La decisión más difícil no es tuya, es mía | Privado (+18)

Estaba acurrucada en sus brazos, me sentía muy cansada, mis ojos se cerraban solos, mi corazón latía a ritmo lento, suave, frágil, solo quería dormir, dormir días completos, sentía sus caricias suaves y delicadas, aquello mas me relajaba y mis ojos mas se cerraban, cuando el carruaje se detuvo me abrace a su cuello, aun en sus brazos, casi no tenia fuerzas para nada, abrí los ojos, viéndolo dulcemente, seguía sin poder creer todo lo sucedido, mis cabellos caían en cascada por mis hombros, mis ojos volvieron a cerrarse, mi cabeza se apoyo en su hombro.

Escuchaba voces a lo lejos, y la voz de el mas firme y fuerte, entramos al lugar, ni siquiera observaba como era, solo me interesaba estar en sus brazos y dormir....dormir mucho, sentí como me dejo con suavidad en uno de los sillones, era cálido y suave, abrí los ojos observándolo, sintiendo su beso, escuchándolo, le sonreí de manera cansada
-si, esta bien...gracias...por todo...- Murmure sonriendo, acurrucada en el sofá, observándolo irse de la habitación, me quede allí acurrucada, un delicado suspiro escapo de mis labios, trataba con todas las pocas fuerzas que me quedaban de mantenerme despierta, pero cada pocos segundos encontraba que me estaba quedando dormida irremediablemente...

No se cuanto tiempo me quede dormida, quizás segundos, o minutos, o mas, el ruido de la puerta abriéndose me izo despertar de golpe, sobresaltada por segundos al no reconocer donde estaba, hasta que poco a poco los recuerdos comenzaron a inundar mi mente de diversas imágenes, donde él, era el único protagonista, hice esfuerzo por sentarme, seguía muy agotada, pero el dormir un poco me había ayudado, trate de arreglar mis cabellos y alizar mi vestido avergonzada, sin saber la imagen que presentaba ante el...-lo...lamento yo...no estoy...muy presentable...- Murmuro avergonzada mirándolo a los ojos, perdiéndome una vez mas en ellos...un suspiro suave y delicado escapa de mis labios...

Cuando se aseguró que la comida estaba en producción regresó a donde descansaba su amante. Estaba dormida y eso le preocupó a Violante. No quiso desperterla pero agudizó sus sentidos, era responsabilidad de él que estuviera tan débil y era consciente del riesgo que representaba dormir, muchas veces ya no se despertaba, mas el vampiro estaba atento, si el corazón dejaba de latir iría desesperado a hacer algo que en sano criterio no haría, convertirla en una inmortal.

Al igual que ella y su sereno pensamiento, Violante perdió el sentido del tiempo, contemplarla dormida como una pequeña le ablandó el corazón. Casi sintió ganas de llorar y en su mente ya se generaban las respuestas a ese sentir que lo abrumaba, que lo arropaba con sutileza y calidez... se estaba enamorando, no, ya estaba enamorado de ella, él lo comprendía y absurdamente lo negaba.

Se escuchó un ruido a su espalda, una puerta. —La cena está servida mi Señor— anunció la voz de una dama y eso irritó a Violante, pese a que era lo que esperaba. No se trató del tono de la sirvienta o que hubieran hecho un banquete tan rápido, fue el hecho de haber despertado a su bella flor, a su golondrina cautiva y que él había ofrecido lo más valioso, una libertad.

Los pensamientos de ella se hicieron los del vampiro, también recordó el suceso del restaurante y sobre todo del carruaje, creyó estar en el momento, creyó sentir de nuevo esa piel cálida, escuchar las inocentes palabras nacidas de una boca divina... se excitó. Pero ella lo vio y éste no tuvo más remedio que difuminar los recuerdos y avanzar hacía ella. Se inclinó y la cargó llevándola en brazos, —ven amada mía— le susurró, ella se volvió a acurrucarse, seguía débil aunque el sueño si le había servido. Avanzaron rápido y pronto llegaron al comedor.

Como lo había ordenado, ya un espléndido banquete estaba dispuesto. Tan grande como si fuera hecho para una familia completa, como si creyeran que su amo acompañaría a su invitada con algún bocado. Pero al igual que el cochero toda su servidumbre conocía la naturaleza de su amo; sin embargo, no podían hacer un lado los protocolos, el vampiro no se los permitía.

Violante sentó a Ainara en el asiento que le correspondería a él, un pequeño trono tallado en una fina madera de pino ruso, exquisito y cálido. —Come querida, alimentate bien que quiero mostrarte algo— le dijo y la servidumbre le facilitó el pan, la carne, las verduras y el vino. Mas el vampiro retiró éste último y pidió jugo, no era su intención alcoholizarla, la necesitaba totalmente consciente.

Cuando el me cargo en sus brazos, me acurruque, no pude evitar pensar que allí es donde pertenecía....estar en sus brazos era mi lugar...el lugar en el que quería estar, el lugar en el que había decidido estar, el aroma a comida llegaba hasta mi, de pronto descubrí que si tenia hambre y mucha, no observe el camino que tomamos, todo lo que observaba era su rostro, todo lo que me interesaba era el...solo el...

Cuando me llevo al comedor y me dejo sentada en aquella hermosa silla, observe la mesa, era todo un banquete, parecía que se iban a alimentar muchas personas con aquella comida, pero la única que probaría bocado alguno seria yo...le sonreí de manera dulce al oír sus palabras, mis ojos se perdieron en los suyos, me causaba curiosidad ese algo que quería mostrarme, comencé a comer parecía pajarillo, comía un poco de acá y un poco de aya...probando a penas un bocado de cada platillo, pronto me sentí satisfecha, bebí un poco de jugo, me limpie los labios con la servilleta, era increíble que después de dormir y comer ya me sintiera con mas energías...y así era, aunque también se debía en parte a lo feliz que me sentía...si, me sentía feliz allí con el...mi corazón latía con renovadas energías.

-gracias....no tengo como agradecerle todo lo que a hecho por mi...- Murmuro tomando su mano perdiéndome una vez mas en sus ojos, una sonrisa dulce adorna mis labios, una sonrisa que solo guardaba para el, mi corazón se acelero al observarlo, un suave color apareció en mis mejillas...-que es aquello que desea mostrarme?...- Pregunte con curiosidad sin dejar de sonreír mientras observaba sus ojos, pensando que deseaba alargar lo mas posible el momento de separarnos...no quería que llegara la hora de irme, quería permanecer junto a el cada momento...

Mis propios pensamientos me asustaban, era algo en lo que no había pensado nunca, ni mucho menos sentido pero no quería detenerme a analizarlo, solo me limitaba a estar junto a el, disfrutar de su compañía hasta el ultimo momento...aprovechar el ahora...por que del mañana, nadie es dueño...

La voz de Ainara y su mano sobre la de Violante le despertaron un sentimiento que lo hizo estremecer, la maldad de sus ojos se esfumó, el calor de Ainara lo dulcificaba se sentía sereno. El vampiro le sonrió con cariño y detectó los pensamientos de sus sirvientes. Estaban asombrados por lo que la mujer estaba provocando en su señor.

—Por favor, no te limites a dirigirte a mí como príncipe... somos amantes ¿no es cierto?— dijo intentando escucharse perverso, mas sonó un tanto infantil. Entonces Violante se sintió tímido y de no estar ya muerto hubiera mostrado un rubor en sus mejillas.

—Ahora vayámonos— la ayudó a levantarse con delicadeza, luego con un movimiento atrevido volvió a cargarla. Sí, Violante se había enamorado de ésta mujer y él ya lo había aceptado... La quería.

El príncipe dio unos pasos con dirección a la sala de estar y luego haciendo uso de su velocidad sobrenatural se dirigió como un rayo a su amplia alcoba ubicada en el segundo piso. Cuando entraron al cuarto de Violante la oscuridad los arropó y sólo los ojos del vampiro desvelaban una luz como incandescentes. El príncipe la bajo, ella se mantuvo en pie y no se movió. Nuevamente hizo uso de su velocidad y encendió las luces que emitían una agradable luz. Las paredes color arena transmitían serenidad, hacían juego las cortinas rojas del balcón, el edredón de la cama y la misma puerta de caoba. La cama, era un exquisito juego Luis XV, con grandes columnas y amplias cortinas con las que podías quedar recluido en el interior.

Mientras Ainara contemplaba el lugar Violante caminó hasta la cómoda tallada en un relieve histórico de su natal Rusia y del cajón principal sacó una caja. La abrió y de ésta extrajo un precioso collar de diamantes, grandes y deslumbrantes. Una joya que digna de la realeza, digna de él y quien decidiera convertirse en su princesa. Caminó lentamente a ella, los ojos de ambos se cruzaron un instante y luego Ainara se distrajo con el brillo de los diamantes. —Date media vuelta— dijo en un tono seductor y ella no desobedeció. El vampiro alzó el collar y lo deslizó por el cuello, delgado, frágil y que le había proporcionado sangre, la mejor que había probado. Una vez el collar quedó enganchado Violante retiró sus manos, la tomó entre sus brazos y juntos caminaron hasta el espejo. —Mirate, ni siquiera está hermosa joya que de tu cuello prende, tan valiosa que miles matarían por ella, tantas mujeres que harían lo que fuera tanto como vender su propia alma. No tiene comparación con tu belleza, tu mismo esplendor no la permite brillar. Ainara como un cupido has penetrado mi corazón, representas tanto para mí que no te quiero perder, quiero que estés conmigo por siempre... te... te amo— como un canto la voz del príncipe se desparramó por todo el cuarto. El espejo reflejaba el rubor de la mortal joven que en los brazos de un asesino creía estar a salvo.

—Dime, renunciarías a la vida por mí... aceptarías el don oscuro por voluntad propia... Serías mi compañera para toda la eternidad...— Violante no estaba midiendo sus palabras, no había explicación a esa reacción de él para con esa mortal, ni siquiera había sentido algo tan inmenso con Benelope... ¿o sí lo había hecho y ya lo había olvidado? No importaba, el momento era ahora con Ainara.

Me sonroje ligeramente al oírlo, era cierto...somos amantes, tome su mano poniéndome de pie, sonrojandome mas y dejando escapar un jadeo ahogado de sorpresa al sentir como me cargaba en sus brazos, me abrace a su cuello acurrucándome, en sus brazos sentía...como...si ese fuera el lugar al que pertenecía...cuando me dejo en el suelo, observe alrededor, estábamos en una alcoba, mire alrededor de manera curiosa, era una habitación exquisita, hermosamente decorada, mis ojos luego se volvieron a posar sobre el, sentía mis mejillas cálidas aun, sonrojadas, cuando el regreso a mi, observe sus ojos y luego la hermosa joya que tenia en sus manos, no me llamaba la atención el valor de esta...pero si su hermosura, escuche sus palabras y me gire, me retire el pelo para que le fuera mas fácil colocarlo y abrocharle el seguro, sonreí apoyando mi espalda en su pecho, camine con el hasta el espejo, observe mi reflejo en el espejo, me sentía, me veía diferente, estaba feliz, por primera vez estaba feliz, me sorprendí por sus palabras, mi corazón comenzó a latir a prisa, me lleve una mano al pecho sintiendo los latidos.

No sabia que responder, me giro mirándolo observando sus ojos de manera dulce, compartir la eternidad a su lado...tome su mano colocandola allí donde se sentían los latidos de mi corazón, el que solo latía por el...solo cuando estaba a su lado...un suspiro abandona mis labios y asentí con la cabeza sin dejar de ver sus ojos...
-si...quiero compartir la eternidad contigo...quiero estar...a tu lado...siempre...- mis ojos se llenaron de lagrimas de felicidad, estaba enamorada...me..había enamorado de el perdida e irremediablemente...me mordí el labio inferior...-yo lo dejaría todo...por ti...por que...te amo...- le dije observando sus ojos, lagrimas de felicidad recorren mis mejillas, de manera instintiva me abrace a el apoyando mi frente en su pecho, cerré los ojos en sus brazos, quería estar allí...siempre, allí era donde pertenecía...entre sus brazos y allí era donde quería estar

Violante se sintió conmovido por las lágrimas de Ainara y cuando ésta se le entregó a los brazos él no hizo más que sostenerla y besarle la frente. El príncipe no necesito leer la mente de su amante, de su amor para descubrir que ella no veía interés en su corona, ella lo amaba como un ser. No le había importado saber el demonio que él era, lo había aceptado tal cual y aunque era ingenua al creer que la eternidad es una vida sencilla. Tomó la decisión de acompañar a Violante.

El vampiro entre abrió la boca mostrando sus colmillos a la habitación, ya que Ainara lloraba con una dulce niña en su pecho. Cerró su boca y apartó ligeramente a su bella dama. —Bien amor, vivamos por siempre— dijo y con lentitud fue acercándose al cuello mostrando sus colmillos en todo su esplendor. En ese lapso escuchó el corazón de su hermosa amante, estaba desbocado, ella temblaba, pero no de temor más bien, era una ansiedad a lo incomprensible o eso creyó Violante. Y es que ese sentimiento también lo vivió él cuando Dragos le otorgó el don oscuro.

—Tranquila...— susurró como si eso realmente ayudara. Sus manos atraparon en caricias el cuello haciendo que ella ladeara su cabeza para tener una entrada más cómoda a la mortal mordida. Sintió el sudor y el calor. Un calor que él no poseía. Extrañamente sus sentidos se agudizaron a tal grado de escuchar la función de cada órgano de ella. Los pulmones haciendo su función, su estomago con la digestión de la comida y sobre todo el corazón que latía a un ritmo apresurado.

Los colmillos arañaron la piel sin hacerla sangrar y cerró su boca depositando sólo un beso en el cuello. El corazón de ella se revolucionó, en su mente comprendía que Violante estaba por tomar una decisión radical. Mas el vampiro estaba inmóvil, escuchando la música corporal de su amada, deleitándose con el sonido de la vida. —No puedo amor... no puedo despojarte de la vida y condenarte a una oscuridad eterna, no puedo arrebatarte el calor de tu cuerpo, el rubor de tus mejillas o el brillo de tus ojos. No puedo sumergirte a la maldad y el hecho de alimentarte de la sangre para sobrevivir...— hizo una pausa y buscó los ojos de ella. —No te estoy rechazando, eres la dueña de mi corazón, mi amante...— dijo en un susurro melancólico.

Abrí los ojos al sentir que me apartaba, delicadas y cristalinas lagrimas yacían atrapadas entre mis largas pestañas, asentí escuchando sus palabras, no podía hablar la voz no me salia, estaba nerviosa, mis latidos muy acelerados, lo sentí acercándose a mi cuello, mi cuerpo se estremeció, mis manos se aferraron a sus ropas, no tenia miedo...no de el, estaba poniendo mi corazón, mi vida, mi alma en sus manos, sabia que quizás lo conocía hace muy poco, pero sabia que la conexión que había entre ambos era única, mágica, y este amor que sentía se daba una sola vez en la vida...mi corazón me lo decía...confiaba en el, pensaba cerrando los ojos nuevamente.

Sentí las yemas de sus dedos en la delicada piel de mi cuello acariciando suavemente, ladee la cabeza dándole mayor acceso, me aferre mas a el cuando sus colmillos arañaron suavemente mi piel, no dolía, no sentía la sangre brotar, no existía herida alguna, suspire suavemente al sentir su beso, mi corazón dio un salto latiendo mas a prisa, todo mi cuerpo se estremeció, mis labios y suspire suavemente, busque sus ojos al oír sus palabras una por una, y nuevamente las lagrimas hicieron su aparición recorriendo mis mejillas perdiéndose algunas entre mis labios, algunas cayendo en mi pecho, sabia que no me estaba rechazando, me lo decían sus ojos, no lloraba por aquello, tampoco me importaba la inmortalidad, solo...por el estaba dispuesta a aceptarla...

Lloraba por algo mas...nunca antes había pensado en el futuro, nunca antes había pensado que tarde o temprano moriría...pero no tenia miedo a morir tampoco...ni a envejecer...no lloraba por mi...pues dicen que la muerte es el descanso eterno...yo...lloraba por él...por mi amado...por que no quería que llegara el día en que la muerte me arrebatara de su lado, por que...no quería pensar siquiera en dejarlo solo....me dolía pensar en él....casi podía imaginármelo en aquella enorme mansión solitario...sufriendo por mi partida...incluso yo, de solo pensarlo podía sentir el dolor que sentiría el...

Mordí mi labio inferior fuerte hasta sacarme sangre hasta sentir su sabor metálico en mis labios, mire sus ojos una vez mas, mis manos se abrazaron a su cuello, me pare de puntas y bese sus labios dulcemente, mientras mis lagrimas seguian recorriendo libres mis mejillas, mis dedos se enredaban en sus cabellos jugando con ellos de manera delicada, deje el beso suspirando contra sus labios, aun rozándolos...-quisiera...pasar cada segundo de mi vida junto a ti...p...por favor....- murmure casi suplicante...después de todo que era una vida comparada con la eternidad?....

Su bella dama comenzaba a excitarlo, sus pensamientos le dolían y era por el hecho de que continuaba aferrado a la idea de no convertirla. Ella no buscaba la eternidad para sí como sus sirvientes, aquellos deshonestos mortales con una lealtad condicionada pretendían alcanzar algo más allá. Se sacrificaba por su primer amor, Violante se ablandó por esas lágrimas que deseaban que el vampiro no sufriera.

El príncipe recibió el beso de sangre que Ainara le ofreció, sintió el calor de la boca y quiso recorrer con su lengua todo el interior, mas no lo hizo. Después escuchó a su amada y miró a Ainara como si viera a una niña que pedía caramelos a sus padres que antes se lo habían negado, así la miraba con ternura. Violante asintió dando un paso atrás. Se aflojó el cuello de la camisa, se despojó del saco que pesadamente cayó en el suelo; continuó con la camisa que fue desabotonando con languidez hasta que la hizo caer mostrando la desnudez de su torso.

Así, medio desnudo avanzo a ella y con la habilidad de un seductor hizo caer el vestido que llevaba puesto su amada, en seguida le arrebató la ropa interior que escondía celosamente los tersos y bien proporcionados pechos. Ella se ruborizó con esa inocencia que lo había enamorado, mas sus pezones ya estaban excitados. La volvió a conducir al espejo, la hizo contemplar su reflejo aquella imagen de una belleza medio desnuda con un deslumbrante collar de diamantes. Ainara mantenía su rubor al ver los ojos de pasión que sobre sus pechos Violante sostenía. —Amor mío, mira ese rubor en tus mejillas, ese color que apareció en ti. La inocente luz de tu rostro. Y veme a mí, soy pálido no tengo un color propio, no me sonrojo, mi rostro no posee luz, sólo un brillo incandescente en mis ojos malvados... Sí deseas estar a mi lado en esa banalidad llamada eternidad te verás como yo— dijo en un tono un tanto persuasivo, después llevó sus manos a los brazos de ella, se estremeció al contacto de su fría piel, las manos descendieron hasta tomar las ajenas y entrelazar los dedos. Los labios de Violante se abrieron paso entre el largo y rubio cabello depositando un beso en el hombro derecho, la mano derecha de Violante acarició el vientre femenino y fue subiendo con una sensualidad que hizo suspirar a la mujer que sentía amaba con todo su ser. Se detuvo en sus pechos y buscó el corazón. —Siente tu corazón, late desbocadamente porque de ti emanan varias percepciones. Tu piel puede ser fría o caliente, se enciende con las llamas de una pasión...— el vampiro la giró y tomando la delicada mano derecha de su amante la llevó a donde debiera latir su corazón, ¿Sientes algo?, en mi reside un corazón muerto mi piel es fría y aunque existe en mi pasiones y lujuria que tu despiertas en mi, mi piel no se enciende, no deja de ser gélida... Sí deseas ser mi compañera, no serás diferente a mí— continuó su discurso con ese mismo tono persuasivo y a la vez tierno. Era como el padre que le explica a una niña que comer muchos dulces hace daño, así era como Violante se dirigía a su bella Ainara.

El vampiro la besó y en la boca de ella soltó un par de lágrimas que recorrieron su rostro. —Te amo— pronunció nuevamente después de el pequeño dialogo que habían tenido. —Es por eso que no quiero obligarte a renunciar a la vida por mí, ya has experimentado la sangre, mi sangre, pero al volverte una hija de la noche se convertirá en una necesidad— se detuvo y es que temía que Ainara se arrepintiera y tomara el camino que Violante le ofrecía, el seguir siendo mortal... ¿pero acaso el príncipe no era lo que sugería? Él se hundía en un dilema que terminaría en las próximas palabras de la mujer mortal que había elegido como compañera.

Me quede observando como se apartaba de mi lado, observando como se quitaba el saco y la camisa, mis mejillas se tiñeron de rosado al observar su torso desnudo, lo sentí acercarse a mi, mi corazón latía acelerado, me quede quieta sintiendo como me despojaba del vestido que llevaba el que cayo a mis pies, luego le siguió la ropa interior, mis senos quedaron a la vista, mi cuerpo se estremeció y un calorcito me recorrió toda, me sonroje aun mas sintiéndome desnuda, expuesta, aun sin acostumbrarme de todo a que alguien mas que yo me viera así, observe el espejo frente a nosotros, mire sus ojos a través del reflejo notando que los de el estaban puestos en mis pechos, de piel delicada, suave, con aquellos hermosos pezones ya erectos adornándolos, como si buscaran llamar su atención obteniéndola...

Escuche cada una de sus palabras, temblé cuando sentí sus manos en mis brazos, sentía aquella caricia fría, entrelace los dedos con los suyos, sin dejar de mirar su reflejo en el espejo, sentí el beso en mi hombro y luego su mano fría recorriendo lentamente mi piel delicada, subiendo cada vez mas, mis labios se entreabrieron dejando escapar un suspiro suave, sintiéndolo allí donde latía mi corazón, volví a oír sus palabras, quede frente a frente, levante la cabeza para mirarlo, apoye mi mano donde debía estar su corazón no sentí nada, solo la frialdad de su piel, cerré los ojos correspondiendo el beso suavemente, sintiendo aquellas lagrimas caer en mi piel, mis manos se abrazaron a su cuello, no quería dejarlo ir...

Volví a oír sus palabras, me aparte solo un poco para observar sus ojos, tome su mano, me mordí el labio nerviosa y negué con la cabeza, suspirando suavecito...
-no me estas obligando a nada...nada de esto a sido una obligación...yo quiero...estar toda la eternidad a tu lado, para siempre...es mi decisión...- murmure abrazándome una vez mas a el, pegando mi cálido cuerpo al suyo tan frio, estremeciéndome contra el, acercando mis labios a los suyos, besándolo suavemente, amándolo cada segundo mas ya no concebía mi existencia sin el, sin este amor que sentía, era mi decisión, y ya estaba segura de lo que quería...yo...quería estar toda la eternidad a su lado

-Mis mejillas tarde o temprano palidecerán...se arrugaran como una flor se marchita...la luz en mi rostro no es por ser mortal...es lo que provocas en mi...la felicidad de estar a tu lado, si mi piel sera tan fría como la tuya...- sonrío...-entonces ya no sentiré que me congelo cuando estas cerca mio, tienes razón, mi corazón ahora late acelerado por ti, es el motor de esto que llamamos vida...pero también se detendrá tarde o temprano...prefiero que se detenga ahora para abrirme paso a la eternidad a tu lado, a que se detenga mañana...cuando ya no aya vuelta atrás para nosotros...yo te amo Violante...solo por eso no me obligas a renunciar a nada...por que por ti...con gusto daría todo lo que soy...

Le respondo sin dejar de ver sus ojos, sonriendo feliz, con lagrimas en los ojos por la emoción, tome su mano esta vez colocandola yo sobre mi corazón, haciéndolo sentir
-tómame...tómame una vez mas, recuerda como se siente la calidez de mi piel, la música de mi corazón, como se ve mi rostro con las mejillas encendidas, con la respiración entrecortada, siente mi suave aliento en tus labios, acariciándolos, hazme tuya una vez mas, memoriza cada rincón de mi cuerpo humano antes de transformarme...guarda cada recuerdo, cada sensación, por que no se volverá a repetir...y una vez convertida ya no habrá vuelta atrás....- me acerco a besarle los labios una vez mas, suavemente, tomándome todo el tiempo del mundo, nos esperaba la eternidad...

Violante se excitó cuando ella se abrazó a él, cuando sintió el cuerpo cálido estremecerse entre sus brazos. La escuchó con atención, maravillándose con cada palabra; calmaba de cierta manera esa falsa idea de arrebatarle algo valioso. Desde un principio sabía la honestidad de la decisión de su amada mas era quizás su capricho volverla a oír. Contempló esos ojos bellos y dejó que su mano condujera la de él al corazón de ella. Después lo que continuó en el discurso de Ainara casi le arrancó las lágrimas. ¿Alguna vez encontraría a una mujer que lo amara como lo hacía la mortal que volvía a pedirle que la poseyera, tomar ese cuerpo cálido y amarlo? Lo dudaba.

—Por supuesto— dijo seductivamente después de tan grandioso beso. Las manos de Violante la tomaron de la cintura y en caricias se dirigieron a su espalda, luego sus labios besaron el cuello femenino, ella echó su cabeza hacía atrás dejando su cabello suspendido y permitiendo al vampiro una mayor movilidad. Con su lengua fue descendiendo hasta sus pechos, los beso un tanto salvaje y aprisionó uno de sus firmes y magníficos pezones en la boca gélida, los torturó con sus colmillos escuchándola jadear. La excitación de Violante no se hizo esperar y pronto se formó un bulto en su pantalón. El príncipe llevó una de sus manos a la braga de su amada, moviendo sus dedos en la zona erógena.

Poco a poco fueron retrocediendo entre los jadeos de ella a la amplia cama que a partir de ese momento les pertenecería a ambos y donde para toda la eternidad sería el ring de millones de encuentros sexuales. Al llegar al borde ella cayó a la cama, Violante la despojó de sus bragas dejándola completamente desnuda. Se dedicó a examinar el cuerpo que ardía en una pasión que apenas podía ser controlada, por su parte Violante se desprendió de su pantalón seguido de su ropa interior exhibiendo su desnudez.

Subió a la cama donde la esperaba ella y fue de inmediato a besarla, fue un beso prolongado, para nada escandaloso como solo los enamorados son capaces de hacer. Cuando terminó él la tomó de la cintura con esos brazos delgados y extremadamente fuertes llevándola hasta la cabecera, donde el nido de almohadas. Sus labios volvieron a unirse y ambas zonas erógenas rozaron arrancando un gemido también de Violante, su excitación se movía afuera de la vagina ansioso de probar el interior, ella ardía y si Violante fuera mortal también lo haría. —Disfruta este momento porque olvidarás como sienten los humanos estos deseos carnales, Ainara princesa mía recíbeme en tu interior una vez más— se escuchó un tanto cortés y con su mano guió su excitación a la ansiada fuente de la vida y con lentitud fue penetrándola arrancándole tantos gemidos como los que él no pudo ni quiso callar.

No por que me aya entregado a el quería decir que estaba menos nerviosa, mas bien al contrario, cada vez mi cuerpo temblaba mas con sus caricias, con sus besos, mi cuerpo respondía temblando, pegándose a el, la temperatura se iba elevando, mi respiración se iba agitando cada vez mas y mas, los jadeos comenzaban a escapar de mis labios entreabiertos, me tomo por sorpresa sentir sus fríos labios en mis pezones, los que al contacto se endurecieron mucho mas, deje escapar un gemido de placer cuando sentí su mano allí, entre mis bragas, cerré los ojos avergonzada, comencé a retroceder a medida que el se iba acercando, sentí la cama tras de mi y caí a ella, sentí como me quitaba las bragas, dejándome completamente desnuda para el, lo mire nerviosa y sonrojada, observando con sorpresa su desnudez, sonrojandome mas, lo sentí enseguida junto a mi, comencé a corresponder sus besos de manera apasionada, entregándome totalmente a el, lo sentí tomándome de la cintura para acomodarme, abrí los ojos mirándolo, pero los volví a cerrar cuando sentí sus besos una vez mas, gemí contra ellos cuando sentí su excitación rozando aquel cálido y húmedo lugar oculto entre mis piernas, los gemidos y jadeos que escapaban de mis labios no se hicieron esperar.

Escuche sus palabras y mire sus ojos levantando mis manos para abrazarme a su cuello, acaricie sus cabellos, y bese sus labios suavemente...-te amo...- dije gimiendo en sus labios al sentir como se abría paso a mi interior, mi corazón se acelero aun mas, al igual que mi respiración, me aferre a el, separando las piernas un poco mas, gimiendo al sentirlo profundo, llenándome, mi cuerpo se arqueo hacia el, me mordí el labio inferior, mi cuerpo se adaptaba perfectamente al suyo, era como si, fuéramos dos piezas de un puzzle que encajaban a la perfección, mis cabellos estaban desparramados por las almohadas, mis manos acariciaban los hombros, brazos y la espalda ajena, mis labios robaban uno que otro beso de los suyos, todo mi cuerpo reaccionaba a sus caricias, me volvía loca, el calor era tanto que tenia que en cualquier momento mi cuerpo entrara en combustión, mis manos arañaban su espalda, arqueandome a el, mis caderas comenzaban a moverse por si solas contra el, en un vaivén suave, lento, profundo, no dejaba de aferrarme a el como si quisiera fundirme con su cuerpo...


(lamento la tardanza y lo corto, esta semana hasta la próxima andaré medio atareada y perdida, pero are lo posible por responder lo prometo)

Ainara estaba totalmente entregada a él, realmente lo amaba y nada tenía que hacer su poder de seducción. Su sexo no tenía comparación. Era verdad que en su larga vida él había poseído cuerpos vírgenes a montones, había arrebatado inocencias y conquistado a las más bellas mujeres que pocos hombres son capaces de conocer. ¿Pero por qué era tan especial Ainara, por qué ella le arrebataba suspiros e inclusive gemidos en ese encuentro sexual, por qué en la mente del vampiro no se encontraba el concepto de sexo con Ainara sino hacer el amor con ella?

Había reconocido que la amaba, la aceptó como su compañera... Pero acaso en aquella época con Benelope no mencionaba amarla incondicionalmente y pese a ello nunca se refirió a hacer el amor, para él siempre había sido tener sexo ni más ni menos. Y Violante comenzaba a temer al sentimiento que Ainara le provocaba y los deseos de convertirla se incrementaron. No deseaba perderla.

Su bella amante comenzó a moverse por sí sola haciendo que las embestidas fueran más profundas y salvajes. Ella rasguñaba la piel del vampiro que no mostraba herida alguna pese a que ella mantenía muy ancladas sus uñas. Ambos gemían y se besaban con pasión, como si no existiera un mañana. Y que era muy irónica pues realmente para ella no existiría un mañana, ya nunca más vería la luz del sol y quizás a su familia. ¿Pero eso le importaba al egoísta príncipe? Sí, lo que era totalmente extraño en él y que seguía asustándolo.

De pronto Ainara trenzó sus piernas entorno a la cintura de Violante aprisionándolo e inutilizando la excitación que profundamente se mantenía en el ardiente vientre de su amada. Los ojos del príncipe se abrieron extasiado, satisfecho, era como si hubiera tenido un orgasmo, sí exactamente lo que experimentan los humanos. El vampiro respiró agitado, no porque realmente lo estuviera, sino como un reflejo sexual. Tomó de las caderas a Ainara y se levantaron de tal manera que él quedó sentado y ella en horcajadas encima de él justo como lo estuvieron en el carruaje cuando la poseyó por vez primera.

—Mi bella amante, mi eterna compañera irradias una sensualidad que opaca la mía. Te amo, ahora recibe de mi la sangre— dijo y la besó, luego se mordió la lengua dejando que el líquido embriagara la lengua y más tarde la garganta ajena. Ella se estremeció y en una reacción sorpresiva para el vampiro comenzó a mover sus caderas reiniciando la danza sexual.

OFF:

Seguía moviendo las caderas cada vez mas fuerte, mas rápido, sin dejar de gemir su nombre una y otra y otra vez, sin dejar de aferrarme a el como si fuera el único salvavidas del que podía aferrarme, el calor era mayor, los temblores recorrían mi cuerpo de la cabeza a los pies, lo sentía profundo en mi interior, llenándome, quería, deseaba estar a su lado siempre, no apartarme nunca de el, no me importaba mi familia, no me importaba mi prometido, no me importaba nadie mas que el, solo mi amado Violante... a quien había escogido por propia decisión, mi deseo...pertenecerle siempre, por toda la eternidad...

El orgasmo recorrió mi cuerpo, arqueando mi cuerpo al de el, pegándome mas a el, gimiendo su nombre una y otra vez, gimiendo a su oído lo mucho que lo amo, enredando mis piernas en su cintura, aferrada a el, quería seguir sintiéndolo profundo en mi, deseaba sentirlo por completo aun, gemí cuando me dejo sentada sobre el a horcajadas, mire sus ojos escuchando sus palabras, sonreí de manera dulce, feliz, cansada...-te amo...- murmuro junto a sus labios, correspondiendole el beso, mi cuerpo se tenso y tembló al sentir, la sangre...su sangre llenar mi boca, recorrer mi garganta, bebiendo de el, de sus labios, sin dejar de besarle, gimiendo contra el sintiendo como comenzaba a moverse una vez mas, mis caderas comenzaron a moverse, hacia arriba y abajo, mas rápido, pegándome a el, abrazándome a su cuerpo, sintiéndolo profundo...llenándome

Mi cuerpo respondía al tuyo, a tus caricias, a tus besos, no dejo de corresponder aun arañando tu espalda con fuerza, mis cabellos caían en cascada sobre mis hombros, por mi espalda, mis piernas permanecían enrolladas en su cintura sin dejar de moverme, besaba y mordía sus labios, pegada a su cuerpo, mis senos se aplastaban contra su torso, solo me dejaba llevar completamente perdida en lo que me hacia sentir, mis caderas comenzaron a moverse mas rápido, mas fuerte, jadeo contra sus labios tratando de respirar, mi corazón latía a toda prisa, abro lentamente los ojos mirándolo...-te amo Violante...- murmuro agitada, sonriendole feliz, suspirando en sus labios, acaricio su rostro, sus cabellos, abrazada a el, volviendo a besar sus labios una vez mas...

Escuchar a Ainara decirle que lo amaba lo excitaba a un nivel que no podría ser comprendido. Ya había escuchado esas palabras incontables veces, mas todas se encontraban hechizadas, eran palabras vacías o impulsadas por sus poderes. Peor era distinto con Ainara, su corazón hablaba, su inocencia y pureza que conquistaron a Violante.

El sexo se tornó un poco salvaje, ella ya sudaba e impregnaba con su olor natural el cuerpo del vampiro que jadeaba como nunca lo había hecho. Ella era su mejor amante y a quién estaba dispuesto a entregarle todo lo que le pidiese.

De pronto Violante mordió uno de sus senos haciendo que sangrara, después le tomó la muñeca izquierda e hizo lo mismo. La sangre manchaba las sábanas mientras continuaba la danza entre los amantes. Pronto la herida de la muñeca bañó la mano femenina, mientras la del seno pintaba el torso de Violante con los ardientes choques de cuerpos.

El príncipe la tomó de las caderas y la embistió con más impulso, penetrandola de forma ruda y con una velocidad superior al mortal, como si pretendiese provocarle un pronto orgasmo. Los gemidos se incrementaron, su corazón se aceleró aún más y el tono de su piel comenzó a perder color; cuando ésto sucedió el vampiro la mordió en el cuello y bebió con avidez. –¡Amada mía recibe el don oscuro, adopta la inmortalidad... convierte en mi eterna amante!– dijo por medio de la mente un truco que usaría por última vez ya que después de convertirla en su vástaga se cerraría el canal telepático para siempre.

Rápidamente el cuerpo de Ainara perdió color, su corazón latía más débil y sus pensamientos no eran del todo claros, unos espasmos finales y el corazón se detuvo por completo... Ainara estaba muerta.

Violante la recostó en la cama mientras salía de su interior, la contempló unos instantes, ¿cuánto admiraba Violante la belleza de su compañera? Ni siquiera él tenía la certeza de afirmarlo. El príncipe exhaló contemplando las heridas que él le provocara, heridas que sanarían cuando ella regresara como una no-viva, como una vampiro.

—Te amo... Regresa a mí— exclamó en un tono tierno y provocándose una herida grande comenzó a verter su propia sangre en la boca de Ainara. El elixir metálico se introdujo por la garganta hacía el esófago, después se integró a las venas y comenzó a circular por todo el cuerpo. Violante la tomó por la cabeza levantándola a él sin dejar de suministrarle su sangre. Pronto el cuerpo de Ainara comenzó a sufrir espasmos, sus ojos se abrieron y se abalanzó sobre la muñeca de Violante... ahora era su turno de beber de él por su propia cuenta.

Mis manos acariciaban su espalda, sintiendo sus movimientos, moviendo mis caderas a su vez, un grito escapo de mis labios al sentir la mordida en uno de mis senos, me arquee hacia él sintiendo como desgarraba mi muñeca sentí la sangre cálida derramándose a una velocidad apresurada, mis uñas se aferraban a el, aquellos movimientos mas fuertes y rápidos hicieron que mi corazón se acelerara aun mas, los gemidos aun abandonaban mis labios entreabiertos, pese a todo no fui consciente nunca que moría en sus brazos...el orgasmo llego a mi cuerpo cuando mordió mi cuello y bebió de mi, mi cuerpo se convulsiono con aquel delicioso orgasmo, mis ojos se cerraron, tenia mucho frio, pero no era consiente de nada solo de él, de sus labios en mi cuello, bebiendo de mi, de el aun en mi interior llenándome, escuche sus palabras, sentí mis latidos mas y mas lentos, me aferre a el con ambas manos, mi cabeza era un caos si, pero en todas las imágenes y pensamientos estaba él, solo él, mis ojos se fueron cerrando poco a poco hasta que todo se volvió oscuro y solo...deje de sentir...deje de estar...unos espasmos y la muerte se abalanzo hacia mi aferrándome en sus brazos

Mi cuerpo yacía inmóvil, pálido, sin vida, el rojo manchaba su piel, pero no era el color de la vida, era el color de la sangre, de su sangre al ser derramada, su rostro era delicado, solo parecía dormir, sus cabellos estaban revueltos sobre la almohada, de pronto...fui arrebatada de los brazos de la muerte, temblaba, mi cuerpo se sacudía de manera violente, sentía aquel sabor metálico en mi boca, aquel delicioso sabor que probé como humana y que ahora seria mi ubico alimento, mis ojos se abrieron de golpe, la oscuridad dejo de existir, mis labios se cerraron en torno la herida de la muñeca, mis manos se sujetaron de su brazo para que no lo apartara de mis labios, mis ojos buscaron los suyos, ahí seguía, aquel sentimiento...el amor que sentía por el no había cambiado, levante mi mano para acariciar su mejilla, separe mis labios de la herida, unas gotas de sangre escapaban de ellos, mi lengua se encargo de atraparlas...

-Amor mio...- susurre acercando mis labios a los de el, me lleve una mano al pecho, no sentía mi corazón, ya no latía, ni siquiera por esto que sentía...era....extraño...lo extrañaba, extrañaba sentir como se aceleraba cuando estaba a su lado, pero de algún modo sabia que no necesitaba eso para sentir lo mucho que lo seguía amando...me sentía tan perdida en mis pensamientos, pero lo único que tenia claro era esto...que lo amaba, comencé a reír feliz, bese sus labios...lo amaba, no tenia mi corazón para que me lo dijera, pero...sabia que era así...era...una certeza tan grande como que la sangre era roja....

No sabia como me veía ahora a sus ojos...pero era lo de menos, mis brazos se abrazaron a su cuello y mis labios besaron los suyos....-te amo...- repetía entre besos, sin dejar de sonreír, me aparte un poco para mirar sus ojos y quedarme así, sin dejar de abrazarlo...mis heridas ya se habían sanado y ni siquiera había sido consciente de cuando...para mi solo existía él...

Verla resurgir, verla con sus nuevas fuerzas y la nueva apariencia que no disminuyó la belleza de la que decidió entregar no sólo el don oscuro, sino también su amor. Hizo sonreír a Violante, la besó con ternura y aunque en él aún sentía los arrepentimientos, la sonrisa de su amada, sus expresiones le comenzaban a tranquilizar. Los cuerpos desnudos seguían abrazados, pero ahora ambos estaban fríos, ahora Violante había dejado de escuchar los latidos de su amada. Aquellos latidos que le indicaban los sentimientos de su amante y eterna compañera. Pero si de algo estaba seguro era que ella le amaba... ¿por cuánto tiempo lo hará? Esa era la pregunta.

Violante había escuchado por más de un vampiro que los vástagos terminan odiando a su creador y aunque aún no le sucedía a él con Dragos, se comenzaba a preguntar su sucedería con Ainara. Entonces Violante recordó a su primera vástaga y quién fuera su amante, Saskia Bornago. No había pasado mucho desde el encuentro con la perfumista pero para Violante le era claro que ella se vengaría de él así como del vampiro que anteriormente le hiciera daño.

–¿Buscará vengarse tomando a Ainara?– temió sin demostrarlo expresivamente. El que Ainara ahora fuera también un vampiro le tranquilizaba un poco aunque estaba decidido a irse de París, marcharse a los Países Bajos y vivir con su amada quien se convertiría en la princesa si así lo autorizaba Dragos... –Dragos– pensó el vampiro, ¿qué pensaría su maestro de la decisión de Violante; Le rebatiría algo, le llamaría imprudente... Pero acaso él no hizo lo mismo con Amanda?, la maldita vampiro que lo apartó de él y que sin embargo despertaba en Violante un deseo de poseerla.

Entonces sintió un escalofríos, si alguien debía de temer era a Amanda, ella tenía la capacidad de cambiar la vida de quien se le antojara. No existía nadie con una manipulación como la de ella, tenía que huir, irse de ahí con su amada. Huir de sus reyes, huir del mundo...

De pronto sintió que Ainara lo miraba de una forma como nunca lo había hecho, una mirada preocupada pero no de ella, sino de él, de quién decía amar, del que era su primer amor. Violante se dedicó a examinarla, ya no podía leerle la mente, no se explicaba el porque se bloqueaba el canal telepático entre creador y vástago, peor así sucedía. Era por esa cuestión que ahora le era totalmente imposible saber lo que su amada pensaba.

—¿Quieres contemplarte amor mío?— preguntó de forma coqueta y la vio asentir, entonces ambos desnudos caminaron al espejo. Las mejillas de ella ya no mostraban rubor, ya nunca más lo harían. Aún conservaba un poco de color pero al pasar de los días se volvería blanca sin remedio alguno. Sus ojos poseían un bello brillo y sus labios mostraban un color carmesí. —Aún me pareces el ser más hermoso de la tierra... Te amo mi bella Ainara— dijo como si pudiera leer la mente de Ainara, aunque se trataba de una conjetura. —Ahora eres para siempre mía, así como yo lo seré para ti. Ahora ostentaremos un amor para toda la eternidad— le dijo con voz sensual y besó uno de sus hombros, luego ella se giró y sus labios se unieron en un beso casto.

Me observe al espejo con atención, casi no podía creer que esa persona en el espejo fuera yo misma...parecía una persona diferente, pero sabia que era yo, estaba segura de ello, las palabras de mi amado me hicieron sonreír, estaba segura que de haber sido aun humana probablemente me habría sonrojado por completo, me mordí el labio inferior fijando mis ojos en los suyos a través de reflejo en el espejo, me parecía que cada segundo lo amaba mas, sentí y lo observe besando mi hombro, me gire besando suavemente sus labios...-también te amo, cada segundo que pasa siento que te amo mas y mas...y si...ahora estaremos juntos para toda la eternidad...- le respondí con una sonrisa feliz, sin dejar de mirar sus ojos, acariciando sus mejillas con una mano mientras lo observaba...

Extrañaba en parte ser humana...mas bien extrañaba las reacciones que habría tenido mi cuerpo de estar así junto a el, una parte de mi esperaba reaccionar en cualquier momento de la misma manera pero enseguida recordaba que ahora no era humana, me abrace a el apoyando mi frente en su hombro, cerrando los ojos, rozando la punta de mi nariz en su piel, mis manos acariciaron sus cabellos y mi cuerpo se pego al de él sintiéndolo, ya no lo sentía frio o no tanto como antes al menos...

-Que aremos ahora amor mio?...- susurro mientras disfrutaba sintiendo los aromas, los sonidos que me rodeaban, escuchando claramente incluso como caía un alfiler sobre una mullida alfombra en el otro extremo de la mansión, era sin duda maravilloso, los aromas...sentía claramente cada uno de ellos y sabia que era, de donde venia, mis dedos se pasearon por la espalda de el, siguiendo el camino de su columna vertebral, disfrutando de la sensación mientras me embriagaba con los aromas y sonidos, al igual que del tacto de su piel...de sentirlo pegado a mi cuerpo, mis cabellos acariciaban mi piel y la suya, mis senos aun suaves estaban aplastados contra su torso, rozándose con él...pensaba que podría quedarme así junto a el eternamente


Off: perdón la demora y lo corto u.u e andado con una mala racha, pero que sepas que no te dejare abandonado, pase lo que pase o tarde lo que tarde va? ^^ nos vemos

Violante suspiró mientras las escuchaba, -¿Quién será el ingenuo en este cuanto, ella o yo?- pensó el príncipe luego de escucharla. Pero no dijo nada, sólo llevó su dedo corazón derecho una la barbilla de Ainara y la hizo que lo viera, luego unieron sus labios en un nuevo beso. —Ainara amor mío, recuerda que esta noche saliste a dar un paseo y esperan que regreses. Pero no quiero que te vayas así que mandaré una carta con mi sello diciéndoles que eres mi invitada y no llegarás posteriormente arreglaremos nuestra unión y regresaremos a los Países Bajos[/b][/color]— Violante la besó en la frente y tomándola de la mano caminaron hasta el escritorio. Allí sacó una pluma y tinta, también se hizo de un papel y comenzó a escribir a manuscrito la carta dirigida a los Betancourt.

Cuando terminó imprimió el emblema real del reino de los Países Bajos y metió la carta en un sobre, la selló con laca e hizo que ella anotara la dirección. Una vez se realizó todo ese procedimiento él la tomó de la mano y regresaron a la cama, —hay que vestirnos, tendremos que salir para que te alimentes de un mortal y podamos descubrir tus habilidades— así le dijo e hicieron justamente lo que él muy sutilmente le ordenó.

Cuando terminaron salieron del cuarto con la carta en mano, él sosteniéndole la mano. Llegaron a la sala de estar y ordenó algo agresivo a su despreciable cochero que miraba a Ainara con una fascinación que era hasta cierto punto irritante. El cochero salió sin chistar y sin dejar de ver a la que de ahora en adelante sería su ama, claro si Violante o ella no lo mataban antes.

Esperaron a que el coche se pusiera en marcha, después salieron a la noche. —Observa la noche amor mío, ya nunca más verás el sol— le dijo y salieron para solos moverse hasta la ciudad como los depredadores que eran.