese silencio que mantenía aún cuando las palabras han ido saliendo, me siento perdida si no escucho la voz de mi esposo cruzar el cielo hasta alcanzarme, así parece sentirse también Freiheit que ha despertado al interior de nuestra casa y no ha encontrado los dedos de su hermana enlazados a los de él. Lo levanto mientras nuestra hija juega a imitar los pasos de su padre que ha terminado de guardar lo que suele llevarnos bastante tiempo armar, - ¿qué pasa mi pequeño libertad? No tengas miedo aún cuando el rugido de los animales parezca sonar a tu lado… avanzaremos junto a ti, detrás de ti… a tu lado y cuidando tus pasos hasta que ya no podamos caminar… -

Creo quizás que he puesto en voz alta temores que son en realidad míos, - una última barra de pan, leche y verduras es todo cuanto queda para hoy… - amor y libertad se reúnen mientras locura y tiempo unen sus labios queriendo saciar una sed que reaparece, - necesitamos llegar al destino… háblame de ese señor, amor… quiero tener respuestas a las preguntas que aún no he pensado.-

Ya no recuerdo, ahora son sólo imágenes que aparecen, una tras otra, muchas veces, ciento de veces aunque no me pertenecen. ¿Qué son entonces? Sus dedos se mueven buscando algo, pergamino, dibujos que en un comienzo no entiendo. Morgen parece dar un salto y con eso voy comprendiendo todo, puedo imaginar representaciones en miniatura de nuestros pequeños, de sus brazos cuelgan hilos que nosotros movemos, son como las lianas que los poderosos mantienen en cada uno de quienes habitan su misma tierra pero parecen pertenecer a algo distinto, una casta distinta. Esto no será así, esto es para arrancar risas, para calentar corazones, para devolver la alegría que han perdido algunos niños, esa que espero jamás se vaya de mis pequeños.

-¿Qué es eso? ¿A qué te refieres? – puedo tener una idea vaga de su esquema, pero necesito algo más concreto. Imágenes que no sabía estaban ahí aparecen y mis manos buscan papel y una pluma, las mismas que usa mi oso para no olvidar lo que pasa por su cabeza. No se escribir, tampoco leer, sólo he tomado una pluma en un par de ocasiones, me gusta sentir el peso entre mis dedos. –Contaremos historias, para todos. Historias que hablen de aquello que no conseguimos en nuestra vida, de viajes a lugares donde los árboles son más que las casas, donde los animales deambulan libres sin tener que permanecer en jaulas o temiendo de los humanos. Historias como las que cada noche escuchan nuestros pequeños…-

Y ahora salen los personajes, sobre el pergamino voy dibujando lo que mi mente enseña, paisajes y luego seres que a simple vista pueden parecer como cualquier otro, pero que desde cerca tienen esos hilos que los mueven. Mi ceño se frunce, aquello es como quitarle la libertad a alguien, esa libertad que incluso hemos elegido para nombrar a uno de nuestros hijos. Mi pequeña mañana se remueve, me recuerda que es sólo una fantasía lo que crearemos, dibujo un sol con brillantes rayos y luego deslizo la hoja para que mi amado oso la vea, - ¿te gusta? – creo que es primera vez que pregunto algo como eso, ¿estará cambiando algo en mí? Mis ojos se abren expectantes, sólo él tiene la respuesta a esas escenas que siguen apareciendo, una tras otra, todas en mi cabeza y mostrándome fábulas, cuentos, incluso novelas para recrear. ¿Podremos hacerlo?

-Con tela, madera y un poco de hilo podemos crear a los actores, también animales que acompañen y sean los amigos que todos necesitamos. Justo atrás una mañana soleada, - mi mano acaricia mi vientre abultado, falta sólo un par de meses para que nuestra pequeña esté con nosotros, ¿seremos capaces de tener todo listo a tiempo? Una vez más temo, por todos ellos más que por mí, la felicidad no me deja bajar los brazos, no puedo evitar sonreír a cada instante, es por ellos que me preocupo, porque tengan algo que llevarse a la boca, un lugar donde dormir y espacio para poder correr, jugar. Debo comenzar a buscar nuevas telas, algo de algodón con que recibir esta nueva osita, se que será como ellos y me alegra que puedan estar siempre acompañados, incluso cuando yo ya no esté.

-Nuestro pequeño teatro itinerante, tu teatro amor, el que crearás…-

Extraño como cada vez que abro mis ojos, mis oídos, los labios que besan y la boca que amo estás ahí. Siempre estás ahí y si fuera de un modo distinto mi vida ya no tendría sentido, ¿cómo podría llamarla vida siquiera? Tú le diste ese nombre del mismo modo en que lo hiciste conmigo. El sueño llega a mí aunque intente alejarlo, se apodera de la claridad que hasta hace poco estuvo presente. Tengo miedo otra vez de volver a lo que era antes, a que las voces que ahora sólo susurran griten en mi interior y no me permitan escuchar nada más. Estoy en un mundo donde soy apenas una espectadora, no pertenezco a lo que me enseñan, ¿cómo puedo estar y no estar? Mis manos tocan pero no sienten lo que está bajo sus dedos… no hay tiempo, nunca lo hubo.

Mi amor ahora también duerme, lo se por la respiración tranquila que choca contra mi piel, él es tan parte de mí como yo lo soy de él. Desearía tener algo más que entregarle, que por un día mis manos no estén vacías como lo han estado desde que me encontró. Me deslizo de sus brazos y por primera vez espero poder ser silenciosa y discreta. Nunca he podido darle una sorpresa porque siempre parece estar un paso más adelante. Mi mente está despierta, sólo escucho mi propia voz, quizás el resto también duerme. La manta que cubre a mis pequeños está en su lugar, su sueño es tan profundo como el de su padre.

Preparo lo que conozco, aquello que él mismo me ha enseñado a cocinar, lo que con gusto miro comer después de un día largo y en este caso justo cuando el día comienza. No se cuanto tiempo más tendré hasta que él esté junto a mí, me siento como aquel primer día en que lo vi, donde lo dejé tomarme de la mano sin saber a que destinos me conduciría, aún ahora sigo confiando en él del mismo modo, a ciegas. Detrás de mí puedo oír los pasos, grandes pasos que me dan la seguridad de que es mi oso quien viene para rodearme con sus brazos, para sentir la redondez creciente de mi vientre y como la pequeña se remueve bajo sus dedos, al parecer no soy la única que se alegra de su presencia.

Un susurro se escapa de mis labios. - Toda mi poesía es para ti. – no se que significa pero me hace sonreír, quizás sólo es él y la idea que ha estado dando vueltas en mi cabeza insistentemente. - ¿Podemos hacer nuestra historia? ¿Representar lo que hemos vivido? – mis ojos se abren como dos esferas gigantes, como el sol cuando está en su punto más alto o como la luna en esas noches en que debemos quedarnos en casa, cuando hay más animales y peligro rondando. Tengo dudas y sólo él tiene las respuestas, es así siempre para nosotros. Es extraño sentirse segura y tan llena de interrogantes al mismo tiempo.

Brazos que envuelven también atrapan, respiro en el hueco profundo de su cuello, justo ahí está lo que hace falta, ahora mi estómago también gruñe pero esta necesidad no es hambre de los alimentos que ya están listos. Es un apetito de su toque, de su contacto, de su piel desnuda junto a la mía y de sus dedos expertos enseñándome el paraíso. ¿Será que nunca puedo estar saciada de él? No quiero estarlo tampoco. Encontrar su boca es siempre fácil, el mejor modo de responder y de comenzar la mañana. Escucharlo hablar de nuestra historia la hace real, ¿eres real oso? La pregunta no debe ser dicha, lo tangible puede desaparecer con un soplido leve, no quiero ser quien destruye el castillo de arena.

-Vamos a comer y a imaginar nuevos mundos. He preparado algo para todos. Pan que conseguí caliente y un guiso que aprendí a preparar mientras te observaba la última vez. Hay también un poco de miel que podemos darle a los pequeños. Miel para mis osos, para mi amado Epoch, mi adorada Liebe y mi querido Freiheit… miel también para la pequeña Morgen. ¡La leche está lista! –

Sobre el lugar doy un pequeño salto y la risa escapa, tengo preocupaciones que amenazan con ensombrecer mi semblante, no puedo mostrarme débil cuando él es la fortaleza que llena todo. Mis manos se ocupan en llevar todo a nuestra mesa, puedo mirar de reojo como mi amado se encarga de los cachorros, temo dejarlos pronto, temo que traer esta nueva vida se encargue de arrebatarme la mía. Aún es pronto, aún tengo tanto que hacer. Una plegaria se eleva silenciosa desde mis labios, mi oso me ha enseñado el modo de hacerlo, necesito más fuerza.

-Haremos del teatro un hogar y dentro del hogar crearemos más para el teatro. Pan, vino, verduras, leche y mucha miel. Más miel – los murmullos me tranquilizan, escuchar la voz de mis pequeños exigiendo mi presencia me calma. Las voces suben su tono y quiero acallarlas, poner mis manos en los oídos y con eso tapar todo lo que pueda interferir en encontrar la luz que desprenden. Son color y calor, luz para la oscuridad que me traga, que se apodera de mí. ¡Tiende tu mano! ¡Atrápame!

Me siento en el regazo de mi amor, necesito su abrazo, el abrazo que me recuerda que todo estará siempre bien, que el peligro es sólo un temor sin fundamentos. Nadie puede atacarnos ahora que no puedo correr, la carga preciada de mi vientre aún necesita tiempo antes de acompañarnos en la casa rodante. No quiero convertir este momento en una predicción, no veo el futuro más allá de lo que puedo mirar en el horizonte. Tengo miedo y lo transformo en amor. Frente a él tengo un plato con lo que he preparado, frente a mis pequeños un cuenco de leche que ya beben solos y un trozo de pan para untar en la miel.

-¿No has notado cómo se siente uno de vacío después de un día bien lleno?-

Más miedo, más abrazos.

-¿Cuándo llegaremos? Necesito saber cuánto falta… - es extraño, la claridad se siente más presente. No soy Folie, sólo Payne.

Sólo el tiempo, sólo las horas pasadas, sólo lo que se escapa me ha podido enseñar lo suficiente para ahora entender lo que mi amor canta. Escucho su voz que llena el silencio, me uno a él y entono la misma melodía con mis labios. Somos dos mientras los pequeños ríen. ¡Incluso Morgen baila a nuestro ritmo! La canción habla de nosotros, de él para mí y del fututo al que temo. Son esos mismos temores los que se disipan, los que se elevan al cielo junto con las plegarias que poco antes he entregado.

Mi cabeza descansa en su hombro y mi corazón descansa en su pecho. Mi alma torturada se sana con su voz melodiosa y sus ojos son el bálsamo que encuentro cuando el camino es cuesta arriba.

-Que la diosa escuche mi gratitud, que sus oídos se abran para mis plegarias, que pueda oír esta súplica que entrego según tus enseñanzas… -

Me siento distinta, somos distintos. Las palabras salen como susurros que no necesitan viajar demasiado hasta llegar a él. Nuestros pequeños miran y también aprenden. ¡Cuan afortunados son y ni siquiera lo saben! Mi abrazo se cierra en torno a este hombre que también parece ser un brujo que hechiza la locura en mí. Estamos a solas aún rodeados de tanta gente y son varios los besos que logro robarle.

-Besos robados, los mejores besos… - y seguidos de recuerdos de unir nuestros cuerpos en los más diversos lugares. Desde la primera noche juntos en que él me mostró cada paso, hasta hace tan poco mientras los cachorros dormían.

-¿Puedes seguir cantando amor?- Liebe y Freiheit también asienten, al parecer no soy la única que disfruta con las melodías extraídas de algún lugar que nunca tiene fin. –Canta para nosotros, canta para los pequeños que escuchan siempre tu voz. – Y mi Epoch, mi oso ojos de naturaleza, mi amor con piel de la tierra y corazón enorme de montaña. Cada día prometo llenarte de bendiciones, de satisfacciones. Epoch de toda mi existencia, nada existe antes de ti, nada existe después de ti.

Ahora sólo descansamos y oímos, los cachorros con la panza llena y yo con la taza de leche entre las manos y sobre el regazo de mi amor. Las canciones siguen y aunque deba detenerlas no las hago, tenemos tiempo, el tiempo está de nuestro lado y confabula a nuestro favor.

-Y de las formas más diversas el amor se manifiesta.-

El espíritu de esta primavera privada...

Mientras el camino se hace pedregoso, luego quizás más suave y por lo mismo también más llevadero, voy trazando ideas, líneas que mi cabeza no consigue dar forma pero que a través de la voz de mi oso logran al fin encontrar sentido. Es tanto el ruido, tantos sonidos y también tantos los gritos que se mezclan con euforia que no convierte en hielo las fibras de mi corazón asustado.

Cuando cierro las manos alrededor de los pequeños dedos de mis cachorros, el mundo se transforma en un lugar aterrador y lleno de peligros. Camino, doy vueltas por nuestra casa cargada con el peso de tantas tribulaciones que siguen en el silencio, esperando salir y quizás con eso desaparecer hasta que ni siquiera queden insertadas en los recuerdos. Tengo miedo, pero muchas veces mi amor me ha recordado que no debo temer, que nada me pasará mientras estemos juntos. Y es con esa premisa en los labios que me acerco a él para ver que su trabajo y su imaginación tienen al fin un fruto tangible.

— ¿Freya? Freya… Freya… Freya… —

En mis labios saboreo aquel nombre por el que mis pequeños aplauden, siento en él una mezcla de divinidad y misterio. ¿Qué esconden esos muñecos repletos de hilos? ¡Oh pero cuando Epoch los mueve parece cobrar real vida! ¡Danzan, bailan, caminan como personas junto a un río!

— ¿Podremos crear escenarios? ¡Montañas! ¡Ríos! ¡Incluso un puente! ¡Un volcán que estalle para que los niños se sorprendan! —

Y las imágenes aparecen una tras otras, cuentos que crecen a medida que las palabras se forman, no las conozco pero no es necesario hacerlo para recrear escenas que sólo he visto aparecer en mis sueños. ¿Dónde están los temores ahora? ¿Dónde han quedado los miedos? Atrás se encuentra todo y mucho más atrás comienzan a enterrarse los restos de un pasado desconocido.

— Quiero crear muchos de esos. Gentes, animales, plantas y flores que podamos mover con nuestras manos y con esos hilos que hacen magia… ¿dónde podremos encontrar otros? ¡Vamos en marcha! ¡Todos adelante! —

Morgen lo aprueba, en mi interior asiente y puedo percibirlo como cosquillas que me hacen sonreír, sus hermanos la sienten, sus ojos demuestran esa comunicación compartida que nunca he podido entender.

— ¿También quieren formar parte, mis pequeños? Vengan acá, pídanle a papá crear cachorros como ustedes… ¡hagamos a un oso volar! —