En el camino de la vida, todos llegamos a descarrilar

por **Lola Johnson** Lun Ene 09, 2012 8:00 am

Estaba arreglándome en mis aposentos para la fiesta de esta noche, una más como otra cualquiera en un mundo de cortesías, sonrisas, vinos y falsas apariencias. No había tenido un buen día en el laboratorio y la apatía había embargado todo mi cuerpo, que aburrido empujaba fuertemente de los lazos para que la sirvienta me encorsetase.
Era una fiesta de clase alta donde no podía faltar debido a que tenía que cerrar un negocio fuera de los límites burocráticos con el general Smith, un viejo gordo que era respetado por sus años gloriosos que no habían impedido que su figura se desmoronase ante el alcohol y las mujeres. Lo llevaba tiempo planeando: me había puesto un vestido sinuoso de protuberante escote adornado con unas plumas para que no pareciese de mal gusto. Necesitaba su firma en aquellos papeles, necesitaba el silencio y enterrar el asunto de las prácticas ilegales del laboratorio lo más profundo que pudiese, si hacía falta lucir y beber, no pondría ninguna objeción.

Llegué temprano al palacio, muy iluminado con fogosas antorchas y vestidos de ricas mujeres bamboleando por los cuidados jardines y entré al salón de baile, donde seguramente estaría bebiendo y viendo a las más jóvenes charlar tímidamente sobre los nobles que irían llegando. Me coloqué al final de la sala, sentada en una bonita silla tapizada en terciopelo rojo y esperé mientras comía uvas a que ese asqueroso gordo nos deleitase con su gruesa figura.

por **Nirole Eilen** Miér Ene 11, 2012 3:24 pm

-Gota a gota te hice mío muchacho, ahora no escaparas, dejame darte placer con esta pequeña caricia de mis colmillos sobre tu fina piel, elgante,suave...-le susurré al oído mientras deslizaba el dorso de mi mano derecha sobre su mejilla con coloretes, que le daba un toque, como decirlo, femeniino.A conjunto con su pelucón color ebano, adornado con un lazo azúl casi desecho, por el manoseo de mis manos enellos mientras tomaba de su interior.-Dulce y esquisito oro,¡oh! dulce caricia de la ardiente muerte que dichosa eres-pensaba para mi mismamientras dibujaba en mis labios una sonrisa sombrío.Observio la mordida que le proporcione en el cuello y despué.Le dejo caer,sin que pueda sostenerse al árbol que había tras él,la ropa se rasga, no me fijé en ellas pero tampoco me importa.Deslizo mi dedo indice sobre mis labios y me limpio el sobrante que se derramo de mis labios, los cual pintaban por enciman el rojo carmin que llevaba en ellos.Lo dejé tendido sobre la hierba de los jardines de donde me encontraba, Palacio Royal, de nuevo allí.

Me giro sobre mis talones para dirigirme al interior, observo a mi alrededor mientras mis pies se deslizan por la hierba, acariciando el perfil de mis dedos, un leve cosquilleo, que es menor sonido a las conversaciones que se entablaban a mi alrededo,tocados bastante curiosos otros un tanto antiguo, me atrevería decir, pero eso si sus ropas eran para la ocasión variedad de colores y conjunto.Al igual que yo, cuyo peinado recogia todos mis cabellos en un moño, con solo mechon decorando ya cariciando mis rostro al moverme,un elegante vestido abonbado por el cancán que llevaba para elevarlo, un escote poco pronuncado dejando los hombros al descubierto,de color azul electrico,oscuro ,sus bordes de puntilla color oro, y pies que no se veían, por la largura del vestido, me detengo al entrada,¡Pero que diablos!, traen incluso a sus mascotas,horroroso.Entre, pasando por entre las gentes, haciendome hueco, paso el brazo por medio de una pareja para tomar una copa de gustoso vino , me miran pero hago caso sumiso a ello dedicandole una mirada de pocos amigos.Retiro el brazo con la copa y me muevo más me voy hacia el centroo del salón donde reinan en presencia majestuosos sillones de terciopelo rojo, donde se ve a una fulana con su cliente,¿gustos caros?,río y barro con la mirada buscando algo interesante.Capto una coversación del sofá cercano, miro a ambos y enarco una ceja, observo a la muchacha y sonrío mientras acerco la copa a mis labios, la conversación pintaba interesante.

por **Lola Johnson** Jue Feb 23, 2012 9:42 am

Estaba mirándole con recelo y nervios que explotaban y me hacían sentirme irritada y furiosa conmigo misma. Debía sacar ese valor del que tanto solía vacilar y usarlo por una vez correctamente, pero cuando necesitas algo faso, pocas veces lo tienes. Fue por eso por lo que aquella noche necesité que el dulce licor corriese por mis venas para saltar a la acción, y caminando apresuradamente me dirigí a la montaña de copas de champán blanco y busqué un vaso de cristal para volcar en él unos hielos y servir un tintado Whisky. Suspiré viendo cómo la cascada de color caramelo bañaba los hielos haciéndolos crujir y romperse a su paso, bebí casi todo de un trago y repetí la misma maniobra. La garganta me ardía hastiada del mismo sabor y sentía mi fuerte aliento al respirar aceleradamente, estaba decidida a hablar con ese hombre, necesitaba su ayuda y odiaba depender de nadie. Si por mi hubiese sido, en aquel mismo momento le habría pateado y echado de allí, no por ninguna razón de peso en concreto si no por a envidia que me llenaba al verle poderoso y tranquilo. Por fin me decidí y le aferré el brazo mientras muy seria le dije que tenía un problema. Él me miró con una mueca de sorpresa y asco y me dijo que el problema era sólo mío y que él no iba a hacer nada al respecto puesto que sus manos no eran las que estaban manchadas. Me sentí impotente y frustrada, lo odiaba a muerte y deseaba patearle así que le pellizqué con fuerza su entrepierna y le gruñí que se dirigiese al balcón. Las cosas no pasaron como yo había planeado, mis sentimientos de inferioridad se manifestaron transformados en rabia, la cual no pude controlar.
Una vez en el bacón esperé a que terminase de disculparse con otros invitados que lo miraban boquiabiertos y acudiese a donde me encontraba. No podía creer que esa locura que cometí le hiciese venir, no podía creer que hubiese frenado a los guardias presentes y hubiese decidido a acudir para hablar del trucado negocio. Esa extraña respuesta me hizo meditar en qué se vería aquella bola de grasa metida, qué asunto sería tan grave como para poder destrozare la vida y rebajarse a un nivel en el que se tragase su orgullo y me siguiese. Estaba totalmente atónita aunque mantuve la seriedad en el rostro y una actitud dura, pues debía aprovechar que había captado su atención para que firmase los papeles de la limpieza de sangre ocurrida n el laboratorio.

-Me alegro de que haya usted entrado en razón; recuerde que puedo hacer que se arrodille como un perro y lama la punta de mis botines.

Entendí al momento que mis palabras habían sido demasiado aventureras empujadas ahora sí por el alcohol y eliminando todas mis posibilidades de triunfo, pero para mi sorpresa su rellena cara sonrió plegando los rechonchos carrillos e iluminando sus ojos mientras me dijo ansioso:
-Sí, es eso lo que quiero que me hagas, seré tu perrito…aarrguuauf!
No pude seguir finjiendo mi frialdad y mis cejas se enarcaron ante la sorpresa…¿realmente me había gruñido? Nunca antes imaginé que un pez gordo tan rico y poderoso tuviese unos gustos sexuales tan desviados, pero si duda me habían salvado de un gran problema…llevándome a otra aventura un tanto extrañad e la que agobiada, no supe salir.

por Contenido patrocinado

En el camino de la vida, todos llegamos a descarrilar

En el camino de la vida, todos llegamos a descarrilar

Re: En el camino de la vida, todos llegamos a descarrilar

Re: En el camino de la vida, todos llegamos a descarrilar

Re: En el camino de la vida, todos llegamos a descarrilar