AÑO 1842
Nos encontramos en París, Francia, exactamente en la pomposa época victoriana. Las mujeres pasean por las calles luciendo grandes y elaborados peinados, mientras abanican sus rostros y modelan elegantes vestidos que hacen énfasis los importantes rangos sociales que ostentan; los hombres enfundados en trajes las escoltan, los sombreros de copa les ciñen la cabeza.
Todo parece transcurrir de manera normal a los ojos de los humanos; la sociedad está claramente dividida en clases sociales: la alta, la media y la baja. Los prejuicios existen; la época es conservadora a más no poder; las personas con riqueza dominan el país. Pero nadie imagina los seres que se esconden entre las sombras: vampiros, licántropos, cambiaformas, brujos, gitanos. Todos son cazados por la Inquisición liderada por el Papa. Algunos aún creen que sólo son rumores y fantasías; otros, que han tenido la mala fortuna de encontrarse cara a cara con uno de estos seres, han vivido para contar su terrorífica historia y están convencidos de su existencia, del peligro que representa convivir con ellos, rondando por ahí, camuflando su naturaleza, haciéndose pasar por simples mortales, atacando cuando menos uno lo espera.
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Dificil Jornada [ocupado]
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Dificil Jornada [ocupado]
Terminé el trabajo de hoy, estaba como siempre, destrozado, cansado, hambriento, sediento... La jornada de este día fue solo para conseguir terminar de una vez la renta de esta semana, que por cierto, ya estaba terminando y no tenía dinero para la siguiente semana ni de broma. Tendría que costear la renta de esta semana y comprar un poco de comida que sería poquísimo. Cada día están los alimentos más caros y no paraban lo precios. Me dirigí primero al gran mercado y fui a mercadillo más barato, en el que desde hacía años compraba allí. Aunque esa comida de ese puesto en concreto no era totalmente fresca ni buena, pero era lo que más me podía permitir en este momento, bueno... nunca he podido comprar algo realmente bueno ni fresco.
Como siempre, volvía solo, todos los trabajadores éramos del mismo sitio, pero no quería hablar con nadie, tenía un sueño horroroso, pero quería hablar con alguien, hacía meses que no dirijía la palabra con nadie y he de admitirlo, no es muy bueno el no socializarse, hablar... aunque solo fuera un ¿Qué tal te va la vida? y algo así, una conversación. La verdad que no me gusta entablar relación de conversación o de lo que sea... no me gusta, pero cada cierto tiempo si me es apetecible tener ahora una conversación, pero la gente más o menos me conoce y ya no me dirige la palabra en ningún momento, saben que les voy a contestar de malas manera, en cierto modo me merezco que no me hablen por mi comportamiento pero... me es dificil el hacer contacto con la gente.
Ya no había mucha gente por la calle. Entre callejones olía a comida lista para servir y poner en la mesa... los olores venían a mi realmente alagadores, como algo que no comía desde que... es verdad... nunca había tenido bastante dinero como para tener una comida que oliera realmente así de buena. Como mucho quizás una escueta pieza de carne en el fuego, fuera de la casa era lo máximo a aspirar con los trabajos que podía llegar a realizar. Ser un analfabeto como casi cualquier otra persona, sobre todo por estos lares, venía muy mal a la hora de mantener comida en casa o el dinero de la renta semanal, que como siempre al final de cada semana no dormía, trabajando dos días seguidos sin parar, hasta que me llegaba la renta y mi cuerpo caía rendido en el suelo, donde se suponía que era mi sitio de dormir.
Dios estaba tan cansado de todo... de estar todo el día cansado, de no poder descansar bien, de tener hambre, de tener sed, de no tener dinero para permitirme una habitación digna y no pasar frío... que mierda de dinero. Todas esas necesidades me hacían mella en mi salud como era lógico, pero también en mi estado psicológico, admito que soy realmente una persona que no le gusta la compañía y demasiado entablar una conversación con alguien, que fui, soy y seré de seguro un insociable hasta que me muera, pero siempre me he preguntado que si no tuviera todas esa necesidades ese malestar, el exceso del trabajo y encima la preocupación de que nadie supiera lo que soy, quizás, y solo quizás podría haber sido una persona un poco más sociable, con una sonrisa de vez en cuando en mi cara y quizás pasar algún tiempo para mí mismo, sabría leer y escribir... aunque bueno para los trabajos a los que me suelo dedicar no se necesita demasiada cabeza ni pensamientos para lograr terminarlos.
Trabajos de agricultura, recadero, mensajero... una vez trabajé como vendedor de alimentos, pero en cuanto me equivoqué en una cuenta y faltó dinero en la caja... rápidamente me acusaron de ladrón y con una maldita patada en el culo fui despedido y perseguido para pagar los dos francos que faltaban en la recaudación del día. Y como siempre, luego de tener problemas, el mínimo, el que fuera, solo salía volando hacia donde fuera, lo más lejos y rápido posible. Malditos problemas...
Luego de trabajar como un mulo, de arriba para abajo, de allá para acá, como era lógico me dirigí a mi casa, no era una casa con jardín, claramente mi paga no era como para poder tener en mis manos tal cosa. Vivía en edificio, con unos pasillos muy largos, fríos, estropeados... y cada puerta era una habitación, la última puerta era mi habitación. Teníamos un fuego en medio del pequeño patio, y un servicio que era realmente asqueroso y lleno de carencias de limpieza, pero bueno. Mi habitación era pequeña, solo tenía una vela, y tres mantas con una almohada, ni siquiera era capaz de conseguir el relleno para un colchón, ya fuera de paja o de lana de oveja. Solo ponía una manta en el frío suelo y dos para taparme, no tenía mucho más, bueno si, tenía una vasija con una tapadera donde guardaba algo de comida, que ahora mismo andaba vacía.
Casi estaba por entrar en lo que era el edificio lleno de habitaciones, pero un olor en particular y cercano me llamó la atención realmente.
Como siempre, volvía solo, todos los trabajadores éramos del mismo sitio, pero no quería hablar con nadie, tenía un sueño horroroso, pero quería hablar con alguien, hacía meses que no dirijía la palabra con nadie y he de admitirlo, no es muy bueno el no socializarse, hablar... aunque solo fuera un ¿Qué tal te va la vida? y algo así, una conversación. La verdad que no me gusta entablar relación de conversación o de lo que sea... no me gusta, pero cada cierto tiempo si me es apetecible tener ahora una conversación, pero la gente más o menos me conoce y ya no me dirige la palabra en ningún momento, saben que les voy a contestar de malas manera, en cierto modo me merezco que no me hablen por mi comportamiento pero... me es dificil el hacer contacto con la gente.
Ya no había mucha gente por la calle. Entre callejones olía a comida lista para servir y poner en la mesa... los olores venían a mi realmente alagadores, como algo que no comía desde que... es verdad... nunca había tenido bastante dinero como para tener una comida que oliera realmente así de buena. Como mucho quizás una escueta pieza de carne en el fuego, fuera de la casa era lo máximo a aspirar con los trabajos que podía llegar a realizar. Ser un analfabeto como casi cualquier otra persona, sobre todo por estos lares, venía muy mal a la hora de mantener comida en casa o el dinero de la renta semanal, que como siempre al final de cada semana no dormía, trabajando dos días seguidos sin parar, hasta que me llegaba la renta y mi cuerpo caía rendido en el suelo, donde se suponía que era mi sitio de dormir.
Dios estaba tan cansado de todo... de estar todo el día cansado, de no poder descansar bien, de tener hambre, de tener sed, de no tener dinero para permitirme una habitación digna y no pasar frío... que mierda de dinero. Todas esas necesidades me hacían mella en mi salud como era lógico, pero también en mi estado psicológico, admito que soy realmente una persona que no le gusta la compañía y demasiado entablar una conversación con alguien, que fui, soy y seré de seguro un insociable hasta que me muera, pero siempre me he preguntado que si no tuviera todas esa necesidades ese malestar, el exceso del trabajo y encima la preocupación de que nadie supiera lo que soy, quizás, y solo quizás podría haber sido una persona un poco más sociable, con una sonrisa de vez en cuando en mi cara y quizás pasar algún tiempo para mí mismo, sabría leer y escribir... aunque bueno para los trabajos a los que me suelo dedicar no se necesita demasiada cabeza ni pensamientos para lograr terminarlos.
Trabajos de agricultura, recadero, mensajero... una vez trabajé como vendedor de alimentos, pero en cuanto me equivoqué en una cuenta y faltó dinero en la caja... rápidamente me acusaron de ladrón y con una maldita patada en el culo fui despedido y perseguido para pagar los dos francos que faltaban en la recaudación del día. Y como siempre, luego de tener problemas, el mínimo, el que fuera, solo salía volando hacia donde fuera, lo más lejos y rápido posible. Malditos problemas...
Luego de trabajar como un mulo, de arriba para abajo, de allá para acá, como era lógico me dirigí a mi casa, no era una casa con jardín, claramente mi paga no era como para poder tener en mis manos tal cosa. Vivía en edificio, con unos pasillos muy largos, fríos, estropeados... y cada puerta era una habitación, la última puerta era mi habitación. Teníamos un fuego en medio del pequeño patio, y un servicio que era realmente asqueroso y lleno de carencias de limpieza, pero bueno. Mi habitación era pequeña, solo tenía una vela, y tres mantas con una almohada, ni siquiera era capaz de conseguir el relleno para un colchón, ya fuera de paja o de lana de oveja. Solo ponía una manta en el frío suelo y dos para taparme, no tenía mucho más, bueno si, tenía una vasija con una tapadera donde guardaba algo de comida, que ahora mismo andaba vacía.
Casi estaba por entrar en lo que era el edificio lleno de habitaciones, pero un olor en particular y cercano me llamó la atención realmente.
Invitado- Invitado
Re: Dificil Jornada [ocupado]
Algunas veces tenemos que dejar de buscar para encontrar lo que más anhelamos.
Fue quizás el día más extraño en la vida de Aarón, aquel día habría salido temprano del trabajo puesto que no había llegado nada nuevo ni interesante, el hospital se volvía cada vez más monótono y aburrido cosa que el Cambiaformas simplemente detestaba. Habría querido pasar por el mercado ya que tenía que comprar algunos alimentos y alguna que otra cosilla más. Trabajar con Médico era algo que traía sus buenos frutos, además de que dominar el inglés, el español y el francés era una gran ayuda. Entre tanta persona “normal” no se sentía a salvo, estaba alerta y desconfiado puesto que toda su vida habría sido igual, escapando de todo y todos. Su vida se estaba convirtiendo en una fría y descolorida monotonía. Como toda persona normal seguía una rutina diaria, hacía las compras en el mercado, dormía por las noches (O eso era lo que todos creían, puesto que durante las noches era cuando podía transformarse sin temor alguno a que lo descubriesen y el rumor se esparciese rápidamente, como era de esperarse en una cuidad como Paris.
Regresó de aquel transe en el que había entrado gracias a un singular olor, un aroma particularmente conocido por los de su especie, ¿sería posible que hubiese otro cambiaforma cerca de aquel lugar? Aarón se exaltó, y en cuestión de segundos estaba más atento que nunca. ¿Sería aquella chica, O aquel chico? ¡No!, seguramente provenía de aquella misteriosa mujer que caminaba de un lado a otro en el mercado. –Seguramente si no hubiese tantas personas- Dijo en voz baja y como en un tono de enfado. Sería frustrante no poder encontrar al cambiaforma que se encontraba en aquel lugar.
Se dio por vencido nadie podría encontrar a nadie en un lugar como ese. Pero quizás si se concentraba podía tener un poco más de precisión. Se alejó un poco de aquella multitud, cerró los ojos centrándose en aislar aquel aroma tan particular dejando todos los singulares perfumes y olores corporales de lado logró aislar el aroma que sería de un Cambiaforma, no podría ser de nada más.
Comenzó a avanzar en dirección a donde se debería encontrar aquel, sin tomar en cuenta que no estaba ni siquiera presentable puesto que había salido de trabajar (Si bien trabajar de Cirujano era algo que no exigía mucho esfuerzo físico, era algo agotador por el hecho de soportar a las señoras esperando curas mágicas para las enfermedades de sus hijos o maridos, quizás alguno que otro hombre que no deseaba que su mujer se “curase” de las enfermedades, etc.
Caminó y caminó, hasta encontrarse en lo que sería la entrada de un edificio. Si bien había una multitud de gente considerable Aarón sabía que el aroma no podría provenir de otro lugar. Sin embargo no podría ir persona por persona preguntando “Hola, ¿tú eres el Cambiaformas?”. Creyendo que todo habría sido en vano y en que habría llegado hasta aquí para nada se sentó en un banco que allí se encontraba. –Quizás me estoy engañando a mi mismo- Pensó mientras cerraba los ojos y se dejaba llevar con el viento durante unos segundos.
Ya llevaba un tiempo ahí y creía que la soledad lo estaba consumiendo, no quería estar solo. No más.
Aarón Freeman- Cambiante Clase Media
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Re: Dificil Jornada [ocupado]
El olor se hizo más fuerte al darme la vuelta y busqué con la mirada a alguien que no conociera del lugar, que no era realmente difícil, pues el que era pobre, lo era por siempre hasta el día de su muerte y descansaba de tanta lucha durante esta asquerosa guerra de conseguir dinero y sobrevivir con lo poquito que nos daban para subsistir el día a día. Y qué cansado era dios... menos mal que tenía un cuerpo de 20 años, pero tenía un alma de cuarenta años de trabajos duros e inhumanos, aunque eso era lo que había para todos nosotros.
Vi a un varón sentado en un banco no muy limpio, hice una mueca, no era realmente bueno que se sentara en ese banco, podría coger algo. Lo miré a los ojos, aunque aún él no se había dado cuenta que estaba allí, mejor que mejor, no quería llamar la atención ni mucho menos. Aspiré un poco más el aire, intentando aislar los mundanos olores, el hombre olía realmente bien... estaba limpio, con buena ropa y bien alimentado, realmente era grande. Si se levantaba de seguro que era mucho más grande que yo, bueno eso ya se veía de lejos, realmente era un hombre medianamente bajo.
Me fijé en los ojos del hombre, se denotaban tristes ¿Qué cómo lo sabía? Es tan fácil… como vivir durante toda tu vida en un sitio donde los ojos tienen un brillo distinto al de otros tipos de vidas mucho más adineradas y despreocupadas. Bueno como dije este chico tenía de seguro muchísimo más dinero que yo de seguro. Sus ojos no se veían cansados, ni ojeras que le delataran, ni mucho menos manos demasiado sucias de trabajar en forzados trabajos de muchísimas horas. Además que tampoco era de este barrio, este era el más pobre de toda París, los edificios de por aquí se denotaban cansados de estar tanto tiempo de pie, derruidos, destrozados…
Suspiré dando un reojo de nuevo a mi edificio, cada día al igual que yo se convertía en un adefesio en potencia. Dios cada día me veía peor, que pena de cuerpo maltratado por esta vida. Cuerpo descuidado de todo cuidado que fuera necesario en el tratado normal de un cuerpo con una vida normal. Lo explotaba sin cuidado de ello, trabajando hasta terminar muy dolorido, no descansaba ni la mitad de lo mínimo y la alimentación… el estómago se había acostumbrado a no comer casi nada en mucho tiempo, había pocas comidas que mi estómago podía permitir en él y encima no podía permitirme una comida al día. Menos mal que era lo que era y era difícil hacerme enfermar. Enfermar, eso ya sería el colmo de los colmos… el estar parado en el frío suelo, que de seguro haría empeorar mi enfermedad y podría morir de inanición ya completamente o de no tener dinero para las medicinas requeridas para la enfermedad.
Me acerqué al varón que aún seguía sentado en el banco, no perdía nada, bueno quizás algo de tiempo en la “cama” pero no viniendo de por aquí el hombre, bien le vendría saber que no es bueno pasearse por aquí como si nada, si es que no vives aquí, puede ser realmente peligroso. Esta gente robaba a los que no eran o no conocían del lugar-¡Oye tu! El que está sentado…. Será mejor que marche a su hogar si no desea ser asaltado Señor…- no portaba nada en mis manos, solamente llevaba una ropa estropeada, sucia, deshilachada, toda la tela estaba bien desgastada y fina, no abrigando nada de nada en medio de tanto frío del pleno invierno en el que nos encontrábamos, tenía tanto frío y tan acostumbrado a él que ya me era indiferente sentirlo- Corre peligro de quedar enfermo o de o que es más probable… de que lo atraquen y lo dejen sin calzones Señor. Váyase por donde ha venido.- dije está última frase girándome hacia el edificio, pero manteniendo mi mirada en la suya, realmente me gustaba esa sensación... al verlo. Que idiotez…
Vi a un varón sentado en un banco no muy limpio, hice una mueca, no era realmente bueno que se sentara en ese banco, podría coger algo. Lo miré a los ojos, aunque aún él no se había dado cuenta que estaba allí, mejor que mejor, no quería llamar la atención ni mucho menos. Aspiré un poco más el aire, intentando aislar los mundanos olores, el hombre olía realmente bien... estaba limpio, con buena ropa y bien alimentado, realmente era grande. Si se levantaba de seguro que era mucho más grande que yo, bueno eso ya se veía de lejos, realmente era un hombre medianamente bajo.
Me fijé en los ojos del hombre, se denotaban tristes ¿Qué cómo lo sabía? Es tan fácil… como vivir durante toda tu vida en un sitio donde los ojos tienen un brillo distinto al de otros tipos de vidas mucho más adineradas y despreocupadas. Bueno como dije este chico tenía de seguro muchísimo más dinero que yo de seguro. Sus ojos no se veían cansados, ni ojeras que le delataran, ni mucho menos manos demasiado sucias de trabajar en forzados trabajos de muchísimas horas. Además que tampoco era de este barrio, este era el más pobre de toda París, los edificios de por aquí se denotaban cansados de estar tanto tiempo de pie, derruidos, destrozados…
Suspiré dando un reojo de nuevo a mi edificio, cada día al igual que yo se convertía en un adefesio en potencia. Dios cada día me veía peor, que pena de cuerpo maltratado por esta vida. Cuerpo descuidado de todo cuidado que fuera necesario en el tratado normal de un cuerpo con una vida normal. Lo explotaba sin cuidado de ello, trabajando hasta terminar muy dolorido, no descansaba ni la mitad de lo mínimo y la alimentación… el estómago se había acostumbrado a no comer casi nada en mucho tiempo, había pocas comidas que mi estómago podía permitir en él y encima no podía permitirme una comida al día. Menos mal que era lo que era y era difícil hacerme enfermar. Enfermar, eso ya sería el colmo de los colmos… el estar parado en el frío suelo, que de seguro haría empeorar mi enfermedad y podría morir de inanición ya completamente o de no tener dinero para las medicinas requeridas para la enfermedad.
Me acerqué al varón que aún seguía sentado en el banco, no perdía nada, bueno quizás algo de tiempo en la “cama” pero no viniendo de por aquí el hombre, bien le vendría saber que no es bueno pasearse por aquí como si nada, si es que no vives aquí, puede ser realmente peligroso. Esta gente robaba a los que no eran o no conocían del lugar-¡Oye tu! El que está sentado…. Será mejor que marche a su hogar si no desea ser asaltado Señor…- no portaba nada en mis manos, solamente llevaba una ropa estropeada, sucia, deshilachada, toda la tela estaba bien desgastada y fina, no abrigando nada de nada en medio de tanto frío del pleno invierno en el que nos encontrábamos, tenía tanto frío y tan acostumbrado a él que ya me era indiferente sentirlo- Corre peligro de quedar enfermo o de o que es más probable… de que lo atraquen y lo dejen sin calzones Señor. Váyase por donde ha venido.- dije está última frase girándome hacia el edificio, pero manteniendo mi mirada en la suya, realmente me gustaba esa sensación... al verlo. Que idiotez…
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Re: Dificil Jornada [ocupado]
“I feel like I’m a hopeless romantic
I can’t help falling in love
I fiend for love
I want it, I crave it
I just can’t get enough”
I can’t help falling in love
I fiend for love
I want it, I crave it
I just can’t get enough”
Ahí se encontraba, buscando y esperando a quien sería el dueño de aquel singular aroma, un aroma que lo hacía desear más y más. Definitivamente se trataba de un cambiaformas, pero sería extremadamente difícil descifrar cual de todas estas personas sería el dueño del mismo. Se sumergió completamente en sus pensamientos, quizás el permanecer con los ojos cerrados le ayudó a simplemente perderse en aquel estanque de dudas, consultas, respuestas, vacilaciones, etc. Permaneció así durante unos 5 minutos, pensando sobre su vida como cambiaformas, sus transformaciones, el hecho de comenzar a perfeccionar las mismas para mantenerlas por aún mayores lapsos de tiempo, etc. En aquel instante una voz perturbó sus pensamientos, la voz de un hombre. Abrió lentamente sus ojos para observarlo de arriba abajo, notando su flacura, su cansancio. Cosas que algunos a esta edad no deberían ni conocer. Quizás su edad rondaría en los 20-25 años, no más. Sin embargo había ignorado completamente una de las razones que lo habían llevado hasta ahí, aquel aroma era ahora más fuerte y parecía provenir del hombre que tenía parado frente suyo, Oh casualidad.
Escuchó atentamente a sus palabras mientras lo observaba tranquilamente a los ojos, quizás la expresión que se dibujaba en su rostro era una expresión de soledad, de haberse cansado de estar buscando por años y no haber encontrado nada. En fin, escuchó. A los pocos segundos de que el chico terminase de hablar dibujó una enorme sonrisa en su rostro, típico de Aarón, sonreír en los peores momentos. –Verdaderamente te agradezco por la advertencia, creo poder defenderme en el peor de los casos. Pero en realidad estaba esperando a una persona, no sé quién es, pero lo estoy esperando- Su tono de voz era sereno, como si no fuese posible hacerlo perder esa calma en la que se encontraba. –Y sí me enfermase podría curarme, espero los años estudiando medicina sirvan para algo…aunque hoy en día ya ni se sabe- Dijo mirándolo a los ojos y perdiéndose en ellos por un leve instante.
-Y tú, ¿qué haces aquí?- Sería interesante conversar con alguien de su misma raza, si bien eran en gran parte humanos y los humanos eran todos iguales, con el típico miedo a lo desconocido.
Aarón Freeman- Cambiante Clase Media
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Re: Dificil Jornada [ocupado]
Miraba por los alrededores, realmente era casi peligroso andarse por estos sitios si no eras del lugar. La gente se conocía y si no eras del barrio podían hasta apedrearte por si les hacían algo peor a lo que ya les rodeaba. La verdad que además de ser analfabetos muchos de ellos no estaban preparados para tener unas relaciones sociales con la gente, parecían sacados de una caverna y puestos a trabajar de sol a sol por un pequeño jornal con el que salían hasta bien contentos con una sonrisa tonta.
Vi como el hombre sentado me miraba de arriba a bajo nada más que abrió sus ojos, pero ya estaba inmutado a aquellas miradas que no tenían derecho a mirar nada o que acusaban o se jactaban, aunque no sentí nada en su mirada a lo que ya andaba bien acostumbrado. Me sorprendió en cierta manera, pero poco importaba, no había que bajar la guardia ante una persona que podía darte una navajada en la espalda en cualquier momento ¿No? Además solo era un desconocido que por cierto… apostaba… bueno no apostaba porque no tenía nada pero de seguro que era de mi raza, él era el que despedía ese aroma que los humanos no echaban. Ese aroma especial aunque claro cada uno tenía el suyo, y el de él especialmente olía a parte de hospital, especias salvajes y aire limpio, como si recién hubiera llovido.
Con que… era médico. La verdad que era bastante raro e inusual que un médico anduviera por aquí si realmente es que necesitaba un enfermo que un médico fuera a verle o que necesitara la familia de un fallecido que afirmara su muerte. Por lo demás, era bien raro que se viera un médico por estos lares- ¿Esperando a alguien? …- lo miré inquisidoramente, lo más seguro es que si él era un cambia formas, quizás… ¿Me andara buscando a mí? - Señor, si busca a alguien puede preguntarme quién busca y yo quizás podría ayudarle, los que vivimos aquí siempre somos los mismo hasta el descanso eterno…- mi voz no era ni demasiado alta, ni demasiado severa, cosa que me sorprendió en cierta manera.
-Seguro que usted se recupera sin más demora, ser médico y tener dinero es algo suficiente como para evadir la muerte duran
Aceptaba que era demasiado insociable y ya de por sí siempre hablaba malhumorado o severo, pero me hizo gracia que no le contestara de esa manera al hombre de enfrente- Me llamo Roger- dije dejando que mi acento inglés se hiciera más presente para que mi nombre fuera bien dicho. La verdad era que hacía muchísimo que no veía mi tierra natal y no hablaba en inglés tampoco, solo pensaba en inglés eso si.
- Yo andaba hacia mi casa para ir a descansar, pero usted me llamó la atención la verdad, pues su vestimenta no es igual a las de las personas que habitan por estas calles, Señor. Y solo venía a darle mi advertencia de lo peligroso que puede ser el anda por aquí si no es del barrio, aunque quizás se salve si dice que es médico, aunque aún hay muchas personas que aborrecen a los doctores… no sé que sería peor ahora que lo pienso- dije llevando un dedo índice hacia mis labios pensando. Ciertamente no lo sabía, pero tampoco quería pensarlo demasiado… ¿O sí?
Vi como el hombre sentado me miraba de arriba a bajo nada más que abrió sus ojos, pero ya estaba inmutado a aquellas miradas que no tenían derecho a mirar nada o que acusaban o se jactaban, aunque no sentí nada en su mirada a lo que ya andaba bien acostumbrado. Me sorprendió en cierta manera, pero poco importaba, no había que bajar la guardia ante una persona que podía darte una navajada en la espalda en cualquier momento ¿No? Además solo era un desconocido que por cierto… apostaba… bueno no apostaba porque no tenía nada pero de seguro que era de mi raza, él era el que despedía ese aroma que los humanos no echaban. Ese aroma especial aunque claro cada uno tenía el suyo, y el de él especialmente olía a parte de hospital, especias salvajes y aire limpio, como si recién hubiera llovido.
Con que… era médico. La verdad que era bastante raro e inusual que un médico anduviera por aquí si realmente es que necesitaba un enfermo que un médico fuera a verle o que necesitara la familia de un fallecido que afirmara su muerte. Por lo demás, era bien raro que se viera un médico por estos lares- ¿Esperando a alguien? …- lo miré inquisidoramente, lo más seguro es que si él era un cambia formas, quizás… ¿Me andara buscando a mí? - Señor, si busca a alguien puede preguntarme quién busca y yo quizás podría ayudarle, los que vivimos aquí siempre somos los mismo hasta el descanso eterno…- mi voz no era ni demasiado alta, ni demasiado severa, cosa que me sorprendió en cierta manera.
-Seguro que usted se recupera sin más demora, ser médico y tener dinero es algo suficiente como para evadir la muerte duran
Aceptaba que era demasiado insociable y ya de por sí siempre hablaba malhumorado o severo, pero me hizo gracia que no le contestara de esa manera al hombre de enfrente- Me llamo Roger- dije dejando que mi acento inglés se hiciera más presente para que mi nombre fuera bien dicho. La verdad era que hacía muchísimo que no veía mi tierra natal y no hablaba en inglés tampoco, solo pensaba en inglés eso si.
- Yo andaba hacia mi casa para ir a descansar, pero usted me llamó la atención la verdad, pues su vestimenta no es igual a las de las personas que habitan por estas calles, Señor. Y solo venía a darle mi advertencia de lo peligroso que puede ser el anda por aquí si no es del barrio, aunque quizás se salve si dice que es médico, aunque aún hay muchas personas que aborrecen a los doctores… no sé que sería peor ahora que lo pienso- dije llevando un dedo índice hacia mis labios pensando. Ciertamente no lo sabía, pero tampoco quería pensarlo demasiado… ¿O sí?
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